↬Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 17↫
¿En dónde
estás?
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Y. Han Soora
Salí del vestidor con los nervios a flor de piel, era muy poca ropa para un cuerpo como el mío y no era precisamente por ser insegura, pero tampoco me llamaba la atención que cinco hombres me vieran semidesnuda para ver la lencería que lanzarían al mercado en una talla... grande.
Caminé hacia ellos y sus bocas abiertas, con baba descendiendo al suelo que era de madera clara y sus párpado bien abiertos confirmaba mi temor, no quería que todos me vieran de esa forma.
—Ya vieron lo que querían ver, ahora quiten los ojos de mi esposa o los despido a todos.
Sonreí nerviosa, Jeon estaba celoso, podía ver una vena sobresaliendo de su frente.
Caminé un poco más pasando delante de ellos, mientras ellos fingían que no me veían para no poner en peligro su puesto de trabajo, aunque no creo que a Taehyung le importe mucho, porque sentía su mirada penetrante en mí y apuesto que él sentía la de Jeon en su persona.
—Tu esposa tiene las medidas y el cuerpo perfecto, ¿Qué tanto te molestaría que tu esposa fuera la modelo de ésta nueva colección? —habló Namjoon el fotógrafo y quería desmayarme.
¿Yo? ¿Modelo? Ni en mis mejores sueños podría ser una de esas chicas con increíbles cuerpos en la televisión, promocionando algún producto.
—¿La modelo? —pregunté con cierto desconcierto, quizás había escuchado mal.
—¿Molestarme? No, no me molestaría, solo no quiero que babeen como unos imbéciles, justo como hacen ahora —justificó Jung Kook sin desviar su mirada de mí.
—Sí, señora Jeon, tiene el cuerpo perfecto para lucir esa lencería y el liguero —me dedicó una sonrisa y volvió a Jeon—. Los sacaré a todos del estudio y lo dejaré a usted solamente.
Aquello nos dejaba más tranquilos.
Sus miradas me incomodaban.
—Perfecto —mi esposo se cruzó de brazos, esperando a que sus socios y personal salieran del estudio.
—Ya me escucharon, salgan, por favor —pidió Namjoon con amabilidad, acomodándose los lentes de pasta negra.
Taehyung y Jimin hicieron un movimiento de cabeza para despedirse de mí, cosa que imité para despedirme de la misma forma; Nick me dió un repaso rápido y salió por la puerta como el corre caminos, mientras Namjoon acomodaba la cámara y Jeon se acercaba en su silla de ruedas para mirarme más de cerca.
Esperé instrucciones del fotógrafo, porque no tenía ni la más mínima idea de lo que debía hacer, ni como posar y menos que cara poner, ni siquiera sabía cómo lucir seductora en la cama, claro que menos iba a saber frente a una cámara.
—No te pongas nerviosa, Soora, yo te indicaré y de a poco te acostumbraras a mis indicaciones, aunque no tengan nada de sentido para tí —me aseguró. Asentí con cierto temor e intenté aparentar que me sentía segura de mi misma—. Me encantaría verte con el cabello suelto.
Llevé mi mano a la coleta que llevaba y la solté, dejando que mi cabello ondulado cayera por mis hombros y espalda, lo alboroté un poco para hacerme lucir sensual y todo delante de la atenta mirada de Jeon.
—Hermosa —Namjoon se acercó a la cámara dispuesto a empezar con la sesión de fotos—. Coloca ambas manos en tu cintura y abre un poco más las piernas —primera indicación que cumplí sin problemas—. Perfecto, no te muevas —sus palabras me dejaban confundida. Me helé, ¿Qué cara se supone que tenía en estos momentos?—. Muy excitante —le escuché decir y me tensé, no es normal que digan ese tipo de cosas sobre mí persona.
—Namjoon —reprendió Jung Kook con respecto a su vocabulario.
—Recuerda que estoy casado —se defendió Namjoon—. Cambiemos de posición, Señora Jeon.
—Puedes decirme Soora —tragué saliva nerviosa.
—Está bien, Soora.
Jeon se notaba incómodo ante la situación, ¿Para que mentir? Yo estaba igual que él.
—Necesito una más sensual y me gustaría que fueras tú misma.
Delante de la cámara había una enorme cama matrimonial con decoraciones en rojo, blanco y negro, dándole un toque romántico, pero erótico a la vez. Caminé hacia ella y me senté con las piernas abiertas, dejándome prácticamente expuesta delante de la cámara, erguí mi cuerpo y dirige mi vista hacia el suelo.
Escuché ese sonido que hacia la cámara cuando tomaba la foto y sabía que a el fotógrafo le había gustado. Dejé de mirar al suelo y los miré a ellos que tenían una cara de sorpresa enorme, como si nunca hubiesen visto a una mujer posar en ropa interior frente a una cámara.
—Dejaré que hagas las poses que quieras, ¡Eres fantástica!
Intenté no sonrojarme, esto era netamente profesional.
Solo me dejé llevar hasta acabar con la sesión de fotos. Había sido la experiencia más grandiosa del mundo, por un momento me sentía el centro del universo y más cuando el sonido de la cámara me captaba en ese momento.
Hice una reverencia y le agradecí a Namjoon por esta gran oportunidad, ya que estaría en cada publicidad de la lencería y eso era increíble, no me sentía como una inútil. Mientras Namjoon revisaba las fotos y seleccionaba sus favoritas, yo me acercaba a Jeon para agradecerle todo lo que me estaba pasando de igual forma, pero fue imposible no notar algo que le dolía más que cualquier otra cosa en este momento.
—Mira, Soora, estuviste hermosa, pero no me agrada la idea de volverte a ver posando para uno de mis amigos, provocando cosas en él —me miraba serio y remojé mis labios con cierta lentitud.
—Kook, gracias —me acerqué y besé su mejilla como de costumbre—, pero creo que al único que le he provocado cosas es a tí —sonreí casi contra su oreja—. Deberías tapar esa gran erección —me sentía victoriosa.
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Las clases de manejo y la publicidad de la lencería habían sido todo un éxito, aunque estaba más que nerviosa por ser la nueva imágen de la empresa Jeon y peor aún si era su esposa... Tampoco tenía ganas de que la gente hablara demás sobre mi persona, porque no sabían exactamente sobre nuestra historia juntos y menos las circunstancias que me llevaron a ser la nueva imágen de una famosa empresa.
Sería la envidia de todas las mujeres, porque si antes no me conocían, ahora ya sabían quien era y donde podrían encontrarme.
Una semana había pasado de la sesión fotográfica y dos días desde que me dieron la licencia de conducir, estaba orgullosa de mí por hacer algo a la perfección y que por primera vez podría transportarme a cualquier lugar sin tener que pedirle a un empleado que me lleve.
—¿Y esa gran sonrisa, cielo? —preguntó mi esposo, mientras almorzabamos en el gran comedor de nuestra casa.
—Estoy muy feliz a tu lado —confesé llevándome un pequeño trozo de carne a la boca, estaba más que deliciosa.
—Tú también me haces muy feliz.
La fiesta la llevábamos completamente en paz y disfrutábamos de nuestra compañía al ver películas, en cada una de las comidas, en ciertas reuniones en su empresa y en sus terapias, por fin nuestra relación estaba bien encaminada y no se iría de picada, terminando de forma desastrosa.
—¿Qué opinas sobre mi pronta carrera de modelaje? Podría ser la modelo de ropa interior de tu empresa y por lo que sé, Nick te mostrará nuevos bocetos de ropa íntima.
Jeon se atragantó con el jugo de naranja que estaba bebiendo.
—¿Tú quieres trabajar para mí?
Asentí con determinación.
—No necesitas dinero, yo puedo dártelo todo, hasta la luna si me lo pides.
Lo miré con ternura.
Podría haberme tocado un hombre violento con ciertas adicciones al sexo, ancianos a punto de morir o que solo quisiera reproducirse constantemente, pero sin dudas me tocó el hombre más lindo del mundo y que solo le importaba mimarme, complacerme, quererme sin tener la necesidad de imponerme cosas y sobre todo, respetarme.
Era el hombre de los sueños de cualquier mujer.
—No quiero sentirme inútil —tomé el vaso de cristal que contenía jugo de naranja y lo llevé a mis labios para degustar aquel sabor.
—No lo eres, preciosa. Además, no me agrada la idea de que otros hombres te miren con deseo, cuando solo yo puedo hacerlo.
Solté una pequeña risita nasal.
—No conocía este lado tuyo tan posesivo —me burlé.
Desde hace días ha impedido e insistido a los empleados que conocía desde que llegué a esta casa que no me miraran más de la cuenta, porque lo que ellos admiraban era suyo.
—Solo cuido a mi esposa de hombres que intenten sobrepasarse con ella —asentí.
Era tan lindo.
—Lo sé, Kook.
Limpió las comisuras de sus labios con la servilleta de tela, mientras Nana llegaba hasta nuestra mesa con el postre, parecía un brazo gitano de chocolate con chocolate y fresas en el interior. Cortó aquel postre en rodajas considerables y me acercó un plato con aquella delicia.
—Espero y lo disfruten, par de tórtolos.
Fue un hecho sonrojarme.
Jung Kook y yo parecíamos una pareja muy enamorada, como si nos conociéramos de toda la vida y estuviésemos predestinados a estar juntos hasta que la muerte nos separe.
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Estaba abrazada al pecho desnudo de Jung Kook, donde dibujaba en su piel con mi dedo índice. Él respiraba con tranquilidad y a un ritmo moderado; su ceño se fruncía cada ciertos minutos y su cuerpo se tensaba mientras soñaba, me había tomado la molestia de mirarlo antes de echarme a sus brazos para dormir más a gusto, pero todo fue en vano, mi teléfono comenzó a sonar con mucha insistencia.
Me senté de golpe en la cama al leer que un número desconocido me llamaba a tales horas de la noche, porque consideraba de mala educación llamar a una persona pasada de las nueve de la noche, porque el sueño era sagrado.
—¿Si? —Contesté con cierto temor. Nadie debería estar llamándome a éstas horas.
—Soora, te necesitamos, es urgente —Aquella voz de una mujer alterada hizo que los vellos de todo mi cuerpo se pusieran de punta.
—¿Rose? —Podría identificar cualquiera de las voces de mis hermanas.
—Necesito que vengas, Soora. Ayúdanos a salir de este martirio —Insistió, mientras escuchaba golpes en el fondo de aquella llamada.
Mi cuerpo tembló y sólo decidí hacer lo correcto.
—¿En dónde estás?
¡Hola, ¿cómo están?!
Todos los sábados traeré “Es cuestión de percepción”, pero como ya tenía el capítulo listo, decidí traerlos a tales horas de la mañana de este hermoso Miércoles ❣️
Espero y lo disfruten.
Gracias por leer♥️
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