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SS. El conejo y Perseus.

La tarde cayó en la ciudad de Orario.

El sol poco a poco se ocultaba y las lámparas de piedra mágica se encendían alrededor de las calles ante la inminente oscuridad de la noche.

En ellas, cierto joven peliblanco caminaba en dirección a la sede de cierto dios con el cual sostiene una relación amistosa y quien me ha proporcionado ayuda en varias ocasiones.

Aquella deidad, por alguna razón que no logra comprender, le recuerda en demasía a su abuelo, pero ha ignorado este hecho en varias oportunidades porque no es raro que ellos, al bajar de Tenkai, tengan vidas extravagantes.

Muchas veces ha pensado que muy en el fondo, probablemente los dioses masculinos sean pervertidos.

En fin, continuando con el objetivo del muchacho de cabellera blanca, éste avanzaba tranquilamente y maravillándose en soledad por lo hermoso que era Orario antes de caída la noche.

Muy pocas veces se ha quedado a disfrutar de las alegrías que la ciudad le puede proveer a los visitantes.

Mientras esto sucedía, reflexionaba.

"Riveria respondió que no tenía problema en entrenar a Cassandra a pesar de que no se especializa en magia de curación. Sé que la indicada para ello hubiese sido Airmid, pero ya la he molestado suficiente y deseo que se concentre en su trabajo, he sido una carga y Dian-Sama me mataría si provoco que su jornada laboral se reduzca. Además, Riveria podría enseñarle a Cassandra a cómo concentrar su flujo de magia y emplearlo de la mejor manera sin caer en mind cero. Sinceramente no comprendo al 100 el modo en que se emplea la magia porque no poseo ninguna y dudo que llegue ser diferente. Pero... sin dudas puede ser un arma poderosa en contra de la familia Apolo. Aunque no es como que necesitemos esforzarnos mucho, soy capaz de derrotarlos sin pestañear".

Hablando consigo mismo dentro de su subconsciente, el chico sostuvo su barbilla y pensó sobre el entrenamiento previo al juego de guerra en contra de Apolo y sus hijos. Él estaba despreocupado porque, a pesar de que no deseaba sonar arrogante, era más fuerte que ellos y por escándalo.

También recordó la visita previa a la que estaba por realizar, la cual fue a la "Mansión crepúsculo" hogar de la familia Loki, a la que dos de sus novias pertenecen, remarcando que su objetivo al estar ahí era la de proponerle a Riveria Ljos Alf, una de sus parejas, que realizara el papel de maestra con Cassandra Ilion.

Dejando eso de lado, él lucía dubitativo. Sin comprenderlo del todo, por alguna razón, Hermes insistió en que no librara sólo esa batalla y que tuviera la cabeza fría, causando así que aceptara la unión de Eina como la de Cassandra y Daphne a la nueva "Familia Cranel".

-No importa cuanto lo escuche, no me acostumbro a ese nombre. Siento que insulto a los dioses al poseer un título como "jefe de familia" en un papel oficial del gremio-Murmuró, suspirando pesadamente.

En momentos como este, en los que está solo, tiene la mala costumbre de pensar en voz alta, por lo que varios habitantes en la ciudad comenzaron a esparcir el rumor de que estaba loco.

Cuando sintió las miradas de estar personas, volteó instintivamente.

Ellos permanecían de pie sin quitarle el ojo de encima.

Él, avergonzado, empezó a reírse nerviosamente y aceleró el paso.

A pesar de las múltiples miradas centradas en él, hubo una en específico que despertó su estado de alerta.

Se detuvo de golpe y giró la cabeza, buscando al responsable de esta.

Entre el mar de gente y el flujo de la misma, dos sombras se posaban de pie a la distancia.

Ambos estaban encapuchados, lo cual le impedía a Bell observar sus rostros o siquiera un rasgo característico de la ropa.

Él no se lo imaginaba, era claro que esos dos lo miraban sin siquiera pestañear.

A consecuencia del constante acoso que ha recibido por una presencia extraña una semana después de que llegó a la ciudad, se ha vuelto muy bueno en identificar cuando es el centro de atención.

Y también... en identificar sentimientos de enojo latente apuntándole.

"Esto es malo... no sé quienes son, pero cada fibra de mi cuerpo me dice que son peligrosos..." Pensó frunciendo el ceño.

Bell, propio de su personalidad retadora, los encaró.

Caminó, o mejor dicho, trotó hacia el par a la vez que movía la mano de derecha a izquierda de forma amistosa y sonreía.

Esto pareció confundir a una de las presencias, quien pegó un pequeño salto. La otra en cambio, ni se inmutó.

Entre los cientos de personas que recorrían el camino, justo en ese momento un pequeño grupo se cruzó, impidiendo la visibilidad.

Cuando estos se apartaron de en medio, las dos siluetas desaparecieron.

Sin embargo, ese sentimiento no desapareció.

A sus narices, se topó de espaldas a un hombre de cabellera rubia y una joven elfo de cabellera negra, quien lo miró de reojo por algún motivo que desconocía.

Tal vez percatándose de que Bell la vio fijamente por un breve periodo de tiempo, incomodándose como ya es propio de su raza.

-Se fueron...-Murmuró, frenando su andar.

Se levantó de hombros, ignorándolo o, mejor dicho, posponiéndolo.

Cada fibra dentro de su ser le decía que no sería la primera ni última vez que se toparía con ellos.

Dándose la vuelta en dirección contraria a la anterior, retomó su camino.

Sin ser consciente de que... un mal enorme lo deseaba muerto.

El dios rubio de antes habló una vez que él se alejó.

-Vamos a la mansión del sol...-.

Comunicó a su acompañante de la raza élfica, quien se limitó a asentir mientras fruncía el ceño en señal de disgusto por ese encuentro con Bell Cranel, de quien se enteró minutos antes en la sede de la familia Dian Cecht de que era novio de la princesa de los elfos Riveria Ljos Alf.

Sin llamar la atención y actuando de modo amable para cubrir sus verdaderas intenciones, se dirigieron a aquel sitio.

"No existías antes de la edad oscura... no existías cuando la familia Zeus y Hera cayó en desgracia y tampoco existen registro de alguien llamado 'Bell Cranel' fuera de Orario, así que... ¿Quién carajo eres? ¿Cómo es que Hermes te conoce? Y más importante... ¿Qué demonios te hace tan especial? Esa fuerza... no puede ser otra que la que provee el agotar la energía de tu alma, cosa que es imposible para humanos. Nosotros como dioses somos capaces de hacerlo en el mundo inferior porque somos seres inmortales, esa es la manifestación de nuestro arcanum sellado. Pero tú, un simple don nadie...".

Miles de interrogantes se generaban en la cabeza de la deidad, quien ocultaba muy buen la frustración.

-Dionysus-Sama....-Su hija lo nombró.

-¿Qué pasa, Filvis?-Preguntó.

-¿Puedo visitar a Lefiya después de eso?-Ella pedía permiso de ir con su amiga de la familia Loki cuando aquellos asuntos con Apolo fueran discutidos.

-Claro. Le tienes alta estima a esa chica ¿Cierto?-Dijo el dios, sonriéndole amablemente y cediendo ante su petición.

La pelinegra se limitó a asentir y sonrojarse.

Solo a Lefiya Viridis consideraba una amiga, a pesar de la cercanía con su propia familia.

Perdiéndose en el atardecer, desaparecieron de la vista.

En la "Posada del viajero". Sede de la familia Hermes.

-Fufufu ¿Viniste por mi Asfi? Sabes que no te la daré fácilmente ¿Verdad?-Declaró el dios, riéndose de manera burlesca ante la solicitud del peliblanco.

-¡P-Por favor no tergiverse mis palabras, Hermes-Sama!-Apenado y ruborizado, el conejo exigió.

Él fue recibido por el antes mencionado, permitiéndole la entrada y saludándolo amistosamente, propio de él.

Le ofreció bebida y asiento para que le platicara sobre el motivo de su visita, a lo que Bell contestó que llegó para visitar a Asfi y realizarle una petición.

-Es que obviamente lo que deseas es agregarla a tu harem, cosa que comprendo en demasía porque mi hija es una belleza sin igual. Sin embargo, te advierto desde ahora que tiene mal carácter y tiende a golpearte si haces cosas pervertidas con otras chicas, lo sé por experiencia, tengo cicatrices que lo confirman. Además, es muy dedicada a su trabajo y poco o nada le interesa el romance. Cuando la conocí supe que era un diamante en bruto al que poco a poco vi crecer, por lo que es imposible que permita que te la lleves así de sencillo. Antes debes comprobarme que eres digno de ella y...-Hablaba sin detenimiento el dios viajero de cabello color melocotón, revelando muchos detalles de la capitana de su familia mientras sonreía pícaramente y se sostenía la barbilla.

-Hermes-Sama, por segunda vez, no es ese mí plan...-Interrumpió Bell, antes de que se avergonzara más.

