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CAPÍTULO 12

Vante no podía estar más emocionado, eran las 5 am y estaba que brincaba como niño pequeño, la razón era su primera cita con el Capitán. Nunca espero que la noche anterior se lo pidiera de la manera más casual de la vida. Decidió salir de la tienda y esperarlo afuera, esta vez se aseguraría de llevar su cámara, no perdería la oportunidad de retratar un amanecer en África. No paso más de 15 minutos cuando JungKook apareció como siempre con su uniforme y una pequeña sonrisa, aunque esta parecía nerviosa-

— ¿Nos vamos? – dijo y el asintió, empezando a caminar a su lado.

Pensó que sólo caminarían como siempre, pero para su sorpresa la Jeep estaba a la salida de la entrada del campamento.

— ¿A dónde vamos? – la curiosidad abordó su cuerpo y la emoción subía, parecía un niño pequeño.

— Una persona me dijo que te gustan los viajes, el arte y los animales, así que pensé darte un poco de todo – a Vante sólo le brillaron los ojos.

Durante el camino Vante disfrutó del paseo, dando una hermosa vista de madrugada. Vante no dejaba de pensar como cumpliría el hecho de ver arte, pues el viaje era tranquilo y había muchos animales, así que ya tenía 2 de 3, entonces el amanecer empezó y pudo ver el arte, el ver como el sol se levantaba y con él los animales, Vante no perdió la oportunidad de fotografiarlo, incluso JungKook se detuvo para que tuviera una buena foto.

— Acabas de conseguir tus tres objetivos – comentó Vante con su sonrisa cuadrada.

— ¿De verdad? Y eso que no hemos llegado a nuestro destino – el comentario hizo emocionar aún más a Vante.

Después de unos 30 minutos de camino, Vante alcanzó a ver un enrejado de metal muy fuerte, con un alambrado de púas, parecía un lugar del que nadie podría salir y entonces se preocupó un poco. Llegaron a una caseta en donde saludaron a JungKook y le dieron un gafete a Vante como visitante.

— ¿Dónde estamos? – Vante preguntó cuando vio que se adentraban al lugar.

— Bienvenido al refugio de cuidado de vida animal.

— ¿Qué? – se estacionaron enfrente de una gran cabaña, una vez adentro se dio cuenta que era más como un hospital donde había veterinarios en todos lados.

— ¡Capitán! ¿Qué lo trae por aquí? – una alegre mujer pelinegra alrededor de los 40 lo saludó, traía un tablón en la mano donde parecía anotar todo, Vante pensó que sería la jefa.

— No mucho sólo quería ver como estaban las cosas – dijo fingiendo desinterés.

— Claro, no tiene nada que ver con el muchacho al que tratas de impresionar – dijo con sarcasmo y diversión en la mirada.

— Culpable.

— Hola, soy Marina Grayson – se presentó con Vante ofreciendo su mano – Soy la encargada del lugar.

— Hola, soy Vante Pergolizzi – dijo aceptando el apretón de mano con una sonrisa cálida.

— Me preguntaba si podíamos ver a ya sabes quienes – dijo JungKook poniendo una cara de inocencia, algo que jamás había visto Vante.

— Claro, adelante.

— Eres la mejor – JungKook la alago a la vez que tomaba la mano de Vante para guiarlo por el recinto, acto que tomó por sorpresa a Vante.

Caminaron a través de la cabaña hasta llegar a lo que perecía ser el patio trasero, uno muy grande, caminaron hasta lo que parecía ser una especie de establo, conforme se acercaban podían escuchar a varios animales y cuando entraron quedó maravillado.

— Estos son los cuneros – le informó JungKook – Aquí se traen a los cachorros que son huérfanos y necesitan cuidado especial.

A Vante le brillaban los ojos, cada que se asomaba a un compartimiento había un animal bebé diferente.

— ¿Puedo tocarlos? – no pudo evitar preguntar.

— Claro, pero con cuidado.

No esperó otro segundo para acariciar a una cebra bebé que estaba en el primer compartimiento, moría de ternura con cada uno, desde jirafas hasta hipopótamos.

— Estos son mis consentidos – le anunció JungKook, quien se encontraba en uno de los últimos de los compartimientos.

Vante se acercó y vio 4 cachorros de león jugueteando entre sí y no puedo evitar sonreír, JungKook abrió la puerta y entró a cargar a uno de ellos, estos eran bastante pesados, después se lo dio a Vante.

— Ellos son los últimos en llegar – le dijo JungKook.

— ¿Cómo lo sabes?

— Porque él los rescató de unos mercenarios – respondió Marina por JungKook, parecía fantasma ya que había aparecido mágicamente.

— Cuando estuviste fuera del campamento – relacionó Vante, eran aquellos días cuando apenas si lo podía ver.

— Sí, pero ahora están más grandes.

— Increíble.

Después de ver a los cachorros salieron del lugar para ver a los no tan grande, las mejillas le dolían a Vante pues había tenido el honor de alimentar a una jirafa bebé, después de eso decidieron montarse de nuevo en la Jeep y ver los alrededores en busca de los animales, JungKook le aseguró que eran muy dóciles pues eran los que habían sido criados aquí.

Durante el camino Vante no dejó de tomar fotos a todo, incluido JungKook, todo se encontraba en un cómodo silencio pues los animales se asustarían si escuchaban demasiados ruidos extraños, los chicos parecían comunicarse con miradas.

Vante le pidió que se detuviera un momento para tomarle una buena foto a los elefantes que estaban ahí, pero su cámara captó otra cosa, más haya en el fondo, donde estaba el enrejado, había algo, aplico todo el zoom de su cámara y apenas y pudo distinguir una forma, tomo la foto antes de que se movieran.

— JungKook – lo llamó preocupado, enseñándole la pantalla de la cámara.

A él sólo le bastó una mirada para maldecir

— Equipo Arpa rojo – habló por el radio que siempre llevaba.

— Aquí equipo arpa rojo, lo copio – contestaron enseguida.

— Tenemos posibles mercenarios entrando a la reserva natural, lado oeste, no muy lejos de donde se encuentran – informó, Vante nunca había escuchado hablar a alguien así.

— Vamos en camino.

El arrancó de nuevo dirigiéndose a donde los mercenarios se encontraban, cuando se acercaron podían escuchar el metal siendo cortado y hombres exclamando en otro idioma. Nunca esperaron escuchar el recargar de un arma apuntándoles desde los costados, ambos voltearon a sus respectivas ventanillas y vieron a unos hombres de color con ropa desgastada, pero con peligrosas armas apuntando en sus cabezas.

— ¡Bajar! – gritó uno de ellos en un pobre inglés.

Vante no podía dejar de mirar el hombre a su lado apuntándole, entonces JungKook le tomo de su mano llamando su atención

— Escúchame, no te asustes, no voy a dejar que nada malo te pase, ¿okay? – Vante sólo pudo asentir, con los ojos llorosos y las manos temblorosas – Baja lentamente.

Tal y como se lo ordenó, Vante bajó lentamente evitando la mirada del hombre, los llevaron hasta estar enfrente del que parecía ser el jefe.

— ¿Qué tenemos aquí? – dijo en inglés con burla, después habló en su dialecto parecía haber ordenado algo, un tercero igual a los que les apuntaban se acercó a ellos y empezó a esculcarlos.

Primero a JungKook sacando su arma de la funda, sin duda no se comparaba a las grandes armas que ellos tenían. Cuando fue turno de Vante, al no tener nada el hombre dijo algo que no entendió.

— Al parecer tenemos a un simple militar y a un turista – el hombre parecía morirse de la risa, por la ironía.

El jefe se acercó a ellos, miro a los ojos a JungKook quien no bajó la mirada en ningún momento mirándolo con rudeza, una mirada que Vante jamás había visto, luego miro al chico, pero el tipo de mirada era diferente, que puso tenso a Vante.

"No por favor, no por favor". Era en lo único que podía pensar Vante.

El tipo se le acercó, caminó varias veces a su alrededor, escaneándolo de cerca, Vante pensó estar salvado por su ropa que era holgada y no mostraba nada. Pero no parecía importarle esto al hombre, se acercó y tomó su ropa para jalarla y hacer notar la figura de Vante. La acción del hombre hizo que JungKook intentara acercarse, antes de hacerlo el cañón del arma fue puesto contra de su sien.

— ¡Oh mierda! – exclamó sorprendido – ¡Tenemos aquí a un perfecto doncel! – dijo sin poder creerlo, pareció repetirlo en su idioma haciendo que todos dejarán de hacer lo que estaban haciendo.

Sólo así Vante se dio cuenta que eran alrededor de 6 hombres, 3 cortando el enrejado, los dos que les estaban apuntando y el jefe.

— Tú me vas a hacer millonario – le dijo a Vante, tomándolo de la barbilla.

— Si lo sigues tocando, desearas no haber nacido – amenazó JungKook.

— Muy valiente de tu parte, militar – se siguió burlando – No creo que puedas hacer mucho.

Los demás hombres siguieron trabajando, pero no fue por mucho tiempo, a lo lejos se escucharon el motor de camionetas blindadas y arriba de ellas iban más soldados fuertemente armados, llegaron y con velocidad se desplegaron apuntándoles a todos los hombres.

— ¡ARRIBA LAS MANOS! – gritó uno de los militares, obedeciendo sólo los que estaban trabajando.

En medio de la impresión JungKook aprovecho la distracción y golpeó a quien le estaba apuntando en la sien, logrando desarmarlo, tomando su arma y apuntar con esta al jefe.

— Deja ir al civil – ordenó con voz fuerte y firme, el hombre asintió, pero no parecía muy contento, con cuidado bajó el arma.

JungKook caminó lentamente hacia Vante sin dejar de apuntar, este parecía estar petrificado ante la situación.

— Vante – lo llamo despacio y enseguida recibió la mirada de él – Sube al auto y ve a la cabaña, ahí espérame.

Vante apenas y pudo negar, no quería abandonar a JungKook aquí. – Vante por favor, no puedo pensar si estás aquí.

Entonces Vante sólo pudo empezar a caminar a la Jeep, los militares le abrieron paso, se subió y arrancó, no pasó mucho cuando a lo lejos empezaron a sonar disparos, el sólo pudo pisar más el acelerador hasta llegar a la cabaña de antes, pero no se bajó del auto, sólo podía pensar en JungKook

No sabe cuánto paso, cuando alguien tocó con delicadeza la ventanilla haciendo brincar a Vante en su asiento, volteó y vio a JungKook con una pequeña sonrisa cansada, su aspecto era desaliñado, cubierto por una fina capa de sudor. Vante bajó rápido del auto y abrazó con fuerza al militar.

— Me alegra que estés bien – le dijo sin dejar de abrazarlo, recargando su barbilla en su hombro.

— De saber que me ibas abrazar así, lo haría más seguido – trato de hacer una pequeña broma para aligerar el ambiente.

— Idiota, estaba muy preocupado por ti – le reclamó.

— Lo lamento, no sabía que esto pasaría.

— ¿De dónde aparecieron tantos militares? – no pudo evitar su curiosidad.

— Mi equipo llamó a los militares que estaban cerca de aquí – simplifico – Aunque no era una situación que requiriera tanto.

— Estaba muy asustado, pensé que–

JungKook lo calló con un beso, dejando pasmado a Vante por un momento.

— Linda manera de decir que me calle – dijo el de piel canela.

— Así no era como quería que terminara nuestra cita – Vante sólo pudo reír.

— ¿Por qué no vamos de vuelta al campamento? – propuso Vante, dejando un desanimado JungKook al pensar que la cita quedó arruinada, Vante decidió volver a besarlo en la mejilla.

— Me encanto la cita – dijo con una sonrisa cuadrada, para después rodear el auto y subir del lado del copiloto, JungKook dio un pequeño brinco de alegría.

Dirigiéndose a casa, ambos con una sonrisa en los labios y con una mano entrelazada a la otra.

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