15.Feliz Navidad
🎵snowman - Mina
🎄
Apoyo su cabeza en la mesa suspirando por décima vez mientras tachaba otro regalo más de la lista que estaba haciendo, ninguno le convencía porque seguía sin determinar qué podía darle a una persona que ya lo tenía todo como Im Nayeon. Mina ya estaba al borde de la locura, nada le parecía adecuado.
Miró por la ventana y vio que había comenzado a nevar, no con tanta intensidad, pero ya era algo. Faltaban dos días para navidad y para que se entregaran los regalos y Mina seguía sin tener nada.
Myoui observó a su hermana pequeña, demasiado concentrada también en el papel. Parecía que estaba haciendo su mejor esfuerzo pintando y dibujando en la hoja de papel.
—¿Cómo va? —preguntó sonriéndole a la menor.
—¡Muy bien! Ya he dibujado a Momo con Barbie.
Llevaban un buen rato las dos en la mesa, escuchando música navideña de fondo con dos tazas de chocolate caliente y galletas de dinosaurios.
Un buen plan antes de que Mina se fuera a trabajar.
—Ella también me dará un dibujo a mi —comentó bastante feliz la pequeña Minatozaki —lo pegaremos en la habitación ¿porfi? Di que sí Mitang.
—Sí, dónde quieras —asintió queriendo ver el dibujo.—¿entonces ahora que dibujas?
No obstante, con la cara algo colorada Sana lo tapó como lo más rápido posible.
No quería mostrárselo.
—Es una sorpresa.
—¿Para quién? —Mina insistió.
—¡También es sorpresa!
Si ya era así con casi diez años, Mina no quería imaginarse cómo sería en su adolescencia.
La protagonista rodó los ojos y volvió a mirar hacia la ventana, imaginándose el frio que haría.
—Ya me gustaría que mi amigo invisible me regalara algo contra este frío...—pensó en voz alta.
Entonces una bombilla se encendió.
La idea había venido automáticamente hacia la cabeza de Myoui que aplaudió al tener por fin lo que le daría a su amigo invisible.
Le daría a Nayeon algo hecho por ella misma, eso sí que era algo que no podía comprar en ningún lugar. Algo de valor y no monetario, sí ese sería un regalo diferente y único.
Si le gustaba bien y sino, que se jodiera, le iba a hacer una bufanda de color azul cielo. El color que parecía ser el favorito de la coreana.
—Bajo un momento a comprar algo ¡ya subo! —avisó corriendo poniéndose la chaqueta.
Sana asintió viendo a su hermana correr hacia la puerta, ella simplemente se limitó a conectar la Nintendo prestada y jugar pues su Mina no notaría el cambio.
Para cuando volvió, estaba tan centrada poniendo tutoriales de cómo tejer una bufanda para invierno que ni se dio cuenta de que había un aparato tecnológico de más.
—Tengo que terminar esto —bufó Myoui.
Quizás hacer una bufanda era más difícil de lo que pasaría.
—¿Ese juego no estaba solo en Nintendo?
—¿Eh?
—No sabía que lo teníamos.
—No sé —Sana hablo un poco más nerviosa.—Ya no quiero jugar más.
Y peor aún, no le respondió en coreano sino en japonés. Ahí fue cuando Mina detecto que algo malo ocurría ahí.
Había algo que no cuadraba.
—¡No pueden ser! Nayeon te dio la Nintendo.
Los ojitos de Sana brillaron y se llenaron tanto de culpa como de lágrimas al ver la mirada acusadora de su hermana mayor.
Odiaba que la regañaran y Mina también odiaba hacerlo.
—Sana, no llores. Quiero que entiendas que antes de recibir regalos tan caros tienes que consultármelo.
—¡Pero no es un regalo! Solo me la ha prestado.
—Puedes tenerla por hoy —avisó Myoui autoritariamente —Mañana se la llevaré ¿entendido?
—Está bien...
Mina suspiró y abrazó a su hermana con fuerza mientras peinaba su cabello. No le gustaba verla llorar.
—No te preocupes, seguro que Santa se comporta bien este año.
—Si no le he hecho la carta...¿Sabrá que quiero? —preguntó inocentemente la niña.
—Estoy más que segura, las niñas buenas como tú son las que mejores regalos tienen que recibir.
Eso le dolía decirlo pues sabía que Sana se merecía el mundo entero y Mina se frustraba al no darle ni el cincuenta por ciento de eso.
Ella simplemente quería darle todo lo que añoraba la pequeña japonesa.
—Quiero la Nintendo, pero igual Santa siempre me da el regalo que más quiero.
—¿Cuál es? —preguntó curiosa Mina.
Esperaba que Sana dijera buena comida y dormir tarde en sus vacaciones de navidad, pero no fue lo dijo su hermanita.
—Estar contigo, Mitang.
Y era la verdad, comer todo lo que quería, dormir la noche entera, jugar y ver películas de navidad era lo mejor del mundo para la pequeña japonesa.
—Para mi también es lo mejor de la navidad.
🎄🎄
Definitivamente no podía enfadarse con Sana, pero con Nayeon sí. Quería gritarle en cuanto la viera por no haber respetado el haberle pedido que no hiciera nada.
Encima reinaba demasiado mal humor en su cabeza. No había pegado ojo la noche anterior, pues en cuanto salió del trabajo se puso a tejer esa bufanda hasta terminarla. Después, envolvió los regalos de Sana y finalmente cuando pudo irse a dormir la alarma sonaba tres horas después.
Había sido un gran sacrificio pero había valido la pena.
Jeongyeon fue la primera que la visitó, incluso le dio unas mandarinas según para que cogiera vitaminas C y fuerzas para su trabajo.
Algo más tarde, el dúo Kim y Rosé también le dieron una corta visita, pero ni rastro de Im.
La mejor amiga de esta le explicó con anterioridad que sería difícil verla pues estaba de aquí para allá atendiendo a las conferencias y reuniones de su familia, representando como siempre a su apellido.
—¡Tengo pollo frito!
Y hablando del Rey de Roma...
Nayeon entraba a la cafeteria, seguida por Chris su guardaespaldas. La universitaria portaba un bonito conjunto negro, con americana algo elegante y un jersey de cuello alto.
Parecía una verdadera CEO.
—¿Qué crees que haces? —frunció el ceño Myoui.
La mayor alzó una ceja y dejó la bolsa con el pollo sobre una de las mesas. Alguien estaba de mal humor.
—Hoy tenias turno de tarde y pensé que estarías demasiado cansada como para cocinar para ti y Sana —explicó Nayeon rascándose la nuca —además, Sana me dijo que amaba el pollo.
—Tienes que dejar de ser tan entrometida.
Mina soltó con más frialdad y rudeza de lo que se esperó.
Hasta Chris, que estaba oyendo todo el chisme tuvo que tragar saliva. Jamás había visto a alguien tratando así a la hija menor de los Im.
—Ya me he enterado de lo de la Nintendo. Cógela, Sana ya no la necesita —volvió a espetar.—no necesito tu compasión.
Nayeon le dio una mirada a su guardaespaldas para que las dejara a solas. Él, obedeció haciendo una reverencia a ambas chicas que finalmente se quedaban a solas.
Im se dirigió directamente hacia Mina, encarándola. Se cruzó de brazos y miró el semblante de la japonesa, estaban demasiado cerca.
Sinceramente, Mina esperó una reacción o contestación grosera de vuelta.
—Es verdad que una mujer enfadada se ve más sexy —sonrió Nayeon.
—¡Has herido mi orgullo y eso es lo único que puedes decir! Eres...
—Perdón, eso era lo que quería decir pero me distraje contigo Minari —se excusó rápidamente —lo siento, no lo pensé y yo solo quería jugar online con Sana como se lo prometí, soy una mujer de palabra.
"Mujer de palabra" repetía Mina en su cabeza rodando los ojos. Sí, claro.
—Lo siento. Hablaré contigo antes de hacer algo parecido —Nayeon colocó ambas manos en los hombros de la menor —tienes que descansar, vamos te acompaño a casa. Estos días habrán sido duros para ti.
—Que sabrás tú... —se alejó de ella quitando sus manos.—De todos modos, Sana tendrá la consola así que no lo necesita.
La mayor alzó ambas cejas, sorprendiéndose y a la vez alegrándose de oír aquello.
—¡Eso es genial! —gritó con felicidad casi dejándola sorda —demostrando que eres una increíble hermana mayor de nuevo.
A continuación, Im comenzaba a aplaudir haciendo sonrojar lo suficiente a Mina como para avergonzarse.
—No aplaudas mucho, sigo enfadada contigo —dijo mirando hacia otro lado mientras salían colocándose sus correspondientes abrigos.
—Pues sigue enfadada que eso te da calor, tienes la cara roja —obvió con una sonrisa traviesa —puedes pillar un resfriado si no te abrigas bien.
Mina no sabía si eso lo decía para molestarla o simplemente como una especie de...¿muestra de afecto?
Era difícil de entender. Incluso su amistad o lo que fuera eso lo era.
—Aunque yo estoy dispuesta a calentarte si quieres...—le guiñó un ojo con aires de grandeza.
Típico de la coreana mayor, la protagonista ya se estaba acostumbrando a esos tipos de comentarios tontos.
—Te voy a pegar con el pollo frito en la cara —amenazó la menor.
—Creo que es lo menos violento que me dirás hoy.
Bromeó Im rebuscando algo en su bolso para después sacar una bufanda de color grisáceo con un aspecto algo desgastado y colocárselo alrededor de su cuello.
—¿Y eso...?
Mina parpadeó mínimo cinco veces viéndola.
—¿El qué? —inquirió Im. —¿Mi bonita cara? Supongo que aún no estás acostumbrada a mi belleza.
—Calla —Mina suspiró.
—Te entiendo. Yo aveces tampoco me creo que sea tan hermosa.
—¡Te lo estoy preguntando enserio! —la cortó Sharon, como se pusiera a hablar de ella misma nunca acababan.
Nayeon suspiró fingiendo estar herida y bajó la mirada hacia la bufanda colocando ambas manos sobre ella.
—Ah mi bufanda favorita —explicó como si nada —Es la que siempre utilizo.
—¿Siempre? Siempre porque es de marca.
—Bueno...¿sí? No la tiraría por nada del mundo —se encogió de brazos.—por qué pones esa cara.
—No pongo ninguna cara —negó con la cabeza la menor.
¿Qué no se desharía de ella por nada del mundo? Que estaba hecha por los dioses o qué.
Dios mío ya tenía una bufanda ahora qué podía hacer faltando un día, un jodido día para que se dieran los regalos.
No tenía ni dinero ni tiempo para prepararle otra cosa.
—¿Vamos? —preguntó Nayeon sacándola de su trance.
—Sí, sí.
Mina fingió una sonrisa y entró al coche. Aunque había sonreído en el fondo quería vomitar y después arrancarse el cabello pelo a pelo.
Su maravillosa idea había sido arruinada y ahora no sabía que iba a hacer.
🎁🎁
Habían acordado en quedar a las doce y media de la noche en casa de Rosé, ella misma se ocuparía de enviarles un coche para ir a buscarlas. Mina y Sana habían pasado el día fuera, jugando primero con la nieve, volviendo a casa para tomar algo caliente y luego volver a salir.
Comieron con Lisa y Jihyo en casa de Park, pero desgraciadamente la cena de Nochebuena no. Las dos hermanas fueron al buffet japonés que tanto amaba Sana y allí pasaron la cena comiendo tanto como quisieron hasta reventar.
Mina no quería dejar a su hermana sola en casa así que la trajo con ella para darse los regalos y también trayendo los regalos para ésta en su bolso.
—¡Qué adorable! —exclamó Rosé.—Holaa Sana.
Sana se había puesto su pijama de muñeco de nieve y eso había llamado la atención de las chicas.
Jennie corrió a ver a la adorable niña junto a Jisoo y Jeongyeon presentándose con ella.
—Yo también he venido —suspiró Mina frustrada.
Fue a la enorme sala de estar de la moderna casa de Rosé y vio un árbol que mediría por lo menos cuatro metros, además de una enorme televisión y un cómodo sofá en el que estaban tiradas sus amigas.
Jihyo bebía una copa de vino con Lisa que estaba fascinada con la cantidad de botellas caras que tenía esa casa.
—¿Ya estáis bebiendo? —regañó Mina sentándose entre sus dos amigas
—Rosé dijo que lo probáramos —explicó Jihyo.—aunque prefiero la cerveza.
—Pensé que no ibas a beber Lisa —entraba Rosé con Sana de la mano.
Al parecer Sana les había estado explicando lo que había hecho durante el día al grupo de amigas de Im.
—Me lo beberé, ofendida, pero lo haré —espetó Manoban haciéndose la digna.
Todas estallaron en risas menos Rosé que fulminaba con la mirada a la tailandesa.
Mina aceptó la copa que le sirvió Jeongyeon y se sentó al lado de esta, Sana parecía bastante entretenida con Jennie y Rosé.
Jisoo, Jihyo y Lisa parecían conversar a cerca de un juego de teléfono de Kim. Era un ambiente bastante cómodo y cálido.
—Cuarto de primaria es difícil —asentía Jennie escuchando a la pequeña japonesa.
—Disfruta de primaria, Sana —se entrometió Jeongyeon. —la universidad es peor...
—¿De verdad? —frunció el ceño Minatozaki haciendo un puchero.
—No lo es si estudias —negó Jisoo sonriéndole a la niña.
Y antes de que las tres universitarias comenzaran a discutir, el timbre sonó librándolas de la batalla de quién era la carrera más difícil.
—¿Es Nayeon? —saltó Sana de la alegría.
No pasaron ni cinco minutos para que la mencionada apareciera con una bolsa y una botella de champán en sus manos.
—¡Feliz Navidad! —exclamó Im.
Lo que no se esperó para nada fue sentir una anatomía mucho más pequeña abrazada a sus piernas, bajo la mirada y se encontró con los ojitos brillantes de Sana.
—Lo siento, no pude guardar nuestro secreto.
—Está bien, ya veremos qué hacemos —sonrió Nayeon revolviendo el cabello de Sana.
—Sana, ven aquí —Mina palmeó sus piernas.
—¿Yo también puedo?
Nayeon sonrió cuando conectó su mirada con la de la japonesa.
—No —rodó los ojos Mina.
La mayor se notaba que venía de una cena importante, pues traía un vestido negro algo corto, pero elegante ceñido a la perfección a su figura. Se había ondulado un poco el pelo y su maquillaje sutil la hacía ver despampanante.
Por otro lado, Mina iba mucho más simple. Se había puesto un jersey negro que le quedaba grande y unos jeans desgastados. Era algo cotidiano, quizás un poco más bonito que de normal, pero se veía igualmente preciosa.
Nayeon la encontraba más atractiva con su cabello ondulado peinado de esa manera. No podía quitar sus ojos de ella.
—¿Tienes sueño? —preguntó Myoui a su hermana viéndola bostezar.
—No me puedo dormir, dijiste que vendría Santa, tengo que verlo —volvió a bostezar acurrucándose en el sofa.
Era normal que tuviera sueño, era más de media noche así que pusieron una película navideña y apagaron las luces. En menos de quince minutos había quedado profundamente dormida.
Entre Lisa y Mina llevaron a la pequeña a la habitación de al lado para que descansara plácidamente.
—¿Qué hacéis? —frunció el ceño Myoui.
Todas estaban asomadas a la puerta de la cocina en la que Jihyo se había metido para contestar una llamada.
—Su ligue está dándole una feliz navidad —explicó rápidamente Jeongyeon.
—Yo también quiero uno —suspiró Jennie mirando a Jisoo.
—Deberías de centrarte más en tus notas y dejar de buscar el amor —contestó Kim.
—¿Acaso no se puede hacer las dos a la vez o qué? Yo soy una clara prueba de que sí —intervino Nayeon.
Mina noto la coqueta mirada de Im y simplemente la pellizcó pidiéndole silencio, ella también se quería enterar o al menos oír que decía su mejor amiga.
—Yo también te extraño, ¿estás mejor de tu resfriado?
—No mucho —se escuchó una voz femenina salir del teléfono.
¿Con una mujer? Mina se sorprendió, Jihyo solo había salido con hombres a lo largo de su vida.
—Aquí nadie es hetero o qué —rió Im.
—Calla —la golpeo Mina.
El chisme estaba demasiado bueno.
—Tienes que tomarte la medicina, unnie será tu medicina —soltó con un tono bastante dulce Jihyo.
Todas hicieron una mueca de asco, les iba a dar una sobredosis de azúcar.
—Es por eso que sigo enferma.
Mina tuvo que morderse la lengua para no reír y vio como Lisa corrió lejos de ese lugar para poder en paz siendo seguida por Nayeon y Jeongyeon.
Jennie oculto su rostro entre sus manos mientras reía con Jisoo.
—Tengo que dejarte, duerme bien.
—Necesito vomitar —sentenció Mina viendo a su mejor amiga caminar de nuevo en su dirección.
Myoui no podía creerlo, Park Jihyo siendo tan...extremadamente cariñosa. Era cierto aquello de que el amor daba miedo.
🎅🎅
De un momento a otro se habían pasado dos horas volando entre tontas conversaciones y debates sin sentido. Eran las dos de la mañana y todas supusieron que ya era hora de darse los regalos.
Mina colocó el regalo de Sana al lado del árbol por si se despertaba en medio de la noche y quería abrirlo, aunque lo dudaba.
Primero empezó Jennie, que tímidamente le entregó su regalo a Rosé: un bolso Saint Laurent y un paquete entero de golosinas australianas.
Después, Rosé le dio (de mala manera) a Lisa un vestido de Celine. La pobre tailandesa casi se ahogó cuando vio el precio.
Lisa le entregó a Jisoo su regalo, un libro sobre cómo socializar y ser más amables a parte de un videojuego para la PlayStation 5.
—¿Qué? Es un buen libro —se encogió de brazos Lisa.
Todas rieron, incluso Jisoo que palmeó la pierna de Manoban. Le había gustado.
Kim le dio a Jihyo un juego completo de golf de máxima calidad, pues sabía que la chica era aficionada al deporte.
Mina juró ver cómo Jihyo casi llora presa de la emoción del regalo, abrazando a la muchacha.
Jihyo le dio a Jeongyeon un kit de cocina y vitaminas para memorizar, había escuchado a Yoo decir que las necesitaba para la época de exámenes.
Por último, Yoo le entregó a Jennie maquillaje y las gafas de edición limitada Gentle Monster, las cuales habia estado buscando Kim como loca desde hace un mes.
Todas parecían contentas con sus regalos, pero algo fallaba: Ni Mina ni Nayeon tenían regalo.
—Emmm chicas ¡vamos a probar los palos de Jihyo! —exclamó Jennie .
—¿Tienes campo de golf? —frunció el ceño Jihyo.
—¿Tengo campo de golf? —repitió Rosé.
—Sí, lo tienes —sonrió nerviosa Jisoo.
—Vamos, vamos —Lisa tiro de la mano de Jeongyeon que se quedó observando a su mejor amiga y a Myoui.
—Sí...
Finalmente solas. Las habían dejado solas a propósito. Mina maldijo a sus amigas y Nayeon quería besarlas como agradecimiento.
Myoui tomó la bufanda y se la ofreció cerrando los ojos avergonzada. Ya estaba esperando alguna burla o comentario, pero solo hubo silencio. Un buen silencio por unos segundos.
Nayeon se había quedado petrificada observando la bufanda y sonrió enternecida tomándola entre sus manos.
—¿La has hecho tú...?
—Sí...
Im tuvo un leve sonrojo y la enrolló alrededor de su cuello para olerla. Tenía el aroma de Mina impregnada en ella.
—Es el mejor regalo que pueden hacerme —dijo Nayeon con sinceridad.
Esta vez fue Mina quien se sonrojó al ver como la coreana tomaba sus dos manos sonriéndole de manera tan cálida. Hacía que su corazón se acelerara.
—Minari, yo no he podido hacerte nada a mano porque bueno, soy un desastre —avisó ofreciéndole una pequeña caja.
La mencionada abrió la caja y vio unos guantes de diseño en esta. Eran unos guantes negros Burberry de la mejor calidad posible, Nayeon se había ocupado de escoger los mejores.
—Esto es...—Mina se sentía conmocionada.
Pero eso no era todo, la mayor sacó una crema y parecía formar parte del regalo.
—Es para tus manos. Ayuda a cicatrizar más rápido y las cuida —dijo con cierta vergüenza.
No sabía por qué pero ese regalo había logrando sensibilizarla. Era un pequeño y tonto detalle al que ni siquiera Mina le había dado importancia.
Sin embargo, Nayeon sí. Ella se había preocupado por algo como eso.
—Feliz Navidad, Mina.
—Feliz Navidad, Nayeon.
Los ojos de Myoui estaba viendo como las manos de Nayeon cubrían las suyas, dándole cierta calidez y agradable sensación.
Mina levantó la vista y sintió algo extraño en su corazón,en su cuerpo entero y sobretodo en su estómago. Como si fuegos artificiales explotarán viendo como Nayeon le sonreía tímidamente.
Y era algo recíproco, pues Im se sentía igual.
—¡Ha venido Santa! ¡Me lo he perdido! —una adormilada Sana asomaba su cabeza.
Las dos se separaron rápidamente y Mina señaló el regalo bajo el árbol. En este estaba escrito el nombre de la pequeña Minatozaki que sin demora, corrió a abrirlo como una loca.
No hace falta que en cuanto vio la Nintendo Switch comenzó a saltar como nunca por todo el salón y a señalar la consola.
—¡Me la ha traído! ¡Ahora podremos jugar Nayeon! ¡Me la ha traído Mitang!
—¡Que bien se ha comportado Santa! —aplaudió Im.
—¿Eres feliz? —inquirió su hermana mayor.
—¡Súper súper feliz! Quiero llorar de lo feliz que me siento, Mitang.
Sana no paraba de correr pero se detuvo un momento para ir a rebuscar algo en su chaqueta, dejando a las dos mayores confundidas.
Minatozaki ocultó la hoja de papel tras su espalda y algo nerviosa se la entregó a Mina. Era un dibujo, un dibujo de Sana y Mina, las dos en un edificio súper alto con nubes y corazones. Muchos corazones.
En el dibujo estaba algo mal escrito "¡Santa no seas malo con mi hermana!
Mitang es la mejor y más trabajadora"
—Como nunca tienes regalos pensé que podía hacerte uno yo.
La niña explicó algo apenada, pero Mina la abrazo con fuerza aguantando las lágrimas pues sabía que si lloraba probablemente su hermana pequeña lo hiciera también.
—Te amo tanto —murmuró abrazada a la pequeña.
—Y yo.
Nayeon miraba hacia otro lado limpiándose discretamente las lágrimas. Era una escena demasiado emotiva de ver.
Y menos mal volvieron sus amigas para ver curiosas los regalos hechos, a parte de felicitar a Sana por su regalo también. Intentaron que la pequeña japonesa fuera a dormir de nuevo, pero estaba tan contenta y emocionada que no podía dormir.
Así fue como empezaron a beber lo que les quedaba y poner música animada continuando con la fiesta navideña.
Mina reía escuchando los chistes de Jisoo y Jeongyeon con Sana entre sus piernas cuando le sorprendió ver la mano de la mayor, ofreciéndosela.
Nayeon quería bailar con ella.
—¿Sabes bailar esto? —Mina alzó una ceja.
—Pues claro.
Mina se levantó tomando finalmente la mano de Nayeon.
—Te robo a tu hermana un rato –la universitaria le guiñó el ojo a Sana quien asentía.
Ambas comenzaron a moverse al son de la música, escuchando silbidos por parte de sus amigas al verlas bailar.
—A ver, ¿quién dirige? —preguntó Mina terminado de dar una vuelta.
—Claramente yo.
Nayeon pasó su mano cogiendo con firmeza la cintura de Mina, apegándola aún más a su anatomía.
—Me gusta tomar el control —sonrió Im.
Y mientras que el MinaYeon lo daba todo en la pista de baile, Sana se quedó viéndolas.
Estaba algo asombrada, Sana miró a su
a su hermana y todas sus acciones, sabía que era buena bailarina, pero no tanto. Y a parte de eso también le sorprendió el verla sonreír de esa manera.
Se veía demasiado feliz, riendo por cosas que decía Nayeon mientras que ésta tenía sus manos en la cintura de la japonesa.
+extra.
Nayeon volvió a suspirar recostada en la cama de su mejor amiga, irían a comprar los regalos juntas. No obstante Im no parecía muy emocionada por esto.
De verdad, era capaz de montar un berrinche porque no le había tocado Mina.
Jeongyeon observó de reojo el nombre de la japonesa en la pantalla de su móvil.
—Esta bien...yo tengo a Mina.
—¿De verdad? Cámbiamela, yo tengo a Jennie.
—Vale, venga cambiemos.
—¡Eres la mejor amiga del mundo! Gracias Jeong —abrazó con fuerza a su amiga.
Jeongyeon rió y correspondió el abrazo sintiéndose casi ahogada.
—Quita marica —bromeó empujándola.
Nayeon le dio un beso en la frente y Jeongyeon volvió a reír. Sí...porque eso era lo que una buena amiga debía de hacer.
❤️
feliz navidad con retraso y feliz cumpleaños sana te amo 😭
si se preguntan qué estaban bailando Mina y Nayeon imagínense lo que sea, salsa, cumbia...
—¿Quién acertó más con el regalo? ¿Ven avances ente el MinaYeon?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro