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Capítulo 37.

Era un día tranquilo en la ciudad de Orario. Los rayos del sol se proyectaban y filtraban entre las delgadas cortinas de una habitación en específico dentro de la gran sede de la familia Dian Cecht.

Al interior de la misma la única forma de describir lo que se hallaba era "Un completo caos sin reparación".

Regado en el suelo se podían observar prendas de ropa de diferentes personas, un hombre y una mujer. También podía verse cierto polvo del yeso de las paredes que cayó, en teoría, por fuertes impactos entre una sólida superficie y algún objeto de gran resistencia. O quizás una persona...

En la enorme cama, completamente mojada y con partes manchadas de amarillo, reposaba un cuerpo totalmente cubierto por la sábana de pies a cabeza.

¿Uh? ¿Qué se observa en la parte derecha de dicha cobija? ¿Podría ser...?

Si, en efecto. Una mancha color carmesí resaltaba en la blancura de la tela. Una impureza que causaba un chillido entre los alrededores color nube.

No era necesario explicar qué originó dicha mancha, la respuesta era muy obvia, así como la que resolvía la interrogante de "¿A quién le pertenece?" Con tan sólo percatarse de la figura femenina enfrente de la cama, la cual se observaba a sí misma desde el espejo que formaba conjunto con el tocador de dormitorio de madera de roble.

Se trataba de una hermosa mujer de cabellera plateada, de nombre Airmid, la cual era peinada suavemente y con cuidado, evitando que algunos de sus cabellos fueran desprendidos por descuido en la regulación de su fuerza.

La chica en cuestión vestía una chaqueta color café que en definitiva no le pertenecía ¿Cómo es que el autor está tan seguro? Sencillo, la talla era mucho más grande que la que normalmente usaba la fémina, a simple vista se notaba ya que la quedaba extremadamente grande. Sin embargo eso no era lo más llamativo, dado que... no traía nada más abajo. La única prenda que la cubría era esa.

En sus bellos labios se dibujaba una dulce sonrisa repleta de satisfacción mientras tarareaba una canción que reflejaba su estado calmo y alegre. Movía la cabeza de un lado a otro, como si de una niña pequeña se tratase.

Al tarareo se le unió otro sonido, el de las sabanas deslizándose delicadamente, señal de que el sujeto debajo de las mismas estaba despertándose y preparándose para levantarse.

"¿Uh? ¿Q-Qué hora es? ¿En dónde estoy?" Interrogó el susodicho, asomando la cabeza al exterior y siendo deslumbrado por la luz golpeándole de repente al rostro.

Mira de un lado a otro mientras aún continuaba con cierta somnolencia y despiste. Conforme sus ojos analizaban el lugar en el que se hallaba, estos se iban abriendo y varios recuerdos abordaban su mente. Recuerdos de aquella larga y agotadora noche que compartió con la mujer delante suyo. No obstante... eso no solo fue cosa de la noche. Al amanecer continuaron hasta caer rendidos, trayéndolos al aquí y ahora.

"S-Sí, ya recordé. Cuando traté de levantarme e irme, Airmid me agarró y volvimos a hacerlo..." Sus mejillas adoptaron el mismo color de sus ojos cuando declaró eso dentro de su mente, repitiendo la escena ahí mismo.

"P-Pero por alguna razón olvidé todo lo que ocurrió antes de llegar a su cuarto. S-Solo me acuerdo del sonido de sus gemidos y las expresiones de placer extremadamente sexys que Airmid hacía..." Una gota de sudor le bajó de la frente, repitiendo las imágenes antes mencionadas como si de un collage se tratase.

Se tiró a la cama, aún sin percatarse de que su amada novia estaba en la habitación, posando su brazo en el hombro y negando con la cabeza.

"No puedo creer que lo hayamos hecho toda la noche en nuestra primera vez. Definitivamente estuvimos conteniéndonos mucho para esto y no dejamos pasar la oportunidad. Todos esos masajes aunados a la gran cantidad de provocaciones que hizo antes de que fuese al juego de guerra me volvieron una bestia sin raciocinio y ella lo aceptó sin quejarse ni negarse. Yo creí inocentemente que solo terminaríamos una vez y dormiríamos, así a la mañana siguiente regresaría a la mansión. Pero por lo que parece me equivoqué, ambos deseábamos tanto que esto llegara y no nos contuvimos" Sus labios temblaban y su ritmo cardiaco se aceleraba conforme realizaba ese monólogo interno repleto de sorpresa ante lo inesperado que fue el suceso.

Sabía que tarde o temprano lo harían. La promesa antes del juego de guerra solo aceleró las cosas y el postergarlo gracias a la mudanza de sede provocó un aumento en la ansiedad y líbido de la joven pareja.

Su mente divagaba, impidiéndole oír los pasos cuidadosos y bien planeados de la peliplateada acercándose a él hasta que...

-¡Buenos días, amor! Ya es momento de que despiertes, querido. Sé que estás cansado pero no es bueno que permanezcas en cama mucho tiempo-Dijo Airmid haciendo un tierno puchero, posando los puños en la cadera e inclinándose hacia adelante, fingiendo molestia tras retirar la sábana de encima del conejo.

Detrás de la médico, los rayos del sol brillaban, aparentando que ella era quien emitía esa luz.

Los ojos del joven se abrieron en demasía ante esto. La expresión en su rostro denotaba total impresión y su falta de respuesta indicaba que estaba pasmado por lo que acababa de oír.

-¿Amorcito? ¿Qué sucede?-Preguntó Airmid, pasando de fingir molestia a preocuparse por su amado.

-¿E-Eh? N-No, nada. No pasa nada. Buenos días, Airmid-Bell salió de aquel estado catatónico y respondió, levantando la espalda y girando el cuerpo al costado para estar sentado al borde de la cama.

-¿En serio? ¡Me alegra mucho!-La peliplateada reaccionó de sobremanera, abrazándolo y aplastándole el rostro con sus prominentes pechos.

"¡Ella definitivamente quiere otro pedazo de mi!" Gritó internamente el albino, temiendo que decidieran retomar lo de esa mañana.

*Mua*

Airmid le dio un delicado beso en la frente y se separó de él.

-¿Pudiste dormir bien, querido? Últimamente has estado muy ocupado y temía que no hayas podido descansar lo suficiente, así que no te desperté-Interrogó la chica, acariciándole el costado del cabello de forma suave y delicada, repleta de cariño.

-¿Are? Sí, pude dormir muy bien. De hecho siento que más de lo que he dormido en los últimos meses-Contestó el conejo, permitiéndose ser mimado.

-¿En serio? ¿No necesitas nada? Podría traerte un vaso de agua, pedir sábanas limpias o almohadas suaves por si las de mi habitación no son lo suficientemente cómodas-La actitud servicial de la peliplateada, al igual que esa sonrisa perecedera que sus labios formaban, no desaparecerían pronto.

"¿Es idea mía o está menos estresada que antes? Este cambio tan repentino me gusta pero me asusta" Pensó el albino sin que el toque de su novia cesara.

Habían sido días difíciles para ella. Tras su ausencia varios días en las últimas semanas, tuvo que cumplir la cuota de horas perdidas con su dios Dian Cecht de manera continua e ininterrumpida. Si bien la deuda aún no era saldada, era agradable verla de ese modo tan calmo y relajado.

Tras unos segundos para analizar el motivo, dio con la respuesta. No era tan difícil conocerla, solo se necesitaba retroceder un par de horas y darían con ella.

Las mejillas del conejo adoptaron un color rojo semejante al de una manzana al darse cuenta de eso.

"M-Mi abuelo no mentía cuando decía que si a una mujer quieres tranquilizar, una buena noche le debes dar. No hay tristeza ni enojo que perduren luego de una noche de amor desenfrenado como la que tuvimos" Se dijo a sí mismo, rememorando una de las múltiples frases y consejos que le fueron inculcados sobre el actuar de esa especie tan misteriosa y temible llamada mujer.

Los cariñitos se detuvieron y las manos de la médico se posaron encima de los hombros del muchacho, tirándolo de espaldas a la cama.

-¡¿A-Airmid?!-Bell la nombró, nervioso por ese inesperado actuar.

-¿Sí, cariño?-Contestó la susodicha, viéndolo.

Sus dedos se pasaban por encima del pecho del joven como si simulara que se tratase de dos piernas recorriendo un sendero.

-¿Sabes? Nuestra velada fue maravillosa, tal y como la imaginé. Lo que hicimos aquí quedará grabado para siempre. La brusquedad, la lujuria, el deseo con el que nos mirábamos, besábamos y lo hacíamos es algo que jamás podré olvidar-Decía Airmid, relamiéndose los labios y frotando su entrepierna con el muslo del joven.

Bell tragó saliva antes de hablar.

-¿L-Lo dices en serio? Y-Yo sentí lo mismo...-Respondió.

-Estoy siendo completamente seria con esto. El éxtasis que nos inundó trajo a mi una sensación no conocida que me encantó. Incluso ahora, luego de varias horas, aún siento mi interior caliente con tu esencia llenándome-Las pupilas de la sanadora formaron corazones.

-¡S-Son demasiados detalles, Airmid!-Reclamó el conejo, sintiendo que vapor salía de su nuca. La calentura se le subía y el calor en su cara se potenciaba a tal punto que comenzaba a sentirse mareado.

-Fufufufu ¿Por qué te comportas así? Luego de las cosas sucias que hicimos y la gran cantidad de tiempo que las hicimos ¿Sigues tratando de adoptar el papel de un alma inocente? Podría ser que... ¿Necesitas más de mi cuerpo...? De ser así...-La boca de la peliplateada se abrió después de su breve risa y reclamo, acercándola al costado de su amado justo debajo suyo, específicamente a su oreja.

-De ser así, entonces te permito meterlo hasta el fondo como ayer. Has que mi interior se llene de tu amor y sujétame de la cintura para acercarme a ti y besar lo más profundo de mi ser-Pidió con un tono erótico que comenzaba a provocar un corto circuito en la base de control del conejo.

-¡N-No era yo mismo cuando eso pasó! ¡El ambiente tomó control de mi cuerpo y no pude evitarlo! ¡Además lucías tan hermosa y sexy que el contenerme sería un insulto para lo mucho que te amo!-Gritó el antes mencionado con lágrimas bajando de sus pómulos y los brazos temblando dado que deseaba posar las manos en el redondo y desnudo trasero de la provocativa mujer.

Una sonrisa pícara repleta de intenciones reproductivas se dibujó en la médico quien...

-¡N-No hagas eso!-.

Mordió delicadamente el lóbulo de la oreja de su querido amorcito, provocando que este le pidiese que no lo hiciese.

-No importa, querido. Libera a ese Bell tanto como quieres cuando estés conmigo, te recibiré con brazos y piernas abiertas-Le susurró.

"Debo mantenerme sereno antes de ceder a la lujuria. ¡Mente fría Bell! ¡Mente fría! ¡Si esto continúa así no saldremos de la habitación hasta que no quede líquido en mi cuerpo para exprimir!" Gritó internamente, luchando contra sus más bajos instintos y así retomar el control de la situación.

Dio un largo suspiro. Ya tenía en mente qué hacer.

-Airmid-Con un esfuerzo inhumano pudo nombrarla con un tono serio que rompía el ambiente.

La susodicha volteó a verlo.

-Si eso es lo que deseas, no te lo negaré. Somos novios y es mi deber como tal el entregarte lo que me pidas porque te pertenezco y tú me perteneces, pero, por favor, mantengamos la calma este momento y analicemos la situación-Declaró, levantando la espalda y junto con ella a la fémina encima de su pecho, quien se sentó en su regazo mientras él lo hacía en el borde de la cama.

La ceja de la médico se levantó, confundida.

-¿Qué quieres decir con eso, amor?-Preguntó.

-Piénsalo por un momento. ¿Qué pasaría si las demás se enteran de que por fin lo hicimos? ¿Cómo se lo tomarán? Claramente tendrán rienda suelta para pedirme lo mismo y como son mis amadas novias no podré negarme así que cada una de mis noches podría convertirse en una batalla campal en busca de intimar conmigo. Aunque, siendo sincero, no es algo que me sorprenda dado que lo intuía desde el momento en que decidí tener más de una novia-Informó, tocando el tema sobre el resto de las novias y planteando el escenario en el que ellas se enteran de la virginidad perdida de Airmid.

