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Esa Tarde: Extra


⚠️⚠️ADVERTENCIA:⚠️⚠️

El siguiente contenido a leer comprende de material erótico y esta relatado de manera explícita. Si eres una persona sensible con estos temas abstente de leer. Todos los personajes involucrados en estos acowntecimientos son ficticios y no se pretende ofender a las personas de las cuales están inspirados.

Todavía recuerdo como nos despedimos esa mañana. Luego de ducharnos nos vestimos mientras conversábamos de cualquier tema trivial, como si no ocurriese nada...como si tan solo fuésemos dos amigos comunes.

Antes de despedirlo en mi puerta, él tomó mi mano y dejo un cálido beso en mis labios soltando la simple frase de: "Nos vemos el lunes en el trabajo".

No hubo nada más desde esa vez, los meses continuaron transcurriendo y nuestra cercanía era solo amistosa. No habían caricias, no habían insinuaciones ni siquiera volvimos a hablar del evento de Esa Noche. Por lo que creí que él solo deseaba olvidarlo, que tal vez en su cabeza todo había sido un error...uno de esos que no debía volver a repetirse.

Por mi parte yo tampoco anhelaba recordar, aunque en mi memoria habitara vivido el recuerdo de nuestro encuentro no era algo que me enorgulleciera. Ver a Liu al rostro luego de lo que le hice a su esposo era una nueva tortura para mi. El primer mes ni siquiera tenía el coraje para verla de frente, solo ocultaba mi mirada y me marchaba del hogar de Jimin lo más pronto que me fuera posible.

El matrimonio según lo que me inculcaron era algo sagrado y nosotros lamentablemente habíamos violado de manera atroz esa unión.

Y sé que sueno hipócrita a decir esto siendo mi estilo de vida como es, pero la diferencia esta en que Liu es una persona a la que considero, y por más egoísta que suene yo no conozco a los esposos de las mujeres con las que salgo por lo cual no me importan.

Entrando en tema de matrimonio, descubrí luego que mi compañera de trabajo Sue si se encontraba en unión desde hace más de 2 años, pero me comento que el hombre con el que estaba casada le era infiel por igual.

Siendo sincero todo fue bien en nuestra cita hasta que nombró el tema de matrimonio e hijos por lo que nunca la volví a llamar. No solo por lo que dijo sino que entendí ese día que no era capaz de acostarme con ella, pues por mi mente solo viajaban escenas de ese tal evento con Jimin, siendo así como intente no tener sexo nunca más.

Practique la abstinencia al negarme recordar mi noche gay, debido a que mi sexualidad ya no estaba clara. Ahora era todo un puro y virginal, solo me faltaba usar mi anillo de pureza y entrar a una de esas iglesias en donde "se prometen ser vírgenes hasta al matrimonio" , aunque todos están conscientes de que no es verdad.

Jimin continuaba con su esposa, nos tratábamos como amigos, no hablamos más del tema y yo me abstenía al sexo. Al pasar el tiempo creí que nuestra corta historia de amor terminaría ahí, eso creí hasta Esa Tarde...

4 meses después:

Y ahí estaba yo de nuevo en el patio de su hogar junto a un brillante sol, siendo un hipócrita con sonrisas más falsas que el peluquín del tipo a mi lado.

– ¡Feliz cumpleaños Liu! — gritaron todos los presentes inclusive Jimin, quien se encontraba con su teléfono filmando el momento en que su adorada esposa soplaba las velas de su pastel de fresa.

Lo observe acercarse a ella para propinarle un tierno beso en sus labios, y casi escupí el licor cuando recordé donde habían estado los labios de mi "amigo" Park. Era tan gracioso como al mismo tiempo tortuoso solo yo conocer la verdad de toda esta gran farsa.

La hermana de Liu se encargo de dividir el pastel y comí de este mismo en el momento en que jugaba con Jun a ser una princesa.

– Debes colocarte la corona tío Jungkook sino no serás una princesa — me decía la tierna niña.

– ¿De verdad? ¿Pero entonces que serás tu? — le pregunté colocando sobre mi cabeza la corona que me acababa de entregar.

– Yo seré tu hada madrina tío — explico tomando la varita con la punta en estrella.

– ¿Y cumplirás todos mis deseos? — pregunte entusiasmado.

– Sip — contesto ella con saltitos. — ¿Qué deseas?.

Gire mi vista al sentir que alguien me observaba y cuando lo hice supe que no me equivoque. Jimin se encontraba un poco más allá de nosotros conversando con compañeros de trabajo, y cuando nuestras miradas se encontraron solo me sonrió y volvió su mirada hacia sus amigos.

Me quede estupefacto pensando: ¿Hasta cuando el continuaría con esta farsa? ¿Hasta cuando yo aguantaría sostener esta farsa?.

– ¡Tío! ¡Tío Jungkook! — me llamó Jun moviendo mis manos.

– Eeh si, dime cariño... — dije regresando a la realidad.

– No puedo ser un hada sino me pides nada — me recordó con un puchero.

– Si tienes razón entonces deseo...hhmm... ¡Un millón de dólares! — pedí con risas.

– ¡Concedido! — exclamó girando su varita y los dos fingimos que caía dinero del cielo.

– Huu sii, mucho dinero... — expresé cogiendo el dinero invisible, sintiendo como mi infancia regresaba hasta que Liu me llamó.

– Jungkook disculpa ¿podrías ayudarme con unas cajas? — pidió ella acercándose a nosotros.

– ¿Unas cajas? — pregunte viendo a Jun dar vueltas en un solo sitio.

– Si, verás tengo algunas cosas para mi hermana en el sótano, pero son algo pesadas ¿crees que podrías...

– No te preocupes lo haré, vamos. Jun debo ayudar a tu mami, en un momento vuelvo ¿si? — le hice saber dejando la corona sobre la pequeña mesa en donde la niña jugaba.

– Si tío Jungkook — hablo ella.

De esta forma baje con Liu hasta el sótano en donde ella comenzó a buscar todo lo que tenia que sacar yo.

– Lamento molestarte con esto Jungkook, es que el otro día Jimin me dijo que ha tenido dolores de espalda y no es bueno que cargue peso — explico ella caminando de un lado a otro.

– No te preocupes — concluí.

Mis ojos iban de un lado a otro. Observando la infinidad de objetos apilados, la mesa de ping pong en donde Jimin y yo solíamos jugar, y también la bombilla amarilla que colgaba de un cable en el techo la cual se balanceaba de un lado a otro, siendo esto de hecho muy tétrico.

– ¿Y como va tu vida Jungkook? ¿Sigues siendo un mujeriego? — pregunto ella entre risas.

– No, ya no. Ahora soy un monje tibetano — bromee un poco.

– Ay no creo que eso puedas creértelo — hablo ella riendo aun.

– De verdad, ya ni siquiera salgo de mi departamento. El otro día el portero me pregunto si la razón de la falta de mujeres en mi hogar era porque iba a casarme — bromee y ella rio de nuevo.

– Qué cosas dices — rio — y hablando de eso ¿no lo haz pensado? — pregunto de pronto.

– ¿El que?.

– El casarte Jungkook. Estas tres cajas serían — dijo alcanzándome las mismas.

– No, obvio que no. Soy un alma libre — expresé completamente seguro de mis palabras.

– Bueno, si cambias de opinión déjame decirte que mi hermana menor esta soltera y aquí entre nos... — se acercó más a mi — le pareces muy atractivo — expreso con una sonrisa.

– ¿Ah si? — me sorprendí por su confesión.

– Si, pero te advierto que solo te acerques a ella si es algo enserio. No quiero que lastimes su corazón — me dijo en el momento que subíamos las escaleras.

– Puedo asegurarte Liu que yo nunca le he rotó el corazón a nadie...
— comenté hasta que escuchamos el llanto de un bebé — ¿ese es Jeong? — pregunte.

– Ay si ¡Ya voy amor! — expreso ella corriendo escaleras arriba hasta la habitación del bebé de tres meses.

Camine entonces hasta la sala de estar dejando las cajas en el suelo, para ir hacia el lavabo en la cocina y lavar mis manos las cuales se habían llenado de polvo. Remangue las mangas de mi camisa y deje que el agua del grifo limpiará cada parte de mis palmas.

– Ya amor, tranquilo... — decía Liu meciendo al bebé Jeong quien no detenía su llanto — aag este inútil monitor de bebé, quien sabe desde hace cuanto estaba llorando, ya Jeong tranquilo...

– ¿Monitor de bebé? — pregunté secando mis manos con una toalla.

– Si, Jun lo aventó sin querer el otro día y ahora ya no funciona bien el audio. Jimin dijo que lo iba a arreglar, pero hasta ahora no lo hace — explico ella meciendo a Jeong quien se negaba a retener su llanto.

– ¿Me permites verlo? — no sabía mucho de tecnología, pero con un tutorial en YouTube sería fácil según yo.

– Si claro...aagg - expreso ya obstinada del llanto del bebé —¿Dónde esta Jimin? Él es el único que logra calmarlo ¡Jimin! — grito su nombre justo cuando el susodicho ingresaba desde la puerta del patio.

– ¿Qué ocurre amor? — pregunto Jimin.

– Es Jeong no quiere tranquilizarse — dijo ella entregándole al bebé llorón.

– A ver, ven con papá mi niño — expreso de forma tierna cargando a su bebé.

Mi asombro fue grande cuando luego de unos pocos segundos de estar meciéndolo y cantándole Jeong se calmo, pareciendo como si nunca hubiese llorado. En definitiva Jimin era muy bueno con los bebés y niños.

– Es este Jungkook — me dijo Liu entregándome el monitor de bebé junto a la cámara. — no se que le sucede, espero puedas arreglarlo.

– Oye te dije que lo arreglaría — se quejo Jimin.

– ¿Si? ¿Cuando? ¿Cuándo las vacas vuelen? — se burló Liu abandonando la sala de estar y caminando entonces al patio.

Avise luego a Jun que no podría volver al juego debido a una nueva aventura en la que me había encomendado, ella entendió y se unió con los demás niños invitados quienes correteaban por el patio.

Más tarde me encontraba viendo videos de reparaciones en YouTube como al mismo tiempo leyendo el manual de instrucciones del monitor de bebé, mientras allá afuera en el patio Jimin jugaba a ser "la familia feliz".

Suspire con pesadez cuando contemple como Jimin hacia mimos a Liu, y chistando mi lengua me obligue a concentrarme en lo que hacía. No iba a permitir que un mentiroso como él alterara mi paz.

A eso de las tres de la tarde creí que el monitor de bebé estaba listo, pues ejecute varias pruebas y en ninguna el audio fallo, pensé entonces que arreglarlo no era tan difícil como se veía.

– ¿Cómo vas? — pregunto Jimin quien se acercaba a mi.

– Creo que ya esta — respondí sin más.

– Vaya, creí que eras un contador y no un técnico electricista — bromeó tomando algo de la nevera.

*(Y yo pensé que eras una buena persona y no un mentiroso) * — pensé.

– Liu estará tan feliz — expreso con una sonrisa tomando de una lata de cerveza.

– Si, claro... — me levante del sofá y camine hasta él — se ve tan feliz hundida en mentiras...

La expresión jovial de Jimin cambio a una de preocupación. Nos observamos sin decir nada y lo vi tragar pesado, pensé en decir algo más pero entonces Liu llego a nosotros.

– Cariño iré con Hana y los niños a caminar un poco por el parque — aviso ella tomando su abrigo.

