CAPITULO 14
Dos semanas habían pasado y Vante no cabía de la felicidad, no había cambiado nada de hecho, pero era un simple recuerdo el que le hace brincar de alegría.
Ya eran pasadas de las 1 a. m. y la fiesta ya estaba acabando, todos estaban en círculo sentados, bebiendo y riendo, la mayoría estaban borrachos.
— Entonces – comenzó Hugo, aunque no se sabía a quién le hablaba porque sus ojos estaban casi cerrados – JungKook, les quedan menos de 5 meses juntos, ¿Qué esperas para pedirle que salga contigo?
Todos los presentes rieron, menos Vante y JungKook quienes no habían bebido esa noche, se miraron un poco avergonzados y después desviaron la mirada a otro punto.
— Sólo necesitas 15 segundos de valor – lo apoyó HyoJong – Si se supone que eres militar, ¿dónde quedó tu valentía?
— Tienes razón – dijo JungKook – Vante, sal conmigo – el chico sólo abrió los ojos, sorprendido por lo dicho.
— ¿Lo dices en serio? – dudó, JungKook sólo asintió – ¡Sí, claro que sí!
Todos de aplaudían de felicidad, Vante y JungKook se abrazaron con fuerza, uno no creía que volvería a sentir algo por alguien, y el otro no pensaba que funcionaría aquella locura, se limitaron a mirarse con los ojos brillando y grandes sonrisas.
— Vante – lo llamó HyunAh – ¿En qué piensas?
Ambos iban de camino a la guardería donde les tocaba ofrecer sus servicios.
— En JungKook – dijo en un suspiro enamorado – Últimamente no dejo de pensar en él.
— Oye, trata de mantener los pies en la tierra, ha sido demasiado bueno para ser la verdad.
— Pero si tú has sido una de las primeras en alentarme – habló confundido, no entendiendo a que se refería con todo eso, después de todo ella y Hugo eran quienes insistieron.
— No esperaba que fueran tan lejos, probablemente no se volverán a ver después de esto – cuando HyunAh dijo eso Vante dejó de caminar para encararla.
— Tú no sabes eso, existe muchas maneras para estar en contacto – se defendió empezando a molestarse.
— Ya sabes lo que dice Hugo, amor de lejos es de pendejos – trató de hacerlo reaccionar – Tu más que nadie sabe qué tan mal puede terminar...
— ¡Sé que tan mal puede terminar! – casi gritó – Estoy muy asustado, pero no por eso voy a detener mi sentir, pensé que me apoyabas.
— Pues sí, pero para que pasaras un buen rato, no para que te pusieras como un niño con juguete nuevo – HyunAh se arrepintió de decir todo aquello cuando vio los ojos de Vante llenarse de lágrimas
— Bien – trató de calmarse, mirando al cielo para no llorar – Ya no importa, si no te agrada no me importa, de todas formas, es a mí a quien le romperán el corazón.
— ¿Y qué harás después, volverte a cambiar el nombre y conseguir nuevos amigos? – A veces HyunAh no sabía cuándo parar y cerrar la boca.
— Eso fue muy bajo – dijo Vante limpiándose la lagrima traicionera que salió, después siguió caminando, tratando de calmarse.
Llegó a la guardería y todo estaba como siempre, saludo a la encargada, después a los niños y por último a los bebés quienes estaban despiertos, se quedó con ellos, jugando hasta que se quedaron dormidos.
Los celulares empezaron a sonar, extrañando a Vante pues no había señal para los teléfonos celulares, sólo los altos mandos tenían señal como Yuki, cuando volteó a ver todos los cuidadores tenían sus teléfonos en mano, parecían muy felices pero sobre todo distraídos, a Vante sólo le dio un escalofrío, su celular también comenzó a sonar de mensajes recibidos, se aseguró que todos los bebés estuvieran en sus cunas a salvo antes de sacar su celular, cuando lo saco notó que sólo eran mensajes de NamJoon y SeokJin contándole las cosas que hace su pequeño sobrino, también le mandaron fotos y videos.
