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12 Monedas y ¿que?

El sol se asoma en el horizonte mientras que en un barco el joven Willy Wonka se despide del que fue por años su mejor amigo

—Es la hora, la ciudad esta cerca y las Galerías Gourmet esperan por ti— Reconoció el viejo Joe a Willy

—¿Estás seguro de que no vas a venir?— —No, ya viaje lo suficiente por el mundo y todo gracias a ti muchacho, vi cosas que la mayoría no habrían soñado en esta o cualquier otra vida y es por eso que guarde esto— Saca una bolsa de su almohada.

—12 soberanos de plata que guarde para este momento, sin excusas ni consideraciones, tenlos. Porque se que los usaras bien— Explico el mayor a Willy poniendo la bolsa en sus manos

Con algunas lagrimas en los ojos el joven solo pudo preguntar —¿Estaras bien, crees que puedas encontrarlas en esta ciudad?—

—Es lo unico que queda, creer y seguir adelante, no te preocupes por mi, ya e vivido una vida, ahora es tu turno—

Ya era hora, no podía hacer mucho más, que despedirse y avanzar en los rumbos que lo llevara la vida.

Willy solo podía hacer eso, despedirse de su viejo amigo y prepararse para su próxima gran aventura.
Así fue que subió por la escalera hasta la torre de vigía y salió escuchando el oleaje del mar, los pájaros cantando.

Lista para su viaje

Navegando ya e pasado siete años
Hoy me voy de este mar a despedir
Y está ciudad que a vivido en mis sueños
Ya la veo, y sus campanas a lo lejos las puedo oir

"¡TIERRA A LA VISTA!"

Tengo este viejo abrigo y mi maleta
Tengo un par de botas rotas en mis pies
Tengo que abrirme paso con astucia
Tengo que ponerme en marcha o no llego a fin de mes

Mi riqueza se que está en mi chocolate
Ya es hora de que vean lo que e creado por fin
Tengo 12 monedas y un sombrero
Y cien sueños en mi

Hay un famoso restaurante en cada calle
Como el Brandino's y el bar Parisienne
Tengo un mapa para no perder detalle
Y e perdido dos de mis monedas en un santiamén

Los mejores vegetales yo pre-FIERO
Aunque sospecho que los precios muy altos son

Tengo "3,4,5,6.." son seis monedas en mi abrigo
Y cien sueños en mi

Llegué a Las Galerías Gourmet
Son cómo un día imaginé
"Es como me has dicho mamá" Y hay mucho más
Dulcerías mucho más famosas h allarás

Mi destino está en este escaparate
Volaré o bien vendrán a mi rescate
Tengo tan solo hoy el chocolate
Y cien sueños en mí

Era perfecto, una tienda sin abrir lista para recibir a las multitudes, un magnífico color rosado en la fachada.

Prácticamente podía escuchar los cantos de las multitudes y el correteo de niños a su alrededor.

—Ejem— Hasta que la policía cortó su sueño

—¿Pasa algo oficial?— Willy estaba indudablemente confundido ya que hasta donde sabía no había causado algún problema -aparte de romper una calabaza y escapar de un limpiabotas- así que no esperaba alguna clase de multa por

—No se permite soñar despierto— Explicó el oficial señalando un letrero que lo decía claramente y que reclamaba una multa de 3 Soberanos.

Con una expresión triste aunque severamente el oficial extendió su mano a lo que Willy solo pudo pagar los 3 Soberanos y marcharse a... Quien sabe

Pues se hacía tarde y no tenía suficiente para pagar los lugares más reconocidos de la ciudad para entrar.

En la ciudad si tu eres alguien talentoso
Ganarás si te esfuerzas mucho, o eso dirán
Pero no te admitirá que será algo angustioso
Ver qué tus 12 monedas un día no te durarán

Entonces lo escucho, el llanto de un pequeño apenas doblando la esquina...

¿Qué más podía hacer? Era excéntrico, loco, imaginativo y mucho más
Pero no era un monstruo.

Una mujer joven con una manta se intentaba refugiar del frío con su bebé en brazos y Willy se sentía... Triste por ella y por la criatura que llevaba entre brazos.

Al joven solo le quedaban 3 monedas... Era mejor que valiesen algo

No creo tener que explicarles que fue lo que pasó, dos de sus monedas se fueron.

Tengo una moneda y un sombrero

Aunque esa última tuvo que irse por el hueco de su traje y hasta el drenaje.

Y cien sueños en mí~~

No había más por hacer, ¿Que esperaba al hacer un truco con un bolsillo roto?

