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CAPÍTULO 8

Vante no sabía lo cansado que era viajar tantas horas en avión, ni lo tedioso de hacer escalas. Pero al fin estaba en Bali, lugar donde la gente va a sacar su lado espiritual y alinear sus chacras o eso dijo HyunAh.

La llegada fue caótica, era un lugar donde se movían con velocidad, todo era nuevo y bello para Vante, el paisaje que no era ni la mitad de bello que al que se dirigían, HwaSa al ver que se quedaba atrás embobado, decido amarrar la mochila de Vante a la de ella y así no perder al más pequeño e inexperto Vante. Subieron a una Ban que al parecer los llevaría al templo Ululato que se encontraba en un acantilado.

Después de un largo viaje llegaron, viendo el gran templo Vante sintió fue la paz del lugar. Bajaron y se adentraron, todo era de madera antigua, con muchos tallados, era increíble, Vante no podía dejar de tomar fotos.

— Vante – lo llamaron en un tono de voz moderado pues no querían perturbar la paz del lugar - Tenemos que empezar la intro.

Al final Vante decidió vivir al límite, no importaba si lo encontraban al menos podían verlo vivir al máximo, aunque decidió tener un punto intermedio, saldría, pero no tanto, hasta que entrará en confianza. Vante sostuvo la cámara en un buen ángulo grabando a los chicos, Vante se sorprendió la naturalidad con la que hablaban a la cámara.

Oigan, pero no es lo único nuevo que tenemos aquí – dijo HwaSa mirando a Vante – Tenemos a un nuevo integrante al tema Vagabundos con mochila.

— Es un bebé – dijo HyunAh – Les presentamos a Vante – enseguida voltearon la cámara mostrando a un desprevenido Vante haciendo reír a los demás e incluso Vante.

— Hola soy Vante, pero mis amigos me dicen V – dijo haciendo una "v" con los dedos poniéndola en su cara – Yo seré el nuevo camarógrafo, el que tenían era terrible.

— ¡Oye! – Keita se quejó detrás de cámara haciendo reír a Vante.

— También seré el nuevo editor, así que me verán muy poco, tal vez vean mi sombra he incluso deje notas en el vídeo de mi parte – sonrió.

Después de eso Vante se encargó de la cámara, siguió grabando a los chicos quienes bajaron el tono de voz al entrar al templo, grabó grandes planos y ocasionalmente volteaba la cámara a su cara dando muecas a esta, dejó de grabar al ver como lo que parecía ser un monje hablaba con HyunAh y HyoJong a los dos les brillan los ojos y HyunAh brincaba de alegría.

— ¿Qué ocurre? – preguntó al acercase al grupo.

— Estábamos hablando con un monje y nos dijo que aquí suelen venir parejas a casarse ¡¿No es increíble?!

— ¿Están planeando hacerlo? – cuestionó Keita – ¿No es un poco apresurado?

— Su madre nos está presionando para hacerlo así que ¿Por qué no? - comentó HyoJong haciendo brincar de la emoción a su novia.

— No traje ropa tan formal – se quejó de manera divertida Vante-

— Es lo lindo de aquí – comentó ya más tranquila – Es una ceremonia sólo entre nosotros dos, con una pequeña sesión se fotos, lo malo es que no está el fotógrafo, pero supuse que no será un problema ¿verdad, Vante? – al principio no captó, la miro unos segundos y entendió a lo cual sonrió en grande mostrando por primera vez su sonrisa cuadrada.

— Por supuesto que no hay problema, para mí sería un honor.

— Gracias Vante – dijo abrazándolo y dar pequeños brincos – ¡Voy a casarme! – exclamó en un susurro

— Ustedes hagan lo que tengan que hacer y nosotros los esperaremos – los alentó HwaSa.

La pareja siguió al monje quien encargó a otro monje de menor rango de llevar a Vante donde suelen tomar las fotos, el cual era en el acantilado con el mar de fondo, sin duda alguna, una vista hermosa.

— Vamos a necesitar unas cosas – dijo Vante a los chicos.

— ¿Qué necesitas? – preguntó Hugo.

— Flores de las que sean – Pidió – Yo necesito alistar mi cámara.

Keita y Hugo se fueron sin decir nada quedando solo HwaSa, la cual miro pensando que podría pedirle.

— ¿Necesitas algo más? – al parecer HwaSa entendió la mirada.

— Un par de botellas de agua.

— Okey – y se fue.

Vante soltó un suspiro, se quitó la mochila de la espalda, la abrió y saco el estuche en donde guardaba su amada cámara, sólo la ocupaba para situaciones especiales debido a que tenía un gran valor sentimental.

— Te vez muy concentrado – alguien habló detrás de él, volteó encontrando a un monje el cual ya se veía algo viejo – ¿Disfrutas de la vista?

Vante se sorprendió de saber que había monjes que hablarán inglés, tenía el acento marcado, pero era impresionante.

— Bastante – contestó regresando la vista al paisaje.

— Entonces ¿Qué es lo que atormenta tu alma, hijo?

— No lo sé, creo que ha eso he venido aquí...

— Estas perdido – afirmó el viejo monje.

— ...Tal vez...

— Ven, siéntate conmigo – dijo él, sentándose en la posición para orar.

Vante cerró su mochila y se sentó al lado del monje copiando su postura.

— Índice y pulgar juntos – ordenó con amabilidad el monje, Vante lo hizo enseguida poniendo sus manos encima de su rodilla – Ahora cierra los ojos.

Vante lo hizo sintiéndose incómodo al instante pues es inquietante no saber que ocurría a su alrededor.

— Inhala....Exhala...Vacía tu mente ¿Qué ves?

— Nada tengo los ojos cerrados – dijo con obviedad, provocando una corta risa del monje.

— Inténtalo otra vez – Vante nuevamente lo intentó, pero se frustró al no sentir nada diferente – Tranquilo, calma la tempestad de tu corazón roto, silencia las voces que te atormentan y empieza a escuchar el canto del mar.

La manera en el que lo dijo sustrajo a Vante haciéndolo entrar en un trance de paz y tranquilidad, sentía que podía oír el mar aún más cerca, por un momento se sintió flotar, sentía como si el viento acariciara su piel, el monje empezó un cantico que hizo profundizar en su viaje así mismo, pensó en lo que le hace feliz y en lo que no.

— ¿Que se supone que hagamos cuando las personas nos lastiman? – habló con voz serena.

— Desearle una buena vida – contestó el monje – La vida es complicada y sólo los valientes deciden vivirla, no hay que guardar rencor en tu vida, no le hace ningún bien a nadie, hay que aprender el arte de perdonar.

— A veces me siento tan perdido...A veces no sé si estoy eligiendo correctamente.

— En el jardín de la vida lo bueno y lo malo se confunde y se convierte en humano, si te sientes perdido y con los ojos no ves, hazlo con los de tu alma y encontraras la calma. Libera esas penas y sentirás que puedes volar.

Vante no dijo nada, dejó la mente en blanco, disfrutando la sensación en el rostro del viento golpeándolo con suavidad.

— ¿Vante? – escuchó a HwaSa llamarlo a la distancia – ¿Estás bien? - pudo escucharla más cerca mientras su mano se posaba en su hombro, podía sentir su preocupación.

— Estoy bien, sólo meditaba – dijo con voz calmada, sentía el cuerpo flojo pero firme a la vez, parecía que flotaba.

Miró a un lado descubriendo que el monje no estaba, Vante se preguntó en qué momento se fue y no lo escucho, también se preguntó cuánto tiempo se encontró en trance.

— ¿Estamos listos? – Vante se levantó, sacudió su pantalón y tomó la cámara del césped.

— Los chicos no tardan en volver, pero aquí esta lo que me pediste - HwaSa mostró cuatro botellas de agua - ¿Son suficientes?

El asintió dándole la espalda para ver donde sería el mejor ángulo, tomando barias fotos de prueba.

— Conseguimos las flores – Keita anunció con una sonrisa.

Vante observó rosas blancas, margaritas, lirios, y violetas, todas en un gran ramo, él estaba satisfecho.

— Bien, hay que desojarlas – todos lo miraron extraño cuando dijo eso – No se preocupen confíen en mí.

Los chicos empezaron, depositando los pétalos en una pequeña bolsa de plástico que llevaba HwaSa, pasó otra hora hasta que HyunAh e HyoJong aparecieron, ambos vestidos de blanco en su totalidad se veían tan felices, su alegría era tan contagiosa que todos estaban sonriendo.

— Hola, chicos – habló primero HyunAh

Nadie dijo nada, Vante admiró a HyunAh, se veía increíble, no por el vestido sencillo pero hermoso que llevaba, ni por el toque de flores en su cabello, tampoco era el maquillaje increíble que llevaba, eran sus ojos, pues tenían un brillo especial, al igual que HyoJong.

— Empecemos, no queremos que se nos vaya la luz natural – Vante rompió el cómodo silencio.

Mientras puso a la pareja en el punto exacto del horizonte, los demás cumplieron la función de asistentes, Vante le ordenó a la pareja que posaran viéndose a los ojos, provocando que estos brillaran más, Vante contó hasta tres, Keita y Hugo arrojaron los pétalos de flores a favor del viento, logrando un increíble fondo de pétalos de flores.

En la siguiente HyoJong abrazó por la espalda a HyunAh, pero nunca desconectaron sus miradas, esta vez esperaron un poco al viento para que estuviera a su favor, logrando hacer volar el cabello de HyunAh logrando un efecto mágico, pues el anaranjado pelo de HyunAh se difuminaba a la perfección con la cercana puesta de sol.

Pasaron el resto de la tarde tomando fotos de los novios y algunas con los demás haciendo tonterías de fondo, ocupando el resto de las flores y las botellas de agua para crear fondos mágicos y hermosos.

Ya era la noche para cuando llegaron al hostal donde compartirían una habitación que contaba con las camas suficientes para todos. Mientras se instalaban en la habitación, HyunAh les contó lo mágico que fue la ceremonia, no se arrepentían de nada, decidieron salir para celebrar llegando a un bar donde el ambiente era un poco tranquilo. Se sentaron en las mesas fuera del bar, la noche era hermosa como para estar adentro, pidieron cervezas y comida tradicional del lugar.

— Por los novios – brindó Hugo.

— ¡Por los novios! – le siguieron los demás chocando sus vasos.

Vante apagó la cámara, no dejó de grabar en todo el día, no quería perder nada de su primer viaje.

— Chicos estaba pensando en algo – comentó Vante.

— ¿En qué? - pregunto Keita, quien estaba a su lado.

— Nuestro siguiente viaje

— Oye tranquilo viejo – dijo Hugo haciendo un gesto gracioso, las risas no se hicieron esperar – Disfruta este.

— ¿Que se te ocurrió? - pregunto HyunAh mientras comía.

— Su luna de miel

HyunAh se puso roja e HyoJong tosió de la vergüenza.

— ¿Por qué piensas eso? – dijo alarmada HyunAh – Si tuviera una claramente no estarías ahí.

— Estás enfermo Bruce Wayne – Hugo comentó logrando relajar el ambiente.

— No sean idiotas, pensaba que podían tener una mientras nosotros íbamos a otro lado, pero en el mismo país.

— ¿Exactamente a dónde? – pregunto HyoJong, al parecer le interesaba la idea.

— No sé ustedes díganme

— ¡JAPÓN! – gritó HyunAh logrando captar la atención de los clientes alrededor.

— Pero no parece un lugar para pasar una luna de miel, si es bonito, pero Tokio es un lugar para turistear, no para pasar tiempo con tu pareja.

Al parecer todos coincidieron logrando sacar una mueca por parte de HyunAh, se veía decaída, Vante pensó en un lugar de Japón ideal para la pareja...Entonces recordó algo.

— Ya se – dijo parándose, alzando los brazos en triunfo, todos dejaron de comer y beber para ver a Vante.

— ¿Qué ocurre? – anunció Keita.

— Okinawa – dijo, pero nadie lo entiende – Es un lugar en Japón, que es perfecto para lunas de miel – A HyunAh parece brillarle los ojos con ilusión.

— Aja ¿Y nosotros? – dijo Hugo con curiosidad.

— HwaSa lo dijo... hay muchas cosas que ver en Tokio – las sonrisas no tardaron en aparecer.

— Lo buscaré en nuestro sitio de viajes – dijo HwaSa sacando su celular, con velocidad tecleo y al instante se fue su sonrisa.

— ¿Qué pasa? – HyunAh no pudo ocultar su preocupación.

— Lo siento HyunAh, pero esta fuera del presupuesto – la pena se veía en su mirada, HyunAh le quitó el celular, mirando las increíbles fotos del lugar, playas de aguas azul cristalino y arena blanca.

HyunAh quedó encantada con el lugar, pero el encanto se fue cuando vio el precio, Vante no pudo soportar la tristeza en la cara de HyunAh logrando contagiar a HyoJong, quien trataba de consolarla.

— ¿Cuántos días nos vamos a quedar aquí? – preguntó Vante con inocencia, haciendo pensar a los demás que quería cambiar de tema.

— Cinco - contestó secamente Keita, al parecer HyunAh no era la única desilusionada.

Vante sacó su celular entrando en la misma página de viajes buscando el destino, sacó su cartera buscando el bolsillo escondido la tarjeta negra que su padre le había dado, cuando logró sacarla llamó la atención de todos.

— ¿Qué estás haciendo? – HwaSa trato de detenerlo – Dijimos que esa tarjeta sería para emergencias.

— Es una emergencia, todos quieren ir a Japón y HyunAh quiere una luna de miel, ¿Quién soy yo para negársela?

Lo siguiente que hizo fue escribir los dígitos de la tarjeta para proseguir la compra de un paquete completo, cuando alzó la mirada pudo ver a todos sorprendidos por lo fácil que lo habia realizado sin ningún pudor.

— Está hecho, felicidades acaban de ganarse una luna de miel en Okinawa por siete días con todo pagado – dijo mostrando su celular con la compra realizada – Y para los otros tenemos un vuelo a Tokio – sonrió.

Todos gritaron con emoción, provocando lagrimas por parte de HyunAh, quien lo obligó a levantarse para abrazarlo, dándole besos en las mejillas, agradeciéndole eternamente, de la nada los demás estaban abrazándole, agradecidos por el gesto que tuvo con HyunAh y HyoJong.

Y Vante puedo sentir que volaba.

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