Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

↬Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 05↫


Empresapeleas
  sorpresas.

|↬↫|

Y. Han Soora

     Un brazo estaba encima de mí, aferrándose a mi cintura, prácticamente no dejaba moverme y el frío se estaba colando por mis huesos, ¿En dónde había quedado la sábana con la que me había dormido anoche? Sentía el frío desde los pies hasta mi cabeza y necesitaba de esa gran sábana.

     Abrí mis ojos lentamente, acostumbrandome a la claridad de la habitación y visualicé un pecho desnudo, ¡Esperen!, ¿En dónde estaba la barrera de almohadas? Mi brazo rodeaba su gran y fuerte pecho, ¿Cómo puede estar tan fuerte, marcado y duro si es parapléjico? ¡Tenía un increíble six-pack! ¿Qué demonios?, Si era una broma, no era divertida.

     Su cabeza descansaba en la almohada, dejando su cabello totalmente rebelde sobre la misma, viéndose tan tierno, pero no se movía solo respiraba tranquilamente, me causó tanta ternura que no pude resistirme y pasé mis dedos por su sedosa cabellera castaña clara, era tan suave y delicada.

     Todo un ángel.

     Podía detallar mejor sus facciones y rasgos, era simplemente perfecto, piel blanquecina como la leche, cejas pobladas a la perfección, un cutis de envidia y sin hablar de su pecho, tampoco me quiero imaginar sus piernas, también deben de estar muy marcadas.

     —Si sigues viéndome, vas a desgastarme —aquella voz salió gruesa y rasposa.

     Fue inevitable no sentir vergüenza.

     —Lo siento —desvié mi rostro y retrocedí poco a poco en la cama, él había apartado su brazo de mi cuerpo.

     —Si sigues, caerás al suelo —me advirtió antes de sentir como mi trasero ardía ¡Me había caído de la maldita cama!—. Te lo dije, Soora —Soltó una risita nasal.

     Que me descubriera mirándolo me desconcertó por completo y aquí me ven, en el piso de madera con los glúteos de seguro más rojos por el impacto que, mis mejillas al recordar como acariciaba aquel six-pack sin vergüenza.

     —Que lindo de tu parte, Jung Kook —me puse de pie con cuidado, no estaba acostumbrada a caerme de la cama al despertar.

     —Sé que soy más que lindo.

     Reí por sus palabras.

     —¿Tú, lindo? Estás loco —lo miré a los ojos, su mirada era profunda y nada divertida.

     —Señora Jeon, usted sufrirá las consecuencias de sus palabra —me mostró una amplia sonrisa y palmeó la cama, quería que me acostara de nuevo con él—. Veremos la televisión un rato, es muy temprano para ir a la oficina.

     No dudé en acercarme.

     —Usted tiene una forma muy extraña de pasar su mañana, Señor Jeon.

     Gateé hasta la cama y me acosté a su lado, apoyando mi cabeza en su fuerte pecho, él acariciaba mi cabello con toques suaves, relajandome por completo.

     —Nunca había despertado con una mujer a mi lado, Soora, siempre estaba de viaje o con mis amigos —explicó sacando un control de la mesita de noche con la mano que no estaba utilizando y apretó un botón, haciendo que el televisor salga del techo.

     Había mirado hipnotizada como el televisor bajaba lentamente hasta quedar en la posición exacta y Jeon presionó otro botón encendiendo la pantalla plana (de vete a saber tú de cuantas pulgadas).

     —Somos dos, Jung Kook, nunca había despertado con un hombre a mi lado y menos, caído de la cama.

     Escuché una risita nasal de su parte, mientras él buscaba una película.

     Tres toques se hicieron presentes en la puerta y Jeon dió permiso para que esa persona pasara a nuestra habitación. Era nana con una bandeja de panqueques cubiertos de jarabe de arce, bebida chocolatada servido en vasos de vidrio y fresas con chocolates en un plato de cristal que estaban a parte, todo lo traía en una charola de plata.

     —Buenos días, Señores Jeon —se acercó a la cama y me senté para recibir la bandeja.

     —Se ve delicioso, Nana —miré con ternura la charola de plata y lo que contenía, no había visto que tenía un regalo y decía mi nombre.

     —Gracias, nana —Bianca asintió e hizo una reverencia antes de salir de la habitación—. Ábrelo, espero y te guste.

     —¿Qué es?

     —Es una sorpresa, solo ábrelo.

     Él miraba con detenimiento mis movimientos, tomé la caja de color rojo con un lazo dorado y con los nervios de punta abrí la caja, sorprendiendome por lo que había adentro.

     —¿E-Es re-real? —no pude evitar tartamudear.

     Cualquier ladrón que sepa de joyas sabría lo costoso que era un diamante y haría cualquier cosa para arrancarlo de mi cuello.

     Era un collar con tres diamantes, el central era más grande que los dos que tenía a cada lado.

     —Sí. Son diamantes reales, quiero que lo utilices cuando vayamos a la empresa —besó mi mejilla y saqué con cuidado el collar de su caja, admirando con cuidado cada detalle— ¿Te gusta?

     —Es hermoso —sonreí.

     Jamás creería que Jeon fuese un hombre tierno o romántico, parece un hombre frío, celoso y controlador, pero a veces las apariencias tienden a engañar.

     —Tan hermoso como tú.

     No pude evitar sonrojarme.

     A veces me hace pensar y retractarme sobre las desventajas que había sacado precipitadamente.

     —Pero no puedo aceptarlo, no es correcto.

     —¿Por qué no lo sería? Eres mi esposa y quiero darte un obsequio como muestra de cariño —se veía confundido.

     —No necesitas darme regalos, Jung Kook. No puedo aceptarlo, lo siento.

|↬↫|

     —¿Qué opinas? —tenía más de treinta minutos intentando verme a la altura del señor Jeon.

     —Señora Jeon, sea usted misma —Bianca me miró de arriba hacia abajo con una sonrisa en el rostro.

     —Dime Soora, Bianca —le dediqué una sonrisa, mientras me miraba en el espejo—. Quiero verme a su altura —miré el reloj que había en el vestidor y marcaba las nueve de la mañana.

     —Está a su altura, señorita Soora, pero si me deja darle mi opinión, el vestido rojo escotado, ceñido a su cuerpo y corto haría que envidiaran al Señor Jeon, por tener una esposa muy hermosa.

     Sonreí, ella tenía razón, pero no quería verme vulgar y mucho menos dar una impresión equivocada.

     —Gracias, Bianca.

     Ella se dió la vuelta, dándome la espalda para darme mi espacio y privacidad.

     Saqué nuevamente el vestido y me quité el conjunto anterior de falda, camisa y tacones, deslicé el vestido hacia arriba por mis piernas y subí el cierre por uno de mis costados, tomé unos tacones negros con la suela de color rojo, arreglé mi maquillaje con una pintura labial rojo y alboroté mi cabello hacia atrás, dejándolo caer por mi espalda.

     —Estoy lista —avisé.

     Bianca me miró y me mostró sus dientes en una gran sonrisa.

      —A eso me refería, tendrás las miradas de todos encima y el Señor Jeon se sentirá de nuevo importante, por tener a una hermosa mujer a su lado.

     A veces me ponía a reflexionar sobre la vida de mi esposo y no ha de ser nada fácil, de estar en la cima, caer de picada y darte justo de golpe contra el suelo, abriendo una nueva realidad sobre tu vida, era muy difícil de sobrellevar.

     De ser famoso y excelente en lo que hacía, a llegar a ser prácticamente nada, ni siquiera la sombra de lo que era, debe de doler un montón.

     Bajé junto a Bianca por las escaleras de madera, intentando no caerme de boca por ellas, los tacones eran excesivamente altos, pero sin ellos no daría la impresión que quería dar, era suficiente que dieran su lástima a Jung Kook por como terminó, pero era hora de que vieran lo feliz que era sin ser aquel gran jugador de béisbol en donde tenía las mujeres que quisiera, amigos por interés y personas persiguiendolo como locos.

     —Estás hermosa —Jeon me miró de arriba hacia abajo y notó que faltaba algo— ¿Y el collar que te regalé?

     —Jung Kook, te dije que no iba a aceptarlo.

     El Señor Jeon negó ante mis palabras y le ordenó a uno de sus tantos gorilas que estaban detrás de él que fuera por el collar.

     —Debe de estar en mi mesita de noche, en el lado izquierdo de la cama de nuestra habitación, Ian.

     Ian asintió y subió por las escaleras sin decir nada, claro, por eso le pagaban.

     —Primera y última vez que sucede este tipo de inconvenientes en frente de mis empleados.

     —Lo siento, Señor Jeon —Jung Kook se acercó a mi en su silla de ruedas automática y tomó mi mano.

     —No lo sientas de nuevo, no voy a castigarte por ello y menos, te haré sentir mal por no cumplir una orden directa, —asentí y apreté su mano— y deja de ser tan formal, puedes decirme Jung Kook nuevamente o un apodo lindo que tengas en mente.

     —Gracias, Kook —jamás le había puesto un apodo cariñoso a una persona, pero acortar su nombre fue una ingeniosa decisión.

     —¿Kook? —su mirada confusa me dió mucho que pensar y solo asentí—. Kook será entonces, nadie me había llamado de esa forma y suena... Lindo —sonrió y soltó mi mano al escuchar unos pasos aproximándose a nosotros, de seguro era Ian con el collar entre sus manos.

     —Aquí está señor —mostró la caja y él instintivamente hizo otra seña, supongo que, pidiéndole a su empleado que me colocara el collar.

     —Sin tocarla, Ian o te arrepentirás.

     Y tragué saliva al escuchar aquello ¿Jung Kook que tan peligroso podía llegar a ser? Eso en cierta forma me daba miedo, porque no sabía cómo él podía actuar en ciertas situaciones.

     Ian sacó el collar con cuidado y dejó la caja bajo su brazo, justo en su axila, se aproximó a mí y pasó el collar delante de mí en dirección a mi cuello, lo dejó caer suavemente sin tocarme y solo lo cerró, cumpliendo la orden directa de Jung Kook.

     —Gracias, Ian —hablé de forma dulce.

     —No se preocupe, señorita Soora.

Holaaa, ¿Cómo están?

Del 1 al 10 ¿Qué tanto les gusta la historia? Quisiera actualizarla más seguido.

Gracias por leer 😊

Corregida: 29/07/2023.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro