39 | Hay cosas que no olvido de ti
Erick
—Solo quería que lo tuvieras en cuenta, Erick, el productor también espera que le des una respuesta cuánto antes porque tiene más opciones y solo necesito mencionarle a otra persona el nombre del productor para que acepte de inmediato. Piénsalo y no tardes, ¿de acuerdo?
—Sí, gracias, Cory.
—Le llamaré a Stella para ver si ella tiene una respuesta.
—Asegúrate que esté en un lugar tranquilo, a veces hay cosas que no sabe muy bien cómo asimilar.
—Tranquilo, yo me encargo.
Y con eso cuelga la llamada, cuando miro mi teléfono noto que tengo una llamada perdida de Stella, se la devolvería, pero seguro que estará hablando con Cory, no la interrumpiré ahora.
Voy hacia mi escritorio y veo mi laptop encendida, el portafolio de fotos que tengo lo quería ver el productor y ya está listo, solo tengo que mandarlo, creo que esa es la parte más difícil, decidir si enviarlo es lo mejor para mí.
«La oportunidad de tu vida» Me dicen todos, pero solo hay una cosa que tengo en mente. Mi mirada cae sobre la fotografía que está a un lado, estoy con Stella en el campus de la universidad, es una foto muy buena.
Reviso el reloj para ver que es tarde, a esta hora seguro que ya regresó de la entrevista y la puedo encontrar en su departamento. Cruzo la calle hasta llegar al edificio donde Sam me recibe con una sonrisa.
—Hola, Sam, ¿está Stella?
—Acaba de salir, señor.
—¿A dónde?
Siento como se eriza mi piel y de pronto el lugar se siente frío. Hay una extraña sensación en mi pecho que no logro describir, el cuerpo comienza a pesarme y el corazón amenaza con salirse de mi pecho.
—¿Todo está bien?
Tengo que sostenerme de algo para evitar caer.
—Erick, ¿qué estás...? —Javi se detiene en seco en cuánto me ve—. ¿Erick?
Corre hacía mí y me ayuda a sostenerme, no sé qué me pasó, quizá bajó mi presión o algo por el estilo, ha sido algo muy extraño.
—¿Estás bien? ¿Te traigo algo?
—No, estoy bien —me recompongo de inmediato—. Creo que solo fue un mareo.
Aun así, la sensación de hormigueo no se quita.
—Creí que estarías de viaje.
—Volví antes, le dije a Stella que la vería mañana, pero me he arrepentido, tenía ganas al menos de saludarla, ¿sabes dónde está? —negué—. Amigo, no luces muy bien, ¿quieres que te acompañe a tu departamento.
—Esperaré a que Stella vuelva, descuida.
—Toma —Sam deja un vaso de agua frente a mí—. Te ayudará.
Me doy cuenta que no es solo agua en cuanto la pruebo, tiene un sabor amargo, ¿qué rayos me dio?
Llamada entrante: Leonel.
No sé por qué algo como una simple llamada me pone en alerta.
—¿Hola? —decido ponerlo en altavoz.
—Está en todo My Story y es de lo único que están hablando, ¿estás con ella?
—Erick dime que estás con ella —escucho sollozar a Danna.
Javier se apresura a meterse a My Story y me parece verlo más pálido de lo normal, se queda unos segundos en shock mientras me muestra el vídeo, en él puedo ver a Stella conduciendo la moto a toda velocidad y otras motos detrás de ella.
Es la suya la que impacta contra un carro y siento que el mundo se me viene abajo.
—¿Erick?
Cuelgo la llamada y como si Javier y yo estuviéramos pensando en lo mismo nos apresuramos a salir del edificio y subo a su auto, conduce tan rápido como puede.
—Seguro está en el hospital más cercano. —Menciono—. Javier, tienes que llegar rápido.
—Conduzco tan rápido como puedo, Erick.
No sé por qué el camino se siente eterno, son apenas unas cuantas cuadras, no me atrevo a seguir mirando el celular, ni los comentarios, ni el vídeo, pero no deja de sonar, sé que debe haber personas interesadas en saber cómo está, pero en estos momentos solo quiero verla.
