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¿Cita?

—Billy, ¿te encuentras bien?

Al final había terminado yendo hasta él. Los demás alumnos aun no ingresaban y yo necesitaba conocer el motivo de sus lágrimas, aunque ya me lo imaginaba.

—Si, señorita. No es nada—me dice con el timbre de su voz delatándolo por lo inestable.

Pienso en irme y no indagar mas pero no lo hago, es más me acerco un poco y busco su mirada.

—¿Seguro?—una gran pregunta encerrada en una sola palabra.

Esta vez él realmente me mira. Parece estar decidiendo en si es buena idea abrirse con alguien que es practicamente un extraño. Sé que mi interés en su bienestar tal vez le resulte extraño.

—Supongo que es todo—se rinde en un suspiro—La mudanza, dejar todo lo que conocia para empezar de nuevo...no quiero estar aqui, pero aun no tengo la independencia ni los recursos para marcharme, si los tuviera...

Deja el resto de la oración flotando en el aire.

—Es espantosa esta edad, ¿no cree?—continua antes de que pueda responderle—No soy grande ni pequeño, soy, algo en el medio.

Lo contemplo con toda esa ternura que me produce.

—¿Cuantos años tienes?, ¿diecisiete, dieciocho?

—Diecisiete—me responde—Cumpliré los dieciocho en dos meses.

Asiento ampliando un poco más mi sonrisa.

—Diecisiete años—cavilo—Créeme Billy, no hay mejor edad que esa. Sé que no es fácil empezar de nuevo, yo misma estoy pasando por algo similar. Pero, si tratas de hacer amigos, de crear nuevos intereses, de conocer más esta hermosa ciudad, el proceso va a ser más sencillo, te lo aseguro. No te encierres, ¿si? eso nunca es positivo.

Billy me mira con una intensidad tal que parece que mas que un consejo le di todas las respuestas que necesitara en su vida. Tiene una gran sonrisa. En su país debió haber sido todo un rompecorazones.

—Gracias—me dice—En serio, lo que me acaba de decir me ayuda mucho.

Estoy por contestarle cuando el barullo que se oye desde los pasillos me dice que mis alumnos estan a punto de ingresar. Mientras camino hacia mi lugar los veo entrar uno a uno.

Poco despues comencé la que sería mi segunda clase. Tuve la idea de respartir a los chicos en dos grupos. A cada grupo le di dos autores distintos y un par de obras para que hicieran un trabajo colectivo; una critica y comprension del texto personal y grupal.

El grupo, en su mayoria, prestaba atención y era comunicativo. El ambiente era relajado y ameno. Realmente eran un curso colaborador y tranquilo.

Las horas pasaron en el reloj. Antes de concluir la clase les hice un anuncio.

—Chicos, me gustaría animarlos a participar de un grupo de lectura. No es obligatorio, pero si sumará puntos a los que participen. A diferencia del trabajo que les asigne, este será de temática libre. Billy, ponte en pie así todos te reconocen—él lo hizo con su habitual postura nerviosa—. Él sera el encargado de elegir algunas obras, con mi ayuda. El que este interesado por favor hagámelo saber.

Cassie fue la primera en levantar la mano. Se veía muy emocionada. Luego se le sumaron un par de chicos más. En total unos diez o once, no era un mal número.

Bill los anoto en una hoja que le entregue con mucha diligencia. Esto me hizo sonreir, estaba logrando que saliera de la cueva y se sentia genial.

Cuando la clase del dia finalizó y casi todos salieron a la velocidad de la luz, me quedo conversando con Cassie. Me hizo saber cuan feliz estaba por pertenecer al grupo de lectura, que siempre había querido ser parte de uno, que ella tambien escribia algunos cuentos e historias cortas, que me los traeria la proxima clase para que yo le diera mi parecer. En fin, hablo muy rapido y mucho, y yo no perdi ni una de sus palabras; habia un gran potencial escondido en ella.

Cuando Cassie salio puse mi atención en Billy, quien juntaba sus cosas muy lentamente. Me imagine que quería decirme algo así que me dispuse a esperarlo.

Dos minutos despues estaba frente a mi escritorio.

—Realmente me sorprendio que haya tomado en cuenta mi iniciativa—me dice con una seguridad que no le conocia.

—No tienes nada que agradecer, te dije que me parecia una buena idea—le respondi—¿Pudiste anotar a todos los participantes, y a las obras que recomendaron?

Él me enseño la hoja que le di. Habia hecho un trabajo prolijo y cuidado.

—Si—me responde con cierto orgullo—Somos once y recomendaron doce novelas. Ah, en cuanto a eso, ¿cuando elegiremos los libros? usted dijo que lo haria conmigo.

La verdad es que aun no tenia un donde y un cuando pero no tarde en hallarlos.

—Dejame ver... ¿Qué tal pasado mañana en la ultima hora?

Era un buen lugar y momento. Mi clase era la primera, tres veces a la semana.

—Genial, Seño—exclama Billy con entusiamo—el jueves, ultima hora, en la biblioteca ¡es una cita!

Sé de que manera lo dice pero igual me inquieta un poco.

—No es cita—le aclaro, solo por las dudas—Es una reunión de trabajo escolar.

—Claro, claro—me dice como restandole importancia a mi aclaracion, luego me saluda con un gesto de su mano y se va.

Soy conciente de que es lo más tonto e inocente del mundo pero aun asi aquel nombre que Billy le puso a nuestra reunión me tiene absurdamente ansiosa todo el día.

Llega la noche y esa sensación todavía me acompaña. Y no viene sola, viene acompañada por un rostro bonito, unos ojos impactantes y una dulce sonrisa.

—¡Qué rayos, Lizzie!—me reprendo por ese "algo" que no sé que es.

Apreto fuerte los parpados al mismo tiempo que me cubro con la cobija. "¡Es una cita! sus palabras hacen eco en mis oidos, ¡Por Dios, que tonteria!

Pero si lo era, ¿Por qué me sentía así?

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