Dejó de mirarlo cuando un bebé empezó a quejarse pidiendo leche, el resto del día fue un caos, al parecer sólo Hyuna y él eran los únicos quienes no estaban distraídos en sus celulares, no importaba cuántas veces lo pidieron, el resto de la gente sólo les constaban que ya dejarían el celular, pero nunca pasó, era difícil controlar a tantos niños y más en su época más revoltosa. Vante estuvo corriendo detrás de unos niños para evitar que se salieran del recinto, cuando los dejó con los demás miró hacia la ventana y lo que vio no le gustó.
Un niño a lo lejos se podía ver como corría, entonces Vante corrió detrás de él, el niño se encontraba lejos, parecía que llevaba un buen rato corriendo, si seguía corriendo a esa dirección pronto se toparía con las construcciones y podría ocasionar o sufrir un accidente, entonces empezó a correr con todas sus fuerzas.
Tal y como pensó el niño llegó a la zona de construcción donde miles de personas trabajaban con todo tipo de herramientas, era como un campo minado para ese pequeño, el pobre se asustó de oír ruidos fuertes, así que decidió esconderse detrás de una gran pila de madera, sin notar que del otro lado estaba tomando pedazos de madera logrando un desbalance, Vante llegó justo antes de que empezará a derrumbarse sobre el niño, poniendo toda su fuerza en su cuerpo para hacer contrapeso.
— ¡SAL DE AQUÍ! – gritó, pero el niño no lo entendía, además que el grito lo asustó aún más, quedándose pasmado.
El grito llamo la atención de algunas personas, un militar se acercó corriendo junto a otras personas, Vante no podía ver con claridad pues su ojo estaba lleno de lágrimas, miles de astillas y pesados de madera se le enterraban en el brazo con el que detenía la pila de madera, el militar sacó al niño de ahí de un sólo tirón.
— ¡Empujen para el otro lado! – escuchó gritar a Keita, todos empujaron para que la madera cayera hacia el otro lado.
— Vante – lo llamó preocupado Keita – ¿Estás bien?
Quería contestar, pero su brazo llamó su atención, no paraba de sangrar en todos lados, y antes de poder decir algo se desmayó, impresionado por la cantidad de sangre que salía de su cuerpo. Cayendo directo al suelo, asustando más a Keita, quien enseguida llamó a los militares quienes llevarían a Vante a la clínica. Cuando se lo llevaron, Keita corrió por Hugo para que fueran juntos, lo encontró dirigiendo la construcción de una pared de la casa, lejos de donde ocurrió el accidente.
— ¡Hugo! – gritó su nombre – ¡Vante, accidente, vámonos! – fue todo lo que atinó a decir, corriendo de regreso, seguido por Hugo.
Cuando Vante llegó a la clínica fue recibido por Yuki quien enseguida se echó para atrás, no podía atenderlo, enseguida llegó otro doctor y lo llevó adentro. No pasó mucho tiempo cuando los muchachos aparecieron, agitados y sudados.
— ¿Qué? ¿Corrieron? – se burló Yuki, quien terminaba de atender un paciente.
— Sí, imbécil – le contestó tosco Hugo, después se sentaron en las sillas de la sala de espera.
— ¿Saben qué pasó? – preguntó Yuki, ofreciéndoles unas botellas de agua que había tomado de un dispensador.
— No sabemos, lo único que sé es que Vante estaba evitando que unas vigas de madera aplastaran a un niño – explicó Keita.
— Hace no mucho trajeron a un niño muy asustado, supongo que es él – comentó Yuki mientras se sentaba al lado de Hugo – Esta bien, muy asustado, pero bien.
— Lo único que no entiendo es como esto pasó – dijo Hugo – Se supone que hay suficiente personal en la guardería, como puede ser que un niño se les escape y montar tremendo problema.
— Ya quiero ver la cara del capitán cuando se entere – bromeó Keita y después se preocupó – ¿Alguien sabe dónde está el capitán?
— Creo que está en los campamentos en una videoconferencia con sus superiores – contesto Yuki.
— Así que por eso hay señal – dijo Hugo – Por un momento todo el mundo dejó de trabajar por revisar sus teléfonos.
— Aquí igual, tuve que obligarlos a dejarlos en una caja.
— Nuestro supervisor no hizo nada, sólo se quedó viendo su celular – se quejó Keita.
— Yo grite "puto el que vea su celular" – contestó Hugo – Y los latinos dejaron su celular, nada como la vieja confiable y después los demás dejaron de usarlos.
