~Capítulo único ¡Esa mujer es mía!
Saga Gemak, una jovencita de veinte años que nació en un mundo sin rosas ni lacitos. Criada por su padre con su hermano mellizo Kanon, nunca conoció la ternura de una madre ya que está no soporto el duro parto y sucumbió a la vida el día que ella y su hermano nacieron.
Su infancia estuvo llena de deportes y aventuras,a medida que crecía se dio cuenta de que era diferente, mientras sus compañeras de escuela iban como unas princesas sus vestiduras eran las que su padre compraba en las ofertas 2x1 en las tiendas, el detalle es que eran tiendas para chicos.
¿Muñecas? No gracias, con Kanon como hermano terminaban sin cabeza, además le divertían más los autos y los videojuegos ya que podía jugar con su hermano.
No tenía una figura femenina que la guiara, no sabía cómo ser una chica. Su padre Aspros aunque amoroso, no podía enseñarle sobre la feminidad, para evitar complicaciones ya que no le gustaba que la peinaran le cortaba el cabello en la misma barbería que su hijo, muchas personas lo felicitaban por sus apuestos gemelos pero la verdad es que eran un niño y una niña.
Ahora siendo una adolescente que pisaba la joven adultez Saga adoptó un estilo de vida masculino. Vestía pantalones jeans y camisetas, jugaba fútbol y baloncesto con los chicos del barrio. Su cabello ahora lo llevaba largo aunque despeinado que era su marca registrada. La gente la confundía con un chico, y a ella no le importaba.
Sin embargo no era lesbiana ¡No! No es que tuviera algo en contra de las chicas de camisas de cuadros rojos y negros que se besaban entre ellas es solo que realmente le gustaban las mujeres como amigas (aunque no tenía muchas) había alguien del que estaba profundamente enamorada.
Suspiro por enésima vez esa tarde observando a detalle como su mejor amigo de la infancia, Aioros. jugaba baloncesto con su hermano.
Aioros, con su cabello castaño despeinado y una sonrisa confiada, se mueve con gracilidad en la cancha de baloncesto. Su sudorosa camiseta ajustada resalta sus definidos músculos mientras salta y se estira para hacer una canasta.
Sentada en las gradas, no puede apartar la mirada, Observa cómo su amigo se mueve con una mezcla de habilidad y pasión, sus ojos brillando con entusiasmo el realiza un mate espectacular, la poca multitud aplaude y ella se levanta de su asiento, animándolo con entusiasmo. Su mirada se detiene en los ojos de Aioros, y por un momento, se siente atrapada en su intensidad.
Por ese instante parece que hay una química entre ellos que es palpable, y aunque la chica intenta concentrarse en el juego, no puede negar la tensión que siente cuando el se acerca a ella sonriendo, sin embargo el momento es cortado por un balonazo cortesía de su hermano.
Por suerte tiene muy buenos reflejos y ataja la pelota.
—¡Ven a jugar conmigo, este tonto me está ganando!
—Ehh no es justo, tendrán dos buenos en su equipo, nosotros solo tenemos a Aioros —Se quejo uno de los chicos del equipo del castaño.
—Tambien les toca un cambio, yo ya elegí a Saga—Sonrie Kanon.
—Bueno me tendré que poner serio—Dice Aioros y sigue conversando con sus amigos.
Aquel destello que creía haber experimentado solo eran ideas suyas, el jamás podría verla con otros ojos que no fueran con los de su agradable vecina amiga de la infancia, era frustrante...
Pero que más daba, siempre era así ¿Quién podría enamorarse de ella? Ató su cabello en una cola, y empezó a jugar baloncesto con sus amigos, riendo y compitiendo en un partido intenso. A pesar de que la tratan como uno más del grupo, ella era una joven mujer que ha encontrado comodidad en su amistad.
En un momento clave del juego, se lanza hacia la canasta. Sin embargo, en el forcejeo, uno de sus adversarios accidentalmente le da un codazo en los pechos mientras intenta bloquear su movimiento.
Ella se detiene bruscamente, con una expresión de dolor en su rostro. Se lleva la mano al pecho, jadeando y apretando los labios para contener un gemido. podía caerse y empujarse como si nada pero eso le había dolido
El castaño pareció notar su incomodidad y detuvo el rebote del balón con preocupación.
—¡Vamos viejo! No fue tan fuerte —Se justifico el chico.
Era el colmo, siempre le ponían seudónimos masculinos pero ese día realmente le enfadó, esperaba una disculpa por el gran dolor que recibió y para empeorar su mal humor el tonto de Aioros se atrevía a descolocarla con sus bellos ojos y después hacer como si nada.
—¡SOY UNA MUJER IDIOTA!
Grito enfurecida y se alejo de la cancha enfadada, todos quedaron en show, y les cayó aquella afirmación como un balde de agua fría, era cierto...
Kanon se aleja preocupado y la sigue —¿Estás bien hermana?
Ella niega con la cabeza—Necesito un descanso.
—Vamonos de aquí—Dice Kanon y la toma de la mano como cuando eran niños.
Después de caminar un par de cuadras llegan a su hogar que se encontraba solo ya que el padre de los mellizos estaba ausenté por un viaje de negocios, al llegar a la espaciosa sala siendo mártires del calor griego el hermano va por unas bebidas frías mientras la chica se quita su ancha camiseta quedando en sostén dejando a la vista sus voluptuosos pechos que fueron amancillados.
—Gracias—Dice la mayor recibiendo la bebida de su hermano.
—¿Por qué te enfadaste tanto, dolió mucho ?—Pregunta Kanon con curiosidad.
—No mucho, ya no quería estar allí, iré con Camus un rato, vuelve si quieres—Le sonríe a su hermano para tranquilizarlo, aunque ella era fuerte y a veces el la trataba con brusquedad seguía siendo su amada hermana, podía negarle cualquier favor insignificante y ser odioso pero si alguien más se atrevía a molestarla se las verían con el—Kanon por favor no vayas a golpear a Nadie, de verdad estoy bien.
—No prometo nada, ese diota comerá polvo—Se rió al ver los ojos de advertencia de su hermana—Esta bien no hagas esa cara, vuelve temprano, quiero que terminemos de ver la serie juntos.
—Tendras que dormir conmigo, la última vez tuve pesadillas.
—No gracias, tus enormes tetas y nalgas ocupan toda la cama.
—¡Kanon!—Exclamo sonrojada, hace un par de meses sus atributos habían tenido otro cambio y aún se acostumbraba a ello.
—Es broma, texteame si quieres que te busque donde tu amiguita la mojigata.
—Camus no es mojigata.
—Milo habla dormido, lo es.
—Ya vete quieres.
Lo pateo mientras el más alto se partía de risa y se dirigían a la salida, al abrir la puerta estaba Aioros parado en el umbral a punto de tocar el timbre, Kanon se fue y los dejo solos, Saga estaba demasiado impresionada pues no esperaba verlo ahí sin embargo este estaba más anonadado que ella.
—¿Aio estás bien?
—S-si yo...me preocupe por ti ese idiota se excedió.
—Estoy bien, no me dolió tanto, solo no estoy de humor—Movio el pie en círculos—¿Quieres pasar y tomar algo? Te veo acalorado.
Aioros se tocó las mejillas que evidentemente estaban encendidas—No, si dices que estás bien te creo, adiós Saga, nos vemos en la universidad mañana.
Se fue como alma que lleva el Hades dejándola desconcertada por su afán ya que casi siempre entraba y compartían algo de comer o charlaban, subió a su recámara que estaba decorada con figuras de acción y pósters de sus series favoritas, la mayoría de zombies y guerreros, y al mirarse al espejo noto que aún estaba sin camisa y que Aioros la había visto así.
Se cubrió el rostro sintiéndose avergonzada por su descuido, así que esa era la explicación de la incomodidad de su amigo, después de maldecir por segundos se adentro a bañarse y se encamino a la casa de Camus que quedaba a unas cuantas cuadras.
