16.Sentimientos nuevos
🎵OMG - New Jeans
🖤
Las velas se encendieron y el número en la tarta de cumpleaños pusieron algo nostálgica a la protagonista. No podía asimilar que su hermanita pequeña y querida iba a cumplir diez años.
Sana había nacido el veintinueve de diciembre, en una madrugada fría y nevada. Aún recordaba lo pequeña que se veía ante sus ojos y como su madre la sostenía entre sus brazos.
Mina sabía lo mucho que añoraba Sana sus cumpleaños por eso intentaba hacerlos lo más perfecto y cómodo para la menor.
Los celebraba de la misma forma que su madre solía hacérselo a ella, escogiendo el mismo sabor del pastel todos los años.
—Pide un deseo —exclamó Mina finalmente.
—Espera Sana, te ves demasiado adorable —comentó Jihyo sacando su décima foto.
—Parece una ardillita con sombrero —Lisa sonrió imitando a su amiga.
—¡Pide tres deseos Sana-chan! —pidió Momo a su mejor amiga.
La cumpleañera cerró los ojos y parecía que estuviera rezando antes de soplar las velas. Tenía claro lo que quería.
Sana llevaba un gorrito morado de fiesta de cumpleaños, que le quedaba algo grande, pero que había insistido en llevar.
Pegó un pequeño chillido tras escuchar aquello y tras haber oído el cómo le habían cantado feliz cumpleaños. Estaba muy feliz.
Jihyo le había regalado unas zapatillas nuevas, Lisa un set de maquillaje para niñas y Momo, quien era su invitada especial, una Barbie con coche deportivo de juguete.
Por último su hermana mayor le regaló un juego más para la Nintendo Switch. Lo iba a disfrutar como nunca, pues Momo se quedaría a dormir por ser el cumpleaños de Minatozaki.
—¿Han tocado el timbre? —Mina frunció el ceño.
Habían terminado de cenar y para cuando se acercó a abrir la puerta acompañada por Momo y Sana le llegó un mensaje.
—¡Feliz cumpleañoos!
Nayeon gritó y codeó a Rosé que rebuscó algo entre su bolso. Era un regalo perfectamente envuelto.
—¿Es para mi? —abrió los ojos Sana.
—¡Ha venido la desconocida millonaria! —aplaudió Momo.
La menor miró a su hermana mayor con ojitos de cachorrito y Mina asintió para que lo tomara.
—¿Qué se dice?
—Gracias Nayeon —hizo una reverencia.
—No, no es nada —negó con la caneza.
—Espero que te guste, Nayeon estuvo una hora entero eligiéndolos —sonrió Rose a las niñas.
Sana asintió y corrió a abrirlo con Momo, prácticamente arrancando como salvajes el envoltorio del regalo.
Eran unos bonitos auriculares gamer y de los de mayor calidad, como no.
Mina suspiró cruzándose de brazos para mirar a Nayeon de manera seria. Al parecer la coreana no había entendido nada desde su última conversación.
—Antes de que te enfades, es su cumpleaños —se excusó Im —Los necesita para hablar mientras jugamos
—Está bien —cedió Myoui —Pero no más regalos sin antes preguntarme.
—Eso es.
Ante tal alboroto Jihyo y Lisa se acercaron a ver qué era lo que ocurría.
—Oh, pero que mala sorpresa —Lisa frunció el ceño.
Jihyo codeó a su amiga, no querían que empezaran a discutir.
—No he venido aquí para verte y si no hubiera sabido ni hubiera venido —bufó Rosé.
—¿No podían venir Jeongyeon, Jennie o Jisoo en su lugar? —preguntó Manoban.
—No, ellas no están en Seúl ahora mismo. El año nuevo lo celebramos siempre en New York —le explicaba Nayeon —este año Rosie y yo cogeremos el vuelo de mañana juntas.
—¿Por qué? —Jihyo tenía curiosidad.
—Porque teníamos cenas de empresa, ya sabes hay que dar buena imagen.
