
↬Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 03↫
Conociendo
al señor Jeon.
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Y. Han Soora
Hermosos cerezos, jardín amplio con pinos a sus alrededores y sobre todo, una mansión en medio que en vez de tener paredes de ladrillos o concreto, éstas estaban hechas de cristal, ¿En dónde me encontraba? ¿En un cuento de hadas? Porque juro que cualquier residencia como ésta era sacada de uno de esos cuentos de hadas que me leían de niña; en donde la plebeya se convierte en la reina, la sirvienta en princesa o una chica abandonada conoce al amor de su vida con tan solo cantar una canción.
—¿Te gusta?, El señor Jeon hizo unos cuantos arreglos su la casa para que estés más a gusto en ella y la sientas tuya.
Gré mi rostro para verla sorprendida.
—¿Él la mandó a modificar por mí? —asintió, dejándome sorprendida—. Es un lindo detalle de su parte, porque me encanta la naturaleza.
Ella tomó mi mano nuevamente.
—Él haría cualquier cosa por ver a su esposa feliz —pero algo en su rostro me indicaba preocupación, debía saber e indagar el porque—. Debo decirte algo antes de entrar y no sé cómo lo vayas a tomar —el auto se detuvo justo en la entrada dándome una increíble vista de ella, habían dos puertas de madera blanca altas—. El señor Jeon tiene un corazón tan frío que, es casi imposible de derretir y si le agregamos su carácter difícil, simplemente, quisieras salir corriendo, pero te pido que tengas paciencia, mi niño sigue ahí adentro y sé que solo está asustado... Él no quiere sufrir más.
No entendía bien sus palabras.
Él acababa de pagar una gran suma de dinero por mí, por vivir a su lado, darle los hijos que él quisiera y para convivir a diario con él en su día a día, con su familia, amigos y compañeros de trabajo más cercanos. Por ende, no podía escapar de la casa que ahora era de ambos, ¿Por qué a donde iría? El dinero era de él, los contactos y amigos también, sólo estaría perdida, asustada y sola, muy lejos de mi hogar.
—¿Asustado?
—Asustado de amar.
Comprendía aquel sentimiento, pero con la persona correcta todo puede cambiar.
Mírenme a mí, fui abandonada por mis padres, tenía odio, rencor y dolor en mi corazón, pero aquello fue sanando gracias a mis hermanas y a la que fue una gran madre para mí, la señora Lee. Con tiempo y dedicación me enseñaron que no todas las personas eran iguales, que la maldad existe y la bondad también.
—No se preocupe, no pienso escapar, simplemente, no puedo, él tiene poder sobre mí.
El chófer se bajó del auto y le abrió la puerta a Bianca, mientras el otro empleado se encargaba de abrir la mía.
—No lo mires como el hombre que te compró, míralo como un ser humano que acaba de salvarle la vida a una linda jovencita —soltó mi mano y tomó la del hombre que le ofrecía la suya para ayudarla a bajarse del auto.
Por mi parte, tomé la del otro empleado que estaba en mi puerta y bajé detallando absolutamente todo. Era una hermosa mansión. El señor Jeon debe ser una persona muy importante como para tener tales lujos y con un gran estacionamiento al lado de su mansión, ha de tener muchos invitados a diario.
Bianca llegó a mi lado y un portero nos abrió una de las altas, pesadas y grandes puertas de madera blanca, dejándome ver el interior de mi nuevo hogar.
Habían tantos lujos.
Desde afuera podía ver que el rojo y el blanco predominaban en el interior, el rojo en la alfombra que conducía a los diferentes lugares de la casa y el blanco de las paredes de la misma, decoraciones en oro y candelabros muy costosos, simplemente hermoso.
—Señora Bianca, el Señor Jeon ordenó vestir adecuadamente a su esposa para la gran cena —habló el señor que nos había abierto la gran puerta con anterioridad.
Bianca tomó mi mano, en ese momento me dí cuenta que estaba temblando, todo esto era nuevo para mí.
—Gracias, Carmelo, llevaré a la Señora Jeon a su habitación —le dedicó una sonrisa y nos adentramos a la mansión.
Miré a mi alrededor, sin siquiera disimular que todo lo que veía me dejaba anonadada, había mucha cristalería, objetos en oro y candelabros costosos por todo el pasillo principal que, nos conducía a un hermoso salón con sofás de cuero color crema y cojines color negro con detalles en rojo, en medio del salón había una enorme escalera que se dividía en dos y al fondo, unas puertas de metal llamaron mi atención, y sin dudas yo llamé la atención de Bianca.
—Es un ascensor, el Señor Jeon lo mandó a poner luego de su accidente.
Quería preguntar el porque, quizás y en ese tiempo subir por las escaleras con un yeso en la pierna no era buena idea.
—¿Tan horrible fue su accidente?
Bianca me guiaba hasta las escaleras.
¿Por qué no subíamos por el ascensor? Tenía tantas ganas de echarle un vistazo a todo lo que ahora por ley me pertenecía, pero no por decisión propia, y ese ascensor no sería la excepción, quería conocer por completo el terreno y cada una de las habitaciones, los empleados y mis labores como esposa en éste nuevo hogar.
—Casi pierde la vida, pero Dios fue muy bueno y sufrió tan solo unas cuantas heridas —contestó mi pregunta, mientras subíamos los escalones que estaban hechos de madera oscura, muy hermosos, al igual que el barandal.
—Sus padres debieron preocuparse mucho por él.
Bianca negó sin soltarme.
—A sus padres le conviene que él esté muerto, Hannie.
Abrí mis ojos como platos, ¿En qué rayos me había metido el Señor Jeon? ¿Unos padres que querían a su hijo muerto? ¿Qué padres eran esos? Un padre daría la vida por sus hijos, pero con el tiempo entendí que hay seres humanos que no nacieron para ser padres y la vida le concede tener hijos ¿Para qué?, Maltratarlos y posiblemente humillarlos, llenando su sed de maldad.
—Pero ¿Por qué?
Bianca se detuvo en seco al llegar a la segunda planta y me dedicó una dulce mirada.
—El Señor Jeon podrá responderle mejor esas preguntas —no estaba muy convencida, el Señor Jeon no creo que quisiera hablar de eso conmigo—. Así que damos por terminada la sesión de preguntas sobre el Señor Jeon —asentí como niña buena. Prometí a mí misma que no daría problemas—. Por este pasillo se encuentra su habitación y si preguntas, sí, ambos dormirán en la misma cama, ¿O qué sentido tiene estar casados y dormir en habitaciones separadas?
Y debe estar de broma, porque no dormiré con el Señor Jeon.
—Pensé que tendría mi propia habitación.
—La tienes, pero solo la utilizarás cuando tengas problemas con él y no quieran solucionar las cosas por las buenas, aunque espero y ese momento jamás llegue.
Seguimos caminando y entramos a la habitación, todo era blanco a excepción del piso, las cómodas, unas puertas que parecen ser unos armarios o los baños y las mesitas de noche que yacían al lado de la cama, todas eran de madera oscura y también había una alfombra roja.
Que obsesión con el rojo.
Bianca me guió a una de esas puertas que me hacía preguntarme miles de cosas y al abrir la puerta, y encender la luz, mi asombro salió a flote, era un gran vestidor (no tan grande como la habitación en sí, pero si lo suficiente como para tardar años en llenarlo de prendas), habían zapatos de marca, vestidos, joyas, relojes y carteras, giré un poco mi rostro y posé mi vista un estante blanco con muchos perfumes y un Chanel N° 5 resaltaba entre ellos.
—Debe ser una broma —solté mirando nuevamente la ropa de calidad, el olor a nuevo era embriagador.
No podría acostumbrarme a esto. Aunque ya ésta historia había Sido escrita para mí, me rehusaba a aceptar todo lo que él Señor Jeon quisiera darme.
—No. Como el señor Jeon no sabía tus medidas y tallas, compró varios modelos de vestidos en muchas tallas, así podrás elegir los que te queden mejor y los que no, los que descartes el señor los donará a los orfanatos o a los más necesitados.
—¿T-Todo esto es mío?
Mi asombro crecía, jamás había tenido un vestidor y menos, tanta ropa o accesorios juntos en una gran habitación... A éste paso jamás llegaré a repetir mi vestimenta.
—Así es. Lo único que nos faltó fue la ropa interior, pero luego de que tengamos tus tallas la señorita Kwin comprará mucha lencería para tí —y mi sonrojo se hizo presente—. Por ahora será la ropa interior que traes contigo en la maleta —iba a hablar, pero Bianca prosiguió con sus ideas—. Tranquila, no debes preocuparte por guardar tu ropa, porque la empleada que lo hace estará aquí mañana por la mañana.
Jamás había usado lencería y sinceramente, me sentía a gusto con mi ropa interior de dibujos animados.
—Aunque estoy segura que el Señor Jeon te preferiría desnuda —me miró pícaramente y se dirigió a la puerta. Mis mejillas no podían arder más, literalmente ardían en fuego. Estaba tan avergonzada, ningún hombre me ha visto desnuda—. Oh, casi lo olvido, al lado de ésta puerta —señaló la del vestidor—, está tu baño, es solamente para tí. No demores en bajar o el Señor Jeon perderá la poca paciencia que le queda.
Asentí y presencié como terminó de salir, dejándome sola e indecisa.
¿Qué debía ponerme? Había tanta variedad que el reloj estaría en mi contra.
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Tacones de aguja dorados, vestido negro ceñido al cuerpo con gran escote en la espalda hasta casi el nacimiento de mis glúteos justo al final de mi espalda, joyas en mis muñecas y mi cabello recogido en una linda trenza cubriendo la liga que sostenía mi cabello, también había maquillado un poco mi rostro con lo poco que tenía. Terminé de bajar las escaleras y los empleados me veían muy sorprendidos, ¿Acaso había hecho algo mal?
—¿Me veo mal? —le pregunté a Nana, quién de inmediato se posicionó a mi lado.
—No, ¡Estás radiante! Solo quedaron un poco sorprendidos por su belleza —me tomó del brazo suavemente— ¿Qué están viendo? ¡Vayan a trabajar! —gritó Bianca y los seis hombres caminaron a vayan ustedes a saber donde, supongo que a hacer su labor.
—Estoy nerviosa —y eso que aún no lo veía.
—Tranquila, supongo que es la primera cena a la que asistes en donde no conoces a tu acompañante.
Acaricié su mano que me tomaba suavemente del brazo, no quería desplomarme en el suelo.
Luego de atravesar el gran salón, llegamos a unas puertas blancas modernas con detalles en ellas y junto a ella estaba un empleado, la abrió sin demora y me dejó ver un acogedor, moderno y blanco comedor, la mesa era de cristal y las sillas negras con el asiento blanco.
Cerré los ojos y me dejé llevar por mi ahora nana, al abrirlos me sorprendí por lo que estaba viendo, un chico muy apuesto con traje sentado en una silla de ruedas. Su cabello era hacia un lado y castaño claro, ojos cafés profundos, mandíbula cuadrada y nariz perfilada, ¿Este era el ex-jugador de beisbol?, Parecía un modelo de portada de la revista más cara e importante de toda la historia.
—Luce hermosa, Señora Jeon.
Doble actualización para su deleite😊
Corregida: 25/09/2022.
Gracias por leer💕
Corregida: 28/07/2023.
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