-Tiene sentido...-Airmid sujeto su barbilla, cediéndole la razón. Si bien quiere a Bell solo para ella, era imposible que eso sucediera dado que no es la única novia con al que el albino cuenta.

-¿Verdad que sí? Si se enteran mis horas de sueño serán comprometidas, no, ¡NULAS! Porque no soy tan tonto como para no esperar que traten de tener su propia noche-Comentó el conejo. Una parte dentro suyo se sentía genial dado que era deseado por sus novias, otra en cambio, tratándose de su sentido de supervivencia, le vociferaba que no metiera la pata porque si no morirían por snus snus.

-¡Pffff! ¡Jajajajaja! ¡Debiste pensar en eso antes de tener múltiples novias, querido! Tarde o temprano esto tendría que pasar. Todas queremos lo mismo y hemos imaginado cómo sería el día que lo recibamos-La sanadora estalló en risa, burlándose de su situación que en otros contextos sería envidiable.

-A-Admito que es mi responsabilidad y tendré que afrontar las consecuencias que acarrea la decisión que tomé, pero no me arrepiento en lo absoluto. Es solo que no me siento listo para hacerlo con todas cada noche ¡Así que tendré que mejorar mi resistencia y pulir mi técnica!-Declaró con vehemencia y repleto de confianza.

Las mejillas de la mujer sentada en su regazo se ruborizaron mientras él se rascaba la nuca, inquieto.

-Fufufu. Si de mejorar tu resistencia y pulir tu técnica hablamos, entonces no tengo problema en ofrecerme como tu muñeca de practicas-Ella posó las manos en cada lado del rostro de su amado. Sus frentes chocaron y se vieron fijamente.

Ese simple gesto fue suficiente para que la desbordante confianza del albino fuese disipada en un instante.

-N-No tengo problema con ello. S-Solo permíteme descansar antes de volver ha hacerlo. Prometo que no te haré esperar mucho-Él no se negó a la propuesta que su novia le dio.

Airmid hizo un puchero. Quería volver a ser comida en ese instante, pero gracias a la actitud que adoptó su novio eso sería imposible.

-Está bien, esperaré ¡Pero no sea mucho!-Ella sacudió sus brazos de arriba a abajo semejante al berrinche de una niña.

Bell le acarició la mejilla, tranquilizándola.

-Haré mi mejor intento-Respondió.

La fémina niega con la cabeza, posando su mano encima de la de él para presionarla más cerca de ella.

-No hay problema, amor. Si esperé varios meses para que mi primera vez fuese tomada por ti, no tengo problema en aguardar por una segunda vez. Además, solo estaba comportándome coqueta para ponerte nervioso, dudo que mi cuerpo resista otra ronda-Una gota de sudor bajó de la frente de la sanadora, revelando la verdad detrás de sus insinuaciones.

-¿C-Cómo...?-Mientras el joven cuestionaba aquello, Airmid puso la mano encima de su vientre, silenciándolo en el acto.

-No lo notaste porque estabas dormido, pero cuando me desperté no fui capaz de pararme, por lo que tuve que usar magia de curación en mi misma para mitigar el dolor que sentía de la cintura para abajo. Por un momento creí que quedaría inválida. No exagero al decir que si volvemos ha hacerlo ahora sin dudas no podré caminar en días-Confesó la chica, recordando lo sucedido horas antes.

La ceja del conejo tembló, resistiendo la pena.

-P-Perdóname...-Se disculpó. Claramente es el culpable de que eso pasara.

-Fufufufu. No dije que te culpara por ello. Solo ten mas cuidado conmigo, recuerda que eres fuerte, demasiado fuerte. A pesar de lo sucio que nos comportamos, sigo siendo una dama y merezco delicadeza-Dijo Airmid, inflando su pecho.

-¿Y por qué me pediste que...?-.

-¡Shh! Dijiste que te avergonzaba recordarlo-.

Antes de que el albino revelara una solicitud que su novia le hizo producto de la pasión, fue silenciado por el dedo inicie de esta última, quien se bajó del regazo y se puso de pie otra vez.

-Por cierto, estoy de acuerdo con guardarles el secreto al resto. No debe ser muy difícil ya que Riveria, Tiona y Alicia están en una expedición. Shakti y Maria dudo que sean lo suficientemente observadoras como para sospecharlo-Comunicaba.

-Así que... será nuestro secreto-Puso el dedo índice encima de su labio y le guiñó el ojo.

"¡TENGO A LAS NOVIAS MÁS HERMOSAS DEL MUNDO! ¡ERES JODIDAMENTE HERMOSA Y SEXY, AIRMID!"Gritó Bell en lo profundo de su ser, celebrando la gran fortuna con la que cuenta, poniéndose de pie.

Rápidamente la abrazó desde la cintura y la levanto.

-¡¿Waaa?! ¡¿B-Bell?!-Esto tomó por sorpresa a la susodicha.

-¡Te amo!-Confesó, girando con el,a en sus brazos.

-¡Fufufu! ¡Yo también te amo, Bell!-La chica se divertía girando.

Pasaron unos cantos segundos de ese modo, declarando lo mucho que se amaban sin detenimiento ni miramientos por la insonorización de la habitación que impedía que el ruido fuese oído por el exterior. No fue hasta que a Airmid habló que se detuvieron

-¿Acaso nos saltaremos la comida también? Me sorprende que no tengas hambre, amor-Preguntó.

Las vueltas se detuvieron en seco. La alegría del conejo cambió por un gesto congelado e inerte, como si recién recordara algo.

-¿C-Comida? Q-Querrás decir desayuno ¿Verdad?-Cuestionó, creyendo que la peliplateada, la cual fue bajada, se confundía.

-No amor, es la hora de la comida. El desayuno y almuerzo nos lo saltamos hace horas, mira-Caminó dando pequeños saltos hacia la ventana para retirar la cortina y enseñarle el cielo con el sol más cerca de esconderse que de estar en su punto más alto al mediodía.

El nerviosismo del albino aumentó ante esta revelación. Su piel de por sí blanca palideció aún más.

-Y-Yo...-.

-¿Tú...?-.

-¡TENÍA QUE IR A LA MANSIÓN AL AMANECER!-.

Gritó ya entrado en crisis y preocupado por su nula percepción del tiempo a consecuencia de haber dormido tantas horas.

Rápidamente se puso de pie y buscó cada pieza de su ropa entre el desastroso suelo de la habitación igual de desordenada.

-¿Por qué tanta prisa? Te preocupas por nada, amorcito. Es fin de semana, por lo que deberías relajarte y descansar-Comentó la enfermera, despreocupada, asomándose por la espalda y tratando de abrazarlo pero antes de rodearlo con sus brazos este se movía a otro lado para seguir en su búsqueda por sus prendas de vestir, principalmente la ropa interior.

-¡N-No lo entiendes, estuve noche y día aquí sin avisarle a nadie de la mansión. Maria podrá ser permitida y creerme en lo que diga, pero incluso ella se daría cuenta de que algo anda mal, sospechando que bueno, nosotros...-Bell se detuvo un momento, apenas, antes de proseguir.

-Así María sospeche, dudo que te interrogue. Repito, te preocupas por nada. Quedémonos en cama y durmamos hasta el domingo-Ella lo rodeó por detrás del cuelo y frotó su mejilla a la de él.

-¡E-Es que Maria no es la única que podría sospechar!-Confesó el albino, moviéndose aún con la médico en su espalda sin soltarse.

Esto causó confusión en la susodicha.

-¿No es la única? ¿Quién más podría ser? ¿Shakti se quedó a dormir en la mansión?-Varias preguntas se formularon en su subconsciente, las cual emitió sin ninguna clase de restricción, ladeando la cabeza.

El comentario de "No es la única que podría sospechar" sembraba incertidumbre. A parte de Maria, solo Shakti estaría disponible como novia del conejo teniendo en cuenta que el resto pertenece a la familia Loki, quienes están en una expedición por lo que resta del mes, así que son las únicas con el derecho hasta cierto punto que podrían reclamarle por su retraso.

A menos que haya unido a otra u otras recientemente y la sanadora no se haya enterado.

Antes de que le cuestionara sobre la identidad de la o las integrantes nuevas a la ya muy grande familia Cranel, fue interrumpido por un repentino levantamiento de voz de su amorcito.

-¡Además, hoy no es fin de semana! ¡Recién empezará, es viernes!-Alertó el conejo, sin abandonar su estado de nerviosismo, señalando un calendario pegado en la puerta del cuarto con la fecha de ese día.

La peliplateada soltó a su amado tras observar a qué se refería, confirmándolo.

-¿Oh? ¿Hoy es viernes? ¡Entonces me salte un día de trabajo! ¡Qué descuidado de mi parte!-No parecía interesarle en lo absoluto ya que se mantenía alegra y feliz como desde que despertó.

Nada perturbaba a la realizada Airmid,quien inhalaba paz y exhalaba amor.

-¡Lo encontré!-La mano del albino sostenía su ropa interior, celebrando su hallazgo mientras procedía a ponérsela.

-¡Como sea! Sea fin de semana o no, hoy pasaré el día contigo ¡Sin objeciones!-Dijo la fémina, retirándose la chaqueta de Bell botón a botón de forma erótica sin la intención de hacerlo, pero era ignorada por la prisa que él tenía.

No fue hasta que dicha prenda de vestir fue arrojada al mencionado anteriormente que reaccionó y vio el cuerpo desnudo de la enfermera.

-¡A-Airmid! ¡Estás desnuda! ¡Vístete!-Pidió, cubriéndose los ojos con las manos aunque separaba los dedos de vez en cuando para apreciar la belleza del cuerpo desnudo de su muy hermosa novia.

La peliplateada se dio la vuelta y se puso frente a él, inclinándose hacia adelante y dejando que sus pechos colgaran mientras acercaba su rostro al del chico.

-No deberías sentirte avergonzado, querido. Este cuerpo ya ha sido recorrido por tus ojos, manos, lengua y...-.

-¡QUE NO REVELES TANTOS DETALLES!-.

Airmid, quitada de la pena, continuaba con la descripción acertada de lo sucedido en la noche de pasión desenfrenada. Y como al conejo le avergonzaba revivirlo, le pidió que parara.

-¡Pfff! Quizás digas eso, sin embargo, a una parte de ti le emociona oírlo-Señaló la parte inferior del cuerpo del conejo, el Bell Jr. Que estaba despertándose en su forma desenfundada y vigorosa al apreciar el físico de tan perfecta mujer.

Instintivamente la mirada del joven fue a dicho lugar y se cubrió con ambas manos.

-E-Es una reacción fisiológica...-Susurró, agachando la cabeza.

-Fufufu, como sea querido, también me vestiré. Ya que es tarde podría cocinarte la comida en la cocina del hospital ¡Deja en mis manos tu alimentación!-Repleta de confianza, la sanadora se ofreció como Chef para su hombre, quien lucía hambriento.

-No me desagrada la idea. Creo que nunca he probado comida hecha por ti-De alguna manera, el ambiente se aligeró cuando abordaron ese tema, tanto así que Bell pudo hablar con tranquilidad por primera vez desde que se despertó.

-¡Verás a tu hermosísima novia en acción!-Levantó el brazo y mostró su casi imperceptible bíceps.

"Al menos hoy es fácil de manejar su carácter. De ser otro día y circunstancias diferentes, me hubiese impedido irme y no sería capaz de negarme a su solicitud. Me pregunto cuánto durará así. No me desagrada que sea dulce y servicial, pero creo que me he acostumbrado a mi hermosa Kuudere con un poco de Tsundere que se comporta como Yandere cuando se enoja. ¡Devuélvanme a mi 'Dere' multifacética!" Rogó, levantando el puño ferozmente.

Prosiguió con lo que hacía. Había encontrado su pantalón entre las sábanas y se lo puso. Solo hacían falta sus botas, las cuales de plano no recordaba dónde las puso.

-Bell, amor ¿Me pasarías mi ropa interior? Estás sentado encima de ella-Pidió Airmid, señalando debajo del trasero de su novio.

Él se elevó ligeramente y lo sacó de ahí. Cuando se dio cuenta de lo que sostenía no fue capaz de impedir que su mente reprodujera esos sucios recuerdos.

Se trataba de Body color negro que Airmid planeaba ponerse antes de que él irrumpiera en el cuarto cuando recién salía de bañarse.

Su mente divagó, sin apartar la vista de la prenda, y se imaginó a la peliplateada usándolo. Esto trajo como consecuencia un sangrado nasal leve que no fue percibido por la protagonista de sus fantasías.

-Bell, si no me las das estaré desnuda debajo de mi uniforme ¿Acaso es un fetiche que tengas? Porque de ser así, no me negaría a complacerte...-Airmid le llamó la atención y le hizo esa pregunta de forma pícara, posando su dedo en el labio para agregarle un toque erótico.

La cabeza del conejo se sacudió de un lado a otro para regresar al mundo real.

-T-Ten...-Le entregó la lencería.

-Fufufu, no dijiste que no~ Por lo que lo tomaré como un sí y una referencia para cuando la situación lo amerite~-Celebró la peliplateada, agarrándolo y vistiéndolo.

Sus enormes senos fueron acomodados por el sostén de encaje con el que contaba el Body y su trasero se puso forme cuando la tela lo presionó. Bell no quitaba ni un gramo de atención de cada pequeño movimiento que su novia hacía. Estaba hipnotizado por la delicadeza y belleza con la que los hacía.

"¿Este es el paraíso, abuelo? Porque si no lo es, definitivamente es algo muy cercano" Pensó el albino.

-¿Por qué unes tus manos como si rezaras?-Preguntó la peliplateada.

-Porque estoy dándole las gracias a los dioses por darme tan enorme bendición-Contestó Bell al instante.

"¿Bendición? Tú no tienes falna ¿Cuál bendición?" Varios signos de interrogación aparecieron encima de Airmid. Quizás no era muy diferente a su novio en lo que a credulidad respecta.

El ritmo en el que la coordinada pareja se vestía fue repentinamente interrumpido por la intervención de un tercero justo cuando menos lo esperaban.

-¡Hey, Airmid! ¡Dian-Sama recién se despertó y cuando se enteró que no has siquiera bajado a la recepción nos comenzó a regañar! ¡Ya despierta!-Martha, la joven humana que forma parte de la plantilla del hospital, y es compañera de la sanadora, entró a la habitación de golpe, azotando la puerta y con un profundo estrés producto de, cómo dijo, los reclamos del dios patrón de la familia.

-¿Eh...?-Cuando sus ojos fueron abiertos presenció la escena justo enfrente de sus narices de primera mano, quedando congelada y sin habla.

El interior de la habitación era un total desastre, como se describió anteriormente, por lo que eso fue los primeros que identificó. Cuando buscó responsables se topó con la figura del albino al que tanto odia y que es novio de la capitana de su familia. Este último permanecía pasmado con los pantalones a medio subir y temblando de miedo.

Luego dirigió la atención a su "Santa" Airmid Teasanare, sin embargo, solo aumentaron sus temores, palideciendo.

-¡Oh, perdóname Martha! Verás... olvidé que teníamos trabajo hoy y no me siento muy dispuesta a presentarme en mi turno ¿Podrías decirle a Dian-Sama que me tomaré el día libre? ¡Prometo que cubriré los turnos que me pida si no me lo niega!-La peliplateada, aún en su papel de dama feliz y rebosante de luz le habló a su amiga despreocupada, como si nada pasara, juntando sus manos como si estuviese suplicando.

La ceja de la joven comenzó a temblar al verla de ese modo. Como si no fuese suficiente que estuviese con una ropa interior que enseñaba mucho de su bien definido cuerpo.

Regresó la mirada al albino sentado al borde de la cama, quien igual quedó pasmado y pálido desde que la enfermera entró.

Sus globos oculares se movieron a una velocidad inhumana y de formas extremadamente extraña para un mortal.

"Cuarto alborotado...".

"Semi desnudos...".

"Sábanas húmedas con algunas partes endurecidas... ¡¿Y AMARILLENTAS?!".

Analizaba minuciosamente las pistas puestas sobre la mesa para dar un veredicto.

"Cuarto, semi desnudos, sábanas...".

"Cuarto, semi desnudos, sábanas...".

"Cuarto, semi desnudos, sábanas...".

Repetía.

Varios indicios confirmaban sus sospechas.

"Chupetones en el cuello de Airmid...".

Otra señal fue añadida.

"Arañazos en la espalda de ese maldito bastardo...".

No paró ahí.

Dio un par de pasos adentro del cuarto, cerrando la puerta detrás suyo.

Bell aún no se movía. Se sentía como una presa siendo cazada por el depredador. Como un conejo esperando el ataque de un lobo.

El sudor se deslizaba de su frente, evitaba que este cayera al suelo por si producía el mínimo ruido que alertara a la bestia.

Cuando Martha entró lo suficiente al cuarto, una mancha roja sobre las sábanas le causó un profundo mareo.

La palidez fue intercambiada por sonrojo. El temor y la sorpresa fueron reemplazadas por indignación y furia.

La mancha roja, una señal inequívoca que unía los puntos de su teoría y confirmaba su sospecha, encima de las sábanas se trataba de...

-¡S-SANGRE! ¡ES SANGRE EN LAS SÁBANAS! ¡MALDITO BASTARDO! ¡MANCILLASTE A NUESTRA SANTA! ¡HAS MANCILLADO A NUESTRA INMACULADA Y PERFECTA SANTA!-La escandalosa voz de la enfermera fue poderosa al vociferar aquello, lastimando incluso los oídos de los presentes y gritando a los cuatro vientos esa noticia de no ser porque la habitación estaba insonorizada.

Extendió la mano y señaló con el dedo índice al maldito que le acababa de arrebatar su pureza a la capitana de la familia Dian Cecht.

-¡N-NO LO DIGAS ASÍ! No estás equivocada ¡PERO NO LO DIGAS ASÍ, MARTHA!-Pidió el conejo, recuperando el habla

-¡GUARDA SILENCIO MALDITA BESTIA! ¡¿CÓMO PUDISTE HACERLE ESO A TAN PURA E INOCENTE MUJER?! ¡ERES UN SER DESPRECIABLE! !LA PEOR ESCORIA DEL MUNDO!-La castaña no aceptaría argumentos en contra cuando la idea de lo sucedido que estaba en su cabeza ya se había establecido.

Corrió hacia la sanadora y la abrazó.

-¡MALDITO CONEJO PERVERTIDO! ¡NO PERMITIRÉ QUE LA VUELVAS A TOCAR!-Vociferó, repleta de odio.

-Martha, haces mucho ruido. Bell no me obligó a nada, fue mutuamente consensuada y planeado desde días atrás. Es más, si tuviese que responsabilizar a alguien de que las cosas escalaran hasta este punto sería a mí porque lo estuve provocando activa e intencionalmente desde hace semanas-Confesó la curandera.

La mente de Martha dio múltiples vueltas cuando ese choque de información la golpeó.

-E-Esto no puede... ser posible...-Musitó.

El conejo se percató de algo extraño en ella, poniéndose de pie.

*¡PAM!*

Cayó de espaldas, desmayada.

-¡S-Señorita Martha!-Bell fue a auxiliarla.

-No puede ser posible... mi santa fue mancillada, Dea Saint fue devorada...-Los ojos de la enfermera se volvieron remolinos, dando vueltas en un mismo eje.

"Hummm ¿Qué debería cocinarle a Bell? Solo recuerdo las recetas de mi madre" Airmid, al estar tan metida en su propio mundo, no se percataba de la crisis por la que se pasaba en el real.

Minutos después. En las calles de Orario.

-¡No puedo creer que Dian-Sama nos exigiera salir del hospital! Exageran mucho, no es como si hubiésemos hecho algo malo. Y yo que quería cocinarte la comida en la cocina de mi sede-Airmid se cruzó de brazos completamente irritada aunque debido a su estado pasivo no se asemejaba al nivel normal.

-D-De hecho estoy seguro de que tener sexo en un hospital es un insulto para los trabajadores y pacientes del mismo-Bell le llevó la contraria, caminando a su lado mientras su brazo era abrazado por la peliplateada.

-¡Pero no fue por mera lujuria y placer carnal! Lo hicimos por amor, un amor puro y verdadero, querido. Así que no hicimos nada malo-Replicó la fémina, justificándose.

"Amor o sin amor, con lujuria o sin ella, tuvimos sexo en un hospital. La razón no borra ese hecho" Una gota de sudor le bajó de la frente al albino, quien no permitió que esas palabras salieran de su boca por el miedo de comprometer la actitud de su amada.

"Además, fuimos descubiertos por la peor persona posible. Martha me odia y exageró la historia. Por poco soy tachado de violador" Adicionó, sintiendo un escalofrío al rememorar cuando el dios trató de molerlo a golpes por mancillar a su hija, pero pudo evitarlo ya que el susodicho no cuenta con la velocidad ni la fuerza suficiente para siquiera alcanzar a tocarlo.

La pareja caminaba por las concurridas calles de Orario como si de un par de celebridades se tratara. Y quizás no estaba alejado de la realidad.

La sanadora más famosa de la ciudad, conocida como la "Santa" y apodada "Dea Saint" acompañada del novato del momento, apodado por las masas como el "Héroe de Babel" o por algunos cuantos como el "Héroe sin falna", aquel muchacho que se enfrentó a un minotauro irregular en menos de un mes de ser aventurero y se sumergió en el calabozo sin poseer un falna. Eso sin mencionar su victoria ante el temible Goliath negro aparecido en Rivira y su reciente triunfo en el juego de guerra en contra de la familia Apolo, quien convirtió al capitán de su familia en un demi espíritu.

Por obvias razones, la combinación de ambos era difícil de ignorar. La presencia tan imponente y la sinergia que compartían los hacía resaltar entre los demás habitantes de Orario por no decir de las personas en general.

De no ser eso suficiente, también están al tanto de la relación romántica que sostienen desde meses atrás. Una relación poligámica en la que varias bellezas de la ciudad están incluidas y de la cual sólo un hombre disfruta.

Había miradas de odio, envidia, admiración, etc por parte de los hombres. Otras de preocupación nacidas de mujeres las cuales se preguntaban si en algún momento ellas también caerían en las garras del conejo mujeriego. Y unas cuantas, también del sexo femenino, quienes miraban deseosas al albino, queriendo probar un poco de él y esperanzadas de hacer "Mufufu" con él. En fin, de todos colores y sabores.

Los susurros se esparcían. Los chismes eran compartidos entre la multitud. Incluso había un sector del público que realizaba apuestas.

Ustedes se preguntarán qué tipo de apuestas, bueno...

-Oigan ¿Quién dijo que hoy estaría con Dea Saint? Hay que entregarle su premio-Dijo un mercader.

-¡Fui yo! ¡Denme sus valis!-Otro sujeto a su lado extendió las manos.

-¡Tch! Podría jurar que hoy saldría con Ankusha-Un Chienthrope entregó doscientos valis en las manos del antes mencionado, chasqueando la lengua por perder la apuesta.

-¡Doy 1000 valis a que el día de mañana será la cuidadora del orfanato!-Una cuarta persona se unió.

Sí, tal y como leyeron, hacían apuestas sobre cuál de las novias le haría compañía al muchacho cada día.

Debido a los tiempos de paz, encontrar emoción y entretenimiento se complicaba, por lo que cualquier medio que los sacara de su rutina era bienvenido.

-¡Yo apuesto...! ¿Eh?-El Chienthrope de antes se detuvo en seco antes de unirse a otra apuesta.

Su agudo sentido del olfato gracias a la raza que pertenece detectó un olor... oloroso...

Parpadeó varias veces con la mirada fija a Bell y Airmid. Cuando cruzado delante suyo a una distancia mínima, el olor se intensificó.

Él esnifó aún más para comprobar que no se equivocó y poco a poco la expresión en su rostro cambió. Estaba completamente sonrojado y pasmado por lo que acababa de descubrir.

Se giró a gran velocidad para informarle a su compañero.

Los murmullos de antes se convirtieron en voces fácilmente audibles por quien sea que estuviese dentro del rango de sonido que la voz del extraño poseía.

Los rostros antes curiosos se sonrojaron enormemente.

"¡AL MENOS DEBIMOS TOMAR UN BAÑO! ¡NO PENSÉ QUE LOS SENTIDOS DE LOS SEMI HUMANOS FUESEN TAN BUENOS!" Gritó internamente el joven, consciente de su imprudencia, percatándose de que eran el centro de atención por lo sucedido anoche.

Solo fue necesario abandonar la habitación para que aquello que trataban de guardar en secreto se convirtiera en noticia.

-¿Sucede algo, cariño?-Airmid, ignorante de los rumores que circulaban, preguntó.

-N-No es nada... tampoco es como si mi reputación fuese buena en un primer lugar, por lo que el que caiga más no me afecta, jeje...-Bell sabía perfectamente que ahora los adjetivos de "Pervertido" los describirían y no tendría con qué defenderse de los ataques.

La sanadora ladeó la cabeza, confusa.

"En la mansión solamente Fina podría identificar el olor que nos impregna, sin embargo, dudo que sepa identificarlo, por lo que no tiene sentido preocuparme" Ese fue el consuelo que tuvo.

"¡Tendré que realizar más proezas heroicas para que sea recordado como héroe y no como un mujeriego!" Se dijo a sí mismo, dispuesto a limpiar su imagen a como diera lugar.

-Oye Airmid ¿Y si comemos en la mansión? Hay una cocina grande por lo que podrías usarla. Además, ya que no trabajarás hoy porque Dian-Sama nos echó, es la oportunidad de que conozcas nuestro nuevo hogar-Sugirió el conejo, adoptando una actitud relajada.

Su intención si bien era darle el gusto a su novia de cocinarle, como tanto anhelaba y pedía desde que se le cruzó la idea, también servía como método de escape para que no esparcieran en las calles confirmando gracias a los semi humanos el olor impregnado en sus cuerpos.

-¡¿EN SERIO?! ¿Maria no se molestará si le quito su labor? ¡O podríamos cocinar juntas!-La idea emocionó a Airmid quien se posó enfrente del chico y acercó su rostro a él sin contener sus ansias.

"En verdad es muy adorable" Bell sonrió de forma tonta, embobado por la alegría de la chica. Aquella médico imperturbable, madura y sería lucía lejana.

-Dudo que María se moleste. Al contrario, le encantará. Vamos, Airmid-El chico extendió su mano para que la antes mencionada la sostuviera y fuesen a su destino.

-¡Sí! ¡Vamos! ¡No perdamos más tiempo!-La sanadora la sujetó y aceleró el paso, arrastrándolo.

Bell iba detrás de ella, sonriendo de gusto por cómo se comportaba.

"En verdad soy muy afortunado. Quiero seguir conociendo cada lado de ti, Airmid" Pensó, encantado por su novia.

Más pronto que tarde, Bell y Airmid llegaron a la mansión tras recorrer varias calles.

La caminata fue relajada, acompañada por una conversación ligera y risas ocasionales. Al acercarse, notaron que las grandes rejas de la entrada estaban abiertas de par en par, un detalle que despertó su curiosidad en el albino.

Quizás un visitante se presentó para luego retirarse, olvidándose de cerrar. O tal vez fue al revés. Sea como sea, no le preocupaba el "Cómo" si no el "Quién".

"¿Podrá tratarse de Shakti? Humm, lo dudo. Ha estado ocupada estos últimos días por la investigación de la muerte de Apolo, tanto así que no he podido siquiera ir a visitarla a su sede. Tuve que dejarle unas rosas a Ganesha-Sama para que él se las diera de mi parte" Se cuestionó el joven, desechando casi de inmediato su teoría.

Se levantó de hombros e ignoró el asunto. Sea como sea, se enteraría tan pronto entraran a la sede.

-¡Wow! ¡Es hermosa! ¡Los jardines lucen muy lindos y las flores que lo decoran me encantan!-Airmid se maravilló al darle el primer vistazo.

-¡Y es enorme! ¡Fácilmente cabrían más de 100 personas!-Añadió, sin salir de su impresión.

-Si no estoy mal hay aproximadamente 120 habitaciones en el edificio principal. Sin embargo, el terreno es extenso, por lo que se podría ampliar la construcción, aunque no lo veo necesario dado que no soy un Dios y lo de "Familia Cranel" es meramente un vacío legal que Eina y yo aprovechamos para participar en el juego de guerra-Comentó el muchacho, rascando su nuca y riendo ante esto último.

-Eso sin contar que quedaste en números rojos ¿Me equivoco?-Mencionó la peliplateada.

-¡Ugh! Sí... después de haber invertido el dinero que ahorré en tratamientos médicos, las pociones de curación, el veneno y las granadas que usamos para la batalla estoy casi en quiebra. Es curioso que lo diga teniendo en cuenta que obtuve una mansión-El ánimo en el albino decayó. No tenía ni un vali.

-A eso añádele que al descubrirse el vínculo de Apolo con Evilus, congelaron sus cuentas, impidiendo que obtengas sus fondos como recompensa-Adicionó la sanadora.

-¡Eso es lo que más me molesta! ¡¿Por qué el gremio se quedará con el dinero?! ¡El trato era que todo lo que le perteneciera a Apolo sería mío! No quiero soñar avaricioso, pero en serio me serviría el dinero...-Bell estaba claramente indignado por esas arpías carroñeras de dinero conocido como gremio. Incluso Liliruca y Eina le habían advertido sobre lo tacaño que es la institución.

-Fufufu, no te enojes cariño. No lo decía con la intención de provocar tu furia, aunque la comprendo. Dian-Sama y por consiguiente yo nos hemos visto envueltos en un asunto parecido relacionado a los impuestos que cobran-Expresó la peliplateada. En otras circunstancias ese tema le enojaría.

Frenó momentáneamente su andar, a mitad del camino que dirigía a la entrada principal.

-¿Uh? ¿Pasa algo?-Bell, al estar sujeto a la mano de la fémina, también se detuvo.

Los ojos púrpura de la chica brillaron intensamente. La comisura de sus labios se curvearon.

-Ninguno... este lugar en definitiva será un buen hogar para nuestros futuros hijos, cariño-Opinó, soñando despierta.

-¿En serio? Pues es un ambiente amplio y cálido para que niños puedan correr libremente en los campos sin peligrar. Además está cubierto por una gran reja, así que no tendremos ninguna razón para creer que se escaparán...-El conejo respondió con total naturalidad, asintiendo repetidamente, hasta que su tono de voz disminuyó y se silenció, cayendo en cuenta de lo que la médico le había dicho.

Su espalda sintió un escalofrío subiéndole por la médula.

-Aguarda ahí, me dejé llevar por lo calmo del ambiente ¿Dijiste hijos?-Interrogó.

Airmid se aferró a su brazo ante esto.

-¡Sí! Obviamente tendremos muchos hijos-Confirmó.

El muchacho quiso entrar en pánico pero controló sus nervios, limitándose a sonrojarse. Quería escuchar el resto.

Ella se separó de él y se puso delante suyo.

-¡Mi sueño es tener dos hermosas hijas! No importa si son gemelas o no, aunque no negaré que eso sería lo ideal-Informó, uniendo sus manos en su pecho y moviéndose de derecha a izquierda, fantaseando.

"Dos hijas..." Repitió el novio.

-Cuando era niña hubo una paciente con quien siempre coincidía en la recepción cada que visitaba a mi madre. ¡Era una mujer muy amable y hermosa que tenía una hermana gemela! Fue quien me ayudó a afrontar su muerte. Tal vez te preguntes "¿Entonces por qué dos hijas?" Y es que, si bien su hermana era de pocas palabras su lucía muy amenazante, se notaba que en verdad la amaba y la protegía. Le preocupaba su salud y bienestar ¡Eso es lo que quiero para mis futuras hijas! Que se tengan una a la otra y sepan que pueden contar con ellas para superar cualquier reto-La mirada repleta de ilusión en la sanadora encantó el corazón de Bell, quien la veía con admiración.

Esa mujer... brillaba con luz propia.

-Desearía convertirme en una madre tan amorosa como ella. A pesar de que falleció... estoy segura de que el poco tiempo que pasó con su bebé, fueron los mejores segundos de su vida-Añadió.

En la garganta de Bell se formaba un nudo por alguna extraña razón. Cierta nostalgia y dolor se presentaba en su pecho.

-Quiero disfrutar lo que conlleva estar embarazada. Sentir la ansia de cargar en tus brazos por primera vez al fruto de tu amor con el hombre al que elegiste como acompañante de vida y jurarle que lo harás feliz-Agregó, simulando sostener a un bebé.

Su atención se dirigió a su pareja, quien ocupaba el lugar de "Acompañante de vida" para ella.

-¿Tú has pensado en tener hijos, querido?-Preguntó.

-Por supuesto-Respondió el albino sin dudas.

-Desde el primer segundo en el que tú y el resto se convirtieron en mis novias se convirtió en mi deseo poder casarme con ustedes. El objetivo de una relación es amarse toda la vida y unirse en sagrado matrimonio, o eso he leído en los cuentos de mi abuelo, por lo que, fruto de aquel amor, los hijos vienen tras eso-Completó su contestación.

Se puso serio al hablar, la misma seriedad que una situación como esa ameritaba. No podía bromear en lo que al futuro junto a sus novios respecta.

-"Si no planeas casarte con tu o tus novias, estás con la mujer de otro hombre" Ese era un dicho que tenía mi tío que iba en contra de lo que mi abuelo enseñaba. Para él, quien a pesar de no haberse casado porque murió pronto, el amor era especial y único para cada persona. En lo profundo de su ser, a pesar de la falta de experiencia... sabía cómo amar...-Una sonrisa se dibujó en los labios del conejo al recordar a aquella figura tan especial en su vida. Su tío Zald.

La boca de Airmid fue abierta ligeramente. Sintió que su corazón latía con fuerza palabra a palabra hasta que la oración finalizó.

Sus labios temblaron.

"¡En verdad lo amo! ¡Lo amo! ¡Lo amo! ¡Lo amo!" Gritó internamente, sacudiéndose y regresando a su lado.

Luego de esa breve pausa, continuaron caminando hasta que por fin estuvieron delante de la puerta.

Bell posó la mano encima de la perilla para girarla y entrar, sin embargo, algo extraño sucedió cuando lo intentó.

"¿Hay alguien del otro lado intentando abrir?" Cuestionó al sentir una fuerza girando al mismo lado que él.

Soltó la perilla, permitiendo que fuese abierta por la segunda persona.

Las bisagras chillaron cuando la puerta fue empujada delicadamente, mostrando el interior de la mansión y a la responsable de abrirla.

-Nos vemos mañana entonces, Maria. Vine porque la búsqueda de Apolo finalizó pero no esperaba que Bell no estuviese aquí ni haya pasado la noche con ustedes. Cuando me lo topé lo interrogaré-Una hermosa mujer de cabello color zafiro declaraba aquello a los presentes dentro de la sede sin percatarse de la otra figura que recién llegaba.

Cuando sus ojos se posaron al camino de adelante, pudo notar la presencia de nuestro conejo protagonista y la médico.

-¿Eh?-.

-¿Eh?.

Dijeron al unísono cuando sus miradas chocaron.

-¿S-Shakti...?-Bell la nombró.

El azul en los ojos de la capitana de la familia Ganesha se volvieron opacos al ser nombrada.

-Hola Bell y... Airmid-Saludó de forma fría y seca, asustando al par.

En el comedor.

Tras la llegada de Bell y Airmid, Shakti les permitió entrar, postergando su retiro.

Con una expresión amable claramente fingida, la peliazul los guió al comedor para que tomaran asiento en la gran mesa donde María, Cassandra y Daphne yacían sentadas, sorprendidas.

Al sentarse, un silencio sepulcral se presentó en la habitación. Nadie decía nada, nadie movía ni un minúsculo músculo o emitía alguna clase de sonido.

Bell, como si fuese un horrible criminal a la espera del veredicto del juez, miraba al suelo, sudando a mares.

Él, dispuesto a romper con esa presión sobre su espalda y afrontando la situación como un verdadero hombre, rompió el fino hielo.

-M-María ¿Dónde están Rye, Roux y Fina? N-No los escucho en ninguna parte...-A pesar de su valeroso intento, no ocultaba el temor que sentía en lo profundo de sus entrañas.

La mujer lo atendió, suspirando.

-Fueron al mercado por víveres. Dijeron que querían ayudar a que mi carga sea menor, por lo que se ofrecieron ha hacerlo. Ya que no hubo tiempo ayer para comprar suministros, agotamos lo poco que teníamos-Respondió la cuidadora, sintiéndose aliviada por el cambio en el ambiente.

No había suspirado porque estuviese molesta con su amado por no llegar a casa. Lo hacía porque el enojo que Shakti emitía le pesaba al ser una simple humana.

-¡¿Víveres?! ¡Maria, Maria! ¡¿Puedo ayudarte a cocinar?! ¡Quería prepararle la comida a Bell!-Airmid abandonó su asiento al oírla, emocionada y yendo hacia ella, sosteniéndole las manos y casi implorándole que le permitiera ayudarla.

Maria no ocultó su impresión.

-¿En serio, Airmid-Sama? ¡Sería un placer contar con usted!-Respondió.

-¡Genial! Antes de que lleguen los niños ¡¿Me enseñaría algunos trucos?! ¡Por favor!-La peliplateada rogaba.

-Fufufu, por supuesto, Airmid-Sama, vamos-Dijo Maria, parándose y correspondiéndole.

-¡Querido, prepara tu paladar y estómago! ¡Comerás algo exquisito!-Vociferó la médico.

El par de amigas se alejaba, conversando sobre asuntos de cocina, dejándolos detrás.

"Me sorprende la sinergia que tienen ambas" Pensó el conejo, con una gota de sudor bajándole de la frente.

Como era de esperarse, sus novias han formado pequeñas asociaciones y amistades. Si bien no se llevan mal entre ellas, hay ciertos vínculos que se forman entre algunas en específico, como es el caso de Cassandra con Daphne, Riveria y Shakti o ahora Airmid y Maria.

-Bell...-Su nombre fue pronunciado desde su espalda, alertándolo.

Fueron Daphne y Cassandra quienes lo llamaron.

-Bell ¿Por qué no volviste a casa anoche? Estábamos muy preocupadas por ti. Luego de acomodar los muebles dijiste que volverías y no lo hiciste-La segunda preguntó. No lo hacía para reclamarle ni nada que se le asemejara. Era más parecido a una duda.

-¡Sí! Incluso planeábamos invitarte a cenar a "La señora de la abundancia" para celebrar que nos convertimos en tus novias, pero cuando fuimos a tu habitación no habías vuelto ¡Hmph!-Daphne reclamó, inflando sus mejillas de forma tierna, mostrándose molesta pero eso difícilmente representaría una amenaza para el conejo debido al carácter dócil con el que la pelirroja contaba, contrario al que mostró la primera vez que se conocieron.

Ante esto, Shakti continuaba en silencio, cruzada de brazos con su corto cabello cubriéndole parte de sus rostro, la mitad superior para ser precisos.

-B-Bueno, verán... es que yo...-El nerviosismo del conejo representaba su falta de seguridad y nula capacidad de inventar excusas para no revelar la verdad de su ausencia.

Sin embargo... esto fue detectado por la capitana de la familia Ganesha, quien se mostró molesta.

*¡PAM!*

La silla fue empujada por su trasero al ponerse de pie. Seguido de esto, sus manos golpearon la mesa con fuerza, asustando al resto de los presentes sentados alrededor de la misma.

Los tres voltearon hacia ella y entre los mechones de Shakti se asomaron sus hermosos donde, arriba de estos se arrugaban sus cejas y debajo de los mismos la nariz.

-Bell, yo no tolero una mentira...-Amenazó.

El albino palideció.

-Dinos la verdad... ¿Qué hiciste y con quien estabas?-Exigió la domadora.

"Ah... ahí va la oportunidad de guardar las apariencias y el secreto" Bell ya no tenía opción.

Continuar insistiendo en negar lo pasado podría molestar aún más a su novia y tal vez... herirla.

Mentirles a sus novias sería traicionar la confianza que estas le tienen. Así sea por un bien mayor... eso no estaba bien.

Y hasta ahora lo comprendió.

"Desde el momento en que decidí unir mi vida a la de ellas perdí todo derecho de actuar de forma egoísta..." Pensó, arrepintiéndose de lo que estuvo a punto de hacer.

"Fui un idiota por tratar de ocultarlo" Añadió.

Dio un largo suspiro, tomando el valor para confesarles la verdad.

"Ocultar la verdad también es mentir. Y si eso las hiere, entonces estoy equivocado" Finalizó.

-Estuve en la sede de la familia Dian Cecht con Airmid. Antes de que el juego de guerra diera inicio nos prometimos h-hacer eso luego de que ganara. Esa es la razón de mi ausencia, estábamos cumpliendo esa promesa-Dijo con total seguridad a excepción de la parte de "Hacerlo".

Shakti regresó a su asiento, viéndolo como si estuviese juzgándolo.

Cassandra en cambio, se ruborizó masivamente al recibir la noticia.

-¿Eh? ¿Eh? ¿Hacer qué?-Daphne, a diferencia del par de peliazules, no lo entendió a la primera, volteando hacia cada una en busca de contexto.

La expresión sería de la capitana de la familia Ganesha desapareció, adoptando una relajada y que podría decirse que reflejaba cierta diversión.

-Fufufu ¿En serio lo preguntas? Es más claro que el agua. Ellos hicieron...-Se inclinó hacia la pelirroja.

-¿Qué cosa? ¿Qué cosa?-La pelirroja, ansiosa, insistió.

-El amor...-Le susurró Shakti al oído.

El comedor quedó en silencio, siendo el único sonido emitido el de los murmullos de Maria y Airmid que se hallaban en la cocina.

La domadora volvió a a su asiento, cruzando los brazos y esperando, divertida, la reacción de la chica.

Daphne permaneció callada sin articular ni un músculo. Poco a poco su rostro adoptó un color semejante al de su cabello.

-¿E-El qué...?-Pidió que lo repitieran.

-D-Daphne, no creo que sea buena idea...-Bell, quien estaba avergonzado porque el tema que se manejaba era su intimidad, quiso detenerla, sin embargo...

-El amor, sexo, la fusión de sus cuerpos, un revolcón-Shakti comenzó a mencionar varias formas para referirse a la misma cosa.

-¡Pfff!-Cassandra se rió.

Los pulmones de la pelirroja se inflaron al Máximo de su capacidad y señaló al conejo.

-¡¿TÚ HICISTE CON AIRMID AQUELLO QUE SOLO LAS PAREJAS CASADAS HACEN?! ¡ES INMORAL Y SUCIO, BELL!-Reclamó, acalorada y inquieta.

El albino levantó las manos instintivamente como si fuese apuntado con un arma.

-¡S-Se supone que esas cosas se hacen en las noches de boda! ¿S-Si lo hiciste con Airmid eso significa que también lo harás con nosotras cuando sea el momento? ¡HAY UNA SERIE DE PASOS A SEGUIR ANTES DE CONSUMAR ESE ACTO!-Agitó sus brazos y sus ojos se volvieron remolinos mientras la cabeza le daba vueltas y su nuca emitía vapor.

-¿P-Perdón...?-Bell no comprendía la serie de gritos que su novia le dirigía. Una gota de sudor le bajaba de la frente ante tales incoherencias.

-¡NO ME DIGAS QUE NO PLANEAS ESPERAR! ¡¿ACASO, AHORA QUE PROBASTE EL CUERPO DE AIRMID, IRÁS POR NOSOTRAS ESTA MISMA NOCHE?! ¡MI CORAZÓN NO ESTÁ LISTO!-Le recriminó, cubriendo su cuerpo con las manos para no ser objeto de deseo. A este punto entendía lo que le viniera en gana tuviese sentido o no.

-¡P-POR SUPUESTO QUE NO! ¡¿POR QUIÉN ME TOMAS?! ¡¿UN DEPREDADOR SEXUAL?!-Replicó el albino, tratando de defenderse de los ataques de su recién adquirida novia.

-¡YA NO SÉ QUÉ PENSAR DE TI, BELL!-Respondió la chica.

-¡Pffffff! ¡JAJAJAJAJAJAJA!-Un par de escandalosas risas interrumpió la discusión entre los amantes.

-¿Eh? ¡¿De qué se ríen?! ¡¿Acaso a ustedes no les preocupa ser devoradas por nuestro novio?!-Siendo víctima de las burlar, Daphne enfrentó a las responsables, tratándose de Shakti y Cassandra.

-P-Perdón Daphne, es que no esperaba que fueses tan inocente. Incluso yo entendí a la primera lo que Shakti insinuó-Su compañera se limpió una lágrima producto de la risa mientras le contestaba.

La pelirroja volvió a ruborizarse intensamente, sintiéndose humillada.

-¡No finjas ser superior a mi, niña tonta! ¡Es obvio que no lo captaría! ¡No tengo ninguna experiencia en el amor y tampoco tuve interés en él hasta que conocí a Bell! ¡Mmm!-Tapó su boca de golpe con las dos manos después de tan vergonzosa declaración.

Escuchar tal sinceridad no pasaba desapercibido en el conejo, quien no era capaz de ocultar su alegría ante el amor de aquella hermosa novia.

Sus manos estaban inquietas y su ceja temblaba mientras sonreía involuntariamente.

-Shakti, espero que puedas perdonarme por haberte obligado a actuar de esa manera-Cambió de tema, disculpándose con la peliazul a su costado.

La cabeza de la susodicha se movió de derecha a izquierda, negando.

-No estuve molesta en realidad. Tuve que fingir para que fueses sincero. Además, era plenamente consciente de que eso sucedería tarde o temprano y que la primera en reclamarte sería Airmid-Declaró la segunda novia que se unió a la familia Cranel, completamente calmada, al contrario de la actitud adoptada minutos antes.

Ella abrazó su brazo y reposó el costado de su cabeza en el hombro de su novio.

-Ocultarlo estaba mal, así que te obligué a confesarlo. Al final del día, somos tus novias y merecemos que siempre nos digas la verdad, que seas sincero, así sean cosas pequeñas y sin importancia-Añadió, frotándose en él.

Las dos joyas escarlata del conejo, sus inconfundibles ojos, brillaron intensamente ante esto.

-¡Así es! ¡Somos tus novias y como tal nos debes la verdad! ¡No hay relación sin transparencia!-Daphne posó los puños en su cadera e infló su pecho, recuperándose del golpe de información de antes.

-¡Sí!-Cassandra se le unió, asintiendo repetidamente, inclinándose a un lado para posar parte de su cuerpo delante de su amiga y recibir la atención de su novio.

El alivio que Bell sentía al no ser necesario guardar silencio era una sensación inigualable que lo llenaba de dicha y paz.

-Qué tonto fui al intentar ocultárselos. Definitivamente tengo a las mejores novias del mundo-Expresó sinceramente, alegre de lo bien que se lo tomaron.

Las tres le regalaron una sonrisa, sintiéndose halagadas.

-¡Oh, casi lo olvido!-Shaktí recordó algo, volteando a ver al frente, donde las otras dos novias estaban.

-Preguntaste si me preocupa ser devorada por Bell ¿No es así, Daphne?-Dijo la peliazul.

-¡¿Eh?! S-Sí lo pregunté, pero...-La pelirroja desvió la mirada.

-¿A qué quieres llegar?-Le preguntó Bell a su oído.

-Fufufu, solo responderé a su pregunta-Dijo la capitana de la familia Ganesha entre murmullos.

-Claro que me preocupa ser devorada por Bell. No obstante...-Una mirada pícara apareció en ella, pasaron sus dedos de manera coqueta en la mano de su novio.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del joven.

-Me preocupa más no ser devorada por él...-Completó Shakti.

-¡¿WAAAAAAH?!-.

*¡Puff!*

Los tres estallaron en sonrojos y nerviosismo.

-No te lo dije antes, amor, pero la razón por la cual no tomaba la iniciativa era porque quería que Airmid fuese la primera ya que ella me permitió unirme a ti como pareja. Ahora que saldé mi deuda...-Acercó su boca al oído del alterado conejo.

Las manos de Daphne y Cassandra cubrían sus caras, aunque de vez en cuando separaban los dedos para observar lo que sucedía.

-Podemos continuar lo que hicimos la última vez...-Musitó.

"¿Eh? ¿Lo de la última vez? ¿A qué se refiere...?" Pensó hasta que los recuerdos cumplieron su tarea de mostrarle el contexto de esa declaración.

Tan solo una imagen fue suficiente para revivirlo.

Nota del autor: Para más contexto visiten el capítulo 31.

Sí... aquel día en el que las cosas se salieron de control y casi rebasan la línea de no ser porque Ganesha les interrumpió antes de seguir.

El albino se relajó. Si continuaba tomando el papel de inocente toda su sangre subiría a su cabeza y no bajaría nunca ante las múltiples provocaciones de sus novias. Tenía que tomar el control de la situación de alguna manera.

-¡Está bien! S-Solo dame algunos días para recargar energías y con gusto l-lo haremos...-Respondió, sin rechazarla, al contrario ofreciéndose después de un plazo que la peliazul elegiría.

Las mejillas de la domadora se ruborizaron.

-¿A-Are? S-Solo intentaba avergonzarte ¿E-En serio aceptas?-No salió de su impresión ante la positiva de su novio.

-¡Por supuesto! ¡Mi deber como su novio es hacerlas felices así me cueste la vida!-Vociferó el albino, repleto de vigor y decisión.

-O que quedes seco-Añadió Cassandra.

-¡¿WAAAAAAAAAH?!-Daphne volvió a gritar.

-¡E-ERES UNA PERVERTIDA, CASSANDRA! ¡JAMÁS ESPERÉ ESO DE TI!-Reclamó, sacudiendo los hombros de su amiga.

-Jeje...-Soltó una risita la peliazul.

Shakti se retorcía en su asiento, abrazándose a sí misma por la respuesta de su novio. Algo dentro de ella despertó cuando ėl adoptó una actitud más proactiva.

-No esperaba eso de ti, Cassandra. Eres muy sucia...-La idea tampoco le desagradaba a pesar de burlarse de ella.

La fémina agachó la cabeza, apenada. Aún luciendo recatada e inocente, su mente estaba llena de cosas para mayores de edad.

-¡Ujum!-Shakti aclaró la garganta, girando hacia su novio.

-B-Bell, acepto tu oferta gustosamente. ¿T-Te parece bien si... tú y yo... en...?-.

-¡Oye mi amor! ¡Ya me familiaricé con la cocina! ¡¿Qué te gustaría comer?!-.

Antes de que la capitana de la familia Ganesha fijara una fecha para ese encuentro tan ansiado por su cuerpo y mente, Airmid apareció en escena, interrumpiéndolos y dándoles un susto, tanto así que rápidamente se separó del conejo y retomó su asiento como un alumno regañado por un maestro.

-Ara~Ara~ ¿Qué pasó aquí?-María preguntó, detrás de la sanadora.

-¡NADA!-Gritaron al unísono los cuatro.

Airmid vio el rostro de cada uno por un segundo y eso le bastó para comprenderlo.

-Fufufu. Te lo dije querido, ese secreto no duraría nada-La poderosa intuición de la sanadora estuvo en lo correcto.

Ella avanzó un par de pasos hacia él, pero... ¿Pasó de largo?

-¿A-Airmid?-La peliazul la nombró.

La susodicha se inclinó hacia adelante para hablarle al oído.

-¿Acaso estás agendando tu turno, Shakti?-Preguntó.

-N-No, bueno, jeje...-Ella desvió la mirada y se rascó la nuca, apenada.

Su confianza decayó comparada a la que tuvo segundos antes de proponerle el día a su novio.

-Te recomiendo usar pociones. La verdad es que al principio duele. Pero una vez que agarramos el ritmo, pudimos...-.

-¡P-Permíteme averiguarlo por mi misma! ¡Oírlo de alguien es por alguna razón más vergonzoso que imaginármelo!-Shakti negó, separándose de ella y recargándose en Bell.

"Guarda la calma y finge que no escuchaste nada" Bell entró en modo zen, ignorando lo que ocurría alrededor suyo.

-¡O si lo prefieres podríamos intentar hacerlo juntas con Bell!-Sugirió la médico.

-¡¿JU-JUNTAS?!-Fue la reacción de Shakti.

El trío fue puesto en la mesa.

"C-Calma... estoy en c-calma... estoy en p-p-paz..." Las cosas se complicaban en el subconsciente del conejo.

-¡Sí, juntas! Aunque claro,moridero debes tener tu propia noche ¡Pero si no te sientes segura, te acompañaré!-Añadió la médico.

-¡ESTÁS EXTRAÑAMENTE COMPLACIENTE HOY, AIRMID! ¡ME ESTÁ ASUSTANDO MUCHO!-Reclamó la peliazul, temerosa de lo que decía la peliplateada.

-¿Are? ¿Qué tiene de malo? Podemos aprovechar esta oportunidad porque cuando Tiona, Riveria y Alicia regresen, no tendremos mucho tiempo para hacerlo. ¡Incluso podríamos unir a María y de ese modo...!-.

-M-Mi señora Airmid-Sama, por favor no siga...-.

Cuando el nombre de la cuidadora fue mencionado, esta actuó rápidamente para que no la avergonzaran. No obstante, de ser necesario y se le permitiese hacerlo, no se negaría a unir su alma y cuerpo con su amado novio.

"Me siento tan fuera de lugar ahora mismo" Se dijo Bell a sí mismo.

-¡¿Y qué hay de ellas?! ¡¿También les ofrecerás un trío o cuarteto?!-Shakti, no soportando los ataques de la peliplateada y tratando de detener sus asedios, señaló a las otras dos novias presentes.

La pelirroja y peliazul se apuntaron a sí mismas con sus dedos índices.

-¡¿EHHHHHHHHH?! ¡NO, NO, NO, NO! ¡ES MUY PRONTO PARA MI! ¡MI CORAZÓN NO LO RESISTIRÍA!-Daphne se negó efusivamente y con fiereza.

-U-Unirme al conejo de mis profecías...-Contraria a su amiga, la idea no le desagradaba a Cassandra, quien comenzó a fantasear.

-¿Se volvieron novias de Bell?-Interrogo Airmid, quien no estaba al tanto de la notica. Sus ánimos incluso bajaron.

Buscó información con el albino.

-Sí. Es que ayer no tuve la oportunidad de decírtelo. Pero Shakti no miente, les pedí que sean mis novias antes de ir a tu sede, terminando la mudanza-Confesó.

-Oh... ya veo...-Fue el comentario de la curandera al recibir la confirmación.

Se movió hacia el otro lado de la mesa, en el que el par de nuevas integrantes a la familia Cranel se hallaban.

"¡¿Está molesta?! ¡¿No le agrada la idea de que se unan?! ¡¿La Airmid complaciente se fue?!" Dudas surgieron en la cabeza del joven.

-Lamentamos que te enteres así, Airmid. P-Pero nosotras no pudimos negarnos-Daphne fue la primera en hablar.

-¡Exacto! Nos enamoramos de Bell y no queríamos apartarnos a su lado. Queremos compartir el resto de nuestras vidas con él-Cassandra se le unió.

De repente sus manos fueron sujetadas por las de Airmid, quien las rodeó con las suyas.

-¡Waaaaaa! ¡Qué emoción! ¡Me alegra mucho que chicas que sufrieron mucho antes hayan encontrado la felicidad en mi amado Bell! ¡En verdad estoy feliz de que juntaran el valor para confesarle su amor! Admito que puede ser tonto en ocasiones y no comprender el corazón de una dama, por lo qué hay que tomar la iniciativa. En fin ¡Espero que seamos buenas amigas! ¡Bienvenidas!-Las recibió cálidamente, mostrando su éxtasis por la noticia.

-T-También lo esperamos. Gracias por aceptarnos-Daphne y Cassandra, sorprendidas, respondieron al mismo tiempo.

La sanadora las soltó y de su bolsillo sacó una libreta, abriéndola y tachando dos nombres.

-¿Qué es eso?-Preguntó la pelirroja.

-Son sus nombres~. Dado que se convirtieron en novias oficiales, no es necesario que las tenga en la lista de posibles candidatas a pareja de mi Bell-Respondió naturalmente Airmid, tarareando una canción.

A la distancia, Bell y Shakti abrían la boca, anonadados.

"¡LO TOMÓ MEJOR DE LO QUE ESPERABA!" Pensaron igual, como si sus mentes se conectaran.

Robóticamente, la peliazul volteó hacia el conejo.

-¿Q-Qué fue lo que le hiciste anoche?-Cuestionó, sin salir de la impresión.

El albino vio ahí la oportunidad de cobrarse las burlas y provocaciones de la capitana de la familia Ganesha.

-¡Ujum!-Aclaró la garganta y se le acercó.

-Solo dime la fecha y lo averiguarás...-Ante la distracción de los que se hallaban en la habitación, sin ser escuchados, Bell le susurró al oído.

*¡PUFF!*

-Jeje...-Shakti se derramó en su silla. Su mente hizo corto circuito. Era mucho más de lo que podía soportar.

"¡Es mi venganza!" Sonrió Bell, realizado. ¡Los papeles se invertían por fin!

Una pequeña victoria para la humanidad, pero un gran salto para el conejo.

-Cuéntenme cómo les pidió que fuesen sus novias ¡Quiero oírlo!-Airmid le rogaba al par, dando pequeños saltos desde su posición.

-Tendrá que ser después de comer, Airmid-Sama. Puedo ver que Bell muere de hambre-María la detuvo, apuntando al susodicho, quien se tambaleaba de lado a lado con grandes bolsas negras debajo de sus ojos y un gruñido perecedero en su abdomen que indicaba apetito.

-¿Eh? No se preocupen por mi. Puedo resistir sin comer hasta una semana. O al menos así lo hice cuando vine a Orario y me quedé sin dinero-Expresó, agarrándose la zona donde se halla el estómago.

-¡Es claro que no te encuentras bien!-Replicaron las cinco novias.

Justo en ese momento, la puerta de la mansión fue abierta, alertando de la llegada de visitantes.

-¡Estamos en casa, Maria!-Avisaron los tres infantes al cargo de la cuidadora cargando varias bolsas de papel que formaban una montaña de gran altura.

-¡Bienvenidos!-Saludo Airmid, yendo a por ellos y ayudándolos con las bolsas.

-¿Airmid-Nee?-Los infantes reconocieron su voz y le cedieron algunos víveres.

-¡Con esto cocinaremos una deliciosa comida! ¡Vamos, María!-Celebró la peliplateada, llevándolos a la cocina.

La cuidadora fue arrastrada por la enérgica reina del harem.

-Airmid-Nee luce muy feliz ¿Por qué será?-Cuestionó Rye.

-Da más miedo de esa forma-Comentó Roux.

-Algo huele raro. Y no lo digo por la situación, sino que literalmente huele extraño-Añadió Fina.

El conejo temió que la infante quedara traumada al darse cuenta de la Fuente del mal olor.

-Muy bien, supongo que estarán ocupados aquí. Pasaré a retirarme, Ganesha-Sama ha de tener trabajo que darme... ¿Uh?-Cuando Shakti se dispuso a ponerse de pie y retirarse de la mansión por los compromisos puestos sobre su espalda que le impedían descansar, fue sujetada de la muñeca, impidiéndole irse.

-Quédate con nosotras, Shakti. Quería que habláramos de nuestras historias de amor con Cassandra y Daphne para que también nos cuenten las suyas. Como las primeras novias, debemos responsabilizarnos para hacerlas sentir bienvenidas-Argumentó la sanadora.

La inocencia y deseo con el que lo pedía provocaba que el corazón de la capitana de la familia Ganesha se conmoviera, impidiéndole rechazarla. Era como cuando un perrito te ponía ojos tiernos para que le des comida.

-S-Si insistes supongo que puedo postergar mi trabajo...-Otra novia cedía a la tentación de un día lejos de las responsabilidades, como fue el caso de Airmid.

Hablando de ella, rápidamente arrastró a la peliazul y jaló a las otras dos que faltaban.

-¡Cocinaremos juntas la comida de nuestro amado novio!-Declaró la médico.

Todas estuvieron de acuerdo con la idea.

-¡Espéranos, Bell! ¡Te sorprenderemos!-Dijeron al unísono, metiéndose a la cocina.

El albino no pudo evitar sonreír mientras se alejaban y la puerta era cerrada.

"No me arrepiento de este desenlace. Todas las decisiones que he tomado me han traído aquí...".

Le llenaba de dicha que conviviera, se conociera, riera, disfrutarán la compañía.

El dolor que las acarreó desde antes de conocerlas se disipaba y volvían a añorar un mañana.

¿Y a quién se lo deben? A Bell Cranel, aquel joven que apareció en sus vidas para darles una vuelta de 180 grados.

"Es el escenario que escogí, el mundo que decidí compartir con ellas. No quisiera estar en otra parte que no fuese aquí".

Agregó a su pensar.

"Es por eso que lo protegeré... las protegeré...".

Añadió.

"Tengo a las mejores novias del mundo. Y eso las incluye, Riveria, Tiona, Alicia... Bache... Aiz... Asfi...".

Prosiguió.

"Y a las que vengan después".

Finalizó, plenamente consciente de que probablemente su Harem aumente conforme el tiempo pase.

Y él aceptaría a todas la que lo amen, si es que estos sentimientos son recíprocos y puros, claro está.

Porque al final del día ¿Está mal tener un harem de hermosas chicas? ¡POR SUPUESTO QUE NO! Al menos no aquí, el único lugar que importa.

Las horas fueron pasando tras la decisión de crear un enorme banquete por parte de las mujeres amantes del conejo. En ese periodo se pudo oír risas y diversión por su parte, al igual que quejas y frustración originadas por quienes no tienen ninguna experiencia en el ámbito culinario, en donde resalta Daphne y en parte Shakti. No obstante, esa emoción se fue mitigando conforme María las apoyaba con indicaciones claras y preciosas sobre los pasos a seguir dependiendo del platillo que hayan decido.

Mientras esto ocurría, Bell conversaba amistosamente con los niños. Rye le preguntaba si tras haber entrenado esos últimos días podría ir al calabozo, a lo que el conejo se negó en reiteradas ocasiones ante la falta de un falna en su haber.

El chico quiso replicar que él entró sin una, pero el albino era un caso muy aparte.

Roux, como siempre, era un total misterio, una sombre detrás del castaño con la cual difícilmente te relacionarías y cuya presencia es difícil de identificar hasta que te sorprende de la nada con una opinión extraña o comentario fuera de lugar. También le causaba intriga a nuestro conejo protagonista el género al que pertenecía. Casi cuatro meses de conocerlo y aún no obtenía la respuesta.

Fina de vez en cuando esnifaba y sus orejas se ponían en alerta. Cada que eso sucedía, Bell rápidamente cambiaba de tema y la integraba en la conversación, cada parte de su ser le decía que no podría mantener engañada a la Chienthrope por mucho y lo mejor era distraerla para evitar las preguntas incómodas que realizaría de enterarse que aquel olor extraño del que tanto se ha quejado desde que llegó provenía de Airmid y Bell.

Era una tarde común en la mansión. Esas interacciones que normalmente tenían los infantes junto al albino, quien era querido como un hermano mayor dado que se negaron cruelmente a decirle papá al convertirse en pareja de su cuidadora Maria.

No fue hasta que el sonido de la estufa siendo apagada y el horno abierto que por fin se pusieron ansiosos tanto Bell como los niños, reconociendo que la preparación de los deliciosos alimentos había concluido.

El olor que provenía desde la cocina era simple y sencillamente exquisito e incomparable, provocaba que se les hiciese agua la boca y sus estómagos gruñeran, exigiendo que se les provea de esos manjares.

Una a una salieron las novias con un plato humeante y lo pusieron en la mesa para que su amado lo apreciara.

La atmósfera cambió. Era como si las cinco compitieran en una batalla culinaria en la que el único juez era Bell.

La primera en presentar su creación fue Airmid. Muy segura de sí misma, retiró la tela que lo cubría, revelándolo.

-¡Ta~Dah! ¡Arroz frito con camarones y verduras frescas de temporada! Lo bañé con salsa de soja y agregué salsa de anguila aparte por si quieres combinar los sabores ácidos y dulces de estas-Declaró la médico, orgullosa.

La siguiente fue Shakti, quien no lucía muy segura de su trabajo.

-La última vez que cociné fue hace varios años, por lo que es posible que mes habilidades estén oxidadas y mis conocimientos obsoletos...-Comentaba mientras retiraba la tela de encima.

-Así que fui a lo seguir e hice un Omurice...-Reveló, apenada por ello.

El Omurice era considerado un alimento que hasta un niño podría hacer.

-A-Antes de que lo comas, hay una cosa que debo agregarle-Dijo, suspirando y agarrando valor.

-¡Fuwa Fuwa Pyua Pyua Miracle Kyun Omurice! ¡Que sepa rico!-Vociferó, formando un corazón con las manos.

Fue objeto de miradas. Se tapó la cara y retrocedió.

"¡QUIERO MORIRME!" Gritó en su interior.

Aunque algo estaba claro, en cuestión de presentación, era complicado ser superada.

La tercera en escena fue Cassandra.

-No conozco sobre tus gustos en cuestión de alimentos, por lo que decidí prepararte mi comida favorita ¡Espero que te sea grato!-Ansiosa, la peliazul retiró la servilleta.

-Te hice Onigiris. Una fila tiene camarón, la otra salmón y la de aquí es sencilla-Señaló Cassandra.

Mientras los mostraba, sele hacía agua la boca. Al igual que el resto, tampoco había comido y el hambre se hacía presente.

La cuarta participante del certamen fue Daphne.

-Siguiendo la misma lógica que Cassandra, tomé la decisión de prepararte mi comida favorita ante el desconocimiento de tus gustos, así que... ¡Ten aquí este delicioso Yakitori de pollo con verduras tempura!-Comunicó, mostrando las brochetas de carne doradas y aún escurriendo aceite. Entre cada pedazo de carne había verduras que contrastaba con el resto de los ingredientes.

-No podría haberlo logrado sin la carne tierna y suave que los niños trajeron-Infló su pecho, reconociendo a los infantes y su buen ojo en la elección de ingredientes.

Y fue el turno de la última competidora, la bella María.

-Ara~ Ara~ Todas son grandiosas competidoras, no creo que lo que hice pueda superarlas-Dijo la cuidadora, posando su mano al lado de su mejilla mientras emitía esa energía de mujer madura que tanto encantaba al conejo.

Retiró la cubierta de su plato o mejor dicho... ¡¿CHAROLA?!

Fue entonces que tanto el juez como los infantes acompañando al mismo e incluso las demás chicas quedaron anonadadas ante lo que se mostraba en la mesa.

-Permítame...-Iba a describir lo que preparó, pero la interrumpieron.

-Ya no le muevas, María, nos has ganado-Dijo Airmid, aceptando de antemano la derrota.

Se trataba de tempura de camarón acompañado de un plato hondo de tepanyaki, una sopa soba, tofu bañado en salsa de soja, una ensalada fresca y verduras al vapor.

"¿Hizo esto en dos horas? En verdad no podemos subestimar a esta maestra de la cocina" Pensaron Shakti, Cassandra y Daphne.

-¿Uh? ¿Entonces no tengo que votar?-Preguntó Bell.

-Ahórranos la humillación-Pidieron las competidoras.

-Okey. Entonces...-Bell se puso de pie y sostuvo la mano de la ganadora, levantándola.

-¡María es la vencedora! ¡Aplausos!-Declaró.

Los aplausos no se hicieron esperar por parte de los presentes en el comedor.

-Ara~ Ara~ no creí que ganaría cocinando algo tan sencillo-Dijo.

"¡NO ABUSES DE TU MODESTIA, MARÍA!" Le criticaron el resto de novias por hacer de menos su esfuerzo, lo que provocaba que el de las demás fuese tildado como mediocre.

Habiéndose decidido a la ganadora, la competencia interna entre las féminas finalizó, pasando a comer.

Intercambiaban sus comidas las unas a las otras, alabando el sabor que estas poseían.

Convivían en unión, una unión propia de una familia.

Los niños también pedían un poco de lo cocinado, argumentando que no era justo que todo fuese aora Bell. Obviamente se les convidó y sonrieron alegremente, maravillados por el distinto sazón en los alimentos.

Gracias a los años que llevan bajo el cuidado de María no habían probando comida preparada por otras personas a excepción de esas veces que visitaron "La señora de la abundancia" junto al conejo.

Hablando de este último, él probaba una porción igualitaria de todo para que sus novias no se quejaran de que agarró mas de uno.

No pasó mucho tiempo para que la comida se acabara y él hambre sea saciada. A pesar de haberse saltado el desayuno y el almuerzo, el estómago de Bell estaba a reventar de la monstruosa cantidad de cosas que ingirió.

Los primeros en retirarse a sus habitaciones, sufriendo el denominado "Empacho" fueron Rye, Roux y Fina. Posiblemente tomarían una siesta antes de que sea hora de cenar o quizás ni siquiera cenen al llenarse.

Ya estando solos los "Adultos", si no se toma en cuenta la edad del conejo protagonista, los platos fueron levantados por María y Airmid se propuso dar inicio a la conversación que sugirió previo a la competencia.

-¡Muy bien! ¡Es hora de las historias de amor! Todas contaremos cómo fue que Bell nos propuso ser sus novias-Dijo la peliplateada, parándose de su asiento y elevando la voz.

-¿Todas? Pero si tu historia, la de Maria y la mía ya las conocemos ¿Por qué repetirlas?-Interrogó Shakti.

-¡Porque Daphne y Cassandra no las saben! Además, sería demasiado rápido si solo escuchamos las suyas, por lo que habrá que volver a contarlas ¿Les parece bien?-Respondió la sanadora a la domadora, preguntándoles su opinión al resto.

-¡Sí! Nada me gustaría más que conocer cómo fue que se les confesó y se fueron enamorando de Bell-Cassandra fue la primera en contestar, mostrando su entusiasmo.

La mirada de Airmid se dirigió a Daphne, quien mordía su labio inferior. Esta clase de conversaciones no eran lo suyo, pero desde que conoció al albino ha hecho cosas que normalmente no haría, por lo que creía que esta era una de ellas y que valdría la pena intentarlo.

-N-No me molesta ir a oírlo ¡P-Pero que quede claro que lo hago porque me han invitado y sería grosero negarme! ¡No crean que estoy interesada en oír esas historias melosas de niñas de secundaria!-Su sonrojo, al igual que el rizo que formaba con su cabello al enrollarlo con el dedo índice, no permitía que esa declaración fuese creíble, sin embargo, lo dejaron pasar para dar inicio lo más rápido posible.

Mientras la escena se desarrollaba, el albino abandonaba la mesa para retirarse. Seguramente querrían privacidad.

No obstante, su huida fue detectada y detenida por la veloz peliplateada enamorada.

-¡Un momento amorcito!-Ella se interpuso en su camino, extendiendo los brazos para hacerse más grande, como si enfrentara a un oso.

-¿Eh? ¿Qué sucede?-Preguntó este último, extrañado.

-Verás querido. Esta es una conversación entre chicas, por lo que queda estrictamente prohibido la presencia de un hombre, así que...-La médico remarcaba esa última parte, apuntándolo repetidamente con una actitud mandona, pero que debido a lo tierno que se comportaba, no causaba ningún temor o sentimiento de amenaza.

-No te preocupes, estoy consciente de eso. Iré a mi habitación para no causarles problemas-Bell la detuvo, ofreciéndole esa solución.

-¡Absolutamente no!-Replicó la peliplateada.

-Te verás tentado por la curiosidad, te conozco muy bien, y cuando eso pase vendrás a curiosear, espiándonos y rompiendo nuestra privacidad. Ve afuera por ahora. Danos una ¡No! ¡Dos horas para conversar! Pasado ese tiempo puedes regresare e ir a tu cuarto-Expresó, señalando la razón de su pedido antes de emitirlo.

El joven se inclinó para asegurarse de que el resto estuviese de acuerdo y grande fue la sorpresa cuando asintieron, confirmando que pensaban lo mismo que ella.

De pronto fue empujado por Airmid y Shakti en dirección a la salida sin la oportunidad de replicar o someterlo a discusión.

-¡E-Esperen! ¡¿A dónde se supone que vaya por dos horas?! ¡Yo vivo aquí!-Interrogó, agarrándose del marco de la puerta mientras las dos novias ejercían fuerza para echarlo de su propia mansión tal cual haría una ex esposa divorciada quitándole la casa a su ex marido tras la división de bienes.

-¡E-Ese es tu problema, querido! ¡Ugh!-La médico consiguió retirar los dedos del conejo para que este se suelte, dándole el último empujón con Shakti para que por fin abandonara el interior de la enrome edificación.

El cuerpo completo del chico salió. Se dio la vuelta para encararlas, pero...

-¡Adiós, Bell!-.

*¡PAM!*

Ambas se despidieron, cerrando la puerta de golpe luego de eso y poniéndole seguro para que no pueda ser abierta, impidiéndole entrar.

