Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

31 | Si ninguno supiera cómo volver

Stella

—¿Entonces no estás molesta conmigo? —me mira preocupada temiendo mi respuesta.

—Estoy más molesta porque no me dijiste dónde pasaste la noche —enarco una ceja—. ¿Y bien? ¿Dónde estabas?

—No intentes cambiar el tema, Stella.

—Danna —advierto.

—Pasé la noche con Hugo —casi me ahogo con mi propia saliva y se apresura a añadir algo más—. ¡No de esa forma! Es que vi el caos que se desató ayer y preferí escapar, ¿estás molesta?

—¿De qué me trajeras al chico que he extrañado desde hace tres años? Debería agradecerte —algo se ilumina en su mirada en ese momento y prefiero cortarle cualquier tipo de esperanza que tenga—. Que lo extrañe no significa que vamos a regresar, Danna. Sé que pensabas que esto sería una buena idea y en parte es mi culpa porque nada de esto habría pasado si te hubiera contado que estoy saliendo con Alan.

—Ni siquiera le vas a dar la oportunidad de explicarte lo que pasó, ¿verdad?

—No.

Hay tantas razones por las que debería poner un límite entre nosotros, y motivos de sobra para escucharlo, pero no quiero que toda mi vida cambie por un error, no quiero pensar en el «hubiera» lo nuestro ya fue, no funcionó y tengo que lidiar con ello.

Durante todo este tiempo estuve pensando en Erick, en lo que podría estar haciendo si estuviéramos juntos y poco a poco fui olvidándome de que existía, o al menos trataba de convencerme de eso.

Ayer que lo vi, se sintió como si algo dentro de mí explotara, todo lo que había estado reprimiendo lo dejé salir, fueron tantas emociones encontradas que, para no sentirme peor, decidí darles peso a las negativas.

—Tiene una explicación, Stella.

—Qué sé que a este punto ya todos deben conocer, pero no quiero escucharlo, Danna, no puedo.

—¿Por qué?

—Porque soy egoísta —me mira confundida—. Pasé todo este tiempo intentando construir una vida, siguiendo mis sueños y haciendo algo que me apasiona, y escuchar a Erick sería renunciar a todo eso y no quiero —iba a hablar, pero la detuve—. Ya sé, está mal, escuché a Paula esa noche que nos encontramos, todo fue una farsa y ahora parece que tiene sentido, pero si fue un engaño, ¿por qué Erick me dijo que estaba arrepentido de lo que hizo?

—Tal vez quería ayudarte, supongo que si lo odiabas el irte era menos doloroso.

—Nunca lo odié —confesé—. Solo me sentía decepcionada y si ahora escucho una explicación sentiré que he desperdiciado todo este tiempo, que pude haber estado con él y me dejé engañar por alguien, desconfié de Erick.

—Todos cometemos errores.

—Yo no hubiera permitido que desconfiara de mí. Cuando amas no dudas. Incluso si parece que tienes mil pruebas frente a ti, tú no desconfías de la persona que amas porque se supone que la conoces.

Paso mis manos por mi rostro, frustrada. Una vez más llegó a poner mi mundo de cabeza, justo cuando sentía que estaba avanzando, que lo estaba dejando en el pasado tan solo como un lindo recuerdo.

—¿Y si lo escuchas?

—¿Qué ganaría con eso? Supongamos que arreglamos las cosas, empezamos una relación de nuevo y somos felices —asiente—. Eso no va a ser eterno, yo tengo una película que terminar, viajes que realizar y Erick no es una persona que se quede mucho tiempo en un lugar, conseguirá trabajo, se irá y tendremos la relación a distancia que no tuvimos al principio, ¿qué crees que pase cuando nos demos cuenta que no tenemos tiempo el uno para el otro?

—Cuando amas también buscas tener un tiempo para la persona que quieres —parece que está usando mis palabras en mi contra, qué astuta—. Si en verdad quisieran lo harían funcionar.

—Tal vez ese es el problema —me pongo de pie tomando mis llaves—. Con tantas cosas que hacer, puede que no queramos una relación.

Me alejo para tomar mis cosas y abro la puerta del departamento, luego Danna me detiene quedándose detrás de mí.

—Stella, te conocí enamorada de Erick y estuve contigo todo este tiempo que estuvieron lejos, yo mejor que nadie sé que no quieres decir lo que en verdad sientes, que vuelves a usar la fachada de chica que escapa del amor porque temes enfrentar la realidad, sigues enamorada de él.