– ¿Y los demás? — pregunte volviendo mi vista al patio notando que este se encontraba desierto. ¿En que momento se habían ido todos?.

– Ya se han ido. — explico Liu -Amor ¿podrías lavar los platos por favor?.

– S-si claro — titubeó apartando sus ojos de mi espacio personal.

– Bien, volveremos pronto.

– Ah, ya esta listo el monitor de bebé — dije señalando el mismo, el cual se hallaba sobre la mesa del comedor.

– ¿Enserio? — exclamó sorprendida — Oh gracias Jungkook, que bueno que mantienes tus promesas — hablo ella junto con una sonrisa.

– Si que bueno que YO SI mantengo mis promesas, no me gusta andar por ahí MINTIENDO a la gente — exprese con énfasis evidente en las palabras clave.

Observe entonces como la piel rosada de Jimin se torno en pálida y sin vida, y Liu por su parte pensó que simplemente estaba jugando una broma.

– ¡Papi voy con tía Hana al parque! — fuimos interrumpidos por Jun quien velozmente corrió a su padre.

– Me hace muy feliz amor. — la cargo en sus brazos y jugó con ella un tanto antes de dejarla bajar — se una buena niña ¿si?.

– Bueno vámonos ya, Hana me espera en el auto con Jeong — dijo tomando a Jun para colocarle un abrigo — amor recuerda lavar los platos... — recordó antes de salir.

– Esta bien — exclamó él cuando las dos salieron por la puerta.

Hubo un silencio incómodo en donde Jimin se negó a verme al rostro, hasta que recordó que aun se encontraba en este plano astral, siendo así como se dirigió al lavabo para empezar a lavar los trates.

Juguetee un tanto con la fruta que se hallaba en el mesón de la cocina, mientras escuchaba el exasperante sonido del agua cayendo junto a un silencio aterrador y terriblemente desagradable.

Sabía que él no iba a decir nada, no era capaz. Él mismo lo hubo dicho aquella noche "No tenía el valor para hacerlo sobrio". Lo curioso era que si tenia el valor para besarme y acostarse conmigo. Me era risible pensar como ese mismo hombre quien atacó mis labios con pasión, ahora no tenía el coraje ni para observarme al rostro.

– ¿Vas a ignorarme hasta que venga Liu? — le pregunté con descaro, observando como detuvo sus movimientos.

– Puedes servirte una cerveza si deseas Jungkook — expresó con falsa amabilidad.

Conocía a Jimin y sabía que ahora se encontraba más temeroso que nunca. Quizás su corazón ansiaba por huir de su pecho.

– ¿Enserio vas a seguir actuando durante toda tu vida?. Aquella noche me habías jurado que odiabas fingir — hable tocando su parte débil.

– Jungkook yo no quiero hablar sobre esto ¿si? — dijo con tono suave aun dándome la espalda.

– Ah ¿no quieres hablar de esto?...lamentablemente para ti yo si quiero hablar de esto.

– ¿Porque?.

– Por que ya estoy harto de fingir tal y como tu lo estás Jimin ¿o me equivoco? — deje la fruta a un lado y me enderece en mi sitio cuando pensé que él ya estaba siendo demasiado descarado para mi gusto.

– ¿A que se supone que quieres llegar? — pregunto.

– A la verdad. Necesito que me digas explícitamente ¿Qué carajos estas haciendo con tu vida? — exclame exaltado.

– Jungkook yo no quiero hacer de esto algo mayor, así que por favor te pido que te calmes — me pidió el descarado ese.

– ¡¿Qué me calme?! ¿Tienes idea de como me siento cada vez que veo a Liu?. — mi corazón retumbaba con fervor y estaba a punto de llorar frente a un hombre con quien no debía mostrar debilidad — Ella es una buena mujer no se merece esto ¡Y tu la traicionaste conmigo!.

– ¡Es suficiente!. — vocifero volviéndose a mi. Observándome por primera vez a los ojos; y así fue como note que él ya se encontraba llorando — Yo se lo que hice, no hace falta que me lo digas, más sin embargo, dime Jungkook... ¿Qué puedo hacer?. — pregunto con las lágrimas de cristal bañando sus mejillas.

– No lo sé... — negué con mi cabeza apoyándome del mesón y dejando a mis lágrimas ser libres — Tal vez debería irme lejos.

– No, no, no. Tu no vas a irte — negó repetidas veces con la cabeza.

– ¿Por qué no?.

– Por que te necesito aquí conmigo...se que suena egoísta, pero yo no puedo vivir sin ti — expreso con melancolía mostrándose débil. Yo no podía creer lo que oía.

– Eres un descarado... — negué con la cabeza para luego reír — ¿Cómo puedes decirme esto teniendo tu familia?.

– Te lo diría aunque no la tuviera, y decirte esto no me hace quererlos menos. Yo los amo a todos, te amo a ti Jungkook.

– No, basta — pretendí dejar la cocina, pero entonces él tomó mi mano impidiéndolo.

– Jungkook escúchame por favor — me pidió recortando nuestra distancia.

En este momento me encontraba demasiado lastimado como para continuar con nuestra conversación, yo solo quería marcharme, pero él alteró a mis sentidos cuando con delicadeza acarició mi mejilla húmeda por las lágrimas.

– No quiero escucharte, yo no quiero ser parte de esta farsa que llevas de vida — exprese junto a mi voz rota y mi nariz tupida.

– Lamento haberte metido en esto Jungkook de verdad, pero ya no sabía que hacer — tomo mi otra mano y arrecosto su cabeza sobre mi pecho herido — yo solo quería demostrarte cuanto te amaba y que tu me amaras también, tal y como debió haber sido siempre...

Deje sus manos y subí las mías a su espalda abrigándolo con mi pecho y con mi alma.

– Lo siento Jung... Te juro que lo siento... — se lamento junto a sollozos que debilitaban mi espíritu y me hacían entender cuán frágil era yo al oír su llanto.

– Somos las personas correctas en el momento equivocado... — recite aquella frase que tal vez leí en algún foro de Internet y en ese momento todo cambio.

No supe si fue por lo que dije o porque era algo que tenia que pasar, pero Jimin subió su rostro y se unió a mis labios. Yo le correspondí, sintiendo temor al inicio para más tarde dejarme llevar por su delicado ritmo, pasando de ser delicado y sutil a uno más ardiente y tentador.

Abrí aun más mi boca profundizando en el beso, adentrando mi lengua y siendo travieso al momento en el que con fiereza lo apegue a mi cuerpo y masajee su trasero a mi antojo.

Él siguió mis perversas intenciones tomándome de la nuca y gimiendo en el beso cuando nuestras lenguas llegaban a encontrarse.

Mis memorias de Esa Noche regresaron cuando sentí como su miembro erecto choco con el mío, y me fue imposible seguir siendo paciente.

Lo sujete de ambas piernas y gire nuestros cuerpos en el sitio para hacerlo sentarse en el mesón. Ya en este hale sus piernas para que estas quedarán abrigando a mi cintura y así me dispuse a devorar su cuello.

– Haa...mmg — gimoteo él y yo recorrí con mi lengua desde su oreja hasta su cuello para luego succionar el mismo.

Lo vi retorcerse cuando deje pequeñas mordidas y apretó mi mano jadeando al aire. Regrese a sus labios recortando más nuestra distancia, hasta que recordé que nos hallábamos en su hogar.

– ¿Esta bien lo que hacemos? — pregunte y él me observó con sus cálidos ojos, acariciando mi mejilla.

– ¿Qué importa lo que esta bien? — respondió como si fuera alguien más, como si no estuviese realmente arrepentido de su acción, a pesar de que hace solo unos minutos me había dejado muy en claro que si lo estaba.

– ¿Que haremos ahora? — susurré cerca de su boca y con mi corazón anhelando ser parte de un mismo ser.

– Hacer el amor eso es obvio — dijo sonriendo con sus ojos y viéndose adorable.

Pretendí besarlo de nuevo, pero él me apartó bajándose del mesón.

– Espérame aquí — me pidio para entonces correr a su habitación. Yo me quede solo en la cocina con un cemento entre mis piernas y sin entender que era lo que se traia entre manos, hasta que vi las mismas.

– ¿Qué...? — silencio mis palabras al tomarme de la nuca para besarme de nuevo.

– Ven conmigo — pronunció con otra sonrisa sujetando mi palma con la mano en donde no traía algo que estaba seguro era lubricante.

Corrimos entre risas como niños traviesos y Jimin me llevo a su sótano. Si, a aquel sótano en donde hace unas horas acompañe a Liu a sacar cajas.

– Perdona lo poco ortodoxo, pero no creo que sea buena idea hacerlo en una de las habitaciones — expreso con carcajadas intentando buscar el interruptor de la luz mientras tropezaba con todo.

– Estas en lo correcto — yo reí mientras lo ayudaba a no caer — cuidado — pronuncie cuando lo sujete de la cadera para que no resbalara.

Encontró la luz y sentí como un viento helado acarició mi espina dorsal. Contemple la bombilla amarilla colgando del techo bailando de un lado a otro, y sentí pánico. Era algo tan insignificante para otros, mientras que para mi significa un: ¡Detente! . Eso era lo que me gritaba mi mente racional.

Estaba en el mismo lugar que hace unas horas todo era igual, hasta la mesa de ping pong yacía aquí. Liu llegaría en unos minutos y junto a los hijos de Jimin iban a descubrir que yo cogia con él. No podía permitirlo, yo no podía ser tan mierda.

Pero Jimin me beso, encontró mis labios y entre tanta penumbra que abordaba en mi mente logró hallar un rayo de luz.

– Deberíamos apagar la bombilla... — propuse y él me observó un tanto enojado.

– Debiste habérmelo dicho antes de que tropezara como con veinte cosas — me reclamó entre risas apagando la misma.

Nos besamos de nuevo y yo lo apegué a mi pecho para que no tropezara con nada. (Había memorizado el lugar antes de estar a oscuras).

Lo hice caminar de espaldas hasta que chocamos contra la mesa de ping pong, y ya en esta rogué a los cielos por que fuese lo suficientemente resistente pues iba a tener sexo en ella.

Desesperado aparte el plástico qué la cubría del polvo y monte a Jimin en esta con sus piernas hacia mi. Mi lengua viajo un par de veces por su cuello mientras lo sentía tocarme las nalgas. Desvesti su torso, quitando el Jersey sin mangas y luego desabotone como un desquiciado su camisa blanca, arrugada ahora por nuestro pecado.

Mis dedos acariaron su torso desnudo, casi invisible por la escasa iluminación y le permití a mi boca disfrutar de su suavidad.

– Haa... — moví mi lengua de un lado a otro deleitandome con el sabor de su abdomen, y él dio un brinco cuando esta misma llego a sus pezones para probarlos — Haaa...Jung...

– Tu piel es tan sedosa... — musite cuando mi lengua viajo a su ombligo estando muy cerca de su pelvis.

Siendo liberal me deshice de la correa que amarraba a su cintura así como también del botón y cremallera de su pantalón. Baje el mismo y me inmiscui en su ropa interior haciendo vaivenes en su miembro.

– Haa... — gimio pellizcando una vez más mis labios.

Para tener libertad, quite mi camisa dejándola a un lado y me decidí por prepararlo con el lubricante que él mismo hubo traído.

–Me pregunto si tu zona me recordará — pronuncie lascivo introduciendo el primer dedo lubricado.

– Haa...sii... — expreso jadeante mientras yo lo penetraba con mi dedo.

Con mis tres dedos entrando y saliendo de su abertura dilatada me dispuse a desabotonar mi pantalón, y darle la bienvenida a mis viles deseos.

– Jimin — lo llamé.

– ¿Ah? — respondió el hombre quien se hallaba en el cielo por mis vaivenes en su miembro y entrada.

– No le digas a nadie — musite y lo oí reír, hasta que calló su risa pasando a ser ahora gemidos.

Pues mi boca se dirigió a su género y comencé a succionar como si me pagarán por ello.

– ¡Haa...Dios...Jung...! — gimoteo con su respiración agitada.

Chupe un tanto más hasta el momento en el que coloque su talón en mi hombro y penetre su nirvana a gusto.

– Mmgg...haa — gemí al igual que él moviendo mis caderas contra su cuerpo.

Había olvidado lo bien que se sentía tener sexo, que lamentable era haberme negado el placer de disfrutar de esta necesidad física.

La única luz que poseiamos era una pequeña franga de luminosidad en el suelo que se colaba debajo de la abertura de la puerta, siendo por ello que solo era capaz de sentir las vibraciones qué se producían al estar Jimin complaciendose a si mismo y el hecho de no estar viéndolo, pero poder imaginarmelo enardecida mi excitacion a niveles inimaginables.

– Haa...Jung... — lo oí decir mi nombre y el sentimiento de quererlo cerca abrigó a mi espíritu.

– Ven acá... — susurré bajando su talón de mi hombro.

Lo acerqué abrazándolo a mi y empuje con delicadeza hacia su zona ardiente. Él me abrazo dejando caer su mentón en mi hombro mientras nuestros gemidos no se detenían, siendo ahora más calmados, como respiraciones pesadas y jadeos.

– Haa, te amo Jungkook — susurro en mi oreja y sentí como su corazón palpitó con fervor contra el mio.

Sentí tristeza...pretendí llorar, pero sabía que no era el momento adecuado así que mi parte perversa actuó por mi.

Salí de él y guire a su cuerpo con sus pies pisando el suelo, de esta manera tendría a su trasero elevado para mi, para complacer mis necesidades.

– ¿Me amas? — pregunte en su oreja ingresando en su abertura.

– ¡Haa! Si... — gimoteo quejándose un tanto .

– Entonces permiteme ser un poco...rudo — musite para luego halar su cabello hacia atrás y embestirlo consecutivamente.

– ¡Ha-a-a Ha-a! ¡Di-ios! — exclamó entrecortado con cada una de mis embestidas.

– Haa...mmgg — esto estaba jugando con mis sentidos, sabía que no iba a durar por mucho tiempo.

Deje su cabello para ir por su cuello y sujete el mismo con fuerza, pero con cuidado de no lastimarlo.

Lo alcé a mi pegando su espalda contra mi pecho y llevé mi lengua a su oreja, siendo así como esta saboreo cada parte de la oreja de Jimin mientras era penetrado sin decoro por mis feroces caderas.

– ¡Jimin! — oí de repente de una voz femenina y detuve mis movimientos al igual que él sus gemidos.

– ¡Papi ya llegamos! — era Jun. Liu y los niños ya habían llegado a la casa y yo tenia al padre de la familia desnudo y a mi merced.

Pero eso no me detuvo...

Mi palma se posó en la boca de Jimin y lo embesti de nuevo sin importarme nada.

Ahogue sus gritos con mi mano y los mios al morder su hombro, esto era tan descabellado y cruel qué creí estar soñando, pero la voz de Liu me trajo de vuelta a la realidad.

– ¿A donde habrá ido? Sus cosas están aquí — se pregunto para si misma.

– Yo lo voy a buscar en el patio mami.

Estaba a punto de ver el valhala cuando el rostro de Jun llego a mi memoria. Intenté ignorarlo y siendo un negacionista de todo sentimiento puro, empuje con fuerza contra Jimin y terminé en sus adentros.

Justo en ese momento Jimin se vino ensuciando toda la cubierta verde de la mesa y respiramos con pesadez tratando de ser silenciosos. Nos separamos y me creí un imbécil por lo que acababa de hacer.

Era increíble pensar que Jimin y yo éramos juntos otras personas muy distintas a las que todo el mundo conocía, tan distintas qué ni nosotros mismos éramos capaces de comprender nuestras acciones.

Él me beso luego acariciando mi mejilla y jugando con nuestras narices acariciandose. Reí como un tonto por ello y lo acogi en mi pecho en el intento de disfrutar los últimos segundos que tendríamos así por hoy.

Nos vestimos lo más rápido que se pudo y Jimin seco su sudor con un trapo qué se hallaba por ahí, pensé que luego la suciedad de este le pasaría factura a su perfecto rostro.

Él subió las escaleras y al abrir la puerta caí en cuenta que no habíamos puesto el seguro de la misma. (Era una fortuna que Liu no nos atrapo en el acto).

– Liu — la llamó él cerrando la puerta, tal y como lo habíamos planeado.

Espere al lado de la puerta y escuché como la puerta del patio fue cerrada, así supe que Jimin había logrado distraer a su esposa con éxito.

Caminé despacio intentando no pisar con fuerza y abandone la casa por la puerta de al frente.

Según nosotros yo había ido comprar algo a la tienda, y daba gracias ahora al cielo de que mi billetera se encontrará en el bolsillo trasero de mi pantalón o no tendría algo real que llevar de vuelta.

Compré una caja de cigarros junto a un helado para Jun y cuando regrese al hogar, me hice el desentendido luego de hacerle entrega del helado a la niña.

Hui de ahí sin desear observar a Liu por mucho tiempo y manejé hasta mi apartamento intranquilo y con el corazón sintiendo culpa. Me odiaba, realmente me odiaba, pero al menos pude confirmar mi sexualidad, la cual muy hetero no era.

Al día siguiente...

Era lunes por la mañana y con mis ojeras estando tan marcadas no era difícil deducir mi tortuoso agotamiento. No había logrado pegar un ojo, estuve fumando en mi balcón hasta acabar la caja de cigarros y luego de eso lloré como un tonto recordando la sabandija que yo era.

No me reconocía, todo en mi cambiaba al sentir el calor familiar de Jimin. Era como si me alter ego se apoderara de mi mente y me hiciera actuar como un demente sin principio alguno.

Toda la noche me había planteado la manera en la que iría a Liu y le confesaria mi crimen, pero sabía que no podía, no poseía el coraje para hacer eso. Era tan estúpido si quiera pensar que yo le diría a Liu como cogi con su esposo en el sótano de su casa...

– Buenos días — y hablando del rey de Roma...

– Buenos días Jimin. — exprese en un suspiro tecleando en mi computadora.

– Oye ayer olvidaste el teléfono — me aviso dejando el aparato sobre mi escritorio. Pase tanto tiempo pensando en lo que hice que ni siquiera había notado ese detalle hasta ahora.

– Oh gracias. — dije sin más tomando el teléfono y actue ocupado como si tuviese mucho trabajo.

– ¿Todo bien? — me pregunto cuando se sentó en la silla frente a mi.

– Eeh...no, claramente no. — decir lo contrario era negar lo obvio.

– Yo tampoco... — respondió luego de un suspiro — pero esta bien, sentirse mal es bueno, la tristeza es aquello que nos permite valorar la felicidad y ayer fui muy feliz...

Dijo y yo creí haber escuchado mal. Deje cualquier cosa que hacía en la computadora y preste atención a sus palabras.

– ¿Hablas en serio? — cuestione.

– Por supuesto. ¿Existe acaso una felicidad más grande que estar con el amor de tu vida? — dicho esto mi corazón rebotó al cielo hasta caer de nuevo para palpitar como un loco al sentirlo sujetar mi mano.

Nos observamos sin decir nada y pensé muy enserio que ya me encontraba desvariando. ¿Qué me ocurría? ¿Acaso me estaba enamorando de Jimin?.

– Señor Jeon — este momento fue interrumpido por la mujer Sue quien se encontraba detrás de la puerta de cristal.

– Entra — dije separándo mi mano de la de Jimin.

Ella ingresó y me entregó un reporte mientras me pedía ayuda con algo que no entendía de sus propias tareas.

Jimin se despidió regresando a su puesto y yo me quede con el calor de su mano en mi propia palma.
Lo peor para nosotros era que mientras los dos jugábamos al KDrama en la oficina, todo en el hogar de mi amigo se iba al demonio y lo supimos Esa Tarde...

Relato en tercera persona:

Liu regresaba a su hogar luego de dejar a Jun en el jardín de niños y hacer unas pequeñas compras en el supermercado.

Su esposo y ella habían llegado al acuerdo de que a partir del nacimiento de Jeong, Liu usaría el auto familiar y Jimin iría al trabajo en transporte público, esto debido a que la madre de familia tenía que hacerse cargo de dos niños casi todo el tiempo sola. Debido a esto ella bajaba ahora del auto junto a las compras y su hijo el cual se hallaba en su asiento de bebé en la parte de atrás del mismo.

– Hemos llegado amor ¿quien es el bebé de mami, ah? — le decía ella a su terrón de amor.

Paso la mañana haciendo el desayuno para ella y su bebé mientras aseaba un tanto el hogar. Terminaron de comer en el momento en que los dos veían su KDrama favorito y ya al reloj marcar la 1 de la tarde, sabía que debía acostar a su bebé a dormir para que este le permitiera ejercer sus clases online como maestra de inglés avanzado.

Palmeo su espalda haciéndole expulsar unos cuantos gases y luego de meserlo por un tiempo, Jeong cayó rendido a los brazos de morfeo. Lo dejo caer con sutileza sobre su cuna y justo en ese momento recordó el monitor de bebé que ayer Jungkook había logrado arreglar.

Lo busco entonces por todos lados hasta que hizo memoria y se vio a sí misma con Jungkook entregándole el mismo en la cocina, por lo cual dedujo que debía permanecer en el mismo lugar. Avanzó hacia allá y su mente hizo EUREKA cuando lo hallo sobre la mesa del comedor.

Pero lamentablemente para ella la cámara se encontraba descargada. Suspiro con pesadez observando el puntito rojo titelante y la dejó un tiempo cargando sobre la mesa de noche de Jeong.

Regresó así a la cocina conociendo que sólo le quedaban veinte minutos para empezar su clase y tomo entonces un yogurt de la nevera. Por algún motivo mientras engullia el yogurt sus ojos se desviaron al monitor de bebé.

Fue hacia él y contemplando un tanto el menú y la galería entendió porque la cámara se hubo descargado, pues esta había quedado encendida desde ayer grabando todo hasta que se hubo apagado. Recordó como no apagó la misma cuando Jungkook se la hubo entregado y negó con la cabeza culpandose de su torpeza, gracias a los ángeles que el monitor funcionaba con baterías o este también estaría descargado.

Queriendo pasar el rato observó unas cuantas grabaciones de su bebé, muriendo de ternura gracias a la maravilla que era su hijo. Rio un tanto cuando encontró también grabaciones de Jun grabandose a sí misma, debido a que ella solía jugar con este dispositivo siendo esta la razón por la cual se daño la cámara en primer lugar.

Su curiosidad habría terminado allí, de no ser porque su esposo salía en una filmación siendo esta la de ayer.

Entro en esta y observó unas cuantas pruebas de audio y video por parte de Jungkook, hasta que se vio a si misma partir de su hogar junto a Jun.

Pero la cámara continuo filmando y esta vez dando en dirección hacia una parte de la sala y otra hacia la cocina. Vio ahí a su esposo quien parecía limpiar los platos, y a Jungkook apoyado en el mesón de mármol de la cocina.

Ellos parecían conversar, pero la cámara no captaba lo que decían a esa distancia. Continuó comiendo del yogurt y pensó que la situación era importante cuando notó como su esposo se acercó hasta Jungkook, estando demasiado cerca como para no estar tocandose.

Su mirada se centro en ellos al momento de observar como de manera patente se encontraban abrazándose, y su corazón retumbó con furor en el instante en que intento negarse lo que veía.

La imagen no era clara, pero podría jurar que su esposo y Jungkook se estaban besando. Llevo una mano a su boca y sus ojos se expandieron sin poder creer lo que se les hacía presente.

El yogur en su mano cayó al suelo cuando contempló como en ese mismo mesón donde Jungkook hubo estado apoyado antes, ahora estaba su esposo acostado y siendo besado de una forma demasiado pasional como para ser esto mentira.

Las lágrimas cubrieron sus ojos y observó todo hasta que los dos hombres se ocultaron en el sótano, y solo sabrá Dios que hicieron ahí, aunque por la situación del momento no era complicado entender lo que sucedió.

Apagó todo en ese instante, sintiéndose débil como para continuar observando y percibió como su mundo se quebraba a pedazos.

Su esposo le había sido infiel en su propia casa, con un hombre que hasta ese entonces solo era su amigo.

Imposibilitada de impartir la clase, se adjunto un reposo por una enfermedad que no poseía y lloró entonces hasta que las lágrimas fueron escasas.

Jimin llego esa misma tarde a eso de las seis y veinte luego de un agotante día en la oficina. Entro a su hogar y no encontró nada diferente.

Jun se hallaba en la sala dibujando mientras su hijo Jeong yacía en la silla mecedora para bebés.

– Hola mi niña — saludo Jimin a Jun acariciando su cabello.

– Hola papi mira lo que hice — dijo ella alzando su dibujo.

– Woow un dinosaurio... — exclamó.

– Sii — expreso ella entre sonrisas.

– Enseñáselo a Jeong, seguramente le gustará — dicho esto se dirigió a la cocina en donde Liu picaba algunos tomates.

– Hola corazón —saludo él a su esposa dejando un beso sobre su cabello para caminar luego hacia la nevera y extraer de este una bebida helada.

– Hola... — musito ella con la vista en lo que hacía y por completo perdida en otro mundo.

Liu suspiro pesado antes de dejar lo que hacía y limpiar sus manos con el trapo de la cocina. Necesitaba con urgencias sacarle en cara a su esposo el dolor que sentía a raíz de conocer su infidelidad.

Debido a esto se dirigió a Jeong cargandolo y luego a su hija mayor.

– Ven Jun — la tomo de la mano — termina de dibujar en tu cuarto junto a tu hermano. — la niña tomo la palabra y Liu dejó a sus dos hijos en la habitación de la pequeña, cerrando la puerta al salir.

Mordió su labio inferior con fuerza al igual que su puño e intento mantenerse serena, al menos hasta hacerle saber a su esposo la clase de porquería que conocía de él.

Avanzó así hacia la cocina donde él aún habitaba respondiendo mensajes en su teléfono y bebiendo de un té helado, al parecer sin ningún tipo de remordimiento por lo que ayer hubo cometido. Liu no podía entender que tipo de persona era la que tenia en frente. ¿Era acaso este el mismo hombre con quien se caso?...aquello era tan difícil de saber.

– ¿Todo bien? — le pregunto Jimin cuando notó como ella lo observaba fijamente sin si quiera parpadear. Ella por su parte no respondió y solo negó aturdida. — ¿qué ocurre?.

– Sabes... — hablo al fin cambiando su expresión — cuando Jungkook arreglo el monitor de bebé me entregó la cámara, y yo antes de irme la dejé sobre la mesa del comedor — dijo señalando el lugar nombrado.

– Y... — lamio sus labios intentando darse fuerzas para continuar — esta grabó todo lo que tu y Jungkook hicieron ayer...

La expresión relajada de Jimin cambio en ese instante a una de angustia, pero intento no verse realmente preocupado, así que solo se digno a hacer una pregunta conociendo ya la respuesta.

– ¿Así? ¿Qué filmó? — pregunto con una sonrisa falsa haciéndose el desentendido.

– ¿Enserio? ¿Enserio vas a preguntar que filmó? — cuando el pelinegro notó como en los ojos de su esposa se dibujaron lágrimas supo que ya todo había acabado para él.

– Liu yo...

– ¡No! — lo interrumpió de manera abrupta — no quiero escuchar malditas explicaciones. Yo no vi mal y es justo lo que parece...¿Como pudiste? ¿Como tu... — chisto con su lengua negando con la cabeza.

– Liu por favor escuchame — imploro queriendo tocar su brazo, pero ella lo apartó con fiereza.

– ¡No me toques! — vocifero — ahora ya todo tiene sentido...por eso ya no me tocas ni me besas como antes, eres un maldito...

– Liu yo lo lamento enserio... — las lágrimas en los ojos de Jimin también llegaron a tiempo en esta disputa.

– No, tu no lamentas nada. ¡No lo haces! ¡¿Como tienes el descaro de verme al rostro y decirme que lo lamentas?! ¡Cuando se ve muy claramente en la grabación como...disfrutabas lo que hacías! — expulsó de su boca con odio.

– Yo no se, no se que fue lo que me ocurrió — se lamento Jimin con su pecho destrozado.

– Eres un maldito...¡Eso es lo que eres!. ¡¿Como pudiste hacer eso en nuestra propia casa?! — grito golpeando a su esposo en los brazos y al punto del colapso mental — ¡En donde viven tus hijos! ¡En donde esta nuestra familia! ¡En el día de mi cumpleaños!.

– Liu para, para por favor — le pidió intentando sostener los brazos de su esposa para que ya no lo golpeará, pero ella estaba demasiado ocupada envuelta en llanto y dolor como para escucharlo.

– ¡No! ¡No! — grito negando repetidas veces hasta que logro zafarse del agarré de su esposo. — ¡eres un puerco, un asqueroso! — sollozo ahogada en sufrimiento — ¡Te odio! ¡Te odio enserio!.

– Amor no digas eso...por favor ven — desesperado Jimin intento abrazarla, pero ella lo apartó de nuevo y no conforme con empujarlo le aventó un plato de vidrio que por suerte él consiguió esquivar — ¡Liu no!.

– ¡No te quiero! ¡Largo de mi casa y de mi vida! — decía en el momento en que continuaba aventandole casi todo el juego de vajillas.

– ¡Liu basta! ¡Detente! — decía mientras se ocultaba como podía del ataque intenso que recibía por parte de su esposa — ¡Eso es peligroso! ¡Ya basta!.

– ¡Eres un maricon de mierda! ¡¿Porque te casaste conmigo si te gusta coger con hombres?! ¡Eres una basura! — bufo una vez más antes de lanzar otra plato el cual por poco le dio a su esposo.

– ¡Papá! — justo en ese momento Jun corrió atemorizada a donde se hallaba su padre.

Debido a los gritos y a la histeria tanto ella como Jeong habían comenzado a sollozar.

– Jun — exclamó Jimin sosteniendo a su hija entre sus brazos para quitarla del camino antes de que cortara sus piecitos con el vidrio roto en el suelo.

– ¡Papá! ¡Papi! — grito ella abrigando el cuello de su padre como un koala.

– Liu basta, los niños... — aturdido y con desespero Jimin corrió al cuarto de la pequeña en donde Jeong lloraba en su cuna con terror.

Liu por su parte soltó el plato qué tenía en su mano y se desplomó en el suelo, abrazando a sus piernas e intentando recobrar el aliento qué el llanto le hubo robado.

– Ya tranquilos, tranquilos -susurraba Jimin en el momento en que cargaba a sus dos hijos sentando en el mueble de la recamara. — todo estará bien...todo estará bien — se decía para sí mismo y para sus hijos.

– Papi...¿Que hace mami? — pregunto entre lágrimas Jun, pero Jimin no tenía las respuestas correctas para ese cuestionamiento.

– Ven — la tomó de la mano y limpió las lágrimas de la misma con un trapito húmedo — quedate aquí con tu hermanito y ve las caricaturas ¿si?. Ya regreso... — pidio dejando a Jeong sobre una silla mecedora, quien comenzó a llorar de nuevo cuando fue soltado.

Jimin con su voz rota y manos temblorosas encendió la pequeña televisión del cuarto y dejó allí a sus hijos mientras iba por su esposa.

– ¡Papi no!... — pidio la niña corriendo a él y abrazándolo de las piernas.

– Un momento Jun por favor, se una buena niña ¿si?...por favor — le pidio avanzando con apremio a la cocina.

– ¡Liu no! — grito él cuando contempló como su esposa yacía sobre el suelo con un pedazo de vidrio roto entre sus manos — ¡Liu suelta eso! — le pidió avanzando hasta su altura y abrigandola en sus brazos. Comenzaron así un forcejeo en donde él intentaba como le era posible despojarla del vidrio.

– ¡No! ¡No! — se quejo ella retorciendose de un lado a otro hasta que Jimin consiguió hacer qué soltara el vidrio.

– Ya, ya...calma — jadeo escuchando como el corazón de ambos retumbaba con fervor contra su caja torácica.

La abrazo a su pecho con sus manos heridas y ensangrentadas intentando tranquilizar su llanto y dolor, pero ya no había vuelta atrás, todo había sido revelado y ahora solo quedaba resignarse a esperar las concecuencias del gran desastre.

Jungkook:

Jugaba en mi teléfono una tontería que había descargado hace unos días, cuando entonces este mismo sonó con una llamada de Jimin.

– ¿Hola? — atendí un tanto preocupado. ¿Pues que hacía Jimin llamándome tan repentinamente?.

– Jungkook... — lo oí jadear unas tantas veces, tal y como si hubiese estado trotando y fue ahí como me preocupe en serio.

– Jimin ¿estas bien? — pregunte elevandome de mi sitio.

– No...¿Crees poder venir? — oí su llanto y mi paz mental se fue al diablo.

– ¿Qué ocurrio? ¿Tus hijos...?.

– No, no. Ellos están bien. Solo necesito que vengas — me pidio de nuevo con la voz fragmentada y de seguro con las lágrimas siendo parte de cada esquina de su rostro.

– Pero ¿Debería ir ahora? ¿Qué hay de Liu?.

– No ella ya no está... — lo oí sollozar y mi alma sufrió al no poder abrazarlo — se fue junto a mis hijos...ella ya sabe todo lo de nosotros — dijo apesadumbrado ahogándose en llanto e histeria.

– Jimin tranquilo ya voy, estoy yendo. No vayas a colgarme — le pedí al pensar que dentro de poco él perdería la cordura.

Yo no tenia ni la menor idea en que pensar, solo deseaba ver a mi Jimin y que él estuviese bien. Por lo que con lo que tenia puesto baje con velocidad las escaleras e ingrese a mi auto rumbo a su hogar.

La mayor de las desgracias había ocurrido, y a pesar de que sabia que esto era una probabilidad lógica no pensé nunca en que tan efímero sería nuestro secreto.

Muy bien dicho era por William Shakespeare que "las malas acciones aunque toda la tierra las oculte, se descubren al fin a la vista humana".


- Referencia a como es el monitor de bebé de esta historia.


Besos y abrazos muchas gracias por leer 🤗🤗❤️❤️❤️.

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