Era una fría noche en un viejo y tranquilo poblado lejos de cualquier civilización contemporánea. En una vieja cabaña de madera donde la leña de la chimenea había dejado de arder muchos minutos atrás. Ese húmedo y pequeño sitio... al cual dos hombres, al igual que un infante, llamaban hogar.

-¿Estás seguro de esto? Nunca te obligaría a seguir este camino y tu condición no es la mejor-Declaró cierto dios de apariencia joven y cabellera negra, en la que un mechón blanco resaltaba.

-Claramente no vivo mis años gloriosos. Pero puedo ayudar a tu causa-Respondió un hombre de gran tamaño, vistiéndose con su armadura negra color azabache y poniéndose la capa carmesí, mientras suspiraba pesadamente.

Cada movimiento que hacía, así fue mínimo como el levantar un dedo o inclinarse para amarrarse las botas, le significaba mucho dolor. Sin embargo... el dolor ha sido parte de su vida desde que nació.

-Si ella no hubiese fallecido tal vez el panorama pintaría positivo-Comentó aquella deidad de nombre desconocido.

-Alfia nunca aceptaría acompañarte. Aún si gozara de buena salud. Ella, el primer momento que vio al muchacho, decidió pasar junto a él los pocos años que l quedaban antes de morir-Respondió el adulto de cabellera castaña oscura y de apariencia demacrada y cansada.

-Tampoco deberías ir con él, Zald-Declaró un viejo de edad avanzada, cerrando la puerta de la habitación que abandonó.

-Zeus. Es grato verte-Comentó el pelinegro.

-Quisiera decir lo mismo, Erebus. Dada esta situación en la que alejas la poca familia que le queda a mi nieto me es imposible-Respondió Zeus, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. Aquel Dios del trueno animado y pervertido no portaba dicho semblante comúnmente.

-Lo lamento, Zeus-Sama. Ya he tomado mi elección-Zald agarró el casco del mismo color que el resto de la armadura, y lo sostuvo debajo de la axila.

-¿Por qué lo haces? ¿Sabes que él sufrirá si te marchas sin siquiera despedirte? Te admira... eres un héroe para Bell... su héroe...-El dios anciano apretaba los puños, viendo de reojo a la perilla de la puerta a su espalda.

-La nueva generación de aventureros debe reemplazarnos. Si mi sacrificio significa que eso ocurra, gustosamente entregaré esta cuerpo marchito-Contestó el ex aventurero, sonriendo. Gesto que tiempo atrás sería raro. Sin embargo, al pasar todos estos años acompañando a Zeus, Alfia y Bell en esta improvisada familia, aprendió a expresar su felicidad mediante ellas.

-Tú igual regresarás a Tenkai ¿Eres consciente de ello? Orario no perdonará la traición-El comentario fue dirigido a Erebus, quien se recargaba en las paredes de madera, pensativo.

-Obviamente tengo presente ese destino. No es posible aspirar a obtener algo si no arriesgas otra cosa-Externó la deidad.

La puerta principal de la cabaña fue abierta. A través de ella cruzaron ambos individuos que partirían a Orario.

Un enorme carruaje los esperaba. Dentro de este se almacenaba la enorme espada que el aventurero inactivo empleó a lo largo de su travesía siendo aventurero.

La noche, como se mencionó anteriormente, era fría y silenciosa. Al punto de que aterraría a cualquier niño.

Gracias a los dioses... el único presente dormía plácidamente, abrazando una bufanda de piel de goliath que recibió en su cumpleaños.

Gotas se desbordaban de sus ojos. Las pesadillas lo azotaban. El llanto era la consecuencia que acarreaba.

El dolor de perder a una madre, quien te crió, cuidó, educó y apoyó desde el minuto 1 de tu nacimiento no se olvidaba. Mucho menos a tan corta edad.

Y ahora... otro miembro partiría hacia un futuro incierto. Donde las probabilidades de no volver eran altas y las de regresar casi nulas.

-Eres su héroe... Zald-Declaró Zeus, repitiendo lo anterior. Era meramente el pobre intento del anciano para evitar que los abandonara.

Con la voz entrecortada y el nudo que se le formaba en la garganta, el castaño respondió.

-Sí... no obstante, yo no me considero como tal. Es por eso que... quiero convertirme en la persona que Bell ya cree que soy... al menos en el ocaso de mi existencia. Y este es el único método viable-.

La yema de sus dedos limpiaron la humedad en ojos y pómulos al frotarlos.

-Cuando despierte dile que... su tío lo estará observando. En el cielo. En las estrellas. En la brisa. En la luz. Y que estará junto a su madrastra... presenciando el desarrollo de su historia y sintiéndonos orgullosos de que naciera...-.

-No importa el camino que tome... siempre... nos enorgullecerá...-.

Al concluir la comunicación del último mensaje a su amado sobrino, las lágrimas fluyeron cual gotas de rocio en las hojas al amanecer.

-Por favor... prométeme que se lo dirás...-Pidió.

Zeus, llorando al igual que él, asintió.

-Por supuesto... no era necesario siquiera recordármelo-Se acercó a su hijo.

Y lo abrazó.

Muchos años sosteniendo la relación de Dios y dependiente crearon recuerdo imborrables en ambos. Algunos felices. La mayoría no tanto.

-Fue una alocada aventura...-Susurró el dios.

-Que conocerá su final...-Adicionó Zald.

Tras algunos segundos el abrazo se rompió, separándose.

El aventurero, ahora perteneciente a la facción malvada de los dioses, Evilus, se montó al vehículo.

Aunque fuese minúsculo el tiempo al que pertenecerá a dicha organización... esa mancha no se borrará de los registros heróicos. Tal vez incluso se reemplace en ellos cualquier información sobre las enormes proezas que realizó en conjunto a sus compañeros ya fallecidos.

El dios del trueno lo miraba. Siendo la última vez que lograra cruzar palabra con él.

Si el muere... ¿La familia Zeus perecerá con él? ¿Al igual que la familia Hera con el fallecimiento de Alfia?

El anciano negó.

Eso ya no importaba.

Porque el legado que dejaron a Orario será inmortalizado.

Las dos familias más poderosas habidas y por haber en la ciudad calabozo permanecerían vigente porque el fruto de ambas yacía dormido dentro la casa.

La última esperanza del mundo.

Quien derrotaría al dragón negro, finalizando el trabajo que sus antecesores no pudieron finiquitar.

Esa chispa de esperanza que tarde o temprano iluminaría a todos.

El motivo por el cual... Zald daría su vida esa noche...

En Orario. Varias horas después, casi al amanecer.

El aventurero conocido como "Glotonería" estaba cara a cara contra un rival que conocía a la perfección. El nombre de este era Ottar.

Ambos heridos.

Armadura casi deshecha.

Dolor en cada fibra muscular que recubría sus huesos.

Los mismos huesos y articulaciones les ardían como si se les prendiera fuego.

El sol se asomaba desde el horizonte.

La batalla se acercaba a la conclusión.

-Has mejorado mucho desde la última vez... Ottar-Dijo Zald, jadeando. La falta de aire se hacía más nosotros y la condición enferma empeoraba al paso de los segundos en que la lucha se prolongaba.

-No estoy luchando contra ti al 100%. De ser ese el caso habrías acabado conmigo antes de siquiera tocarte con el filo de mi espada-Aquel boaz, que normalmente era de pocas palabras, le respondió.

-No sé de qué hablas. Comí antes de venir aquí...-Una burla, algo extraño en el aventurero decidido y aterrador que alguna ves conoció.

-Ha llegado la hora de terminar con esto. Nuestra última batalla... nuestra ultima revancha-Adicionó, subiendo los párpados y enseñando esos ojos grises que infundían terror en el hombre jabalí.

Ottar era consciente de que ya no le quedaba mucha mente ni fuerza. A ninguno de los dos combatientes.

-Misericordia de la luna de plata, el desierto dorado-

Así que... dio inicio a su cántico.

-Dios padre, perdóname.-.

Zald hizo lo mismo.

