36 | Puedes lidiar con esto
Stella
Mamá estaba muy concentrada preparando la comida, pero no por eso dejaba de darme indicaciones sobre cómo preparar nuestro postre.
—Revisa que la cubierta de chocolate no
—No dañe el mueble —completé por ella—. Ya lo estoy terminando de decorar, quédate tranquila.
—¿Y todo está bien? —por fin apaga la estufa—. ¿Lo revisaste?
—Soy tu hija, sería un pecado no hacer un pastel de manera correcta.
—Ay, cariño —se limpia las manos y se acerca para abrazarme—. A veces me olvido que estás creciendo muy rápido.
Me pasa lo mismo. No sé en qué momento se supone que pase a ser una «adulta responsable» sigo sintiéndome como una chica inexperta en la universidad, lo único que siento que ha cambiado son mis responsabilidades y que ahora tengo gastos que cubrir, ¿es eso lo que define tu madurez? ¿las deudas que tienes que saldar y el trabajo con el que hay que lidiar?
Tomamos asiento y disfrutamos de la comida que hemos preparado, como era de esperarse esto le quedó delicioso a mamá. Me gustaba pasar este tiempo con ella, después del escándalo de ayer lo último que quería era quedarme en el departamento a revisar los comentarios que estarían haciendo sobre mí.
Todo salió mal, mi celular no había dejado de sonar en toda la mañana, así que decidimos que lo mejor sería apagarlo, necesitaba distraerme el día de hoy.
—¿Ya casi terminan la película? —pregunta cuando hemos llegado al postre.
—Sí, ya solo unas escenas y terminamos, seguro que antes de navidad estoy libre.
—Me alegra saberlo porque hubiera sido capaz de ir por ti y ni siquiera Cory Collins se hubiera podido interponer en mi camino.
—Cuidado con ver a Julia Martel enojada.
—Cuidado —amenaza con la cuchara.
A veces son tan poco conscientes de las personas que nos rodean, de lo que es pasar tiempo con la familia, damos por sentado que estarán ahí para nosotros todo el tiempo, pero no es así.
Esta mañana y parte de mi tarde con mamá había sido muy buena, y no es como que hayamos hecho la gran cosa, estuvimos todo el tiempo en casa, pero el hablar con ella, el que se estuviera interesando en mis cosas, todo hacía del momento algo especial.
—¿Sabes algo de Erick?
—Si me escribió seguro no alcancé a verlo, apagué el teléfono.
—Ese chico sería capaz de venir a buscarte.
—Puede ser.
Que fuera mi madre facilitaba muchas cosas, ante los temas en los que me sentía incomoda o de los que simplemente no quería hablar, ella me entendía. Sabia descifrar mis silencios, expresiones, incluso el tiempo en el que tardaba en responder a algo que ella preguntaba.
—No estás molesta por la entrevista —me atrevo a mirarla—. Bueno, no del todo, claro que a uno no le agrada pasar a segundo plano cuando se supone que eres el centro de atención.
—Yo no quería ser
—Stella —me interrumpe, porque sabe que estoy a punto de dar una larga explicación de por qué no está bien creerse más que los demás—. Ya sé lo que dirás, pero escúchame, no está mal ser el centro de atención, no estabas en esa entrevista para decirle a los demás «oye, mírame bien soy mejor que tú» —aquello me hace reír—. Estabas ahí para presentar tu trabajo, demostrarle a todos lo que estás logrando con tu nueva película, porque quieres que la gente vaya a verla.
—No quería sentirme más importante que nadie, pero quería disfrutar de ese momento.
—Cuando el ego se te empiece a subir piensa, ¿qué es una película si nadie la ve? Solo un montón de escenas vacías que pasan al olvido porque nadie las recordará, un director de cine no es nada si su película no triunfa —asiento—, pero tú si no eres directora de cine, eres Stella y eso tiene mucho más peso.
En el momento en que toma mi mano puedo sentirme tranquila, protegida, la compañía de mi madre siempre ha sido para mí como un refugio, un lugar en donde no importa lo malo que suceda, nada puede lastimarme cuando estoy con ella.
—Gracias, mamá.
—Puedes lidiar con esto, no lo olvides —se levanta más animada y toma su bolsa—. Anda, vámonos.
—¿A dónde?
—Tú solo sígueme.
Subo con ella al auto e intento averiguar a dónde me lleva, lo noto cuando a lo lejos veo el centro comercial, ha querido comprar en el más grande de la ciudad, claro, muy discreta.
—¿Sabes que es lo que hacía cuando peleaba con tu padre? —me dice en el estacionamiento.
—¿Qué hacías?
—Tomaba una de sus tarjetas y gastaba cuando dinero podía en ropa, bolsos —sonría nada más recordarlo—. Era como renovar mi armario cada mes.
—No es como que yo vaya a gastarme el dinero de Erick.
—Esa es la mejor parte, tú puedes comprarte lo que quieras porque es tu dinero, no necesitas de nadie que pague por ti, ¿cuántas personas pueden decir eso? Además, vi un vestido precioso que seguro te encantará.
No me da tiempo de negarme porque ya me está obligando a entrar, siempre dicho que eso de ir de compras solo porque una no está con el mejor ánimo no es bueno, ¿quién gasta dinero en ropa que no necesita?
La verdad es que sigo pensando lo mismo, pero al menos el día de hoy esto de ir de compras resulta hasta terapéutico.
—Suficiente —me planto frente a ella antes de que siga viendo las blusas—. Mamá es la quinta tienda que visitamos.
—¿Y?
—Qué no me has dejado comprar nada.
—Oye más de la mitad de las bolsas son tuyas, las llevarán a tu departamento.
—No me has dejado pagar —corrijo—. ¿Qué pasó con eso de era mi dinero y podía comprarme lo que quisiera?
—¿Verdad que sonó muy bonito? —me aparta con delicadeza para seguir buscando entre las prendas algo que le guste—. No mentí, pero soy tu madre, puedo comprarte ropa si quiero.
—¿Tanta ropa?
Mamá se había emocionado con su compra esta vez, casi no escogía nada para ella.
—Piensa lo emocionante que será decirles a mis nuevas chicas del curso de cocina que le compré ropa a Stella Remington, la famosa directora de cine y la mejor parte, es mi hija —me guiña un ojo.
Uno pierde la noción del tiempo estando aquí, ni siquiera noté en qué momento oscureció, era un centro comercial tan amplio que no solo compramos ropa, estuvimos viendo algunas tiendas de joyería, de música y después de convencerla que ya tenía ropa suficiente terminamos en una tienda de arte.
Se estaban exhibiendo cuadros muy lindos, me gustaba ver cómo las personas lograban plasmar sus emociones en la pintura.
El arte expresa todo aquello que nosotros no podemos hacer ya sea por pena o miedo.
—Ese es lindo.
—Veo que tienes buenos gustos —sale un chico de la tienda—. ¿Te gustan los bosques?
—Me encantan.
Miro de reojo a mi madre que no deja de sonreír, por favor, no puede pensar que cada chico que se acerca a hablarme está ligando conmigo. Se aleja un poco para verlo mejor y solo me levanta el pulgar.
—Es un cuadro muy bueno —menciona—. No debería estar en una tienda tan pequeña. Soy Jasper Taylor —estira su mano.
—Stella.
Hay algo que llama mi atención del cuadro, no sé si es la forma tan perfecta es que fueron pintados los árboles que podría confundirse con una fotografía, pueden ser los colores que comienzas siendo tonos vivos y poco a poco parecen volverse grises, o su significado.
Algo profundo debe querer expresar porque una chica dándole la espalda a un chico, cada uno en un extremo del bosque y apenas logras percibir el lago que se ve a lo lejos. «¿Mutua destrucción?» Lo firma Hailey W.
—Jasper, ¿puedes traer un...? —se detiene al verme—. Hola, ¿interesada en el cuadro?
—¿Lo tienes a la venta? Es que he visto tiendas como estas y hay cuadros que suelen ser solo decorativos.
—Estás de suerte, está a la venta.
—La pintora es muy buena —menciona Jasper—. Como te dije, este cuadro debería estar en una galería de arte. Mí galería de arte —dice lo último mirando a la chica.
«Hailey W» me parecía familiar de algún lado, hasta que recordé de dónde la conocía.
«—Fue hasta que Hailey llegó a su vida que Landon descubrió que tenía un corazón»
—Walker —me mira un poco confundida—. No quiero que esto suene incómodo, pero conocí a Landon, era un chico increíble, lamento la perdida —su sonrisa se borra poco a poco—. Lo siento, no quería que
—Descuida, sé que Landon impactó la vida de muchas personas sin darse cuenta, ¿puedo preguntarte de dónde lo conoces?
Le hace una seña a Jasper que solo ellos parecen entender y mi madre ya no está, seguro se ha ido a buscar algo en la joyería, estaba muy interesada en un collar.
—Mi novio admiraba mucho a Landon, también es fotógrafo y un día los presenté, conseguí el número de su mejor amigo y organicé vernos en una cafetería.
—Adam —ensancha su sonrisa—. No me sorprende que haya aceptado, debió ser hace tiempo.
—En ese entonces Adam dijo que salía con una chica llamada Charlotte.
Ella suelta una carcajada.
—Sí, menos mal que terminaron, después de ella comenzó a salir con Juliette, es mi prima.
—Así que tú eres la chica de la que tanto habla —veo que no entiende a lo que me refiero—. Ah, es que Juliette está protagonizando la película que dirijo.
—Eres Stella, he escuchado mucho de ti, le diste la oportunidad de su vida a July, gracias, en serio.
—Se lo ganó.
Al poco rato Jasper regresa con algo cubierto, es cuadrado y cuando volteo hasta el cristal, el cuadro ya no está.
—Es un regalo.
—Hailey no podría —me apresuro a saca mi tarjeta—. En serio, sé lo que es vivir de algo que te apasiona y lo mejor es que tu trabajo sea recompensado, déjame pagarte el cuadro.
—Tonterías, no quiero sonar presuntuosa, pero tengo toda una galería de arte en Sydney para mis cuadros, gano lo suficiente, un cuadro menos no me hará pobre.
—¿Estás segura?
—Por completo.
—Muchas gracias, en serio.
—¡Aquí está! —grita una mujer.
Y lo siguiente que veo es como un montón de personas se empiezan a acercar con cámaras y algunas personas del centro empiezan a grabar, no de nuevo.
«Stella, ¿lo que dijo Carla en su programa es cierto?»
«¿Qué pasó en realidad entre tú y Erick?»
«¿Cómo se conocieron»
«¿Quién le fue infiel a quién»
Son algunas de las preguntas que hacen. Como si el sexto sentido de mi madre se activara, llega corriendo hacia mí y comienza a alejar a la prensa. Cory me había dicho que en momentos así lo mejor era quedarme callada y no dar ningún tipo de información o podrían usarla en mi contra.
Jasper y Hailey nos ayudan a entrar a la tienda y cierran las puertas por precaución, la gente no tiene más remedio que quedarse a esperar afuera, saben que en algún momento tendremos que salir.
—Lamentamos eso, les había dejado claro que los quería lejos —comenta Hailey—. Entiendo por lo que pasas, lidiar con la prensa es abrumador y una violación completa a tu privacidad.
—El precio de la fama —añade Jasper.
—No se irán hasta que salga.
—Tenemos esa parte cubierta.
Nos llevan al fondo de la tienda donde hay una puerta, salida de emergencia, estamos salvadas.
—Dense prisa antes de que las alcancen, intentaremos distraerlos, pero alguien podría verte en el estacionamiento.
—Gracias, Hailey.
—¿Eres la novia del chico? —pregunta mi madre.
—Solo somos amigos.
—Ah.
Es la primera en cruzar la puerta.
—De nuevo gracias a los dos, por el cuadro y por la ayuda.
—No hay de qué, suerte en la película.
—Muchas gracias.
Me apresuro a salir para llegar hasta el auto con mamá.
—Esas miradas no son solo de amigos, lo siento, Stella, pensé que Jasper era un buen candidato para ti.
Solo le doy una sonrisa de boca cerrada y conduce hasta la casa donde se está quedando mi padre con Carmen, habíamos quedado que cenaríamos juntos.
Carmen y mi madre ya se llevaban bien, ella no tenía problema con que mamá me acompañara, sabe mejor que nadie que estos momentos en familia me sentaban bien, sobre todo ahora.
Aun así, no pude evitar sentirme desconectada esta noche, los veía a todos reír y el tema de conversación parecía no acabar entre ellos, ante cada preguntan que me hacían respondía con monosílabos o un simple «todo bien». No lograba sacarme de la cabeza lo que pasó hace rato en el centro, lo que pasó ayer en la entrevista y la discusión con Erick.
—Stella, casi no has tocado tu comida, ¿te sientes bien?
Aprendí que si quería mentirle a papá no tenía que mirarlo a los ojos.
—Sí, mamá y yo comimos algo tarde, creo que sigo llena.
Intercambian miradas entre ellos, pero es Carmen quien le mantiene la mirada a mi papá como si trata de explicarle algo, él asiente, al parecer lo ha entendido.
—¿Estás así por..., por ese chico?
—Víctor, el chico tiene nombre.
—Julia, nunca sabes cuánto puede afectarle escuchar su nombre.
—¿Ahora te volviste un experto en temas de jóvenes?
Carmen hace un esfuerzo por no reír, parece que si seguimos este camino no llegaremos a ningún punto, ella decide hablar.
—Te noto muy distraída, ¿piensas en lo que pasó con Erick?
Tanto mamá como papá me voltean a ver de inmediato esperando ver mi reacción.
—En eso y un par de cosas más.
—Sabes que puedes contarnos lo que sea, cariño.
—Tu madre tiene razón, estamos aquí para escucharte.
Solo miro a Carmen quien me da una cálida sonrisa y asiente, puede que sea buena idea contarles lo que me pasa. Antes, el hecho de expresarme me aterraba, sabía que sería regañada por papá e ignorada por mamá, ahora las cosas son diferentes.
Es como si todos hubiéramos aprendido a sanar nuestras heridas juntos.
—Pienso en lo que pasó con Erick, en lo que me confesó ayer, su reacción y la mía, quizá no debí decir todas esas cosas, pero —me detengo a pensarlo, creo que nunca lo había dicho en voz alta—. No quiero que me ruegue ni nada por el estilo, pero tampoco quiero hacer de cuenta que nada pasó.
Los veo a todos prestándome atención y sus expresiones no me dicen nada, no sé si está bien que diga esto o debería mejor quedarme callada.
—Continúa —pide papá.
—Siempre he sido yo la que hace algo, pedir perdón de cosas que no hice, dar la cara por algo, estar para los demás, quizá no debería dar algo y esperar otra cosa a cambio, pero estoy cansada de dar todo de mí con las personas y recibir migajas a cambio —eso puede entenderse de muchas maneras—. No estoy diciendo que sea el caso con Erick, con Javi o Danna, solo digo que..., no sé ni lo que quiero decir. Estoy cansada, es todo.
—Y la prensa lo empeoró —concluye mamá.
Ah, sí otro tema con el que tampoco sé cómo lidiar, esto de la fama, entrevistas y demás, sigo sin acostumbrarme a todo esto, a veces todavía pienso que es un sueño.
—Stella, hay más, ¿verdad? —balbuceo antes de dar una respuesta—. Soy tu padre, sé que hay más.
Puedo sentir el nudo en la garganta, no quiero hablar y soltarme a llorar, pero sí es necesario que lo diga o volveré a explotar y no quiero que mis reacciones lastimen a otras personas.
—Cuando publico algo en cualquiera de mis redes, solo me detengo a ver la cantidad de gente que reacciona, hay alguien a quien le pago solo para que gestione las respuestas, nunca me he detenido a ver yo misma los comentarios, jamás. Creo que no sé cómo lidiar con las respuestas negativas —evito mirarlos—. En la calle es difícil ignorar a las personas, he escuchado de gente que ama mi trabajo y eso me emociona, pueden ser mil personas que crean que lo que hago, lo hago bien, pero cuando escucho algo malo sobre mi trabajo, que a alguien no le gustó o que no sirvo para esto, siento que no miente, y empiezo a creer que no seré buena.
Mi voz se quiebra con lo último, muchas personas tratan de darme consuelo diciendo que han pasado por mi edad, que saben lo que se siente, no creo que sea así, no lo sienten como yo.
Hay días donde me levanto con toda la energía, con ganas de comerme al mundo y luego, días en donde solo quiero quedarme en mi cama y no hacer nada, no porque sea una floja, sino porque siento que no puedo hacer nada.
—Me ofrecieron un trabajo, uno de los directores más importantes en Hover quiere que dirija dos de sus películas y quiere que proyecto renacer también sea una película —sonríen en cuanto me escuchan, ambos saben que esto sería un gran logro—, pero con lo que pasó ayer en la entrevista no sé si quiera seguir trabajando conmigo, de cualquier forma, no he tomado una decisión. Luego la prensa llega, me bombardea con preguntas y —me frustro—. Ni siquiera sé qué pretendía hacer Carla ayer en la entrevista.
—Carmen estuvo investigando, la sección en la que el programa se encontraba cuando llegaste era escúdalos y chismes, estuvo planeado desde el principio, pero así es esto de la fama, un día en la cima y al siguiente te hunden, la gente nunca querrá verte triunfar, te lo dice alguien que como pianista ha recibido un sinfín de críticas negativas.
—La gente tiene envidia —continúa mamá—. No quieren verte cumplir tus sueños, pero tampoco hace algo ellos para estar en dónde tú estás.
—Egoísmo —señala Carmen—, es parte de la naturaleza humana. A muchas personas no les gustará lo que haces, Stella, te criticarán y despreciarán tu trabajo, lo importa es enfocarte en quienes sí lo valoran, trabajas para darles la mejor calidad a quienes aprecian lo que haces.
—Lidiar con la prensa apesta, pero en algún momento te acostumbras, aprender a ignorarlos y dejas de darle peso a lo que digan, su trabajo es desmeritar lo que haces, ponerte en el centro de las críticas, no lo tomes personal, les pagan para eso.
—Pues qué horrible empleo.
—Pero puedes lidiar con esto.
Escucho atenta diferentes puntos de vista, de tres personas que han estado en mi lugar y, hasta el día de hoy, parece que ninguno logra lidiar con la prensa, pero han encontrado la forma de no pensar en ellos.
Podría decir que a mamá no le importa tener a cientos de personas detrás de ella, pero dice que resulta cansado escuchar las mismas quejas de siempre. Hubiera jurado que a mi padre no le importaba la opinión de nadie más que la suya, y también tiene que enfrentarse a comentarios negativos que lo han puesto en duda sobre si es bueno o no.
Parece que nadie entiende lo que sientes, pero es porque todos asimilamos las cosas de una forma diferente. Ahora veo que no soy la única que pasa por esto.
—Sí, puedes lidiar con esto —finaliza Carmen.
—Parece que todos ustedes se pusieron de acuerdo para decirme esto.
—Tal vez va siendo hora de que tú te lo creas, hija. Hay muchas cosas allá en el mundo que debes enfrentar sola y es parte de crecer, pero si en verdad crees que no estás lista para hacerlo nos tienes a tu madre, Carmen y a mí, estamos contigo.
—Gracias, papá.
Derramo una lágrima que, a diferencia de otras veces, esta es de felicidad. Mamá se aleja para responder una llamada y yo me quedo en la mesa.
—Gracias a ambos.
Sé que gran parte del cambio que ha tenido mi padre se lo debo a Carmen, él habrá puesto de su parte, pero ella es quien nunca se rindió con él, quien de alguna forma lo convenció hace años de ir a terapia y quien sigue a su lado sacando lo mejor de él.
Hay personas destinadas a estar juntas, no importa si te desvías en el camino, si tropiezas o si llegas a creer que no hay nada que puedas hacer, en algún punto de tu vida habrá un camino que te guiará hacía la persona indicada.
Papá la encontró, y por mucho que hubiera deseado que estuviera con mi madre, sé que no podría ser más feliz que con Carmen.
—Es para ti —regresa mamá entregándome su teléfono.
—¿Hola?
—¡Por fin! Me tenías muy preocupado, ¿sabes lo estresante que es ver en My Story todo lo que tuviste que pasar con la prensa y que yo no estuviera ahí? No respondes mis llamadas y tampoco mis mensajes, tuve que llamar a tu madre, ¡a tu madre, Stella! Me has hecho tomas medidas desesperadas —me escucha reír y suspira dramáticamente—. No te burles, mujer, ¿dónde te has metido?
Solo Javi sabe hacer de un escándalo algo divertido.
—Estuve todo el día con mi mamá y ahorita estoy cenando con Carmen y mi padre, estoy bien, descuida.
—Ya voy —escucho que se queja con alguien—. Soy su mejor amigo, debo tener prioridad, tú tampoco me mires así, Danna.
—Salúdala de mi parte.
—Stella dice que dejes de molestarme.
—¡Javi!
—Perdón, olvido que escuchas —no sé qué empieza a susurrar.
Lo último ya no alcanzo a escucharlo.
—¿Con quién estás?
—Con Danna y un intruso —permanecemos callados unos segundos.
Alguno de los dos tiene que hablar.
—Erick creyó que seguías molesto con él y que por eso no respondías sus llamadas, vio lo que te pasó en el centro comercial y vino de inmediato al departamento esperando encontrarte aquí. Oh, decepción.
—Está contigo ahora, ¿verdad? —mis padres y Carmen se muestran bastante interesados en la conversación.
—Ha estado afuera del departamento más de dos horas, intenté decirle que se fuera, pero es terco, dile que se vaya siento que tengo a un vagabundo aquí afuera.
Tuve el teléfono apagado todo este tiempo, no hubo tiempo para aclarar las cosas con él, todavía no sé si quiero hacerlo, por una parte, siento que es tiempo de escuchar todas las explicaciones que sé que quiere darme, incluyendo su confesión de anoche, pero otra parte de mí teme escucharlas.
—Sí, hablaré con él.
—Es para ti, vagabundo.
Asumo que ya le ha dado el celular.
—Stella, ¿estás bien?
Lo admito, es lindo que sea lo primero en lo que piense.
—Muy bien, Javi dice que llevas tiempo fuera del departamento, deberías volver al tuyo y descansar.
—Necesitamos hablar.
—Hoy no, Erick, estoy cansada.
—Sabes que tienes que escucharme en algún momento.
—Sí —muerdo mi labio y los demás fingen ahora estar concentrados en otras cosas—, pero ahora no.
—Hace poco me llamaste muy feliz diciendo que me amabas.
—Y lo sigo haciendo —hay tantas cosas que me pasan por la cabeza justo ahora, tanto que no creo poder expresarlo en una llamada—. No tendré esta conversación por teléfono.
—Me iré de Hover, solo unos días —se apresura a decir—. Volveré para navidad, espero, no quisiera irme en malos términos y tampoco quisiera alejarme tanto tiempo, me gustaría que siguiéramos en contacto.
—Lo estaremos, descuida.
Ambos nos despedimos de una manera un tanto torpe, mi familia no quiere tocar el tema y lo único que se les ocurre es que vayamos a la sala. Papá tiene ahí su piano de cola y dice que para relajarnos necesitamos deleitarnos con su música.
Lo veo tocar con tanta pasión que parece desconectado de este mundo, cada una de las personas en esta sala somos tan diferentes. Estoy convencida que no pudo haberme tocado una mejor familia, con altas y bajas, pero al fin unidos.
¡Hola! Me había dado otro bloqueo, después de la entrevista como que me quedé en blanco pese a que tengo una estructura para mis capítulos, me sentaba a escribir y no podía y no saben lo horrible que es estar viendo el cursor y no tener una clara en ese momento.
Pero ya, el bloqueo se fue, se viene fin de semana, así que nos leemos entre el lunes o martes, todavían nos quedan cinco o seis capítulos más el epílogo, paciencia :)
¿Les está gustando? Los leo
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