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3. El dinero es poder

Se le estaban cerrando los ojos. La anterior noche se había quedado hasta tarde construyendo con Sana una maqueta del sistema solar y quizás se quedó unas horas de más despierta. Así que durmió tres horas solamente.

Se le olvidó que tenía el turno de mañana y le daba algo de ansiedad. Encima estaba sola sin su supervisor.

Lo bueno es que la cafeteria no estaba tan concurrida al ser tan temprano. Los universitarios parecían huir de las clases a primera hora.

Por esto, Mina pensó que sería buena idea sacar su agenda para revisar lo que tenía que hacer ese día. Tras terminar su turno en la cafeteria, iría a casa a dormir dos horas para después recoger a Sana, dejarla con Jihyo, dar clases en la academia como tutora, hacer un turno extra en el restaurante y volvería a casa.

Justo a tiempo para que Sana y ella tuvieran su tiempo para ver la tele, revisar sus deberes y dormir hasta el día siguiente.

—Ponme dos cafés.

Una voz masculina la sacó de sus pensamiento.

—¿Myoui eres tú? —alzó la voz el chico sorprendido.

Mina no respondió y se mantuvo con su cara indiferente mirándolo, quizás frunció el ceño un poco. Pero no pudo evitarlo, era un idiota.

Era Mark Tuan, el mejor amigo de su ex. Quería que la tierra se la tragara en ese momento.

Primero, porque no estaba para soportar idiotas y segundo porque tampoco quería encontrarse a Bambam. El muchacho estuvo llamándola sin parar por una semana y Mina tuvo que bloquearlo de todas sus redes sociales.

Era agotador y extremadamente pesado.

—¿La conoces? —otro chico se acercó alzando sus cejas.

La japonesa se sintió asqueada al ver como el como el  desconocido la miraba de arriba a bajo, comiéndosela con la mirada.

—Sí, Youngjae, es la ex de Bambam, la del insti —le explicó Tuan —la becada, sin dinero.

—¿La que tenía como dos trabajos a medio tiempo mientras que estudiaba? Sí, sí, es verdad que nos contó de ella —soltó una risita.

Mina apretó su puño, incluso se mordió la lengua para no insultarlos.

—¿Van a pedir algo más?

—No. No vamos a pedir nada más —espetó Mark —Ahh, está perra maleducada nos trata como si no nos conociera.

Lo último lo dijo alejándose tras dejar que el tal Youngjae pagara con tarjeta. Claramente, la nipona escuchó el insulto y decidió hacer oídos sordos.

Si no se controlaba le echaría el cafe a la cara y no podía permitirse perder el trabajo.

No obstante, Mina tomó las tazas del día anterior y ni se molestó en limpiarlas para servir el café para esos dos neandertales.
Y como si no fuera suficiente el hecho de tenerlos en la cafetería, los idiotas estaban fumando como si nada recostados en los cómodos sillones.

—Disculpad, pero no se puede fumar aquí dentro.

Ambos chicos se miraron divertidos ante la advertencia.

—Ya ¿y? —Youngjae suspiró

—Lo correcto sería que lo apagara —sugirió o más bien pidió la extranjera.

—¿Y si no quiero? —volvió a insistir —¿me obligarás?

Mina soltó una risita sarcástica para relamerse los labios. Estaban a nada de acabar con su paciencia.

—No, no digas eso. Lo apagaremos, no tenemos que molestar a los pobres en sus trabajos —Mark hablo esta vez.—¿verdad Myoui?

"Maldito mono sin neuronas" pensaba la mencionada mientras le sonreía demasiado forzado.

—Por eso te daremos trabajo.

El universitario apagó su cigarro dentro del café y luego vertió el contenido de este en el suelo. Este acto le pareció divertido a su compañero que lo imitó haciendo lo mismo.

—Límpialo, Myoui —soltó Mark con malicia mirándola a los ojos.

Mina trago saliva y apretó su mandíbula tanto como pudo.

—Y toma tu propina —dijo Youngjae riéndose para buscar un billete y tirarlo al suelo.

—¿A qué esperas para agacharte y cogerlo? ¿No necesitas dinero?

