↬Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 09↫
Series, spa
y sorpresa.
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Y. Han Soora
¡Es un imbécil! ¿Cómo se le ocurre decir tal cosa? ¡Yo soy su esposa! Puede que no hemos tenido citas, que no estemos enamorados y menos que ambos queramos estar juntos, pero por lo menos debería respetar mi persona y no decir esas cosas, me hacen pensar muy mal sobre quien era Jeon Jung Kook en realidad.
Un mujeriego.
—Te odio —solté sin más.
—Lo sé y agradezco que tengas algún sentimiento por mí —su tono era muy frío.
Rodé los ojos y Bianca salió en mi rescate.
Venía con su elegante andar de la cocina y una cara de molestia fusionada con preocupación, a puesto que ha escuchado toda nuestra absurda conversación.
—Es suficiente, ambos son adultos y se comportan como unos adolescentes —Bianca mantuvo su postura recta y Jeon rodó los ojos—. También va contigo, Jung Kook —lo señaló con cierta elegancia, ¿Ella estaba segura de que no había nacido en la realeza? Parecía una reina.
—¿Qué? —preguntó desconcertado— Nada de esto es mi culpa, ella empezó con sus estupideces —él me señaló.
Abrí los ojos como platos, ¿Cómo se atreve?
—¿Yo? —pregunté desconcertada—. Tú te pusiste como un celópata —me crucé de brazos, dispuesta a tumbarlo de esa silla de ruedas.
—¡Suficiente! —gritó Bianca llamando la atención de todos en la primera planta— ¡Los que no están en ésta relación, vayan a seguir trabajando! —podía ver como salía humo de sus orejas.
Los empleados que se habían quedado quietos por unos segundos siguieron su camino, hasta yo lo haría. Jamás pensé que Nana pudiera dar tanto miedo cuando estaba enojada, tenía el rostro rojo hasta sus orejas de la cólera que estaba agarrando por nuestra culpa.
—Discúlpame, nana —cabizbaja hablé, era extraño que alguien me gritara solo para reprenderme, me traía muy malos recuerdos.
❝—¡Eres una inútil! —gritaba mi madre viendo el desastre que había ocasionado con uno de sus labiales.
Estaba curiosa y quería utilizar uno por primera vez, pero no sabía hasta que punto debía sacar el contenido y en un intento de ponérmelo en los labios se rompió.
—Dis-Discúlpame, ma-mamá —ella negó tomando ambos trozos de la pintura de labios—. Lo-Lo siento.
—Dame tu mano.
Negué retrocediendo.
—¡Mamá, no, dije que lo sentía, no me darás con un martillo en la mano! —grité con miedo, siempre me amenazaba con hacerlo y simplemente, no quería despedirme de mi mano.
—¡Ahora verás, Soora! —gritó acercándose sin cautela y con mucho odio reflejándose en su rostro.
¿Por qué me odiaba tanto?, ¿Qué había hecho para merecer tal castigo? Asustada, seguí retrocediendo hasta que la puerta de su habitación fue abierta, dejándome ver una figura masculina, era mi padre.
—¡Ni se te ocurra tocar a mi hija!
Él era mi héroe.❞
—No te disculpes mi niña, todo es culpa de Jung Kook —soltó Bianca trayendome de nuevo al presente.
—Pero...
Ella lo interrumpió.
—Pero nada, vete a tu habitación, Soora subirá en un momento.
Jeon asintió no muy convencido y puso su silla de ruedas a andar en dirección al ascensor.
Sentirse bien por como alguien te defendía era algo que no siempre me pasaba, aunque sabía que Nana iba a estar de mi lado, porque ella considera que seré una buena compañía para Jeon y puede ver mis buenas acciones, ella jamás me lo ha dicho, pero puedo sentirlo por la forma en como me trata.
—¿Te parece si vamos al salón juntas? Iré a cortarme el cabello y a pintarlo, quizás tú también deberías hacer lo mismo.
Sonreí, nunca había ido a un salón de belleza y tampoco había pintado mi cabello castaño.
—¿Al señor Jeon no le molestará que cambie mi aspecto?
Ella negó con entusiasmo.
—No, creo que sería buena idea dejar atrás esa etapa de niña buena y buscar un estilo que diga: soy la señora de la casa.
Reí internamente, Bianca ponía su voz más aguda para intentar imitar mi voz y me era imposible ignorar su mal intento de imitación, estaba tentada a reírme.
—Me parece genial, mañana después del almuerzo le dejaré una nota a Jung Kook para que no se preocupe cuando vuelva del trabajo.
Ella tomó ambas de mis manos y asintió.
—Perfecto, no seas dura con él ésta noche, Soora, él te necesita aunque no lo creas.
Asentí fingiendo una sonrisa, ¿Necesitarme? Él quiere deshacerse de mí.
—Buenas noches, Bianca —hice una reverencia y ella negó con su cabeza, no muy contenta con lo que había hecho.
—¿Cuántas veces debo decirte que no debes reverenciarme?
Le dediqué una sonrisa tímida y la abracé para que dejara toda esa amargura de lado.
—Las veces que sean necesarias.
Ella olía realmente bien, pero nada comparado con el Chanel n° 5, realmente era una delicia.
Me separé con cuidado y le dí una última mirada, quería hablar con mi esposo y arreglar todo lo sucedido, aunque en parte era todo su culpa, ¿Cómo se le ocurre despedir a un hombre que depende del trabajo que tiene? Era ilógico, ¿Él acaso sabe si tiene esposa o hijos? ¿Una madre enferma o una familia entera que cuidar? Sea cual sea el problema, no veo porque deba despedirlo, tampoco creo que Ian sea capaz de robarle millones de dólares a Jung Kook.
Subí las escaleras y caminé hacia nuestra habitación, abrí la puerta sin cuidado y miré que todo estuviese en orden para poder entrar, no quería de momento ver a mi esposo desnudo porque realmente no sabría como reaccionar, pero para mi suerte él ya estaba cambiado y acostado en la cama viendo una especie de serie en la gran pantalla.
El Netflix lo tenía muy adicto.
Cerré la puerta detrás de mí y caminé directo al vestidor, quería usar algo bastante revelador para llamar su atención, en una película ví como las parejas resolvían sus problemas con besos y algunas caricias. Me decidí por una lencería roja de encaje y la metí dentro del camisón negro que estaba bien doblado, salí del vestidor y Jung Kook ni siquiera me miró, estaba muy sumergido en esa serie.
Entré al baño y me dí una ducha rápida sin mojar mi cabello, sólo lavé mi cuerpo y lo relajé, había tenido un día pesado. Sequé mi cuerpo con cuidado de no maltratar mi sensible piel y subí por mis piernas la braga de lencería, viéndome al mismo tiempo en el espejo, si no le gustaba así, no le iba a gustar nunca; seguí con la parte de arriba que me hacía ver más voluptuosa y solté mi cabello que estaba atado, revolviendolo para hacerlo ver más natural.
Tomé del lavamanos unos de los perfumes que había dejado encima de el y lo rocié en mi cuerpo, sonreí como una tonta al ver mi cuerpo que no era perfecto en un conjunto caro de lencería.
Me acerqué a la puerta y tomé el picaporte con una de mis manos nerviosa, podía sentir como mi mano sudaba, pero estaba lista para arreglar todo, así que sin miedo a lo que pudiera suceder abrí la puerta y desfilé hasta el lado de mi cama, incluso fingí que se me había caído algo y me agaché dándole una perfecta vista de mi trasero, pero no escuché halagos al respecto.
¿Qué demonios le pasa a este hombre? ¿Por qué aún no dice nada? En amor a distancia el hombre le decía cosas bonitas a su novia cuando la veía en lencería, ¿Qué acaso él no había visto esa película?
—¿Es en serio? —lo miré y él seguía viendo embobado la serie— ¡Jung Kook! —lo llamé, pero parecía imposible llamar su atención.
—Estoy viendo la serie, Soora, tengas lo que tengas que decir puede esperar.
Rodé los ojos ante sus palabras y me metí a la cama, ya no quería intentar más nada y menos con un idiota como él.
Esperar más de treinta minutos para hablar con él se me hicieron eternos, pero un actor llamado K.O. en la serie captó toda mi atención, era alto con ojos oscuros y profundos, tenía un cuerpo muy trabajado, prácticamente salía sin camisa en todo el capítulo, fue muy difícil no sentir cosas ahí abajo, un leve cosquilleo me perseguía e inconscientemente mordía mi labio inferior.
Esto era nuevo para mí.
—Ahora sí, Soora, ¿De qué querías hablar? —preguntó Jung Kook apagando el televisor, justo en el momento que K.O. iba a bajarse sus pantalones.
Como envidiaba a Katy Keene.
—¿Por qué apagaste la pantalla plana? Estaba terminando de ver el capítulo —me quejé.
—¿Acaso no te enseñaron que es de mala educación responder con otra pregunta? —sonaba a reproche. Rodé los ojos, ¿Ahora que le pasaba?— Y porque no quería que siguieras comiendote al actor con los ojos.
Lo miré furiosa y me senté en la cama para enfrentarlo, ya que él no podía hacerlo.
—Es solo un actor, por Dios, Jung Kook —Era más que obvio, jamás conocería a K.O. ni sabía porque se preocupaba tanto.
—¿Sabes qué? No tengamos reglas o condiciones, tú puedes hacer lo que quieras y yo haré lo mismo, no podemos seguir con nuestras peleas.
Parecía tentativa la idea.
—Lo pensaré.
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La alarma del despertador había sonado, sonreí porque tendría un día de chicas junto a la Señora Bianca. Salí de las sábanas y sentí una mirada penetrante en mí, Jeon también había despertado.
—¿Qué tanto me miras? —pregunté tomando la bata que estaba guindada en un lindo perchero, metí cada extremidad en los brazos de la prenda y luego anudé las tiras.
—Esa lencería te queda preciosa, ¿Por qué no me la mostraste anoche?
Puse un dedo en mi barbilla y simulé pensar.
—Porque estabas babeando por la tal Alex de Katy Keene y decidiste no prestarme atención cuando te la pedí amablemente —alcé los hombros sin importancia y me coloqué unas pantuflas de conejo que estaban al lado de la puerta de mi vestidor.
—Oh, vamos, Soora, ¿No estarás celosa de una chica que jamás conoceré?
Solté una sonrisa burlona, mientras caminaba hacia la puerta.
—No me llaman Jeon Jung Kook —y cerré la puerta detrás de mí.
Baje las escaleras con sumo cuidado de caer y saludé al personal que trabajaba en la casa e incluso entablé una pequeña conversación con Ian antes de ir a la cocina para desayunar sola, ya que al señor Jeon le subirían el desayuno y tampoco me apetecía desayunar a su lado.
—Señorita Soora, ¿Qué hace aquí? Ya iba a subirles el desayuno —preguntó HyeLin terminando de poner los platos en la charola de plata con una excelente presentación.
—Me gustaría desayunar aquí, lejos del señor Jeon —sonreí y ella asintió.
Me senté junto al mesón y ella acomodó el plato en frente de mí, todo realmente se veía delicioso ¿Y cómo no iba a estarlo? Ellas eran unas profesionales, pero no solo por eso, también la dedicación y el amor con lo que lo hacían.
Terminé de comer y subí a la habitación, para mi suerte, Jung Kook no se encontraba en ella, apuesto que ya había desayunado y lo habían arreglado para que fuera a su trabajo. Entré a la ducha y enjaboné mi cuerpo con delicadeza, era de piel sumamente sensible y no quería irritarla, tampoco quería verme poco deseable para Jeon. Luego tomé la botella del champú y coloqué un poco de aquel espeso producto en mi mano, para ponerlo en mi cabello y empezar a masajear mi cuero cabelludo.
Al terminar, elegí un lindo conjunto de short con un suéter negro con líneas blancas a mis costados en ambas piezas, junto a unas zapatillas deportivas de color blanco con suelas del mismo color, estaba cómoda y a la moda, me sentía fresca y sobre todo bonita... Y algo sexy, cosa que no acostumbraba en mi vida diaria. Até mi cabello en una coleta alta de caballo y utilicé un maquillaje algo natural, rocié un poco de perfume en mi cuerpo y estaba lista para salir.
Salí de la habitación y bajé las escaleras con rapidez, encontrándome con Bianca a los pies de la escalera, tenía un vestido moderno y ceñido a su cuerpo de un color menta pastel, al verla tuve un debate interno, ambas nos veíamos totalmente diferente para la misma ocasión.
—Señorita Soora, está realmente linda —me miró de arriba hacia abajo y extendió su mano para que la tomara.
—Y usted realmente está muy elegante, Bianca —tomé su mano y me guió hasta la entrada de la casa.
—Sólo espero que te guste a donde iremos —asentí y salí por debajo de aquel marco enorme de aquella puerta.
Ian estaba fuera del auto y cuando nos vió enseguida abrió la puerta trasera para subirnos a el, estaba feliz por él, yo había ayudado a que conservara su trabajo.
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¡Fue realmente increíble! La señora Bianca me llevó a un alucinante spa con baño de lodo, mascarillas costosas y un fascinante masaje, era todo lo que una mujer podría desear después de un tortuoso día; luego fuimos a una peluquería, me sorprendí cuando ingresamos porque nos habían tratado como toda unas reinas. Bianca se cambió el color de su cabello a un lindo gris metalizado y yo la acompañé con un pelirrojo nada llamativo, aprovechándo para cortarlo a media espalda, porque lo tenía muy largo.
Podría jurar que el tinte es casi del mismo color que el de mi cabello.
—¿Qué tal tu primera experiencia en un spa y en una peluquería? —Bianca estaba sonriente, mientras yo buscaba la llave de la casa en un bolso que era de ella.
—Estuvo de maravilla, jamás pensé que podía relajarme tanto —sonreí al encontrar las llaves y las saqué con cierta alegría.
Nadie podría borrar aquella sonrisa que tenía en el rostro.
—Me alegro que te haya gustado, iremos más seguido al spa —y eso tenlo por seguro, Bianca, también invitaremos a mis hermanas para que puedan disfrutar de algo tan relajante.
—Me encantaría que no lo dejáramos de hacer —introduje la llave en el cerrojo y giré la misma, abriendo la puerta segundos después.
Eran las siete de la noche, también habíamos comido en un elegante restaurante un poco de comida tailandesa, pero algo me extrañaba aún más, todo estaba apagado y Jeon no estaba haciendo tanto ruido como empezaba a acostumbrarme, él cenaba a ésta hora en el salón o en el comedor, eso dependía de sus ansias por comer y él no estaba cerca.
Bianca cerró la puerta detrás de mí y unos gemidos comenzaron a hacerse presentes, Nana y yo compartimos miradas con cierto temor ¿Y si alguien se había metido en la casa a robar y estaba sometiendo a unas de las empleadas a tener sexo con él? Las empleadas que contrataba Jeon eran realmente bonitas y esbeltas, no me extrañaría que eso pasara.
Les hice señas a Bianca y ambas comenzamos a caminar en dirección a las escaleras, haciendo el menor ruido posible, pisé el primer escalón con cierto miedo, los siguientes los subí un poco más rápido y más cuando escuchaba a esa mujer pidiendo que él parara, ¡Dios, no podía creerlo, esa mujer estaba sufriendo!
Apresuramos el paso y al tener a Bianca a mi lado en frente de la puerta, sólo me armé de valor para abrirla, aunque era inútil porque tampoco tenía un arma u objeto para pegarle al sujeto, pero lo que ambas vimos jamás podríamos olvidarlo.
Jung Kook estaba teniendo sexo con la Señorita Kwin, en nuestra cama.
—¡SEÑOR JEON! —gritó Bianca más que enojada, mientras yo miraba perpleja la escena— ¿CÓMO ES ESTO POSIBLE? —la Señorita Kwin estaba encima de Jung Kook, no necesitaba ser adivina para saber que lo estaba cabalgando y porque claramente Jeon no podría jamás pararse en sus extremidades inferiores.
Ambos miraban a Bianca sorprendidos, pero nada ni nadie podía superar mi cara de decepción y aborrecimiento.
—Pensé que volverían más tarde —de excusó.
—Lo único que quiero es que esa perra se vaya de mi casa —fue lo único que pude soltar con seriedad.
Todos los insultos para Jung Kook, aquí➡️
Olvidé ponerlo en mi tablero, pero no tengo internet y actualizar se me está haciendo muy complicado, lo siento por ello.
GRACIAS POR LEER💕
Corregido: 03/04/2021.
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