Me giro para verla, puede que tenga razón.

—¿A qué punto quieres llegar?

—Necesitan conocerse de nuevo, pasar tiempo juntos si quieres no le pidas una explicación, solo conócelo —derramo una lágrima que limpio de inmediato como si me quemara—. ¿Qué ocurre?

—Lo mismo me dijo Laura, que conociera a su nieto, estoy segura de que si siguiera viva, me diría lo mismo.

—Solo una oportunidad, si crees que lo suyo no funcionará y ya no sientes nada por Erick aún después de haber pasado tiempo con él, entonces puedes estar segura de que lo suyo no estaba destinado a ser.

—De acuerdo.

No sé qué más decir, incluso si no hubiera respondido sé que Danna me conoce bien, ya debe saber lo que estoy pensando, puede que esto salga mal de muchas formas posible, todavía no estoy segura de intentarlo.

Intento calmarme mientras conduzco hacia el estudio, otro problema que enfrentar, seguro Cory está molesto por el vídeo, casi nunca quiere verme en su oficina, todo indica que esto puede salir mal.

Tomo aire como si fuera a ser la última vez que lo haga y toco la puerta, suena bastante tranquilo cuando me indica que puedo pasar, pero prefiero seguir alerta por cualquier cosa.

—¡Stella! —se acerca para abrazarme.

—Cory —intento corresponder con el mismo entusiasmo.

—Uy, estás tensa.

—¿Cómo lo sabes?

—He convivido contigo más de tres años, algo tenía que aprender de tu lenguaje corporal —entrecierra sus ojos esperando que eso le ayude a descubrir algo de mí—. ¿Es por lo del vídeo?

—¿Qué no me has llamado por eso?

Empieza a reírse y dejo de estar nerviosa para dar paso a la confusión, ¿qué es lo que le hace gracia?

—El vídeo es una excelente publicidad para nosotros, piensa en los encabezados. Stella Remington la nueva directora de cine con una vida amorosa alucinante.

—¿Qué?

—Soy director de cine, Stella, lo mío no es la publicidad, para eso tenemos a un departamento encargado, lo quiero decir es que se estará hablando de ti y pocos meses antes del estreno eso nos viene bien.

—Significa que no estás enojado.

—¿Por qué habría de estarlo? —lleva una mano a su pecho haciéndose el ofendido—. ¿Cuándo me he enojado contigo? —al cruzarme de brazos lo entiende—. Vale, me has agarrado en mis cinco minutos, pero he sido tolerante. Te he citado porque hay un asunto pendiente que arreglar sobre lo del fotógrafo y ya lo he resuelto, pero antes déjame preguntarte, ¿cómo te sientes con lo que pasó ayer?

Después de tres años volví a ver a Erick y a Javi, fui el centro de atención ayer por la noche con el espectáculo que dieron y todo el internet está hablando de lo mismo, pese a que arreglé las cosas con mi mejor amigo hay un asunto pendiente que no me dejó dormir bien y con tantas cosas por hacer con la película siento que estoy siendo llevada al límite del estrés.

—Muy bien, estoy tranquila.

—Qué bueno que lo dices, te presentaré a nuestro nuevo fotógrafo —abre la puerta de su oficina y ahora es él quien luce nervioso—. ¡Taran!

—Dime que no te atreviste, Cory.

Quizá estoy reconsiderando las palabras de Danna, puede que sí siga sintiendo algo por él porque mi corazón no deja de latir con fuerza, menos mal que no lo pueden escuchar.

—Hola —entra con las manos en los bolsillos.

—Y tú por supuesto aceptaste, Erick.

—Trabajo es trabajo, Stella.

—Qué profundo.

—Me refiero a que las situaciones sentimentales no tendrían que interferir en nuestro ámbito laboral —me da una sonrisa sintiéndose victorioso.

Miro a Cory quien parece estarme suplicando con la mirada que acepte a Erick. Reconozco que su trabajo es bueno, de hecho, no creo que encontremos a alguien mejor para esta sesión, además de que tener a Erick sería bueno para la publicidad, pero tiene razón no mezclaremos lo sentimental y lo laboral.

Y sabiendo lo que siento, yo no puedo trabajar con él.

—¿Necesitas este trabajo, Erick?

—¿Eh?

—Si no te dan este trabajo, ¿te quedarás sin dinero? ¿Ya no tendrás comida ni un techo dónde dormir?

Al ver la seriedad con la que lo estoy tomando prefiere dejar las bromas de lado.

—La verdad es que tengo dinero de sobra, pero me gustaría

—Bien —interrumpo—. No es vital que trabaje con nosotros, no lo quiero en el equipo. Yo puedo tomar las fotos —esta vez miro a Erick—. Te recuerdo que soy tan buena como tú.

—No tengo duda de eso, harías un trabajo impecable, pero ¿quién te va a tomar las fotos a ti?

—Erick tiene un punto, tú no puedes tomar las fotos, Stella.

—Conozco alguien que sí.

—¿Quién? —preguntan los dos al mismo tiempo.

—Alan.

Cory sigue mostrándose confundido, pero a Erick es obvio que le desagrada la idea, quién diría que un nombre lo haría pasar de la tranquilidad al enojo en cuestión de segundos.

—Confía en mí, Cory, es bueno.

—Así que tu nuevo novio estudia fotografía, ¿por qué no me sorprende? Incluso usa la misma colonia que yo, ¿será que eso es lo que atrajo de él?

—No te des tanta importancia, además, no puedes competir con Alan.

Porque estoy segura que ganarías.

—Bueno, si puedes contactar a este chico para que le demos los detalles, te lo agradecería.

—Le diré que venga, seguro que tiene un rato disponible.

Salgo para llamarle a Alan y apenas pongo un pie fuera Erick se acerca a Cory para decirle algo que la verdad prefiero ignorar. Por fortuna me responde y le digo que la daré explicaciones después, pero que necesito que venga al estudio donde estamos grabando la película.

Me sorprende la rapidez con la que llega y cuando regresamos a la oficina de Cory parece que Erick quiere asesinarlo con la mirada, el chico nos espera a fuera ya que esta es una reunión de trabajo, alguien ajeno no podría quedarse.

Cory termina de darle los detalles a Alan y él propone un par de cosas para que la sesión quede mejor, cosa que le fascina a Cory, sabiendo de lo que es capaz y mostrándole un poco de su trabajo decide que es una buena idea que él sea nuestro nuevo fotógrafo. Al salir de la oficina Erick ya no está y siento que puedo volver a respirar, llegamos hasta el estacionamiento donde me encuentro con un lindo auto y Alan saca las llaves y se acerca a él.

—¿Es tuyo?

—¿Te gusta? Estaba en reparación, me lo entregaron esta mañana, es una belleza, ¿cierto?

—Muy lujoso —escucho detrás de mí—. ¿Tienes ganas de impresionar a alguien? Stella podría comprarse eso si quisiera, así que no la sorprendes.

A unos pocos metros se encuentra la moto de Erick, creí que ya se había ido, al menos después de ese comentario mantiene una distancia prudente y vuelve a dejarme con Alan.

—Te debo una disculpa por lo que pasó ayer, me fui y no te dije nada, es solo que estaba muy alterada y

—Stella —toma mi mano—. Lo entiendo, anoche cuando te dijo lo de la playlist lo entendí, por eso no querías crear una conmigo, porque es algo que solo hiciste con él, sé que tienen historia y la nuestra recién empieza.

Escucho que las llaves de Erick se caen.

—Si es que hay una historia que iniciar —comenta—. ¿La hay?

Me siento tan mal por quedarme callada, no quiero decir nada comprometedor ahora, Alan solo asiente con una sonrisa de lado y la verdad es que no luce enfadado.

—Soy una persona paciente, puedo esperar, Stella.

—No puedo pedirte eso, hay muchas cosas que todavía no termino de aclarar.

—Está bien, puedo esperar —insiste—. ¿Te llevo a tu departamento?

—No, gracias, prefiero usar la moto.

—Bien. Adiós, Erick.

El aludido, por supuesto, no responde, cuando el auto se aleja puedo sentir la mirada de Erick sobre mí y sigue poniéndome tan nerviosa como el primer día.

—Así que prefieres las motos, ¿eh? ¿Qué tal un paseo en la mía?

—¿Es tu nueva forma de coquetear? Ven a dar un paseo en mi moto, ¿en serio te funciona?

—Mucho, deberías ver a las chicas en Londres, babeaban con esa frase.

Me tenso al escucharlo, vale lo merecía.

—¿Por qué no mejor llamas a una de esas chicas y que te acompañen? —me alejo, pero me detiene de la muñeca.

—Es una broma, Stella —comenta entre risas—. Tus celos siguen siendo iguales.

—Tu sentido del humor también.

—¿Crees que iba a coquetear con alguna chica sabiendo que no podía sacarte de mi mente?

