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13.Nos acercamos más

Acababa de dejar a su hermana, Sana en el colegio y estaba corriendo de aquí para allá descargando las cajas en el almacén de la tienda de veinticuatro horas. Había dormido siete horas (bastante para ser Mina) y se sentía con energías suficientes para trabajar horas extras.

Aunque se hubiera bebido ese café súper cargado, lo que le molestaba en ese instante era el maldito frío. Si no fuera por esa chaqueta que Jihyo tanto le insistió en regalarle se estaría congelando.

—Tengo que invertir en unos guantes mejor —se maldijo Mina.

Retiró los guantes baratos y malos de sus manos observándolas con algunos rasguños y algo rojas debido al frío.

Menos mal ya había terminado.

Mina entró en la tienda y decidió que antes de irse se comería una barrita de chocolate energética, pues no había desayunado, no le había dado tiempo.

—Hey, Myoui. Puedes tomar otra cosa para comer si lo necesitas —avisaba el encargado entrando.

El señor Hwang era amable, pero demasiado vago. La japonesa no entendía como había logrado mantener la tienda a flote.

—Gracias —asintió la muchacha.

—Ah, me da pena verte trabajar tanto, no hacía falta que descargaras esas cajas. Podía haber contratado a otra persona...

—Necesito el dinero —respondió rápido Myoui —Si necesita algo más dígamelo.

Y eso era cierto, ahora que se acercaba la navidad Mina se había propuesto comprarle esa bendita Nintendo a Sana. Era su meta, quería consentir un poco a su hermana.

—¿Podrías cubrirme media hora más? —pidió bostezando el hombre mayor —Tengo que ir a casa un momento. Te lo pagaré.

—Está bien —asintió con una sonrisa.

Cuando salió de la tienda Mina comenzó a soltar varios insultos. Sí, claro ya veía la pena que le daba.

—Ese cabrón está yendo a su casa a dormir...—suspiró Mina.

Ella también quería tener su siesta reparadora antes de ir a trabajar a la cafetería de la universidad.

¡Tenía que ir a trabajar allí! Y vería cien por ciento a Nayeon. El beso no paraba de repetirse en su cabeza, el como ella sin pensárselo dos veces se lanzaba a devorar los labios ajenos...

¡Simplemente no quería verla! Necesitaba algo para borrar eso de su mente. Incluso había visto vídeo de hipnosis en YouTube para borrarlo.

No obstante, lo que no entendía Mina era por qué Nayeon no le menciono nada sobre aquello ¿acaso estaba planeando en reírse de ella? ¿O algo peor?

—Perdona...

Un chico alto irrumpió sus sobre pensamientos.

—Perdón —Mina dio su mejor sonrisa cobrando el paquete de cigarros. —Necesito su tarjeta de identidad.

El chico soltó una risita negando con la cabeza.

—Claro, aquí tienes Myoui Mina —alcanzó a leer.

"Kim Mingyu" alcanzó a leer para luego verlo y asintió volviendo a sonreír para devolvérsela.

—Espera, también quiero coger esto.

El muchacho tomó dos batidos de leche con sabor a frase dejándolo en el mostrador, se quedó en silencio observando sin disimulo a la japonesa.

Parecía que se había quedado embobado con la belleza de Mina.

—¿Quiere una bolsa?

—No, este es para ti.

—No puedo aceptarlo.

—Espero volver a verte, Mina.

Sin decir más se marchó, antes de que la mencionada se diera cuenta, observó el batido y suspiró.

Si le pagaran por cada vez que coquetean con ella sería más millonaria que la tonta de Nayeon.

El chico, Mingyu tenía su punto debía de admitirlo. Sentía que tenía un punto arrogante y era bastante alto, cabello oscuro...en otro tiempo se lo habría pensado.

Pero ella ya se había olvidado o más bien eliminado a los hombres de su vida. Y al amor también.











🤨🤨













Nayeon supo que algo andaba mal desde que salió de clases y salió disparada para ver a sus amigas hablando tranquilamente con Mina como si nada, si parecían más amigas de Myoui que de ella.

Se acercó a escuchar la conversación. Al parecer Rosé se estaba quejando con Mina de Lisa.

—Dice que me odia pero me ha seguido por instagram —rodó los ojos Park.

—Pero tú le pediste su número de teléfono —codeó Jeongyeon a Rosé.

—¡Estaba borracha!

Mina rió negando la cabeza. Ni ella misma entendía a la tailandesa.

—Los que se pelean se desean —respondió Jennie.

La mirada felina de Kim se posó es Jisoo que fruncía el ceño al escuchar aquello.

—No es nuestro caso —soltó Jisoo cruzada de brazos —solo me causas dolores de cabeza.

—Ya está aquí la belleza número uno del universo —se entrometía Im para luego sonreírle a Mina —la segunda es Myoui Mina.

La mencionada sonrió algo nerviosa y forzada.

—Es mi descanso...¡ya vuelvo!

Mina comienza a recoger sus cosas a toda velocidad. No quería hablar directamente con Nayeon.

—Vamos contigo —insistió la mayor.

No obstante, Mina salía haciendo reverencias para comenzar a caminar como si estuviera siendo perseguida por su peor pesadilla.

No le respondió y se había marchado.

—¿Me está evitando? —frunció el ceño Im.

—A saber que has hecho —se burló Jeongyeon.

—Nayeon nunca fue buena con las mujeres —asintió Rosé.

—Jisoo tampoco —concordó Jennie.

—¿Tú que sabes? —Jisoo las miró ofendida.

Para cuando se quisieron dar cuenta, Nayeon ya había salido disparada en busca de la nipona.

Por otro lado, Myoui se desparramó en uno de los bancos del campus sintiendo que podía volver a respirar tras perder de vista a la coreana. Estaba evitándola porque se sentía bastante avergonzada, sería raro hablar con ella sin recordar que ella y Nayeon se habían besado.

Solo de pensarlo sus mejillas se coloreaban de rojo.

—¿En que estaba pensando la Mina borracha? —susurró para sí misma.

Se arrepentía, eso era lo que estaba pensando mientras miraba el cielo. Viendo las nubes ser movidas por el viento estaba causando ensoñación en la japonesa.

Podría echarse una pequeña siesta con los rayos del sol dándole en la cara. Eso sonaba bien.

—Enserio deberías de dejar de dormir en cualquier sitio —Nayeon se asomaba.

Mina pegó un grito. Había sonado como un jodido silbato.

—¡Y tu de asustarme! ¡Idiota!

Nayeon soltó una carcajada para sentarse al lado de Mina que evitaba su mirada, comenzó a buscar su bolso para levantarse.

—¿Por qué me evitas? —preguntó Im sin tapujos.

Mina se quedó en silencio y tosió de manera exagerando mirando el suelo.

—Creo que tengo que volver al trabajo...

Consiguió colgar su bolso en su hombro y ya iba a levantarse para irse. Sin embargo, Nayeon no la dejaría marchar tan fácil.

Tiró de su brazo obligándola a volver a sentarse y que esta vez quedaran cara a cara.

—¿Es por el beso?

La mayor preguntó cómo si nada y Mina se comenzó a colocar del color de un tomate e incluso más.

¿Por qué lo preguntaba con tanta calma? Nayeon no lucía nada alterada.

—¿Qué? ¿Tú y yo? —soltó la menor con una risita nerviosa —¿Besarte yo? Eso es un sueño.

Lo malo es que de sus nervios, Mina terminó subiendo de más su tono de voz, así que acabó llamando toda la atención de todas las personas que murmuraban al verlas juntas y más a solas.

—Ya sé que es un sueño besarme —le guiñó un ojo Nayeon.

—No lo es.

—Claro que no, para ti no porque ya lo has logrado...

Mina se exaltó y le tapó la boca.

—Cállate.

—No sabía que te iba esos rollos de ahogar a las personas —la apartó recuperando la respiración

—Deja de hacer bromas y vamos a un lugar más tranquilo.

Myoui se sentía demasiada observada y no le gustaba ver cómo tomos cuchicheaban por verla con Im. Odiaba los rumores.

—Vamos —accedió Nayeon.

Cuando dijo un lugar más tranquilo no se esperó que fuera en su coche.

Las dos estaban en el lujoso coche de Im y esta la miraba fijamente esperando a que comenzara la conversación o algo así. Pero a Mina no le era fácil, para empezar era tímida y vergonzosa.

Cada vez que levantaba la mirada podía verla ahí tan atenta. Dios no podía ni mirarla a los ojos.

Había un ambiente tenso ¿de dónde venía esa jodida tensión? Mina no tenía ni idea.

Solo quería huir y salir corriendo.

—No quiero que pienses que me aproveche de que estabas borracha.

Nayeon finalmente habló y parecía algo más seria.

—No lo pienso...fui yo la que —Myoui suspiró cubriéndose el rostro —¡ahh no quiero ni decirlo!

Im miró al suelo, tratando de buscar las palabras correcta para acercarse y quitar las manos de la protagonista de su avergonzado rostro.

—Mina, si te incómoda lo del beso podemos hacer como si nunca hubiera pasado.

La japonesa la miró confundida.

—¿Eh?

—No quiero que te sientas incómoda y tampoco quiero que nos alejemos por eso.

"Yo tampoco" lo pensó Mina. Mas no tuvo el valor para decirlo, así que no lo dijo y se limitó a sonreír algo más tranquila y aliviada.

—Me parece bien. Trato hecho.

—Trato hecho —cerró su mano en un puño que fue chocado por la menor.

Nayeon parecía querer decir algo más, pero la alarma del móvil de Myoui asusto a las dos chicas.

Ese era su recordatorio de que tenía que ir a recoger a Sana.

—Tengo que ir a por...

—Tu hermana —finalizó la frase Im —¿te importa si te llevo?

—No hace falta —negó con la cabeza Sharon.

Pero Nayeon no se iba a rendir tan fácilmente.

—Venga, si ya estás subida en mi bebé —reiteró poniendo sus manos en el volante.

—Acabas de llamar "bebé" —la japonesa hizo el gesto de comillas con ambas manos —a esta cosa.

—Esta cosa, va a darte el mejor paseo de tu vida—suspiró Im.

Pero un comentario malévolo surgió en los pensamientos de la universitaria que pasaba a mirarla con cierta picardía.

—¿O qué pasa? ¿Prefieres que te llame bebé a ti también?

—Haré como si nunca hubiera dicho eso —reviró los ojos Mina.—Dime que puedo
puedo confiar en que conducirás responsable con una niña de nueve años.

—Puedes hacerlo.

Nayeon sonrió, esta vez no con arrogancia o superioridad, sino que sonrió queriendo un voto de fé por parte de la japonesa.

Fue entonces cuando la japonesa sonrió de vuelta.













👯‍♀️👯‍♀️













—¡Hoy has llegado pronto Mitang!

Sana salía como siempre a toda valocidad para lanzarse a los brazos de su hermana mayor. Si algo le encantaba a Myoui era ver como se le iluminaban los ojitos.

Mina se puso de cuclillas para abrazar y llenar de besos a Sana que le correspondía dejando que cargara con su mochila.

Pero no estaban solo ellas dos, había una invitada especial.

—¡No puede ser! ¡Nos volvemos a ver!

—¡Hola!

Sana posó como un militar cuando vio a Nayeon haciéndola reír

—De qué os conocéis —preguntó frunciendo el ceño confundida la japonesa mayor.

Mina hasta pensó que simplemente estaba soñando.

—Mitang, ella fue la chica tan guapa que me ayudó cuando me perdí en la excursión.

Mina alzó ambas cejas viendo primero a su hermana y después a Nayeon para repetir la acción varías veces. Aún estaba procesándolo.

—Entonces no hace falta que os presente —dijo a la pequeña —Sana, esta es Nayeon.

—¿Es tu cita?

—Sí lo soy —contestó Im por ella.

—¿Qué? ¡No! Calla no le des ideas equivocadas —comenzó a reír nerviosa.—Vamos a casa, es solo como...una amiga.

Antes de que pudieran irse a Sana le llamó la atención el bonito coche azul de Nayeon.

Se paró frente a este abriendo su boca sorprendida.

—Wooow —exclamó —Mira que coche.

Nayeon sonrió como si el ego se le hubiera aumentado mil veces.

—¿Te gusta?

—¡Me encanta!

—Es mío, ¿te gustaría dar una vuelta?

—No —esta vez respondió Mina.

—¡Pero Mitang! Por favor.

Sana utilizó su arma infalible, ponerle ojitos de cachorrillo a su hermana mayor. Nadie podía resistirse a ello.

—Está bien —suspiró viendo la sonrisas de victoria de Sana y Nayeon.

Terminaron por subirse al coche y aunque Mina quería ponerle al menos tres cinturones de seguridad, la menor no paraba de dar pequeños saltitos de emoción o soltar exclamaciones y aún más cuando Nayeon aceleraba a propósito riendo.

La única que no parecía estar divirtiéndose era la protagonista, aunque en el fondo le encantaba ver a su hermanita riendo.

Ya estaba anocheciendo, eran casi las siete de la noche, se notaba que era invierno por el frio viento que hacía cuando por fin bajaron del coche.

—¿Vas a querer subir? —Mina se lo pensó dos, quizás tres antes de preguntarle a la mayor.

—Sí.

Mina depositó su fe. Una última vez. Le estaba dando una oportunidad.

—Esta vez no saldre corriendo —reiteró Im viendo como Sana tiraba de su mano.

No pudo ver como Myoui sonreía tras escuchar su frase.

—¡Podemos jugar! Me alegra que seas amiga de Mitang.

—¿A qué quieres jugar? Pero no llores si pierdes.

—Antes que nada debes tomar una ducha caliente —le recordó su hermana mayor mientras entraban al ascensor.

A regañadientes, Sana se fue siendo seguida por Mina a la ducha. Nayeon se quedó en el salón y se iba a sentar cuando le llamó la atención las fotos colgadas.

Eran fotos familiares, las cuales Im interpretó rápidamente que se trataba de la madre y padre de las dos japonesas. Mina y Sana lucían muchísimo más pequeñas y adorables.

Había algo escrito debajo, pero estaba en japonés por lo que la universitaria no tenía ni idea de que podía poner.

—Familia Minatozaki —dijo Mina.—Eso es lo que pone.

—Tengo que aprender japonés —bromeó Nayeon.

—Es difícil, dudo que lo logres —vaciló sacándole la lengua para molestarla.

—Tu madre es muy hermosa.

—Sí. Lo era —pudo notar algo de tristeza en los ojos nipones —voy a ver si Sana ha acabado ya.

Nayeon dudó en si preguntarle a Mina más acerca de su familia, podía hacerse muchas suposiciones en su cabeza. Sin embargo, prefería oír a la japonesa.

Más bien, esperaba a que Mina se abriera con ella. Quería que fueran más cercanas.

¿Era raro que pensara eso? Quería ser uno de los hombros en los que se apoyara Mina siempre que lo necesitara.

El sonido del secador la sacó de sus pensamientos.

—Haremos los deberes y luego cocinaré algo —le explicaba a Sana que salía con un bonito pijama morado.

—Pero tengo que hacer matemáticas y tardaré más —lloriqueo Minatozaki.

Odiaba las matemáticas. Sobretodo las operaciones con paréntesis.

—¿Me dejarías ayudarte? Soy la mejor en mis clases de matemáticas —se atrevió a preguntar.

Quería echarle una mano a Myoui.

La nipona pequeña asintió rápidamente y corrió trayendo su mochila para sacar su cuaderno y libro. En este ponía cuarto de primaria, era más que pan comido para Nayeon.

—No tienes que hacerlo, puedo ayudarla yo —insistió Mina.

—Pero yo quiero ayudarte. Tu mientras puedes cocinar —contraatacó para después pasar a mirar a Sana —Acabáremos antes de la cena.

—Me gusta ese plan —asintió Sana mirando a su hermana mayor.

Mina se cruzó de brazos, ¿acaso se estaba poniendo del lado de Im?

—Veré que puedo hacer, no te distraigas mucho Satang.

La verdad es que tenía que hacer la compra y había algunos paquetes de fideos. Era lo poco que tenían así que se las apañaría como siempre para preparar fideos instantáneos y algo de arroz.

Mientras que Mina lidiaba una batalla en la cocina, podía escuchar las risas de su hermana y la coneja. Sonaba como si se lo estuvieran pasando bien.

Incluso cuando terminó de cocinar y estaba ya todo preparado volvió a dar un vistazo y las encontró hablando y jugando con los peluches de Minatozaki.

Myoui no se esperaba para nada que Nayeon fuera tan dulce con su hermana y que se llevaran tan bien.

—Vamos a cenar —llamaba Mina trayendo la comida a la mesa.

Aunque se avergonzaba un poco de servir algo tan simple como una invitada como Nayeon, la coreana no se quejó ni dijo nada al respecto.

Incluso felicitó a Mina porque decía que olía delicioso, todo iba bien las tres cenaban tranquilamente.

Y Sana se sentía increíblemente bien viendo las pequeñas interacciones entre Mina y Nayeon.

—Entonces me has dicho que tienes mucho dinero.

Sana comentó casi terminado su plato. Nayeon estaba sirviéndose un poco más de arroz mientras asentía, le había encantado la comida preparada por la japonesa.

—Sí, podría decir que sí.

—Sana...—Mina le dio una mirada a la menor.

Pero la pequeña no podía quedarse con las ganas de preguntarle algo a la universitaria.

—Entonces ¿no tendrás una Nintendo Switch que te sobre por ahí? Podrías prestármela unos días —Sana atinó a decir para luego hacer un puchero.—prometo devolvértela muy limpiecita y más bonita.

—¡Sana! —regañó Mina con las mejillas sonrojadas.

Su hermana a veces era algo atrevida.

Nayeon se rió y Sana también algo avergonzada.

—No, está bien —le restaba importancia la coreana— Podría prestarte alguna para que podemos jugar.

—¡Gracias Nayeon!

Mina se quedó sorprendida del gran apetito de Im, había repetido tres veces y Sana lo hizo dos. Quizás imitando las acciones de la coneja.

Al terminar tras quedarse unos minutos más hablando con las dos mayores, Minatozaki bostezó. Era ya hora de que fuera a la cama por lo que Myoui le hizo señas de que fuera a la habitación y se despidiera de la invitada.

—Adiós Sana —revolvió el cabello de la pequeña —Me ha encantado volver a verte

—Y a mi también. Quiero que vuelvas para jugar más contigo.

—Si tu hermana me deja...

Sana le puso ojitos de cachorrito nuevamente a su hermana que miró hacia otro lado.

Iba a ignorar esa conversación por el momento.

—Anda ve yendo a la cama.

Mina se quiso asegurar de que la pequeña le había hecho caso y se había metido en la cama con su peluche favorito, poniéndose un vídeo de YouTube mientras que esperaba a que su hermana mayor se acostara a su lado.

Cuando volvió al salón se encontró con Nayeon lavando los platos sucios o bueno, haciendo el intento.

—Has mejorado —comentó Mina acercándose a esta.

—He practicado.

Y literalmente lo había hecho en su casa. A sus sirvientes casi les dio un paro cardíaco cuando la vieron limpiando los platos.

—La gran Im Nayeon lavando platos quien lo diría —se burló posicionándose a su lado —aprecio tu esfuerzo, pero deja ayudarte. Dame eso.

Mina se ocupaba de los dos platos restantes y Nayeon de las cucharas. Las dos estaban concentradas en sus tareas, pero era reconfortante de cierta manera.

Podía sonar tonto, pero estar limpiando con Im a su lado hacía que el ambiente fuera cómodo y algo reconfortante. No necesitaban hablar, simplemente limpiaban sumidas en sus pensamientos.

La protagonista miró de reojo y se sorprendió viendo a Nayeon sujetar tres platos a la vez con una sola mano para ponerlos en su sitio.

—¿Cómo has cogido eso con una sola mano?

No pudo evitar preguntarlo en voz alta.

—Tengo las manos grandes —se encogió de hombros la mayor.

—¿Tan grandes son? —el tono de voz utilizado por Myoui la hizo reír.

—Sí, las mujeres las aman —alzó y bajo las cejas.

—Eres una marrana —golpeó con su codo el abdomen de Nayeon, quien fingía estar demasiado adolorida por el golpe.

Tras haber ignorado los lloriqueos de Im y también habiendo terminado de limpiar las dos volvían a sentarse en el sofá para descansar.

Nayeon no dijo nada y se inclinó un poco abriendo su mano para quedarse mirándola. Parecía tener algo en mente.

—Déjame ver.

De manera poco sutil, Mina tiro de la mano de la mayor. Lo hizo de manera brutal provocando un gemido de molestia por parte de la mayor.

Myoui contempló por unos segundos los bonitos y delgados dedos. Sí, eran largos y ¿perfectos? Además al tacto era suave, podía imaginarse que ir de la mano con Nayeon debía de ser cómodo.

Odiaba admitirlo.

—¿Quieres que comparemos nuestras manos? —preguntó Im.

Ni siquiera esperó una respuesta para juntar con delicadeza su palma de la mano con la de Mina. Las yemas de sus dedos se unieron y lentamente fueron abriendo sus manos.

Eran tan cálidas que se sentía sumamente cómodo y algo abrumador.

—Tienes las manos frías —se quejó Im.

Tras decir esto quedaron en silencio y Mina sonrió esbozando una pequeña pero tímida sonrisa, no entendía por qué un pequeño gesto como ese estaba acelerando su corazón.

La mayor, en cambio se quedó observando de reojo las de Mina. Eran suaves, pero tenía algunos rasguños y cortes recientes.

—¿Te has hecho daño?

—Es que ahora que llega el invierno se me ponen las manos así con más facilidad —explicó rascándose la nuca —¡ahh debería de comprarme unos buenos guantes!

—Deberías. Aunque hay muchas maneras de calentar manos.

Nayeon le guiñó el ojo y Mina golpeó su hombro como respuesta.

—Nada de cochinadas en mi casa.

—No lo son.

—Sí lo son.

Ya se iban a poner a discutir, pero la mirada de Mina se desvió hacia sus manos.

En algún momento, posiblemente inconscientemente o por inercia pura, habían entrelazado sus manos. Manteniéndose así a saber por cuánto tiempo.

Nayeon notó el repentino silencio y miró en la misma dirección en la que estaba viendo la japonesa.

Ambas se sonrojaron levemente, aquello las había pillado por sorpresa.

—¡Mitang! —Sana gritó llamando a su hermana.

Mina fue la primera en apartarse y alejarse un poco tomando la compostura para toser un poco intentando disimular que nada había ocurrido.

—Deberías ir con Sana, yo también debería de irme —dijo Nayeon rascándose la nuca. No quería parecer nerviosa.

—Conduce con cuidado. No atropelles a nadie.

—¿Por quién me tomas?

—Por una persona que siempre hace lo que quiere. Adiós.

Se despidió de Im con un choque de puños y se metió en la cama con su hermana menor. Quería dormir y aprovechar sus horas de sueño.

Pero esa noche tenía sentimientos y pensamientos muy raros rondando en su mente.

No sabía cómo debía sentirse.




🙂

creo que lo hice demasiado largo, pero es necesario.

—Como creen que se siente Mina? Es lo correcto hacer como si nada?

yo pienso que
LAS MANOS DE NAYEON >>>>

GANÓ ARGENTINA VAMOS MESSI TQ

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