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↬Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 14↫


Arregla ese
desastre.

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Y. Han Soora

-No me mires así, Soora -tenía el ceño fruncido, nana me había traído con la ginecóloga, la cual yo no había llamado-. Las mentiras son malas y decírselas a alguien que está casado contigo no es bueno -me reprendió. Tenía razón, pero tampoco le había mentido.

Solté un suspiro.

Llevábamos más de cuarenta minutos esperando a que la doctora me llamara para entrar a la consulta. Bianca me trajo con la idea de venir a retirar unos exámenes de sangre que según se había hecho unas semanas atrás, pero como verán, era todo mentira, se encargó de hacerme la cita con la doctora que dije que llamaría y que realmente no hice, para empezar a cuidarme y utilizar métodos anticonceptivos.

-No deberías estar nerviosa, no es como si mi Jung Kook te obligara a tener sexo con él, si no quieres, él esperará.

La miré de reojo y volví al punto fijo que miraba antes, la televisión sin volumen en un solo canal y lo único que pasaban eran comerciales.

-Lo sé, nana, pero leí que los hombres necesitan tener sexo o eso les empieza a doler... -tragué saliva al decir "eso", ¿En serio lo había hecho?

-¿Los testículos? Claro, por la acumulación de esperma, Soora. No tengas pena de hablar sobre esas cosas conmigo -tomó mi mano con una de las suyas, era tan cálida.

Ella había notado mi leve sonrojo.

-Por eso quería hacer una cita con ésta ginecóloga, no fue mi intención emocionar a Jung Kook -realmente quería darle una sorpresa, pero no soy capaz de hacerlo por mi cuenta.

-Lo sé y disculpa si pregunto, pero ¿Por qué eras la única virgen en aquel hogar? Es decir, no vivían con hombres -su pregunta retumbó dentro de mi cabeza

-Pues... es un tema complicado -apreté su mano al recordar porque era la única virgen-. El hijo de la señora Lee venía cada fin de semana, pero no solo a ver a su madre como tanto hacía ver, sino, a tener relaciones sexuales con mis hermanas, a la fuerza o no y quisiera decir que las chicas que se criaron conmigo lo aborrecían, no era así, les gustaba ese tipo de trato.

Nana me miró atentamente, sorprendida.

-Les gustaba el sexo a la fuerza -confirmó. Asentí- ¿Y tú, por qué no?

Aquellos recuerdos no eran tan dolorosos, lo había superado y podía hablarlos.

-Porque me despreció, me llamó gorda a lo largo de mi niñez e incluso, alcanzó un punto en mi persona que ya no importaba sobre que opinaba él de mí -por fin podía decirlo sin sentir aquel famoso nudo en mi garganta.

-Lo siento tanto, Soora. Tú eres una niña tan linda y buena que...

-Jeon Han Soora -escuché mi nombre.

Tragué saliva al escuchar mi nombre con el apellido de Jung Kook.

Estúpida secretaria, justamente me llama cuando hablo un punto de mi pasado que había superado.

-Es hora -dice nana y me acompañó hasta donde la secretaria me había llamado.

Seguí a la secretaria hasta llegar al consultorio de la doctora. La saludé cordialmente y le dije el motivo de mi visita, además de que era virgen y que quería comenzar a experimentar el acto sexual con mi esposo, claro que todos conocían quien era mi esposo y se sorprendió al saber que aún no había tenido relaciones con él, más aún cuando Jeon era un chico activo sexualmente.

Después de estar sentada frente a su escrito, cara a cara, siguió con preguntas un poco más personales que tuve que frenar, ¿A ella que le importaba si Jeon lo tenía grande o no? Sólo yo podía conocer esa información.

Me puse de pie y caminé hacia la puerta que había señalado la doctora con anterioridad, habíamos retomado la consulta con normalidad. Ingresé y sólo ví una habitación con una gran máquina, una especie de cama, supongo que para revisarme más profundo, una camilla y la bata que dijo que debía ponerme. Me desvestí poniendo la ropa en un perchero que había junto a la camilla, me coloqué la bata y la doctora enseguida entró.

-Quizás te resulte algo incómodo responder preguntas como las que te hice de Jeon y lo lamento, no fue mi intención incomodarte, solo me emociona conocer a la mujer con la que pasará el resto de su vida.

Asentí. Estaba bien ser curiosa, pero no chismosa de mi vida privada.

-No se preocupe, debo acostumbrarme -dije sin más, ¿Para qué mentir si era cierto?

-Necesito ser lo más profesional posible, siéntate aquí -señaló la especie de cama, hice lo que me pidió. Había cambiado su tono a uno más grueso-. Bien, necesito que coloques tus pies aquí -señaló un posa pies derecho- y aquí -luego señaló el posa pies izquierdo-. Arrímate un poco más... -hice lo que me pidió al pie de la letra- Perfecto, te presentaré a mi amigo, es como una cámara pequeña para ver dentro de tu vagina y aquí -señaló una pequeña pantalla a mi lado- podrás ver lo que yo realmente veo.

Asentí y sin más, comenzó con ese aparato de forma circular, mientras veía en la pantalla mi vagina en todo su esplendor.

-Ya puedes cerrar las piernas -jaló una parte de la cama especial y apoyé mis pies-. Espero y no te incomode, pero necesito revisar tus senos.

-No, claro que no -se acercó a mí y palpó cada uno de mis senos con suavidad-. Están perfectos, ¿Alguien en tu familia sufrió cáncer de mamas?

Negué rápidamente.

Ni siquiera sabía, pero afirmar era un hecho, así que sólo me quedaba negar.

-No que yo sepa -respondí rápidamente.

-Ahora te haré un eco -acercó otra máquina y echó un poco de gel en la parte de mi vientre, más arriba de mi intimidad.

Estaba nerviosa y al parecer ella igual, le temblaba la mano, pero respiró profundo y lo hizo, examinaba mi interior, revisando mis ovarios, las trompas y demás.

Podía verlo todo en esa pantalla.

-Perfecto, vístete y nos vemos afuera para hablar de las pastillas anticonceptivas.

Asentí y ella salió segundos después, dejándome sola en el pequeño cuarto.

|↬|

J. Jung Kook

❝Abrí mis ojos lentamente, estaba en una habitación blanca y mi cuerpo dolía por completo, tenía vendas cubriendo mi rostro y solo pequeñas imágenes venían a mi cabeza, había tenido un gran accidente.

-Hijo, por fin despiertas, ¡Hannibal, nuestro hijo ya despertó! -gritó con tal emoción mi madre- Oh, Dios, iré por el doctor -solo desapareció de aquellas cuatro paredes blancas, dejándome solo con una gran confusión.

Estaba bien, adolorido, pero bien. Sabía que me recuperaría y dentro de poco volvería a jugar. Nada que un buen descanso no pudiera lograr.

La puerta se abrió y dejó ver a mis padres, junto al doctor cuyo nombre y apellido no pude leer en su bata blanca.

-Que bueno que despiertas, hijo, estaba tan preocupada por tí -mi madre acarició mi mano y besó mi nariz con delicadeza-. Estás algo rojo y morado, pero dentro de poco estarás bien, ¿Verdad, Doctor?

El Doctor se acercó y asintió, tenía un especie de martillo neurológico en su mano.

-Hola, Jung Kook, soy el doctor Kawon -intenté alzar mi mano, pero la misma cayó de golpe en la camilla-. Lamento decirte que tuviste un horrible accidente e intentamos salvar tu vida, pero no podrás hacer las mismas cosas que hacías antes, principalmente, jugar béisbol en los últimos años.

Lo miré confundido.

-Pero ¿Dentro de unos años podrá, Doctor? -mi madre hablaba por mí, mientras yo estaba en mi ensoñación.

¿No podría jugar? Era mi pasión el béisbol, sin él, no era nada.

-Hay un pequeño porcentaje de que su vida vuelva a la normalidad, pero hay un alto porcentaje a que quede totalmente parapléjico, todo dependerá de que tan bien sane su cuerpo.

Y solo quería morir en ese momento.

-¿Eso que quiere decir, Doctor? -tenía los nervios a flor de piel.

-Que el impacto en tu columna fue tan fuerte, que tu capacidad motora... -solo dejé de escuchar al doctor, el llanto de mi mamá era aún mayor y no podía concentrarme- Lo siento mucho.

-No -Intenté pararme de la camilla, pero mis piernas no respondían y con eso mis lágrimas comenzaron a caer de mis ojos- ¡No, no, NO!

-Jung Kook, te harás daño si sigues haciendo gran esfuerzo, debes dejar que tu cuerpo descanse -era inútil moverme y estaba desesperado, no quería aceptar que jamás podría volver a caminar.

-Hijo, no te hagas daño -mi madre intentó mimarme, pero sólo la alejé.

No quería su lástima.

-Te lo dije, Yang Mi. Nuestro hijo siempre será un inútil.❞

Abrí mis ojos de golpe, tan solo había revivido una horrible pesadilla. Un brazo estaba encima de mi pecho desnudo y había recordado lo que había pasado anoche, Soora y yo dormimos muy acurrucados, sobretodo, desnudos.

-¿Tuviste una pesadilla? -Soora se levantó un poco, cubriendo su pecho con las sábanas.

Tenía tanta curiosidad de saber como era su cuerpo al desnudo, pero solo pude sentirlo contra mi cuerpo. No era justo, yo quería más.

-Sí, el accidente se repite en mi cabeza -le conté lo que había soñado, no tenía caso guardarmelo.

-Lo superarás, ya verás -se acercó y besó mi frente con delicadeza.

La puerta fue abierta por nana, de seguro nos traería el desayuno como cada mañana y así era, hasta que vió nuestra ropa esparcida por el suelo, quizás querer experimentar algo nuevo no fue una gran idea.

Su cara de horror lo decía todo.

-¡¿Qué es esto?! -su grito llamó la atención de ambos, asustandonos- ¡Dime que no lo has hecho, ella sólo es una niña!

-Tiene veinte años, Bianca -le recordé, mientras ella miraba la escena horrorizada.

-No me importa, ¡Me prometiste que esperarías!

No sabía porque se enojaba tanto.

Lo que prometo lo cumplo y si dije que no la iba a tocar, no lo haría.

-Pero personas de su edad tienen sexo y otras hacen el amor, ¿Cuál es la diferencia que lo hagamos nosotros? -confundir a ambas mujeres era mi especialidad.

-Que tú la quieres embarazar para salvar tus millones, esa es la diferencia y no dejaré que aquello pase, ¿Sabes lo que tu padre haría solo para quitarte a tu hijo? -ella estaba preocupada por mi esposa y yo por mi bienestar, pero al estar con ella, sabía que quería más que solo embarazar a Soora, quería formar una familia con ella-. La matará y tú terminarás en el mismo camino, muerto.

Soora me miró con los ojos muy abiertos, sorprendida por las palabras de nana, pero era cierto, mi padre era el peor ser que tenía en mi vida.

-Ni se atreva a tocar a mis futuros hijos, porque ahí conocerá quien es Jeon Jung Kook -solté sin pensar, Soora no podía creer lo que pasaba.

-¿Ese era tu plan? -oh, estaba enojada- ¡Ahora menos querré tener sexo contigo, solo me querías para darte un heredero! -gritó parándose de la cama, envuelta en una sábana- ¡Eres un idiota, te odio! -atravesó aquella puerta y desapareció.

-Yo... Lo siento, quizás malinterpreté las cosas -nana hizo una reverencia y me tendió la bandeja que tenía entre sus manos.

-Arregla ese desastre.

¡Holaaaa!

Gracias por esperar ésta actualización... No estaba en casa y se me hacía imposible escribir, más publicar, la señal era horrible, pero ya volví con más.

Gracias por leer ❤️

Corregido: 15/10/2023

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