¿Cómo olvidarlo?, nuestro primer crimen. No fue extremo, no fue lo peor del mundo, pero fue juntos, eso era lo importante.

Teníamos hambre, no le llevamos el dinero para comer al director del orfanato porque no nos habían dado una mierda, queríamos comer, así que decidimos robar una tienda, nada muy wow.

Teníamos ocho, lo recuerdo bien, hace más de una semana que no habíamos comido y fue suficiente cuando mis lágrimas empezaron a caer de mis ojos, lloraba porque tenía hambre, mi panza no daba más y estaba débil, muy débil, entonces él no aguantó más tampoco, San odiaba verme sufrir, odiaba profundamente que suelte lágrimas, por eso decidió hacerlo, robar por mí.

Lo ayudé con un pequeño plan, al principio dudó, tenía miedo, pero le pedí por favor que lo haga y bastó un pequeño pucherito formado en mis labios para que dijera que sí sin titubear, eso era lindo, que quiera hacer todo por mí, que me cumpla los caprichos, que se meta en peligro por mí.

San ese día consiguió comida para mí, comimos juntitos y escondidos en un callejón, abrazados, intentando también calmar el frío del invierno que se aproximaba, pero yo no podía sentir frío cuando en mi pechito sentía un calor indescriptible y mis mejillas se calentaban por las dulces palabras de San, un San de nueve años capaz de sentir amor.

— ¿Realmente estamos comiendo comida robada?, ¿realmente accediste? -le pregunté esa vez casi sin poder creerlo aún, él tenía toda la pinta de niño bueno, a excepción de un par de travesuras, un robo podía meter a un niño huérfano en un par de problemas.

— Lo hice por amor, es por amor, lo prometo.

Contestó él, claro que era por amor, un inocente y peligroso amor de niños de ocho años, capaces de lo que sea con tal de cuidarse el uno al otro.

Yo también te amaba San, yo también te amo.

— ¿Realmente éste fue su primer crimen? -una policía le preguntaba a San, quien mantenía una mirada furiosa-

— Ustedes no tienen derecho alguno de tocar esos diarios, eran de Wooyoung -San respondió de manera seca, lo sacaron de su celda solo para hablar de aquel nuevo descubrimiento encontrado en la casa de la pareja...

Los diarios íntimos de Jung Wooyoung

— Escucha Choi, todo ésto ahora nos pertenece, ésto ahora es evidencia de los crimenes que tú y Jung cometieron.

— No tienen derecho, es su vida, nuestra vida, su privacidad, ¡su vida antes de que ustedes se la quitaran! -y ahí estaba otra vez llorando, Choi San llorando, solo por Wooyoung- Esa historia es nuestra, no de ustedes, no tienen un puto derecho.

— Choi...estás totalmente enfermo -aquél policía lo miró con asco- Eres simplemente un estúpido mari... -

Fue interrumpido.

— Por si no lo recuerdas, Seo, tu jefe también es "un estúpido marica", ahora lárgate -Jongho sacó a todos de ahí, quedándose a solas con San- ¿Cómo estás?

— Quiero los diarios de Wooyoung, no dejaré que los sigan leyendo, es nuestra historia, su historia, nuestro pasado antes de...de su muerte -Claro que Choi pudo notar el dolor en el corazón de aquel criminal frente a sus ojos.

— ¿Algún día contarás todo lo que hicieron?

— El día en que muera podrán saber nuestra historia, por ahora solo déjeme tener mi luto en paz, más respeto maldita sea, que hace menos de un mes que lo perdí

— Yeosang te manda saludos, dijo que lo siente muchísimo -pudo responder Jongho- Respecto a los diarios...te los daremos, pero el día en que mueras, todo eso será propiedad nuestra.

— Usted y Yeosang los pueden tener, pero no quiero que lo lea alguien cualquiera por puro morbo o curiosidad, hay una historia de amor escrita en esos diarios, no es solo sangre, crímenes...no es eso, es la vida de mi Woo.

— San...¿por qué terminaste en todo ese lío?, ¿algún día lograré entender?

— Era todo por amor, lo prometo.