2.
Movía su inquieta pierna mientras miraba la caja que estaba a un lado de su cama.
Todo era una jodida locura.
Si pensaba que lo más raro que pasaría en su vida era que alguien le pagara millones de dólares por su virginidad, se había equivocado porque apenas un día después de tener contacto por primera vez con aquel tonto millonario, recibió una enorme caja frente a su casa que contenía ropa de marca, hermosa lencería, accesorios y debajo de todo eso, un colchón de billetes que hacían la suma de nada más y nada menos que 50 mil dólares en efectivo como un “adelanto” de lo que se venía. Pero no sólo eso, lo más jodidamente intrigante de todo fue un pequeño frasco con instrucciones específicas que parecía ser demasiado importante.
Miró una vez más el pequeño frasco y repasó mentalmente las instrucciones que tenía acerca de aquel intrigante objeto mientras escuchaba un auto aparcarse enfrente del complejo de apartamentos en el que vivía. Su mirada se dirigió automáticamente a ese lugar y casi se atragantó cuando vio que un lujoso Mercedes-Benz esperando por él. O al menos era lo que suponía.
Se quedó petrificado en su sitio sosteniendo el frasco entre sus manos y esperando una señal de que ese era el auto que iría a recogerlo. Entonces su señal no tardó en llegar, pues un mensaje de texto le indicó que era hora de dar la cara y algo más.
Soltó un largo suspiro mientras se ponía de pie como un robot, entonces tomó su pequeña maleta que había preparado siguiendo el acuerdo al que había llegado con su patrocinador; pasarían un fin de semana juntos, empezando por un pequeño faje el viernes para conocer sus puntos débiles, un paseo el sábado para tomar un poco de confianza hablando de lo que ambos querían experimentar al momento del coito, finalmente el sábado en la noche pasaría lo inevitable y el domingo después de un tranquilo día de spa, volvería a su apartamento a seguir con su vida como si nada hubiera pasado.
Definitivamente parecía algo de ensueño que ni siquiera creía merecer, o tal vez sí.
Al salir del lugar se encontró con un chico musculoso bien vestido apoyado de manera vaga en el auto y sosteniendo un papel que suponía que se trataba de alguna fotografía para reconocimiento.
— Hola... —susurró llamando la atención del chico quien se había mantenido viendo la foto hasta ese momento— supongo que eres...
Él le sonrió.
— Vaya... —susurró lanzandole una mirada que literalmente lo recorrió entero— así que ¿tú eres al que le van a partir el culo mañana?
Soltó una fuerte carcajada al notar la expresión de Hyungwon por culpa de sus palabras.
— ¿Quieres guardar silencio? —preguntó molesto— No sé quién seas pero si has venido a jugar puedes irte por donde viniste. Hay un trato que me gustaría respetar donde no se incluían ningún tipo de bromas absurdas.
El mayor arqueó una ceja ante su contraataque que a su parecer estuvo muy bien.
— Está bien niño bonito... —sonrió y señaló la maleta— ¿puedo, señor? —ironizó.
Hyungwon asintió levemente y le entregó la maleta que él no tardó en guardar en el maletero.
— No sé si ya te diste cuenta pero me siento muy incómodo con la confianza que estás tomando acerca de mi... —comentó mientras veía como el mayor le abría la puerta de aquel auto que aunque no lo aparentara, lucía como una limusina por dentro— así que creo que es mejor que me aclares un poco la situación, me gustaría saber quien eres si no te importa.
El mayor le sonrió con seguridad y cerró la puerta para finalmente rodear el auto y subirse al asiento del conductor.
— Así que quieres conocerme... —comentó poniendo el lujoso auto en marcha— pues... Llámame Wonho, es lo único importante. Al fin y al cabo solo soy el chófer.
Hyungwon asintió agradecido de que el chófer no haya salido con una de sus tonterías.
— Bien, Wonho... —se acomodó en el asiento, notando que el hombre lo miraba a través del retrovisor— así que el señor Shin es tu jefe.
Wonho se rió y negó con tranquilidad.
— Iugh, no. —comentó con diversión— es mi hermano, yo simplemente le estoy haciendo el favor por hoy ya que su chófer estaba enfermo o de vacaciones, la verdad no tengo idea.
El delgado bufó con ironía.
— Ahora comprendo por qué te quieres hacer el gracioso. —afirmó ganándose una mirada indescifrable a través del retrovisor— también eres un niño rico que cree que puede jugar con “el mandado” de su hermano. —soltó una risita— ¿sabes? Las personas como tú son un poco irritantes porque creen que pueden tener lo que quieren.
Wonho se rió.
— Y si podemos. —afirmó con tranquilidad mientras se encogía de hombros— podemos tener cosas como... La virginidad de un chico de más de 20 años si quisiéramos. —comentó con ironía dando justo en el clavo— ¿no te parece gracioso?
Hyungwon lo fulminó con la mirada y se recostó en el asiento.
— Pues me importa una mierda lo que puedas tener, así como debe importarte una mierda la vida de los demás... —cruzó sus brazos frente a él mirando fijamente al retrovisor— porque supongo que con tanto dinero también podrías ser capaz de tener una vida propia en la cual meter tus narices ¿no? —soltó una risita por el silencio de Wonho ante su contraataque, entonces miró la hora en su reloj y recordó la instrucción del frasco que decía que debía tomar la dosis justo a los 10 minutos de haber comenzado el recorrido al lugar de encuentro— muy silencioso todo... —bromeó.
Sacó el frasco del bolsillo de su chaqueta y comenzó a leer si tenía alguna contraindicación.
— ¿Qué es eso? —preguntó el curioso Wonho— ¿alcohol? ¿Acaso te drogas?
El delgado rodó los ojos con molestia y apartó el frasco del campo de visión de Wonho.
— Acabo de decirte que busques tu propia jodida vida ¿acaso es tan difícil? —respondió cruzándose de brazos— no te interesa ¿vale?
Wonho asintió sin despegar su mirada del camino.
— Las drogas son malas... —se rió y tomó la fotografía que tenía en su mano cuando lo recogió, entonces se la mostró— estoy impresionado de que una persona tan seductora tenga que usar drogas para lograr hacer algo así.
Hyungwon miró la foto y el rubor apareció violentamente en su rostro al notar que era una de aquellas fotos que se tomó para la subasta. Su rostro no se miraba claramente gracias al antifaz de encaje que llevaba puesto, por eso se molestó al pensar que él tuviera en su poder algo que consideraba íntimo aunque no lo fuera.
— ¡Rompe eso! —gritó intentando alcanzar la foto, sin embargo Wonho se rió y no le permitió agarrarla— ¡Damela!
Forcejeó un poco más, pero fue inútil quitársela por lo que volvió a su asiento aún más molesto que antes.
— Te la daré si dejas de meterte mierdas mientras yo estoy contigo. —comentó viendo el camino— es decir, no creo que sea necesario y menos ahora que... —dirigió su mirada al retrovisor para vigilar al delgado rebelde y orgulloso que llevaba en el auto, sin embargo se sorprendió cuando lo vio tomando el contenido del pequeño frasco, literalmente pasándose sus advertencias por las pelotas— ahora que la dirección fue cambiada... —culminó provocando que el menor se atorara con el contenido del frasco.
— ¡¿Qué?! —cuestionó asustado— ¿la dirección fue cambiada?
Wonho asintió sin mirarlo, con una actitud bastante distante y seria comparada a la de la primera impresión.
— Sé que te habían dicho que irías a un lugar cercano pero esa casa de mi hermano está en remodelacion así que me pidió que te llevara a su mansión favorita. —informó— y... Lamento avisarte que nos tardaremos alrededor de dos horas en llegar en vez de media hora como habían prometido.
Hyungwon se agarró la cabeza con frustración y su corazón comenzó a palpitar demasiado rápido.
— ¡¿Por qué cojones no habías abierto la boca?! ¡¿Eh?! —preguntó con molestia sin molestarse en moderar el tono de su voz.
Wonho negó levemente.
— En mi defensa debo decir que no es mi culpa, te advertí que no debías usar esa mierda. —comentó girando en alguna dirección sin despegar su mirada de la calle— pero tú lo hiciste aún sin dejarme decir mis motivos. Eres un necio, un rebelde y un orgulloso.
Hyungwon lo miró con molestia.
— Si no fueras tan jodidamente irritante creerme que quisiera escucharte todo el día. —comentó con sarcasmo sintiendo mucho calor de repente, que lo obligó a deshacerse de su chaqueta a pesar de que la camioneta estaba muy bien climatizada— si algo me ocurre, es tu jodida culpa. Es todo lo que diré.
Wonho se rió con molestia.
— ¿Mi culpa? —preguntó lanzando una mirada rápida hacia él— a mi no me metas en tus asuntos, yo solo estoy haciendo un favor, pero tú serás un engreído toda la vida. —apretó con fuerza el volante ante su molestia— Lo peor de todo es que eres tan arrogante que crees que tiene derecho a tratarme mal por no tener una puta pizca de sentido del humor.
Hubiera respondido con algo peor a eso, pero el calor que comenzaba a invadirle el cuerpo lo estaba desesperando. Jamás había tenido una sensación igual o parecida que fuera tan agobiante como un repentino calor intenso que parecía quemar lo desde dentro.
— Wonho... —susurró con un hilo de voz sintiéndose un poco mareado— es tu puta culpa, joder. Tuya...
Se recostó en el asiento
un poco desesperado y cerró
los ojos maldiciendo el momento
en el que decidió tomar una opción
tan alocada por dinero.
— ✘—
Gente, lamento la tardanza con
esta historia. De verdad quería
traerla más seguido pero tengo un
problema interno con el orden
de los capítulos.
Por alguna razón me aparecen
desordenados y me da un poco
de pánico que la historia les
aparezca desordenada.
Intenté arreglar eso de varias
maneras pero no importa los
cambios que haga sigue apareciendome
igual así que espero que a ustedes si
les llegue bien o tendré que borrar y volver a publicar para ver si se soluciona.
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