Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28 | ¿Te arrepientes de algo?


Erick

07 de Noviembre de 2038.

Creo que odio los domingos, es el día menos productivo en mi semana, se supone que muchas personas descansan este día, pero qué tedioso estar en la cama o simplemente no hacer nada. Da igual, el domingo parecía ser el único día en el que podría encontrar un vuelo disponible.

Cuando salgo del aeropuerto con un montón de maletas veo a Leonel que se acerca a mí, camina lo más rápido que puede.

—Iba a correr, pero la gente pensaría que somos una de esas parejas que no se han visto en mucho tiempo y qué vergüenza.

—Yo también te extrañaba, amigo.

Esta vez sin pena alguna se acerca y me da un corto abrazo, Leo dice que necesita sentir que en verdad está con otras personas, por eso trata de mantener el contacto físico.

—Parece que hace años que no te veo, mírate —pellizca mi mejilla—. Sigues teniendo la misma cara de amargado. Algunas cosas nunca cambian.

—Nos vimos las vacaciones pasadas.

—Déjame decirte que conocer Londres fue increíble, pero es momento de crear nuevas aventuras en Bridgen, por fin viviremos juntos.

—Qué Dios se ampare de nosotros —bromeo.

Me ayuda a subir las cosas a su auto, la verdad es que me veía como un exagerado con tantas maletas, pero traigo toda una vida en Londres en ellas, por fin regreso a mi país, hogar dulce hogar.

Leonel llegó hace un par de meses, terminó la carrera en Julio y por fin se siente libre haciendo lo que de verdad le gusta, no le gusta mucho presumir, pero muchas empresas se pelean para tenerlo trabajando con ellos, su trabajo cada vez gana más reconocimiento.

—Cuatro años —hablo al recordarlo—. Tuviste una vida alocada en Noruega, ¿eh?

—Y ahora todo me pasa factura, ¿sabes lo difícil que es volver a Bridgen y que exista la noche?

—Cierto —hago una mueca—. Tu vivías todo el tiempo en luz.

—Había temporadas en que el clima estaba nublado y tal, pero sí —da vuelta en una esquina—. Es una locura acoplarse a este nuevo horario. ¿Qué hay de ti? ¿Disfrutaste estos años en Londres?

—Mucho —sonrío tan solo de recordarlo—. Conocí personas increíbles, fotógrafos de renombre, hice muchos trabajos de los que estoy orgulloso, no sé si te comenté, pero en realidad terminé todo en un año, si quería prepararme más tenía que quedarme otro año y lo hice, no había nada que perder.

De cualquier forma no había nadie esperándome.

—¿Y tu tercer año?

—Lo pasé trabajando, pero necesitaba también un respiro. Es agotador ser yo, Leo.

—Ya me imagino.

Llegamos al departamento, es bastante lindo en realidad, tenemos espacio suficiente para los dos, creo que podré acostumbrarme a esto. Me ayuda a instalarme en mi habitación y levanta la maleta más pequeña para ponerla sobre la cama.

—Eh, esa no es necesaria abrirla.

—¿Por qué? —se muestra más interesado y la abre de todas maneras—. ¿Tienes fotos más dieciocho de alguien por aquí? —se queda callado en cuanto ve el contenido.

Su sonrisa va desapareciendo poco a poco, no quiero seguir alargando este momento incómodo, así que tomo la maleta y la vuelvo a cerrar.

—Si no dices nada me voy a sentir más patético, Leo.

—Te diría que este tipo de cosas solo las hacen dos tipos de personas, los acosadores —pongo los ojos en blanco—. Y los enamorados. ¿Has guardado todo este tiempo las cosas que te recuerden a ella?

—Creo que no tuve muchas opciones después de que me bloqueara de todas sus redes, hay recortes de revistas, capturas de algunos artículos sobre ella, las fotos que teníamos juntos, nunca tuve el valor de deshacerme de nada —le sonrío de lado—. ¿Sabías que ahora dirige una película? La está grabando en Los Ángeles.

—Sigues al pendiente de ella.

—Sí, creo que debería dejar de hacerlo.

Como no quiero hacer de mi llegada algo deprimente cambio el tema y le propongo que vayamos a comer, él debe estar más familiarizado con los sitios de comida aquí en Bridgen, será mi nuevo guía turístico.

Me cuenta cómo le ha estado yendo estos meses tratando de acoplarse a la ciudad, le cuento cómo me fue este último año ya que fue en donde no tuvimos tanto contacto.

Una vez dije que mis relaciones a distancia no funcionaban, de ningún tipo, creo que en realidad se trata de qué tan comprometidas estén las personas. Leo y yo no tuvimos problema en no mantener tanto contacto, ambos entendíamos que teníamos cosas que hacer.

Salíamos con otras personas, teníamos más amigos, claro, pero sabíamos que en cualquier problema que alguno tuviera, estaríamos ahí, siempre. Ahora creo que ambos necesitábamos este respiro, disfrutar de la ciudad, dejar de preocuparnos por los trabajos, tenemos el dinero suficiente para permitírnoslo.

—Dime, ¿el amor ya tocó a tu puerta?

—Eso creo —me muestro interesado—. Bueno, no lo sé, hay una chica dirige un programa en la tele, se llama Maya, pero recién nos estamos conociendo, no quiero precipitarme a nada.

—Haces bien, deja que las cosa fluyan.

—Por lo que me has contado tú conociste a alguien, ¿qué tan lejos llegaste con ella?

—Clara y yo solo somos amigos.

Ahoga una risa como si no se creyera mis palabras.

—Claro, los amigos no se besan.

—Estaba medio ebrio, ¿sí? —sé que sigue sin creerme, pero al menos finge que lo hace—. Es una chica interesante, divertida, compartimos muchos gustos.

—¿Qué estudia?

—Terminó su carrera en arquitectura.

Y puede parecer extraño que me haya fijado en alguien que estudia algo que yo detesto, pero en su momento se me hizo interesante, hacía más ligera mi estadía en el RCA, la pasábamos bien juntos.

—Oh, no —me detiene en cuanto ve que voy a sacar la cartera—. Déjame invitarte, es tu regalo de bienvenida, ¿quieres hacer algo?

—La verdad sí me gustaría, pero en serio vengo muy cansado, Leo, no sabes lo fastidioso que es dormir en el avión, uno ni siquiera puede estar cómodo, déjame recuperar algo de fuerza y haremos lo que quieras mañana.

—Bien, tendremos tiempo de sobra.

Caminamos hacía la salida y se detiene porque tiene que ir a retirar dinero, jura que no se tardará, pero no pienso esperarlo de pie, aunque se vaya solo diez minutos, veo una banca cerca de una fuente y voy a tomar asiento, lo hago distraídamente.

Qué bella vista, productos para pies frente a mí, presto un poco más de atención en el cristal, veo a la chica que está detrás de mí y siento un cosquilleo en el pecho, qué curioso, se parece a ella.

Tal vez al regresar a la ciudad, también vuelven los recuerdos de nosotros juntos.

—¡No puede ser! —llega corriendo hasta mí y me abraza con fuerza—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Este era el lugar secreto al que ibas?

—¿Clara?

Todavía no me creo que sea ella, ¿qué rayos hace aquí?

—Te he extrañado un montón, no creí que vendrías a Bridgen, ¿qué te trae por aquí?

—Quería alejarme un rato de todos, darme un respiro.

Espero que esté entendiendo la indirecta, mi vida en Londres fue genial, trabajaba bien e hice muchas cosas que me enorgullecen, pero quería empezar una nueva etapa, algo diferente, y hacerlo, implicaba alejarme de las personas de Londres, ¿tan difícil era eso de entender?

—Me pasa igual, necesitaba relajarme, Bridgen no es la ciudad más tranquila de todas, pero es muy buena para pasar el rato, todos quieren estar aquí —sonríe—. ¿Ya tienes dónde quedarte? Porque estoy sola en casa y

—Me estoy quedando con mi mejor amigo —me apresuro a decir—. Rentamos un departamento y estoy bien con eso.

—Ya veo, deberíamos hacer algo juntos, estás con Leonel, ¿no? —asiento—. Podríamos salir los tres.

—Tenemos una agenda ocupada, más Leonel, tengo que acompañarlo a muchos lados, no creo que vernos sea tan sencillo.

—¿Alan? —escucho detrás de mí.

Podría olvidarme de muchas cosas, pero nunca del sonido de su voz.

Me volteo para ver a la chica que estaba detrás de mí, pero se ha ido. Me pongo de pie como si eso facilitara mi búsqueda, ya no está.

—¿Erick?

—Había una chica detrás de mí, ¿viste a dónde se fue?

—¿Estás bien?

Podría ser una equivocación, ella está lejos, haciendo su vida, tal vez teniendo una cena romántica con algún actor que conoció, no lo sé.

—Siento la tardanza estaba... —se calla de golpe cuando me ve con la chica.

—Oh, tú debes ser Leonel —estira su mano—. Soy Clara, amiga de Erick.

Creo que mi amigo se ha quedado en shock, le toma un par de segundos aceptar la mano de Clara, ya puedo imaginarme el sermón que me echará en cara en cuanto se vaya.

—Mucho gusto.

—Le decía a Erick que podíamos salir los tres, ¿qué dices?

Ya que estoy detrás de ella aprovecho para hacerle una seña, necesito que me ayude y que se invente cualquier cosa, por suerte logra entenderme.

—Ah, sería genial, pero es que tenemos mucho trabajo.

—Pensé que Erick estaba aquí para tomarse un respiro.

Eso solo pone a Leo más nervioso, balbucea algo antes de formar una oración coherente.

—Sí, es que él tiene que ayudarme, porque yo tengo mucho trabajo, y no vamos a estar tanto tiempo en la ciudad porque

—Porque Leo va a visitar a su abuela en Michigan —intervengo y logro ayudarlo un poco.

—Sí, mi abuela está pasando por un momento muy difícil y nos iremos a Michigan pronto, supongo que será en otra ocasión, Clara.

—Es una pena, me hubiera gustado pasar tiempo con ustedes —revisa su celular que está vibrando—. Son mis padres, voy tarde a casa, me dio gusto verlos, si se desocupan llámenme, tienes mi número, Erick.

Asiento con una sonrisa, trato de que se vea lo más real posible y por fin se va, Leo me mira enarcando una ceja.

—Cuando estaba ebrio me dio su número, pero lo borré.

—Eso no es lo que me preocupa.

—Ah, ¿no? —me rasco detrás de la oreja un poco nervioso—. ¿Entonces?

—Cuando dijiste que Clara era divertida e interesante y todas esas cosas asumí que te habías fijado en ella por su personalidad —parece divertirle su propio comentario.

—Me gustó su personalidad.

—No me digas —se cruza de brazos—. Entonces que se parezca tanto a Stella no tiene nada que ver, ¿cierto?

—Son muy diferentes —defiendo.

—¿Cuándo vas a entender que una persona no te ayuda a olvidar a otra?

—Claro que ayuda.

—Pero nunca va a llenar el vacío que dejó la primera.

A veces detesto que tenga razón. Le indico que tome asiento conmigo en la banca, quizá hay algunas cosas que explicar.

No recuerdo haber hablado tan abiertamente con nadie sobre el tema, ni siquiera con Leo, él me apoyaba, me escuchaba, pero nunca le dije lo que pasó en realidad.

Paula logró salirse con la suya, no quería que Stella se enterara de esa forma que me iba, ¿pude haberle dicho antes? Tal vez, solo que me preocupaba su reacción. Pude haber luchado, pude haber insistido en decirle la verdad, lo cierto es que hay muchas que pude haber hecho para arreglar el malentendido, pero en ese momento no pensaba con claridad.

Eran tantos sentimientos en un breve instante, que con dificultad podía asimilarlos, una relación a distancia no hubiera funcionado, o no lo sé. No quería ser una carga para ella, no quería que estuviera pensando que habría alguien en la escuela que llamaría mi atención, que me gustaría más que ella, porque los días que no pudiéramos hablar esos pensamientos tendrían más peso sobre Stella, no quería hacerle eso.

Mentí, y ella me creyó con mucha facilidad, le fue sencillo creer que nunca había dejado de querer a Paula y eso me destrozó. Nunca creyó en mi palabra, ni en mí, le había fallado porque entonces nunca le demostré lo suficiente que la amaba. Dudé por un momento, pero incluso el tiempo lejos me ayudó a aclarar las cosas: lo que teníamos era real.

—Sabía que Paula había interferido, pero nunca imaginé que todo esto había pasado, ¿por qué no me dijiste nada?

—Supongo que creí que no lo entenderías, me hubieras dicho que luchara por ella, pero estaba convencido de que dejarla ir le haría bien.

—Cuando amas

—Luchas —completé—. Ya sé, pero cuando amas también tienes que aprender a soltar, hubiera sido egoísta tenerla conmigo, esto era lo mejor, Leo.

