Capítulo 3.- Pensando
Arrastrando mis pies logro llegar a mi casa, mi cuerpo duele todavía a pesar que ya han pasado un par de horas, solo deseo tirarme en mi cama y dormir de ser posible hasta mañana.
Me abro camino entre las cosas que tengo tiradas en el suelo, más que nada ropa y cajas de comida rápida, lo cual me recuerda que no ingerí alimento en todo el día y probablemente así me quedaré porque no voy a salir y el refrigerador está vacío.
Me dejo caer sobre el viejo colchón con todo y zapatos y gruño por el dolor que siento. Estoy de espaldas y miro al techo desgastado frente a mí. Este lugar es horrible y yo no hago nada por mejorarlo, no tiene caso de todas formas, no planeo quedarme aquí por siempre; cuando encuentre a mi madre, voy a escapar y me iré lejos con ella, le pondré su casa y la arreglaré como es debido, ya tengo el dinero suficiente ahorrado. Solo necesito su dirección y me largaré.
Acomodo mi cabeza en mi incómoda almohada y cierro los ojos, pasé horas inconsciente y aun así siento que lo único que quiero en este momento es dormir.
Escucho ruido en la puerta, alguien acaba de entrar, no cerré con llave, lo olvidé por completo. Inmediatamente mi mano se desliza debajo de mi almohada y saco un arma y apunto hacia la puerta de mi habitación esperando al intruso. La manija gira y se abre la puerta.
—¡¿Acaso duermes con esa cosa en las manos?!
Mi amiga Shanik acaba de entrar, su voz ruidosa llena todo el espacio. Pongo mis ojos en blanco y gruño en molestia. Ya la conozco, no me dejará dormir, ella habla sin parar SIEMPRE.
—Vete.
No tengo ánimos de hablar con nadie, ni de moverme siquiera. Guardo de nuevo la pistola debajo de mi almohada y no entiendo qué tiene esta mujer en la cabeza, pues acabo de correrla y se ríe mientras camina hacia donde estoy acostado.
—Cariño, te ves de la mierda.
Me dice al momento que se sienta a mi lado viendo mi rostro.
—Gracias por la información que no te pedí.
Gruño de nuevo y cierro los ojos. Ella iba a responderme otra cosa, pero escuchamos la puerta de nuevo. Inmediatamente introduzco mi mano debajo de la almohada para tomar la pistola pero Shanik detiene mi mano y niega con su cabeza. Entrecierro mis ojos molesto, de seguro se trata de alguno de los lamebotas de Lance y estoy tan molesto, que matar a solo uno de ellos no me fue suficiente y ahora mi amiga está estorbándome.
—Confía en mí.
Shanik sonríe contenta, no sé cómo puede sonreír todo el tiempo con la vida de mierda que llevamos. Ella se prostituye en las calles y yo estoy atado a un imbécil que tiene en su poder a mi madre y los recursos suficientes para hacerle mucho daño. En fin, estoy muy cansado y obedezco a mi amiga, suelto el arma y quedo recostado como cuando ella llegó, después de todo, volar la cabeza de alguien, no es algo que Shanik deba presenciar, su vida ya está muy jodida y no necesita de mis problemas.
Los pasos se escuchan cerca, alguien se aproxima a mi habitación. Shanik alborota su cabello largo y negro, y no entiendo qué carajos pasa por su cabeza porque se quita la blusa y el sostén, dejando al aire sus enormes pechos y se monta sobre mí, que estoy acostado. Toma mis mejillas y me besa.
¡Joder! ¡¿Por qué carajo todo mundo piensa que puede besarme?! Me lleva la putamadre otra vez.
—Tú sí que no pierdes el tiempo, Iran —esa es la voz de Curtis, la reconocería aún en el mismísimo infierno— pensé que con la paliza que te dimos, estarías como fiera enjaulada. Debo decir, que me sorprendes.
—Hola, Curtis —mi amiga se despega de mis labios y lo agradezco, me guiña un ojo y se baja de encima de mí con su coquetería natural y su sonrisa inocente, luego hace un puchero mientras sonríe—, estábamos empezando con la mejor parte y viniste a interrumpir.
—Yo puedo darte mejores atenciones hermosa Shanik, te pagaré lo que quieras muñeca.
Curtis mira a mi amiga con lujuria y hambre, así que hago de todo mi esfuerzo para ponerme en pie.
—Iran no paga nada cariño, él es mi dulce favorito, pero si a él no le molesta, nos arreglamos después.
Llego hasta Curtis y lo tomo por la camisa, por lo menos la furia que siento me sirve para moverme y lo empujo bruscamente contra la pared.