Willy reflexiono un poco de eso hasta que encontró una banca donde sentarse

Genial, al menos serviría para descansar las piernas y hacerse un chocolate caliente

Sacó las herramientas de su sombrero listas para una larga noche

—Mal día ¿No?—

Willy se sobresalto de tal forma que casi tira su mesa -hecha con su bastón y su sombrero- No parecía haber nadie a la vista de Willy excepto, algunas ardillas correteando

—Este, ¿Hola?— A la mayoría le podría parecer una locura, pero para alguien que había viajado por todos los continentes y visto las más extrañas cosas que el mundo tiene que ofrecer

Sin duda alguna parecería algo cuerdo y lógico, algo absolutamente racional

—Si, te hablo a ti chico— Era oficial, una ardilla le estaba hablando

¿Sorprendido? No, había visto cosas inclusive más extrañas en sus viajes por todo el mundo así que, no había realmente motivos para la sorpresa en este caso, excepto por el hecho de que no se habían presentado

—Pues, si, fue difícil ya que perdí todas mis monedas— Respondió con algo de decepción el joven chocolatero mientras veía que el líquido en su vaso se congelaba

—Lastima chico, no parece que se vaya a hacer más fácil desde aquí—

—¿Me lo dices a mi? Mi chocolate caliente ya se convirtió en una paleta— Exclamó sacando el bloque sólido con su cuchara

—Bueno, si necesitas ayuda extra, sabes que tenemos toda una red de comunicación para llegar hasta Loompa-Landia—

—Ah no, no creo que—

Antes de que siquiera pudiese terminar escuchó unos ladridos y un perro se abalanzó sobre la barandilla tratando de atrapar a la ardilla que huyó corriendo.

Momento en que el canino cambio rápidamente de presa, Willy tendría una buena razón para correr, porque o si no sería destrozado por un perro salvaje

—¡TIDDLES, ALTO AHÍ!— Bueno, no en realidad

Fue salvado por el dueño del animal, un hombre robusto con un bigote ondulado

—Lamento mucho eso joven, Tiddles rara vez se pone así con los desconocidos— Explicó el hombre

—Debe ser el pantalón, se lo compré a un cartero en Alemania— Mencionó el joven chocolatero

Entonces el semblante del hombre cambio repentinamente con su risa que lo hacía parecer indudablemente siniestro

—Tiene sentido, Tiddles podría pasar todo el día persiguiendo a los carteros—

Ahora esto se había vuelto incómodo y espeluznante

—Ahm, creo que ya debería irme—

Willy se excuso algo nervioso por la situación guardando rápidamente las cosas en su maleta

—¿A dónde? No parece que tengas un lugar donde quedarte—

—No no, yo tengo un lugar donde ir, solo quería descansar las piernas un poco—

Trato de negar Willy sin éxito alguno para convencer al hombre frente a sí de que lo dejará solo

—Por favor insisto, conozco un lugar donde podrás dormir y calentar tus huesos, no está muy lejos—

Ahora estaba frente a un lobo difícilmente haciéndose pasar por oveja y tenía dos opciones, huir arriesgándose a qué el perro lo ataque y le roben sus cosas

O, podría seguirle el juego hasta donde fuera más seguro...

No sonaba como una buena idea arriesgarse a qué un perro lo atacará, así que lo mejor era seguirle el juego hasta que encontrara una forma de escapar.

Algo tenía que reconocerle al hombre -que se hizo llamar Peter Bleacher- y es que realmente no había quedado tan lejos el lugar, de hecho parecía que era un sitio bastante acogedor, estaba limpio, con luz y un letrero que decía

Bienvenidos a Scrubbit's
"Venga por una noche, quédese por siempre"

Willy no sabía leer... Bueno, sabía algunas palabras pero no era un ávido lector, pero aún así pudo entender la ultima parte del mensaje "quédese por siempre"

Cruzaron la puerta hasta el interior que tras el sonido de la campana de la puerta se llenó con el grito áspero de una mujer

—¡Más te vale que traigas mi ginebra!— Reclamó la mujer quien parecía descuidada y francamente malvada con sus dientes amarillos y torcidos.

Aunque su semblante repentinamente cambio a una especie de amabilidad al verlo, no a su aparente socio, si no que fue al ver a Willy

—Oh, buenas noches jóven ¿Quisiera un vaso de ginebra?— Ofreció con una amabilidad extrema en contraste con su reclamo anterior, sin duda alguna MUY extraño

—Ehm, no gracias señora, estoy bien solo quiero una habitación—

Willy estaba nervioso, si algo -de entre tantas cosas- aprendió de Joe es que la mayoría de ofrecimientos en sitios así eran una búsqueda de dinero de parte de los desesperados y los egoístas, por lo que tenía que rechazar con la mayor amabilidad posible cualquier objeto o servicio para recibir lo que buscaba

—Pero querido, acabas de salir del frío y esto es lo mejor que hay para calentar los huesos, dejá que me encargue, ¡NOODLE, DEJA TU LIBRO Y TRAE LA GINEBRA!—

Entonces como un acto de magia apareció una niña afro-descendiente que no podía tener mas de 12 años que estaba visiblemente delgada, casi esquelética quien llevaba en sus manos una charola con tres vasos y una botella de ginebra de la cual empezó a servir el líquido en los vasos, para la dueña, para el socio y para el invitado, Willy.

—Muchas gracias, ya puedes irte, ahora usted ¿Sr?—

—Wonka, Willy Wonka..—

—Sr Wonka, ¿Que lo trae a la ciudad?—

El tono de la Sra Scrubbit no era de curiosidad o de interés, era bastante tosco y forzado como si tratará de aclararse la garganta constantemente y tomará la ginebra como un tónico aclarador... Claramente no funcionaba

—Pues verá, en cierta forma soy, un inventor, un mago y un chocolatero, vine aquí a compartir mis creaciones, mis chocolates con todo el mundo—

La expresión de la mujer mientras bebía de su vaso no tenía el más mínimo interés, en realidad no miraba a Willy a los ojos, miraba su ropa y su maleta, mientras que la niña que había llamado estaba parada desde el marco de una puerta viendo todo con un brillo de temor en los ojos

—Entonces vino aquí por negocios, un empresario de primera— Mencionó con disimulado sarcasmo en su voz áspera como la lija, probablemente por años de abusar de la ginebra

—Creo que tenemos el cuarto perfecto para usted una "Suite Empresarial Junior"—

Hablo por primera vez desde que entró al local el hombre robusto quien acariciaba al perro a su lado sentado desde una silla en la esquina de la habitación

—Suite Empresarial Junior?—

Era la primera vez que Willy escuchaba de una habitación así y no es que el concepto le sonará falso de por si, sino que el lugar y la actitud de la señora le resultaban muy, MUY extraños.

—Asi es, es para los recién llegados, los innovadores, incursionistas de los negocios buscan empezar en sus trabajos, la habitación cuesta un Soberano Plateado o si le resulta más fácil, 100 Soberanos de Bronce—

Espeto la mujer mientras sacaba de debajo de la mesa un contrato, una pluma y un tintero -con una sustancia más parecida a la melaza o a la brea que a la tinta- instantáneamente a Willy a firmar por la habitación

—Espera ¿Qué? Si ni siquiera le mostré lo que tengo—

Willy estaba aturdido y confundido, todo pasaba demasiado rápido, ni siquiera había tocado su vaso de ginebra porque la Sra. Scrubbit se lo estaba tomando

—No es necesario Sr. Wonka, confío en usted y en sus habilidades para que nos pague el dinero—

Había algo que no estaba decididamente bien en todo esto, ¿Lo consideraban estúpido o algo así?.

Seguramente, pero no era tan iluso como la gente creía con verlo, era idealista e infantil, pero tenía un lado astuto.

—¿Dónde firmo?—

—En la línea punteada, justo al final— Señaló la mujer terminando el segundo vaso de ginebra mientras entregaba la pluma a Willy.

Entonces escucho un susurro proveniente de la misma puerta donde se había escondido la niña durante toda la conversación, ella estaba viendo a Willy con ojos suplicantes a la vez que agitaba su cabeza en señal de negación, como si le suplicará que NO firmará el contrato.

Algo en esa niña tocó directamente en su corazón por lo que sintió la necesidad de hacer algo al respecto, así que tomó la pluma y escribió al final del contrato "Wilbur Wonka"

—¡Bienvenido a Scrubbit's! Déjeme llevar a su habitación— Exclamó con una alegría enfermiza la mujer con un pestilente olor a ginebra y un sonido rasposo en su voz antes de llevar a Willy al segundo piso hasta una habitación relativamente cómoda aunque estrecha, podía estirar las piernas y hacer sus chocolates. por lo menos

—Si necesita algo solo llame a Noodle, vendrá con solo jalar esa cuerda haciendo sonar la campana de servicio, que descanse Sr. Wonka—

Dijo alegremente Scrubbit antes de salir y murmurar fuera del alcance del oído de Willy.

—Porque no dormirás bien en mucho tiempo—
La mujer tomó el teléfono fijo de la recepción y empezó a marcar un número no din antes de gritarle a la niña que se largara a su habitación

—Hola sí, al habla la Sra. Scrubbit contácteme con Slugworth, aquí hay otro chocolatero entre manos. No se preocupe, ya firmó mi contrato, pero si quiere que lo valide, les costará—

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