Mina miró de reojo a Nayeon y pudo ver algo de agotamiento en sus ojos. Si bien eso de parecer perfecta debía de cansar y más en esas fechas que parecían estar hasta arriba por eventos de navidad y demás.
Lo que no entendía es por que estaba ahí y no se iba a dormir para tomar el vuelo mañana temprano.
—Ojalá pudiera quedarme para seguir chismoseando sobre la gente rica, pero tengo una cita.
Jihyo se estaba colocando su abrigo con algo de prisa, iba a llegar tarde y era bastante importante.
—¿Cuando nos vas a presentar a tu amante? —Mina preguntó.
Se suponía que se contaban todo, pero su mejor amiga parecía bastante prudente con su nuevo ligue.
—Cuando llegue el momento —rodó los ojos —Adiós Sana, Momo. No durmáis tarde.
—Nooo —contestaron ambas niñas.
Esas dos pequeñas japonesas ya estaban atrapadas jugando al nuevo videojuego comprado, probándose los cascos subiendo y bajando el volumen.
—¿Queréis tomar algo? —la japonesa sonrió en dirección de las dos universitarias.
—No —Lisa respondió antes.
—Sí —Rosé frunció el ceño mirándola.
Nayeon aprovechó y dejó a las dos enemigas en la cocina con Mina, se se sentó al lado de la cumpleañera y su mejor amiga.
—¿Te gustan?
—¡Sí! ¡Muchas gracias Nayeon!
Sana la abrazó con fuerza y Nayeon correspondió aunque la tomó desprevenida.
Al separarse Minatozaki se quitó su gorrito de fiesta y con una tímida sonrisa se lo colocó con cuidado de no despeinar a Im
—Te queda muy bien —sonrió Momo —Por cierto mi cumpleaños es el nueve de noviembre, ¡acuérdate para que me regales algo!
—Lo tendré en cuenta señorita Momo —aseguró Im revolviendo el cabello de ambas niñas.
—Pídele a tu secretaria que lo apunte en tu agenda.
Momo miró en dirección de Rosé que seguía discutiendo con Lisa por a saber que tonta razón.
—¡No soy su secretaria! —Rosé exclamó inflando sus mejillas.
Para cuando Mina volvió, tiró de la mano de las dos pasa llevarlas al sofá, donde se sentaron a conversar todas probando de vez en cuando el videojuego de Sana.
Momo se sentó en las piernas de Nayeon y Sana en las de Mina, al oírla bostezar supo de inmediato que ya era hora de que fueran a descansar. Por lo que a regañadientes las dos pequeñas japonesas se despedían de todas.
—¿Te apetece salir un rato? —Nayeon se atrevió a preguntarle.
Y sí, Im quería salir a tomar algo a solas con Myoui y esta pareció entenderlo a la primera.
—No lo sé...no quiero dejar sola a Lisa...
Rosé tragó saliva antes de soltar lo que iba a decir.
—Yo me quedo con Lisa, no importa, id juntas.
Mina parpadeó dos veces en dirección de Lisa que se mordía el labio y trataba de sonreír casi con un tic nervioso en el ojo.
Parecía que le fuera a explotar una vena en cualquier momento.
—Sí, da igual Mina, a mi no me importa.
—¿Segura?
—¡No me lo preguntes mas y vete! —vociferó Manoban haciéndolas reír.
Menos a Rosé quien compartiría tiempo ella.
—Esta bien, hay un bar cerca de aquí para que tomemos algo —sonrió Mina a la coneja.
La mayor choco disimuladamente el puño con Rosé que murmuró "me debes una maldita"
La tailandesa, en cambio miró a Park y suspiró, los sacrificios que hacía por su amiga. Esperaba que Dios le enviara a alguien por tales favores.
Mientras tanto Momo y Sana estaban a punto de caer dormidas, más bien Hirai era quien se estaba muriendo de sueño.
