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22 | Sin miedo ni inseguridades

Stella

—¿Y no le abriste? —tomamos asiento y Danna me pasa mi café.

—No, la verdad no tenía ganas de hablar con él.

—Podría tratarse de un malentendido, lo sabes ¿no?

—O podría terminar siendo cierto, no sé si quiero vivir engañada o afrontar la realidad.

Había estado escuchando la canción que me mandó una y otra vez pensando si realmente tenía motivos para dudar de él, fue una noche horrible. Una idea tras otra llegaba a mi cabeza y solo podía pensar que había muchas cosas en Paula que quizá Erick esperaba encontrar en mí, no es fácil aceptar que te convertiste en el premio de consolación.

Escucho la misma frase en mi cabeza repitiéndose sin cesar «Él no te ama, solo teme estar solo».

—Si algo de esto fuera cierto ya te lo hubiera dicho, no tienes por qué dudar de él, siempre ha sido sincero, no dejes que Paula te convenza de lo contrario.

—No sé qué hacer —paso mis manos por mi rostro, frustrada.

—Dejar de pensar en eso y centrarte en cosas importantes, ningún hombre debería convertirse en el centro de tu universo, amiga. Te aseguro que hay muchas cosas más en las que podrías enfocar tu atención en vez de estar pensando en la loca ex novia de Erick.

—¿Por ejemplo?

—El evento de gala y que tendremos una tarde divertida con tu madre.

Como por primera vez en la vida nuestra relación familiar era buena, mi madre se ofreció a prepararnos para esta noche, dijo que una tarde de chicas sería algo divertido, y como era de esperarse mis padres están invitados al evento. No hay escapatoria.

—¿Hugo pasará por ti?

—Sí, nos iremos juntos de la escuela, después de que nos ayude tu mamá volveré por un par de cosas.

—¿Y estás nerviosa?

—¿De estar con el ex novio que todavía me gusta? Sí, un poco —confiesa sonriendo—. Es cuestión de tiempo, si de verdad debemos estar juntos lo sabremos.

—¿Crees en el destino?

—¿Tú no? —me encojo de hombros—. Stella, Erick viene para acá —dice alarmada.

—¿Qué?

Lo veo acercarse, pero él todavía no me ha visto, tomo mis cosas y me escondo debajo de la mesa, Danna solo pone su chamarra en la silla frente a mí para cubrirme y para evitar de nuevo problemas, me aseguro de tener el teléfono en silencio.

—Hola, Danna ¿has visto a Stella?

—Hum, me parece que se quedó en el dormitorio.

—¿Está bien?

No sé por qué me conmueve que suene preocupado.

—Sí, tiene mucho trabajo y eso.

Pienso que la charla terminará ahí, hay un gran silencio que me acelera el corazón y temo que ya me haya visto.

—Un favor, si la ves ¿puedes decirle que me escriba? No responde llamadas ni mensajes.

—Sí, claro yo le digo.

—Una cosa más. ¿Desde cuándo bebes dos cafés?

—Es la promoción de la cafetería, compré uno para Stella y estaba por llevárselo.

—Claro —es obvio que no se la cree—. Te veré en la noche.

—Sí, adiós.

Pasan un par de segundos cuando patea la silla y eso me indica que ya puedo salir, no está cerca lo cual me tranquiliza, al fondo solo veo a Gloria mirándome con el ceño fruncido y los brazos cruzados, no tendré esta conversación ahora.

—No se lo creyó —menciono.

—Nop.

—Y encima tengo que ir al evento con él.

—Seguro encontrarán algún momento para hablar, ¿o solo pretendes ignorarlo?

—Tengo una habilidad para ignorar mis problemas esperado que se solucionen solos.

—¿Y alguna vez te ha funcionado?

Mi sonrisa fue decayendo cuando recordé esa misma pregunta hecha por Javi en su carro, cuando todavía tenía a mi mejor amigo a mi lado, cuando todo estaba bien y no tenía que preocuparme por lo que pasara con Erick porque no estábamos en una relación.

—¿Te parece si nos vamos? Veremos a mi madre en la casa.

—¿Llevo algo?

—No, eres la invitada, tranquila.

Recogemos nuestras cosas y pido un taxi que nos espera fuera de la escuela, dejo que Danna suba y antes de hacerlo yo, veo a Erick recargado en una pared, observándonos. Subo cuanto antes evitando este momento incómodo y entonces recibo un mensaje suyo.

Erick: Que curioso que no te vi salir del dormitorio.

Yo: Me teletransporté ¿sí?

Erick: Por favor, Stella. Habla conmigo.

Yo: He estado ocupada.

Erick: Ni siquiera me has mandado alguna canción, ¿terminaste la playlist acaso?

—Te escribió.

—No ha dejado de hacerlo desde ayer.

—Sabe que algo va mal —me mira de reojo—. Y necesitan hablar.

—Sí, tal vez tengamos que hacerlo.

Niega con una sonrisa de lado sabiendo que lo más seguro es que no toque este tema con él. En cuestión de minutos nos encontramos frente a la casa de mi madre y nos recibe con una gran sonrisa diciendo que tiene todo listo para esta tarde, está cocinando algo que huele delicioso y veo en la mesa bowls llenos de golosinas.

—¿No crees que es demasiado, mamá?

—Para una tarde de chicas nunca es demasiado.

Ayer mientras terminábamos de hacer las cotizaciones para el director encontramos unos vestidos muy lindos y al preguntarle a mi madre qué opinaba se ofreció a comprarlos y hoy nos avisó que pasaríamos la tarde con ella. A veces da miedo decirle que no a Julia Martel, no quedó más opción que venir.

—La comida ya casi está lista, pueden tomar asiento, chicas, pónganse cómodas.

—Julia no creo que podamos terminarnos toda la comida.

—No duden de su habilidad para comer —responde desde la cocina.

—Tu mamá quiere que vomite antes de ponerme el vestido.

—Así al menos te sentirás más ligera.

Me golpea el hombro ligeramente y esperamos a que la comida esté lista. Danna aprovecha este momento para mensajearse con Hugo y de vez en cuanto me pide ayuda para que le diga qué puede responder.

—No debería sentirme tan nerviosa, es solo un chico.

—No es cualquiera, es el chico que te gusta —le recuerdo—. Eso cambia todo.

—¿Crees que el vestido que escogí le gustará?

—Y si no le gusta da igual, lo compraste para ti, porque a ti te gustó y eso es lo único que te debería importar. Si a él no le gusta que pena, apuesto a que habrá cientos de chicos más en el evento que van a estar babeando por ti.

—Suenas muy convencida.

—¿Te has visto en un espejo? Eres preciosa, amiga, cualquiera que no se dé cuenta de eso es un idiota.

—¿Sabes qué? Tienes razón.

Mi madre aparece dejando los platos en la mesa y pasamos con ella para comer, Danna no mintió, terminarnos toda la comida fue imposible, sentí que ya no resistiría un bocado más y todavía nos dijo que faltaba la película y los dulces.

Por fortuna logramos convencerla y dejamos la película para otro día, nos quedamos en la sala charlando sobre tantas cosas y hubiera preferido estar así por más tiempo en vez de prepararnos para el evento de gala de esta noche.

—Los vestidos están arribas, todavía no se los prueban y ya puedo verlas en ellos, lucirán preciosas, vengan se los mostraré.

—Ahora las alcanzo —ambas suben mientras me quedo revisando el mensaje en mi teléfono.

Erick: ¿A dónde paso por ti, amor?

Yo: Llegaré con mis padres.

Erick: Vaya..., ¿tanto así la cagué?

Yo: A mi papá le hace ilusión llevarme, es todo.

Erick: Stella.

Yo: ¿Sí?

Escribiendo...

Erick: Olvídalo, te veré allá entonces.

Me veo tentada a no decir nada más, dejar que piense lo que quiera, y es justo en ese momento donde una canción se me viene a la mente.

Siempre hemos dicho que cuando no sepamos cómo expresar algo una canción puede ser nuestra salvación, y yo de verdad lo creo.

Yo: Hold my hand de The fray. Cuando te faltan palabras, la música habla por ti.

Erick: Muy cierto, la escucharé.

Subo al cuarto con Danna y mi mamá para probarnos los vestidos. No recordaba cuando fue la última vez que hice esto con mi madre, también había olvidado cuanto lo extrañaba.

—Estoy segura que serán las chicas más bellas del evento —sonríe satisfecha al vernos—. Gran elección con el color celeste, Danna, te queda bien. Y ni qué decir de ti, Stella, el negro quedó perfecto.

—Muchas gracias, Julia y gracias por todo lo que hiciste hoy, fue divertido.

—Me alegra que la hayas pasado bien, querida.

—Tengo que volver a la escuela, debo pasar por un par de cosas, las veré en el evento.

—Espera, ¿y cómo volverás? —pregunto.

—Ya pedí un auto, descuida.

Creo que mi mamá había estado esperando el momento en que se fuera para poder hablar conmigo, sabía que sería difícil ocultarle algo como esto a ella.

—¿Me perdí de algo con Erick?

Muchas cosas, para ser sincera.

—No, todo está bien ¿Por qué lo preguntas?

La mirada que me da me deja en claro que no cree nada de lo que digo, pero tampoco quiero contarle todo lo que está pasando, no me gustaría que cambie su opinión sobre él.

—Es una larga historia, trato de averiguar cómo tomarme ciertas cosas.

—¿Te enteraste de algo?

—Fueron muchas cosas, en realidad —de esta forma no niego ni afirmo nada—. Quédate tranquila que ya encontraré la manera de solucionarlo.

—Estoy segura que sí, cariño —acaricia mi mejilla—. Veo que traes puesto el collar que te dio —asiento—, y la pulsera que compartes con Javi. ¿Sigues sin tener noticias de él?

—Está ocupado.

—¿Justificarás toda la vida los errores de las personas?

—¿Puedo?

—No deberías. Las personas se equivocan, Stella, es bueno aprender a diferenciar quienes nos fallan con frecuencia, ese tipo de gente no deberían estar en nuestras vidas. Es de valientes alejarse.

—¿Y si solo me han fallado una vez?

—Los perdonas, eso también requiere valentía.

Escuchamos el timbre de la puerta, debe ser mi padre que ya viene por nosotras, soy yo quien le abre la puerta y me mira con tanta ternura que no sé cómo reaccionar.

—Mírate, estás preciosa, hija.

—Papá.

—Solo digo la verdad —mamá baja las escaleras llegando hasta nosotros—. Tú también luces hermosa, Julia.

—Gracias, Víctor ¿y Carmen?

—Le tocó ser organizadora este año, ya está en el evento esperándonos.

Me tranquiliza que durante el viaje solo hablan entre ellos y sus preguntas no van dirigidas a mí, sin embargo, es hasta que llegamos y nos estacionamos que papá toca el tema que he estado tratando de evitar.

—Creí que Erick pasaría por ti —me ayuda a bajar del auto.

—Sí, cambio de planes, quise venir con ustedes, ¿eso está mal?

—No. —Intercambia miradas con mi madre, siento que me estoy perdiendo de algo—. Entremos.

No ha transcurrido ni siquiera un minuto cuando varias personas ya se han acercado a mis padres y se los han llevado, logro ver a unos cuantos chicos de la escuela, Nancy también fue invitada, ambas venimos representando al área de cinematografía y al fondo, ligando con una chica, puedo ver a Fredy; Danna me saluda desde lejos y no puede ocultar su felicidad, está charlando con Hugo, prefiero no interrumpir ese momento.

Me acerco por algo de beber a la barra, están sirviendo el vino, supongo que es lo mejor que podré encontrar. Carmen da inicio al evento pidiendo que primero entremos en «ambiente» ponen un poco de música y veo a todos yéndose a bailar, el evento fue organizado por adultos así que la música que ponen es de lo más tranquila, todos parecen estar felices con sus parejas, mientras que yo soy feliz con mi copa de vino.

—Miren nada más qué tenemos aquí, la famosa Stella Remington.

Ay, no, lo que me faltaba, que él ya estuviera ebrio.

—Hola, Fredy.

—Que seca has sonado, debe ser porque no estás disfrutando del baile como el resto —estira su mano—. ¿Me permites esta pieza?

—Ahora no, gracias.

—Vamos, Stella solo es un baile y ya, no seas aburrida.

—No lo es —se escucha detrás de mí y quisiera salir corriendo—. Lo que pasa es que me estaba esperando —veo su mano estirada cuando se pone frente a mí—. ¿Bailarías conmigo?

Es mejor que estar con Fredy y aún más si está ebrio.

—Por supuesto.

Agradezco que el chico no se ponga insistente ni arme un escándalo. Erick sujeta mi cintura y no aparta la vista de mí.

—No fue muy difícil encontrarte, solo tuve que buscar a la chica más linda del lugar y bingo —le sonrío de lado—. Te ves hermosa, Stella.

—Gracias, tú... —el subconsciente me traiciona y termino viéndolo sin descaro alguno, es que todo lo que se pone le queda bien, debe ser un don—. Luces bien.

—¿Solo bien?

—Muy bien —corrijo tratando de centrarme solo en sus ojos.

—Te estuve llamando —seguimos moviéndonos al ritmo de la música—. Te mandé varios mensajes, te busqué, ¿estás huyendo de nuevo de mí, desconocida?

Al menos eso me hace reír un poco.

—No, eres tú el paranoico.

—Te extraño.

—Erick me viste ayer. —Hay algo en su mirada que no logro descifrar. ¿Está triste? ¿Cansado?

—Sabes a lo que me refiero. No, no apartes la mirada —toma mi mentón de forma suave obligándolo a mirarlo—. Sea lo que sea lo vamos a superar, no importa lo que haya hecho, te lo voy a compensar.

—¿Cómo sabes que el problema eres tú?

—Si hubieras hecho algo, ya me lo hubieras dicho. No me llamas, no quieres estar cerca de mí, ignoras mis mensajes, es claro que el problema soy yo, Stella.

—No es eso es que —dejo la frase en el aire, me es difícil decirle lo que pasa.

—Lo vamos a solucionar, siempre encontramos la manera de hacerlo —asiento—. Muchas personas han entrado a mi vida, pero eres la única que quiero que se quede.

—¿Lo dices de verdad?

—Stella quiero luchar por esto, porque sé que es lo único real en mi vida.

Y solo por esta vez me permito alejar los miedos e inseguridades y le entrego toda mi confianza, no importa lo que haya pasado, lo que haya visto, quedó atrás, no quiero volver a pensar en eso.

—Ambos hablan, ambos escuchan. Gracias por hablar.

—Gracias por escuchar —cuando se acerca para besarme me olvido de todo.

El amor que transmite ese beso no puede ser fingido, no hay manera. Lo que él siente por mí es auténtico y no debería dudar de ello.

—Eres el silencio que tanto necesité, Erick —digo sin dejar de mirarlo—. Llegaste a callar el caos en mi cabeza.

—Y seguiré aquí siempre que lo necesites —sé bien lo que dirá a continuación—. Es una promesa.

—Te gustan las promesas, ¿eh?

—Es porque difícilmente las rompo.

Siento que la tensión ha disminuido, que no debería haber nada más por lo cual preocuparme, después de un rato Carmen nos reúne a todos para entregar los reconocimientos a directores y docentes, la noche consistió en aplausos, felicitaciones y discursos emotivos, hasta que llegó el momento de marcharnos y les dije a mis padres que volvería con Erick.

—¿Estás lista?

—Sí, espera es que me llaman, seguro mi madre olvidó algo, te veo en el auto.

Llamada entrante: Javi.

Eso me desconcierta un poco, ¿de verdad es él?

—¿Hola?

—Hola, Stella ¿cómo estás?

—¿Lo dices en serio?

—Sé que he estado un poco desaparecido —lo escucho diferente—. Me siento muy mal, sabes que eso de las redes no es lo mío, al menos no para mantenerme comunicado con alguien, soy un desastre para responder mensajes porque tardo demasiado y en serio lo lamento.

—Claro, pero me puedes explicar, ¿qué pasó con el chico «tendremos una videollamada a la semana, mensajes constantes y mándame fotos de todo lo que estés haciendo»?

—Las cosas acá no son tan sencillas —explica—. La escuela nos tiene muy ocupados y

—No pareces estar ocupado en las miles de fotos que subes con Amelia —interrumpo—. Siempre hemos dicho que cuando una persona quiere, busca tiempo. ¿Dónde estuviste estos dos meses que no pudiste responder ninguno de mis mensajes?

Y en serio hago un esfuerzo por no alterarme, no puede llamar y pretender que todo sigue tal como lo dejó la última vez, las cosas no funcionan así.

—Hice mal ya sé, pero te prometo que volveremos a tener contacto. ¿Crees que no extraño a mi mejor amiga?

—No.

—Stella.

—También estoy cansada, Javi. Cansada de siempre ser yo la que tiene que buscar a las personas y disculparse por cosas que nunca ha hecho, he llegado a pensar que las personas que están en mi vida realmente no quieren estarlo y tú no eres de ayuda, amigo —recalqué lo último.

—Sé cómo te sientes, en verdad lo lamento, te abandoné y no fue justo.

Suspiré, cansada, recordando lo que me dijo Danna «en una amistad no se tiene que estar con la otra persona todo el tiempo.» Tendremos que hablar un buen rato para aclarar todo esto.

—Stella dime algo.

Sin miedo ni dudas ¿verdad?

—¿Videollamada mañana?

—Eso significa que me perdonas, ¿no?

—Hay muchas cosas que podremos hablar mañana.

—Bien —suelta todo el aire que seguro ha estado conteniendo—. Hay tanto que contar, te llamo mañana, te quiero.

—También yo.

Al regresar con Erick veo que no está solo y está hablando con ¿Adam? Ambos ríen y el rubio se pone feliz al notar mi presencia.

—Stella, sabía que no encontraría solo a Erick.

—Estás algo lejos de casa, Adam.

—Lo mismo le dije yo, pero dice que no es la gran cosa, por cierto ¿dónde está Landon?

—Sí, creí que siempre estaban juntos.

Su semblante cambia a uno más triste, es raro ver a Adam de esa manera, siempre lo encuentras feliz o riendo.

—Se quedó en casa, está pasando por un mal momento, Hailey tuvo un accidente y está en —me parece ver que sus ojos se cristalizan—, está en coma.

—Lo lamento tanto, no imagino lo que está sintiendo.

Que difícil debe ser encontrar a la persona que amas en ese estado.

—Además terminaron, es una larga historia, pero sé que ambos lo solucionarán cuando ella despierte, van a estar bien.

Creo que trata de convencerse a sí mismo de que eso es lo que sucederá.

—¿Tienes como volver? —pregunta Erick tratando de cambiar el tema para que Adam no se sienta mal.

—Pensaba quedarme debajo de un puente o algo así —bromea.

—Podrías quedarte con nosotros, la casa de mi abuela está disponible, pasa la noche ahí y mañana puedes volver a Bridgen.

—¿De verdad?

—Por supuesto, Stella y yo íbamos para allá ¿no?

—Sí, sí, claro.

No tenía idea, pero igual no me quejo. Adam termina aceptando la propuesta y se sube al auto con nosotros, en un intento por aligerar el ambiente le pregunto cómo van las cosas con Charlotte y nos cuenta la aventura de su vida, terminaron porque ella lo engañó y nuestro querido Adam se vengó, una historia bastante interesante la verdad.

—¿Entonces estás soltero? —Erick se gira a verme enarcando una ceja—. Solo trato de sacar conversación, relájate.

—Déjalo, en su lugar también estaría celoso, ¿me has visto? Y solo para que sepas, soy rubio natural —empezamos a reírnos, pero a mi novio no parece hacerle mucha gracia—. En teoría estoy soltero, pero en abril conocí a una chica y es... es impresionante, hermosa, divertida y llena de sueños, recién descubrí que es prima de Hailey, nos estamos conociendo y

—Ya estás perdidamente enamorado —concluye Erick—. Sí, eso suele suceder con la indicada.

—Así es, estar con ella me hizo entender por qué no funcionó con Charlotte. Algo me dice que Juliette pondrá mi vida de cabeza —Erick frunce el ceño al escuchar su nombre.

—¿Juliette Graves?

Si pensaba que Erick era celoso, Adam lo es el triple, en cuestión de segundos su sonrisa se esfuma y se cruza de brazos, creo que incluso escucho que habla más grave.

—¿De dónde la conoces?

—Tranquilo, amigo. Hace unos meses acompañé a Stella a la capital y ahí la conocí, estaba pidiendo que le dieran una segunda oportunidad para audicionar para una película, recuerdo bien que dijo que no se fijaría en un músico.

—Y yo recuerdo que tú dijiste que el mundo del cine no era para ti, Adam.

—El amor cambia a las personas, ¿qué puedo decir? —se acerca un poco hacia nosotros—. Les daré un consejo, chicos —lo veo por el retrovisor—. Mantengan los ojos bien abiertos, nunca se sabe cuándo pueden estar con la persona incorrecta. 


¿Con qué intención lo dijo? Nunca lo sabremos 

¿Estos dos se quedarán juntos? Pronto lo descubriremos.

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