—Sí me molesta, así que no arreglarán nada —sentencio y aclaro para que Curtis se mantenga alejado—, ahora dime ¿qué carajo haces en mi casa?
—Traje tu teléfono —de su pantalón, saca la pieza y lo suelto bruscamente para tomar mi celular— Lance lo tomó para revisarlo, solo encontró llamadas recibidas de la bella Shanik, así que ya está tranquilo. Él pensaba que planeabas algo en su contra en conjunto con Romex.
—Vete a la mierda Curtis, no planeo matar a Lance en conjunto con nadie. Ya me entregaste el teléfono, ahora lárgate.
—Lance te espera mañana a primera hora.
Es lo único que me dice y se larga dando una última mirada a los pechos desnudos de Shanik. Qué imbécil.
Una vez que se va, voy detrás de él y cierro la puerta con llave y regreso a mi habitación, levanto la blusa y el sostén de mi amiga y los pongo en sus manos.
—Vístete.
Ordeno y me meto a la ducha, solo el agua podrá controlar mi malestar un poco.
Cuando ya me siento más tranquilo salgo a la sala de estar y me siento en una de las sillas a un lado del comedor, Shanik ha levantado un poco del tiradero que tenía en el suelo y en cuanto me ve llegar camina sonriente hacia mí y trae consigo su bolso. Ella es como un sol en un lugar donde la oscuridad es lo único que prevalece. Es la única amiga que jamás conocí y no me importan las consecuencias que vengan hacia mí, si Curtis intenta poner sus manos en ella, aunque Lance arremeta en mi contra, voy a matar al bastardo.
Shanik abre su bolso y saca un pequeño recipiente con alcohol y algodón.
—¿Traes una farmacia en tu bolso?
Gruño al hablar, a veces no puedo evitar mis malos modos.
—Es algo básico tener primeros auxilios conmigo cuando vengo a visitarte, creo que Lance patea tu culo a diario.
Por su tono, sé que bromea conmigo pero casi tiene la razón. Casi.
Ella empieza a pasar el algodón con alcohol en la herida de mi brazo, el escozor me hace gruñir de nuevo.
—Ahora sí se le pasó la mano ¿qué hiciste para enfurecerlo tanto?
—Fallé un tiro.
Miento, todavía no sé por qué lo dejé vivo.
—Tú nunca fallas un tiro.
Shanik me mira a los ojos, se dio cuenta que le mentí.
—¿A quién dejaste vivo?
—Un tal Balton.
—¿Balton? —ella tuerce un poco la boca mientras hace memoria— Me suena ese nombre...
—Olvídalo, no lo conoces.
Me pongo de pie, por lo menos tengo agua en la cocina, muero de sed.
—¡Es un chico de Romex! —Shanik brinca emocionada— Balton el Sanguinario, está buenísimo, pero creo que es mudo, nunca lo he escuchado hablar.
—¿El Sanguinario? —pregunto antes de dar un sorbo al vaso de agua en mi mano, Shanik viene caminando detrás de mí.
—Así lo conoce la mayoría de la gente, ya que tiene por vicio asesinar con cuchillos de forma muy sádica.
Ella se encoge de hombros, luego pasa la mano por su cabello negro, acomodándoselo de un lado.
—Solo sé que es el mejor asesino de Romex. Cuando se lo propone nadie puede seguirle la pista, como si se perdiera entre las sombras. Siempre está solo y es quien ha mantenido a Romex con vida todo este tiempo. Asesino a sangre fría, peligroso y dicen por ahí que no sucumbe a los encantos de nadie y que cuando no está con Romex anda por ahí de matanza, como este fin de semana.
—¿Este fin de semana?
Pregunto enarcando una ceja y sonrío para mis adentros, mientras recuerdo la salvaje sesión de sexo que tuvimos él y yo en el hotel.
—¡Sí!
Shanik me cuenta su versión emocionada, como si tuviera la primicia de la noticia del siglo.
—Este fin de semana Romex estaba buscándolo como loco y no pudo encontrarlo, yo fui a trabajar para Romex porque quería echarse un polvo para calmarse. El hombre reventaba de coraje, y luego se puso peor porque por no encontrar al Sanguinario, falló la entrega de la merca que era para Lance.
—Entiendo.
Ya se me hacía extraño que Romex hubiera fallado su entrega, hasta el momento había sido puntual.
—Si dejaste vivo al Sanguinario de Balton para que liquidase a Lance por ti, debiste contratarlo en vez de dispararle y fingir fallar el tiro.
Shanik camina a la sala de estar y voy siguiéndola.
—Yo no necesito contratar a nadie para matar a Lance. Eso lo haré yo mismo cuando encuentre el paradero de mi madre.
