37 | Intrusos
Stella
Termino de revisar la lista que tengo escrita en el teléfono, mis padres parecen que quieren cocinar para todo un ejército, ¿en serio es necesaria tanta comida?
—El punto de la videollamada es verte a ti, no la pantalla negra, Stella —se queja Javi y regreso a la videollamada con ellos.
—Tengo que revisar qué es lo que me hace falta, ¿te crees que tengo buena memoria?
—Solo para lo que te conviene —añade entre risas Danna.
—Muy graciosos. Por lo que veo, la familia también planea emborracharse.
Es que no me parece normal la cantidad de alcohol que quieren comprar. Es navidad, se trata de celebrar y pasarla bien, no de emborracharte hasta que pierdas la consciencia.
—Déjalos disfrutar, Stella, estarán en la casa todo el tiempo, ¿qué podría salir mal?
Miro a Danna entrecerrando los ojos, creo que ambas sabemos perfectamente lo mal que pueden salir las cosas teniendo alcohol de más en nuestro sistema, lo hemos vivido. Ni siquiera el haber perdido las llaves del departamento nos detuvo para hacer el ridículo, desde ese día preferí dejar de beber, sé lo mal que pone.
—¿Qué hay de ustedes? ¿Novedades?
Me pongo a escoger unas cuantas verduras y algunos condimentos para la comida, no puedo quejarme, se nota que nuestra cena será deliciosa.
—Bueno aquí las cosas son un fiasco, mis padres no han dejado de agobiarme con un montón de preguntas innecesarias, todavía les cuesta trabajo asimilar que soy abogado, creen que eso no me funcionó y que ahora soy narcotraficante o algo peor.
—Tu nombre se está ganando reconocimiento —Danna responde sin prestar mucha atención, está escribiendo algo en su teléfono—. Si ellos no se dan cuenta de eso qué pena.
—Yo la apoyo, trata de disfrutar esta fecha con ellos y listo.
—Solo será navidad —pone los ojos en blanco—. He decidido que año nuevo la pasaré solo, volveré a Bridgen o puede que me vaya de viaje, no lo sé, pero no quiero estar con ellos.
—Son tus padres —le recuerdo.
—Imagínate qué horrible debe ser no querer estar cerca de ellos.
Reviso el carrito en donde tengo las cosas, parece que todo está listo para esta noche, solo quiero pasar por unas cosas más para el postre, los sorprenderé con algo.
—¿Qué hay de ti, Danna?
—Tengo noticias —esta vez nos mira más emocionada—. Pero no quiero que vayan a sacar conclusiones apresuradas, esto no es la gran cosa, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
Podría hacer un pastel, quizá un pay, a mi padre le encanta la tarta de durazno, pero mi madre prefiere la de zarzamora. Qué difícil es lograr complacer a todos, llevaré algo neutro como
—Pasaré navidad con Leonel —me detengo en seco para mirarla.
Incluso levanto el celular para asegurarme de que he escuchado bien. Navidad y Leonel, nunca pensé que esas dos combinaciones fueran posibles para mi amiga.
—Deja de reírte.
—Es que es divertido, creí que solo estaban conociéndose.
—Pues ya viste que no, Javi —busca consuelo cuando me mira.
Espera una respuesta seria de mi parte, y como no le digo nada enarca una ceja.
—Es que trato de procesarlo —y no miento—. Sé que tus papás están lejos.
—Del otro lado del mundo.
—Sí, gracias, Javi. Es normal querer pasar esta fecha con alguien y sé que recién estás conociendo a Leo y que lo suyo está avanzando de buena manera.
Asiente no muy segura de lo que estoy diciendo, creo que no estoy llegando a ningún punto.
—Seré directa, ¿estás segura de querer hacer esto?
—Es solo navidad, no nuestra boda.
—Estarás con su familia, si me lo preguntas es un paso importante, al menos para mí, no quiero que, si algo malo pasara, que espero que no —me apresuro a añadir—. Pienses que fue un desperdicio haber estado en una fecha importante con él, ¿me entiendes?
Ya no me muevo, no busco nada más en la tienda, solo espero que me responda, parece que ahora se lo ha replanteado, pero incluso antes de que pueda decir algo más sé lo que está pensando y solo me lo confirma cuando algo parece brillar en su mirada.
—Sí, estoy segura de que quiero hacer esto.
—¿De cuándo acá Leonel se volvió importante?
—Cállate —le decimos al mismo tiempo—. Danna, si es lo que quieres, solo me queda desearte lo mejor, es una fecha muy linda, deberías pasarla con alguien especial.
—Gracias amiga, sé que tú también la pasarás bien, sé lo mucho que significa esta fecha para ti.
—Toda la familia reunida —agrega Javi—. Lo conseguiste al fin.
No recuerdo cuándo fue la última vez que pasé navidad con mamá y papá, mucho menos en buenos términos, tendría seis tal vez, aun con todos los problemas que había entre nosotros todo lo que deseaba era estar con ambos en una fecha como esta, disfrutar de la nieve, las pocas veces que llegaba a nevar en Clawood, chocolate caliente, estar frente a la chimenea, había tantas cosas que quería hacer, pero quería que estuvieran conmigo.
Después de diecisiete años por fin estoy teniendo ese momento que tanto esperaba con ellos.
—Me parece un gesto muy lindo que Carmen haya accedido a todo esto, pasar navidad con tu pareja y su ex esposa no debe ser el plan perfecto que tenía en mente, pero sabe que es importante para mí, los años pasados estaba de viaje y no pude estar con ellos, quiero disfrutar esto ahora.
—Pues si alguien merece pasar la mejor navidad de todas eres tú, Stella.
—Gracias, Javi.
—¡Javier, te he dicho que riegues las plantas! —le grita su madre y podemos ver la desesperación de mi amigo—. ¡Ya voy, mamá! Chicas tengo que irme antes de que esa mujer venga a matarme, seguro les escribiré un lindo y conmovedor mensaje más tarde, pero si muero solo quiero desearles feliz navidad.
—Feliz navidad —respondemos y Javi desaparece de la videollamada—. Menos mal que ya se fue, me moría por saber, pero no quería que un chico se mezclara en la conversación. ¿Qué sabes de Erick?
No mucho en realidad, dejó de responder mis mensajes desde ayer, supuse que porque estaría en el avión, pero tampoco quedamos en nada para que fuera por él al aeropuerto, puede que ni siquiera esté aquí para navidad y todavía tenga un montón de trabajo o cosas que hacer.
—Casi nada, no ha respondido mis mensajes.
—¿Sabes si vendrá a Clawood también? —me encojo de hombros y avanzo con el carrito, tengo que ir a pagar—. ¿Han hablado de lo que pasó?
—No, queríamos hacerlo en persona, mantuvimos contacto, pero no era lo mismo, los dos teníamos cosas que hacer —muerdo mi labio pensando en un mejor tema de conversación—. ¿Qué cenarás?
—Stella —advierte, ha pasado tanto tiempo conmigo que me conoce—. Soy tu mejor amiga, sé que algo pasa, ¿qué es?
Me prometí a mí misma que dejaría de guardarme tantas cosas, tengo que externarlas o mis propias emociones y pensamientos acabarán conmigo.
—Sé que Erick y yo no nos encontramos en los mejores términos, pero fue horrible estar lejos de él este tiempo, sin mucha comunicación, sin temas de conversación, todo lo que nos contábamos estaba relacionado con el trabajo, ¿cuándo nuestras charlas se han centrado en eso? Y no sé, me hizo ver que, de alguna manera...
En serio hago un esfuerzo por pensar positivo, me aferro a la esperanza de que nosotros somos una pareja diferente, que saldremos adelante.
—¿Stella?
—Ambos tendremos que tomar una decisión sobre los trabajos que se nos presentaron, si los dos decidimos irnos, una relación a distancia no funcionará, Danna. Vamos a terminar en la primera semana.
—Muy poco optimista.
—Pero muy realista.
—Espera a que regrese a la ciudad y entonces ya podrán charlar, lo necesitan, algo me dice que él tiene el mismo miedo que tú, cuando aclaren sus problemas te aseguro que las cosas mejorarán.
—Eso espera —veo la hora en celular—. Es tarde, te tengo que dejar, cuídate, amiga.
—Igual, salúdame a tu familia.
Las personas cercanas a mí saben que soy cero paciente, me pongo de malas y no reacciono de la mejor manera, sería bueno que los chicos de enfrente supieran ese dato porque no me quieren ver molesta.
Creí que mis padres habían exagerado con su lista, pero los que están frente a mí llevan bastante comida, su dotación de medio año posiblemente.
Espero diez minutos que se han sentido eternos, no quiero ni imaginar la cuenta, será elevada.
—No puede ser —es la primera vez que veo a la chica de la caja levantar la mirada—. Eres Adam Stone.
El chico la mira con cara de pocos amigos, se limita a darle una sonrisa de lo más falsa y saca una pluma, la chica se apresura a sacar cualquier cosa que Adam pueda firmar y cuando le da su autógrafo se siente soñada, maravilloso regalo de navidad.
—¿Me puedes cobrar? Es que tengo prisa.
—Por supuesto, seré rápida lo juro.
Lo veo pagar con su tarjeta y en cuanto hace contacto visual conmigo su sonrisa luce más honesta, viene acompañado con otro chico que me da una cálida sonrisa.
—Pero mira nada más, ¿me estás siguiendo, Stella?
—Tú me estás siguiendo a mí. Estás algo lejos de casa, Stone.
—Sí, me han obligado —señala al chico a su lado.
La última vez que lo vi lucía mal, sin mencionar que estaba ebrio, ahora, aunque puede estar en sus cinco sentidos, sigo viendo a un Adam en pésimas condiciones, la mirada perdida, los ojos rojos, el olor a cigarro que desprende, este chico no la está pasando bien.
—Te presento a mi amigo, Stella él es teclitas, teclitas, Stella.
—Jonathan —corrige el chico—. Adam tiene una fascinación por los apodos.
—Ya me di cuenta, tú eres de la banda, ¿verdad?
—Sí, soy el pianista.
—Me gusta mucho su música, tienen talento.
—Nos los dicen siempre —responde el pelinegro.
Es raro ver a Adam con ese color de cabello, siempre he dicho que el rubio le quedaba mejor.
Una vez que termino de pagar me ayudan con el carro para poder dejar todas las cosas en la cajuela.
—Aquí nos despedimos, ¿pasarán navidad aquí?
—No —responde Jonathan—. Solo estábamos aquí porque quisimos ver a alguien, pero regresaremos a Bridgen.
—Hicimos las compras navideñas, tú no imaginas cuánto comen estos chicos, te aseguro que nos faltará comida.
—No exageres, llevamos lo suficiente.
—Incluso de más, me atrevería a decir.
—La banda quiere pasar esta fecha juntos, Adam cocinará para todos.
—Y una colada, ah, es que la novia de teclitas nos acompañará. Bueno, fue un placer verte, Stella, salúdame a tu chico, feliz navidad.
Alcanzo a escuchar lo último de milagro porque se ha apresurado a regresar al coche, cuando ya no está la expresión de su amigo cambia a una más seria, sé lo que hace, tratando de mostrarse fuerte para Adam, pero también está cansado.
—No debe ser fácil, hace poco lo vi afuera del edificio en donde vive, estaba ebrio.
—Un día normal en la vida de Adam Stone.
—¿Tiene problemas con la bebida?
—Y un par de sustancias más, pero no quiero agobiarte con eso, será mejor que me dé prisa porque nos espera un largo camino y todavía tenemos que llegar a cocinar, me dio gusto conocerte, Stella. Feliz navidad.
—Feliz navidad.
No puedo dejar de preguntarme si está así por lo que pasó con Juliette, quiero decir, debió ser importante para haberlo dejado de ese modo.
Las personas pueden devolverte la vida o destruirte, y nosotros, sin saber qué es lo que decidirán hacer, les otorgamos ese poder. Es lo que muchos llamamos amor.
Conduzco hacia la casa con cuidado porque seguro mi padre me mata si descubre que le hice algo a su auto. De vuelta a Clawood, conozco bien el lugar, las calles, los atajos, horarios en donde encuentras menos tráfico y rutas donde puedes disfrutar de un bello paisaje; aun así, cuando me detengo frente a la casa de mi padre, no puedo evitar sentir que estoy en un nuevo lugar.
Eso me gusta, sentir que estamos iniciando desde cero.
Basta con que la puerta del garaje se cierre para que mis padres lleguen y me ayuden con las bolsas, es momento de preparar la comida si queremos que todo esté listo a tiempo, me sorprende lo bien que todos logramos organizarnos en la cocina.
Al menos el trabajo se vuelve más sencillo de esa forma, los postres decidieron encargárnoslos a mi madre y a mí, sabia decisión. Mamá estuvo actualizándome sobre un par de cosas que hizo en mi ausencia, dice que ha conocido muchas personas gracias a sus cursos y que, de nuevo, planea abrir otra escuela, pero solo es una idea.
Papá dice que dejará de tocar el piano hasta el día que muera y quiere que vaya a alguna de sus presentaciones, creo que dará una pronto.
Carmen está feliz en casa, asegura que es algo extraño, pero que nunca antes se había sentido tan bien solo por estar aquí, es bueno que lo disfrute, siempre encuentra algo nuevo que hacer.
—Tiempo record —menciona mi padre limpiando su frente—. Venga esos cinco, equipo.