Y por si no fuera suficiente, sus palabras seguían causando el mismo impacto en mí.

—Tengo cosas que hacer.

—Ya le avisaron al pelele de Alan lo que hará en la sesión y sé que tienes la tarde libre, anda, acompáñame —sigo dudando—. Es un lindo lugar, te gustará.

—Yo conduzco.

—¿Eh?

—Si quieres que vaya yo conduciré, es mi oferta, tómalo o déjalo.

Y entendí que en serio tenía ganas de estar conmigo cuando tomó sus llaves y me las dio, sin pedir más explicaciones, sin intentar convencerme de lo contrario, solo me las entregó.

—¿En serio me dejarás conducir tu moto?

—Quiero estar contigo.

Tres simples palabras que me obligaron a bajar la guardia, sentí que ya no podía mostrarme indiferente con él, no cuando sé que lo dice con sinceridad, así que le devolví las llaves y por un momento pensó que no iría con él.

—Conduce despacio.

Toma las llaves antes de que me arrepienta y subo con él, el aferrarme a su cuerpo, su aroma, todo sigue recordándome lo mucho que lo extraño.

¿Has estado mucho tiempo lejos de tu hogar? Bueno, el estar con Erick se sentía como si después de un largo tiempo regresaras a tu cálido hogar, a un sitio reconfortante, seguro. Estaba en casa de nuevo.

—Erick.

—¿Hum?

—Despacio —pedí recargando mi mejilla sobre su espalda.

Quería alargar este momento cuanto fuera posible.

—¿Ahora te preocupa que vaya rápido?

—Es que no traes casco, no me preocupa que vayas rápido, me preocupas tú.

Y, entonces, redujo la velocidad considerablemente y quizá no fue solo por el hecho de que se lo pedí, algo me decía que también él quería disfrutar de este momento.

Comenzamos a alejarnos de la ciudad y llegamos a un campo, una gran zona verde y nadie que pudiera interrumpirnos, vi un auto estacionado y a un chico que terminaba de guardar unas cosas, lo reconocí de inmediato.

—¿Leo?

—Stella —se acerca para saludarme casi aliviado de verme—. Por fin le devolverás la vida a este chico, muchas gracias.

—¿De nada?

—Les dejé todo listo, disfruten.

Se está haciendo tarde, no veo a nadie alrededor, el auto de Leo se está alejando, solo tengo una teoría.

—¿Esto es un secuestro?

—¿Sigues dudando de mí? —me encojo de hombros y estira su mano esperando que la acepte—. Bueno, este secuestrador te pide de nuevo un voto de confianza, ¿qué dices?

—Solo un voto —acepto su mano.

Me guía hacia el campo y ahí veo lo que dejó preparado Leonel para nosotros, una manta con comida, bebida y tuvo la iniciativa de dejar unos cuantos pétalos.

—¿No es un poco tarde para el picnic?

—Nunca es tarde para un picnic, Stella.

Admito que incluso escucharlo llamarme por mi nombre era lindo, creo que nadie más podría pronunciarlo tan bien como Erick, o tal vez solo me gusta escucharlo cuando lo dice él.

Al principio me muestro algo distante, trato de hacerme a la idea de que esto es como una salida de amigos, aunque sepa lo que ambos sentimos en el fondo, después me dejo llevar, disfruto de todo, en especial de la compañía, no era consciente de cuánto necesitaba este tiempo a su lado.

Estuvo contándome algunas experiencias bastantes vergonzosas y yo hice lo mismo, pese a que tomamos caminos separados nos ha ido muy bien.

—No puede ser —suelta una carcajada—. ¿Todo el café?

—Todo el café, estaba tan nerviosa en esa entrevista que empecé a temblar y derramé la bebida.

—¿El conductor del programa no se molestó?

—Por suerte entendió mis nervios, pero fue muy humillante.

Ya habíamos terminado de comer y recogimos las cosas, vi pequeño frasco que nunca se abrió.

—Nos faltó algo —lo tomo para ver su contenido.

—Eh..., yo no recomendaría que lo vieras.

Con más curiosidad que antes decido abrirlo y me encuentro con algo circular negro, contengo la risa porque ya sé lo que es, o bueno, lo que intentaba hacer.

—Erick Murphy, veo que tu especialidad sigue siendo las galletas quemadas del amor.

—Sabes que me va fatal cuando intento cocinarlas, mi abuela estaría decepcionada de mí.