Ella toma su bolso y empieza a buscar algo en su interior.
—Pues entonces no debiste dejarlo vivo, Lance patea tu culo, pero ese chico va a despellejarte vivo. No es un tipo al que quieras tener de enemigo. Se dice que él no tiene sentimientos, ni nada que perder, ni nadie que le importe.
Finalmente ella encontró lo que buscaba, alza hacia mis ojos un pequeño sobre plástico con polvo blanco.
—¿Por qué lo dejaste vivo, Iran?
—Porque quise hacerlo.
Aunque no entienda mis propias razones, quise hacerlo y punto.
—Ahora dime ¿porqué hiciste pensar a Curtis que tenías sexo conmigo?
—Porque Lance no sabe que eres gay cariño.
Shanik se acerca a mí y pone el sobre con el polvo en mi mano.
—Si ahora es como es contigo, cuando sepa que eres gay su obsesión será peor y créelo Iran, Lance jamás te dejará ser feliz con nadie.
—No estoy buscando ser feliz con nadie.
Rechazo el sobre que me ha dado y lo regreso a su mano.
—Y no necesito drogas —hago una pausa— pero gracias por lo que hiciste, agradezco el gesto.
—Iran estás todo golpeado.
Ella reniega con su cabeza y se acerca para meter la mano en mi pantalón, saca mi teléfono, le quita la funda y allí esconde el diminuto sobre, coloca de nuevo la funda y vuelve a meter el celular a mi bolsillo.
—Te estoy dando algo suave, tómalo y dormirás en éxtasis por lo menos dos horas. Bien te hacen falta así que piénsalo.
Hago una mueca de desagrado pero creo que ella ya está acostumbrada a que soy así.
—Ya me voy, un cliente está esperándome.
Shanik se despide de mí.
—Y por cierto, te regalo dos consejos: El primero es por Lance, con él deberías de considerar que las moscas se atrapan mejor con miel que con vinagre.
Ella muerde su labio y me mira con extrema seriedad, lo cual no es normal en ella, así que lo que me va a decir lo dice muy en serio.
—Mi segundo consejo es con respecto a ese chico Balton, aléjate de él Iran, dicen que es un Sanguinario por un motivo, no quieras meterte en su camino, eres rudo, pero él es letal. Ya conoces al idiota de Lance, ya tienes suficientes problemas, mantén un perfil bajo, quédate en tu casa, no busques lo que no estés realmente dispuesto a encontrar, porque la peor parte de buscar algo, es que muy seguramente lo vas a encontrar. Debiste matarlo, no lo hiciste, ahora lo más prudente es que no estés a su alcance, quédate en tu casa.
—Cuando encuentre a mi madre, voy a llevarte conmigo y juntos nos vamos a largar lejos de toda esta mierda.
Omito decir nada sobre sus consejos aunque los escuché con mucha atención.
Con mi brazo rodeo a Shanik y en el medio abrazo que le di, la estrujo un poco y dejo un beso a su cabeza. Fue apenas unos minúsculos segundos, pero es lo más afectivo que puedo ser con nadie.
—Si me necesitas o alguien se pasa de listo contigo, llámame y haré con él de tiro al blanco.
—Lo haré.
Ella se despide con una enorme y sincera sonrisa y se marcha.
Ya es viernes, traté de seguir el consejo de mi amiga, pero decidí que no voy a esconderme de nadie, así que estoy en el bar nuevamente, sentado en una silla junto a la barra; una parte de mí me dice que esto es un suicidio y otra parte de mí, me dice que me vale madre lo que Balton haga. Esta vez traigo suficientes balas conmigo como para encender el infierno si me da la gana. Yo no le tengo miedo a nadie y no voy a esconderme solo porque él es un asesino, después de todo, yo también lo soy.
Atrás de mí, en los alrededores Curtis está espiándome, eso solo acrecienta mi odio hacia Lance, estoy harto de que estén vigilándome, tengo que encontrar la forma de localizar a mi madre y este perro es un estorbo en mi camino. Debo eliminarlo sin que Lance sepa que fue a causa mía, no se me ocurre otra forma de poder buscar a mi madre.
Estoy dando un sorbo a la cerveza en mi mano, cuando una figura enorme se sienta cerca de mí, solo una silla nos separa.
—Llegaste.
Murmura con su voz ronca sin mirarme, al mismo tiempo que toma de una cerveza que ya traía en su mano. Sus ojos fijos en algún punto al frente.
—El bar es libre.
Respondo de mal modo, tiene que saber que no va a intimidarme.
—Supongo que por eso trajiste niñera.
Perfecto, ha visto a Curtis y piensa que vine acompañado para matarlo. Joder.
—No necesito una puta niñera.
Al hablar ni él me mira, ni yo lo miro a él. A su semejanza, doy pequeños tragos a la cerveza en mi mano y estoy mirando al frente donde están todas las botellas de licor que el barman sirve.
—Ya veremos.
De forma brusca, Balton deja la botella de cerveza en la barra y se pone de pie y se da la media vuelta. Con mis ojos sigo su camino, pero en fracción de segundos lo pierdo entre la multitud. En verdad, se mueve como un felino a la caza, se desaparece y no lo encuentro por ningún lado. Carajo.
Me pongo de pie y comienzo a caminar a la puerta trasera de este lugar, Balton no va a largarse de aquí así tan fácil. Además ¿qué quiso decir con "Ya veremos"?
—¡¿A dónde carajo crees que vas?!
Estaba tan concentrado en encontrar a Balton que no noté que Curtis venía siguiéndome, ahora sostiene con fuerza mi brazo que todavía no ha sanado del todo. Duele.
—¡No es tu problema a dónde voy!
Me suelto bruscamente y lo empujo, estamos a solo unos pasos de la puerta de salida.
—No necesito tu permiso para resolver mis asuntos, lárgate.
—¡Balton es un sanguinario y va a matarte, idiota!
Ahora Curtis me sostiene por la camisa y forcejeamos un poco. Saco mi pistola y la coloco en su mandíbula.
—Suéltame, no voy a repetirlo —veo el temor en sus ojos negros, sabe que solo busco un pretexto para borrarlo del mapa—, tú me odias, mejor para ti si alguien me elimina.
—Lance me ordenó cuidar que el Sanguinario no te arranque los intestinos mientras estás vivo, pendejo —al parecer intenta protegerme, qué ironía— vete a casa Iran.
—Son mis asuntos, no te metas.
Lo empujo de nuevo y abro la puerta. Un callejón grande, sin gente y oscuro me da la bienvenida. Curtis entra detrás de mí y baja la voz para hablarme.
—Vámonos idiota, que por tu culpa ese demente me matará junto contigo ¡Vámonos cabrón, no lo provoques!
Me percato de un movimiento por un contenedor de basura cercano, apunto con mi arma hacia el lugar. Camino a paso lento observando los alrededores, es algo complicado ver entre tanta oscuridad.
Escucho un golpe seco detrás de mí y un grito de dolor de Curtis, giro hacia su posición apuntando con mi pistola, pero Balton no está a la vista.
Trago saliva al mismo tiempo que trato de mantener mis instintos controlados, mi frente comienza a sudar, los mechones largos de mi cabello rubio se pegan poco a poco en mi frente.
—¡Vámonos, Iran!
Curtis insiste y camino acercándome a él, no veo sangre, creo que solo golpeó al pendejo y ahora llora como niña, que inútil.
—Párate, marica.
Gruño, este inútil solo está estorbándome.
—¡Cuidado!
Al momento de la advertencia de Curtis, giro sobre mis talones apuntando con mi pistola, pero fue demasiado tarde, Balton rocía algo sobre mis ojos y ahora arden como el infierno y no veo nada.
—¡Hijo de puta! —qué más da si lo insulto, ya no puedo estar en más problemas con él.
Giro de nuevo, el imbécil de Curtis gritó otra vez, lo muevo con mi bota, está inconsciente pero está vivo, qué lástima.
Sin embargo, no logro distinguir dónde está Balton, el cabrón se mueve por todos lados.
—"Donde pone el ojo, pone la bala", ¿Sabías que eso dicen de ti?
Escucho su voz y apunto con una mano mi pistola hacia esa dirección, con la otra tallo mis ojos, no puedo ver casi nada. Mi vista arde demasiado.
—Entonces me pregunté, ¿y qué pasaría si no pudieras ver nada?
Balton continúa hablando mientras se mueve, mi arma apunta hacia los lugares por donde lo escucho hablar. Solo necesito un vistazo de su cuerpo, solo una bala necesito.
—No necesito verte para matarte, imbécil.
Miento apuntando al azar, luego escucho su tétrica risa, creo que es muy obvio que sabe que estoy jodido.
—Juguemos entonces.
Me responde y después, hay silencio total.
No sé de dónde carajo salió, pero me ha llegado por la espalda y en un segundo una aguja atraviesa mi brazo derecho. Intento insultarlo pero mi lengua está entumida, mis piernas se ablandan, mi cabeza da vueltas como una montaña rusa y la oscuridad me arrastra hasta desplomarme al suelo.
Pero no caigo en el asfalto, sus brazos me sostienen de inmediato y carga conmigo, es lo último que razono porque la oscuridad me arrastra sin poder evitarlo y me lleva con él. Mierda.
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