No obstante no podía dormir porque su amiga no paraba de hablar.
—Sana, ¿qué has pedido?
—Si te lo digo no se va a cumplir.
—Es verdad.
Silencio.
Sana guardó silencio y eso a Momo le preocupó así que se giró y miró a su amiga, parecía estar luchando consigo misma para decir algo.
—Pero de que uno de mis deseos no se va a cumplir así que te lo voy a decir ¿vale?
—Vale. Yo no se lo diré a nadie.
Esta vez hablaron en japonés. Era algo importante para Minatozaki.
—Desee volver a tener a mamá y papá.
—¿Los extrañas?
—Sí.
El tono de Sana no era triste, sino más bien sincero y algo herido. No solía decírselo mucho a Mina porque no quería ponerla triste.
Minatozaki no era tonta, a veces podía escuchar en la madrugada las pesadillas de su hermana. Escuchaba como sollozaba la palabra "mamá" y Sana solo podía abrazarla fuerte deseando que soñara cosas bonitas.
—A veces también extraño tener una familia —se sinceró, era la primera vez que le decía eso a alguien —Quiero que Mitang también tenga una familia.
Momo no sabía que decir, no sabía cuales eran las palabras correctas o las palabras que Sana necesitaba escuchar.
Sin embargo, sabia de algo que necesitaba: un abrazo.
Hirai sintió la necesidad de abrazarla y lo hizo.
—¿Y el otro?
—Son secretos, sé que esos pueden cumplirse.
Sana se acomodó y le sonrió a su mejor amiga, se sentía bien con Momo. Por esto, también abrazó a Hirai antes de quedar dormida.
❤️❤️
No caminaron más de dos cuadras para terminar en frente de un pequeño negocio de comida callejera, cuyo cartel ponía "Heart Shaker" tenía una bonita fachada y no es que llamara demasiado la atención.
Parecía ser popular entre los residentes del barrio que parecían ser clientes comunes.
—¿Cómo conoces esto?
Mina hizo varias reverencias a varios de los empleados del bar que sonreían al verla llegar.
—Es uno de mis lugares favoritos en Seúl.
Nayeon sonrió al escuchar aquello y se apresuró a sacar la silla para que la menor tomara asiento.
—Déjame invitarte.
—No. Me rehuso.
—Por favor.
—¡No quiero! Déjame invitarte esta vez para algo trabajo.
Mina podía permitírselo, aunque había gastado demasiado y estaban a finales de mes.
Solo rezaba porque Nayeon no escogiera las cervezas más caras y aperitivos también.
—Minari —llamó cruzándose de brazos. —¿Puedes dejar de ser tan orgullosa?
Y ahí estaba de nuevo con ese tonto apodo que se había inventado.
Ese tonto apodo que de alguna manera conseguía debilitarla y ponerla algo nerviosa siempre que lo utilizaba.
—¿Y tú puedes dejar de presumir que tienes dinero?
—Espera déjame pensarlo... —guardó silencio por unos segundos la mayor —No.
—Me agotas.
—Puedo agotarte de otras maneras.
Mina frunció el ceño y a continuación procedió a darle un buen pisotón por debajo de la mesa.
—¡Joder! Era broma.
—¿Segura? Siempre pones esa mirada de pervertida.
—¡No soy ninguna pervertida! Como te atreves a llamarme así, soy...
—Im Nayeon, la menor de las Im bla,bla...—Mina rodó los ojos con desinterés.
—Porque estoy cansada lo dejaré pasar —suspiró acomodándose en la silla.
Myoui soltó una pequeña risita y miró con atención a Im. Entonces eso de que sí que estaba cansada era de verdad, pues la notaba menos prepotente y egocéntrica que de normal.
Y no solo eso. Ahora que lo notaba llevaba su bufanda...
Por lo que le habían dicho Jennie y Rosé, la había estado llevando siempre que salían. Incluso a esos eventos importantes.
Ella también había utilizado los guantes y estaba encantada con la crema. Siempre que los llevaba se acordaba de la coreana y la sensación cálida de sus manos y...
¿Pero que le estaba pasando? Si ni siquiera había empezado a beber como para ponerse así.
Mina negó con la cabeza desviando la mirada, tenia que borrar esos pensamientos intrusivos y sin sentido de su cabeza.
—Este lugar es muy especial para ti —comentó mirando alrededor.
—¿Cómo lo sabes?
—Cuando entraste parecían que los dueños te conocían —Nayeon apoyo ambos codos en la mesa —Además siempre sonríes así cuando algo te gusta.
¿De que manera sonreía? ¿Era tan obvia? La protagonista se limitó a asentir antes de comenzarle a explicar.
—Es mi bar favorito venía con Jihyo siempre, incluso en el instituto.
—Bueno...es acogedor, sí.
—Ya sé que no es de tu gusto y que no es a lo que estás acostumbrada.
—No, no —rápidamente negó Nayeon —Si a ti te gusta a mi también.
—¿Puedes ser menos tonta? Gracias.
—No puedo decirte nada —suspiró Im —y te lo digo en serio. Este bar es mil veces mejor que cualquiera de Gangnam.
Nayeon parecía querer decir algo más, pero debían de ordenar. Im pidió una cerveza al igual que Mina, además de algunas guarniciones no demasiado pesadas como acompañantes.
—Y la comida está mejor —levantó el pulgar Im cuando trajeron lo pedido.—ahora quiero venir aquí siempre.
—Te lo presto —Mina asintió entre risas.
Algo pareció llamarle la atención, era algo escrito al lado de la mesa. Entre tantos garabatos encontró lo que estaba buscando.
—¡Mira! —señaló con su dedo unas firmas —esto lo pusimos Jihyo y yo antes de salir del instituto.
—¿Todavía no se ha borrado? —alzó ambas cejas Im acercándose para verlo mejor.
Mina busco su teléfono móvil para sacarle foto.
—Además aquí también fue donde bebimos alcohol por primera vez.
Aún podía recordar como terminó vomitando en el baño del bar y cómo juro no volver a probar el alcohol nunca más en su vida.
—Cuando vinimos con Lisa casi acabamos con las cervezas, baratas pero gigantes...—Mina se detuvo a mitad de la anecdota.—¿Por qué me miras así? Creo que estoy hablando demasiado.
—No, no es eso.
—¿Entonces?
Nayeon se aclaró la garganta y sus mejillas se encendieron lo suficiente para que Mina lo notara.
—No sé, me gusta oírte hablar de ti.
Mina se sonrojó y bajo la mirada dándole un gran sorbo a su cerveza. Eso la habia pillado desprevenida.
—Siento que me tienes un poco más de confianza como para hacerlo —admitió con pena —Eso me gusta
—Puede ser...
La verdad es que la nipona no se había dado cuenta de ello ¿acaso estaba empezando a confiar en Nayeon?
—Minari si te quieres pasar diez horas hablando, yo estaré aquí para escucharlas enteras.
Nayeon sonrió levantando su vaso y chocarlo con el de la menor. Mina le devolvió la sonrisa algo más timida manteniendo el contacto visual.
Una sensación cálida se instaló en la boca de su estómago, era agradable pasar tiempo con Nayeon.
🎂🎂
—Había modelos muy guapas, ¿de verdad no te interesa acostarte con ninguna hoy? —Jisoo frunció el ceño abriendo la botella de champán.
Ya eran las dos de la mañana en Estados Unidos, New York y ya era año nuevo.
Las cinco chicas se habían reunido como tradición en uno de los edificios más caros de la ciudad para celebrarlo tras estar con sus familias.
Últimamente Nayeon no conseguía centrarse en otra chica que no fuera...ustedes ya saben quién.
Incluso cuando salían de fiesta y encontraba a alguien de su tipo, la coreana no encontraba satisfacción ni atracción al cien por cien como para intentar algo sexual o por lo menos besar a quien le interesara.
Porque siempre acababa viendo de reojo sus conversaciones o fotos graciosas que subía.
Y eso era algo que nunca jamás le había pasado a Im Nayeon.
—No lo sé... —suspiró Im hacia mucho que no se divertía con alguien —¡Deja ya de llorar! Me estás dejando sorda, idiota.
Su mirada se dirigió con molestia a Rosé, quien abrazaba la botella de vino mientras que era consolada por Jennie y Jeongyeon.
—No puedo creer que tu hermana me haya rechazado —lloriqueó Rosé —¡Todas mienten! ¡Todas mienten!
—Era obvio que Suzy no te daria una oportunidad —Jeongyeon suspiró.
—Además le gustan los hombres —Jennie rió abrazando a su amiga con el corazon roto.
—La pobre está enferma —se encogió de brazos Nayeon —oye Rosé, enserio no sé que le ves a mi hermana. Suzy
Rosé iba a abrir la boca pero su voz tembló
—¿Sabes qué? No me respondas. Llama a alguna de tus amiguitas y olvídala.
—Un clavo no saca otro clavo —Jennie aconsejó.
Y de hecho sonó demasiado seria. Tanto como para que todas se extrañaran mirándola.
—Lo dice la más romántica —Jisoo se sentó al lado de Jeongyeon soltando una risita burlona.
—¿Qué? ¿Crees que no me he enamorado nunca?
—Pues no —contestó Kim dándole un sorbo a su bebida —sales con un chico diferente cada semana, hasta que te aburres y encuentras a otro.
Jennie pareció herida ante las palabras de la contraria. Hasta Nayeon le dio una mirada de reproche a Jisoo.
—¡Y a ti eso en que te afecta! Eres tan mala conmigo a veces, Kim Jisoo —se levantaba indignada.
—Venga chicas es año nuevo ya basta, suficiente tenemos con Rosé borracha
Jeongyeon se interponía entre el dúo Kim pasando su brazo por el cuello de ambas obligando a que chocaran sus mejillas.
Esas dos no duraban mucho tiempo tiempo enfadadas, de alguna manera Jisoo acababa yendo a Jennie o al revés.
—Llama a tus amigas modelos Jen —se levantó Rosé para servirse otra copa.
—¿Cuántas?
Todas llevaron su mirada hacia Im que frunció el ceño al notar que era el centro de atención.
—Conmigo no contéis.
—¿Otra vez? Acaso estás enamorada o que —Jeongyeon rió viendo a su mejor amiga.
La palabra resonó en la cabeza de Im que rápidamente soltó una risa nerviosa haciendo reír a todas al escuchar aquella tontería.
Ninguna se creía que Nayeon estuviera enamorada de otra persona que no fuera ella. Era impensable.
—No es eso...estoy cansada —sonrió abrazando a su amiga —pásalo bien tú por mi.
Jeongyeon levantó una ceja y prefirió guardar silencio asintiendo con la cabeza.
—Si vas a salir ponte el abrigo, hace frío fuera —le avisó Yoo al notar como se encaminaba a la terraza.
—¡Que sí!
Nayeon se colocó su bufanda nueva y favorita ante los ojos de su mejor amiga que la veía marchar fuera mientras que sacaba su teléfono móvil.
"Le estará escribiendo a Mina" supuso Jeongyeon para desviar su mirada al descontrol que ya había dentro con sus amigas
Y así era, la universitaria había salido a la terraza para finalmente grabarle un mensaje de voz a Myoui. Había estado buscando tantas palabras que por fin había encontrado las adecuadas.
A la nota de voz le añadió unas fotos y vídeos de los fuegos artificiales. Sobretodo le había enviado los de color verde menta, su color favorito.
✨✨
Mina suspiró por décima vez, ya estaba empezando a perder la paciencia y el chico no hacía más que insistir. Bambam se había presentado borracho y llorando a su trabajo en la tienda de conveniencia.
—¡Dime por qué! ¡Si me das una razón por que la que no podemos volver!
—Ya te he dicho que no Bambam. No es no.
—¿Acaso te gusta alguien más? ¿Estás saliendo con alguien?
El muchacho golpeó con fuerza el mostrador. La protagonista no quería recurrir a la policía, pero no le estaba dejando otra opción.
Mina maldijo su suerte, solo quería cerrar la tienda para irse a su casa. Su turno había terminado hacia quince minutos y estaba malgastando su tiempo para dormir.
—¿Tienes algún problema con mi novia?
Bambam y Myoui se giraron en dirección de la persona que había dicho aquello.
Era aquel chico de la otra vez. Mina no lograba recordar del todo su nombre.
—¿Mingyu? ¿Estás saliendo con Kim Mingyu?
—¡Sí! Vete ya o tendremos problemas —bramó molesta la japonesa.
Como un niño malcriado y llorón salió de la tienda, aún más molestó al ver como Mingyu tomaba la mano de Mina sonriéndole y despidiéndolo con su mano libre.
Cuando por fin se marchó y pudo cerrar la tienda miró al chico algo incomoda.
—Ya no hace falta que...
—Ah, lo siento. Me alegra verte Mina.
—No necesitaba que me protegieras —soltó con frialdad Myoui.
Esto le pareció gracioso e incluso adorable a Kim que metió sus manos en su bolsillo algo nervioso.
—Solo te hacía un favor. Permíteme soñar.
Mina sonrío un poco y eso le gustó. Definitivamente, esa japonesa de cabello ondulado azabache y ojos oscuros era una belleza.
—Tienes una sonrisa muy bonita, deberías sonreír más.
—Gracias...—la nipona sentía su móvil vibrar.
Podía suponer quién era.
—Puedes llamarme por mi nombre —saco su tarjeta de identidad señalando las letras —Kim Mingyu.
El muchacho se sonrojó un poco al notar que Mina volvía a sonreír viendo la tarjeta.
—Tengo que irme, Mingyu. No vayas por ahí diciendo que soy tu novia o te mataré.
Sharon sacó finalmente su móvil para ver el mensaje de Nayeon pidiéndole que la esperara en la parada de buses, tardaría diez minutos más.
"Mierda, voy tarde" pensaba Myoui antes de iniciar a caminar con rapidez hacia la parada.
—Ya nos veremos Mina —sonrió el chico tímidamente.
Ni cinco minutos pasaron para que viera como de un coche negro, salía
—¿Por qué eres tan molesto? Y quita esa cara de idiota.
Nayeon salía y se notaba molesta.Acababa de salir de la biblioteca y lo primero que veía era a ese idiota coqueteando con Mina.
Tenía pensado esperarla en la parada, pero como no contestaba decidió acercarse por si algo malo había pasado.
—Hola a ti también, Im.
—Ya te gustaría tener mi apellido —soltó una risita burlona.—no sabes cuanto odio a las personas como tú, envidiosas.
—Claro. Tan egocéntrica como siempre Im Nayeon.
—¿Cómo no serlo si soy superior a ti en todo?
Mingyu asintió, no quería problemas así que ignoraría a Im. Sabía que tener de enemiga a Nayeon solo traía desgracias y que la ira de los Im no era ninguna broma.
Im maldijo, ahora la que iba a llegar tarde iba a ser ella como no se diera prisa. Quería ver a Mina.
—Mingyu —espetó Nayeon mirándolo con superioridad antes de volver a subir al coche —¿acaso te gusta Mina?
—No te importa ¿Por qué debería de contestarte?
—Porque a mi me gusta.
🍃
AHHHHH
Bueno. OMG de Newjeans representa a Nayeon ahora mismo,,
—¿Qué piensan de Sana? ¿Teorías de por qué Mingyu y Nayeon se llevan tan mal?
Por si no saben como se ve Mina, imagínensela en la era Alcohol Free
Tal que así:
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro