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↬Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 16↫


Es  la  esposa
del  jefe.

|↬↫|

J. Jung Kook

     Dos semanas se habían ido, el tiempo estaba pasando extremadamente rápido, pero todo tiene su recompensa al final de cada esfuerzo, porque Soora y yo habíamos mejorado nuestra relación, ya no éramos ese tipo de desconocidos a nada de ser enemigos, poco a poco comenzabamos a convertirnos en amigos y a comunicarnos de la forma más sencilla: sin mentir, sin ocultarnos las cosas y sin restricciones de contenido.

     —¿Seguro que no quieres que entre contigo? —estábamos frente a la puerta del gimnasio, donde mi entrenador y el fisioterapeuta hacían milagros para volver a tener mi movilidad—. Es la primera vez que me pides que me quede afuera —ella no estaba conforme.

     —Seguro —besé su mano y la solté.

     John Deere mi entrenador, había abierto la puerta de cristal para facilitarme la entrada al gran espacio de práctica y recuperación. John saludó a Soora y le extrañó que ella no entrara detrás de mí, cosa que ella no tardó en explicarle resumidamente. Pero la realidad era que no quería que ella me viera fracasar de nuevo, no había podido lograr que alguno de los dedos de mis pies se movieran y era una mala señal, ya habíamos tenido seis sesiones y no había sentido ninguna mejoría.

      —¿Cómo te sientes hoy?

     Miré al moreno con desgano, no tenía el optimismo delante, porque tenía la realidad golpeando mi cabeza, una y otra vez.

     —Estoy bien.

     —No parece, dejaste a tu esposa afuera, ¿Por que? —John siempre cuestionaba todo lo que hacía.

     —No quería que viera al fracasado de su esposo esforzándose para obtener cero resultados —solté un suspiro, lo había estado reteniendo desde que llegamos—. Ni siquiera puedo lograr sentir mis piernas.

     Quizás era egoísta conmigo mismo y mi cuerpo aún no había sanado por completo.

     —Llevamos pocos días, Jeon, no te castigues por ello, necesito de tu paciencia y positividad. La mente es aún más poderosa que el cuerpo y si te lo propones, volverás a caminar en menos de lo que canta un gallo —insistió John.

     —No quiero seguir ilusionandome, tampoco quiero ilusionarla. Ella confía en mí —sonreí falsamente, no quería que el fisioterapeuta me oyera o siquiera me escuchara hablar con tanta negatividad, porque descartaría mi caso—. Hola, Doctor Kang —alcé mi mano y él estrechó la suya con la mía.

     —Es bueno verte, ¿Listo para los masajes y el calentamiento?

     Expresar que no estaba contento de estar aquí me estaba costando.

     —Sí.

      —¿Y tu esposa? ¿No pudo venir hoy?

     —Le pedí que se quedara afuera, ya sabe, tiene tantas cosas en su cabeza que organizar.

     No muy convencido asintió.

     John acomodó una de las colchonetas en el suelo liso de madera clara y me cargó como si no pesara nada; calculaba que él hacía ejercicio cada segundo de su vida, para ser honestos y obtener esa musculatura tan gigante, debías excederte en el gimnasio. Me acostó en ella boca arriba de forma lineal y comenzó con los masajes en mis piernas, seguido de algunas flexiones en ellas, no podía dejar que mis miembros inferiores se atrofearan o atrasaría mi recuperación.

     Cerré los ojos, imaginando todo lo que antes podía hacer por mi mismo, era aterrador como la vida te podía cambiar de la noche a la mañana, sin darte cuenta o siquiera esperarlo; no podía hacer otra cosa además de imaginarme lo grandiosa que era mi vida antes, porque no sentía mis piernas ni siquiera lo que John hacía en ellas y esa era la peor parte.

      —Necesitas motivación —habló el doctor Kang haciendo que abriera mis ojos de golpe para prestarle atención.

     —¿Motivación? —quizás necesitaba un milagro, de esos que no existen.

     —Sí —dijo con una sonrisa en su rostro.

     —¿Qué es lo primero que harías si volvieras a caminar? —preguntó John estirando mis piernas y haciendo unos masajes en ellas.

     Pregunta difícil. Me gustaría correr por todo el centro de rehabilitación de la clínica y que al final este Soora, esperandome con los brazos abiertos, feliz de verme y por fin correr hacia ella, cargandola y dejando que sus pies vuelen por el aire, mientras mi cabeza descansaba en el hueco de su cuello, inhalando su delicioso aroma.

     —¿Ves? Esa persona que te imaginaste debe ser tu motivación, porque esa cara de enamorado no te la quita nadie —afirmó el doctor Kang con un movimiento de cabeza, hacia arriba y hacia abajo.

     —Se trata de tu esposa, ¿No? Se nota que te hace feliz —John trataba de leer mis pensamientos y no iba por mal camino—. Entonces, lucha por ella —decirlo era sencillo, volverlo realidad era lo complicado.

     —Es que mi cuerpo no responde —me excusé.

     Bravo, Jeon, lo haces de maravilla. Vaya, imbécil.

     —Tu miembro masculino tiene erecciones, en otras palabras, se te para el pene, ¿Acaso eso no es una buena señal para tí? —el Doctor Kang alzó una ceja molesto, no le gustaba que me rindiera tan fácilmente.

     —Sí. Pero...

     —No dejes de luchar, no muchos hombres logran ese avance como tú y lo echan por la borda porque creen que nada es posible —me interrumpió John, ambos hombres intentaban motivarme, incluyendo a la persona que quería a mi lado.

     —Lo entiendo, pero...

     —No. No lo entiendes, podrás tener hijos, incluso si no volvieras a caminar, mientras otros hombres que caminan luchan para poder tener hijos propios a diario.

     Y aquello golpeó mi realidad.

     —No te rindas, lleva a tu esposa a pasear, a divertirse ambos; tengan una velada fuera de casa, en un hotel, tengan una gran noche de sesión de sexo —John seguía comentando con tanto esmero.

     Lo miré un poco abrumado por sus palabras, ¿Sexo? Aún no sabía que significaba eso.

     —No es fácil —solté junto a un bufido.

     John terminó de masajear mis piernas y continuó con los dedos de mis pies.

     —¿Por qué? ¿Más excusas?

     El doctor Kang comenzaba a agotar mi paciencia.

     —Es virgen —ambos hombres me miraron atónitos—, pero gracias por su ayuda.

|↬↫|

     Luego de aquella fisioterapia, fuimos a casa y cambiamos nuestra vestimenta para venir a mi trabajo, porque me gustara o no, no podía faltar, hoy era la sesión de fotos de los diseños de lencería más sensuales que habían visto en el planeta tierra.

     —Gracias por acompañarme, cielo —le dediqué una sonrisa antes de entrar a mi oficina, estábamos tomados de las manos.

     Hoy era un día importante, tendríamos la sesión de fotos de la nueva lencería, ya había aprobado el diseño de Nick y habían terminado el conjunto de lencería hace una semana, todo iba como lo habíamos acordado. Taehyung se encargaba de los costos y balances, Jimin de la mercancía en sí, marchando todo a la perfección y eso era lo único que importaba ahora en la empresa.

     —Luego de ese entrenamiento, no podía dejarte solo —paseó su vista por mi oficina, como si fuera la primera vez que venía a ella—. Además, quería ver la calidad de tu trabajo y acompañarte al mismo —mi esposa se sentó frente a mi escritorio, mientras yo me acercaba a el, buscando con la vista entre todos esos papeles que estaban regados encima una pequeña caja— ¿Necesitas ayuda? —alcé mi vista y negué, no quería molestarla, se veía tan a gusto en ese sofá.

     Y aún más con ese top blanco, unos pantalones negros de tiro alto rasgados en sus rodillas, mostrando un poco de su blanquecina piel y unos tacones  que iban a juego con el color dorado de sus accesorios. Había descubierto cosas maravillosas de mi compañera y una de ella era que amaba los tacones.

     No dormía con ellos de milagro.

     —No, cielo, solo busco tu regalo —al encontrarlo con un gran listón en ella, puse a andar mi silla de ruedas y me acerqué a ella.

     —¿Un regalo? Dios, Jung Kook, sabes que no son necesarios —negó una y otra vez, atrapando inconscientemente uno de sus labios con sus dientes.

     Joder, tampoco se me ponía dura de milagro.

     —Lo es, eres mi esposa y quiero tener detalles contigo, así como nadie los tuvo conmigo.

     Sus mejillas se sonrojaron y le acerqué la caja, ella la tomó curiosa y solo le quitó la tapa, viendo el interior.

      —¿Hablas en serio? —miró con sorpresa el contenido de la caja y asentí— ¡Me compraste un auto! —asentí de nuevo sabiendo que no era una pregunta, mientras veía como sacaba las llaves del auto que había comprado para ella. Necesitaba y quería que fuera un poco más libre, porque yo vivía en carne propia como se sentía estar encerrado.

     No quería que Soora viviera lo que yo estaba viviendo, quería que saliera con sus amigas a divertirse o con Nana al Spa, incluso a la playa a ganar un poco de color en su blanquecina piel o de compras, todo lo que quisiera y así no sería tan dependiente de mí.

     —Tus clases de manejo empezarán el fin de semana, ya contraté a tu instructor.

     Sus ojos se cristalizaron, ella estaba emocionada y yo lo estaba aún más que ella. Si yo no podía ser feliz, por lo menos podría hacer feliz a otra persona, llenando de alguna forma el vacío que tenía muy adentro, allí en lo que llaman corazón.

     —¡No puede ser! —se puso de pie y prácticamente saltó a mi regazo, para abrazarme con fuerza.

     —Quiero que sepas y tengas en claro que podrás salir a todos lados, sin siquiera darme tantas explicaciones, solo necesito saber a donde irás y la hora de llegada, no quisiera ser el último en llegar a la escena si algo te pasara —ella negó y metió su rostro en el hueco de mi cuello, haciéndome sentir una enorme corriente eléctrica al notar como su respiración cálida golpeaba con una de mis partes sensibles—. Si sigues haciendo eso, vas a matarme.

     Ella soltó una risita sonora, volviendo tierno el momento.

     —Gracias, Kook —susurró sintiendo unas pequeñas gotas en mi cuello, apostaba que eran sus lágrimas de alegría.

     Le daría lo que nadie nunca le permitió tener por su cuenta. Nadie le había dado la oportunidad de ser feliz.

|↬|

     —Esto no puede estar pasando —estaba furioso, la modelo para las fotos no se dignaba en aparecer—. Soluciona todo este embrollo ahora, Namjoon —le dí la espalda, conduciendo mi silla de ruedas hacia donde estaban mis socios.

     —Tranquilo, Jung Kook, de seguro vendrá la suplente —intentaba calmarme Jimin, pero no iba a conseguirlo.

     Todo se estaba yendo por la borda.

     —No hay nada, ni siquiera la sombra de una de ellas —si no hacíamos las fotografías ahora, todo el dinero invertido en este día será el triple el día de mañana, perdiendo la inversión principal y aumentando los gastos.

     —Pero no solucionaremos nada mirándonos las caras —esta vez hablaba Taehyung, controlando la situación.

     —¿Qué les parece ese bombón? —todos miramos hacia donde apuntaba Namjoon con descaro.

     Era Soora la que entraba por aquella puerta con unos cafés entre sus manos y una sonrisa en su bello rostro, mientras su coleta alta acariciaba uno de sus hombros.

     Negué con la cabeza, no verían a mi esposa en ropa interior.

     No, no y no, eso sólo lo podía ver yo en privado.

     —Es la esposa del jefe —agregó Nick con los brazos cruzados.

     Todos me miraron como si mis socios no supieran que Soora estaba casada conmigo desde hace unos meses ya.

     —Ni se les ocurra —advertí con cara de pocos amigos.

     —Pero tan solo piénsalo, Jeonsito, así no tendríamos que suspender la sesión de fotos y aumentar los gastos —intentó Taehyung convencerme de que era una buena idea.

     No, Taehyung, no me vas a convencer.

     —No.

     —¿Ocurre algo? —llegó Soora con una gran sonrisa en su rostro, entregándome aquel café que le había pedido con amabilidad.

     —¿Podrías probarte esto? —Namjoon le dió una talla M de lencería roja y otra negra con ligueros.

     —Namjoon —advertí con suavidad.

     —¿La lencería delante de todos ustedes? —su expresión era nerviosa y podía notar como mordía el interior de sus mejillas.

     —Solo queremos ver cómo quedaría en un hermoso cuerpo, con medidas perfectas, así como el tuyo—respondió Namjoon con una sonrisa nada sospechosa.

     —Está bien.

     Y quería morirme, todos verían a mi esposa semidesnuda.

¡Holaaaaa!

No lo negaré, me había quedado parcialmente sin ideas para este capítulo, pero me golpeó la inspiración en estos momentos y aquí está, espero les guste.

Gracias por leer♥️

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