-Este cuerpo está destinado al jabalí de la guerra-.

-Pues voy a devorar la última cena de los dioses-.

-Codicia, lengua de llama encerrada-.

-Corre, lleva la voluntad de la diosa-.

-Coman... colmillos ardientes...-.

De repente la concentración se rompió.

Fruncieron el ceño y sostuvieron con las manos el mango de sus espadas.

Respiraron hondo, llenando al máximo la capacidad de esos colápsanos pulmones tras la feroz pelea.

-¡HILDIS VINI!-.

-¡REA AMBROSIA!-.

*¡PUUUUUUUUUUUM!*

Un gigantesco mar de llamas se encendió cual cerillo al rededor del campo donde se decidiría al ganador.

La familia Freya...

La familia Loki...

La familia Astrea...

Todo el mundo presenciaba al último hijo de la familia Zeus luchando contra su perdición.

Una enorme aura dorada emergió de Ottar.

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

Los ataques mágicos chocaron.

La masa de energía y fuego empujaba y era empujada de derecha a izquierda.

Combatían por la ventaja...

Se enfrentaban por la victoria...

Se impactaban en busca de que una cediera...

El golpe de energía dorado...

El lanzallamas escarlata...

-¡Cof!-Zald tosió sangre. Pero en ningún instante titubeó esa sonrisa llena de confianza en su rostro.

Eso irritó al Boaz. Quien apretó los dientes y escupió la pregunta que tanto le mortificaba.

-¡¿POR QUÉ SIGUES PELEANDO A PESAR DE TU MALA CONDICIÓN?!-.

-Jajajaja...-El castaño rió. La potencia de Rea ambrosia disminuyó. Hildis Vani se aventajó.

-Pierda o gane... mi objetivo ha sido cumplido... aunque no lo creas... al igual que tú con tu diosa... yo también tengo a una persona que quiero proteger...-Declaró.

Frunció las cejas y su magia se avivó nuevamente.

*¡BOOOOOOOOOM!*

Atónito, el capitán de la familia Freya, abrió los ojos en demasía, quedando sin habla.

-La nueva generación vencerá a la siguiente...-.

-Y la siguiente a esa a su predecesora...-.

El pequeño resquicio de vida que se le escapaba del cuerpo a Zald fue suficiente para permitirle gastar sus últimas palabras.

La llama que caracteriza a cada ser mortal se apagaba en el interior de Glotonería.

-Es así como surgen los héroes...-Susurró.

De repente la fuerza en sus brazos se perdió.

*¡Clang!*

Su espada cayó.

*¡ZOOOOOM!*

El impacto de energía atravesó el campo incendiado.

Y...

*¡PUUUUUUUUUUUM!*

Zald fue alcanzado.

Sin embargo... antes de que este diera en el blanco, aquel aventurero había dado su último respiro...

Cerrando poco a poco los ojos, y estos perdiendo el brillo, dijo lo siguiente mentalmente.

"Bell... tú eres el que más sabe sobre los héroes... dime... ¿Yo también fui un héroe?".

Morir sin arrepentimientos...

Hay destinos peores que ese...

La teoría de que al morir ves tu vida pasar frente a tus ojos no era mentira.

A manera de película transcurría cada recuerdo que almacenaba cariñosamente dentro de su cabeza.

Su unión a la familia Zeus.

Sus primeras aventuras.

Cuando subió a nivel 2.

Cuando subió a nivel 3.

Así sucesivamente hasta alcanzar el nivel 7.

Derrotar al Behemooth.

Luchar contra el dragón negro.

No obstante... estos avanzaron extremadamente rápido.

-Tio Zald...-Una voz minúscula susurró a su costado.

-¿Sí?-Un sujeto con voz idéntica a la suya acudió al llamado. Se trataba ni más ni menos que de él mismo.

-¿Así debo sostener la espada?-Preguntó.

El castaño respondió.

-Sí-.

Confirmándolo.

-¡Ha!-Gritó el peliblanco.

-No entrenen demasiado hoy. Mañana irá al calabozo. Ten, bebé agua-Una mujer que débilmente extendía el brazo les entregó un vaso.