Las choco con él y salimos de la cocina, nos quedamos en la sala descansando un poco, mi padre está convencido de que lo que ha hecho allá adentro es algo impresionante y que se ha quedado sin energía tan solo por poner a hornear unas cuántas cosas.
—Seguro que si te llevo a mis clases te desmayas, Víctor.
—La cocina siempre fue tu fuerte, Julia.
—Me gusta el árbol —señalo—. Muy linda decoración, ¿me dejarán poner la estrella?
—Claro que sí, querida, me alegra que te haya gustado, el árbol lo escogió Carmen.
—Tengo buen ojo para esas cosas.
Me quedo sonriendo como boba mientras miro la casa, la decoración, hace unos años estar con mi familia junta en un momento como este era imposible de imaginar, ahora todo lo que quería se está haciendo realidad.
La mirada tan insistente que le está dando Carmen a mi papá llama mi atención, parece que discuten sobre algo y al final es él quien termina aclarando su garganta para que lo miremos.
—Es que, bueno, hay una noticia importante que queremos darte —me mira y mi madre no entiende—. Qué queremos darles, es algo importante, y especial para nosotros, ¿verdad, amor?
—Sí, es muy importante.
—Y bueno, es algo que estamos planeando desde hace tiempo y queríamos contarles, porque en serio es especial y
—Víctor —lo corta mi madre—. No estás diciendo nada, ve al punto.
—Carmen y yo nos vamos a casar.
Esta vez ella ya no puede ocultar su emoción y nos muestra el anillo que se encuentra en su dedo, lo ha sabido ocultar muy bien todo este tiempo o es que yo no pongo mucha atención.
—¡Aaaaaaah! —me pongo de pie tan rápido como puedo y voy a abrazarla—. Muchas felicidades —me detengo a ver el anillo—. Es precioso, mi padre sí que supo escoger, estoy muy feliz por ambos.
—¿Lo estás? —me acerco a él también para abrazarlo—. ¿Entonces no estás molesta?
—¿Molesta? —me aparto un poco—. ¿Por qué habría de estarlo? —mira de reojo a mi madre quien es la única que no ha dicho algo—. Mira que te cases no significa que dejes de ser mi padre o que deje de tener madre, Carmen es de la familia y hace tiempo entendí que ella es la mujer con la que en verdad debías estar, si te hace feliz, me hará feliz también a mí, lo mereces, papá.
—¿Julia?
Centramos nuestra atención en mamá, se pone de pie algo nerviosa y no nos dice nada, por un momento llego a pensar que la noticia no le ha sentado bien, pero pronto esa duda desaparece cuando una sonrisa se forma en su rostro.
—Muchas felicidades.
Más animada llega a abrazarlos y cuando se aparta, por razones que desconozco su nerviosismo regresa.
—No quisiera arruinar el bello momento, pero es que también quería darles una noticia importante.
—¿Te casarás? —pregunto alarmada.
—¡No!
Escucho el timbre de la puerta y eso pone a mi madre en alerta, ya que nadie hace nada no me queda más que ir y abrir.
—¡Stella! Feliz navidad —entra la chica feliz y me da una caja con galletas.
Irradia felicidad y yo solo me quedo en shock, me reconforta saber que no soy la única, mi padre tampoco sabe cómo reaccionar cuando ve a Edith.
—Ay, Víctor, qué bueno que te encuentro aquí, no quería irme de la ciudad sin antes venir y pasar tiempo contigo.
—Ah, hola, Edith. ¿Cómo has estado?
—De maravilla, te cuento, he ganado otro concurso de ballet y mi madre ha salido de viaje, es por eso que no ha podido venir a acompañarme, pero siempre pasamos esta fecha aquí contigo antes de irnos y no quería que la tradición se rompiera.
—¿Siempre?
Admito que lo he dicho como si aquello fuera la peor ofensa del mundo. Qué Edith esté aquí como una intrusa solo me revuelve el estómago, mi mente no puede evitar llevarme a esos momentos donde mi padre habla maravillas de ella, donde la prefiere antes de que a mí.
Me da miedo que ahora su vida esté siendo mucho mejor que la mía y papá la vuelva a escoger, que en el fondo deseé que Edith sea su hija o
—No —me digo a mi misma.
No puedo dejar que ese tipo de pensamientos lleguen a mí, no de nuevo y no después de todo lo que he tenido que pasar para poder controlarlos. Mi padre me ama ahora por quien soy, da igual si soy famosa o no, él me quiere.
Puedo notar que algunas cosas han cambiado porque ahora mi padre trata de pedirle de muchas maneras que se vaya, se muestra un tanto incómodo al escuchar que no deja de hablar de ella y de lo que hace.
Qué horror, es como ver a Fernanda reflejada en Edith.
—Me alegra que te esté yendo bien, querida —le dice Carmen tan tranquila como puede.
—Y no te he contado —menciona—. Aunque no creo que haga falta, seguro ya sabes que mi hija es directora de cine.
La saludo cuando me ve.
—Ah, sí, estás dirigiendo una nueva película, ¿no?
—Sí, y está siendo un éxito antes de salir.
—Pero, ¿es tan genial como ganar un concurso de ballet?
—No lo sé —responde mi padre y obtiene su atención—. Tú solo ganas concursos locales, ella está dirigiendo algo que se estrenará a nivel mundial y pronto ganará grandes premios, la gente la empieza a conocer, ¿cuántos te conoces a ti, Edith?
—Dijiste que lo hacía era bueno —le reprocha y entonces entra Carmen al rescate.
—Y es muy bueno —le da un codazo a mi padre—. El arte es maravilloso en cualquiera de sus representaciones, lo que quiere decir Víctor es que no es justo que desmerites lo que hace Stella.
Se queda callada pensando en algo que decir y el timbre vuelve a sonar. Me levanto con la esperanza de encontrarme con alguien que me ayude a salir de esta situación incómoda y me encuentro con algo que solo me confunde más.
Un hombre alto, de cabello negro, calculo que unos cuarenta y cinco años, tal vez menos, se mantiene en forma y ha dejado un auto estacionado fuera de la casa, no veo que traiga comida, así que no es repartidor, ¿un amigo de mi padre?
—Hola, tú debes ser Stella, la hija de Julia, ¿no?
—¿Y tú eres?
—Dean —responde detrás de mí mamá y lo invita a pasar.
No sé muy bien qué estamos haciendo ni en qué momento pasamos a ser tantos en esta casa, incluso me parece sofocante.
—Bueno, él es Dean —lo presenta—. Es mi novio.
—¿Novio? —preguntamos todo a una sola voz.
—Novio suena un tanto infantil tienen razón, es el hombre con el que estoy saliendo.
Parpadeo, confundida, la dejé sola poco más de una semana, ¿cómo es posible que se haya conseguido un novio? Siento que la cabeza me está dando vueltas.
—¿Es esto lo que querías decirnos? —inquiero y asiente.
—Quería presentárselos hoy, Dean acaba de llegar, lo conocí en Bridgen.
—¿Eres de la capital?
Necesito saber todo sobre este hombre ahora.
—Sí, trabajo como la mano derecha de alguien importante.
—¿El presidente? —bromea mi padre.
—Casi tan importante, trabajo para la fundadora de Trackmind y en mis ratos libres soy abogado y baterista, créanme uno tiene que saber hacer de todo si quieres ser parte de una disquera tan grande como lo es Trackmind.
—Te conseguiste otro músico.
—Papá —hablo entre dientes.
—Ya veo —le da una sonrisa de lado—. Tú tienes que ser Víctor, su ex esposo, y tú debes ser Carmen, su novia.
—Prometida —aclara.
—¿Y tú...? —se enfoca en la chica.
—Soy Edith, seguro has escuchado de mí.
—¿No te espera tu madre en casa? —le dice mi padre—. O también te quedarás como un intruso.
—Víctor.
—Claro, te molesta que salga con alguien porque sabes que pasará tiempo con Stella, ¿ahora eres un hombre celoso, Víctor?
—No pretendo robarle la hija a nadie —nos asegura Dean.
—¿Por qué robarse a Stella? —cuestiona Edith.
Todos comienzan a hablar y cada uno se centra en un tema diferente, no es así como imaginaba mi tiempo de relajación. Están tan inmersos en sus conversaciones que apenas y notan que tomo las llaves de mi moto y salgo de la casa.
Sabía que estaríamos una semana en Clawood y me daba miedo hacerle algo al carro de mi padre, por eso pedí que me trajeran la moto, menos mal, al menos así puedo escaparme. Regresaré cuando crea que las cosas se han calmado un poco.
Mientras conduzco sin saber muy bien a donde dirigirme, me detengo a ver unas flores que encuentro en el camino, no lo pienso tanto y las compro, son girasoles, sus favoritos, parece que esta vez tengo un destino al que llegar.
La idea era hacer un solo capítulo, pero como era muy largo preferí dividirlo en dos partes, así que esta es solo la primera. La parte dos la narra Erick por fin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro