14 | Solo somos amigos
Erick
Seis palabras resumen a la perfección lo que estoy viviendo. Las peores vacaciones de mi vida.
Si no fuera por mi abuela me habría negado a venir, pero dijo que necesitaba un poco de distracción y ya no ha querido estar en casa, puedo entenderlo de alguna manera. Navidad con mis padres, es peor de lo que suena, ambos han insistido en que estas vacaciones servirán para «reconectar» como familia, yo siento que cada segundo aquí es un infierno.
Lo único bueno de esta navidad fue cuando me pude ir al cuarto para tener una Videollamada con Stella, la echaba de menos. Quizá aún no le pedía de una manera muy directa que fuera mi novia, desde esa noche en la cabaña sentí que la etiqueta salía sobrando, sabe lo que siento por ella y por primera vez puedo decir que lo que ella siente por mí es auténtico, mutuo, nunca había tenido una relación así.
Los días posteriores no hablamos mucho, sobre todo porque ella estaba ocupada con su madre, yo estaba convencido de que pasar año nuevo con su padre sería un problema, por suerte su madre entró en razón y quiso celebrar esta fecha con su hija en otra ciudad alejadas de todo, lo malo es que parecía que ni siquiera la dejaba respirar.
—¿Sabes qué celebraremos esta noche? —entra feliz al cuarto interrumpiendo una buena lectura —Erick, trata de mostrar un poco más de entusiasmo, parece que te estamos torturando aquí.
—No diré nada al respecto —dejo el libro a un lado prestándole toda mi atención —anda, mamá dime que celebraremos.
—¡Año nuevo! Por algún motivo este día me parece especial, se trata de cambiar, ser mejores ¿No te emociona la idea?
—Ni siquiera cumpliste tus propósitos del año pasado.
—Erick se trata de intentar ser mejores, nada garantiza que las cosas salgan como las planeamos, además tú el año pasado dijiste que esta fecha querías pasarla con tu novia ¿Y dónde está?
—En otra ciudad con su madre.
—Creí que Paula ya no vivía con sus padres.
Escuchar su nombre me confundió un poco, después recordé que mis padres no están enterados de la existencia de Stella y no porque sea algo que quiera mantener en secreto, solo que no le encuentro sentido a contarles nada de mi vida, después estarán molestándome con que quieren conocerla, Stella encantada vendrá y esto será un caos. Ella me importa demasiado como para permitir que mi familia lo arruine.
—No hablemos de eso.
—¿Quieres que la invite a cenar?
—¡No! —añado de inmediato —déjala saldrá con alguien y no podrá venir.
—De acuerdo, acompaña entonces a tu abuela, comprarán lo que hace falta para la cena.
Esa idea me gustaba más, mi abuela era la única persona por la que me levantaría de la cama y saldría de mi habitación. Había sido idea de mi padre que nuestras vacaciones fueran en Bridgen, la capital, según él era el sitio perfecto para recibir el año.
No quiero decir que la ciudad esté mal, pero aquí el ritmo de vida es bastante acelerado y los espectaculares, sin mencionar la infinidad de notificaciones que uno recibe, parecen ser los que determina de qué se hablará a lo largo de la semana, que hay bandas triunfando con discografías importantes, que las actrices y actores del momento sacarán una nueva película, las remodelaciones que les hacen a los museos, etc. Si alguien quiere tranquilidad, Bridgen no es la ciudad indicada.
—¿Estás listo, cariño? Compraremos manzanas rojas —me da un golpe con el codo y me guiña el ojo.
—Gracias, abuela ¿Prepararás el postre? —busco las llaves del auto.
—Por supuesto que sí, será el mejor pastel que hayan probado jamás.
—Te creo —abro la puerta para que salga y me detienen antes de poner un pie fuera.
—Erick, te olvidas del dinero —estira su mano dejándome ver los billetes.
—Tampoco vamos a comprar la gran cosa, puedo pagarlo.
—Acéptalo —insiste —no me quedaré pobre por darte eso y puedes comprarte cualquier cosa que quieras con el cambio, no se lo diré a tu madre.
Dudo si hacerlo o no, he tratado de mantenerme lo más alejado que puedo de él y mira que es difícil considerando que nos estamos quedando en la misma casa. He visto su esfuerzo, al menos desde la semana pasada que llegamos a esta casa ha intentado mostrarse como un padre normal, llegó a hacerme reír en más de una ocasión, es como dijo mi madre, este día es para hacer las cosas diferentes.
—Gracias, papá —acepto el dinero.
—¿Qué pasa aquí? Espero que no estén conspirando en mi contra —mamá recoge un mecho de pelo y lo pasa detrás de su oreja dejándome ver la cicatriz que va de la oreja a la mandíbula.
Mi padre fue el responsable de esa herida, en un arranque de ira y con demasiado alcohol en su sistema decidió que un florero era la mejor herramienta que tendría a la mano para desquitarse con mi madre de algo que ella ni siquiera hizo. Cuando nota que estoy viendo la cicatriz carraspea, incomoda.
—Veré que todo esté listo para cuando regresen —y con eso vuelve a la cocina.
—Cambié de opinión, tú y tu dinero se pueden ir al carajo —dejo los billetes sobre uno de los muebles y me largo de ahí.
Creí que me había tranquilizado cuando llegué al auto con mi abuela y lo puse en marcha, pero ella lo notó con facilidad.
—¿En serio esos cinco minutos bastaron para que te pelearas con tu padre?
Sujeto con más fuerza el volante sin apartar la vista del frente.
—No es para tanto.
—Sí, sí lo es ¿Hasta cuándo piensas seguir así, Erick? No puedes odiarlo de por vida.
—¿Es un reto?
—Erick —comenta más seca —basta, ha cambiado y lo sabes, se esforzó todo este tiempo en rehabilitación para dejar la porquería que lo atormentaba —mira a su alrededor en busca de algo —no aceptaste su dinero para la cena, pero sí aceptas que te pague la colegiatura ¿No?
—Abuela...
—Nada de abuela —zanja —paga una colegiatura elevada para que te quedes en los dormitorios del instituto y prefieres pasar las noches en mi casa o con Stella y aun así dejas que él cubra ese gasto.
—Siendo sinceros me parece justo que lo haga, digo ya iba siendo hora ¿No lo crees? Mientras estaba en rehabilitación intentando ser una buena persona ¿Quién crees que pagaba la cuenta mes tras mes? ¿Quién crees que velaba por mi educación el tiempo que mi padre estaba lejos? Fue mamá y te aseguro que nunca abusé de eso, intenté ayudarla de todas las maneras posibles, trabajé, la acompañé en el proceso y estuve para ella, mucho o poco, pero estaba ahí.
Por tonto que suene, siempre he soñado con ganar en una discusión con mi abuela, me siento victorioso esta vez cuando estaciono el auto frente al lugar en donde compraremos las cosas, pero como era de esperarse, ella habla.
—Estás definiendo a una persona por un error y no es justo.
—No fue solo uno —me atrevo a verla —fueron cientos. Todos y cada uno de ellos con consecuencias graves ¿Viste la cicatriz que le dejó a tu hija? ¿Viste las que me dejó a mí? —comenté con la voz quebrada —no es lindo ver las cicatrices que dejó en mi cuerpo con sus golpes, ni recordar las veces que estuve internado en el hospital solo porque a papá le era imposible decirle «No» al alcohol. Perdón si estoy siendo injusto, pero me pides que perdone errores que marcaron no solo mi vida, sino también la de mi madre.
Hay algo en su mirada que no logro descifrar, como si estuviera debatiéndose entre decirme que lo entiende o insistir en que lo perdone.
Me lo he planteado varias veces, perdonarlo, hacer de cuenta que somos una linda familia y vivir como tal, pero en cada ocasión que estoy cerca de hacerlo algo pasa, alguien saca un comentario que me hace recordar lo que ha hecho o miro a mi madre, ella siempre será el reflejo de lo que él hizo mal.
Está bien, hijos y padres, una lucha eterna que parece no tener final, puedo entender que me haya fallado, que me odie al grado de golpearme, está bien, pero ¿Fallarle a su esposa? ¿Lastimarla de esa manera? Te casas con la esperanza de compartir el resto de tu vida con la persona que amas.
No lastimas a quien amas.
—Hirió a mi hija —menciona —y lo perdoné, entiendo que no quieras estar cerca de él y que pasar tiempo a su lado debe ser una tortura ¿Te has puesto a pensar cómo se siente él? —antes de responder vuelve a hablar —cambió, te estarías engañando a ti mismo si me dices que no lo has notado, ya no es la persona que te lastimó, Erick.
—No sé entonces qué es ahora.
—Tu padre, uno que quiere recuperar el tiempo perdido con su hijo, que trata de hacer las cosas bien y quiere involucrarse en tu vida. Sigue alejándolo el tiempo que quieras, pero ten en cuenta que será demasiado tarde cuando quieras enmendar las cosas.
Asiento no muy convencido, siempre hace lo mismo, sus palabras serán algo en lo que estaré pensando un buen rato.
Abro su puerta ayudándola a bajar y trato de aligerar el ambiente de alguna manera.
—¿Significa que no he ganado la discusión?
—Ya deberías saber que nunca ganarás contra mí —pellizca un poco mi mejilla y entramos a comprar lo que necesitamos.
Eso de ser receptivo a opiniones ajenas acerca de mi vida no va conmigo, pero mi abuela es un caso diferente, sé que si estoy haciendo algo mal ella me lo dirá y no se tocará el corazón para echarme en cara que estoy fallando, tampoco se limita cuando se trata de felicitarme por algo que hice bien, mantiene un equilibrio entre lo que en verdad necesito escuchar y las palabras de aliento que me gustaría recibir.
Siempre he dicho que mi abuela logra imposibles, ha hecho que incluso comprar las cosas para la cena de hoy se vuelva algo divertido. Nos paseamos por los pasillos en busca de la mejor bebida para brindar.
—Me parece que una botella es suficiente, abuela.
—Ah, la otra es para mí descuida.
Prefiero no decirle nada ahorita, encontraré la forma de quitarle la botella después, seguimos en la búsqueda por encontrar el resto de comida.
—Recuerda siempre ahorrar —me muestra dos cajas —la caja de la izquierda es más cara y todos te dirán que es la mejor, pero la de la derecha es más económica y tiene un mejor sabor, tómalo en cuanto en tus siguientes compras ¿De acuerdo?
—Por supuesto.
—Ahora ve por las papas.
Tomo una bolsa y echo unas cuantas sin prestar mucha atención y una chica se acerca a tomar la misma papa que yo, roza su mano con la mía.
—Lo lamento, es tuya.
—Descuida, no pasa nada.
Su cabello castaño cae a los lados de su cara y me parece que está un poco nerviosa, igual no le presto atención y sigo con lo mío.
—¿Prepararás la cena de esta noche? —inquiere.
—Algo así.
—¿Y pasas este día con tu familia o...?
—Y también lo pasaría con su novia —le dice mi abuela poniéndose detrás de ella —pero ella está lejos.
—¿La conoces? —enarca una ceja.
—Es mi abuela.
—Y te he visto —reprocha —no le quitas los ojos de encima a mi nieto desde que estábamos en el pasillo de cereales. Tiene novia —remarca lo último —solo para que sepas.
—De acuerdo, me voy.
Si fuera ella tampoco querría estar en una situación como esta.
—Abuela —añado entre risas.
—Le dije a Stella que te vigilaría —dice con solemnidad —deberías dejarle en claro a todas que tienes novia.
—No hace falta, no me fijaría en nadie más que no sea Stella.
—Haces bien, Erick.
Compramos solo un par de cosas que no estaban incluidas en la lista, a ambos nos gusta el chocolate, supongo que unos cuantos no nos harán daño.
Después de pagar guardamos las cosas en la cajuela del auto y veo que mi abuela está de pie observando algo a lo lejos, cuando me acerco a ella lo veo también. Se trata de un matrimonio, ambos con canas que son bastante visibles, se están tomando de la mano mientras cargan unas cuantas bolsas.
—Abuela ¿Estás bien?
—Pudimos ser nosotros —suspira con pesadez —pero creo hay veces en donde el amor no dura para siempre.
Creo que ha hablado para sí misma porque, sin esperar una respuesta de mi parte sube al auto. Una vez que yo lo hago cambia el tema y comienza a preguntarme qué haré con Stella una vez que las vacaciones terminen.
Sé que hace un esfuerzo para mostrarse fuerte, especialmente frente a mí, eso no quita el hecho de que entiendo que esté sufriendo y lidia con ello a su manera, la palabra divorcio no ha salido en ninguna conversación entre mis abuelos, sin embargo, él ya no está viviendo con ella, tomó una maleta el día que salimos de vacaciones y se fue.
Hemos estado todo ese tiempo en la casa aquí en Bridgen, mi abuela apenas ha tenido tiempo de procesarlo todo, está segura de una cosa, no quiere regresar a esa casa una vez que las fiestas terminen.
—Quiero saber que al menos a un Murphy le va bien en el amor, dime ¿Qué harás con Stella?
—Todavía estoy pensando de qué manera hablar con ella. No me pareció una buena idea preguntar algo tan importante por medio de una Videollamada, mucho menos un mensaje, espero que cuando regresemos a clases podamos hablar de todo esto.
—Pero quieres estar con Stella ¿No?
—Por supuesto que sí, pero tengo mis dudas.
—Sobre ella —concluye.
—Sobre mí. Sigo pensando que merece algo mejor.
Es un tema que no suelo hablar con nadie, confesar mis inseguridades o miedos siempre lo he visto como una debilidad, la única persona con la que alguna vez he hablado de esto es con Leonel, recuerdo que fue la charla más emotiva que hemos tenido jamás, con suerte puedo escaparme un rato y visitarlo, pasará año nuevo con sus padres que para mi suerte están aquí en Hover.
Antes de que esta mujer trate de averiguar lo que está pasando por mi cabeza llegamos a casa y me estaciono, me bajo antes de que pregunte cualquier cosa y abro la cajuela para sacar las cosas, es en ese momento donde mi celular vibra.
Videollamada entrante: Stella.
—¿Quién te habla? —se asoma para ver el teléfono y se emociona —¡Stella! —me arrebata el celular para aceptar la Videollamada —Hola, querida ¿Cómo estás?
—Eh ¿Laura? —me asomo para que me vea.
—Desconocida —le sonrío.
—¿De casualidad estás llamando para avisar que vendrás a cenar con nosotros?
—Me encantaría, Laura, pero el vuelo tardaría un poco ¿Cómo estás?
—De maravilla, mira que ahora que has llamado me siento mucho mejor, me alegraste la tarde
No puede evitar sonreír.
—Muchas gracias, parece que me quieres más que tu nieto.
—De eso no hay duda, querida ¿Cuándo vendrás?
—Me temo que hasta que las vacaciones terminen, así que todavía falta más de una semana, aquí en Steelney mi mamá se lo está pasando genial y no querrá volver antes.
—Es una pena, tan pronto vuelvas haremos algo juntos ¿Qué quieres hacer?
—¿Te parece bien cocinar algo en tu casa?
Mi abuela se queda callada. Stella sabe que no quiere volver después de lo que pasó, ha hablado con ella un par de veces tratando de convencerla de que ese es su hogar, todas las veces se ha negado y no me sorprendería que ahora hiciera lo mismo.
—De acuerdo, pero solo si te quedas a dormir.
—Imagino que tienes cuarto para invitados —asiente.
—Y si no mi recamara está disponible.
—¿Y qué escuche cómo roncas? —me mira horrorizada —no gracias. Será mejor que me adelanta a abrir, cuídate mucho, Stella.
—Igual tú, Laura.
Me devuelve el teléfono y puedo ver bien a Stella, solo tiene una sudadera y un chongo mal hecho, pero sigue siendo la chica más linda que he visto.
—¿Ya te dije que te ves preciosa?
—Erick —me gusta ver cómo se pone nerviosa.
—Solo digo la verdad ¿Ya tienes ropa para la noche?