"¿No necesitas dinero?" Esa frase resonó en la cabeza de la protagonista con eco. Y siendo sinceros, sí que los necesitaba y no pudo evitar que un sabor agridulce se instalara en su corazón porque era cierto.

Necesitaba el dinero. Lo necesitaba y ellos dos no. Ellos se podían permitir el derecho de pisotear a aquellos sin dinero.

Y por muy sarcástico que pareciera, Mina trabajaba tan duro para que no pudieran pasar por encima de ella como si nada, como si no valiera nada. No quería que la humillaran más y mucho menos deseaba que le hicieran lo mismo a su hermanita. El mundo era un lugar cruel.

Y lo que estaba experimentando en ese instante era una prueba andante de ello.

Mina se estaba empezando a postrar para intentar limpiar con el pañuelo que llevaba en su bolsillo aquel desastre, podía escuchar las escandalosas risas de esos dos imbeciles.

No obstante, alguien se había arrodillado antes que ella para recoger las tazas.

—¿Has metido un cigarro en el café? A ver, ya sabía que erais disminuidos mentales —rió la chica a su lado —pero habéis conseguido sorprenderme.

—Era una broma...—Mark comenzó a tartamudear.—Nayeon...

—Llámame por mi apellido, me asquea escuchar mi nombre salir de tu sucia boca —la desconocida tiró el cigarro a ambos.

—Solo era una pequeña broma, Im —dijo algo nervioso Youngjae.

Mina frunció el ceño confundida, ¿qué demonios estaba pasando allí y por qué esos dos habían pasado de hacer bullying a ser bulleados?

Parecían dos perros chihuahuas temblando. A Myoui le hizo gracia.

—Ah, déjalo. También me da asco que me llaméis por mi apellido. Mejor ni os dirijáis a mi.

—Perdón —dijeron al unísono.

Im Nayeon.

Por alguna razón Mina abrió ambos ojos observándola, era aquella arrogante chica del americano.

Se notaba por el como les hablaba y se expresaba tan firme que debía de ser alguien con suma influencia, quizás económica, quizás social.

Incluso ambas.

—Ah...en serio, Sungjae ¿y encima dices que le estás dando propina? —Nayeon se agachaba para recoger el billete —Son veinte euros, no cien ¿estas seguro de que tienes dinero?

—Es Youngjae...—corrigió por un momento el nombrado.

—Lo que sea, sois basura. Con vuestra bromita habéis irrumpido mi momento de paz mañanera.

Nayeon hizo una bola de papel el billete para lanzarlo a la cara de Mark. Que se estremeció con el golpe.

A Mina casi se le paró el corazón al ver el billete de veinte euros ser prácticamente roto. Ella pensaba quedárselo.

—Limpiad esto con la lengua si es necesario y pedidle perdón a la señorita —señaló a Myoui que asintió varias veces con la cabeza —estaré en la mesa de al lado.

—Perdón —dijeron repetidas veces haciendo reverencias para ponerse a limpiar.

Justicia divina.

O más bien justicia...¿hecha por Nayeon? Mina no sabía que pensar tras todo eso.

Bueno de una cosa sí que estaba segura y es que Im Nayeon parecía la tipica chica de Mean Girls, pero que no lo era del todo ¿por qué lo había hecho? No lo sabía con exactitud, quizás le molestaron y ya está.

—¿Estás bien? —preguntó Im.

—Ehh, sí, sí lo estoy —intentó sonreír Mina, todavía estaba algo aturdida.—Tengo que hacer cafés, ósea, quiero decir trabajar.

Nayeon sonrió y asintió.

Mina sintió que había quedado como una tonta y se quiso abofetear.

Antes de volver a la caja registradora, notando que se aproximaban clientes le dio una última mirada a Nayeon.

Tenía los AirPods Max, los que costaban un riñon, un bolso de Louis Vuitton sobre la mesa y parecía leer algo mientras disfrutaba de la musica mirando de vez en cuando en dirección de Mark y Youngjae.

Tenía el pelo liso, de un color castaño tirando casi a rubio y largo, además de un maquillaje natural que la hacia ver...hermosa.











📷📷












No estaba siendo un buen día y por no decir, un terrible día. Mina no pudo llegar a descansar a casa en cuanto terminó su turno, tuvo que ir al colegio de Sana. La profesora la había llamado pues al parecer la pequeña se había metido en problemas.

Entró y vio a Sana sentada en una esquina, al lado de su profesora que le explicaba el como la niña le había rayado el cuaderno a su compañero, arruinándole su dibujo.

—Lo siento —Myoui hizo varias reverencias hacia la profesora.

Mina no regañó a Sana en cuanto salieron de la escuela, antes quería asegurarse de que había pasado desde su perspectiva.

—¿Estas enfadada conmigo? ¿Me vas a castigar? —preguntó Minatozaki haciendo un puchero.

Oh no. Iba a llorar.

—¿Tengo cara de enfadada? —Mina la imitó.

—No...

—Solo quiero que me digas que te dijo ese niño para que reaccionaras así.

Sana bajo la cabeza lentamente. Parecía no querer hablar de ello.

Mina no sabía que hacer, nunca antes la había visto de esa manera tan esquiva.

—¿Te dijo algo malo? ¿Se metió contigo?

La hermana menor negó con la cabeza haciendo de nuevo un puchero, sus labios comenzaron a temblar y Mina tuvo que tomar el rostro de la pequeña para limpiar las lágrimas que amenazaban con salir.

Quien fuera ese niño, que se mudara de país porque Myoui Mina iba a encontrarlo y hacerlo pagar por hacer llorar a su hermana.

—Él...¡él se metió contigo! —rompió en llanto Sana —¡dijo que eras una mala hermana por no comprarme la nintendo! Y dijo que nunca me la comprarías y que seríamos pobres para siempre.

—Sana...¿era eso?

—No eres una mala hermana, ¡eres la mejor del mundo! Por eso le dañe su dibujo —explicaba lloriqueando.—no quiero que le diga cosas malas a Mitang.

Mina la abrazó con fuerzas intentando calmarla. Esto pareció funcionar un poco pues el llanto disminuyó.

Cuando la mayor notó que se había definitivamente calmado, tomó su mochila al igual que su mano para ir a casa. Intentando demostrarse fuerte, pero le había dolido.

Una cosa es que se metieran con ella y otra muy diferente con Sana. Odiaba ver a la pequeña llorar, pues sabía lo sensible que era a todo.

—Mitang —llamó la pequeña, pero en japonés —No pasa nada si no me la compras. Me da igual, solo no quiero que estes tristes por esas palabras feas.

Sana solía utilizar el japonés después de llorar.

Myoui pensó que era tal vez porque le daba siento confort pues era el idioma que de vez en cuando utilizaba con sus padres.

—Solo estaré triste si te hacen daño —sonrió peinando el cabello de su hermanita —Ese niño es un grosero, no le hagas caso. Si se repite díselo a tu profe y a mi también. Iré corriendo para darle un azote en ese culo.

Lo último hizo que Sana soltara una carcajada, seguida de Mina que apretó con fuerza la manito de su hermana.

Nadie le haría daño mientras ella estuviera allí.











🥊🥊











Ni ella ni Sana habían tenido un buen día, tanto fue así que Minatozaki no quería que Myoui se marchara a hacer sus turnos extras. Así que tuvo que llamar a Lisa para que la cubriera, mandó material para sus alumnos y les pidió perdón por no asistir ese día que harían el doble de hora el próximo día.

Lisa le pidió a cambio que asistiera a un evento nocturno, poco más de cuatro horas. Saldría demasiado cansada si hacía las horas de su amiga y no se veía con fuerzas para asistir a trabajar.

—¿Está dormida? —inquirió Jihyo entrando al apartamento.

—Sí, lo siento, no sabes cuanto siento hacerte venir aquí —Mina le estaba poniendo ojitos de cachorrito.

—No pasa nada, he comprado helado cuando vuelvas me cuentas tu día y yo el mio —sonrió Park a su mejor amiga.

—Intentaré traer una botella de vino —rió Myoui.

Jihyo le dio el uniforme que debería portar para el trabajo, enviado por Manoban para su amiga.

La japonesa suspiró cuando vio el tipo de vestimenta. Si tenía ese tipo de camisa es que era algo medianamente de clase alta.

—Dame fuerzas.

—Yo te bendigo, amiga mía —fingió darle una bendición Jihyo.

—Llámame si pasa cualquier cosa.

—Sí, buena suerte ¡podemos con esto!

Myoui suspiró asintiendo para abrazar a su mejor amiga y dejar un beso en la frente de Sana antes de marcharse.










🤗🤗












Tuvo que tomar el bus y agradeció que no estaba tan lleno como la mañana. Se pudo sentar y revisar los mensajes de su móvil y jugar algún que otro juego en este.

Cuando llegó colocó su pin con el apellido de su amiga y fue a escuchar las instrucciones de cómo trabajarían esa noche. La extranjera se quedó alucinada con el recinto.

Era enorme, cuidadosamente decorado con todo clase de detalles. Desde un enorme banquete a mesas y un escenario con micrófono además de una pantalla plana que prácticamente parecía del cine.
Después estaba una orquesta completa para tocar ahí.

Mina estaba fascinada. Era su vida soñada.Parecía una celebración de una empresa importante.

—¡Hey! Menos mirar y más trabajar, empieza a llegar gente —le llamó la atención la gerente.

Y era cierto, los lujosos coches empezaron a aparcarse. Sus dueños bajaban de ellos siendo recibidos con estrechamientos de mano y reverencias. Todo era vestimenta de etiqueta.

Al principio le costó seguir el ritmo de sus compañeros, pues no paraba de llenarse más y más y caminar de aquí a aquí con esa falda negra apretada y tacones no era fácil.

Sí la habían obligado a llevar tacones y le dolía la cara de tanto sonreír falsamente.

—No sabía que tuvierais tan bun personal...

Un hombre rozó su muslo cuando Mina se inclinó a colocar los platos sobre la mesa, por lo que dio un pequeño brinco hacia atrás.

Esto provocó que parte de la sopa caliente cayera en el pantalón del viejo verde y dos copas cayeran al suelo.

—¡Qué mierda haces! —exclamó.

Su jefa llegó rápidamente y se inclinó haciendo reverencias pidiendo perdón, obligando a Mina a copiar sus acciones.

—Perdone, señor Lee.

—¿Sabe lo caro que es este traje? Mi diseñador lo hizo especialmente para la reunión de Im Corporation de hoy.

—Perdón. Nos encargaremos de ello, por favor perdone su incompetencia.

Mina suspiró mientras que era arrastrada por su jefa fuera, a la parte trasera de la cocina. La muchacha bajó la cabeza escuchando la cantidad de gritos.

¿Por qué todo era tan injusto? Ese maldito pervertido había intentado tocar bajo su falda.

—Pero él...—intentó hablar.

—¡Silencio! Los daños serán descontados de tu sueldo. Tenlo claro, ve fuera y entra cuando estes en tus cinco sentidos.

La protagonista salió al patio trasero que estaba vacía y no pudo evitar sentarse mientras se abrazaba a sus rodillas, escondiendo su cabeza. Todo era tan difícil y cada día lo era más.

Un mensaje de SMS le llegó y vio lo que le habían descontado, además de los recibos y facturas que tenía que pagar. Prácticamente no le quedaba nada para ahorrar.

—No importa cuánto me esfuerce —soltó una risa sarcástica.

Entre lágrimas no pudo evitar darse un momento para derrumbarse tras tener ese día de mierda.

Estaba llorando de angustia, como una niña pequeña desconsolada. Solo quería volver a casa y dormir y que todos sus problemas desaparecieran.

Pero no iba a ser así.

—Nos volvemos a encontrar.

Mina levantó lentamente la vista para ver a quien menos se esperaría allí: Im Nayeon.

La chica llevaba un bonito vestido negro de diseño, acompañado con una americana que la hacía lucir extremadamente bien.

—El destino —dijo sarcásticamente mientras intentaba limpiarse las lágrimas.

Nayeon rebuscó en su bolsillo ofreciéndole un pañuelo de seda que parecía caro.

No gracias, no iba a pagar más.

Mina lo ignoró y se limpio con la manga de su camisa cosa que le hizo gracia a Im.

—¿Prefieres llenarte la ropa de mocos? allá tú.

—¡No tengo mocos!

—Yo no estaría tan segura—volvió a reír apoyándose en la pared para observarla —Oye, ¿tú no descansas?

—No, no lo hago y no debería de estar descansando ahora mismo si no quiero que me descuenten más de mi saldo.

Mina se levantaba pero Nayeon volvió a hablar antes de que le diera la espalda.

—Conozco a la jefa de tu jefa, no lo hará. Y no te descontará nada. Te lo prometo.

—¿Cómo puedo confiar en ti? No te conozco.

—Yo a ti tampoco —se encogió de brazos la chica con sonrisa de conejo.—pero le haré caso a mi sexto sentido.

Mina rodó los ojos, ella no creía en eso de las supersticiones. La japonesa era más de hechos y no palabras.

Así que esa respuesta no le era suficiente.

—Soy Im Nayeon.

Al parecer la universitaria esperó alguna reacción con la sola mención de su nombre completo, quizás por su apellido. No obstante, Mina simplemente asintió como si nada.

Parecía que no sabía de quien se trataba y que le importaba una mierda con quien estaba tratando.

—Myoui Mina.

—¿Mina? Bonito nombre —halagó buscando su teléfono móvil en su bolsillo —pon tu número de teléfono, si te descuentan algo te enviaré el triple del sueldo de esta noche.

—¿Estás pidiendo mi número de teléfono indirectamente? —inquirió levantando una ceja —Como no mantengas tu palabra te bloqueo.

Nayeon levantó sus manos poniendo cara de inocente mientras que Mina colocaba su teléfono en el IPhone de Im.

—No pensé que tuvieras tanto carácter, trabajando te ves tan...—comentaba Nayeon tomando su móvil.

—¿Dócil? ¿Manipulable? ¿Débil? Es lo que tiene cuando te toca servir a los de tu clase.

—No tengo nada que contradecirte. Te daré toda la razón —asintió la universitaria.

La japonesa suspiró viendo mal a Nayeon para cruzarse de brazos algo molesta.

—¿Me estás dando la razón como a los tontos?

—Puede ser. Solo se la doy a las mujeres hermosas.

Mina levantó el puño con intención de golpearla en el hombro, bromeando claramente. Pero una voces del interior llamaron la atención de ambas.

"¿Habéis visto a Nayeon?" y "nos falta una camarera" entre varias conversaciones haciendo a Mina volver a pisar la tierra y darse cuenta de que no era el momento para estar charlando fuera como si nada.

Tenía que trabajar.

—Creo que te buscan y a mi también —tomó aire Myoui.

—Yo me lo estaba pasando muy bien contigo Mina, ¿no quieres huir de este lugar? Tengo mi Maserati aparcado en...

Mina la ignoró por completo entreabriendo la puerta.

—¿E ir contigo? Para luego, déjame imaginar... me llevarás a un hotel cinco Estrellas y me dirás que te gusto solo para acostarte conmigo —espetó la  japonesa con cierto veneno en sus palabras —Yo no tengo tiempo para esas tonterías, así que ahórrate tus palabras.

—Joder...—exclamó Im sorprendida.

—Sí, joder, ahora si me disculpas tengo que volver a mi trabajo para ganarme la vida porque yo no nací en una familia millonaria —tras esto hizo una reverencia —Buenas noches, señorita Im.

Nayeon se quedó boquiabierta por todo aquello. La había dejado sin palabras, tanto que para cuando quiso reaccionar Mina ya había entrado y ella se había quedado fuera como una idiota.














❤️❤️














A la mañana siguiente y algo adolorida, tomó su móvil intentando apagar la alarma. Aún estando medio dormida, Myoui observo sus notificaciones y entre estas estaba un depósito.

Genial le habían pagado, Lisa tenia razón de que pagaban bien, pero si le sumaba lo descontado le quedarían como mínimo cuatrocientos...

Parpadeó varias veces verificando si lo que estaba viendo era cierto. Tenía que estar soñando porque no le habían descontado sino que al contrario, le habían triplicado el sueldo ¡tenía tres mil jodidos euros en su cuenta!

Mina salto de emoción para abrazar con fuerzas a Sana aún adormilada que se asustaba por la cara de emoción de la mayor.

—¿Qué pasa?

—¡Sana! ¡Hoy vamos a comer algo delicioso!



❤️‍🩹

esta vez hice el capítulo más largo.

—que piensan sobre las primeras interacciones entre Mina y Nayeon?

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