La escena cambió después de esto...

-¡Tío Zald! ¡Es genial!-El rostro lleno de emoción en el muchacho provocó que instintivamente sonriera.

-¡Mataste a un goblin de un solo golpe! ¡Igual que mamá Alfia!-Adicionó.

"¿Por qué las memorias a su lado se toman más tiempo en cruzar...?" Se cuestionó.

-Tío Zald...-.

-¡Tío Zald! ¡Derroté a un goblin!-

-Tío Zald... a mamá Alfia se le pasó la mano. Me dejó un ojo morado-.

-¡Tu comida es deliciosa!-.

-¡Gracias por el pastel de cumpleaños!-.

-¿Estoy empuñando bien la espada, tío Zald?-.

"Claro... mis momentos más felices... son los que más extrañaré al partir. Es un poco cruel que sean los que más se prolonguen pero... presenciarlos nuevamente... revivirlos en mi lecho de muerte... es realmente lindo".

"Uno al morir añora lo que deja atrás...".

-¡Tío Zald! ¡Vencí a cinco goblins y kobolds yo solo!-.

Los múltiples llamados del niño, su sobrino, a quien vio crecer traía consigo una oleada de recuerdos. Todos felices.

En los años que vivió con él no hubo tristeza...

No hubo pena...

Ni dolor...

Lágrimas se derramaron en Zald, quien desaparecía de este mundo.

Él se preparó para recibir el torrente de energía de la espada de Ottar.

No obstante... una luz tenue, casi imperceptible, le llamó la atención desde el rabillo del ojo.

Era una escena nunca antes vista.

No se trataba de memorias pasadas.

No...

Era... una visión.

De pie ante la destrucción, fuego y cenizas volando en el aire, se hallaba de pie un muchacho idéntico a Bell Cranel.

Cabellera blanca. Armadura ligera. Desenfundaba un arma desde su cintura.

Solo esos ojos rojos tan característicos le confirmarían que era él.

-Mamá... madrastra Alfia... tío Zald... abuelo... gracias...-Dijo aquel aventurero de la visión.

Enfrente del joven emergió una bestia color azabache.

El dragón negro.

Aquel monstruo que asesinó a la familia Zeus y Hera.

"Bell...".

Su sobrino lo encaraba... lo enfrentaba...

"Jajaja... ¡JAJAJAJAJAJA!"

Zald se reía a carcajadas sin ser escuchado no tomado en cuenta en este escenario. Como si no existiera.

"Ese maldito viejo tenía razón... tú eres el último héroe..."

"Bueno suerte chico..."

"Si reencarno... quiero vivir en ese mundo pacífico que tanto prometiste crear...".

"Y... tal vez... si no es mucho pedir... que Alfia, Meteria, Silver, Zeus y tú me acompañen..." Concluyó dando su último aliento. Abandonando este mundo.

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En la lejana cabaña.

-Mi tío Zald... ¿Se fue?-Cuestionó el infante, recién levantado de la cama, cerca de romper en llanto.

-Sí...-Confirmó el dios, quien le dio la noticia.

-¿C-Cuándo volverá...?-Cuestionó el peliblanco.

-El viaje que emprendió es sin retorno...-.

Zeus se acercó a él, agachándose.

Posó la palma encima de su hombro y... habló.

-Tu tío Zald te estará observando. En el cielo. En las estrellas. En la brisa. En la luz. Y estará junto a tu madrastra, madre y padre... presenciando el desarrollo de su historia y sintiéndose orgulloso de que nacieras...-.

-No importa el camino que tomes. Ellos siempre se enorgullecerán de ti...-.

-Así que... entrena duro... y conviértete en un héroe. Idéntico a tu tío-.

Bell, cabizbajo y derramado lagrimas, asintió.

La única manera de honrar a quienes se iban... era cumpliendo el último deseo de estos.

La muerte de su tío se volverá un motor que lo impulse a cumplir la meta que se trazó...

Ser el último héroe...

Y ellos... sin duda te observarán...

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo la SS? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.