—Por montones —se voltea para tomar algo —mi madre no ha dejado de comprar ropa desde que llegamos, necesito tu opinión ¿Vestido casual rojo o jeans y suéter? —me muestra ambas prendas.
—La verdad es que te verías bien con cualquiera, pero intenta con el vestido.
—¿Crees?
—Oye —obtengo su atención —te vas a ver preciosa en el.
—Gracias, el vestido será.
Que tomara en cuenta mi opinión me gustaba.
—Entonces... ¿mi abuela te quiere más que yo?
—No lo sé ¿Es así?
—No te imaginas cuanto te qui
—¡Erick! —corre hacia mí para abrazarme y no estoy entendiendo nada.
—¿Paula? —preguntamos al mismo tiempo Stella y yo.
—Sorpresa —sale mi madre con una gran sonrisa y detrás de ella mi abuela quien parece haber visto un fantasma —dijiste que querías pasar tiempo con tu novia y logre que Paula viniera.
—¿Novia? —su pregunta tan llena de decepción llama la atención de mi madre.
—¿Quién esta jovencita? —le sonríe —¿Tu amiga?
—¡No!
—¿No? —se cruza de brazos.
—Quiero decir sí —Paula sonríe descaradamente al ver la situación en la que me puso, me alejo de todos solo para ver a Stella. —No es lo que parece.
—Yo creo que sí.
Lo que más me molesta es que ella no está enojada, no está gritándome ni haciéndome una escena de celos, preferiría eso mil veces a ver el dolor en su mirada.
—No tenía idea de que vendría.
—Erick, no me debes explicaciones.
—Pero te las quiero dar, yo no la invité.
—Está bien, tampoco me afecta.
—¿No?
—Solo somos amigos y que estés con tu novia es de lo más normal.
—Ella no es mi
—Hazme un favor —interrumpe —deja de decirme que no es tu novia e intenta aclarárselo a ella. Feliz año nuevo —me da su mejor intento de sonrisa y termina la llamada.
Paula me las va a pagar.
Entro más molesto de lo que debería a la casa y dejo las bolsas en la cocina, el plan era preparar la cena juntos, pero por supuesto que Paula ya está haciendo todo con mi madre, mi abuela está en la esquina cruzada de brazos, si las miradas asesinaran, la suya ya habría acabado con mi ex novia.
Me limito a pasar solo un par de cosas mientras las dos hablan como si fueran las mejores amigas, quería explicarle a mi madre lo que está pasando, pero ni siquiera me presta atención, lo que más preocupa es lo que pueda estar pensando Stella en estos momentos.
Soy consciente que está llena de inseguridades, lo he descubierto en el tiempo que hemos estado juntos, sé la opinión que tiene sobre ella misma, los miedos que su padre se ha encargado de generarle, la poca atención que recibe de su madre, teme no ser amada con la misma fuerza que ella ama, así como también sé que no cree que sea suficiente para nadie, he llegado a pensar que somos más parecidos de lo que nos gustaría admitir, por eso temo lo que pueda pensar ahora.
Pierdo de vista a mi abuela un rato, Paula y mi madre ya están por terminar la cena y no sé en dónde se metió mi padre, revisaba My Story distraídamente cuando recibí la llamada de Leonel, me sentía tan agradecido de que me saque de este infierno.
—Qué bueno es escucharte.
—Erick, veo que Stella hace milagros en tu humor porque ya hasta reconoces que me extrañas ¿Qué tal va todo?
—¡Mal! Mi exnovia se apareció en la casa.
—¿Qué?
—Mi madre la invitó porque le dije que quería pasar este día con mi novia, pero no le he contado de Stella.
—Un momento ¿Ya es oficial lo suyo? —pregunta con sorpresa —¿Y no me lo dijiste?
—Leonel, concéntrate. No lo he hecho oficial, el problema es que me hizo un Videollamada, vio a Paula y ya te imaginarás que pensó lo peor, estoy seguro que ni siquiera está molesta.
—¿Entonces?
—Está decepcionada y eso es mucho peor.
Descubro que no soy el único que la está pasando mal, después de escuchar mis quejas sobre la chica que arruinó mi día me cuenta lo que está pasando con sus padres, estaba comprando algo para brindar y se encontró con los idiotas del instituto que lo molestaban, estoy seguro que ocultó muchos detalles solo para no preocuparme, pero me dijo que volvió a sentirse diminuto cuando estuvo frente a ellos.
Esta vez no estuve ahí para defenderlo. Él podía hacerlo, pero dice que se queda bloqueado cada vez que está frente a ellos.
—¿Y tus padres?
—Llegaron a tiempo por fortuna, me paralicé, fue horrible, me sentí de nuevo el obeso y feo Leonel.
—Leo...
—Ya pasó, estoy en casa de nuevo y con mi familia, no podría pedir más, solo quería desearte un feliz año nuevo, sabes que mis padres dicen que nada de teléfonos en la cena, quería ver si tenías tiempo mañana.
—Por supuesto —respondí de prisa —¿Quieres que vaya?
—En realidad me gustaría ir a Bridgen un rato, despejarme de la ciudad ¿Qué dices?
—Te espero entonces, en cuanto pueda te mando la ubicación.
—Gracias amigo —sonaba más tranquilo —feliz año nuevo.
—Feliz año nuevo.
En el momento en que terminé la llamada vi como Paula salía molesta de la casa con su bolsa, pasó a mi lado y se subió a un auto que no noté en qué momento llegó, no me dijo nada, solo se fue. No imagino lo que pasó, pero me alegra que no se haya quedado.
No quise hacer preguntas, solo agradecí no tenerla a mi lado en un día como este, hizo mi parte de la cena, después le mando una tarjeta expresándole mi agradecimiento. Pasaron la comida a la mesa y solo esperábamos a que mamá terminara de maquillarse.
Me encontré con una foto que recién había posteado Stella, estaba con su madre posando frente a la entrada del Golden Garden, un club de la ciudad, cenarían allí. Sonreí cuando vi que Stella traía puesto el vestido que le recomendé que usara y no me equivoqué, lucía preciosa con cualquier cosa que se pusiera.
—Lamento la demora, no encontraba mis aretes.
Mentiría si dijera que esperaba que esto saliera bien, creí que habría alguna discusión o que algo malo sucediera, pero no fue así. La cena que tuvimos fue de lo más tranquila, todos participamos en la conversación, sin peleas, sin gritos, nada más que una deliciosa cena y la compañía de mi familia.
Minutos antes de que el reloj marcara las 12:00 mi madre decidió ponerse de pie y levantar su copa.
—Tenemos que brindar.
—No le veo sentido —me puse de pie de igual manera con la copa.
—No seas amargado —regaña mi abuela —siempre es un buen momento para brindar, continua, querida.
—El año está por terminar y hay muchas cosas por las que agradecer, estar vivos es la primera de ellas —sostiene la mano de mi padre —siempre he dicho que este día es para recordar solo las cosas buenas y olvidarnos de lo malo, no queremos seguir arrastrando el pasado a nuestras vidas este nuevo año ¿Cierto? Me siento feliz de tenerlos aquí, una madre maravillosa, un hijo que amo con mi vida y un esposo que me hace feliz, salud por la familia que amo.
—¡Salud! —chocamos nuestras copas y el ruido de afuera nos indica que ya son las doce.
Luces iluminan el cielo, gente gritando, festejando, Bridgen sabe cómo recibir un año nuevo, un par de palabras lindas entre nosotros y un abrazo.
—Cariño —sostiene mi rostro entre sus manos —sé qué crees que todo esto es absurdo, pero un año nuevo también representa nuevas oportunidades, sé que irás a la universidad que quieres y te convertirás en el mejor fotógrafo que este mundo pueda conocer, me harás una foto digna para tenerla de recuerdo ¿Cierto?
—Sabes que sí, abuela.
—También espero que puedas estar con la chica que te trae loco —eso me hace reír —¿Stella es la indicada?
—Lo es.
—Pues no la dejes escapar —me da un abrazo tan fuerte y se conmueve ante las palabras que le digo, su fuerza y valentía siempre han sido una inspiración para mí —una cosa más, agradécele a tu padre por echar a esa chica, no la quería en la cena.
—¿A mi padre?
—Llamó a la madre de Paula, por eso se fue —palmeó mi hombro antes de ir con mi madre que era la última persona que le faltaba por abrazar.
Camino hacia él sin saber muy bien qué hacer o decir, cuando estamos cara a cara solo tengo algo en mente.
—¿Echaste a Paula?
—Sí.
—¿Por qué?
—Erick —suspira —sé que no hemos sido los mejores padres, en especial yo, me arrepiento de todos los errores que he cometido, pero sobre todo lamento haber limitado tu potencial, no perteneces a la carrera de arquitectura, lo tuyo es la fotografía y lo sé desde siempre, he querido seguir viviendo mis sueños a través de ti y no es justo —son las primeras palabras sinceras que escucho de su parte —muchas veces parece que estamos ensimismados en nuestros pensamientos, pero escucho lo que tienes que decir —fruncí el ceño —sé que terminaste con Paula, tu madre parece que es la única que no lo recuerda, fue muy imprudente invitar a tu ex novia, hablé con ella y aclaramos este malentendido, le pedimos que se fuera.
—¿Lo dices en serio?
—¿Qué parte? —sonríe de lado.
—Todo.
—Lo digo en serio, nuevas oportunidades ¿Recuerdas? —asiento sabiendo lo que dirá.
Y no sé si estoy listo para esto, no me quiero dejar llevar por el sentimentalismo del momento, quiero creer en él, en sus palabras, estar seguro de que esta vez será diferente, he sufrido su ausencia por años y al mismo tiempo lo he odiado por lo que hizo, sin embargo, no puedo negar que todo este tiempo papá me ha hecho falta.
—¿Puedes darle a tu padre otra oportunidad? —el silencio se prolonga más tiempo del necesario —Erick estoy limpio, estoy haciendo las cosas diferentes —sabe que no es suficiente para mí —no solo estuve en rehabilitación, fui a terapia, hablé con tu madre y aclaramos todo, nunca debí ponerle una mano encima, tampoco debí haberte lastimado, no hay palabras que expresen cuánto lo siento, pero puedes dejar que mis acciones lo demuestren ¿Qué dices?
Recordé las palabras de mi abuela, él se ha esforzado, un error no define quiénes somos. Lo dijo una vez Stella, siempre se puede escoger ser mejor.
—De acuerdo.
Siendo las únicas palabras que se me vinieron a la mente, él se acercó para abrazarme como si hubiera dicho un grandioso discurso.
—Te extrañé tanto, Erick.
—Y yo a ti, papá.
—Una cosa más ¿Cuándo conoceremos a Stella?
Debí imaginar que mi abuela ya habría hablado al menos con él sobre la chica que ella asegura «me trae loco» y mucho no se equivoca, pero no era momento para hablar de esto.
—Algún día, déjame aclarar las cosas primero con ella ¿Sí?
—Tomate tu tiempo.
Postre, risas y una familia unida, por ahora me era más que suficiente.
* * *
—Entonces entraron en pánico porque no salía y casi me desmayaba.
—Déjame ver si entendí —hago un gran esfuerzo por no echarme a reír —¿Casi mueres por un camarón?
—¡No te burles, Erick! —me golpea en el hombro —casi te quedas sin mejor amigo y ya quisieras encontrar a otra persona que te soporte.
—Eso será difícil, con dificultad me soporto yo mismo ¿Qué hay de tus papás? ¿Estuvieron de acuerdo en que vinieras?
—No tanto, pero no les quedaba de otra que aceptar, igual me hubiera escapado.
—Qué rebelde.
Sé que ambos estamos evitando tocar los dos temas importantes, pero en algún momento habrá que hacerlo, mejor que sea ahora.
—Leo
—Ya sé —interrumpe —imaginé que serías tú quien lo sacaría a tema y quiero decirte que estoy bien.
—Pero no siempre fue así.
—Me paralicé, sus burlas y comentarios sin sentido me recordaron esa época en el instituto donde era el chico al que siempre rechazaban por su físico, nadie se detiene a ver la personalidad ¿Sabes? Y sé que suena muy cliché decir que la belleza está en el interior, pero es que es la verdad, las personas juzgan por las curvas que tiene una chica o los músculos que tiene un chico, creen que si cumple con sus estándares de belleza en automático es una buena persona, no imaginas cuantas personas «atractivas» he conocido en mi vida y después resultan ser un asco.
—Así son las personas, juzgan basándose en lo que a primera vista ven y determinan si alguien vale o no la pena, no evadas el tema, te pregunté cómo estabas porque la última vez... ya sabes lo que pasó.
—Sí, el tema de mi intento de suicidio sigue siendo un tema tabú para todos.
—No es eso, es que —me detuve.
La idea me asustaba, molesto a menudo diciéndole a Leo que no pasa nada si un día ya no es mi amigo y cosas por el estilo, pero miento, él sabe que miento. Siempre creí que había sido yo el que llegó a la vida de Leonel para salvarlo de los chicos malos, fue al revés, siempre me han dicho que yo odio todo lo que respira, la realidad es que odio a las personas que fingen ser algo que no son, con Leo descubrí que no todos son malos.
—Sin ti a mi lado mi vida hubiera terminado en caos.
—No, Leo, ya era tu amigo cuando intentaste hacerlo y aun así no te detuve.
—Porque no lo sabías.
—Debí haberlo sabido.
No podía ni siquiera imaginar cuánto debían afectarle todos los comentarios que con frecuencia recibía de parte de esos chicos para que en algún punto decidiera ponerle fin a su vida, la gente apesta y lo peor es que nosotros mismos decidimos que sus palabras y acciones afecten nuestras vidas.
—Ya pasó, de verdad estoy bien, recibí ayuda y mira, es una idea que no ha vuelto a pasar por mi mente.
—Pero si por alguna razón llegaras a pensarlo de nuevo ¿Me lo dirías?
—Sí, por supuesto, lo comentaría con las personas a las que confío, diría «vengan hagamos suicidio colectivo»
—Leonel —advierto.
—Ya, era broma, solo para aligerar el ambiente. Ahora que has preguntado sobre lo que te preocupaba, yo quiero saber sobre lo que me interesa ¿Qué piensas hacer con Stella?
Buena pregunta, también sería bueno tener la respuesta.
—No lo sé.
—Como el chico número uno que trata de conquistarla me sorprende que tu primera respuesta no haya sido «le pediré que sea mi novia»
—¿Cómo que el chico número uno?
—Erick, la gente tendría que ser ciega para no notar que Stella es muy linda ¿Crees que nadie en Steelney le ha pedido ya su teléfono o se ha acercado a hablarle?
Decir que no, sería mentira.
—Rechazaría cualquier oferta como esa.
—¿Estamos hablando de la misma chica que ayer estaba decepcionada de ti y te dijo que solo eran amigos?
—Que directo, Leo.
—Solo digo la verdad —levanta las manos en señal de rendición —igual y solo no quieres que sea tu novia.
—Claro que quiero. Es la única chica a la que he dejado que se acerque y me da miedo que cuando vea cómo soy en realidad quiera alejarse de mí, no quiero que se aleje. Soy un desastre, pero ella logra sacar lo mejor de mí.
—En serio te gusta ¿Eh?
—Fue hasta que llegó a mi vida que descubrí que, en realidad, nunca había estado enamorado.
—Y estás enamorado de ella —concluye.
—Completamente.
No me había dado cuenta hasta ahora, pero escribo historias con historias similares y diferentes puntos de vista, una siempre tiene un buen final y la otra no tanto.
Una escritora que triunfa y otra chica que anhela ser escritora, pero no tiene suerte aún. Un chica que jamás logra ser la guitarrista que quiere y un chico que obtiene la fama, en fin, recuerdo que en algún momento escribí sobre dos amigos, uno de ellos murió y ese amigo hubiera dado todo por evitar la muerte del otro, en este caso Leonel no muere, así que Erick se puede quedar tranquilo, tiene toda una vida con su mejor amigo por delante.
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