-¡Oigan! ¡No sean crueles! ¡Al menos permítanme dormir en mi habitación! ¡No he descansado absolutamente nada en las últimas 24 horas!-Pidió, golpeando la puerta varías veces durante una decena de minutos, aunque no recibió ninguna clase de respuesta.

Al tratar de asomarse por las ventanas, las cortinas fueron cerradas, negándole siquiera el observar lo que pasaba adentro.

Viéndose derrotado y sin aparente forma de convencerlas de abrirle, siguió la sugerencia y se fue de su hogar como perro con la cola entre las patas y la cabeza abajo.

Discutir estaba fuera de sus posibilidades. Romper la puerta también. Quizás el darles su espacio era una de las cosas que un hombre debe hacer, sea la forma en la que sea y así te echen ¡De tu propia casa!

Vagaba por las calles, analizando qué hacer durante el plazo establecido por sus novias. No tenía muchas opciones en la baraja, por lo que su única opción era pensar e ir descartándolas hasta hallar una que le parezca convincente y no represente ser olido por semi humanos, expandiendo el rumor de su pérdida de la virginidad.

"¿Qué haré durante dos horas? Iría a "La señora de la abundancia", pero al entrar seguramente Chloe y Anya me olerán, delatando lo sucedido. Además, no tengo deseos de ir solo y sin dinero. Mama Mia me obligaría a ponerme ese traje de Maid otra vez para trabajar en su establecimientos" Pensó, rememorando aquella ocasión semanas atrás, justo antes de partir a Melen.

Un escalofrío le recorría la espalda, producto del trauma sufrido y sobándose el trasero, lugar donde Chloe, durante el trabajo, no dejaba de pellizcarle cada que se cruzaban, usando la excusa de que fue un accidente.

"Tarde o temprano tendré que unirla al Harem o la meterán a la cárcel por acoso sexual" Dijo, temeroso por el futuro de la gata negra en caso de que otra persona que no fuese el recibiera las insinuaciones de la pervertida camarera. Si un joven menos mal de la cabeza lo sufriera, podría denunciarla con la familia Ganesha, siendo llevada a la cárcel por un tiempo indeterminado.

"Espera por mi, Chloe. No cometas una locura mientras tanto" Pidió, levantando el puño.

Bueno, continuando con lo que nos concierne, el visitar "La señora de la abundancia" no era viable por las razones antes explicadas, así que continuó su recorrido en los caminos concurridos de la ciudad que normalmente se avivaba al venidero anochecer.

No tardo u ni en llegar al centro de Orario, justo en la zona donde el gremio y la gran Torre de Babel se ubicaban.

"¡Ya sé! ¡Puedo visitar a Eina!" Cruzó por su mente el ir con la semi elfo, quien, tras el juego de guerra, regresó a su labor habitual como asesora del gremio.

No le vendría mal conversar con ella y de paso obtener información sobre el calabozo. Ha pasado tiempo desde que se sumergió a este mismo, por lo que tarde o temprano tendría que regresar y explorarlo para, de paso, obtener fondos.

Corrió a las prisas a la entrada principal, sin embargo, estas estaban repletas de gente tanto entrando cómo saliendo.

Era la hora pico para los aventureros. Algunos regresaban de sus travesías y cambiaban el botín en la caja. Otros en cambio iniciarían investigaciones y recorridos, apoyados en la idea de que al haber menos visitantes podían obtener mejores ganancias.

El conejo se abrió paso entre la gente, ignorando la fila como si de una celebridad se tratase. No presto atención a reclamos ni quejas.

A los lejos vislumbró a la bella asesora que buscaba. Aquella hermosa chica que lo ayudó en el juego de guerra y por quien tuvo la oportunidad de enfrentarse a Apolo gracias al vacío legal que encontró.

La castaña estaba atendiendo a varios aventureros a gran velocidad y sin descanso. Los papeles sobre su escritorio eran sellados uno a uno y apilados del otro lado del mismo.

Lucía visiblemente cansada y frustrada por la gran carga de trabajo. Quizás esa era la consecuencia de no haberse presentado a trabajar durante casi dos semanas.

El albino se detuvo en seco, sin continuar su camino a ella y entendiendo que distraerla ahora sería inoportuno, por lo que se dio la vuelta, retirándose de ahí.

"Ya vendré en otra ocasión" Pensó.

Ya afuera del gremio, nuevamente se sintió sin un objetivo o destino.

Volvió a recorrer las animadas calles de la ciudad en completa soledad.

"Ha pasado mucho desde que estuve solo. En los últimos meses he sido acompañado desde que despierto hasta que me duermo. No tener a nadie a mi lado luego de acostumbrarme a eso es... incómodo" Se percató el conejo, metiendo las manos al bolsillo, cabizbajo.

Antes de que decidiera entrar al calabozo sin un falna era un don nadie sin perro que le ladre. Se acostumbró a la falta de calor humano desde que su abuelo falleció. No obstante, su actual realidad distaba de esos días grises.

¿Qué pasaría si volviera a estar solo? ¿Podría soportar volver a esa triste existencia?

¿Y si un día despertaba y las aventuras, las personas, los amigos, las amantes, que obtuvo fueron meramente un sueño?

Suspiró, sacudiendo la cabeza. No le beneficiaba en nada ponerse a pensar en eso.

En ese instante su mirada, de reojo, captó dos siluetas conocidas.

"¿Are? ¿Welf y Lili?" Los reconoció al instante.

Se trataban del herrero pelirrojo de la familia Hefesto y la soporte que formaba parte del grupo que tanto ambos como los hijos de Takemikazuchi-Sama tenían.

El par de aventureros corría y por lapsos se ocultaba en las paredes. Volteaban de lado a lado y se asomaban por las intersecciones de las calles.

Ignorando la actitud sospechosa, el albino se alegró genuinamente de verlos.

-¡Welf! ¡Lili!-Los nombró, corriendo emocionado hacia ellos, quienes saltaron del susto al ser llamados de la nada y sin detectar al responsable.

"¡Genial! ¡No pasaré solo el día!" Dijo, derramando lágrimas.

No se dio cuenta que la hobbit y el humano corrían hacia él, sin frenar su andar. Hasta que...

*¡PUM!*

-¡UGH!-El aire de los pulmones del conejo se salió cuando el peso de los dos le cayó encima al ser tacleado en una reacción digna de jugada de NFL.

-¡NO HAGA RUIDO, BELL-SAMA! ¡NOS ARRUINARÁ LA INVESTIGACIÓN!-Regañó la soporte, silenciándolo.

-¡Si se enteran de que las estamos siguiendo, se molestarán!-Añadió el herrero.

-¡¿D-De qué hablan?!-Pregunto el joven, sintiendo su pecho descomprimirse cuando los dos se le quitaron de arriba.

Tanto Welf como Lili señalaron al camino delante suyo.

Fue ahí donde la silueta de dos féminas le figuraron a Bell.

-¿Están siguiendo a Mikoto y a Chigusa? ¿Por qué?-Les cuestionó mientras Welf le extendía la mano y se ofrecía a ayudarlo a pararse, siendo correspondido.

-Ya que estás aquí y te enteraste de lo que hacemos, supongo que no tenemos otra opción que contarte-Negó con la cabeza el herrero.

-Los últimos días hemos detectado comportamientos extraños en ambas. Lucen pensativas y distraídas cuando entramos al calabozo. Ouka nos comentó que salen en las noches sin avisarle a nadie y regresan hasta que el sol comienza a aparecer. Hace poco confirmamos eso, pero no sabemos la razón-Explicó, claramente preocupado.

La expresión del pelirrojo se retorció y presionó los dientes.

-Lili cree que se metieron en un embrollo. Quizás deudas. Queremos averiguar de qué se trata antes de ofrecerles ayuda-Lili desveló sus intenciones.

Bell les echó un vistazo por segunda ocasión a las orientales. Caminaban de forma acelerada y evitaban a toda costa la calle principal, mezclándose entre la gente y manteniéndose alerta.

"Siento que me arrepentiré por esto" Se dijo a sí mismo antes de hablar.

-Están preocupados por ellas ¿Cierto? Siendo ese el caso, supongo que necesitan ayuda extra. Me ofrezco para dárselas-Declaró.

-¿En serio? ¿No habrá problemas con tus novias?-Cuestionó Welf.

-Lo dudo. De hecho ellas me dijeron que salga y me distraiga. Actuar como detective es una buena forma de matar el tiempo-Contestó el albino.

Lili y Welf intercambiaron miradas, dudando de la capacidad de sigilo de su amigo.

"Peor es nada" Pensaron.

-Muy bien ¡Pero no te alejes de nosotros y sigue nuestras instrucciones!-Dijeron al unísono.

-¡HAI!-Bell hizo un saludo militar.

Una vez decidido, avanzaron.

-¡A seguirlas!-Vociferaron.

Y de ese modo la investigación comenzó, sin saber al lugar donde los llevaría y mucho menos lo que les esperaría...

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Ubicación desconocida.

En una habitación estilo oriental, con un incienso encendido y esparciendo su humo que impregnaba de un dulce olor el aula, yacía sentada una bella mujer con kimono rojo justo enfrente de una ventana, observando el hermoso cielo estrellado de Orario.

Sobre sus piernas, un pequeño escritorio de madera al pie de la ventana era usado.

Encima del mismo, un libro abierto reposaba y al costado un bote de tinta negra.

La mujer sostenía una pluma. Sus manos estaban manchadas.

Sus ojos demostraban tristeza. Su mano temblaba.

Negó, prosiguiendo con su actividad.

Las hojas del libro eran llenadas de palabras como si de una escritora profesional se tratase. Sus lágrimas dese derramaban, preocuparon que no cayeran encima de la escritura y la arruinaran.

Fue así hasta que una puerta corrediza fue abierta, sorprendiéndola y girando para recibir a su inesperado invitado.

-¿Estás lista? En unas horas...-Una mujer morena, una amazona, apareció, notando las manchas en el kimono y las manos de la rubia.

Dio un largo suspiro.

-¿Sigues con eso?-Interrogó. Parecía al tanto de esa actividad y por el cansancio en sus palabras puede que no sea la primera vez.

Una cola dorada se movió de izquierda a derecha. Las orejas de la chica bajaron. Era su forma de mostrar el nerviosismo que la azotaba.

-Y-Yo...-Tartamudeó.

-Tranquila-La amazona la interrumpió.

-Le diré a Ishtar-Sama que tampoco te sientes bien hoy. Lo más probable es que solo te asigne un cliente, continúa con lo que haces-Expresó de forma cálida.

La oriental, una renard, limpió sus lágrimas y sonrió.

-¡Muchas gracias, Aisha!-Se inclinó ante su amiga para agradecerle.

-Sí, sí, como digas. Mas te vale que ese libro que escribes sea interesante, Haruhime-Dijo Aisha.

La cola de la renard se erizó. Después de ondeó.

-Yo aún no sé cómo terminarlo-Susurró.

-Encontrarás cómo, te lo aseguro-La morena le guiñó el ojo antes de irse y cerrar.

Aliviada y con el permiso de seguir, prosiguió con la escritura.

Las palabras fluían con su ser. Plasmaba sus más puros sentimientos, describía a la perfección la situación de ese mundo de fantasía en el que su imaginación volaba libremente.

-Lo comencé para escapar de mi cruel realidad, pero... ¿Podría volverse realidad?-Se detuvo, cuestionado aquello.

Soltó la pluma, cerró el libro y lo abrazó.

Sus lágrimas se derramaban y deslizaban por sus mejillas hasta caer de su mentón.

Comenzaba a respirar de forma irregular.

-¿Podré ser salvada como la protagonista de la historia?-Interrogó, llorando.

La pasta dura del libro tenía un título plasmado.

-¿Una mujer como yo tiene derecho a soñar con alguien así?-Añadió.

-¿Es posible conocer a alguien que sea...?-.

"El héroe de una prostituta...".

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¡Y ASÍ DAMOS INTRODUCCIÓN AL SIGUIENTE ARCO DEL FIC!

Como podrán ver, arrancaremos de una el arco de Haruhime ¿Por qué? Porque así lo quiso el guión y el autor (O sea yo).

Es un arco que me emociona abordar y quiero ver qué tanto puedo mover y añadir para que sea diferente al del canon.

Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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