—Todo lo contrario —dejé a un lado las bromas—. Estaría orgullosa de ver la persona en la que te has convertido.

—No estoy muy seguro.

—Pues yo sí, sigues luchando por tus sueños, estás ganando reconocimiento, luchaste por la clase de vida que ella quería para ti.

—Solo me falta una cosa.

—¿Y qué es?

Sus ojos están fijos en lo míos, no necesita decir nada para que lo entienda. Sigue viéndome sin decir nada más y me pone un tanto nerviosa.

—¿Erick?

—No tienes idea de lo mucho que te he extrañado, Stella.

Yo también, cada día desde que te fuiste.

—Deberías ver el paisaje —me recuesto sobre el pasto y copia mi acción quedándose a mi lado—. Es un atardecer precioso.

Aún podía sentí su mirada sobre mí.

—Lo es.

Esta vez los dos mantenemos la vista en el cielo, admirando las distintas tonalidades de color que se encuentran sobre nosotros. Había tenido muchos momentos tranquilos este tiempo lejos de él, pero ninguno se sentía tan bien como este, ninguno me daba tanta paz.

Después de todo Laura sigue teniendo razón «quédate con la persona con la que sientas paz» todo sigue guiándome a Erick.

—Sí —suelta de la nada.

—Sí, ¿qué?

—Sí me arrepiento. Hace poco Leonel me preguntó si me arrepentía de algo, intentaba convencerme de que no era así, ¿por qué iba a arrepentirme? Estaba cumpliendo mi sueño, asistí a la escuela que quería y tengo dinero de sobra para vivir, pero sí me arrepiento de algo.

—¿De qué?

—De no haberte dicho la verdad —volteamos a vernos al mismo tiempo—. De no haber luchado más, me convencí de que quien estaba mal eras tú por dudar de mí, cuando fui yo quien tuvo la culpa por darme motivos de sobra para hacerlo.

Recordar la forma en la que todo terminó era dolorosa, pasé semanas enteras preguntándome cuándo sería suficiente para alguien, preguntándome qué necesitaba para recibir algo sincero, algo real.

Cuando conoces a la persona correcta solo lo sientes, no necesitas una señal ni ninguna especie de confirmación, en el fondo lo sabes. De pronto todo parece encajar, quién tú eres es justo lo que ama la otra persona, ambos se complementan y ninguno tiene que cambiar algo de sí mismo, no necesitan probarle nada a nadie, saben que estar juntos es lo correcto y eso basta.

—Erick no

—Ya sé —interrumpe—. No quieres una explicación ahora, pero te la tengo que dar en algún momento. Cuando volví a Bridgen no tenía idea de que estabas aquí hasta que te vi esa noche, hablando con Paula y convencida de que no volveríamos a cruzarnos en la vida del otro, ese día quise poner un punto final a nuestra historia.

—¿Y qué cambió?

—Qué fui honesto conmigo mismo, volví a tu vida de pronto, sí, pero te necesitaba —se acercó un poco a mí y acomodó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. Porque nos necesitábamos, no en un sentido de dependencia porque sé bien que ambos podemos vivir sin el otro, pero yo no quiero vivir sin ti.

—Nos complementamos de muchas maneras, como si fuéramos ese toque de color en la vida del otro, llegaste a iluminar mi vida.

—Y tú hiciste lo mismo con la mía. Sé que aparecí de la nada, pero dijiste que, si llegábamos a separarnos y ninguno supiera cómo volver, usaríamos la música, ¿lo recuerdas?

Regresó su mirada al cielo y sonrió.

—La música siempre habló por nosotros —comento, tomo el celular y busco una canción—. Agregue una nueva canción a la playlist, es una canción de Paramore, the only exception,

Subo todo el volumen para que podamos escucharla bien y él presta toda su atención a la canción.

«Prometí que no cantaría del amor si no existe, pero tú eres la única excepción»

«Me había jurado a mí misma que estaba contenta con la soledad, ninguna compañía merece el riesgo, pero tú eres la única excepción»

«No puedo dejar ir lo que está frente a mí, aquí»

Cuando la canción termina nos incorporamos, siento que hay tantas cosas que decir, pero no sabría cómo expresarlas correctamente.

—Muy linda indirecta.

—Es solo una canción.

—Creí que nuestro lenguaje del amor eran las canciones.

No puedo evitar sonreír y lo empujo, se pone de pie para ayudarme a levantar y su teléfono se ilumina, el nombre «Clara» seguido de la foto de la chica aparece, lo está llamando y reconozco a esa chica.

Erick toma el teléfono para rechazar la llamada.

—La conozco —le digo—. Estaba en el bar de Zach cuando al vi, me dijo que estaba esperando a su novio, que quería darle una sorpresa —frunce el ceño—. Bravo, estás saliendo con Clara —tomo rápido mis cosas—. Sabía que esto era un error.

—Oye, oye —se planta frente a mí—. Ella y yo no estamos saliendo.

—No me vayas a decir que no la conoces.

—Es una amiga, conocida en realidad, la conocí en Londres, pero nada más, no es mi pareja ni nada.

Respiré profundamente, cuando creces también maduras, no quería seguir cometiendo los mismos errores del pasado. Cuando amas no dudas, lamento haber dudado antes, Erick.

—De acuerdo.

Entrecierra sus ojos esperando un reclamo que nunca llega.

—¿Solo de acuerdo?

—Estoy confiando en ti, Erick, no hagas que me arrepienta.

—¿Lo dices en serio?

—Si dices que nada pasa entre ustedes está bien, te voy a creer.

Todavía algo sorprendido por mi respuesta me toma de la mano para guiarme hacia la moto de nuevo y regresar a nuestros departamentos, a medio camino comienza a llover y terminamos mojándonos la ropa, la lluvia se intensifica cuando llegamos y corremos hacia su departamento, qué raro que Leonel no esté.

—Iré por unas toallas.

Me quedo viendo el pasillo oscuro, no lo pienso y me adentro a lo que parece ser su habitación. Es mejor pedir perdón que pedir permiso.

Enciendo la luz, todo está arreglado, es algo que me gustaba de Erick, en su espacio de trabajo no había cabida para el desorden, tenía muchas cosas acomodadas en un orden específico y en su escritorio se encontraba una foto de ambos, la sostuve por un momento, nos vemos felices.

—Es de mis favoritas —me sobresalto al escucharlo—. Cada foto que tenemos juntos me encanta, pero esa es especial.

—Sí, fue la primera que nos tomamos.

—Lo recuerdas.

—¿Cómo olvidarlo? Tuvimos que rogarte para que accedieras, eres fotógrafo y no te gusta que te tomen fotos, eres raro —bromeo.

—¿Fue mi rareza lo que te gustó de mí?

—Eso y un par de cosas más.

Me entrega la toalla y me indica dónde puedo conseguir algo de ropa, me da mi espacio para que pueda cambiarme y vuelve a entrar cuando ya estoy secándome el cabello.

—¿Tienes hambre? ¿Sed? ¿Ganas de una galleta quemada?

—Sí, claro —empiezo a reírme—. La galleta es lo que más se me antoja.

—¿Quieres que te traiga algo? Siéntete como en casa.

Lo cierto es que sí tenía ganas de esa galleta, solo que una que sí tuviera buen sabor, me puse de pie y lo llevé conmigo a la cocina, empecé a buscar los ingredientes y me miraba entre feliz y confundido.

—No te quedes ahí parado, busca los moldes para las galletas, Erick.

—¿Prepararemos galletas?

—Y esta vez no se quemarán. Oh, también necesitaremos música.

—A la orden, jefa.

No miento al decir que fue una noche divertida, entre risas, música y un par de desafinaciones, había olvidado lo bien que la pasaba con él y que me hacía reír como nadie. Al final me sentía satisfecha con el resultado de nuestra canción.

—¿Y bien? —esperaba ansiosa su respuesta.

—Está deliciosa, haces que se vea fácil cocinar galletas.

—Es que es fácil, tú eres el que complica las cosas.

Me quedé recargada en la encimera y tomó una galleta para acercarla a mi boca y la probé, quedaron muy bien hay que reconocerlo.

—Tienes un poco de —no terminó la frase y prefirió quitar con su pulgar el chocolate que tenía en la comisura de los labios para llevarlo a su boca—. El chocolate está muy bueno.

Ese gesto y ya me tenía mirándolo como boba.

—¿Qué pasa?

—Yo también te extrañaba, Erick.


Mi recomendación como siempre que aparece una canción: escúchenla. 

Si están interesados tengo una playlist en spotify de esta historia, la encuentran como "Escapando del amor soundtrack" tiene la foto de la portada de la novela y mi usuario allá es "Sara Rufino3" igual tengo el soundtrack de varias de mis novelas, igual así se animan también a leerlas.

¡Gracias por todo su apoyo, comentando, votando y compartiendo la historia!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro