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Capítulo VII

• Yeosang •

Tenía nuevos vecinos.

Wooyoung y San, se presentaron con esos nombres.

Ambos tenían 19, eran muy lindos, una bonita pareja sin dudas. Vivían en el departamento de al lado, aquel que muchas personas dejaron por escuchar gritos, golpes y la cama contra la pared.

Papá los amenazaba, no debían decir nada, no les inportaba lo que en casa pase. A Wooyoung y San sí les importó, golpearon la puerta durante muchísimas noches, y papá los amenazó.

Hoy papá no estaba, descansaba de él mientras, sin poder evitarlo, escuchaba como en el departamento de al lado, claramente cogían.

Wooyoung y San siempre lo hacían, era imposible no escucharlos, eran muy ruidosos, no me molestaba, papá era igual, pero la diferencia es que ellos parecían disfrutarlo, papá también disfrutaba, pero yo no.

Era 26 de Noviembre, el cumpleaños número veinte de Wooyoung, lo sabía porque a veces me quedaba hablando con los vecinos y podía conocerlos un poco más, eran simpáticos, ellos me preguntaban siempre si estaba bien, yo sabía que me lanzaban indirectas, sus preguntas realmente eran

¿Hoy te violó?

Usualmente respondía que no, que no estaba bien, de alguna manera les pedía ayuda, aunque sabía que papá sería capaz de matarlos, y me daba miedo.

24 de diciembre, papá me dejó ir de fiesta, al parecer iría alguien a casa, su cara lo decía todo, él iba coger.

25 de diciembre, llegué tarde porque dormí en otro lado, eran las nueve de la mañana, fui a la habitación de mi papá.

Y, joder...

Su cuerpo estaba sobre su cama la cual estaba manchada totalmente de sangre, tenía múltiples cortes en su cuerpo, le faltaban algunos dedos, en ambas manos faltaba el anular y el del medio, tenía el pene rebanado a la mitad, le faltaba una oreja, tenía la boca tapada y un claro balazo en el pecho, una de las almohadas estaba a su lado, tenía un hueco en medio, claramente la usaron para que el disparo no suene.

Al lado, San sentado con Wooyoung en su regazo, ambos desnudos, besándose, eran cubiertos por una fina sábana, podría decirse que antes blanca, ahora teñida de rojo.

Iba a gritar, pero Wooyoung me apuntó con un arma.

— No te ves feliz, Yeosang -se levantó y se puso ropa interior, se acercó a mí y yo retrocedí, quedando contra la pared, temblando de miedo- Deberías alegrarte, eres libre de éste desgraciado.

No podía hablar, solo temblaba y lloraba en silencio, no porque me duela que haya muerto, sino que nunca había visto un cuerpo así, fue escalofriante, asqueroso, traumante.

— Woo amor, déjalo procesarlo, él nunca ha visto un cuerpo así, ¿verdad, Yeosang? -me limité a solo asentir.

— Dices algo y quedarás peor Yeo, disfruta tu libertad, ya preparamos tus maletas, ya sabes, no creo que quieras que piensen que lo mataste -me entregó un sobre, un boleto de avión a Japón, estaba bien, al menos podría irme lejos de todo esto- Solo mantente en silencio y todo estará bien.

— Gracias -fui capaz de decir- Me han salvado.

— Sé libre, Yeosang -San habló- anda vete, el vuelo sale en un rato.

Y así lo hice, sin mirar atrás, sin pensar en toda aquella escena.

Y huí, sin pensar en volver jamás.

— ¿En qué piensas mi amor?

— En aquella noche... ¿qué pasaría si hubiese hablado?

— Probablemente te hubieran matado amor, debías protegerte

— Hubiera salvado muchas vidas

— ¿A costo de la tuya?, te recuerdo que mataban a criminales asquerosos, y sí, está bien, hubiese servido para atraparlos pero tú hubieses salido dañado.

— ¿Podemos ir a verlos?

— ¿El qué?

— A Wooyoung y San, por favor -Las cenizas de San habían sido dejadas al lado de las de Wooyoung, como mi pareja pidió.

— ...Bien.

— Hola -murmuré frente a la pequeña puertita de cristal, a través de ésta se podían ver los dos recipientes con sus cenizas, una foto de ambos y una individual de cada uno, sus anillos de compromiso y de fondo, con Jongho, organizamos los cuadernos de San y los diarios de Wooyoung- ...y adiós -murmuré abrazándome al torso de mi pareja- Gracias por todo, a pesar de los crímenes cometidos, les agradezco por salvarme -Formé una pequeña sonrisa- Descansen en paz, aquí van a tener a alguien que los recuerde como algo más que criminales -miré a Jong, quien mantenía un semblante neutro- Ustedes me enseñaron que hasta el último día, se puede amar incondicionalmente.

— Descansen juntos -Jongho murmuró.

Adiós.

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