Intento mantenerme tranquilo, pero no puedo, se siente como si estuviera siendo apuñalado sin parar y el dolor en mi pecho incrementa cada vez más.
Ella va a estar bien, es la mujer más valiente y fuerte que he conocido, saldrá de esta, estoy seguro. Tengo que estar con ella, saber que está bien, porque no pienso perderla de esta manera.
—Con un carajo, Javier. ¡Tenemos que llegar!
—¡Tengo el alto! ¿Quieres ser tú quien también sea internado en el hospital?
—Quítate. —Aprovecha esos segundos que aún nos mantenemos en alto y baja del auto para pasarse al lugar del copiloto. Sujeto el volante con fuerza—. Te recomiendo que te pongas el cinturón.
—Erick...
Bloqueo su voz y al ver que no vienen más carros acelero aun sabiendo que tengo el alto.
Voy tan rápido como puedo y solo puedo mirar de reojo al chico que está a mi lado, sujetándose al asiento como si su vida dependiera de ello. Ni siquiera al ver el hospital tan cerca puedo sentirme tranquilo, estaciono el auto como puedo y bajamos corriendo para ir a buscarla.
—Buenas noches, ¿puedo ayudarlos en...?
—Stella Remington Martel, acaba de ingresas, ¿dónde la tienen?
—Pero no lo sabemos —escucho a alguien decir al mismo tiempo a mi lado—. Un momento, ¿conocen a Stella?
—Soy su novio.
—Acaba de ingresar, estaba perdiendo mucha sangre. La tenemos en quirófano.
—¿Quirófano? —pregunta con un evidente miedo en su voz.
—Fue una caída grave, me temo que necesitaremos donadores, no había nadie con ella, así que no logramos obtener la información que
—O positivo.
Ambos me miran sorprendidos, pero asumo que por razones diferentes.
—¿Cómo?
—O positivo, es su tipo de sangre.
—¿Estás seguro? Conseguir donadores con un tipo de sangre diferente podría ser perjudicial.
—Estoy seguro, ¿necesitan más información para ayudarla? —pregunto con urgencia—. ¿Alergias? ¿Medicamentos que está consumiendo en este momento? ¿Operaciones anteriores? Dígame lo que necesita para asegurarse que la puede ayudar.
—Ven conmigo, tendrás que darle información a una de las enfermeras, pero seguimos necesitando donadores.
—Yo lo haré.
Ahora entiendo por qué estaba sorprendido cuándo me escuchó decirlo, el doctor mira a Javi como si no pudiera estar más agradecido.
—Tenemos el mismo tipo de sangre, donaré lo que sea necesario.
—Hay ciertas especificaciones que
—Doctor —interrumpe—. Por favor no perdamos más tiempo, conozco las especificaciones.
—Mi enfermera te dará una pastilla entonces.
Pierdo de vista a Javier cuando se adentra a un amplio pasillo y yo voy con otra de las enfermeras, necesitan recabar tanta información como les sea posible, misma que podrían averiguar ellos mismos, pero si puedo ayudar a que sea un proceso más fácil lo haré.
Respondí cada pregunta sin titubear, incluso la chica que estaba llenando la hoja se sorprendía.
—Conozco muy pocas parejas que se conocen así de bien, ¿crees que ella sabría también tus datos?
—De memoria.
Algo que me gustaba de Stella es que prestaba atención a los detalles, no importa si le conté hace años algo, hasta el día de hoy lo seguiría recordando.
Una vez que terminamos me llevaron al peor lugar posible. La sala de espera.
Veía a doctores y enfermeras ir de un lado a otro, pacientes siendo dados de alta y otros que ingresaban, no era mi primera vez en un hospital, de niño pasaba mucho tiempo aquí, pero estar sentado sin poder hacer algo no me ayudaba en nada.
Me levanté y caminé un poco, tampoco tenía noticias de Javi, espero que sí haya podido donar. Me sentía esperanzado con cada doctor que se acerca apenas unos cuantos metros a mí, creí que sería el que estaría operando a Stella y me daría buenas noticias, pero no. Nadie salía.
Yo sentí que llevaba horas ahí y el estar lidiando con mis propios pensamientos era de lo peor, quería mantenerme optimista, pensar que las cosas saldrían bien, pero al ver la cantidad de gente tan devastada y que no dejaba de llorar, solo podía imaginarme lo peor. Que uno de los doctores vendría y me diría que
—No —corté el hilo de mis pensamientos—. Vas a estar bien, Stella.
—Ay, por fin te encuentro.
No sé si en verdad está pasando o estoy alucinando, los dos se acercan a mí y empiezan a soltar tantas preguntas que no me da tiempo a responder ninguna.
—¡No lo sé!
Por fin guardan silencio.
—Llevo un buen rato aquí esperando que me den noticias sobre ella, no sé cómo está ni si ya terminó la operación, me dijeron que perdió mucha sangre y necesitan donadores.
Tomo asiento de nuevo, no entiendo cómo es posible que esté tan cansado si no he hecho nada. Será el cúmulo de estas semanas.
—¿Ya hay donadores?
—Sí, vino
—Su mejor amigo —añade el chico que está caminando con la enfermera—. Le estoy salvando la vida a mi amiga, Danna, creo que merezco un aplauso.
—Por desgracia todavía nos faltan tres donadores, nuestro banco de sangre se está quedando sin reserva para el o positivo, los necesitamos cuanto antes.
—Yo soy o positivo.
Llevo años siendo su mejor amigo y nunca me había detenido a pensar qué tipo de sangre tenía Leonel.
—¡Aquí están! —llega directo hacía mí y me mira molesto. Todos asumen que tengo las respuestas, pero estoy tan asustado como ellos—. Llevo horas marcándote, ¿por qué demonios no respondes el teléfono?
—Todavía trato de procesar que mi novia está allá adentro, perdón si no estaba pegado al móvil, Cory.
—¿Qué tiene? —esta vez se dirige a la enfermera—. ¿Es grave?
—Sí, algo. Necesitamos donadores.
—Yo puedo donar. O positivo, ¿cierto? —volteamos a verlo confundidos—. No me miren así, llevo años trabajando con ella, es claro que sé su tipo de sangre por cualquier emergencia —le resta importancia—. Como sea, puedo donar.
—Nos falta uno.
—Margaret todavía tienes —se calla en cuanto me ve.
Tierra, universo, quién sea que controle mi vida, ¿en serio es necesario provocarme tanto estrés en un solo día? Mi novia está en quirófano, quisiera dejar este drama de lado.
—Erick —me mira un poco incomoda.
El resto de personas no lucen muy contentas de verla.
—Paula.
No tenía idea que estaba trabajando como enfermera, mucho menos que se estaría aquí en este hospital.
—¿Encontraste una bolsa más de sangre? —negó—. Necesitamos un donador.
—Puedo donar.
—Nadie pidió tu ayuda.
—Lo que Erick quiere decir —se pone Danna frente a mí—. Es que la idea de que tú seas una de las donadoras no nos fascina del todo, pero se trata de ayudar a Stella, si donas sería de mucha ayuda.
Se aleja unos metros con la enfermera y comienzan a hablar sobre algo, al final parece que han llegado a un acuerdo.
—Síganme, les daré una pastilla y comenzaremos el proceso.
Solo quedamos tres, Danna luce igual de preocupada que yo y Javi apenas puede mantener los ojos abiertos.
—Creí que llegarías mañana.
—Se adelantó mi vuelo, tenía ganas de quedarme en la cama por horas, pero me enteré de lo de Stella.
—Puedes irte a descansar, Javi, ya has donado. Mi amiga te lo agradecerá en cuanto despierte.
—No me iré hasta saber que está bien.
—Veamos si el café sirve —ambos se ponen de pie—. ¿Te traigo algo de beber, Erick?
—No gracias, estoy bien.
Entonces, vuelvo a estar solo. Desearía poder seguir de esa manera, pero dudo que pueda evitar la videollamada que me están haciendo. No sé muy bien qué es lo que les diré, pero espero mantenerlos más tranquilos.
—Hola.
—Se ve que estás en el hospital, estás con ella, ¿no? ¿Tienes noticias? ¿Cómo está? ¿Es muy grave? ¿Quieres decirnos qué rayos le pasó a mi hija?
