Prólogo.
Aquella caída lo había descolocado. Un dolor inmenso recorría por su espalda. Aquel hombre se levantó del suelo, que por alguna extraña razón, estaba caliente. El sujeto de nombre; Luigi quien era delgado y alto. Miro a un costado, ahí estaba su caja de herramientas, esparcidas no muy lejos de ella, lo que fue fácil meterlas rápido. Su camisa y gorra son verdes, y con la poca tierra que tenía, la sacudió . Sobre aquella camisa hay un moño azul, que es de un azul más oscuro, que el de su overol. También tiene zapatos de trabajo marrones oscuros, con suelas de color canela que le llegan por encima de los tobillos. Las cuales por la caída, está se le habían soltado las agujetas.
Pero no se dió cuenta hasta muy tarde. En qué al intentar dar un paso. Este había pisado la cinta de su zapato, terminando nuevamente en el suelo. Golpeando ahora la parte de enfrente de su cuerpo. Y un sentimiento de enojo apareció, pero los crujidos de algo moviéndose en aquel oscuro bosque, fue lo que lo alertó. Y con rapidez , tomo una linterna. La cual con la poca luz que tenía, apenas si alcanzaba a iluminar algo.
Y con un poco de valor. El hombre comenzó a caminar, tratando de encontrar algún camino. Oh algo que le expliqué dónde se encontraba, alumbraba de izquierda a derecha, de arriba a abajo. Pero en un moviendo rápido. Logro divisar un ser. Pero al tratar de alumbrar nuevamente, no había nada.
—Ya me estoy volviendo loco.
Se dijo a si mismo. Por qué juraría, que aquello que había visto, era una tortuga gigante. Pero sacudiendo rápido su cabeza de un lado al otro. Este siguió caminando, tratando de avanzar. Pero aquella lámpara de obras, comenzó a fallar. Se molestó, ya que le había pedido a su hermano. Que un día antes, se le cambiarían las baterías a cada aparato. Siendo estás los resultados de esa poca responsabilidad.
Y con un agitarla no basto. Ya que el hombre vestido de verde. Comenzó a pegarle. Su desesperación se estaba apoderando de él, y al momento de que la luz se encendiera. Un esqueleto estaba enfrente suyo. Siendo este lo que había visto.
Una tortuga gigante. Pero... No sé esperaba que fuera un esqueleto.
Y con el poco tiempo que tuvo en reaccionar, aquella se había abalanzado. En un intenso de morder, oh más bien. Agarrarlo.
Pero la agilidad de aquel italiano era mayor. Por qué con facilidad pudo evitar su agarre, pero el miedo lo había invadido. Que mientras escapaba de aquel esqueleto que lo seguía. No sé fijo en la rama de árbol que estaba enfrente suyo. Y por mala suerte. Este termino estampando.
Quedando tirado en el suelo. Mirando con dificultad, y con los ojos entrecerrados. Intentaba visualizar algo. Pero lo que era una única figura. Se convirtieron en muchas, todas de diferentes colores. Hasta que al final. Todo fuera de un color completamente negro.
Unas pequeñas criaturas se miraron confundidos, no entendían al ser que tenían enfrente suyo. Pero de lo que sí estaban seguros, es que era un intruso, así que, como buenos fieles a su rey. Estos comenzaron a atarlo, de brazos. Y con la ayuda de muchas más tortugas esqueletos. Quien ayudaron a los pequeños.
Estos vestían con tunicas de color rojo. Y algo que destacaba, era aquella máscara de color blanco. Únicamente con tres agujeros, dos grandes para los ojos. Y uno muy pequeño, que era la boca, dando la imagen de que parecían sorprendidos.
— Informaré al rey Bowser. Que están haciendo un buen trabajo.
Hablo uno en particular siendo diferente a los otros. Este usaba una máscara de color negro. Pareciendo las mismas que se usarían en un lugar con aire contaminado.
— Ahora. Regresen de dónde salieron.
Ordenó el pequeño. Quien se alejaba en un globo rojo. Y al estar en una altura considerable. Unas tortugas que se encontraban aún viendo. Solo se voltearon a ver.
— ¡Que grosero!. — Se quejo con molestia.
— ¡Un gracias estaría bien!.
Grito la segunda tortuga. Alejándose con el que tenía al lado, y con velocidad, comenzaron a cavar sobre la tierra, ocultándose. Para el próximo que decidiera tratar al castillo de señuelo.
Dónde una gran niebla dividía la zona. Una en la cual era un gran acantilado, y mirando hacía el cielo. Se podía ver, como un enorme castillo volador, se encontraba levitando, estando únicamente ahí. En el borde del mundo. Y entre medio de aquellos pasillos.
Decorados con terciopelo, en únicamente tres colores. Rojo, amarillo y verde. Mientras en sus cortinas estaban grabadas el símbolo de una criatura, que un conocedor al verlo, penséis que se trataría de un dinosaurio. Cuando su realidad, estaba completamente equivocada.
Y en un pasillo en concreto. Un pequeño ser caminaba, vistiendo un traje de color azul, junto con un sombrero del mismo color. Qué cualquiera lo viera, dirigía que se trataba de un pequeño brujo.
Pero en eso sí es seguro. Por qué el pequeño ser. De nombre; Kamek. Sacando un pequeño cetro, se elevó junto con una escoba voladora, y con la ayuda de su magia, este abrió aquellas puertas con pinchos incrustados.
Y un fuerte calor inundó la habitación, cosa la cual el pequeño no terminaba de acostumbrarse, y con toqueteo de su cetro a si mismo. Una barrera de coloco en todo el cuerpo. Manteniéndolo fresco, acercándose hasta lo que parecía una piscina, oh más bien. Por su tamaño muy reducido, podría llamarse, un jacuzzi. La cual estaba llena de un líquido extraño. De un color entre un morado lila, pero al haber movimiento, se podía diferenciar, que en realidad, era de un rosado. Y de esas aguas con ese color que parecía un veneno. Comenzó a emerger una criatura.
— Señor. — Molesto. — ¿Otra vez se quedó dormido verdad?.
De aquel ser no hubo ninguna respuesta. Más que una simples burbujas que salieron, dando a entender que estaba contestando. Pero la comodidad lo tenía preso. Así que se limito a ver a aquel molesto ser volando por encima.
— Tiene que estar listo en unos momentos. Sus súbditos ya están en la plaza. Y los músicos, ya tienen todo preparado.
Aquella criatura, se sumergió nuevamente en aquellas aguas. Kamek, quien paciente espero. Hasta que aquel gran ser este completamente de pie. Su cabellera roja estaba empapada la cual sacudió para quitar el exceso. Y una gota cayó sobre la túnica azul del pequeño volador. Que al momento. Esta se quemó, dejando únicamente un círculo negro. Y con un poco de molestia, tocó con su varita y así dejarla en perfecto estado.
— Mi caparazón.
Su voz era gruesa. Y al estar completamente descubierto y desprotegido. El gran ser, levanto sus brazos. Quedando en una posición recta. Pareciendo una "T". Y con ayuda de la magia del pequeño, dos piezas grandes salieron volando. Una de un color beige, y la otra de color verde, con unos grandes pinchos. Se colocaron en la criatura. Demostrando que se trataba de una tortuga, muchísimo más grande que cualquiera, y su larga cola con picos al final, también era un distintivo.
— ¿Cómo estuvo su baño?.
— Cómo siempre. — contesto. Acomodándose el caparazón. — Húmedo, caliente y solitario.
— No por mucho tiempo. — Voló hasta quedar enfrente. — Según mis informes. Faltan tres días para que los koopas. Terminen su trabajo, las tuberías con agua normal ya están disponibles.
— ¡Perfecto!. — Mostró una sonrisa. — Espero el agua caliente, sea la indicada para mi bella princesa.
— ¡Claro que sí!. Todos aman los baños calientes.
— Cómo sea. Hora de ir a la fiesta. Tengo un anuncio que darles a todos.
Aqui concluye el primer capítulo sobre esta historia, de romance, traición y engaños. De unos de los personajes de la saga de videojuegos. Que acompaño a todos en algún punto de nuestras vidas.
Espero sea de su agrado. Y ahora a introducirlos a esta ship. Bowser y Luigi.
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