La casa tenía un diseño clásico francés, con una fachada elegante de piedra caliza y ventanas de madera tallada. El techo es a dos aguas, con tejas de pizarra oscura y una chimenea alta que se eleva hacia el cielo, toca el timbre e instantes después abre la puerta su amiga de ascendencia francesa que vestía un sencillo vestido blanco, fresco para el clima que entallaba su delicada y armoniosa figura, su largo cabello aguamarina atado en un chongo que decoraba con un lazo.
Otro suspiro salió de Saga, Camus era toda una muñeca de porcelana, su hermosa piel blanca y esa figura tan elegante, ella tenía tan grande los pechos que recurrentemente sufría dolores de espalda, otra de las razones por la que no se atrevería a usar algo tan bonito...porque si le gustaba lo dulce y tierno después de todo era una mujer es solo que sentía que a ella no se le veria bien por sus curvas tan pronunciadas que siempre trataba de ocultar bajo las camisetas de Kanon.
—Que gusto verte amiga—La saludo la gala con un beso en cada mejilla-Pasa.
—Lamento haber venido sin avisar.
—No te preocupes, ¿Kanon hará pijamada con esos simios que tiene como amigos otra vez? Si es así, Puedes dormir aquí.
Saga se rió, siempre que su hermano invitaba a sus amigos a dormir ella prefería quedarse con Camus, le agradaban pero cuando empezaban a hacer competencia de eructos se les hacían asquerosos así que se iba a la burbuja rosa de una de sus pocas amigas.
—No es eso...es solo que hoy me porte como una tonta—Camus dió palmaditas en la cama para que se sentará y continuará —Estabamos jugando baloncesto, ya sabes esos torneos que hacemos en la cuadra semanalmente.
—Si, Milo quería ir hoy pero lo obligue a qué se hiciera una rutina de skin care conmigo.
—Con razón no lo vi...—Sacudio la cabeza y retomo la conversación —Me golpearon una teta, me moleste, grite como una loca pero la verdad es que lo que me enfado es que me traten como un hombre...no, eso nunca me ha importado la verdad es solo que quiero que el me vea como una mujer Camus yo...
—Aioros—Afirmo.
—Sabes que si.
—Siento que no te es indiferente, es solo que se han criado como hermanos, no has probado...no lo se...darte un nuevo aire.
—¿Quieres decir que si me pongo un lazo y un vestido el podría fijarse en mi? No creo que el sea tan banal, solo no le gusto ni le gustare jamás.
—Saga no es tan así pero algo de cierto tiene, los hombres son seres instintivos su cerebro es muy fácil de trabajar—La más alta la observó de reojo, su amiga estudiada psicología y aveces le daba miedo que hablara de todo como un condicionamiento, aunque con el coqueto de Milo Antares le funcionaba, lo tenía comiendo de su mano.
—¿Por qué crees que a muchos hombres les gusta que las mujeres usen vestidos y colores como el rosa?
—Hay varias razones. La psicología y la sociología ofrecen algunas explicaciones.
—¿Como cuáles? Ayudame a conquistar a mi hombre gran maestra —Ambas se rieron ante el apodo.
—El condicionamiento social, por ejemplo. La sociedad ha establecido normas de género que asocian la feminidad con vestidos y colores suaves. Algunos estudios sugieren que los hombres están programados para responder a señales de fertilidad y salud, como la curva femenina y los colores vibrantes.
—Osea que si uso un vestido...
—¡No Saga! Quítate el vestido de la mente es un ejemplo hipotético, mira, yo puedo llevar mis libros sin problema, sin embargo digo ¡Ah qué pesado, gracias Milo por ayudarme que haría sin ti! Y adivina qué...¡Eso le encanta! Lo hace feliz sentir que me puede proteger es su instinto.
—¿Entonces tengo que cargar libros y decirle a Aioros que me pesan?
Camus se golpeó la frente con la mano—No es tu culpa, después de todo creciste con la bestia de Kanon, no se cómo eres tan lista pese a ello.
—Kanon es el mejor, es lo que toda mujer quisiera —Hizo un puchero y defendió a su hermano.
—Hasta yo, no me mal entiendas, las mujeres quieren un Kanon pero los hombres no, tenemos que trabajar tu energía femenina y se quién nos va a ayudar.
—Se escucha complicado —Se lanzo a la cama exhausta y eso que aún no empezaban.
—No lo es.
Camus texteo un mensaje y no habían pasado siquiera diez minutos cuando el timbre volvió a sonar, ambas chicas fueron a abrir y fueron recibidas por unos pétalos de rosa es sus rostros.
—¡¿ALGUIEN DIJO ENERGIA FEMENINA Y TRASFORMACIÓN!?—Un Afrodita salvaje aparece.
—Tendras que limpiar esto Dita—Exclamo Camus estoica.
Saga se rió nerviosamente...
¿Que harían el excéntrico sueco estudiante de diseño de modas y su amiga psicóloga con ella?
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Bajo el cielo azul claro del amanecer griego. El sol se levanta sobre las columnas dóricas, iluminando el campus. Los estudiantes comienzan a llegar, pero su atención se centra en una figura que emerge de la bruma matinal.
Saga, una visión celestial, se erige con gracia etérea, irradiando luz y elegancia. Su silueta voluptuosa y armoniosa, como una escultura griega, invita a la admiración y al asombro. Sus ojos verdes, como esmeraldas relucientes, brillan con mas intensidad gracias al maquillaje sutil que resalta su mirada.
Su cabello siempre al desorden, hoy estaba peinado, todo un manto azul violáceo, como el crepúsculo estival, se despliega en suaves ondas, envolviendo su rostro en un halo de encanto y misterio. Cada mechón, una obra de arte, parece bailar en el viento.
Su piel, como alabastro suave, resplandece con un sutil carmín en sus mejillas los labios, una rosa silvestre, invitan a la sonrisa y al diálogo, tiene un vestido suelto color azul turquesa con un sutil escote, afrodita le dijo que todas las mujeres matarían por tener su silueta que no había nada de que avergonzarse para convencerla de usar un escote pronunciado pero ella prefirió algo más sutil.
Saga es una obra maestra, de esas que no son valoradas en primera estancia pero con los años se desempolvan y ven la luz, se siente nerviosa porque sabe que es el centro de atención, pero la única persona que quiere que la mire no está por ningún lado.
Vio la hora en su teléfono y se encamino a su campus, administración de empresas, tan apurada iba que Choco con alguien de gran altura que por poco la manda al suelo.
—Lo siento no vi por dónde iba...—Se disculpo con rápidez haciendo una reverencia.
La otra persona iba a renegar por su descuido pero al detallar a la hermosísima mujer que tenía al frente se trago cualquier reproche—No pasa nada ¿Esta bien señorita?
—Si, no se preocupe, fue mi culpa.
—El descuido es mío, me transferí y es mi primer día, no conozco mucho del campus y estoy algo perdido.
—Lo podría ayudar con ello ¿Que campus está buscando?
—Arquitectura último año.
—Queda por mi camino, te puedo decir dónde se encuentra.
—Seria de gran ayuda para mí, gracias por su amabilidad ¿Señorita...?
—Mi nombre Saga, un placer.
—El placer es todo mío, yo soy Deimos.
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En el estadio de la universidad en las gradas un grupo de jóvenes almorzaba bajo la sombra, entre ellos estaban Kanon y Aioros, hablaban trivialidades hasta que la atención de todos recayó en la melliza de Gemak que se acercaba con un rubio de gran altura, no había notado la presencia de los chicos pues parecía ocupada enseñándole el lugar.
—¡¿Que mierda, Esa es tu hermana Kanon?!
—No la había visto bien.
—Te puedo cambiar el apodo a cuñado.
—¿Pero que le pasó?
Antes de que el Gemak menor respondiera un sonido bruto llamo la atención de todos, el balón de voleibol que Aioros Saggitaryus tenía en sus manos "de repente" explotó, solo Aioria, el hermano menor de este se dio cuenta que estaba hecho una furia, las venas de sus manos hinchadas por la sangre que le bombeaba y la mandíbula apretada.
—Oye Aioros cálmate—Le susurro disimuladamente —Solo son los chicos, no puedes negar que Saga se ve muy linda hoy.
—Ella siempre se ve así Aioria—Resoplo molesto y se puso de pie.
Kanon se trago sus celos de hermano y sonrió de lado satisfecho con lo que veía.
Aioros, con el rostro tenso y los ojos ardientes, observaba desde la distancia cómo Saga reía junto a él. Su corazón, habitualmente sereno, latía con una intensidad que no podía controlar. Un sentimiento desconocido, una mezcla de celos y posesividad, se apoderaba de su alma.
Su mirada se clavaba en el hombre que estaba junto a ella analizando cada gesto, cada sonrisa, cada palabra. Su mente llena con pensamientos sombríos, ¿Quién es él? ¿Por qué ella sonríe así? ¿Por qué está tan cerca?
Aioros se acercó, su presencia imponente, su voz baja y firme.
—¿Este sujeto te está molestando?
La chica se volteo sorprendida —Aio...no, su nombre es Deimos, es nuevo, le estoy enseñando el campus.
Su mirada se encontró con la de él, y por un instante, el tiempo se detuvo. Aioros vio en sus ojos una chispa de desafío, quiso matarlo ahí mismo, pero los hermosos ojos verdes de la chica lo hicieron calmarse. se alejó, dejando a Saga con más preguntas que respuestas.
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Los días siguieron pasando, Camus tenía algo de razón, todos eran más atentos y delicados con ella y la verdad le gustaba mucho tomar un par de minutos para maquillarse además obligo a Kanon a ir de compras con ella y se divirtió por horas mientras el sufría al esperarla, pero había algo en lo que su amiga se equivocó...
Aioros no estaba interesado en ella, ni antes ni ahora, ni siquiera había vuelvo a visitarle y parecía que estaba re huyendo de ella, lo sabía...el no era tan banal,sin importar como se viera ella no le importaba.
Le dolía mucho la distancia que tenían pero no quería seguir toda la vida atada a un imposible, Deimos últimamente no dejaba de frecuentarla, era agradable, respetuoso y muy inteligente, le gustaba su amistad, sin embargo le había pedido una cita fuera del campus y ella no sabía que responder...
Sigmund, el chico que la había golpeado accidentalmente en el partido estudiaba con ella, compartían muchas materias ya que estaban cursando la misma carrera, sin embargo se le había hecho extraño no haberlo vuelto a ver.
—Oye...¿Sabes porque Sigmund no ha vuelto? Tiene muchos días ausenté—Pregunto a un compañero.
—Esta de permiso médico, dicen que se le fracturó una costilla en un partido de básquet—Explico el chico.
La helena abrió los ojos en grande y sintió una vena sobresalir en su frente.
¡Kanon!
Pensó, su hermano siempre se las hacía pagar a quien fuera que se atreviera a lastimarla así fuera de manera accidental, pero romperle una costilla por un partido amistoso era demasiado, el maestro dio por concluida la clase y ella no dudo en ir en busca de el para pedir explicaciones y reprenderlo por su agresividad.
Saga camino por los extensos pasillos hasta llegar al campus de arquitectura donde Kanon estudiaba, como era costumbre lo vio hablando con su mejor amigo Milo, los saludo a ambos y pidió hablar a solas con su hermano.
Una vez solos le dio un puño en en el antebrazo —¡Que demonios! ¿Ahora que hice?—Exclamo molesto.
—¿Una costilla rota Kanon? ¡Estás loco! Solo fue un accidente no tienes porqué excederte tanto idiota.
—A ver Saguita...¿De que putas me hablas?
—De Sigmund Kanon, ese día del partido casualmente tuvo un accidente y le partieron una costilla, tiene días sin venir, es demasiado, se que fuiste tu, siempre eres así.
—Lamento decepcionarte hermana pero eso no fue mi culpa.
—¿De que hablas quien más podría...?—Interrumpida.
—Porque no se lo preguntas al vecinito.
—¿Que? Acaso Aioros...Kanon vuelve aquí —Lo tomo de la camisa evitando que huyera.
—Me tengo que ir, tengo una clase, nos vemos en casa adiós—La despeino antes de marcharse, Saga era su hermana pero no era un boca floja, esos tontos tenían que darse cuenta de sus sentimientos por si mismos.
La chica suspiro y retrocedió sus pasos para asistir a su última clase, sin embargo esa voz que reconocería en cualquier parte llamo su atención, en un pequeño callejón del campus de arquitectura estaba Aioros hablando con su nuevo amigo y "primer" pretendiente Deimos.
—Responde—Bramo molesto Saggitaryus, a Gemak le impresionó oírlo con ese tono tan hostil ya que con ella siempre era muy suave y amable.
—No tengo porque responderte, mis intensiones con ella no te competen.
—Claro que me competen.
—Saga es una mujer soltera, al menos claro...que tú la quieras para ti—Sonrió de lado queriendo provocarlo, Aioros sintió la sangre hervir.
—No, no la quiero para mí, solo responde la maldita pregunta.
La chica dejo de escuchar y apresuró su andar para marcharse cuánto antes, definitivamente Aioros jamás estaría interesado en ella sin importar lo que cambiará o intentará, ya no quería amar sin ser correspondida, siempre lo intuyo pero el también se atrevía a mirarla con esos ojos tan apasionados confundiendola y descolocandola cada vez que podía, todo fue un absurdo deseo suyo, escuchar como el decía que no la quería para el fue el último golpe que necesitaba para enterrar ese amor de juventud y sacárselo del corazón.
—Si no la quieres para ti entonces no debe de importarte que la pretenda, no tengo malas intenciones, me gusta y haré todo porque me corresponda —En el callejón los dos hombres seguían hablando ajenos a qué instantes antes estaban siendo escuchados por la persona por la que mantenían la disputa en cuestión.
Aioros era unos pocos centímetros más bajo que el gran rubio y aún así lo pudo acorralar a la pared, en estos momentos era una bestia sin control ni razón pero este recién llegado tipejo estaba tocando algo que era sagrado para el.
—El que no la quiera para mí no significa que la quiera para alguien más, no quiero que la molestes, dejala tranquila o te juro que te vas a arrepentir.
—¿Que me puede hacer tu?-Pregunto burlón, le causaba gracia esa altanería que nada tenía que ver con su personalidad habitual que mostraba ante los demas, el amigable número uno de la clase que ayudaba a todos.
—Tu no me conoces, no sabes lo que estoy dispuesto a hacer por ella.
Aioros lo soltó ya que venía un profesor pasando y no quería meterse en problemas, con la incomodidad que lo estaba avasallando se fue a su hogar, no podía controlarse a sí mismo iba a enloquecer.
Ya estaba en el gimnasio privado de la mansión familiar.Aioros, con los puños apretados y el rostro tenso, se enfrenta al saco de boxeo, golpeándolo con furia. El sudor resbala por su frente, y sus músculos se tensan con cada impacto.
Aioria, apoyado en la pared, observa con fastidio—¿Qué te pasa, hermano?—pregunta con ironía—¿El saco te ha mirado mal?
Aioros no responde, sumido en su rabia. Los golpes se intensifican.
—¿Es por Saga?—Sigue preguntando el menor elevando una ceja—¿Celos, hermanito?
El castaño se detiene, jadeante, y se vuelve hacia el—No es eso—mintió.
—Claro que no son celos ...Porque si fuera así, significaría que tienes que aceptar tus sentimientos.
Aioros lo fulmina con la mirada—Cállate, ría.
—¿O qué, Me golpearás como al saco?
El mayor se controla, respirando hondo.—Deja de hablar de Saga.
—Basta Aio, ¿Por qué no puedes ser sincero con ella?
—Es complicado yo...
—Solo tienes que decirle lo que sientes desde hace años, o el rubiecito ese te la va a quitar.
—¡El jamás la tendrá!
—¡Pues tú tampoco si sigues así! Solo habla con ella antes de que sea muy tarde.
—No puedo...—Se fue dejando a su hermano colérico.
~Yo no puedo hacerlo hermano porque Mi corazón late con emoción al pensar en ella, mi amiga de la infancia, mi compañera de aventuras, mi confidente. La conozco desde que tengo memoria y, con el tiempo, mi admiración se transformó en algo más profundo.
Me siento afortunado de tenerla en mi vida, pero un miedo persistente me detiene: dañar nuestra amistad. No quiero perder su confianza, su risa, su presencia. El temor a cambiar la dinámica de nuestra relación me paraliza.
Además, la veo como una obra de arte, perfecta e inalcanzable. Su bondad, inteligencia y belleza me dejan sin aliento. Siento que nadie merece su amor, que soy indigno de su corazón.
Mi amor por ella es como un río subterráneo, fluyendo en secreto, sin revelar su existencia. Me conformo con estar cerca, aunque sea en silencio, disfrutando de su luz sin pretender ser su sol.
En momentos de debilidad, imagino un futuro juntos, pero la duda me asalta: ¿qué si ella no siente lo mismo? ¿Qué si nuestra amistad se desvanece?
Así que guardo mi secreto, protegiendo nuestra amistad, y la amo en silencio, sabiendo que, quizás, nunca sea correspondido. Pero su felicidad es mi prioridad, y si eso significa mantener mi amor oculto, lo haré~
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Días continuaron pasando Saga sonreía mientras caminaba junto a Deimos, su nuevo pretendiente, La noche era perfecta, las estrellas brillaban sobre ellos y la brisa era suave. Deimos la hacía reír con sus historias y su encanto, era irresistible.
Pero en medio de la alegría, una sombra se cernía en su corazón. Aioros. No podía sacarlo de su mente. Recordaba su mirada intensa, su sonrisa enigmática y su presencia imponente.
El rubio se dio cuenta de su distracción y se acercó más—¿Todo bien? Hemos caminado mucho si deseas podemos detenernos—preguntó, preocupado.
La menor asintió, intentando ocultar la verdad—Sí, solo estoy un poco cansada, ya debería volver a casa.
El futuro arquitecto suspiro comprensivo y le abrió la puerta del auto, era realmente todo lo que una mujer deseaba pero sabía que no podía engañar su corazón. Aioros había dejado una huella indeleble. Su relación con Deimos era nueva y emocionante, pero no podía reemplazar la conexión profunda que sentía con su amor de antaño.
La noche continuó, y Saga sonreía, pero su corazón estaba dividido. Entre la realidad con Deimos y el sueño con Aioros. La incertidumbre la atormentaba.
—Sabes que te observo, puedo sentir tu incomodidad¿Acaso hice algo que te molestará?—preguntó Deimos, notando su inquietud.
Ella suspiro buscando palabras—Eres un hombre maravilloso, cualquier mujer estaría encantada de tenerte como compañero, se que me pretendes pero yo no puedo seguir permitiendo que esto avance.
—¿Saga?
—Deimos me gusta alguien más, estoy enamorada de Aioros, lo lamentó...no tendremos más citas no es correcto, yo no te puedo corresponder.
El rubio suspiro y apretó los dedos, se sentía impotente ante el rechazo de la única mujer que lo había flechado de tal manera, sin embargo era un hombre inteligente y respetuoso.
—Si está es tu decisión no hay nada que pueda hacer al respecto, agradezco tu sinceridad linda...espero que esto no arruine nuestra amistad.
—No lo hará Deimos, gracias por entender, el ni siquiera me mira pero no puedo serle desleal a mi corazón.
El acepto su destino pensado Para si mismo que Aioros Saggitaryus era un reverendo imbecil por no correr a los brazos de esa increíble mujer, no la presionaria pero si ese sujeto no iba a corresponder los sentimiento de Saga el seguiría intentando hasta obtener una afirmativa...
Mientras tanto en la entrada de la casa Gemak Saggitaryus estaba en la las escaleras de la entrada con un ramo de gardenias en la mano en espera de la dueña de sus pensamientos, pensó en alejarse de Saga porque el no era lo que ella pensaba, tenía su lado oscuro y posesivo y no quería hacerle daño, sin embargo no aguantaba más la falta de su presencia.
Un auto iba llegando pero no era el de Aspros...La mujer de sus sueños iba llegando pero no estaba sola, estaba con ese sujeto, Aioria tenía razón la había perdido por imbécil.
Mientras la observaba sonreír junto a él, su corazón se desgarra en silencio. La nostalgia de la infancia compartida se desvanece, reemplazada por el eco de lo que podría haber sido. Celos y tristeza se entrelazan, una madeja de dolor que lo aprisionaba, La culpa susurra secretos de oportunidades perdidas, pero la esperanza, una llama tenue, persiste. En este torbellino emocional no supo en que momento se puso de pie pero ya estába frente a ellos, ambos lo recibieron sorprendidos.
Deimos tenía la elegante palma blanca de Saga entre la suya para darle un beso de despedida con sabor a derrota y rechazo, es alejado abruptamente de la chica que no podía procesar que estaba siendo abrazada posesiva mente contra el pecho de su amado.
—¡ESTA MUJER ES MÍA!
Un grito que salió de lo profundo de su garganta rompiendo años de amistad y superando el temor a lo desconocido y la intensidad de su sentir, el rubio solo dio una risa sarcástica y sin despedirse se monto en su coche alejándose, no tenia nada que hacer ahí.
Saga recupero la compostura y después de tortuosos días estaba viendo nuevamente los ojos claros del hombre que por años ha amado sin embargo no podía permitirse ser débil...Aioros no podía simplemente ignorarla tanto tiempo y llegar como si nada a reclamarla como si fuera un objeto.
—¡Que te sucede! ¿A qué estás jugando Aioros? Un día dices que no me quieres para ti y otro simplemente apareces afirmando ante alguien más que te pertenezco, no voy a permitir que te sigas burlando de mí yo...
Sus quejas y reclamos fueron callados.
Aioros con dedos temblorosos, acarició su cabello, deslizando su mano hacia la curva de su cuello. Ella se estremeció, sintiendo su aliento cálido en su piel.
Sin una palabra, él inclinó su rostro hacia el suyo, sus labios rozando suavemente los de ella. Fue un beso suave, y intenso, lleno de deseos reprimidos.
Saga se volvió hacia él, sus ojos cerrados, abandonándose al momento. El beso se profundizó, sus labios se movían al unísono, como si el tiempo se hubiera olvidado.
El mundo exterior desapareció, dejando solo el latido de sus corazones, unidos en ese instante robado.
—Te quiero Saga...desde que tengo memoria, solo que no me atrevía a exceder algún límite contigo, no soy como piensas no soy una buena persona, no quiero hacerte daño pero no quiero que alguien más se te acerqué, tenía miedo yo...
—Aio, no decides si te hacen daño en esta vida pero si quien te lo hace, y me gustan mis elecciones, yo te adoro no podría pensar en alguien más siempre has sido tu.
—Mujer serás mi muerte...
Volvieron a juntar sus labios en un añorado beso—Esto es un sueño hecho realidad, me da miedo despertar y que no sea real.
—Lo es, no quiero separarme de ti Saga, ahora que te probé no creo tener autocontrol.
—¿De verdad me quieres así Aio? Me sentí muy triste cuando cambie con la intención de que me miraras y ni siquiera lo notaste.
—Tienes razón, no lo noté Porque yo siempre te he visto hermosa, desde que eras una niña con corte de hombre, antes y ahora, siempre has estado en mi corazón.
Dos almas conectadas desde la infancia, descubrieron un nuevo ritmo en su relación. La amistad se transformó en amor con el paso de los años, el temor fue vencido dando paso a un sin fin de posibilidades, tal vez podría o no funcionar pero nada de eso importaba mientras hoy estuvieran en los brazos del otro...
Fin
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Holaa! Esta historia es especialmente para mi amiga GeminiNoSagittarius que está hoy de cumpleaños, espero que haya sido de tu agrado y que disfrutaras la historia.
No acostumbró a cambiar el género pero quería dar este presente con un toque diferente ya que ella es la reina del Aioros x FemSaga, si les gusta está pareja los invito a su perfil que tiene historias increíbles de esta shipp.
Abracitos virtuales nos leemos en otra ocasión y nuevamente feliz cumpleaños amiga.
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