—¿Qué pasa con Clara entonces?

Su estatura, su cabello, el color de sus ojos, incluso algunas expresiones que tenía, mucho de eso me recordaba a Stella, es cierto, creo que por eso me fijé en ella en primer lugar.

—Londres quedó atrás, eso incluye a Clara.

—Parece que hay mucho más de lo que tenemos que hablar, solo que no ahora —palmea un poco mi hombro—. Vamos al departamento, charlaremos esto con más calma después.

—Gracias por entender.

Nos dirigimos a la salida cuando una tienda llama mi atención, venden vinilos. Esto es una joya hace mucho no encontraba un lugar que los vendiera. Me adentro a la tienda más animado y echo un vistazo a los vinilos que tiene, hay muy buenos álbumes aquí.

—Hola, ¿puedo ayudarlos en algo? —se acerca un chico muy feliz a nosotros—. ¿Buscan algo en especial?

—Solo estamos viendo, gracias.

Leo está más interesado en unos vinilos del fondo, la tienda luce genial, la clase de sitio en la que podrías perderte por horas, es un amplio lugar, seguro que puedo encontrar muchas cosas interesantes aquí.

—¿Abrirás mañana? A mi amigo y a mí nos gustaría venir por la noche.

—Lo siento, cerraré temprano. Tengo una cita —no puede contener la emoción.

Genial, el chico de los vinilos tiene mejor vida amorosa que yo.

—Buena suerte —considerando que trabajaba aquí asumo que gusto musical es bueno—. Seguro la conquistas.

—Y luego le das unos consejos a mi amigo —bromea Leo—. Está algo oxidado con eso del coqueteo.

—Yo también —añade el chico—. De hecho, me sorprendió que la chica quisiera salir conmigo, con lo famosa que es.

—¿Quién es tu cita? —inquiero.

Podríamos llevarnos una sorpresa, tal vez alguna actriz del momento. Por desgracia antes de que nos pueda contestar suena el teléfono de la tienda y el chico tiene que contestar, esa es nuestra señal para irnos.

Hay algo familiar en el olor de la tienda o tal vez es el chico.

—¿Usas la colonia Bethsar? —el chico asiente y con eso nos retiramos.

Interesante, es la misma que uso yo.

Leo conduce de regreso al departamento y cuando detiene el auto digo lo que he estado pensando todo este rato.

—Creo que vi a Stella.

Me voltea a ver alarmado como si eso hubiera sido lo peor del mundo.

—Imposible.

—Pensaba lo mismo, se supone que está lejos, pero reconocería su voz en cualquier parte, además —me es difícil encontrar las palabras—. No sé, sentí algo extraño cuando no estabas, como un cosquilleo en el pecho, sonará raro, pero muchas veces llegué a tener esa misma sensación estando con Stella o cundo sabía que la iba a ver.

Incluso parece extraño decir su nombre, creo que lo he dicho más veces el día de hoy que durante estos tres años.

—No es ella.

Veo que ambos tratamos de convencernos de eso.

—¿Y si lo es?

—Te mantuviste alejado de ella tres años diciendo que era por su bien, si en verdad lo piensas las cosas deben seguir así.

Recordé entonces el día que la vi, estaba decidido a explicarle lo que pasó, habíamos coincidido en San Francisco, la estaba siguiendo y quería alcanzarla, pero lo que presencié me cayó como un balde de agua helada.

Javi estaba también ahí y fingió no conocerla, la vi llorar y alejarse y me partía el corazón verla de esa manera, quería acercarme, pero ¿qué le diría? Ella no me quería cerca y entendí que, si regresaba a su vida, eventualmente, terminaríamos igual. Así que me alejé, ella nunca supo que estuve ahí y yo fingí que ese día nunca existió.

—Sí, creo que es mejor seguir alejado, no debemos reencontrarnos.

—¿Te arrepientes de algo, Erick?

Creo que solo me estoy negando a decirlo en voz alta.

—Será mejor que nos vayamos, en serio estoy muy cansado.


Bueno creo que son dos buenas introducciones a lo que han pasado durante estos tres años, ¿qué opinan?

PD. ¿Saben quién era el chico del capítulo anterior al que llevaban en la ambulancia? Si tu respuesta es "no" hazme un favor y ve a leer Hidden, la historia está en mi perfil, puede que te quedes sin estabilidad emocional unos cuantos capítulos, pero creéme que la disfrutarás al final.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro