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Ese Día: Extra Parte 1.


⚠️⚠️ADVERTENCIA:⚠️⚠️

El siguiente contenido a leer comprende de material erótico y esta relatado de manera explícita. Si eres una persona sensible con estos temas abstente de leer. Todos los personajes involucrados en estos acontecimientos son ficticios y no se pretende ofender a las personas de las cuales están inspirados.

Vendaba la mano cortada de Jimin. Sus lágrimas no detenían su curso por sus mejillas y aunque a nuestro alrededor habitará un gran desastre, todo se hallaba en calmado silencio.

— Ya no llores, dañaras tu rostro — le dije en un susurro.

— Me da igual...he arruinado todo — se lamento acongojado y yo no supe que responder. Era tan evidente que esto pasaría.

—Ve el lado bueno.

— ¿Y ese cual es? — pregunto confuso.

— Al menos ya no tendrás que vivir en mentiras — le hice recordar.

— Si, pero ahora viviré si mis hijos...aaff ¿como iba a saber que esa cámara estaba ahí? — resoplo limpiando sus lágrimas.

— Ya esta — avise cuando el vendaje estuvo listo — ahora ve a tu habitación, intenta descansar.

— ¿Descansar? Debo limpiar todo esto — expreso cansado.

— No, no. Tu estas herido. Yo limpiaré el desastre del huracán katrina. — bromee y él sonrió por primera vez desde que llegué a su hogar.

— Aaff era la vajilla italiana de mi abuela — se lamento observando con melancolía los fragmentos de vidrio rotó esparcidos por doquier.

— Ve a tu cuarto, te haré un té — exprese y él camino desganado hacia su alcoba.

Estando a solas en la cocina tomé la tetera y llenándola de agua la deje caer en la hornilla encendida. El agua se calentaba mientras yo barría cada trozo de porcelana que alguna vez llego a ser plato.

Mis sentimientos estaban confusos pues no comprendía lo que estaba sintiendo. Me odiaba por haberme dejado llevar por los placeres de la vida, también por haber sido un cobarde y mal amigo debido a que supe desde el segundo uno, que Liu no merecía algo como esto y, más sin en embargo, continúe.

Abrí las alacenas de Jimin buscando los sobres de té, y cuando halle los mismos deje un sobre dentro de una taza de vidrio. Concluí mi labor desechando el vidrio rotó y justo entonces el agua estuvo hervida. Verti un tanto de esta en la taza, y eche una cucharada de azúcar en el intento de endulzarle un poco la vida a mi triste ¿amigo?.

Cuando ingrese a la habitación junto al té caliente contemple a Jimin sollozar a mares sobre su almohada y el corazón se me estrujo. Nadie nunca había provocado tantos sentimientos distintos en mi.

— Ay ya no llores — exprese con ternura haciendo una morisqueta con mis labios, y dejando la taza sobre la mesa de noche me avalance hacia él.

— Soy un imbécil Jungkook... — exclamó entre el llanto cuando yo recosté mi cuerpo sobre el suyo — Liu estaba muy mal jamás la había visto así y Jun...creo que va a odiarme.

— Por supuesto que no. Ella te ama y eres un gran padre. Ven toma del té — dije acercándole la taza y él se sentó en la cama secando sus lágrimas.

— Lamento hacerte venir a esta hora — expreso soplando el vapor caliente del té.

— No es nada Jimin, siempre estaré dispuesto para un amigo... — entonces al decir aquella palabra los dos entendimos que no era apropiado usarla — bueno, eres también mi amigo — exprese con sonrisas y él me sonrió de vuelta con timidez.

— Gracias por todo Jungkook — expreso bajando su mirada para luego subir de nuevo a mis ojos — de verdad te lo agradezco — susurro con su encantadora voz y nariz y mejillas coloradas por el llanto.

Yo morí entonces de ternura y amor, planteandome de esta manera la misma pregunta que antes ¿acaso me estaba enamorando de Jimin?.

No quice responder, porque no desee pensar en ello y solo actúe. Me acerqué con cuidado a su rostro y sin bajar mi mirada deje un inocente beso sobre sus labios redondos e hinchados. Él me correspondió al dejarse hacer. Solo cerramos nuestros ojos y dejamos que nuestros labios se tocarán sin hacer nada más...sin llegar a un acto erotico o lascivo. Solo un dulce beso de niños.

— Debo ir al baño — pronuncie al separarme de él.

— Adelante — respondió tomando del té.

Camine al baño y lave mi rostro con agua fresca del grifo. Me avergonzaba que a pesar de ser un adulto no tenía ni la menor idea de como resolver este asunto. Y peor aun es que por muy descabellado que pareciera, ese inocente beso de unos cortos segundos me había incitado a querer hacerle el amor a Jimin.

Para alivianar la tristeza del momento coloque a andar una película mientras le hacía la cena. Comimos y luego sin más él se quedo dormido en el intento de llamar a Liu, pero por obviedad ella no le contesto ni una sola llamada.

La noche hubiese terminado ahí de no ser porque la mente de Jimin le jugo mal y le hizo tener pesadillas cada tanto. Él se despertaba a veces con un respingo y lloraba luego intentando ser silencioso. Pero de igual manera yo lo escuchaba y abrigaba a su cuerpo en el intento de darle ánimos y brindarle todo el cariño que necesitaba. A pesar de ser él mayor que yo no se porque predominaba en mi la necesidad de querer cuidarlo, de verlo frágil, de verlo pequeño. Quizás era porque sentía pena o porque realmente lo estaba empezando a amar.

Escuche a la alarma de mi teléfono sonar y el brillo del sol escapandose entre las cortinas me certificó que me encontraba en un nuevo día. Bostece rascando mi cabello y al ver la cama desconocida recordé mi día de ayer.

Con apremio gire mi rostro a todos lados al no encontrar a Jimin a mi costado, creyendo que tal vez se hallaba en el baño o haciendo su desayuno, pero no fue así. Recorrí toda su casa hasta el sótano en donde nuestras pieles se unieron aquel día, pero no lo haye.

Me preocupe en sobremanera cuando no contesto mis mensajes o mis llamadas ¿acaso Jimin se había desvanecido en el aire?.

En el intento de calmar mi angustia me duche y asee mis dientes con un cepillo desechable, pero cuando salí de la ducha entendí algo en lo que no había pensando antes.

¿Qué diablos iba a vestir?.

Debido a la velocidad con la que hube salido ayer de mi hogar había llegado a la casa de Jimin con mi pijama, y jamás y nunca podría ir con ese vestuario a la oficina, así que busque en el closet de mi mayor la ropa más grande que pudiera tener él.

Después de unas cuantas camisas y pantalones acepte que no había nada de mi talla, pues solo había ropa "tamaño Jimin", y viendo las circunstancias en las que me hallaba no tuve de otra que usar su ropa la cual claro esta me quedaba apretada.

Camine hacia mi auto sintiendo como el pantalón se me ajustaba por todos lados, y como la camisa blanca marcaba mi pectoral. Este atuendo no estaba dejando nada a la imaginación. Intente olvidar eso y maneje hacia la compañía.



Llegue a la compañía mientras desayunaba con urgencia y un café caliente. Cruce los pasillos hacia mi oficina apenas saludando a mis compañeros y mi corazón dio un brinco cuando al girar la perilla de mi oficina está no portaba seguro.

— ¿Buscas esto? — pregunto Jimin quien yacía sentando detrás de mi escritorio con las llaves en su mano.

— Oh no te vi — exprese tragando saliva y cerrando la puerta detrás de mi.

— Lo sé, estas demasiado distraído. Ni siquiera me notaste desde el cristal — dijo él quien se giraba en la silla y observaba mi puesto de trabajo con detenimiento — aaff — suspiro — siempre quice este puesto, pero al parecer no me lo merezco.

— No digas eso, eres tan capaz como yo — hable dejando el café sobre el escritorio.

— Mmm quizás... — pronunció estacionando su mirada en mi, logrando tensar cada vello de mi cuerpo gracias a esos ojos profundos que él poseía — se te ve muy bien mi camisa — dijo caminando hacia mi y yo baje mi rostro.

— Aah si — reí coqueto — fue difícil encontrar algo en tu ropero que me quedara.

— Qué extraño — decía recortando peligrosamente nuestra distancia hasta que sus dedos acariciaron con sutileza mi pectoral, aturdiendome en el instante — yo creí que encajabamos a la perfección — susurro siendo un descarado quien conocía de manera exacta como alterar mis sentidos.

— Eeeh Jimin... — le advertí volviéndome a la puerta para de esta manera hacerle entender que cualquiera que pasara en este momento sería capaz de vernos en esta ¿situación peculiar?.

— Oh claro, ya me voy — rio apartándose de mi y camino hacia la puerta — aunque ten suerte escondiendo eso — dijo y señaló hacia abajo. 

Fue cuando entonces contemple mi prominente ereccion siendo asfixiada por el ajustado pantalón de mezclilla.

Tuve por seguro que mis mejillas se pintaron de rojo, y luego de que Jimin abandonará mi oficina intente ser precavido y comportarme como alguien de mi edad. Lo cual duro poco pues a la hora del almuerzo nuestros ojos no dejaban de encontrarse. 

Me hallaba sentado en el comedor alimentando a mi cuerpo junto a varios compañeros de oficio. Jimin se encontraba unos puestos distantes, pero aún así su atención se concentraba en mi.

Yo no podía decir que estaba haciendo lo contrario, debido a que era inegable que mis ojos siempre se perdían en la abertura en V en el cuello de su camisa. Contemplaba con anhelo erotico la palidez casi perfecta de su piel y sus clavículas bien pronunciadas, las cuales ya había tenido en mi boca y conocía muy bien su sabor...si que lo conocía.

Mi miembro palpito allá abajo cuando Jimin se levantó para botar los desperdicios y me dio entonces una ardiente vista de su trasero. Intente girar mi rostro, pero me era imposible, era como si su cuerpo me estuviese llamando y supe que no me equivoque cuando Jimin tardó mucho más de lo que debería en botar la basura. El descarado me estaba provocando.

Relaje mi vista y cubrí mis rostro con mis manos riendo como un tonto. Me era todavía complicado de entender los cambios de humor repentinos de Jimin.

— Jungkook, hola...

— A-ah ¿si? — desperté gracias al llamado de Jimin, notando como en mi despiste había mordido demasiadas veces los palillos con los que comía.

— Cuando termines de comer madera ¿me podrías acompañar a la sala de archivos? — me pregunto en un susurro tomando mi hombro.

— Si claro — afirme con curiosidad intentando tener una idea de que era aquello para lo que él me necesitaba.

Al concluir mi almuerzo en el cafetin subí con el ascensor a un par de pisos, y camine entonces hacia el lugar de la cita. No comprendía el propósito de Jimin, normalmente nadie de la compañía se dirigía hacia la sala de los archivos desde que...oh, ya entendí.

— Hasta que llegas — habló él cuando lo haye al final del pasillo.

— Si eeh ¿qué hacemos aquí? — pregunte, pero él solo abrió la puerta delante de nosotros. 

— Necesito tu ayuda con un trabajo — explico y yo ingrese al lugar en donde habitaban más cajas y papeles que espacio.

— Bueno debiste decir... — no concluí la frase al ser apresado por los labios rabiosos de mi "amigo". Él me hubo halado con brusquedad del cuello de mi camisa y ahora paseaba su lengua sin decoro por toda mi cavidad bucal.

— Lo siento — expreso buscando aire cuando salió de mi boca — es que mi ropa te queda tan ajustada en todos lados que ya no pude resistir mi lujuria hacia ti.

— ¿Pero aquí? — cuestione. 

— Qué más da... — dijo recorriendo mi pecho con sus manos — ¿quien carajos va a venir a buscar archivos a esta hora? — expreso desabotonando o más bien rompiendo con apremio mi camisa.

Seguí su juego besando su cuello, haciéndolo jadear por mi. Su mano se escabullo a mi entrepierna y acarició allí mientas gemia con desespero debido a mis mordidas en su cuello y clavículas.

— Quítate mi pantalón...antes de que lo rompas — dijo en referencia a mi miembro firme y erecto.

Siendo tenaz lo estrellé contra la pared y tomando su palabra baje el pantalón junto a mi ropa interior, descubriendo mi género el cual fue tomado por su mano. Lo besé de nuevo desnudando su torso y al estar a la par de condiciones, nos masturbe usando mi mano.

— Aah, esta fría tu mano... — musito cuando mi palma nos acarició con lentitud.

— Entonces caliéntame —  le propuse entre sonrisas lascivas y él acepto mi propuesta bajando a mi miembro.

Sus manos se deslizaron con impureza por toda mi zona fértil, hasta que llevo su boca húmeda a mi glande y succiono ahí.

— Haa — saboreo el gusto carnal de este poco antes de viajar más allá y tomar toda mi extensión con su boca — Haa sii...así — pronuncie entre suspiros sujetandome de la impresora a mi lado — mmmg quiero cogerte — musite y él tomo esto como un hecho al dejar mi miembro para comenzar a prepararse por su cuenta.

— Vamos a hacerlo rápido...antes de que noten que abandone mi puesto de trabajo — dijo entre risas al penetrarte con su dedo.

No pude contener mis ansias por tocarlo, y debido a esto lo coloque de espaldas a mi para prepararlo yo mismo.

— Me vuelves loco... — susurre en su oído apretando sus nalgas y él soltó un leve gemido expresando una sonrisa juguetona de labios.

Y si era verdad. Jimin me volvía un loco descarado. Éramos tan dañinos juntos...

Con urgencia lubrique todo lo que tenia para lubricar y una vez ya estuve dentro, me moví con descaro presionando en su punto G.

— Haa ¿ya estas caliente? — pregunto él.

— Sii — susurre con lujuria en su oído, acariciando con mi nariz su oreja, para entonces hacer de mis embestidas más rápidas.

Lo penetre sujetandome de sus caderas observando como él se estremecía en el intento de sostenerse de la impresora, la cual era atacada con constancia debido a mi rudeza. Muy igual me daba que está se dañara.

Salí de él y tome sus mejillas con mis manos para besarlo con impaciencia. Él hizo un desastre con mi cabello por supuesto, y me anime a alzarlo en mis brazos para embestirlo contra la pared. Mi boca se dirigió entonces a su cuello, y deguste este mismo con mi lengua haciendo un recorrido hasta su oreja la cual mordí para luego succionar a gusto.

Acaricie con detenimiento sus muslos albinos subiendolos a mis caderas y él se sostuvo de mi cuello con sus brazos. Bese una vez más esos labios que por definición me pertenecían, y uniendo nuestras pieles balancee mi cadera de arriba hacia abajo.

Sus uñas presionadas en mi espalda lastimaron la misma, pues mis embestidas iban en aumento así como también los gemidos de ambos.

Introduje mi lengua a su boca y transite esta con impureza en el intento de desquiciarlo por mi, pero ¿a quien iba a engañar? El desquiciado aquí era yo. Quien embestia a su amigo sin importarle el contexto de nada.

Mis piernas temblaron haciéndome creer débil y sentí mi orgasmo aproximarse.

— ¡Haa! — gimió conmigo, al ser yo el encargado de arremeter contra su punto G sin piedad.

Sus gemidos aumentaron de volumen cuando deje su lengua y gruñi en el momento en el que me sentí volar por las nubes y tal vez más allá de las estrellas.

— Oh...ensucie mi camisa — apuntó a decir algo de lo que yo ni siquiera estuve al tanto debido a la pasión sin control.

— Lo siento — respondí en un jadeo.

— No hace falta que te disculpes — dijo al tocar su propio esperma, jugueteando con este usando sus dedos — quiero que la conserves — susurro y yo sonreí aceptando su obsequio inesperado.

De continuar de esta manera quizás hubiésemos tenido algún tipo de relación, pero eso no llegó a suceder ya que después de nuestro erotico encuentro en los archivos, Jimin dejo de atender mis llamadas y mensajes.

En el trabajo intente en distintas ocasiones acercarme a él, pero su respuesta habitual era "estar ocupado" o "no tener tiempo". Días más tarde comprendí que esto solo eran excusas, pues ni siquiera se dignaba a tomarme en cuenta. Mi amargura por esta situación llego a tal nivel que una semana luego me precipite a su hogar, con el fin de obtener una respuesta sincera que logrará esclarecer su indiferente comportamiento.

Quizás ese fue mi mayor error, llegar a su hogar en Ese Día, en ese maldito día.


Un día sábado luego de tomar mi proteína y hacer algunos ejercicios, maneje como alma que lleva el diablo hacia casa de Jimin. Contemple su auto estacionado afuera y me sentí feliz porque al menos así no podría escaparse de mi.

Estacione mi auto junto al suyo y camine hacia la puerta de entrada tocando la misma.

Lo que ocurrió después no me lo hubiese imaginado jamás.

— Ah, tu. — dijo con hostilidad manteniendo sus cejas juntas.

— Eh...Liu... — intente saludar, pero era claro que mi desconcierto no me lo permitió.

— ¿Qué? Vienes a mi hogar ¿a quien piensas que vas a encontrar? — cuestionó con sus brazos cruzados cerrando la puerta detrás de ella.

— Yo, este... — pero ¿qué podía explicarle? Ella ya era conocedora de todas mis malas decisiones.

— ¿No te bastó con arruinar mi matrimonio, que ahora también acosas a mi esposo? — hablo con brusquedad dejándome atónito.

— ¿Acosar? — cuestione ofendido.

— Si Jungkook eso es justo lo que haces y siempre has hecho. — aseguro.

— Yo jamás y nunca he acosado a Jimin, solo quiero saber como esta ya que él es mi amig...bueno lo que sea. Le tengo estima y pensé que en un proceso de divorcio necesitaría de mi apoyo moral — hable intentando ser preciso.

— ¿Proceso de divorcio? — refunfuño siendo ahora ella la ofendida — ¿quien te dijo que Jimin y yo nos íbamos a divorciar? — dijo y yo alcé mis cejas hasta el cielo creyéndome un inoportuno.

— Ah...yo... — baje mi mirada hacia el suelo, rascando mi nuca y deseando que la tierra me tragara. Nadie nunca me había dicho que Jimin se divorciaria, pero en mi cabeza era algo lógico que debía pasar.

— Eres una mierda de persona Jungkook — aseguro ella y yo volví mi mirada a esos ojos que me observaban con odio — te acogi en mi hogar y mis hijos te quisieron como si fueras parte de la familia ¿y ahora deseas que Jimin y yo nos separemos?.

— No Liu, yo jamás dije eso solo que pensé que...

— ¿Qué Jimin iría detrás de ti?.

— Liu lamento todo lo que paso de verdad. Yo jamás me sentí bien con esto, soy un maldito por lo que te hice y no espero que me perdones — exprese con pena.

— Yo no quiero tu lastima Jungkook, solo quiero que te largues de nuestra vida y que nos dejes en paz. Jimin ya no te necesita y espero que no lo vuelvas a llamar nunca. — sostuvo con fiereza.

— Siento decirte esto a la cara Liu, pero yo no fui quien empezó esto — asegure.

— Pero puedes acabarlo. Y si Jimin no te lo ha dicho yo te lo diré, él ya no quiere que vengas, no quiere verte y solo te recuerda como un acosador, así que vete al carajo Jungkook — expresó con brusquedad, llevando mi paciencia al límite.

¿En que parte de la historia yo fui un acosador?.

— ¡¿Entonces soy un maldito acosador?! — exprese eufórico, pensando que el señor Park se había desquiciado al pretender definirme así.

— ¡Es lo que eres Jeon! — volvió a asegurar, tan harta de la situación como yo.

— Entonces si es así ¿porque él no viene y me lo dice? ¡¿Escuchaste eso Jimin?! — grite desde afuera conociendo que aquel cobarde se escondía entre las paredes de su casa — ¡ahora yo soy un acosador!. — grite con más furia pasando por delante de Liu e intentando abrir la puerta de entrada, pero cuando lo hice note como la misma tenía seguro.

— ¡¿Qué haces Jungkook?! ¡Largo de aquí! — grito ella apartandome de la puerta.

— ¡Jimin! ¡Sal de donde te escondes maldito cobarde! ¡Ven y dime en la cara como yo te acose! — grite logrando que mi escándalo alertara a varios vecinos, quienes llegaron a nosotros como ratones curiosos.

— ¡Jungkook te colocaré una orden de alejamiento sino te vas! — advirtió ella persiguiendome, pues yo intentaba encontrar un lugar por donde pudiera ingresar a la casa, pero cada ventana que tocaba parecía cerrada. — ¡Jungkook largo!.

— ¡Jimin! ¡Sé que estas ahí, ya deja de esconderte y se un hombre!.

— ¡Hey no! ¡Llamen a la policía! — pidió Liu a sus vecinos quien intentaba detenerme al yo husmear por sus ventanas.

— ¡Jimin! — grite una vez más antes de ser tumbado al suelo y sometido por dos hombres. Estos eran vecinos quienes al verme pensaron que yo era un descarriado — ¡sueltenme! ¡No! —peleé con ellos sacudiendo mi cuerpo, pero las manos que me apresaban no tenían intenciones de dejarme.

Mi arrebato se calmo un poco después cuando llegaron las patrullas de policía y yo fui arrestado.



Muchas gracias por leer, disculpen el retraso ❤️❤️.

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