-¿Uh? ¡¿Entonces estás diciendo que mi Asfi no te parece atractiva?!-Indignado, el castaño replicó.

-¡YO NO DIJE ESO!-Contestó el peliblanco.

-Ya pare de molestarlo-Sugirió Lulune, la Chienthrope, cruzada de brazos y apoyada en el marco de la puerta.

-De acuerdo, de acuerdo. Me detendré-Regañado, él se detuvo y retomó asiento.

-Y bien, dime... ¿Qué asunto tienes con mi niña?-Emanando una aura amenazante, como si de un padre juzgando al pretendiente de su amada hija se tratara, interrogó.

Bell sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

"¡¿Por qué se comporta así?! ¡Usted fue quien me la presentó!" Pensó.

-S-Solo quería preguntarle si aceptaría entrenar a otra persona además de mí. Es que la "Familia Cranel" recibió dos miembros nuevos y una de ellas podría ser mejor líder que yo al tener experiencia en ese ámbito-Explicó el joven.

El ambiente de repente se aligeró.

-¡Haber empezado desde ahí! ¡Claro que puedes ver a mi Asfi!-Contestó Hermes, ya tranquilo y abandonando esa actitud aterradora.

-¿Cómo se lo decía si no dejaba de imaginarse cosas?-Cuestionó el chico. El sudor le bajaba de la frente y lo veía con cara de póker.

Fingiendo que nada sucedió, Hermes se puso de pie y, retomando su personalidad alegre, lo rodeó con su brazo.

-Asfi no se encuentra aquí. De ser ese el caso créeme que ella me habría molido a golpes hasta transformarme en una masa de carne irreconocible tan pronto me escuchara hablar sobre su persona. Fue al área comercial para comprar algunos objetos de fuera de la ciudad. Tal vez siga ahí, ve o espera a que regrese, aunque no lo recomiendo, cuando le doy rienda suelta para gastar dinero, la economía de nuestra familia tambalea-Informó del paradero de la capitana de su familia, dándole dos opciones.

¿Ir o esperarla? No era muy urgente la solicitud. Aunque...

-¡Ah! Mejor ve, es que se me olvidó encargarle unos artefactos. Lo apuntaré en papel-El dios fue a su escritorio y, tomando papel y pluma, escribió una breve lista, doblando la hoja y entregándosela al conejo.

-Por favor dásela cuando te la topes, es importante-Pidió.

Ya sin opción, Bell aceptó la encomienda.

-Ten-Le fue entregado un mapa de la ciudad.

-Como eres nuevo en la ciudad, entre comillas, podrías perderte. Mejor usa esto, puedes conservarlo de así quererlo-Declaró el castaño, retomando su asiento y sonriéndole.

-H-Hai...-Bell asintió, guardándolo y retirándose de la oficina.

Cuando cruzó al costado de Lulune, esta esperó a que se fuese para entrar a la oficina de su Dios y cerrar la puerta.

-¿Qué planea, Hermes-Sama? La lista de artículos a comprar que le dio a Asfi esta mañana estaba completa-Las sospechas de la Chienthrope no se hicieron esperar.

-Nada de lo que pueda arrepentirme, es más, mi viejo amigo me lo agradecería. A palabras suyas, las mejores mujeres son las princesas...-Él se reclinó en su silla.

-No sé a quién se refiere, pero suena como alguien problemático...-Lulune suspiró, sentándose en la silla enfrente de él.

-Olvidándose de eso por ahora, dime... ¿Qué descubriste?-La actitud de la deidad cambió a una seria, correspondiendo a la situación.

-Ellos actuarán en el juego de guerra. Tiene como objetivo acabar con la vida de ese muchacho-Reveló.

La expresión en Hermes se retorció.

-Cuéntame los detalles-Exigió.

Área comercial.

-Falgar pudo acompañarme ¿Por qué ese dios idiota insistió en que fuese sola?-Se cuestionaba la bella mujer de cabellera celeste, recorriendo la calle principal donde a los lados de la misma se hallaban docenas, por no decir decenas, de puestos ambulantes donde cada uno tenía productos más extraños que el anterior.

"Aunque... tal vez no sea tan malo..." La joven sonrió, emocionada como si de niño en dulcería se tratase.

Asfi Al Andromeda, perteneciente a la familia Hermes, siempre ha sido alguien que infunde casi toda su pasión y tiempo libre en la construcción de artefactos, tanto mágicos, como no mágicos. Esa era su pasión y lo que saciaba su increíble curiosidad.

Los ojos le brillaban de emoción cada que se fijaba en un objeto que llamaba su atención, yendo a todas prisas a por él para analizarlo.

Hermes no mentía, si por ella fuera, compraría cualquier cosa que luzca medianamente interesante, es por eso que normalmente es acompañada por Lulune o Laurier para así evitar los gastos innecesarios, no obstante, esta vez, su Dios insistió en que fuese sola.

Si bien la tarea no era complicada ni mucho menos, cargar el peso de todos los artefactos en la lista resultaría agotador a la larga, evitando así que haga compras extras.

Para ser algo que su "Dios idiota", como ella lo apoda, pensó, era un buen plan.

De su bolsillo sacó una hoja de papel, ponía una palomita cada que compraba algo de ahí.

"Hummm, el veneno de Purple Moth a escaseado últimamente. Supongo que debo ir al libre Mercado o a la casa secreta de la bruja Lenoa para conseguirlo..." Pensó, sosteniendo su barbilla y acomodándose los lentes con desdén.

Le resultaba cansado alejarse de esta zona solamente para encontrar ese veneno.

Sumergida en su mente, considerando si ir a por él de último, no se percató de los llamados de cierto joven que se acercaba escandalosamente, coreando su nombre.

-¡Señorita Asfi!-Gritaba el peliblanco animadamente, sacudiendo la mano hacia ella al reconocerla de espaldas.

Sí, ese cabello corto color celeste y esa capa que cubría completamente su espalda y poco arriba de la parte trasera de sus rodillas era imposible de confundir, incluso para Bell quien no lleva mucho de conocerla.

"Hoy compensaré ese malentendido" Se propuso.

"¿Cuál malentendido?" Se preguntarán los que no tienen tan buena memoria o quienes olvidaron los sucesos de hace dos capítulos.

Una imagen mental cruzó por su cabeza.

Se trataba del trasero redondo de Asfi que quedó al descubierto cuando ella se apoyó en las rocas tras su caída accidental al lago en Rivira.

Como se retiró de golpe para evitar que Lefiya lo matara a punta de disparos de Arcs Ray, su magia, no fue capaz de disculparse apropiadamente. Y cuando se volvieron a topar en la carpa en que Welf, Ouka, Chigusa, Mikoto y Lili descansaban, casi es estallado a punta de granadas, luciendo lamentable al pedirle perdón y explicarle que fue un accidente.

"Sí, definitivamente debo disculparme apropiadamente" Reafirmó su seguridad, sonrojándose y sintiendo que la sangre le salía de la nariz.

Por motivos desconocidos, la susodicha no producía reacción ante el griterío del conejo.

Incluso los mercaderes, entre el enorme bullicio y las voces que exigían productos lo oían fuerte y claro, considerándolo meramente molesto.

Redujo la velocidad y, cuidadosamente...

-Eto...-Le tocó el hombro.

De pronto ella giró, como si percibiera una amenaza y...

-¡¿FUEEEEH?! ¡E-Espera, Asfi! ¡Soy yo!-Bell levantó las manos, espanto cuando una aguja se aproximó peligrosamente a su cuello, picándolo.

-¡No me ataques por la espalda! ¡Es obvio que reaccionaría mal!-Respondió la belleza de la ciudad portuaria, bajando el arma.

-¡Yo no te ataqué! ¡He estado hablándote desde hace 2 minutos!-Replicó el peliblanco.

-¿En serio?-Preguntó la chica.

-Sí. Como no contestabas me acerqué y toqué tu hombro-Se aclaró.

Ella se acomodó las gafas, avergonzada por lo ocurrido.

-Te pido disculpas. Suelo perderme en mis pensamientos e ignoro lo que me rodea-Se disculpó.

Bell negó.

-No hay problema. Sé a qué te refieres y no te culpo, tiendo a hacer lo mismo-Comprendiéndola, le pidió que se despreocupara.

"¿Por qué no somos capaces de entablar una conversación normal sin que al principio ella intente matarme?" Se cuestionó mentalmente.

-Y bien ¿Qué te trae por aquí, Bell Cranel? El entrenamiento es mañana-La belleza de cabello azul celeste le interrogó sobre la causa de la reunión.

-¡Oh!-Bell se golpeó la palma con el puño, recordándolo.

Se inclinó ante ella de repente, a manera de reverencia.

-¡Por favor, señorita Asfi, permita que Daphne entrene con nosotros! ¡Pienso que tiene mayor potencial de líder que yo!-Pidió con el máximo respeto posible.

Asfi suspiró.

-Vamos, sube la cabeza. No entiendo el por qué de la reverencia. Una persona o dos no hacen diferencia, les enseñaré lo mismo, por lo que me es indiferente la cantidad de personas a quienes instruya-Contestó, sin estar en contra de eso.

-¿Eh? Eso fue demasiado sencillo...-Opinó el chico, enderezando la espalda.

-¿Qué esperabas que dijera?-Asfi ladeó la cabeza, confundida por el comentario.

-N-Nada. Ah~ es un alivio. ¡Te aseguro que Daphne te agradará!-Respondió Bell, enseñando ese positivismo de siempre.

-Eso espero. En fin, si me permites, he de continuar con las compras-La joven se dio la vuelta, despidiéndose.

-¡Uh! Espera, Hermes-Sama me pidió que te entregara esto-Bell la detuvo.

Del bolsillo sacó el papel doblado que el antes mencionado de encargó entregarle.

La delgada mano de Asfi se abrió, aceptando el recado y guardándolo en su bolso.

-Otro pedido. Como si no fuese suficientemente difícil cargar todo lo que pidió...-Esa queja se le escapó al recibirlo.

Habiéndolo escuchado, el joven conejo se le ocurrió una idea.

-Señorita Asfi... ¿Quisiera que le ayude?-Se ofreció.

-¿Are? No es necesario. Has de estar ocupado ¿Me equivoco? No deseo causarte molestas-Dijo la peliceleste.

-En lo absoluto, estoy libre. Además, le aseguro que no me molesta, usted empleará su valioso tiempo en entrenarnos, así que es lo menos que puedo hacer para compensarle-La amabilidad del conejo no conoce límites.

Sin considerarlo por un tiempo largo, Asfi llegó a una conclusión.

-De acuerdo. Pero debes seguirme el paso o no terminaremos pronto. El sol se está ocultando y los puestos cerrarán-Habló, cediendo ante el ofrecimiento.

-¡Hai, Asfi-Sama! O es ¿Asfi-Sensei?-Se cuestionó el chico.

-Solo dime Asfi, tiende a incomodarme las muestras exageradas de respeto-Pidió la capitana de la familia Hermes, dándole la espalda y acomodándose los lentes.

-Está bien-Sin réplicas, el muchacho avanzó detrás suyo.

Y de ese modo inició la temporada de compras.

A ritmo acelerado, recorrieron varios puestos en busca de los productos en la lista.

-¡Woooow! ¡Están hermosas las Obia FLare! ¡Estoy segura de que son de muy buena calidad!-Expresó Asfi con estrellas en los ojos mientras acercaba la cara a una planta de color rojo y naranja.

-¿Obia FLare?-Bell no sabía qué era, enseñando su claro desconocimiento.

-¡Es la flor de donde extraigo el combustible para mis granadas! ¡Estoy segura de que con una sola de ellas seré capaz de extraer al menos 1 litro de Burst Oil!-Informó el uso para el que las compraba.

-¿Y por qué son tan especiales?-Interrogó el peliblanco.

-Bromeas ¿Verdad?-.

-En lo absoluto-.

Ante la negativa, Asfi sonrió, repleta de confianza.

-Fufufu, las Obia FLare solo crecen en los volcanes al norte de la ciudad. Pocos mercaderes se atreven a emprender el viaje para recogerlas, es por eso que son tan valiosas y a la vez caras-Dijo, acomodándose las gafas.

-¡Oh! ¡Yo vi los volcanes cuando vine de mi pueblo! Tal vez sean esos a los que te refieres ¿no?-Contestó el oyente, recordando las zonas montañosas aledañas al camino que recorrió en carroza cuando arribó a la ciudad de Orario.

-¡¿En serio?! ¡Tengo que visitarlo! ¡Conseguirlas de propia mano es una aventura emocionante que deseo vivir!-Externó la peliceleste, juntando las manos y posándolas en el pecho.

Al verla así de expresiva y alegre, Bell inevitablemente pensó en un adjetivo.

-Tierna...-Musitó.

Asfi se hallaba regateándole al vendedor para gastar el menor dinero posible.

Mientras el mercader cedía, el joven aventurero externó su duda. La intención ere continuar escuchando las explicaciones elocuentes de su acompañante, aunque genuinamente se interesaba en los materiales.

-¿Y para qué se emplea esta?-Señaló otra planta.

La chica la sujetó y la miró detenidamente.

-Si no estoy mal, se trata de una Moly, se usa comúnmente como protector contra las maldiciones y antiestados-Comentó, asentándola en la mesa nuevamente.

-¿Maldiciones? ¿Antiestados?-Él no conocía esos términos, o no cómo es que se empleaban ahí.

-Permíteme explicar. Las maldiciones tienden a ser efectos negativos que van desde limitar el uso de mente hasta traer mala suerte o en algunos casos la muerte. Dependiendo de la fuerza que esta maldición posea, más difícil es de erradicar-Respondió.

-Y los antiestados van desde magias que anulan el poder del estado de los aventureros hasta los que directamente los eliminan permanentemente. Por lo que la Moly sirve en el tratamiento-Agregó.

-Entiendo...-Bell sujetó su barbilla, analizando la información.

"Cassandra comentó que su magia tiene la capacidad de eliminar maldiciones..." Recordó.

*¡PAM!*

-¡Aquí tiene!-El vendedor asentó una caja de 50x50 cm en la mesa repleta de las Obia FLare.

-Le agradezco...-Antes de que la capitana de la familia Hermes la sujetara, el peliblanco le ganó.

-Yo me encargo, Asfi. No permitiré que cargues el peso de nada, como mi abuelo me enseñó, los hombres debemos encargarnos de este tipo de cosas-Dijo, sonriéndole.

Asfi lo vio, asombrada, pero tras ese breve impacto, relajó su expresión y le fue grato recibir aquel gesto.

Retomaron el andar.

Durante esto, Bell le hacía muchas preguntas a su acompañante.

Ella, lejos de molestarse o fastidiarse, le alegraba que otro se interesara en sus aficiones.

Contestaba cada una rápidamente, sin omitir detalles. Incluso mencionando uno de sus inventos favoritos que, a pesar de no poder demostrarle su función, le relataba repleta de júbilo cómo era.

-¿Entonces construyes objetos? ¡Qué genial! ¡Ha de ser complicado!-Ante aquella revelación por parte de Asfi, Bell no fue capaz de ocultar su emoción y admiración.

-No es nada especial. En mis tiempos libres experimento con los botines y en ocasiones soy capaz de construir artefactos interesantes. Como este, mira-Sin dudar, enseñó un casco.

-Ahora me vez y...-Se lo puso, desapareciendo.

La boca del peliblanco se abrió en demasía.

Nuevamente ella regresó, retirándose el casco.

-Lo nombre "El caso de Hades". Permite a quien lo traiga puesto volverse invisible sin consumir mente o salud. Es mi segunda mejor creación-.

-¡Wow! ¡Eso es increíble!-Si antes era admirada, ahora en verdad la idolatraban.

-¡Fufufufu! ¡Lo sé! Si los pusiera a la venta podría gastar dinero indiscriminadamente y de ese modo concentrarme en mis inventos-Infló su pecho, externando su deseo a futuro.

-¿Ese es tu sueño?-Le preguntaron.

-Sí. Quisiera abrir una tienda de artefactos en los que solo venda mis inventos. Normalmente solo los hago y almaceno o son para uso propio. Mi deseo es... ser reconocida como una grandiosa inventora-Contestó, repleta de ilusión.

La figura soñadora de la peliceleste cautivó a Bell, quien no le quitaba la vista.

-Yo... ¡Espero de todo corazón que lo alcances!-Respondió.

-¿Eh?-Esto la tomó desprevenida.

-Si necesitas ayuda, no dudes en pedírmela. Siempre me hace feliz que las buenas personas alcancen sus objetivos y metas, ese es mi propio sueño, crear un mundo donde los demás cumplan los suyos-Adicionó, mostrándose amable y sincero.

Las mejillas de Asfi se sonrojaron ante esto.

Dándose la vuelta y dándole la espalda, habló.

-Hay que seguir...-Se limitó a decir.

-¿Uh? C-Claro...-Él la siguió nuevamente tras esa breve pausa.

Sin hacer contacto visual y sintiendo que su rostro le quemaba, Asfi se echó aire con las manos.

"¿P-Por qué tuviste que decir eso?" Se preguntó, frunciendo el ceño. A pesar de que sus labios le temblaban, intentando sonreír, cosa que evitó a toda cosa con tal de no sentirse afectada por esas palabras tal dulces del conejo blanco.

El corazón le latía a mil por hora y el causante de esto caminaba a pocos metros de ella.

Prosiguieron con normalidad, aunque ahora las palabras de la hija de Hermes eran más limitadas que antes.

Acumularon todo lo que se les pidió y, mientras los puestos comenzaban a retirarse, llegaron a la última tienda al final del largo distrito.

-Genial. Aquí sí hubo veneno de Ala de Purple Moth...-Aliviada por encontrar lo único que faltaba, pagó por ese líquido morado y viscoso.

-¿Es lo último?-Preguntó el acompañante, posándose a su lado.

-S-Sí-Ella respondió, alejándose un par de pasos.

Varios signos de interrogación imaginarios aparecieron encima de la cabeza de Bell, confundido por esa reacción.

"Desde que le dije que la apoyaría en su sueño no me habla ¿Dije algo malo?" Se cuestionó.

-¡Listos los 5 litros de veneno!-El mercader entregó el producto, asentándolo como en veces anteriores.

-Muchas gracias, aquí tiene el pago-Asfi le dio los valis correspondientes al precio.

Sujetó la caja y la posó encima de las anteriores que Bell sostenía.

Cuando lo hizo, bajó la mirada y, en el vidriero, se percató de una caja en venta.

Esto picó su curiosidad.

-¿Qué hace especial esa caja?-Preguntó al vendedor.

-¿Esa? ¡Jajajajaja! Lo especial no es la caja. Si no lo que contiene-Respondió, riéndose de la aventurera.

Desde las montañas de cajas, Bell se asomó, interesado en la conversación.

El dueño de la mercancía la tomó y puso encima de la mesa, abriéndolo y revelando lo que había en su interior.

-I-Imposible...-Alcanzó a balbucear la chica de caballera celeste.

-Sé que no es mucho, pero conseguir tan solo un gramo de esto es en extremo complicado. La encontré a unos cientos de kilómetros cerca del valle del dragón-Reveló el origen de ese material.

Se trataba de un mineral, una roca del tamaño del falange de un dedo meñique y con el grosor de una uña.

Era de color blanco y brillaba intensamente.

-Incluso por un gramo se matarían los clientes por conseguirlo. Esto es suficiente para causar una guerra...-Expresó Asfi, estirando la mano para alcanzarlo.

No había duda, era realmente una pieza de... Oricalco.

-Perdone señorita. Pero como usted dijo, esto es suficiente para que una guerra estalle o ser asesinado. Por lo que, sí no planea comprarlo, lo guardaré. Solo se lo enseño porque confío en la familia Hermes-Dijo el mercader, cerrando la caja antes de que los dedos delgados se la chica entrarán en contacto con la roca.

-¡¿C-Cuánto cuesta?! ¡Estoy dispuesta a pagarlo!-Rápidamente sacó de su bolsillo el saco de valis. No obstante, antes de ponerse a contarlos, el dueño de dicha pieza reveló su precio.

-Trescientos mil Valis-.

-¿T-Trescientos...?-El alma se le escapó por la boca a Asfi, decayendo de ánimo.

-¿Are? ¿Tan caro es?-Bell, quien observaba la escena, preguntó.

-¡Es el material más valioso conocido! Cualquier cosa que sea construida a partir de esto es indestructible-Contestó la peliazul a la duda.

-Ya veo...-Una gota de sudor le bajó por la frente al joven.

"Wow... en verdad lo desea..." Pensó al notar la decepción en ella.

-¡Oh!-De repente recordó algo.

-¿Dijo trescientos mil valis?-Buscaba confirmar el precio con el vendedor.

-¿Uh? Sí ¿Por qué?-Le respondieron.

El peliblanco bajó las cajas, ausentándolas en el suelo cuidadosamente y, de su bolsillo, sacó un único pedazo de papel.

-¿Bell?-La hija de Hermes lo nombró.

-Este fue el pago que Urano-Sama al realizar la misión de Melen. No sé si sea suficiente...-Extendió lo que de lejos parecía ser un cheque.

El dueño se lo arrebató tan pronto el nombre del dios de Orario "Urano" fue pronunciado.

-¡M-Medio millón de valis! ¡Es un cheque por medio millón de valis!-Gritó airadamente, los brazos le temblaban al tener esa cantidad de dinero en las manos.

-Eso significa que puedo comprarlo ¿Cierto?-Dijo el conejo.

-¡¿Bell?! ¡Lo lo quería comprar...!-Antes de que Asfi reclamara, enojada, la caja con el Oricalco le fue entregada al muchacho junto con doscientos mil valis de cambio.

-¡Fue un placer hacer negocios! ¡Hasta luego!-El puesto se cerró a todas prisas y el dueño del mismo corrió al gremio, olvidando el resto de cosas.

El par permaneció de pie, sorprendidos por lo emocionado que se puso.

"El amor al dinero es cosa seria..." Pensaron.

Resignada, la aventurera bajó los hombros.

-¿Y en qué planeas usarlo? Tienes en tus manos un material indestructible que se emplea para armas o conductores de magia-Interrogó.

-De hecho lo usaré de otro modo-Respondió Bell, guardando el dinero en su bolsa de valis.

-¿Uh?-La peliceleste ladeó la cabeza mientras la caja era acercada a ella.

-Quisiese regalártelo, Asfi. Como vi que en verdad lo querías, quise comprarlo para ti. Es la forma en la que me disculpo por el accidente en Rivira. Espero que lo aceptes y podamos empezar de nuevo-Reveló.

-¿Q-Qué...?-Las manos temblorosas de la chica la sostuvieron.

-Quisiese ser tu amigo, Asfi-Ante la luz del sol ocultándose iluminándolo desde atrás, esas palabras fueron dichas junto a una sonrisa sincera.

Las mejillas de quien las recibió se ruborizaron.

Pegó la caja a su pecho, el cual sufría una presión.

-Sé que en tus manos, ese Oricalco será usado para el bien-Agregó el muchacho, guiñándole el ojo.

*¡Puff!*

Vapor salió de la cabeza de Asfi y los labios le temblaban.

-¿Te encuentras bien?-Ante la falta de respuesta de su acompañante y el color rojo que adoptaba la piel de esta, Bell se preocupó.

Ella respiró hondo, abrazando el Oricalco y con el corazón latiéndole muy fuerte.

Acomodó sus lentes y lo encaró.

-M-Muchas gracias, Bell-Como una doncella enamorada, externo su agradecimiento mientras continuaba roja de la cara.

Como si de una competición de sonrojos, él también se puso igual a un tomate.

*¡Puff!*

Sacó vapor de orejas y cabeza.

-N-No es nada-Desvió la mirada y se rascó la nuca.

"Es... increíblemente hermosa..." Pensó, halagándola en su subconsciente.

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Minutos después. En la "Posada del viajero", sede de la familia Hermes.

-Supongo que aquí nos separamos-Dijo Bell, asentando las cajas de materiales en la entrada de la casa.

-Sí. Fue agradable tu compañía, Bell. Agradezco que me hayas acompañado-Asfi, menos estoica y seria, externó su verdadero sentir.

-No es nada. Siempre que pueda ayudar a quienes lo necesitan, lo haré-Respondió el peliblanco, demostrando su voluntad de socorrer a quien lo requiera.

-Fufufu, siendo así, espero que Hermes-Sama me mande sola al área comercial más seguido-Contestó la peliceleste, riendo tiernamente, tapando su boca con la mano.

Seguido de esto se despidieron. Cada uno tomaría su propio camino.

Cuando el conejo le dio la espalda, algo en la aventurera la obligó a hablar.

-Bell... ¡Nos vemos mañana!-Sacudiendo su mano de un lado a otro, le dijo adiós.

-¡Sí!-El héroe contestó, correspondiendo al gesto.

Asfi permaneció en la entrada de su sede, observándolo hasta que su figura desapareció.

El corazón le latía muy rápido.

Suspiró, mirando el regalo que se le fue conferido.

-Supongo que... ahora entiendo por qué varias chicas se enamoran de él...-Murmuró.

Giró y buscó las llaves de su hogar entre su bolsillo y sintió un papel.

-¡Tch! El encargo de Hermes-Sama, lo olvidé-.

La hoja que el susodicho dios le pidió al conejo que le entregara fue olvidado por la chica.

Lo desdobló para leerlo y...

-¡HERMES-SAMA!-Gritó aquel nombre repleta de furia.

*¡PAM!*

La puerta de la posada fue abierta a la fuerza, el seguro se rompió por la patada de Asfi.

En el interior de esta se escucharon dos voces.

-¿Eh? ¡Asfi! ¿Cómo te fue? ¿Todo bien? ¿E-Eh? ¡E-Espera! ¡No! ¡No! ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH!-.

*¡CRACK!*

Un crujido hizo eco.

-¡LO ROMPISTE! ¡LO ROMPISTE!-.

-¡DEJE DE JUGAR CONMIGO!-.

Los gritos y súplicas no cesaron.

Mientras que al pie de la puerta caía esa hoja que despertó el enojo de la bella princesa y decía lo siguiente:

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Diviértete en tu cita, Asfi. Luego me lo agradecerás. ¡Pero espero que no suban a segunda base! ¡Tengo ojos en los todos moteles de la ciudad y me enteraré de ser ese el caso!

Atentamente: Hermes

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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...

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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

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