↬Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 29↫
¿En dónde
estoy?
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J. Jung Kook
Abrí mis ojos lentamente, sentía una pesadez en ellos muy abrumadora y lo primero que logré visualizar era que estaba en una habitación blanca, ¿Por qué me encontraba aquí? ¿Qué había pasado con mi esposa? ¿Dónde estaba la doctora Yi Minyoung?
Me dolía el cuerpo por completo, tenía bandas cubriendo mi rostro, podía sentirlas a excepción de mi cabeza, aún tenía mi cabello largo en ella y solo pequeñas imágenes venían a mi cabeza como una lluvia de ideas, pero muy tortuosas, ¿Por qué recordaba mi accidente? Había pasado más de medio año desde que pasó, desde que mi vida había cambiado a mejor.
—¿Jung Kook? ¿Estás bien, hijo? —la voz de mi madre resonó en mi cabeza.
—¿Qué hago aquí, mamá? —pregunté acostumbrándome a la luz de la habitación donde me encontraba.
—Hijo, por fin despiertas, ¡Hannibal, nuestro hijo ya despertó! —gritó con tal emoción mi madre que fue difícil no ignorar sus palabras—. Oh, Dios, iré por el doctor —solo desapareció de aquellas cuatro paredes blancas, dejándome solo con una gran confusión.
Estaba bien, adolorido, pero bien, ¿Qué había pasado con mi hijo? ¿Había sido un mal sueño? ¿Una pesadilla tal vez? Sabía que me recuperaría, que volvería a ser el mismo y lo estaba logrando por la insistencia de Soora, ella confiaba plenamente en mí, ya empezaba a caminar y dentro de poco volvería a jugar, llenándola de orgullo y claramente, a mi hijo igual.
Sería grande otra vez.
La puerta se abrió y dejó ver a mis padres, junto al doctor cuyo nombre y apellido no pude leer en su bata blanca, aún se me imposibilitaba visualizar objetos y cosas a lo lejos.
—Que bueno que despiertas, hijo, estaba tan preocupada por tí —mi madre acarició mi mano y besó mi cabeza con delicadeza—. Estás algo rojo y morado, pero dentro de poco estarás bien, ¿Verdad, Doctor?
El doctor se acercó y asintió, tenía una especie de martillo neurológico en su mano.
¿Por qué debían verificar si mis miembros inferiores funcionaban? Tenía una semana caminando, no de la mejor manera o erguida, pero lo había logrado.
—Hola, Jung Kook, soy el doctor Kawon —intenté alzar mi mano, pero la misma cayó de golpe en la camilla, ¿Qué me pasaba?—. Lamento decirte que tuviste un horrible accidente e intentamos salvar tu vida, pero no podrás hacer las mismas cosas que hacías antes, principalmente, jugar béisbol en los próximos años —lo miré confundido, ¿Un accidente? Eso pasó hace meses.
—Disculpe, Doctor, ¿De qué accidente me habla? Yo tuve uno hace meses y me recuperé de ello —le informé sin tantos detalles, ganándome una cara abrumadora de todos los presentes.
—¿Un accidente hace meses? Jung Kook, acabamos de salvarte... Puede ser que mientras te rescatábamos, tu mente creó eventos que no han sucedido y todos son sacados de tu imaginación —determinó el Doctor tocando su mentón.
—Eso no es posible, estoy casado... Mi esposa se llama Soora y está embarazada —alegué alegre, esa era mi vida y no esta, esto debía ser un error.
—Lo siento, Jung Kook, pero tú accidente te dejó incapacitado —comentó dejándome helado.
—Pero ¿Dentro de unos años podrá jugar, Doctor? —mi madre hablaba por mí, mientras yo estaba en mi ensoñación y recordando cada cosa que había vivido, había sido real.
Esto debía ser una broma.
—Hay un pequeño porcentaje de que su vida vuelva a la normalidad, pero hay un alto porcentaje a que quede totalmente parapléjico, todo dependerá de que tan bien sane su cuerpo... —lo interrumpí, eso no era cierto, tenía una vida normal como la de cualquier hombre y había sido curado con el amor, la paciencia y la insistencia de mi esposa.
Se lo debía todo a ella.
—Mi cuerpo ha sanado, puedo caminar —orgulloso comenté, ¿Por qué nadie podía ver mi gran triunfo?
—Jung Kook aún no puedes asimilar lo ocurrido y tu mente distorsiona la realidad —el doctor me examinaba y me observaba como si estuviese mintiendo.
—¿Eso que quiere decir, Doctor? —mi madre habló nuevamente, ignorando por completo todo lo que salía de mi boca y sólo prestando atención al doctor.
—Que el impacto en su columna y cabeza fue tan fuerte, que su capacidad motora... —solo dejé de escuchar al doctor, el llanto de mi mamá era aún mayor y no podía concentrarme en lo que estaba mal. Este no era yo, debía ser un error—. Lo siento mucho.
—No —intenté pararme de la camilla, pero mis piernas no respondían... No podía estar pasandome de nuevo— ¡No, deben escucharme! —ñedí su atención, pero fui ignorado— ¡Llamen a mi esposa y a mi chófer Carlos, quiero irme a mi casa! —pedí intentando ponerme de pie.
Era inútil.
—Jung Kook, te harás daño si sigues haciendo un gran esfuerzo, debes dejar que tu cuerpo descanse. No queremos que las heridas se abran de nuevo.
Era inútil moverme y estaba desesperado, quería ver a mi esposa ahora.
—Hijo, no te hagas más daño —mi madre intentó mimarme, pero sólo la alejé, por su culpa mi hijo había muerto, lo estaba recordando.
—¿Más del que tú me hiciste? —la miré furioso— ¡No me toques! —grité desde lo más profundo de mi garganta— ¡Por su culpa mi hijo está muerto! —grité aun más alto, quería eliminarlos a ambos de la faz de la tierra.
—¿Hijo, qué te pasa? —intentó acercarse, pero hice mi mayor esfuerzo para que no lograra tocarme.
—¡Enfermera, un tranquilizante! —gritó el Doctor al ver mi estado alterado.
No estaba loco, quería volver a mi hogar, ¿Era mucho pedir? No perdería a mi esposa por estar metido en este lugar.
Una enfermera entró a la habitación haciendo resonar la puerta contra la pared, vestía su uniforme blanco y una jeringa estaba en su mano derecha, su cuerpo se me hacía familiar y eso que conocía a muchas mujeres como para recordar uno de forma tan exacta. Sus ojos verdes me miraron preocupada y me relajé, sabía que había visto esa talla de sostén en una mujer tan curvilínea y un trasero tan lindo, redondo como el de ella.
—¡Soora! —grité emocionado— Gracias a Dios estás bien... No me permiten irme de aquí y quiero volver a casa contigo —le hablé pidiendo su ayuda.
Ella sólo me miró desconcertada, acercándose a mí para inyectarme aquel tranquilizante, ¿Cuándo Soora había estudiado enfermería? ¿Acaso ella también creía que estaba loco?
—Disculpe, Señor, pero no lo conozco, solo soy una enfermera de esta clínica... Quizás me confunde con alguien más —explicó, mientras susurros adornaban la habitación donde estaba.
—No, yo te compré y eres mi esposa. Estabas embarazada y perdiste al bebé en un aborto... No juegues conmigo, lo lamento tanto —dije al borde de las lágrimas.
No, por favor, Dios. No me quites a mi Soora.
—¿Cómo sabe mi nombre y lo del aborto espontáneo? —preguntó parando su acción y mirandome fijamente.
—Porque tú eres mi esposa, la razón del porque estoy con vida —sus ojos ya no me transmitían lo enamorada que estaba de mí, pero yo la recordaba al pie de la letra y no me importaba, solo la quería de vuelta.
—Disculpe nuevamente, pero se está equivocando de persona otra vez, Señor Jeon —sus labios en forma de corazón rosados se movían y yo solo me concentraba en su rostro—. Listo, Doctor. Paciente sedado —notificó alejándose de mí.
—No, por favor, Soora. No me dejes —supliqué—. Tú eres mi mundo entero.
Meta del capítulo:
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Gracias por leer♥️
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