—Julia —Víctor trata de reunir paciencia, pero no se le ve tranquilo—. Déjalo hablar. Erick, dame buenas noticias.
Quisiera tenerlas, de verdad.
—Está en quirófano —veo el rostro de los tres siendo invadido por la preocupación—. Pero seguro no tarda en salir, hace rato que entró.
—Carmen y yo estamos de viaje, pero tomaremos un vuelo lo antes posible.
—Yo tampoco estoy en la ciudad, no hay vuelos disponibles en donde estoy.
—¿Te han dicho algo más?
Me había controlado hasta este momento, pero no puedo soportar más el nudo en la garganta. Necesito mostrarme fuerte, pero temo que algo malo pueda pasarle. Me aterra el hecho de pensar que puedo perderla.
—Necesitaban donadores, por suerte los hemos conseguido.
—¿Al menos es gente que conocemos?
—Sí, Víctor, tranquilo. Ya donó Javier y ahora están Leonel y Cory con la enfermera.
—Creo que ahora Cory me cae mejor —Carmen se queda a su lado, no dice nada, solo sostiene su mano—. Mantenemos al tanto, ¿sí?
—Cuida bien de mi hija, Erick, no importa si no ha salido del quirófano, necesito saber que estás con ella.
—La cuidaré, lo prometo.
Siento que vuelvo a respirar cuando la videollamada termina. No me contengo, por más que intento resistir las lágrimas terminan descendiendo y las cosas solo empeoran cuando un idiota llega con flores.
—Buenas noches, busco a Stella Remington.
—Lamento informarte que no se encuentra disponible en estos momentos.
Se aleja de la enfermera para plantarse frente a mí.
—Erick, debí suponer que estarías aquí, el chico de la mala suerte, ¿no?
—¿De qué demonios hablas, Alan?
—Siempre que algo malo le pasa debes estar cerca, está a punto de cumplir años y de nuevo se la pasará en el hospital.
No sé por qué, pero ese comentario solo me hizo recordar que, hace años, cuando Javier venía de visita estuvo en el hospital y Stella se quedó con él toda la noche. En el hospital el día de su cumpleaños. Eso me llevó a pensar que en dos días es su cumpleaños y no sé si seguirá aquí.
Me obliga a recordar que de no ser por mí hubiera podido pasar navidad con su familia como tanto quería, que los momentos en donde debíamos estar juntos, no lo hicimos porque la lastimé y me alejé de ella. Me había pedido esta mañana que la acompañara a la entrevista y le dije que no podía por la estúpida oferta de trabajo, de haber estado con ella nada de esto habría pasado.
—No está disponible —insisto—. Así que lárgate antes de que yo mismo te eche del hospital.
—No me iré hasta verla.
Harto, tomo sus estúpidas flores y las tiro a la basura, me acerco seguro a él y poco a poco comienza a retroceder.
—¿Eres familiar? No, ¿eres su novio? Para fortuna de ella, tampoco. No eres ni su amigo ni un buen conocido, solo un chico que la está considerando su segunda opción —eso lo tensó—. Sé que terminaste con Clara, te recomiendo que te lo pienses dos veces antes de escoger a tu remplazo, porque Stella no es la chica que puedas escoger como segunda opción, ella debería ser tu jodida única opción y lo siento, pero está conmigo.
Logré sacarlo del hospital y recién parece darse cuenta.
—Por desgracia.
—Deja que ella decida eso, ahora lárgate porque ya estamos fuera, puedo hacer el escándalo que quiera, ¿quieres pasar a quirófano también? Dime que sí y encantado haré que entres ahí.
—Harías bien en irte, también.
No dejo que vea lo mucho que esas palabras me afectan, me quedo fuera del hospital y cuando veo su auto alejarse decido ir en dirección contraria y solo caminar.
Lamento tanto haberte hecho esto, Stella.
Lo pienso una y otra vez, pude haberme mantenido alejado, no regresar a su vida y solo traerle más caos, pero no concebía mi vida sin ella, no quería seguir fingiendo que las cosas estaban bien, porque no han estado bien desde que nos separamos.
Pasé más de tres años pensando que podría sacarla de mi mente en algún momento, ese día nunca llegó.
—Toma, es té sin azúcar, Stella dice que te gusta.
—Gracias. ¿Qué no deberías estar con Danna?
—¿Qué no deberías estar esperando noticias de tu novia?
Buen punto. Camina a mi lado bebiendo su café, miro de reojo su brazo, la zona de donde le sacaron sangre comienza a ponerse un poco morada. Javier no dice nada, yo tampoco lo hago. Nos sumergimos en un silencio por un buen rato, al menos hasta que se da cuenta que ya hemos dejado el hospital atrás.
—¿Piensas seguir caminando sin rumbo? Estoy cansado y mi mejor amiga está en la dirección opuesta, solo para que sepas.
—Deberías volver.
—No regresaré a ese lugar del terror sin ti —luce más serio esta vez—. Ella te necesita, Erick.
—No he hecho más que traerle problemas desde que aparecí, créeme, no me necesita.
Se ríe como si aquello fuera el mejor chiste de la historia y tengo dos teorías, o está loco, o le pasa lo mismo que a Stella y se empieza a reír cuando el cansancio se apodera de él.
—¿Eso fue lo que te dijo el fotógrafo ese? Erick, pensé que se necesitaban mejores argumentos que ese para poder alejarte de tu novia.
—¿De qué estás hablando?
Dejo de caminar.
—No sé qué te haya dicho Alan, pero ese truco de traerle flores a la chica en el hospital es de lo más trillado, un intento fallido de coqueteo si me lo preguntas. La única manera de deshacerse de la competencia, es haciéndole creer a tu rival que no es competencia —frunzo el ceño—. ¿Qué crees que quería probar diciéndote todas esas cosas? Quiere que creas que no eres bueno para Stella y por lo visto te convenció.
—Pero yo
—A callar, todavía no termino de hablar. Si crees que no eres bueno para Stella primero ponte a pensar que desde que tú llegaste a su vida le enseñaste el valor que tenía, estuviste a su lado cuando ni Fernanda ni yo estábamos. Antes de enamorarla, te aseguraste de que se amara a ella misma y eso es mejor que cualquier otra cosa. Eres un jodido desastre, pero creo que no hay persona que no lo sea.
Pensando un poco en la clase de personas con las que Stella y yo nos relacionamos, hace que me dé cuenta que tiene razón, todos tenemos nuestros fallos, pero no estoy seguro de que eso me esté haciendo sentir mejor.
—Si hubiera estado con ella
—Las cosas habrían salido igual quizá. ¿Sabes por qué chocó? La prensa la estaba siguiendo y ella solo quería escapar de ellos, si hubieras ido con ella estoy seguro que habrían querido usar la moto, lo que nos deja con Stella y Erick en el quirófano, al menos estás aquí para ayudarla, ser el apoyo que necesita.
—Hasta que decidamos que hacer.
—Olvídate de la oferta de trabajo que ambos tienen y céntrate en el presente. Stella nos quiere y todas las personas que estamos esperando en el hospital por ella también la queremos, pero al único que querrá ver cuando despierte es a ti. Y tú estás aquí vagando pensando que no eres suficiente para ella, cuando cientos de veces Stella te ha convencido de lo contrario. Se necesitan el uno al otro, así que, ¿te quedas aquí lamentándote por cosas que no han sido tu culpa o vienes conmigo y esperamos las novedades del doctor?
—¿Siempre eres así de directo?
—Soy más sentimental, pero solo con ella.
No respondo nada, es suficientemente claro lo que decido cuando comienzo a caminar de vuelta al hospital. Javi sonríe satisfecho al ver la decisión que he tomado. Me alegra que Stella tenga alguien como él en su vida.
Una vez que regresamos vuelvo al mismo punto, sentado sin poder hacer y sin recibir noticias. Pasa alrededor de una hora cuando el resto de chicos regresa. Cory llega a sentarse con nosotros como si nada hubiera pasado, pero Leonel está que se muere.
—Amigo no siento el brazo, te lo juro.
—Seguro te recompondrás en unos minutos.
—Oh, en unos minutos te pasará esto —Javier le muestra su brazo y todos vemos la zona morada—. Tranquilo, desaparecerá en unos días.
—¿Unos días? No resistiré.
—Leo, estarás bien.
—Si me quito esta vendita temo que comience a salirse toda mi sangre como si fuera una fuente.
Danna regresa con nosotros y un par de bocadillos, le da uno a cada persona que donó.
—Necesitarán recuperar fuerza.
—Oye —se queda a mi lado la única chica que no quiero tener cerca ahora—. ¿Podemos hablar?
—No necesitas hablar con él sobre nada.
—Amor, deberías darles espacio.
—Si me entero que se te acercó de más o que de nuevo la besaste haré que mi mejor amiga termine contigo y te mataré yo misma, ¿entendido?
—Amenaza entendida, quédate tranquila.
Me voy a un lugar más tranquilo donde pueda hablar con Paula y tomamos asiento, no quiero ser yo quien diga algo, después de todo, ella me pidió que habláramos, ¿no?
—Veo que regresaste con Stella, me da gusto.
—Sí, a mí también.
—Escucha, sé que no hemos hablado tanto, salvo la última vez que te dije que le confesé todo a Stella, creo que fue suficiente explicación para ti porque cerraste la puerta.
—No estaba de humor para ser una buena persona, lo siento.
—Entiendo, solo quería pedirte una disculpa, creo que te la debo.
Su mirada se encuentra con la mía, luce arrepentida, pero siento que he visto esa expresión tantas veces y ni una sola vez fue genuina.
—Lo que hice hace tiempo, la obsesión que tenía por hacer que te quedaras a mi lado, fui muy mala no solo contigo, sino con Stella también, me aferraba a seguir con algo que no tenía arreglo. Pude haber luchado un poco más por nosotros de otra forma.
—No hubiera tenido sentido —confesé—. Aun si hubieras querido hacer las cosas bien yo hubiera conocido a Stella, da igual lo arrepentida que te mostraras o lo mucho que te hubieras esforzado. No habría querido estar con nadie más que no fuera ella.
—Y es por eso que estoy feliz de que hayas encontrado a la indicada, Erick. Solo sentí que te debía una disculpa por todo lo que te hice pasar, por lo que les hice pasar —corrige—. Solo quiero pedirte un favor. No le digas a Stella que fui donadora y asegúrate que ninguno de sus amigos lo haga, no quiero que piense mal y eso te traiga problemas, es mejor si nunca se entera.
—Bien, de cualquier forma, no creo que ninguno de los chicos quiera decirle.
Sonríe de lado y asiente. Se despide de mí, parece que este turno era el último, se marchará, Stella no tendrá que verla cuando despierte.
Regreso con el resto y por fin tenemos buenas noticias. El doctor nos dice que Stella ha salido de quirófano y ya se encuentra estable, le harán un par de estudios mañana temprano.
—Necesita reposar, pueden volver a casa y descansar, mañana podrán verla.
Todos parecen aliviados con la respuesta y comienzan a irse, tanto Javier como Leonel insisten en llevarme al departamento, pero les aseguro que estaré bien, solo necesito un tiempo para mí.
—Creo que con las prisas no hubo tiempo para presentaciones —estira su mano y la acepto—. Doctor Paul.
—Erick.
—Deberías ir a descansar, Erick. Tu novia se queda en buenas manos.
—¿Fue muy grave?
—Un objeto le perforó el abdomen, estaba perdiendo sangre, unos cuantos raspones en el cuerpo y por la caída se le abrió la ceja, pero te aseguro que mejorará.
—Claro, gracias. Que tenga buena noche.
Me da una sonrisa y se aleja, aprovecho el momento en el que está ocupado para adentrarme al pasillo y buscar a mi novia, no me iba a ir, dije que estaría con ella y es lo que quiero hacer.
Es sencillo encontrarla al ver unas cuantas hojas pegadas a la puerta, aquí está.
Tomo una de las sillas y me acerco para poder estar con ella, veo su rostro con un par de heridas, el pómulo morado, sostengo su mano aterrado ante la idea soltarla.
—Estás bien, ya pasó lo peor. Te llenaré de besos cuando despiertes y después tendremos una conversación muy larga, saliste sin casco, ¿en qué estabas pensando? —sonrío al pensar en su reacción—. Casi puedo escucharte diciéndome que yo hago lo mismo, pero oye, creí que ya había quedado claro que yo tenía un mejor dominio con la moto. Danna me contó lo que te dijo, te escondería la moto un mes. Lo siento, Stella, tendrás que estar saliendo un mes entero conmigo, descuida, estaré encantado de ser tu chofer.
Me quedo toda la noche con ella, no quisiera estar en otro lugar.
A la mañana siguiente me muevo un poco sobre la silla y creo que no hay palabras que puedan describir lo que siento, sé que me está mirando, lo puedo sentir y saber que está bien me causa un alivio inmenso.
—Lo que haces es de acosadores.
—Solo estoy mirando a mi novio.
No puedo más, tengo que abrir los ojos. La encuentro sonriendo, daría todo porque siempre estuviera con esa sonrisa en su rostro.
—Te extrañé —me pongo de pie y hago justo lo que dije.
—Son muchos besos, para —pide entre risas.
—No son suficientes —al final me detengo para mirarla—. ¿Cómo te sientes?
—Un poco adolorida, pero bien —hace una mueca—. No quiero ni ver, pero la herida debió ser grave, ¿cierto?
—Vas a mejorar muy rápido.
—Buenos días —me mira confundido en cuanto entra—. ¿Erick?
—Necesitaría conocerlo para saber que no me dejaría sola —aquello le causa gracia—. Por la expresión del doctor asumo que no tenías permitido quedarte, ¿te colaste a mi habitación, chico del paraguas?
—Y valió completamente la pena.
Paul nos da un par de indicaciones, en un par de minutos las enfermeras vendrán para llevarse a Stella a que se haga unos estudios, estuve preguntando lo mismo como cien veces y en cada oportunidad me decían lo mismo, podrían darle el alta mañana. Justo a tiempo para su cumpleaños.
La actualizo un poco sobre lo que pasó y quienes fueron sus donadores.
—Javi estaba muy cansado, dijo que todo lo que quería era dormir.
—Y, aún así, estuvo aquí esperando a tener noticias tuyas.
—Y Cory tenía hoy la rueda de prensa.
—También se quedó.
—¿Qué hay de Danna y Leo?
—Todos estuvieron aquí, ninguno se fue hasta asegurarse de que estabas mejor.
Intenta incorporarse, pero le cuesta algo de trabajo.
—Mis padres, seguro que ya lo saben, tengo que decirles que ya
—Yo les avisé —la ayudo a volver a la misma posición de antes—. He estado en contacto con ellos todo el tiempo, quédate tranquila.
Al menos noto que mis palabras la calman un poco.
—Erick, les dijiste a las enfermeras mi tipo de sangre.
—Sí.
—Creí que habías dicho que borrarías ese dato de tu memoria.
—Hay cosas que no olvido de ti.
—¿Y hay algo que sí hayas olvidado?
Fingí estarlo pensando, pero tenía una respuesta muy clara.
—Ayer vino Alan a visitarte, lo eché de inmediato.
—Suena como algo que harías.
—Había olvidado tu pésimo gusto en chicos.
—Oye —logra golpearme un poco el hombro—. Tú me gustas.
—Y sigo preguntándome por qué, pero soy afortunado de que lo hagas. Ahora tienes que mejorarte y hacer todo lo que te digan porque mañana es un día especial —veo que no entiende lo que digo—. Déjame refrescarte la memoria. En navidad, yo gané una apuesta y tú dijiste que me acompañarías a cualquier parte que yo escogiera, haremos algo especial para celebrar tu cumpleaños.
—Erick, no creo
—No está a discusión, esta vez tendrás un buen cumpleaños, te lo prometo.
—¿Esta vez?
Antes de que pueda seguir haciendo preguntas llegan las enfermeras para llevársela y seguir con los estudios, aguardo pacientemente a que regrese y, mientras tanto, hago todo lo posible por organizarme.
Mañana tiene que ser un día memorable.
O sea, tampoco iba a dejar que muriera, no soy tan cruel :)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro