Capítulo V
Cuando todo termino, la familia agradeció a los que pudieron ir al velorio y a las misas, luego, cada uno se fue a sus casas.
En el auto, Felicia desde su smartphone leía con sorpresa un mensaje del instituto que le había comentado su tío previamente.
Antes que nada reciba un cordial saludo, somos la unidad educativa María Teresa de Calcuta y le escribimos porque deseamos que se una al plan al curso intensivo e introductorio para ser un cazador.
«No puedo creer que estoy pensando en hacer esto» pensó Felicia completamente abstraida en sus pensamientos y hasta las lágrimas se le salieron.
Todo lo que lucho por pasar cada materia y obtener un buen puntaje para poder entrar en la universidad que quería se iría al drenaje por un año. La chica ya tenía el cupo en la universidad, iba a estudiar administración.
Se sentía tan mal que se tuvo que acostar de nuevo en su cálido colchón y encender el aire. Su almohada fue su confidente es en este agravio aunque la decisión si la estuviese tomando para si misma.
Felicia no sabe cuanto tiempo duró así.
De repente una mano le tocó el trasero, Marion había palmeado ligeramente el trasero de su primogénita con cariño mientras, le hablo de forma un poco insegura:—Bebé bota todo que te sentirás mejor.
Había escuchado a su hija sollozar e inmediatamente entro en su cuarto sin permiso.
—Mamá... Quiero tomarme un año sabático —dijo Felicia con la cara aún en la almohada—. No me siento bien y no tengo ganas de nada por ahora.
—Ya tienes cupo en la universidad y ¿si te betan por eso el próximo año?
—Mamá, estoy agotada y no lo haré bien al inicio porque me siento muy mal. No solo por mi tío, sino que tengo demasiada presión como un estudiante— explicó a Marión—. Incluso hasta pensé en suicidarme —añadió Felicia una pequeña mentira.
—Voy a hablarlo con tu padre —anuncio Marión constetnada—.Pero no prometo nada —le advirtió.
—Creo que es mi decisión y no la de él o tú —soltó Felicia para enojó de su madre que de repente la quería agarrar por los cabellos.
—¡Felicia no te pases! —le advirtió la primogénita—. He pagado toda tu educación desde que apenas eras un bebé. Tengo derecho en tú vida.
—¡Mejor vive tú propia vida! —exclama Felicia levantándo y viendola enojada. La chica tenía la roja y los ojos hinchados—. Solo porque no fuiste a la universidad.
—Siempre he querido lo mejor para tí—gritó Marión a la vez que le daba una buena cachetada—. Al menos cumple mis espetativas mientras, estes en mi casa.
Elizabeth se reacomo en su cama, sentándose. Realmente no esperaba que su madre llegará y tuvieran un discusión que se saliera de control.
Sin embargo, Felicia sentía que debía ser más extrema para que la dejarán ir, por lo que se levantó de su cama y fue a la cocina corriendo a la vez que decía:—Si no tengo control de mi propia vida, al menos lo tendré de mi propia muerte.
Abrió los ojos más grandes de lo normal y la siguió corriendo, cuando llegó a la cocina casi se le sale el corazón. Su hija tenía el cuchillo en su muñeca donde estaban sus venas.
—¡Suelta ese cuchillo ahora mismo! — le gritó a Felicia tan fuerte que llamó la atención de Gael, pero eso no era lo que madre pretendía sino llamarle la atención.
Marion corrió hacía su vástago y forcejeó con ella por el cuchillo.
Felicia estaba furiosa y iba continuar hasta el final pero de repente llegó una visión a su cabeza que la hizo detenerse, logrando así que Marión aprovechará de quitarle el cuchillo y lanzarlo para luego propinarle una cachetada a hija, incluso eso a Marion no la apaciguó y la jaló el cabello con fuerza.
El fuerte dolor hizo que la chica se pusiera de rodillas en el suelo.
Marion no sabe cuando comenzó a llorar, pero necesitaba desahogarse.
Gael desde la puerta también lloraba había visto la lucha de su hija con su madre, pero se quedó estático sin saber que hacerle a la hija que nunca en su vida le ha pegado.
La joven pronto a ser universitaria se quedó en shock y recibió todo el agravio de su madre, la visión del futuro que vió la dejó mal. Si hubieran continuado esforzandose por quien se quedaba con el cuchillo, accidentalmente su progenitora lo recibiría de llenó en el pecho.
Felicia poco a poco perdió sus sentidos y se desmayó.
Al Marion sentir su peso, la soltó. La cabeza de la chica con el cabello de dos colores choco contra el suelo.
Gael se acercó a su retoña y colocó una mano en su mejilla a la vez que comprobaba que respiraba:—Solo quedó inconsiente.
—¡Espera a que se levante! —chillo enojada a su marido—. Esto no termina aquí, así que no te atrevas a protegerla.
—¿Por qué pelearon? —Gael le pregunto a Marion.
—Quería tener un año sabático cuando ya tenía el cupo de la universidad, ya que según ella lo necesita. Nosotros nos hemos matado por pagarle sus estudios y ella que bota sus oportunidades ¿Quién se cree que es? ¿No sabe cuantas personas quisieran tener la oportunidad?
—Creo que hay que hacerlo —dijo Gael—. pero que congelé durante el primer semestre o que solo meta materias online si es que salen, pero deberían salirle —añadió al ver la cara de su esposa.
—No estoy satisfecha —declaro Marion.
—No es como te sientas —replicó el padre—. Sino que nuestra hija lo esté ¿Quieres repetir el caso de Antonella?
—Son dos cosas diferente.
—Antonella murió por suicidio...—le recordó Gael a Marion—. Se que quieres lo mejor para ella, pero Felicia necesita un psicólogo y sentirse bien consigo misma. A la sociedad no le interesa un mierda, pero nosotros...—señaló a Marion—. Somos sus padres.
—Lo voy a pensar.
—Se que quieres darle las oportunidades que no tuviste —le dijo Gael con suavidad—. Y se las estamos dando y estamos haciendo lo mejor que podemos —Gael pego su frente contra la de Marion que soltó una lágrima—. No llores.
—Es que estoy frustrada —respondió Nora, derramando el dique que tenía escondido en los ojos—. Tenía ese cuchillo infernal en las manos y se iba a cortar en mi cara, mi bebé se iba a asesinar frente a mi.
Gael también empezó a llorar porque pese a que esta mediando por llegar a algo que satisfaga a las dos partes, esa escena le había dejado la sensación del asombro más allá de la sorpresa, como si algo inimaginable acabase de ocurrir.
Cuando lo dos se calmaron, Gael recogió a Felicia y la dejo recostada en su cuarto.
Días después del incidente, Felicia estaba tumbada en su cama matrimonial, mirando hacía el techo bastante pensativa, luego, agarró un cuaderno sobre su mesa de noche, lo abrió y llegó a la última página donde estaba escrito.
Querida Felicia, ósea yo.
Hoy la he embarrado más de lo que usualmente lo hago y he espantado a mi mamá e incluso casi me convertía en una asesina no intencional sino fuera porque tuve una visión que salvó mi vida actual.
Nunca he deseado estos poderes, pero ahora los agradezco.
No obstante, no sé como tratar con mi mamá ahora...
Creo que mejor esperaré un tiempo en el que diré que ya estoy mucho mejor.
Felicia leyó las cincuenta y siete palabras que escribió con remordimiento.
La relación con su madre se había vuelto incómoda. Su padre la miraba con tristeza y decepción cada que sus ojos se encontraban.
De repente tocaron la puerta, asustando a Felicia, quien luego de diez segundos grito:—Adelante.
El padre de Felicia entro y se sentó en la cama.
Un silenció tenso lleno la habitación para luego ser roto por el padre, quien se preparaba para lo que pronto diría.
—Felicia he hablado con tu madre y aceptaremos lo que pediste. Sin embargo, tienes que ir y congelar tu semestre o tomar las materias que puedas ver online.
La chica de cabello en dos colores se quedó asombrada, era este el resultado que esperaba, sin embargo era distinto escucharlo.
—¿Felicia? —la voz de su padre la despertó de su estado atontado.
—¿Si? No, espera. Si esta bien. Voy a averiguar todo antes de las inscripciones —le respondió Felicia para después pensar «pero primero ire a la institución que me dijo mi tío».
—Muy bien —contesta su padre, levantandose—. Te quiero cariño.
—Yo igual.
Su padre salió del cuarto.
La chica apagó la luz de su habitación y se durmió, sin importarle que su vigilante de todas las noches apareciera y se quedase viéndola.
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