JungKook salía de su conferencia con sus supervisores, cuando fue abordado por su mano derecha, YuGyemon, quien parecía tener malas noticias.
— ¿Qué pasó? – dijo firme.
— Malas noticias señor.
— ¿Qué sucedió? – cuestionó tratando de sonar calmado.
— Los testigos afirman no saben en qué momento un niño apareció en la zona de construcción y un chico evitó que unas montañas de bigas cayeran encima del pequeño, lastimándose en el proceso.
— Vamos a la clínica – ordenó firme.
— Si, capitán – dijo YuGyemon para después caminar a la salida del campamento militar.
Cuando JungKook llegó a la clínica no esperó ver a Keita y a Hugo ahí sentados esperando.
— ¿Están lastimados? – les preguntó, ellos sólo pudieron pasar saliva y negar – ¿Entonces qué hacen aquí?
Antes de que pudieran contestar, el doctor que atendía a Vante salió.
— Supongo que ustedes son los amigos de Vante – dijo el doctor, el logo de la bandera en su hombro hacía saber que era suizo y eso explicaba el por qué es de piel clara y pelo rubio.
— ¿Un momento, usted dijo Vante? ¿Vante Pergolizzi? – intervino JungKook en la conversación.
— Así es capitán, el paciente sufrió heridas no muy graves, las astillas y trozos de madera no perforaron mucho la piel, pero si necesito una transfusión de sangre para reponer la perdida, tuvimos que darle 12 puntadas, y 14 heridas pequeñas que no necesitaron nuestra intervención, ahora está inconsciente por el shock, pero no creo que tarde en despertar, eso es todo, con permiso – después de eso simplemente se retiró.
— Ustedes hablen. Ahora – exigió JungKook apuntando a los chicos.
— No sabemos nada – dijo Keita de inmediato totalmente intimidado.
— Maldita sea – murmuró – Ahora tengo mucho que hacer, llámenme cuando despierte.
Entonces salió del lugar seguido por su segundo al mando, ese lugar le ponía de nervios y más al imaginar a Vante en una camilla.
— ¿Ahora qué? – preguntó YuGyemon.
— El niño estaba en la guardería ¿verdad?
— Si, capitán – se limitó a decir, JungKook parecía querer matar a alguien.
— Entonces a la guardería – dijo subiéndose a la Jeep todoterreno.
Cuando llegaron todo el mundo guardó silencio, lo miraron fijamente demostrando miedo, preocupación y culpabilidad.
— ¿Dónde está su supervisora? – JungKook fue directo al asunto.
— ¿Sucede algo? – la mujer de unos 30 años fingió inocencia.
— No sé, dímelo tu – habló con sarcasmo – Me quieres decir ¿Cómo un niño salió de aquí?
— Tranquilo capitán sólo trataba de dar una vuelta, pero fue atrapado a unos metros de distancia – la mujer habló tratando de sonar confiable, con las manos hechas puño tratando de ocultar sus nervios.
— Entonces ¿Cómo un niño llegó a la zona de construcción?, donde casi muere de no ser porque uno de sus trabajadores lo siguió – esta vez JungKook dejó notar su molestia.
— ¿Alguien sabe qué pasó? – habló JungKook a los demás, pero se molestó más al no recibir respuesta – ¿O ustedes tampoco saben?
— Todos estaban en sus celulares – dijo Hyuna, todas las personas la voltearon a ver con una mirada acusadora – Vante y yo éramos los únicos atendiendo a los niños.
— Sargento Kim, mande a desconectar es maldita antena – ordenó firme – Y usted supervisora espero un reporte de lo sucedido con la verdad, además espere una aprensión de sus supervisores.
Después de esto se fue, pues tenía que hacer papeleo informando lo sucedido y ver los daños materiales. Así paso todo el día entre reportes y llamadas de sus supervisores, cuando su teléfono volvió a sonar, estresado contestó.
— ¿Qué?
— Oye tranquilo, Vante despertó – dijo Hugo al otro lado de la línea.
No dijo nada más ycolgó, levantándose, saliendo de la tienda donde se llevaban a cabo lasconferencias, subió a la Jeep y condujo hasta la clínica
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