Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 35.

Minutos antes de terminar el juego de guerra.

-Loki... Apolo es más imbécil de lo que pensaba...-Se limitó a decir la peliplateada.

Ella se percató de ese detalle que la gran mayoría ignoraba o desconocía.

"Esa alma... está podrida..." Dijo mentalmente, viendo un oscuro color negro en la llama de la vida de ese ser.

De repente, mientras la furia y desagrado de la diosa se expresaba en su rostro, pasos apresurados resonaron a las afueras de la sala, los cuales sacaron de su estado de júbilo al Dios del sol, quien sonreía de manera arrogante y repleta de deleite.

*¡PAM!*

Un estruendoso golpe abrió en un abrir y cerrar de ojos las grandes puertas de la sala, casi quebrando las bisagras que las unía a la pared.

-¡APOLO!-La voz de una fémina que irradiaba enojo desbordante nombró a la deidad, quien, tras el escándalo, volteó instintivamente en busca de la responsable.

-¿Ankusha?-La nombraron entre el público.

Se trataba de Shakti Varma, la capitana de la familia Ganesha, quien se hallaba ahí a pedido de su dios, el cual olía maldad en los actos del hijo de Apolo en el juego de guerra con tan solo presenciarlo en pantalla.

-¡¿QUÉ FUE LO QUE HICISTE?!-Recriminó la peliazul, acercándose a su objetivo mientras apretaba los puños, produciendo el crujir de estos que fue perfectamente audible para los presentes.

-¡N-No te me acerques!-La actitud cobarde del pelirrojo era tan fácil de liberar que comenzaba ha hacerse vergonzoso verlo en ese estado.

Él retrocedía para aumentar la separación mientras la chica reducía la distancia con intenciones no tan permitidas por la misma ley que ella juró mantener.

-¡Yo no he hecho nada...!-Antes de que el último sonido de dicha respuesta saliese de su boca, al continuar su huida sin fijarse en lo que había detrás, tuvo la sensación de que una pierna extraña se posó detrás de las suyas, provocando que éste tropezara de espaldas y comenzara a caer.

Al mirar de reojo, se topó con la figura de Freya, quien lo miraba desde arriba sumida en el odio.

Antes de tocar el suelo, Shakti redujo la distancia rápidamente, encarándolo para después sujetarlo del cuello de la camisa y levantarlo con ambas manos para que, seguido de esto, le estrellara la espalda en la pared, incluso impactando la nuca del mismo, produciendo un sonido seco que hizo temblar la estructura.

-¡EL CAPITÁN DE TU FAMILIA TIENE UNA JODIDA JOYA FETO EN LA CABEZA! ¡NO VENGAS CON TUS MALDITAS MENTIRAS!-Ankusha no se guardó nada. Entre más tiempo pasaba, más fuerza infundía para aplastarlo a la pared, incluso esta comenzó a agrietarse.

-¡TE ALIASTE A EVILUS! ¡ARRIESGASTE LA SEGURIDAD DE LOS CENTENARES DE TUS HIJOS AL IGUAL QUE LA DE BELL Y EINA!-Agregó, aumentando su cólera y fuerza en los brazos. Las venas de estos se le marcaban y su piel se tiñó de rojo mientras sus cejas se arrugaban y el ceño se le fruncía.

*¡CRACK!*

Se formó un agujero en el mármol. El cuerpo de Apolo temblaba con fuerza, temiendo por su seguridad.

-¡Hiiiii! ¡Aléjate de mi!-Las lágrimas se derramaban por su rostro.

-¡RESPONDE!-Gritó vehementemente la mujer, exigiendo la respuesta por parte suya.

La presión era tal que la mente de Apolo divagaba. Volteaba de reojo y revisaba las miradas de los demás dioses que le dirigían un completo desagrado, comprendiendo lo que había hecho.

Esto lo enojó.

"No... no tienen ningún derecho... ¡DEJEN DE JUZGARME!" Pensó, siendo herido en su orgullo porque incluso dioses de rangos bajos lo miraban como mera basura.

-¡NO SE ATREVAN A VERME ASÍ MALDITAS BASURAS! ¡NADA DE ESTO ES CULPA MÍA! ¡TODO ES RESPONSABILIDAD DE ESE MALDITO NIÑO QUE SE INTERPUSO EN MI CAMINO! ¡PUAH!-.

*¡PUM!*

Mientras señalaba a todos los presentes, un sólido golpe en el abdomen le sacó el aire e hizo que tosiera saliva.

Shakti, como era obvio, fue la responsable.

-¡Ughhhh! É-Él me orilló a tomar medidas desesperadas... no es mi culpa...-Sosteniendo su torso con ambas manos, inclinándose hacia adelante mientras la saliva se le escurría de la boca, agregó.

El asco que Shakti sentía era proporcional a su indignación e incredulidad por las ridículas justificaciones del dios del sol.

Estaba harta...

Sus ojos perdieron el brillo. Se propuso darle un segundo puñetazo, pero esta vez en la cara, no obstante...

-Deténte...-Una fría mano se posó encima de su hombro.

La piel de la capitana de la policía de Orario se erizó. Un frío recorrió su espalda y frenó en seco sus intenciones.

-¿Por qué ensuciarte las manos?-Preguntó Loki, quien bajaba las escaleras con las manos en los bolsillos.

-Freya-Sama... si algo le sucede a Bell o a Eina... yo seré quien lo regrese a Tenkai. Y eso no podrá evitarlo...-Advirtió la fémina, viendo a un costado suyo a la peliplateada con una mirada retadora.

-Loki-Sama... usted conoce muy bien el odio que le tengo a Evilus... si este maldito dios está aliado con ellos...-Agregó a su mensaje, esta vez dirigido a la diosa bufona.

-Sí, sí. Lo matarás, ya capté el mensaje-La pelirroja la interrumpió, restándole importancia a la amenaza.

El agarre de Freya aumentó de fuerza, llamando la atención de Shakti.

-Apártate, hija de Ganesha, a menos que quieras pelear conmigo por el derecho a matarlo...-Dijo la diosa. Sus ojos brillaban intensamente en un frenesí violeta que helaría la sangre de quien recibiera la dicha o desgracia de ser objeto de esa mirada.

La expresión de la peliazul cambió.

-Te recomiendo hacerle caso. Esta loca no sabe cuándo detenerse-Loki, de manera divertida y ofendiendo a Freya, le comentó aquello al oído del lado contrario al que se encontraba la susodicha.

La fuerza de agarre en las manos de la chica disminuyó, haciendo caso a la orden de la peliplateada.

La punta de los pies del dios estaba rozando la superficie del suelo, mientras era bajado. No obstante...

*¡PUM!*

-¡PUAH!-Nuevamente lo golpearon en la boca del estómago.

-¡HOYO EN UNO!-Gritó Loki, quien hizo el ataque.

-¡Burggggg!-Apolo cayó al suelo, poniéndose de rodillas y codos en este, volviendo a vomitar saliva.

Comenzó a jadear, sintiéndose mareado y mirando con odio a la pelirroja.

Antes de poder reclamarle, su cabello fue sujetado. El cuero cabelludo era jalado y casi arrancado junto a los mechones color escarlata. Esto provocó que levantara la cabeza hacia la responsable.

-Dime una razón para no matarte en este preciso instante, enana blanca a punto de extinguirse-Pidió Freya, enredando sus dedos en las tiras de cabello que poco a poco se desprendían.

Falto de aire y aún sin recuperarse de los dos puñetazos, dijo lo primero que le vino en mente.

-F-Fue su culp...-Antes de responder...

*¡PAM!*

Su cara fue aplastada en el suelo por la fina y blanca mano de la diosa de la belleza, quien ni siquiera se inmutó en empujarla.

Jaló de nuevo y la elevó.

Su nariz estaba desviada. La sangre de labios y otras partes del rostro que fueron rasgadas teñían el blanco mármol debajo de sus pies de un color rojo vino que apestaba a hierro.

-Respuesta incorrecta, intenta de nuevo-Exigió la bella mujer. Todos en la sala presenciaban su sadismo.

La expresión de Apolo era complicada de leer porque la inflamación empezaba a presentarse en su cara. Aproximó sus manos a sus chorreantes heridas. Sentía un ardor tremendo que pronto, procesando lo ocurrido, se convirtió en dolor.

Infló sus pulmones, recolectando aire, para intentar gritar, pero...

*¡PLAZ!*

Freya le estrujó el rostro en el mismo sitio, combinando sangre de antes con la que brotaba ahora.

-No quiero ruido. Dame una respuesta breve y concreta antes de que se me resbale la mano otra vez-Exigió.

Shakti y Loki observaban en silencio. La primera tragó saliva, sorprendida por la actitud de la diosa de la belleza, quien parecía abandonar su personalidad refinada para rebajarse al nivel de su muy desafortunada presa.

Apolo jadeaba cuando fue despegado del piso. El ardor y dolor era tal que le costaba mantenerse consciente.

Sus ojos se enfocaron en la causante de su sufrimiento.

-No respondas de forma idiota e impulsiva de nuevo. Mi paciencia se ha reducido mucho en los últimos días-Advirtió la peliplateada, imperturbable y estoica, tanto así que el miedo que le infundía al pelirrojo no pasaba desapercibidos. Síntomas como una deformación en la imagen de su torturadora se presentaban. La veía como una verdugo en la espera de cortarle la cabeza.

"Podría hacerte responder usando mi encanto. Pero eso no te traería sufrimiento, solo deleite y... me desagrada la idea de proveerte de ese sentir..." Pensó.

Quejidos y balbuceos eran la forma en la que el dios se comunicaba. No era capaz de hilar una oración para contestarle.

Freya posó su mano en la mejilla y sonrió cual Yandere.

-Que pena...-Susurró.

Previo a su siguiente tortura, una mano la sostuvo desde la muñeca, imposibilitándole el movimiento.

-Ya basta...-Declaró una mujer con un parche en el ojo.

Se trataba de Hefesto.

-Hefesto, me agradas. Sin embargo... no te conviene ir en contra mía...-Amenazó la peliplateada a su "amiga".

-No te confundas. No lo hago para ir en contra tuya, lo hago para evitarte un problema mayor. Porque... no dudo que cumplas tu objetivo-La diosa de la herrería respondió de inmediato, esclareciendo sus motivos.

-No podemos condenarlo ahora. De matarlo, perderíamos información sobre Evilus y, sobretodo, debemos concentrarnos en mandar ayuda al campo de batalla-Declaró Miach, quien también descendió desde su asiento hacia el pie del escenario. Donde continuaba observando la batalla en las pantallas.

La escena era francamente desalentadora. Las violas formaban una ola de vegetación que, de alcanzar a ambos aventureros de la familia Cranel, estos perecerían.

Freya volteó hacia la transmisión.

Sus ojos se abrieron de par en par.

Bell lucía cansado. Estaba jadeando y esforzándose en mantenerse de pie. La múltiple amenaza en los enemigos lo superaba, aunado a la nula participación de Eina en el combate.

-Estamos muy lejos. Las carrozas no llegarían hasta allá en menos de diez minutos. Y... dudo mucho que tengan ese tiempo-Comentó Takemikazuchi, quien seguía al Dios de la farmacia azul.

Los dientes blancos como perlas de la diosa de la belleza se presionaron.

La furia nublaba su juicio.

Sí... ellos tenían razón. Lo importante ahora era rescatar a su amado conejo blanco.

Ella soltó a Apolo, poniéndose de pie y sacudiéndose las manos.

-Hay que ir a rescatarlos-Dijo Loki.

-Yo iré...-Irrumpió en escena Aiz Wallenstein.

Un viento esmeralda cubría su cuerpo, uno que gradualmente se fue apagando.

Sus ojos dorados como el oro miraban al Dios del sol. No difería del resto, ella también guardaba un fuerte rencor hacia él.

-P-Princesa de la espada...-La expresión de Apolo cambió.

-¡N-No corras demasiado rápido, Aiz!-Tiona se detuvo en la entrada de la sala, tomando bocanadas de aire.

Le siguieron Tione, Finn, Gareth, Lefiya, Riveria y Alicia.

Ignorando las voces de sus compañeros y el llamado del pelirrojo, la rubia miró a su diosa.

-Con mi magia soy capaz de aumentar mi velocidad lo suficiente como para reducir el tiempo de llegada. Calculo que en menos de cinco minutos podría llegar-Informó.

-¿Estás segura de eso?-Cuestionó Loki.

La expresión de Aiz cambió. Apretó el puño.

-No... pero... no pienso quedarme aquí sin hacer nada. Yo... ¡Quiero rescatarlo!-Respondió con determinación y en su voz se presentaba cierto temor.

-¡Sí! ¡Yo igual quiero ir!-Tiona se aproximó a su diosa para hacerle el mismo pedido.

-No son lo suficientemente rápidas...-Freya habló.

El resto volteó a su dirección.

-No siquiera están seguras de lograr llegar antes de que mi conejito muera a manos de ese monstruo. Contrario a ustedes, yo si puedo asegurar que mi hijo lo conseguirá...-Comentó, dándose la vuelta y caminando hacia la ventana más cercana.

-¿Mi conejito?-Tanto Aiz como Tiona cuestionaron el término que la peliplateada empleó para referirse a Bell.

A Freya no podría haberle importado menos ser escuchada.

El resto de la familia Loki y de los dioses presentes, prestaba atención a la batalla.

Riveria sobretodo estaba totalmente sumida en el conflicto que se desenvolvía. Su corazón latía intensamente producto de la preocupación.

-Allen...-De la peliplateada salió un nombre y en menos de un segundo, desde las alturas, bajó a figura delgada y completamente negra.

Ante la mirada de todos a excepción de la princesa de los elfos, el extraño se retiró la capa que lo cubría.

Era Allen Fronel. Miembro de la familia Freya y quien era conocido como el aventurero más rápido con el que la ciudad de Orario contaba.

-Vana Freya...-Shakti lo llamó por su apodo.

-¿Debo rescatarlo, Freya-Sama?-Allen ignoró completamente a la capitana de la familia Ganesha.

Aiz observaba con atención la escena. Era como si esperara a que el hombre gato se movilizara para hacer lo mismo.

-Allen... no te contengas... tráelo sano y salvo-La expresión en la diosa y lo quebrada que se oía su voz captó el interés del pelinegro.

-Freya-Sama...-Murmuró, impresionado, tanto así que permaneció pasmado una fracción de segundo.

Era la primera vez que veía de ese modo tan... débil a su diosa.

No obstante, este estado no duró mucho. Fue roto por un agudo grito.

-¡EINA!-Riveria alzó la voz, repleta de terror.

Su sobrina era sujetada por las violas en cada extremo de su cuerpo y el cuello.

Bell estaba tumbado en el suelo con cientas de esas cosas inmovilizándolo sin ser capaz de ir a por la semi elfo, la cual, lucía desesperanzada y deseando la muerte.

El aire le faltaba a la pelijade. El pecho le dolía.

-¡Riveria-Sama!-Alicia, Lefiya y Shakti fueron hacia la mujer, preocupadas. Ahí fue donde también presenciaron lo que se transmitía.

Un helado viento entró a la sala y provocó un escalofrío en sus espaldas.

-Mátalos...-Un susurro ahogado y débil vino desde un costado.

Era de Apolo...

-¡MÁTALOS A AMBOS, JACINTO!-Con la poca fuerza que le quedaba, emitió esa orden al demi espíritu que tomó el cuerpo de su hijo.

-¡ALLEN, AHORA!-Freya también elevó la voz, sacando de ese estado catatónico a su hijo.

Él rápidamente asintió, puso su fuerza en las piernas y...

*¡ZOOOOOOOOM!*

Sin ver el inicio de la carrera, el hombre gato desapareció de vista de todos, dejando solamente un enorme cráter en el piso donde antes yacía de pie.

-¡TEMPESTAD! ¡ARIEL!-Ni corta ni perezosa, la princesa de la espada también lo siguió. El viento esmeralda lo rodeó y potenció sus habilidades.

-¡Aiz! ¡Espera...!-Lefiya quiso detenerla, pero su intento fue en vano.

-¡NITZEL!-Agregó la rubia a su encantamiento.

El viento se volvió más feroz.

*¡ZOOOOOOOOM!*

El viento cortaba cualquier cosa que se acercara a la distancia suficiente.

Del mismo modo que Allen Fromel, salió de la habitación y en una fracción de segundo ya estaba fuera de la mansión. Y, si las cosas salían bien, llegaría a donde se encontraba Bell antes de un fatal resultado.

-Se fue...-La pelinaranja, quien extendía su mano con ligeros raspones sobre la misma, dijo.

El lugar permaneció en silencio.

-Supongo que... no puedo compararme a ellos en velocidad, jeje...-Tiona se rascó la nuca, resignada a quedarse ahí por ser superada en dicho aspecto.

Alicia permanecía callada, pero poco a poco se acercaba a Apolo sin que nadie se diese cuenta.

De su carcaj sacaba una flecha.

-No puedo creer que fuese capaz de hacerle eso a su propio hijo. Convertirlo en un demi espíritu es... insensible. Las criaturas son una cosa, esto rebasa con creces el significado de crueldad-Reprochó el Hobbit al Dios del sol.

Una criatura al menos es capaz de conservar recuerdos y controlar su cuerpo...

Los demi espíritus son meras marionetas usadas por la consciencia de un ser diferente...

Y, para hacerlo... primero debe de morir el cuerpo al que se unirán.

-¡LE ARREBATÓ LA VIDA A SU HIJO PARA CONVERTIRLO EN ESO!-El rubio comenzaba a perder los estribos.

-¡Tch!-Apolo agachaba la cabeza y chasqueaba la lengua.

-Eso es indiferente ahora mismo, Finn...-Gareth posó la mano encima del hombro del capitán de la familia Loki.

-Ahora mismo... debemos permanecer en calma...-Agregó, apuntando a Riveria.

"Lo que menos necesita ahora es una escena dramática aquí" Pensó, tomando en cuenta el bienestar de su amiga.

Siendo acompañada por Shakti, Riveria vigilaba los sucesos del jugo de guerra.

La peliazul le prestó su mano, la cual la pelijade sostenía con fuerza y temblor.

Tragaba saliva y contenía las lágrimas. Un nudo se le formaba en la garganta, temiendo lo peor.

La situación era bastante desfavorable.

Los labios de Bell se movían. Los ojos de su amada sobrina se apagaban.

Dos de las personas a las que más amaba en este mundo... a punto de perder la vida por culpa del arrebato de un dios.

"Le permití luchar aún conociendo su trauma... fue un error. Era obvio que el dolor de la pérdida de Maris continuaba dentro tuyo y yo lo ignoré..." Se lamentaba. En su subconsciente se culpaba de lo que sucedía.

Ella fue la primera en presenciar el cambio de personalidad en su sobrina después de que esa batalla años atrás se desarrollara.

Estuvo presente cuando Eina fue con Aina para llorar y lamentarse, rogando a no volver a entrar al calabozo.

También la acompañó en el momento en que le pidió a Loki que le retirara el falna...

Esa mirada perdida y sin esperanza aparecía nuevamente.

En los años que pasaron recuperó su ánimo y sonrisa, pero... todo se había ido al carajo en menos de una hora.

-No mueras... por favor... perdón...-Riveria estaba a punto de caer de rodillas. Su llanto dio inicio y rogaba que no le arrebataran a su amada familiar.

-Riveria-Sama...-Shakti la nombró, dándole apoyo y frotándole la espalda para tranquilizarla.

-Eres un jodido idiota, Apolo...-Más insultos apuntaron al Dios del sol. Esta vez en la fila superior de las butacas.

-Apostaste la vida de uno de tus hijos para cumplir un maldito capricho. No aceptaste la derrota por creer que eras un ser perfecto sin equivocaciones ni fallos...-La persona bajaba las escaleras a las prisas. Sus mechones rubios se meneaban de un lado a otro.

Cuando llegó a la misma altura que el resto, alzó la voz con vehemencia.

-¡USASTE A ALGUIEN QUE CONFIABA EN TI! ¡LO CONVERTISTE EN UN JUGUETE!-El cólera era palpable.

La tortura interna de la elfo fue rota por un breve periodo.

-¿Dionysus-Sama?-Lefiya lo reconoció. Era el dios patrón de Filvis, su mejor amiga.

-¿Otra vez...? Jaja... parece ser que no lo comprenden... nada de esto es culpa mía. Desde el momento en que ese mocoso con aíra de grandeza se opuso a mi... su destino fue sellado...-Apolo se levantaba lentamente, soltando una risita arrogante y confiada. Deseaba como nada en su muy prolongada existencia la muerte de Bell Cranel.

Una vena se marcó en la frente de Freya.

-Hey, Hefesto... que conste que me contuve lo más que pude...-Dijo a la Diosa Herrera antes de dar un único paso para inclinarse y nuevamente agarrarlo de la cabeza.

*¡PLAZ!*

Estrelló por millonésima ocasión el rostro ya desfigurado del pelirrojo en el suelo.

Los dientes volaron y la sangre escurrió, pringando a los que se hallaran a cercanías de la zona.

Era un espectáculo sangriento y a su vez refinado por la gracia, al igual que la exactitud, en los movimientos de la diosa de la belleza. Ni siquiera se despeinó su bello cabello lacio que se ondeaba cada que bajaba de repente.

-Siempre te he considerado un ser vil y despreciable, desde antes de tus recientes actos. Pero jamás me imaginé que tu estupidez alcanzara tales límites. Ser capaz de jugar con la vida de tus hijos es algo imperdonable incluso para mí... y eso que tampoco soy una blanca paloma...-La sinceridad y el desprecio en Freya alcanzaba el corazón de Apolo.

Sin varios de sus dientes y perdiendo mucha sangre, aún tuvo el valor de replicarle.

-¡YA NO ME IMPORTAN SUS OPINIONES NI CRITICAS! ¡ESE MOCOSO MORIRÁ Y NO PODRÁN HACER NADA PARA SALVARLO! ¡ACABA CON ELLOS JACINTO!-Le gritó a la pantalla a pesar de que no podían escucharlo desde el otro lado.

A pesar de su estado, aún guardaba mucho odio, sentimiento que le impedía desmayarse hasta ver realizada su obra.

-Te aliaste a Evilus por una venganza...-El asco en Dionysus no desaparecía.

El resto de los dioses le reprochaban.

Hefesto, quien fungió como mediadora minutos antes... no planeaba interferir en lo que vendría.

Miach que aboga por la misericordia... no encontraba motivos para dársela.

Takemikazuchi, quien es un dios que normalmente se mantiene al margen... deseaba castigar los ruines actos de ese remedo de Dios.

-¡JAJAJAJAJAJA! ¡¿NO LO ENTIENDEN?! ¡GANĖ! ¡YO VOLVERÉ A TENKAI PERO ÉL MORIRÁ! ¡ASÍ MANDEN AL MISMÍSIMO REY OTTAR, NO LLEGARÁN A TIEMPO PARA EVITARLO! ¡LAS VIOLAS LOS DESPEDAZARÁN! ¡NO QUEDARÁ NI SIQUIERA UN CADÁVER AL CUAL LLORARLE! ¡TODO PORQUE ESE IMBÉCIL TUVO LA OSADÍA DE ENFRENTARME!-La locura consumía a Apolo. Sus verdaderos colores salían a relucir.

No había arrepentimiento por sus actos. No le interesaba en lo más mínimo que se hubiese coludido con la organización malcriada que arrebato miles de vidas en Orario.

Su visión era nublada por el odio.

En su psique y desequilibrio mental... no se percató de lo que ocurría en las pantallas.

-¡ARGONAUTA-KUN SE LIBERÓ!-Tiona saltaba emocionada.

Las miradas repletas de esperanza por parte de Riveria y Shakti resaltaron.

Apolo volteó lentamente a uno de los monitores.

Un mar de llamas inundaba la imagen. Sombras siendo consumidas y hechas cenizas se dibujaban entre el intenso color rojo.

De entre el fuego emergía una figura. Su ropa estaba casi calcinada y lo único que se mantenía encima de su torso era una bufanda color azabache.

Jacinto, enfrente suyo, parecía... ¿Asustado?

Esto preocupó al Dios pelirrojo.

-¿C-Cómo es que...?-No hilaba su pregunta.

No parpadeaba siquiera.

Las violas eran despedazadas en segundos. Bell brillaba intensamente.

-¿P-Por qué sigue peleando?-Cuestionaba.

Freya, quien también prestó atención a la pantalla, soltó el cabello de esa asquerosa rata.

Ambos llegaron a la misma conclusión.

Uno sintió un agujero en el estómago... la otra, sin embargo, se sonrojó intensamente. Era como si se excitara.

"La fuerza de su alma... lo está potenciando..." Dijo en su subconsciente.

Apolo palidecía.

Freya sonreía con deleite y goce.

-Fufufu... supongo que me preocupé por nada...-Posó su dedo índice encima del albino inferior.

"Eres increíble..." Pensó.

-¿Eh? ¿A qué te refieres?-Le preguntó Loki.

La peliplateada se giró, yendo a la salida.

-Las cosas se pondrán interesantes a partir de ahora... para quienes aún no conocen el resultado...-Declaró antes de abandonar el cuarto.

La incertidumbre quedó en el aire. El cambio radical en su actuar dejaba consternados a los presentes.

Pasó de querer matar al ser a sus pies a simplemente... olvidarlo.

Riveria no tenía tiempo para concentrarse en ello. Se centró únicamente en el estado de Eina. Dentro suyo se preocupaba igual por Bell, pero estaba segura de que se levantaría de la adversidad para emerger de las cenizas. En este preciso instante, la más inestable era su sobrina.

La castaña continuaba amordazada por las violas.

No luchaba, no reaccionaba.

"Por favor imponte... tú puedes... recuerda tu deseo de ayudar a quienes lo necesiten, recupera el motivo que te orilló a convertirse en aventurera... lucha... lucha..." Rogaba.

-¡PELEA, EINA!-Gritó Riveria, quien estaba convertida en un mar de lágrimas.

De repente... las violas fueron despedazadas.

La esperanza se recuperó.

La elfo por fin pudo tomar un respiro.

Estaba totalmente sumergida en lo que vendría.

Su sobrina había recuperado la voluntad.

Un torbellino rosado la rodeaba.

-Lo usarás...-Impresionada, la elfo murmuró.

Lo reconocía.

Esa magia.

Era diferente a la que usó en el entrenamiento.

Esa era... "La verdadera magia de Alf".

-¡VAMOS!-El bullicio de la ciudad se hizo presente al igual que el apoyo a la familia Cranel.

Los ciudadanos rugían en pro de la causa del conejo.

Al presenciar la crueldad de Apolo, apoyaban fervientemente al albino.

La figura de la semi elfo sosteniendo su estoque quedó grabado en sus mentes.

-Eina...-La pelijade la nombró.

Nadie se perdía lo que parecía ser la cúspide del combate.

En cada rincón de Orario, las miradas se dirigían a las pantallas.

Los gritos hacían eco incluso al interior del calabozo.

En el centro de la ciudad, a escasos metros del gremio, un hombre rugía con mayor fuerza.

-¡ÁNIMO NIÑA! ¡DEMUESTRA TU FUERZA! ¡TÚ PUEDES HACERLO!-Un hombre con una enorme cicatriz en el rostro fue el responsable.

Uno que... jamás sería capaz de terminar de agradecerle a quien lo salvó diez años atrás.

Rose, la asesora del gremio, cerraba los puños, emocionada.

-Vamos Eina... hazlo...-Mandaba su apoyo a la antigua aventurera a su mando.

-¡YO SOY GANESHA! ¡EL JUEGO DE GUERRA A ALCANZADO SU MOMENTO DECISIVO! ¡AQUÍ SE DEFINIRÁ AL GANADOR!-El Dios elefante, que fungía como narrador, avisó aquello, contagiándose del estado de ánimo.

El suelo temblaba en la arena de batalla y el torbellino rosado aumentaba en tamaño.

Bell había protegido a Eina de un ataque mágico proveniente de Jacinto, pero esta ni siquiera se inmutaba. Continuaba decidida a acabar con esto de una vez por todas.

Riveria pudo leer la última frase del cántico de su sobrina.

-Mi nombre... es... alf...-.

Cientos de potentes explosiones llenaron de polvo y escombros la zona, imposibilitando presenciar el resultado.

Una sola pregunta quedaba en el aire...

-¿L-Lo logró...?-Y fue Lefiya quien la hizo, asomándose sobre el hombro de su maestra, la cual buscaba en cada pixels de la pantalla a la castaña.

Grande fue su alivio cuando, al pasar unos segundos, dio con ella.

Dio un largo suspiro, casi cayendo de espaldas por la relajación. De no ser por Lefiya y Shakti, se hubiese ido de espaldas.

No obstante... de la nube emergió Jacinto, apuntando su espada a la cabeza de la semi elfo.

Riveria no pudo siquiera reaccionar a ello, pero... Bell sí.

Él bloqueó el ataque justo a centímetros del cuello de Eina.

-¡ES ARGONAUTA-KUN! ¡ESTÁ COMO SI NADA!-Declaró la enérgica amazona. Si alguien disfrutaba de esa batalla y la imponente figura de su amado, era Tiona, quien confiaba fervientemente en su victoria. El resto, bueno, estaban bien, pero bien cerca de un paro cardíaco.

La batalla de humano vs demi espíritu dio inicio.

-¡¿CUÁNTAS VECES SE TE DEBE MATAR?! ¡ACÁBALO JACINTO!-Apolo mostró su desesperado apoyo al monstruo.

La batalla se prolongaba.

Las partes del cuerpo salían volando y la sangre teñía la arena.

Era un combate sanguinario sin reglas ni restricciones entre dos seres con curación.

Jacinto era abrumado.

A paso lento, una fémina entró a la habitación donde se presenciaba el aparente round final, recargando su espalda en el marco de la puerta.

La carnicería proseguía.

Era unilateral. Si Jacinto dañaba a Bell, este se lo devolvía diez veces más fuerte.

Fue en un preciso instante donde una figura, una pieza no considerada en el tablero cayó detrás del albino.

Era...

-¿Cassandra...?-Apolo nombró a su "hija".

Cientos de objetos cayeron de ella.

-¿No se supone que no pelearía...?-Cuestionó.

-¡TODO ES GRACIAS A ASFI-SENSEI!-Declaró con orgullo el albino, respondiendo la duda del dios.

La figura antes mencionada comenzó a reír, llamando la atención de los presentes.

Era la susodicha "Asfi-Sensei", quien acomodaba sus lentes.

-¿Lo sabias desde el principio?-Preguntó Finn a la estratega.

Repleta de orgullo, la peliceleste apuntó a la pantalla sin dirigirle la mirada.

-Solo observa-Parecía divertirse.

El Hobbit siguió la instrucción.

En su subconsciente, Asfi se llenaba de felicidad.

" En otras condiciones me avergonzaría que me llamaras así ante la vista de cada habitante de la ciudad. Sin embargo, la vergüenza no tiene cabida porque un enorme orgullo me llena. Me siento orgullosa de ti..." Pensó la chica, totalmente emocionada por el desenlace que se aproximaba.

Jacinto huía de Bell, el cual cayó al suelo, herido.

-¡NO HUYAS! ¡ACABA CON SU VIDA...!-Apolo reclamaba, hasta que...

*¡PUM!*

Fue noqueado de un solo golpe, cayendo como costal de papas.

-¿Alicia...?-Tione y Gareth nombraron a la elfo.

-¿Qué? ¿Acaso querían hacerlo ustedes? Se volvió insoportable-La elfo castaña se justificó, restándole importancia.

-¡ES DAPHNE!-El grito de Shakti al ver a la pelirroja hizo que la amazona y el enano regresarán la mirada a la pantalla.

Alicia sujetó de las piernas al Dios y lo arrastró.

La espada de Daphne acortaba la distancia entre la hija y el cuello del monstruo que comenzaba a regenerarse.

-Todo estuvo planeado desde el principio...-Musitaba Finn, mirando a Asfi. En él... brotaba admiración.

-A pesar del imprevisto con Eina... Andromeda planeó cada movimiento que Bell tomaría...-Gareth complementó.

"Fufufu... maldito Hermes, no entiendo como tan grandiosa joya es parte de tu familia" Pensó Loki.

Alicia, al fondo de la escena...

*¡SLASH!*

Incrustó su flecha en el hombro de Apolo.

"No es la cabeza, pero me sirve..." Pensó, retirándola y volviéndola a clavar en la misma zona.

"-Deseo clavarle una maldita flecha a Apolo en la frente, sacarle, y clavarla nuevamente con mis propias manos hasta que mi ira se sacie y su cerebro comience a escurrirse desde ese orificio y sus oídos mientras suplique que me detenga e implore la muerte...-".

El deseo que pidió en la sede de la familia Dian Cecht se cumplía a medias.

-Alicia...-Lefiya quiso detenerla pero Tione la detuvo.

-No la detengas. Ya la perdimos-Dijo la amazona.

La cabeza de Jacinto voló.

La espada de Daphne rompió la joya feto.

El público esperaba expectante la declaración del resultado.

Ganesha, propio de él, infló sus pulmones, conteniendo su emoción y la del resto, y gritó con toda su fuerza para que cada rincón de Orario lo escuchara... para que también a Evilus le quedara claro...

-¡LA FAMILIA CRANEL ES LA VENCEDORA DEL JUEGO DE GUERRA!-.

La victoria fue alcanzada.

Los gritos de júbilo estallaron en la ciudad.

-¿Te sientes bien, Rose?-Cuestionó Misha a la pelirroja, quien cayó sentada en un escalón.

La mujer lobo suspiraba pesadamente.

-A pesar de que no he sido su asesora por casi diez años, esa mocosa todavía tiene el talento único de sacarme los peores sustos...-Sonrió.

No era el único lugar donde se respiró calma...

-¡¿FUEEEEEH?! ¡NO DEJEN QUE SE CAIGAN?!-Fina, la Chienthrope rubia le pidió a Rye y Roux auxilio.

-¡N-No se tiren de espaldas! ¡Pesan...!-La boca de Rye fue silenciada por la esponjosa cola de Fina.

-Jamas le digas eso a una mujer-Declaró la infante.

-Jeje...-Roux se reía.

¿Qué era lo que sucedía? Sencillo...

-Ganó...-María estaba blanca del susto, pálida por no decir menos.

Ver que resultó victoriosa la familia Cranel entumió cada zona de su cuerpo, lo que provocó que estuviese a punto de caer de espaldas de no ser Fina.

-Idiota... cuando vuelvas... ¡ME LAS PAGARÁS POR EL SUSTO!-Airmid, mostrando alivio, ira y muchos otros sentimientos combinados, sufrió el mismo síntoma que María. Rye y Roux la detenían de no caer nuca al suelo.

"Tonto... no sabes cuándo rendirte..." Pensó la sanadora, sonriendo.

"Aunque... esto también me gusta de ti..." Finalizó.

Rye veía a la pantalla, esforzándose en evitar la caída de una de sus ¿Madres? ¿Sería correcto emplear dicho término para referirse a Airmid? Ni idea.

-Bien hecho, Bell-Nii-Chan...-Dijo. Estaba orgulloso de la victoria de su salvador y héroe.

-¿No era nuestro padre?-Roux se burló, recordándoselo por usar el término incorrecto.

-¡Dejen de hablar y ayúdenme!-Pidió la Chienthrope, bajando lentamente a María para recostarla.

De regreso al campo de batalla. En la actualidad.

-Ganamos...-Fue el comentario que realizó Bell, quien caminaba lentamente hacia Daphne mientras cojeaba y curaba sus heridas con dificultad. El corte en su ojo se cerraba. La hemorragia por la apuñalada en su abdomen todavía sangraba, pero nada que no pudiese curar.

La pelirroja yacía de pie en el centro de la arena. Solamente observaba mechones de cabello en su mano deshaciéndose del mismo modo que lo hicieron las otras partes del cuerpo de Jacinto cuando la joya feto fue destruida.

Las cenizas volaban junto al viento, danzando al ritmo de la brisa.

Cabeza, piernas y brazos que fueron cercenados durante la pelea 1 vs 1 que tuvo con Bell fueron las primeras en desaparecer.

El torso hasta hace unos segundos unidos a la cabeza que sostenía, fue el último vestigio de dicho demi espíritu en desaparecer.

La expresión de Daphne era de... pena.

A pesar del daño que le hizo Jacinto, no deseaba que sufriera ese destino. Ser usado como una marioneta y que tu cuerpo sea perpetuado.

Es un destino triste, pero... la vida no se caracteriza por ser siempre color de rosas.

-¿Daphne...?-Bell la nombró, reduciendo la velocidad de su andar.

La chica lo miró.

Ella se limitó a cerrar los ojos y desearle una buena vida en su reencarnación a su ex capitán de familia. No tenía lágrimas que derramar por él. Lo único que podría hacer era entregarle buenos deseos en el futuro que le depare.

-Estoy bien. Ganamos-Dijo, sonriendo y haciendo un signo de paz con la mano derecha mientras que con la izquierda enfundaba su espada y sujetaba el costado de su cadera.

El cambio en la actitud sorprendió al conejo, quien lo demostró en su expresión. Aunque esta no tardó en cambiar por una de alivio acompañada de una sonrisa.

-Sí, ganamos...-Cuando se dispuso a responder, un punzante y potente dolor lo azotó.

Su cabeza comenzó a dar vueltas y se tambaleó de un lado a otro, como si le costara mantenerse de pie o no perder el equilibrio.

Cada fibra del cuerpo le ardía en demasía. Era como si le hubiesen prendido fuego y las llamas aún estuviesen vivas sobre su carne.

-¡Puah!-Tosió sangre y cayó de rodillas.

-¡BELL!-La pelirroja rápidamente corrió en su auxilio.

Antes de que su propio peso le ganara y cayera de cara a la tierra, lo ayudó, ofreciéndole su hombro para que se levantara nuevamente.

-¡¿Te encuentras bien?! ¡Tus heridas no cierran por completo!-Dijo Daphne, extremadamente preocupada por lo anterior.

El albino se limitó a negar con la cabeza.

Su respiración se agitaba. Daba pequeñas bocanadas de aire para llenar los pulmones.

-Perdón... no es nada grave... solo... estoy realmente agotado... creo que por primera vez sé lo que se siente esforzarme al máximo y alcanzar el límite de mis habilidades... jeje...-Respondió con dificultad, tomando varias pausas para recuperar el aire.

La pelirroja arrugó las cejas mientras suspiraba.

-En serio no sé si eres muy valiente o extremadamente idiota. ¿Cómo se te ocurre pelear en contra de Jacinto en un 1 vs 1 sin usar tu curación? De no ser por Cassandra... tú...-La chica cuestionó. El volumen de su voz disminuía entre más cercana se veía la conclusión de su reprimenda.

-Sí... hubiese muerto. De no ser por ella, por ti, habría perdido la vida más veces de las que pudiese contar. Sin embargo... confié en ustedes. En cada instante de este conflicto, supe en lo profundo de mi mente y corazón que nos ayudarían. Jamás dudé de que... darías el golpe final-Bell sonrió, dirigiéndole sus elogios a la pelirroja, guiñándole el ojo y levantándole el pulgar.

Las mejillas de la chica se sonrojaron y sus ojos se abrieron al máximo.

Soltó una pequeña risita.

-¿Confías tanto en mi? Si recién nos conocimos hace semana y media-Dijo en un tono divertido. Aunque en el fondo le parecía tierna la inocencia del muchacho.

-Confié en ti desde el primer momento en que te vi. Supe en el fondo que no eras una mala persona. Tus actos posteriores a ello sólo me lo reafirmaron-Respondió Bell, aclarando el instante en el que decidió tomar el riesgo de posar su vida en manos de la chica.

Daphne guardó silencio ante esto.

-Entregaría mi vida si fuesen tus manos las que la recibieran-Agregó el joven, cerrando los ojos y apoyándose aún más en el hombro de Daphne, quien se frenó de repente.

-¿Uh? ¿Te sientes bien?-Preguntó el conejo.

La falta de respuesta por parte de la pelirroja lo preocupaba.

Si supera el desorden que produjeron sus palabras en su interior.

"¡ESO ES LO QUE LE DIRÍA UN AMANTE A SU AMADA! ¡¿C-CÓMO PUEDE DECIRME ALGO ASÍ SIN AVERGONZARSE?! ¡CLARAMENTE COQUETEA CONMIGO! ¡¿NO LE BASTA CON LAS NOVIAS QUE TIENE?!" Pensó Daphne, sintiendo su corazón latir a mil por minuto y su rostro con un aumento de temperatura muy alto.

De pronto Bell la soltó, posándose enfrente suyo y acercando de su rostro a una peligrosa distancia.

-¡A-Ah!-Esto la asustó.

-¿Por qué te detuviste?-Preguntó el conejo, con dificultad para mantenerse en pie.

-¡P-Por nada!-Replicó, agarrándolo nuevamente y evitando el contacto visual.

-¡Daphne! ¡Daphne! ¡Cuidado con mis heridas! ¡Se van abrir!-Reclamaba el muy maltratado muchacho mientras era arrastrado como un costal de papas, siendo ignorado magistralmente por la antes mencionada.

-P-Por cierto...-Ella lo miraba de reojo.

-¿Si?-Bell le dio pase libre para proseguir.

-Si tú fueses quien la protegiera... y-yo también te entregaría mi vida... por toda la eternidad...-Admitió la joven, sonrojándose al mismo nivel que su cabello.

-¿Eh?-Signos de interrogación imaginarios aparecieron sobre la cabeza del denso conejo.

-¡Fuaaaah! ¡Sólo olvídalo! ¡Vamos a que te cure Cassandra!-Los nervios la traicionaron rápidamente y apresuró el paso a donde la peliazul yacía echada y con Mind cero.

"¿Ahora qué hice mal...?" Se preguntó Bell, con una gota de sudor bajándole de la frente.

-¡E-Espera!-Recordó algo.

-Eina... ella...-Él apuntó a la posición de la semi elfo, quien estaba acostada boca arriba encima de la tierra y las cenizas.

-¡Estoy bien!-Respondió a la distancia la castaña, habiendo oído la preocupación del albino.

Respiraba con irregularidad. De hecho, en los espacios que su pechera no cubría, podía verse su abdomen distenderse al llenar sus pulmones con oxígeno.

-Solo... permítanme tomar un descanso...-Adicionó.

Ella sonreía. Se sentía realizada, como si un enorme peso encima suyo se hubiese quitado después de tanto tiempo.

"Maris... lamento mucho haber suprimido mis recuerdos sobre ti... me quedé con lo malo y olvidé lo bueno... prometo que cargaré con tu muerte por el resto de mis diosa. No como un grillete, si no como el motor que me motive a ser mejor..." Declaró mentalmente, realizando esa promesa al cielo, en el cual, quizás a consecuencia del cansancio y el agotamiento por parte de Eina, se aparecía la imagen de la peliazul, su mejor amiga, la única que había tenido.

Sus labios temblaron.

Eso no fue lo único que apareció en su mente.

"-Desconozco lo ocurrido. Cuando estés lista escucharé la historia. No obstante, estoy seguro de algo... nuestro es deber continuar. Alcanza tus sueños y busca tu objetivo en esta vida...-".

Las palabras de apoyo que Bell le dijo en su punto más bajo, cuando deseaba morir más que nada en el mundo, la levantaron desde las cenizas para renacer como un ave fénix.

"¿Qué es esto...?" Puso sus manos sobre las mejillas. Fruncía el ceño.

Su corazón latía en extremo rápido.

El solo recordar el esfuerzo que hizo Bell por salvarla. Los riesgos que tomó por protegerla. Incluso la calidez que le emitió al ser cargada por él mientras huían fue... muy grata para ella...

"No... no es eso... ¿Verdad?" Quería negarlo.

-Q-Quizás sea mejor que vayas a curarte, Bell...-Dijo con temblor en su voz.

Bell y Daphne intercambiaron miradas para después asentir.

-De acuerdo...-Dijeron al unísono, cediéndole su espacio y respetando su decisión.

La batalla había sido muy desgastadora tanto física como mentalmente para la asesora. No querían forzarla a ponerse de pie.

"Ay... ¿Qué le diré a Riveria-Obasan?" Se cuestionó la chica de cabello color avellana, pensando en lo que su amada tía, novia de Bell Cranel, diría si llega a enterarse de lo que surgía en su interior.

Mientras tanto, Cassandra estaba tirada en la misma posición que cuando sufrió de Mind cero en medio de la batalla.

Respiraba con dificultad. Su cuerpo estaba repleto de heridas causadas por la caída a gran altura y velocidad tras rodear varios metros producto de estas dos variantes. La velocidad que llegan a alcanzar las talarías es de resaltar. En ningún momento de la lucha estuvo a destiempo a la hora de apoyar al conejo en el 1 vs 1 contra Jacinto para curarlo con magia.

La peliazul era vista desde arriba por el par de aventureros.

-Vamos, despierta tonta-Daphne le dio un golpe ligero en las costillas con la punta de su bota izquierda.

-¡D-Daphne! No creo que eso sea amable de tu parte. Primero deberíamos darle una poción de mente para que despierte...-Bell reprendió a quien lo apoyaba con el hombro.

-¡Mmm!-Un quejido salió de la sanadora, quien frunció el ceño en señal de desagrado, callando a su defensor.

La pelirroja nuevamente le dio una patada en las costillas, sin la suficiente fuerza como para producir daño, pero sí el mínimo para causar que se retorciera un poco.

-Dale, párate. Esto no es una novela para que Bell te cargue en estado desfallecido hacia el carruaje como un príncipe a su princesa después de ser envenenada o como sea-Dijo.

-¿Eh?-Esto tomó desprevenido al conejo, quien ladeó la cabeza.

Aunque parece ser que eso fue suficiente para que Cassandra se pusiera de pie.

Sus heridas le dolían pero no lo suficiente como para no poder moverse.

-¡Mooouuu! ¡Daphne, dijiste que me apoyarías!-Hizo un puchero y se cruzó de brazos, molesta por el fallo de sus planes.

Una gota de sudor bajó de la frente del conejo por segunda vez.

-Luego haces tu berrinche. Apresúrate, cúrate y cúralo antes de que vuelva a toser sangre-Daphne le restó importancia a la inconformidad de su amiga y señaló a Bell, exigiéndole que ella usara su magia rápido.

Muy a regañadientes, la peliazul accedió.

-Dijiste que me apoyarías. Era una buena oportunidad para ser cargada como Eina...-Se quejaba entre murmullos.

Activó su magia al recitar el cántico y una luz verde rodeó su cuerpo hasta concentrarse en sus manos y posarlas encima de cada zona dañada del cuerpo del albino.

-¿F-Fingiste desmayarte?-Preguntó este último mientras lo curaban.

-N-No, en verdad me desmayé, o al menos unos segundos. Antes de que suceda, bebí una poción para recuperar mente, solo que se tomó su tiempo en hacer efecto-Explicó, apenada.

-Ya veo...-Complementó Bell.

Se hizo un silencio incómodo.

-Y... ¿Lo de ser cargada como una princesa...?-.

-¡Fuaaaah! ¡Ya te curé! ¡Me toca a mi!-Cassandra rápidamente se despegó del conejo y se posó detrás de la espalda de Daphne para cerrar sus heridas y evitar que se le cuestionara por lo que dijo.

La pelirroja la miró desde detrás de su hombro mientras negaba con la cabeza, sumida en la condescendencia.

-En serio, no tienes remedio-Expresó.

En un estado de calma posterior a la incesante lucha que se sintió casi interminable, a pesar de que no transcurrió más de una hora desde el inicio y el fin, por fin pudieron descansar como deseaban.

O al menos así era hasta que...

-Oigan... ¿No soy el único que escucha pasos?-Un presentimiento por parte del conejo alertó al resto.

Antes de que él buscara la dirección de donde esto se originaba...

*¡BOOOOOOOOOOOOM!*

La única pared intacta del ya destruido castillo terminó por ser rota.

Bell rápidamente desenfundó su espada al igual que Daphne, temiendo que se tratara de un arma secreta de Apolo.

Sin embargo, de entre la nube de polvo, una figura emergió a gran velocidad, la cual era tal que no fueron capaces de reaccionar.

Se trataba de...

-¡BELL!-.

-¡¿Aiz?! ¡PUAH!-.

*¡PUM!*

Sí... de la princesa de la espada quien desactivó su magia "Ariel", tirando su espada a un lado y abalanzándose encima de Bell Cranel, triándolo al suelo a su vez que le sacaba el aire ante las miradas atónitas de las dos ex miembros de la familia Apolo.

-¡Bell! ¡Bell! ¡¿Estas bien?! ¡¿No te falta nada?! ¡¿Cómo están tus heridas?! ¡¿Aún quedan enemigos?! ¡¿En que puedo ayudarte?! ¡Vine corriendo tan pronto vi que estabas en peligro! ¡No puedo permitirme perder a mi héroe!-La rubia hablaba a un ritmo en extremo acelerado, era difícil escuchar las palabras que salían de su boca sin que sintieras que se sobreponían unas a las otras.

Esto fue algo nuevo a presenciar por parte de los presentes. Ni Bell ni nadie había oído a Aiz Wallenstein hilando más de diez palabras seguidas y de mostrar, bueno, sentimientos.

Ella apretaba el cuerpo del muchacho con fuerza en un abrazo que se asemejaba más a una camisa de fuerza para inmovilizarlo.

-A-Aiz... el aire... m-me falta el aire...-Bell le informaba que le costaba respirar. Su color de piel cambiaba de blanco a azul y de este a morado. Aunque a la rubia no parecía importarle y prosiguió con su muestra de afecto.

-Oh...-Daphne y Cassandra miraban la escena.

-Aprovechen esto... p-para curar a Eina...-El oxigeno ya no llegaba al cerebro, así que usó los pocos segundos de consciencia que le quedaban para darles esa indicación.

-¡Hai!-El par respondió, yendo hacia la castaña.

A la distancia, oculto entre los escombros y vigilando la escena, Allen Fromel, quien también fue mandando allá, presenciaba los hechos.

Estaba cruzado de brazos. Es más, llevaba ya un tiempo ahí. Llegó justo cuando Daphne le cortó la cabeza a Jacinto.

-¿Ese idiota es quién captó la atención de mi diosa?-Se cuestionó, con claro disgusto de verlo.

A pesar de esto... esa no era la única razón por la que le tenía rencor. Es más, la segunda razón no se relacionaba en lo absoluto con su diosa.

"-¡Hmph! ¡Sí-nya! ¡Bell fue muy dulce conmigo-nya y dijo que le encanta mi personalidad alegre-nya!-".

Rememoró uno de los diálogos de Anya. En específico, el que hizo cuando ella y el resto de las camareras de "La señora de la abundancia" discutían sobre el estado de ánimo del conejo posterior al ataque del orfanato.

La vena de su frente se infló y presionó los dientes.

-¡Tch!-Chasqueó la lengua, dándose la vuelta y alejándose.

"Mejor me voy antes de que se me cruce por la mente matarlo..." Se dijo a sí mismo.

Un hermano tsundere de primera se preocupaba por su hermana y el gigolo del que parece haberse enamorado.

-Aiz... por favor... suéltame...-El conejo continuaba siendo aplastado. No faltaba mucho para que se desmayara.

-Princesa de la espada, si no le deja respirar lo matará, cosa que ni Jacinto pudo hacer-Habló una persona externa al par.

La rubia y el peliblanco voltearon a la dirección de donde eso provino.

-¿H-Hermes-Sama?-Lo reconocieron al instante.

-Esta vez sí que te ultrajaron. Por un momento temí por mi vida. Si esa cosa te derrotaba probablemente seguiría yo ya que me quedé esperando a algunos kilómetros de distancia-Comentó el dios de cabello color melocotón.

Aiz soltó al muchacho, poniéndose de pie y ofreciéndole una mano para que él hiciese lo mismo.

-¿Cuánto sabía sobre esto? Dudo que le haya indicado a Asfi-Sensei que me entrenara para una amenaza de este tipo solo por precaución-Expresó el chico, aceptando a la rubia y levantándose.

Hermes se retiró el sombrero y sonrió.

-Cuando mucha gente peligrosa te odia, es normal ser paranoico. Nunca sabes cuando una persona con una joya feto en la frente irá a por ti con un ejército de violas-Respondió.

-Dudo que eso sea tan común como para convertirse en una ley-Bell agudizó la mirada con reproche hacia la deidad.

-Lo que no entiendo es por qué alguien elegiría convertirse en eso...-La princesa de la espada fruncía el ceño en señal de desaprobación. No concebía que un mortal decidiera por voluntad propia entregarse a tal vileza.

Bell y Hermes intercambiaron miradas. Ambos sabían que no fue algo que Jacinto hubiese escogido.

Antes de responder, otra interrupción se presentó.

-¿Q-Qué es lo que sucede...?-Se cuestionó un joven de la raza de los Hobbit, reintegrándose y poniéndose de pie.

Se trataba de Luan, el cual fue mandado a volar por el Demi espíritu previo al inicio de la pelea contra este mismo, por lo que, ahora mismo, el trío de personas se hallaba a unos cuantos metros de donde dio a parar.

-El juego de guerra ha terminado, Luan-Declaró Daphne, quien, junto a Cassandra y Eina, iban a reunirse con el resto de sus aliados.

-Jacinto, ese demi espíritu, fue derrotado-Adicionó Cassandra.

El Hobbit temblaba al oír ese nombre. Sus músculos se tensaban,

-¿L-Lo mataron...? ¿Están seguras de eso?-Cuestionó, temeroso.

-Su cabeza se hizo polvo en mis manos. Así que, supongo que sí-Daphne contestó.

El Hobbit suspiró pesadamente. Por fin desapareció ese miedo constante de ser oído por ese ente.

-¿Cómo es posible que Apolo-Sama le haya hecho eso a Jacinto?-Se preguntaba, recordando la imagen de su capitán y cediéndole toda la responsabilidad a su dios. Si bien comprende que era imposible salir victoriosos en el juego de guerra, jamás se imaginó que él sería capaz de tomar la vida de uno de sus hijos por su arrogancia y egoísmo.

Lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

-Aunque... quizás es el karma de nuestras acciones...-Sonaba resignado.

-Jacinto definitivamente no era una buena persona. Pero tengo clara una cosa, no merecía un destino como este-Comunicó Bell, dando un paso al frente con total seguridad y calma.

Luan abrió los ojos en demasía ante esto.

-¿C-Cómo puedes pensar eso? Herimos a quienes amabas... casi pierden la vida por nosotros... destruimos tu hogar...-El Hobbit estaba atónito por la falta de rencor. Incluso agachó la cabeza en señal de arrepentimiento, cosa que jamás creyó hacer ante alguien ajeno a su familia o superiores.

El conejo suspiró.

-Sí, tienes razón. Hicieron todo eso. Los niños del orfanato casi mueren al igual que Maria, Daphne y Cassandra. Sin embargo, no creo en el Karma, solo en las decisiones. Jacinto no tuvo ni voz ni voto a la hora de ser convertido en eso. Apolo jugó con sus vidas como si fuesen meros peones sin voluntad. A pesar de los actos atroces que cometieron, merecían morir al menos por el camino que eligieran. No obstante, yo no sería quien lo hiciese. No soy un verdugo que decide quién vive o muere, prefiero cederle esa posición al destino, a una fuerza más grande que yo. Por lo que, no tiene sentido albergar odio en mi corazón-Expresó, con una tranquilidad y serenidad que sorprendía a Luan.

-F-Fuimos partícipes de un acto ruin. Nos cegó la avaricia y el odio... merecemos morir...-Las lágrimas caían. Él posaba su puño encima de su pecho y se inclinaba hacia adelante.

-Perdón... perdón...-Se lamentaba, pidiéndole disculpas.

-Ódianos... destrúyenos... es lo que nos ganamos...-Adicionó.

-No lo haré-Bell respondió de inmediato.

-¿P-Por qué...?-Insistió el pequeño.

-Porque...-Antes de responder, Bell tomó una pausa.

Volteó hacia Aiz, quien oía atentamente el intercambio.

Después se dirigió a Daphne, Cassandra y Eina, quienes permanecían en silencio a pesar de ser involucradas directamente en el conflicto. Era como si dijeran que estarían bien con lo que él eligiera.

Tras esto, regresó la mirada hacia Luan.

-Porque albergar odio no sería algo que el héroe en el que deseo convertirme haría-Respondió, decidido y sin vacilación.

Los infantes a los que ahora llama familia cruzó por su mente.

-No es la imagen que quiero mostrarle a quienes buscan seguir mis pasos. Debo ser el ejemplo-Adicionó.

Rye le pidió no matar a nadie. A pesar de que no fue capaz de cumplir esa promesa, está determinado a continuar con esa voluntad.

No mataría a nadie que puede ser salvado...

Posó la mano encima del hombro del hobbit.

-Ve con tus compañeros. Tomen una decisión. Ustedes son los que han de tomar las riendas de sus vidas. No permitan nuevamente que les digan qué sí y no hacer. Si creen en el karma, entonces sean buenas personas, abandonen el odio y desprecio de sus corazones para ser mejores personas. De ese modo, podrán vivir en paz-Concluyó.

"Aunque... no estoy seguro de poder mostrarle tanta benevolencia a tu dios..." Pensó.

Los minutos pasaron. La familia Apolo se reunió y la familia Cranel pronto partiría de regreso a Orario.

Luan les relató lo sucedido tan pronto los ajenos a ellos se retiraron del campo de batalla.

Bell, Aiz, Daphne, Cassandra y Eina, siendo llevados por Hermes, volverían a la ciudad.

Había sido un combate repleto de emociones y revelaciones. Pero al final del día... las cosas salieron bien.

El tiempo transcurrió, el sol se ponía en su punto más alto. Recién era mediodía.

En la entrada del centro del mundo, varias personas esperaban al retorno de los héroes victoriosos.

El carruaje de pronto dejó de moverse. El bullicio era tal que incluso al interior de la cabina de madera hacía eco.

Se asomaron por las ventanas y la multitud se levantaba de brazos ante su presencia.

Coreaban el nombre de Bell Cranel y su apodo "El héroe de Babel".

-Sí que te aman-Comentó Hermes al conejo, quien estaba avergonzado por recibir tanta atención.

-¡Hey! ¡Nosotras también participamos! ¡Coreen nuestros nombres!-Daphne se quejó con el mar de gente, casi saliéndose del carruaje por la ventana.

-¡D-Daphne-Chan! ¡Tranquila!-Cassandra la regresó al interior.

-Jeje...-Eina soltó una pequeña risita.

Las calles estaban repletas, lo cual impedía de cierta manera que llegaran a su destino.

La fila de habitantes que rodeaban el camino se extendía varios kilómetros.

La emoción era palpable. Hace mucho tiempo que no se presenciaba un espectáculo tan grande que uniera las voluntades de miles de seguidores.

El vehículo continuó con su trayectoria. El destino final era la sede de la familia Ganesha.

El área era evacuada para que ellos entraran sin inconvenientes. Una enorme reja se abrió, permitiéndoles el paso al interior del coliseo.

Después de avanzar un par de metros, por fin las ruedas dejaron de girar.

Hermes bajó de la parte de adelante del carruaje y se dirigió al costado de la diligencia.

-¡Denles la bienvenida a los ganadores del juego de guerra!-Declaró como un presentador de espectáculos antes de abrirles la puerta.

El crujir de las bisagras conforme el dios jalaba la perilla agregaba suspenso.

Un pie se asomó desde el interior, luego otro.

La primera en salir fue Cassandra, quien se sentía observada y esto provocó que se asustara, queriendo regresar adentro.

-Ya no hagas dramas-Una bota la empujó de regreso.

Se trataba de Daphne, quien fue usada como pantalla por parte de la peliazul.

Después le siguieron Eina, quien notó entre los visitantes a una bella elfo de cabello color jade.

La cuarta en abandonar el vehículo fue Aiz, uniéndose al resto de féminas.

Y por último... Bell.

-¡He vuelto...!-Celebró con una gran sonrisa y saludando a todos.

Enfrente suyo se encontraban... ¡TODAS LAS CHICAS DE SU HAREM! ¡Ah! También miembros de la familia Loki y los niños del orfanato.

Los presentes permanecieron estáticos.

-Bueno... déjenla pasar...-Dijo Finn.

La fila de visitantes se dividió en dos, como si lo hubiesen planeado y de en medio emergió Airmid.

-¿Eh?-Ese sonido salió del conejo, quien vio como la peliplateada se acercaba lentamente a su posición.

"¿Are? ¿Qué es esto? Se siente como una iniciación" Pensó, sin comprender lo que ocurría.

Airmid se mantenía en silencio con las manos sobre el pecho. Su expresión era complicada. Mordía la parte superior de su labio inferior.

No tardó mucho en posarse enfrente de él.

Ella lo vio desde abajo.

-Airmid yo...-Bell no entendía, pero algo en su interior le decía que debía disculparse.

No obstante, no tuvo oportunidad de hacerlo.

Los brazos de la sanadora lo rodearon en un fuerte abrazo mientras el rostro de la misma se incrustaba en su pecho. La espalda comenzó a temblarle y las lágrimas empapaban los restos de la camisa del albino.

-Gracias... gracias por volver con vida...-Agradecía, aumentando la fuerza en sus brazos y potenciando su llanto.

Bell cayó en cuenta.

La preocupó. No solo a ella, a todas las personas que lo aman.

Al no contarles sobre el plan que tenía desde un inicio, ellos realmente creyeron que su vida fue puesta en riesgo y que moriría.

Si bien fue así, se equivocó en no darles la verdad para reducir el miedo y la tensión en sus interiores.

Él rápidamente envolvió a la chica con sus brazos repletos de moretones y sangre seca, reduciendo la ya muy disminuida distancia que los separaba.

-Te prometí que siempre volvería... cumpliré mi palabra, regresaré a ti... a ustedes, así sea lo último que haga, aunque deba luchar contra los mismísimos monstruos del tártaro-Dijo, acariciándole suavemente el cabello y la espalda a su novia.

Airmid despegó su rostro y lo miró. Las lágrimas aún se deslizaban.

-Lo sé... eres demasiado necio como para morir y me tienes mucho miedo como para abandonarme-Dijo la peliplateada con una sonrisa de oreja a oreja, diciendo aquello en un tono burlón.

-Sí, supongo que sí-Respondió el joven.

-¡O-Oye! Eso último deberías negarlo...-Se quejó la chica, inflando su mejilla.

Bell usó la yema de sus dedos para limpiar la humedad de las mejillas de su amada.

-No me pidas mentirte-Contestó, soltando una pequeña risita.

Airmid posó su mano sobre la de él, acercando aún más su cálida palma a su cara y frotándose en ella como si de un gato se tratase.

Ella lo vio directamente. Sus labios se despegaban.

Fue ahí donde Bell comprendió que debía hacer su movimiento.

Inclinó la cabeza hacia abajo y, con ambos cerrando los ojos...

*Mua*

Se besaron

Permanecieron de ese modo varios segundos.

-Sabía que era buena idea permitirle a la matriarca ser la primera en recibirlo. Si la hacíamos esperar quizás la emoción del momento se hubiese borrado y lo comenzaría a golpear por preocuparla-Susurró Finn a Gareth, quien solo asentía, estando de acuerdo con él.

Luego de unos instantes en los que la pareja no se separaba, por fin fue el turno de la segunda novia.

Airmid regresó a su lugar totalmente delirante y tambaleándose.

-Jejeje...-Salía de ella. Parecía hipnotizada.

-Parece ser que no me equivocaba. Eres una caja de sorpresas y un amuleto de la mala suerte que siempre atrae problemas-Shakti se cruzó de brazos, reprochándole a su novio.

-En mi defensa, jamás negué esa afirmación-Contestó el joven.

-Aunque... he de admitir que yo también soy una idiota porque, aún sabiendo que estar a tu lado es sufrir microinfartos cada día, no deseo separarme de ti-Agregó la peliazul, mostrándose cálida y un poco sonrojada.

-Shakti...-Bell la nombró.

-Dejemos las cordialidades. Ven y bésame mi tonto héroe-Shakti abrió los brazos, dándole entrada libre al albino.

Él, ni corto ni perezoso la tomó de la cintura, levantándola.

Ella posó las manos detrás de su cuello y, estando a mayor altura que él, bajó la cabeza y...

*Mua*

También lo besó.

"Tan tranquila que se ve..." Opinaron Daphne y Cassandra al unísono, cubriendo la cara con las manos pero viendo la escena entre sus dedos.

-Eina...-Mientras eso sucedía, Riveria nombró a su sobrina.

La castaña atendió el llamado.

-¿Riveria-Obasan?-Ella avanzó hacia la alta elfo.

Riveria levantó su mano, posándola en su mejilla.

-¿Estás bien?-Le preguntó con la actitud serena que la caracteriza.

La semi elfo asintió.

-¡Pude hacerlo! A pesar de que estuve asustada ¡Peleé y enfrenté mis temores!-Agregó. Lucía como una niña emocionada sacudiendo sus brazos de arriba a abajo con júbilo.

Los ojos de la pelijade se abrieron de par en par.

Veía los labios de su sobrina moviéndose sin oír nada en lo absoluto. Estaba sumergida en sus pensamientos.

Recordó a Eina, no la de ahora que es toda una mujer, si no a la pequeña y repleta de esperanza Eina Tulle de ocho años.

Esa sonrisa y energía desbordante al relatarle sus logros era idéntica a la de su yo de diez años atrás.

-¡Y también...!-Antes de que la castaña prosiguiera con su relato, Riveria la abrazó.

-¿Obasan...?-Musitó Eina.

-Estoy orgullosa de ti...-Confesó la alta elfo ante la confusión de la joven.

El corazón de esta última saltó.

-Nuevamente encontraste una razón por la cual sonreír... que te motive a dar más de ti... me siento muy feliz...-Riveria continuaba con la muestra de afecto.

Eina se aferró a la túnica de su familiar.

-Siempre te preocupaste por mi ¿Cierto? Aún cuando decía que estaba bien...-Preguntó.

La pelijade asintió.

-El dolor de tu pérdida permaneció dentro tuyo mucho tiempo. Sabía que sería difícil superarlo. Como tu tía, era obvio que pensaría en ti-Adicionó.

-Fufufu. Estaré bien... he encontrado mi propio camino-Respondió la asesora.

Miró a su costado y dio con Bell, el cual todavía cargaba en brazos a la domadora de la familia Ganesha.

Sus mejillas se sonrojaron.

-A-Aunque es algo que mejor te cuento después...-Agregó a su respuesta anterior.

La tercera novia fue llamada.

-Jeje...-Ahora Shakti era quien actuaba como si fuese hipnotizada. Saliva se deslizaba por su boca mientras sonreía de forma tonta mientras era llevada al costado de Airmid para recuperarse de lo que sea que le pasara.

Riveria caminó hacia Bell, quien la esperaba con cierto temor.

-¿Por qué tan tenso, cariño?-Cuestionó con una expresión que helaría la sangre del mismísimo dragón negro.

-B-Bueno...-Bell se rascó la nuca y sudó frío.

*¡PLAZ!*

Una fuerte bofetada resonó en el coliseo, sorprendiendo a los presentes y dejándolos boquiabiertos.

-¡¿R-RIVERIA-SAMA?!-Lefiya y Alicia la nombraron con impresión.

El albino no se quejó, solo sostuvo su mejilla enrojecida e inflamada con la mano.

-Eso fue por arriesgar la vida de mi Eina. Te dije que la mantuvieras a salvo y casi la matan-La alta elfo frunció el ceño aún con la palma extendida.

-M-Me lo merezco...-Opinó el afectado.

De repente fue sujetado de los hombros y jalado hacia adelante.

*Mua*

-¡¿Mmm?!-Los labios del conejo fueron silenciados y presionados por otros aún más suaves.

Riveria lo besó.

"Oh..." Eina se cubrió la boca. No se acostumbra a verla besar a un hombre.

Tras un par de segundos se separaron, jadeando para tomar aire.

Juntaron sus frentes.

-Y esto... fue por haberla regresado con vida... y porque volviste también-Declaró la pelijade.

Finn y Gareth chocaron los puños como cada vez que su amiga avanzaba en su relación con el conejo.

"¿Quién te conoce cupido?" Pensaron al mismo tiempo, orgullosos por unirlos.

-Jeje...-Los síntomas anteriores se presentaron en Riveria.

Tiona dio un paso al frente.

-¡Sabía que lo lograrías, Argonauta-Kun! ¡Estuviste increíble! Fue como un ¡Paw! Y después un ¡PUM! Y-Y...-La amazona lanzaba puñetazos al aire, simulando la batalla de su amado como una niña que recién vio su programa favorito.

-De no ser por ti que me enseñaste a luchar cuerpo a cuerpo contra Armas largas, seguramente no hubiese sido tan fácil-Bell mostró agradecimiento por las enseñanzas de su novia.

-No seas humilde. Claramente esto es producto de tu propio esfuerzo-Ella le dio varias palmadas en la espalda y... estas se detuvieron.

Tiona sujetó el borde de la camisa de su amado.

-Aunque...-Susurró.

Su brazo temblaba.

-Yo... sabía que ganarías... a pesar de eso...-Su voz temblaba y tomaba breves pausas antes de emitir otra palabra de su oración.

-Tuve miedo de que... murieras...-Admitió.

-Tiona...-A Bell le era extraño ver de esa forma a su novia.

-Por favor... cuídate más. Piensa en ti-Pidió la morena.

El muchacho la tomó de las manos.

-Perdón por preocuparte. Prometo que seguiré haciéndome fuerte para protegerlos y no preocuparlos-Dijo, uniendo su frente a la de ella al encorvarse un poco debido a la diferencia entre sus tamaños.

-¡¿En serio?!-Los ojos de la amazona brillaron.

-Sí. Así que, hagámonos fuertes juntos, Tiona-Declaró el albino y...

*Mua*

Se besaron.

-Abran paso-Tione empujaba a su hermana para alejarlo del conejo luego de que se besaron.

-Jeje...-Ya parecía un común denominador el estado de doncella enamorada y delirante que las novias del conejo mostraban luego de ser besadas.

La última novia entraría en escena.

Rye, Roux y Fina se separaron de ella, siendo encargados a Daphne y Cassandra, las cuales fueron abrazadas por los infantes quienes celebraban el haber vuelto. Ellos jamás olvidarían la ayuda que les dieron cuando la familia Apolo atacó al orfanato. Arriesgaron sus vidas para protegerlos.

-Daphne-Sama, Cassandra-Sama. Gracias por volver sanas y salvas. No les podré pagar nunca lo mucho que han hecho por mi familia. Rye, Roux, Fina y mi amado Bell son todo lo que tengo-Maria se inclinó ante ellas antes de ir por su novio.

-No hay nada que agradecer. Usted nos recibió en su hogar y asumió los riesgos que eso conllevaba. Nos ha estado cuidando y alimentando a pesar de que ninguna de nosotras tiene un hogar. Así que... es lo menos que podíamos hacer-La pelirroja fue la primera en responder. Roux la abrazaba y ella le apretó suavemente la mejilla.

-No se incline, Maria-Sama. Hicimos lo que creímos correcto. No nos debe nada-Cassandra le siguió. Su pierna era abrazada por Fina. Ella le revolvió su cabello dorado.

Maria sonrió y lágrimas brotaron de sus lagrimales.

-Me hace muy feliz que ustedes sean las próximas novias de Bell-Ella se limpió la humedad de su rostro con la manga de su ropa.

*¡Puff!*

Vapor salió de sus cabezas.

-C-Claro...-Cassandra posó sus manos en las mejillas y se movió de un lado a otro.

-N-No nos meta en el mismo saco por favor-Pidió la pelirroja, fingiendo que no era ese el caso.

Maria se comenzó a reír.

-Las recibiré felizmente-Dijo, caminando hacia el albino.

-¿De qué hablaron?-Cuestionó este último

-Fufufu. Cosas de chicas, Bell-Sama-La mujer madura le guiñó el ojo.

"Eres adorable, María" Pensó el joven.

-Bell... sigues protegiéndonos. Te metiste en este lío por nosotros. Arriesgaste tu vida con tal de asegurar la nuestra. Sigues aumentando la deuda que tengo contigo-Parecía queja lo que salía de la cuidadora.

-Es por eso que tendré que quedarme a su lado el resto de mis días como su amada novia y cuidadora. Por favor no me complique las cosas-Agregó.

-No prometo nada-El conejo fue sincero al responderle.

La mujer suspiró.

-Al menos lo intenté-Se alzó de hombros.

-Ahora, si no es molestia, quisiese que me besara-De forma refinada y calma, externo su solicitud.

Bell posó las manos en la cintura de su pareja.

-Sus deseos son órdenes...-Contestó, acercándola a la suya.

Maria cerró los ojos, aguardando por el calor del contacto entre ambos pares de labios hasta que...

*Mua*

Fue recompensada.

-Jeje...-La ultima novia fue víctima del efecto afrodisíaco del beso de amor.

-¡Es mi turno!-Alicia saltó a escena, queriendo besar al conejo, pero Lefiya la detuvo.

-¡N-No son novios!-Se quejó la pelinaranja.

-¡Mouuu! ¡Si lo beso lo seremos!-Se quejó la elfo.

-¡E-Es inmoral! ¡Ya es los suficientemente malo que tenga varias novias como para que haga eso con alguien que no lo es!-La reacia elfo recriminó.

El sujeto del que hablaban oía la conversación.

"Supongo que debo apresurarme para unirla al Harem antes de que se desespere y me asalte en mi cama..." Pensó, refiriéndose a Alicia, temeroso de que eso suceda.

"Nunca enamorar a locas. Ese era tu lema, abuelo. Creo que... lo ignoraré" Adicionó, observando el intercambio entre las elfo.

Aiz debatía internamente si era idóneo tratar de besarlo.

-Hazlo. Total, los habitantes de Orario vieron cómo te le abalanzaste encima-Musitó Tione.

Las mejillas de la rubia se calentaron.

-¿L-Lo transmitieron?-Preguntó.

-Sí. Quizás ya no te llamen la "Princesa muñeca"-La amazona le guiñó el ojo.

-Ugh...-Aiz moría de vergüenza.

A la distancia, Hermes y Asfi conversaban.

-¿No planeas darle su beso?-Cuestionó el dios viajero.

-No estoy de humor para sus bromas-Negó la peliceleste.

Hermes negó.

-No bromeo-Replicó.

La bella princesa de la ciudad portuaria mordía su labio, cruzada de brazos.

Su deidad metió la mano en su bolsillo.

-Ten...-Le entregó.

-¿Uh? ¿Esto qué es?-Interrogó la capitana de su familia.

-Boletos. Él prometió compensarles el entrenamiento ¿No es así? Aprovecha tu día-Hermes le guiñó el ojo.

Asfi quiso reclamar y negar que tomaría la palabra del albino, pero sólo se limitó a cerrar sus ojos, acomodar las gafas y...

-L-Lo tomaré...-.

Aceptar el regalo.

"Siempre estoy un paso adelante..." El dios celebró internamente.

¿Para qué lugar eran esos boletos? Bueno, lo sabremos luego...

El tiempo siguió su curso normal.

El resto de los que vinieron a recibir a los ganadores del juego de guerra se pusieron al día con estos mismos.

Finn extendió su mano, felicitando a Daphne por su valor. La pelirroja estaba nerviosa al ser reconocida por tal figura. También resaltó el valor que Cassandra tuvo al igual que dio mérito al poder de Eina, externándole su alegría de verla con su voluntad repuesta.

-De ti no me sorprende. He llegado a la conclusión de que es mejor esperar lo inesperado de tu parte-El Hobbit le dijo aquello a Bell.

-¡JAJAJAJA! ¡Peleaste como un verdadero guerrero! ¡Deseo un segundo round contra ti!-Gareth lucía deseoso por continuar lo que empezaron en Rivira.

-Usted me mataría...-Replicó el conejo, temeroso por su salud.

-¡YO SOY GANESHA!-El dios elefante alzó la voz, silenciando a los presentes.

-¡GANESHA LAMENTA INTERRUMPIR LA REUNIÓN! ¡PERO HAY UN ASUNTO IMPORTANTE A MANEJAR!-Vociferó.

-Cierto...-Shakti recordó, yendo hacia Bell.

-Apolo... lo tenemos en custodia-La presencia del dios del sol fue rememorada por el conejo, quien cambió rápidamente de estado de ánimo.

Su sonrisa se desvaneció.

-¿Dónde está?-Preguntó.

-En la sala de interrogatorios. Él...-Antes de que la peliazul completara su respuesta, una potente explosión la detuvo.

*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*

Miles de escombros volaron desde una de las habitaciones de la sede de la familia Ganesha.

El polvo se levantó, creando una densa nube de este material.

-¡¿Qué fue eso?!-Gritó Bell, quien se lanzó a proteger a quienes tenía más cerca.

-¡¿Nadie está herido?!-Finn buscó alguien a quien auxiliar.

-Estamos bien-Airmid respondió, abrazando a Rye, Roux y Fina.

-¡De este lado igual!-Tiona cubría a Maria.

-¿De dónde provino esa explosión?-Se cuestionó Riveria al lado de Eina y Gareth.

-¡VINO DE LA SALA DE INTERROGATORIOS!-Avisó a Shakti, corriendo a dicho lugar a las prisas aunque la llegada de Ilta hizo que se detuviese.

Hermes, quien fue empujado hacia el carruaje, se ponía de pie con cierta dificultad.

-¡Tch!-Chasqueó la lengua.

Miró al cielo y... vio una silueta negra.

Se trataba de un extraño cubierto por una túnica azabache. En sus manos sostenía...

-¡APOLO! ¡SE LLEVARON A APOLO!-La amazona de cabello rojizo alertó, señalando al aire.

Los ojos rojos del conejo ubicaron al Dios del sol completamente desmayado y siendo llevado como un costal de papas.

-¡NO PERMITAN QUE EVILUS SE LO LLEVE!-Ordenó Finn.

Aiz rápidamente corrió para alcanzarlos con Tione detrás suyo.

-¡Yo también iré!-Bell se dispuso a seguirlos, pero Asfi lo tomó del brazo.

-No estás recuperado completamente. Si vas, serás más una carga que de ayuda. Deja que ellos se encarguen-La peliceleste, velando por el bienestar del conejo, lo detuvo y razonó con él.

-P-Pero...-Quiso replicar.

-Ella tiene razón-Gareth estuvo de acuerdo.

-Iremos nosotros. Tú concéntrate en descansar-El Hobbit también concordó.

Le dio la señal al enano y partieron hacia dicha dirección.

Los segundos se convirtieron en minutos. Los minutos en horas.

La búsqueda no cesó. El sol comenzaba a ocultarse. No fue hasta que los aventureros que siguieron la misma trayectoria que aquel extraño que secuestró a Apolo regresaron que esta concluyó.

Y el resultado fue...

-Lo perdimos al norte-Avisó Aiz, desapareciendo el viento de "Ariel" y enfundando su espada.

-Ese aventurero era demasiado rápido. No tuvimos ninguna oportunidad de alcanzarlo-El cólera era marcado en Tione, quien no disfrutaba fracasar en sus misiones.

Bell cerró el puño derecho y presionó los dientes. Estaba irritado.

-Se lo llevaron...-Murmuró.

-Haremos lo posible por hallarlo. Pero si Evilus fue el que lo secuestró, muy difícilmente daremos con su paradero. Fuimos idiotas, no pensamos en la posibilidad de que ellos actuarían para evitar que Apolo nos diera información-Finn se lamentó.

El peliblanco suspiró.

-No se preocupen-Se frotó lo párpados ya resignado.

-Pero no podemos dejar que quede impune-Gareth habló.

-Lo sé, créeme que estoy consciente de ello. Sin embargo... solo quiero descansar de este asunto. Ganamos el juego de guerra así que, celebremos. Al menos esta noche, olvidémonos de Evilus y ese maldito dios del sol-Bell quería relajarse. Ya estaba harto de preocuparse y sobrepensar.

Los últimos días habían sido un martirio.

Finn sostuvo su barbilla, pensativo.

Celebrar con su amigo la victoria en el juego de guerra o buscar toda la noche a Apolo.

-¿A "La señora de la abundancia"?-Preguntó el Hobbit.

-¿A dónde más iríamos?-El albino respondió.

Una sola noche de clama y disfrute, a pesar de los peligros al exterior y de una amenaza inminente a punto de estallar, era lo único que cualquier aventurero cansado desearía.

-Ganesha-Sama...-Shakti pidió permiso a su dios.

-Ve mi niña, el trabajo puede esperar-El dios elefante le dio permiso.

Ella corrió, aferrándose al hombro de su amado.

-¡Oye! ¡La derecha es mía!-Airmid la apartó, tomando ese lado.

-La izquierda será entonces-Dijo la peliazul, sin pelear.

Riveria, Tiona y María buscaban por dónde meterse para ser llevadas por su amado pero tanto Shakti como Airmid les impedían pasar.

Ganesha veía a la distancia a la multitud yéndose de su sede.

-Ilta... dudo mucho que haya sido Evilus quienes secuestraron a Apolo-Dijo el dios elefante a su hija.

-¿Cómo?-La amazona no comprendió.

-No tiene sentido preocuparlos por algo que se acabará esta misma noche. Descansen, mañana repararemos la habitación destruida-Ganesha avanzó hacia adelante.

-¡YO SOY GANESHA! ¡DECIDÍ ACOMPAÑARLOS! ¡GANESHA NECESITA UN TRAGO DE CERVEZA!-El dios elefante fue detrás de ellos.

Incluso los dioses necesitan divertirse de vez en cuando ¿No es así?

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Ese mismo día, avanzada la noche. Lugar: Desconocido.

-¿Mmm?-Un sonido provino de la oscuridad.

En una sala completamente oscura, en el centro de la misma, había una silla en la cual yacía un hombre sentado con una mordaza en la boca, quien, al parecer recién despertaba de un largo y tendido sueño.

Su cabeza daba vueltas. La visión todavía no se adaptaba a la absoluta negrura que lo consumía.

No había ventanas, ni lámparas de piedra mágica. Ninguna fuente de luz que le permitiera visualizar el sitio en el que se hallaba.

Un dolor punzante en muñecas y piernas provocaba que poco a poco recupera la consciencia.

Estaban amarradas...

Las fibras de sogas que presionaban las zonas antes mencionadas rozaban en la piel del dios, provocando enrojecimiento, ardor y ligero sangrado por el constante movimiento de estas mismas.

-¡¿MMMM?! ¡MMMM! ¡MMMM!-Entró en desesperación tan pronto se percató en la posición en la que se encontraba.

Las patas de las sillas iban de atrás hacia adelante, de izquierda a derecha, en ese pobre intento de la víctima de liberarse.

Comenzó a morder la soga para hacerla tirones. Sus dientes la desgastaban aunque un cierto sabor desagradable provenía de esta cada que su lengua por error entraba en contacto con ella.

Sacudía la cabeza en busca de ayuda. No era capaz de ver nada más allá de lo que se encontraba justo enfrente de su nariz.

El silencio lo aterraba.

Sus quejidos y el golpeteo de las patas de la silla con el suelo hacían eco en la sala.

-¡¿MMMM?! ¡MMMMMMMMM!-La mordaza no impedía que los gritos ahogados en la desesperación pudieses oírse.

Sus huesos crujían, casi dislocándose para safarse de sus ataduras.

Concentrado en eso, no escuchó a un objeto siendo disparado a lo lejos y cortando el aire con suma facilidad hasta que...

*¡SLASH!*

-¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!-La punta de una lanza se incrustó en su hombro, atravesando el hueso y enterrándose en la madera del respaldo de la silla.

La sangre comenzó a escurrir a mares. Un fuerte dolor provino de dicho lugar. Podía sentir los trozos de hueso moviéndose por el flujo de la sangre.

Se retorció por el dolor, provocando que el filo del arma desgarrara aún más músculo.

Sus quejidos aumentaban de volumen. Era como si la garganta se le desgarrara a medida que esto sucedía.

Apretó tan fuerte los dientes que por fin pudo cortar la tela que lo silenciaba.

Respiró con dificultad, agitado.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-Un gritó fuerte y claro fue lo primero que emitió cuando tuvo la oportunidad de hablar.

-¡SUÉLTENME! ¡SUÉLTENME POR FAVOR! ¡DUELE! ¡DUELE MUCHO!-Sus mocos y lágrimas escurrían al realizar ese pedido, al rogar.

-¡HARÉ LO QUE QUIERAN! ¡PERO NO ME MATEN!-Lloraba a mares como un pobre diablo temeroso de su tortuoso final.

No recibía respuesta. O no en forma de palabras....

*¡SLASH!*

-¡AHHHH! ¡AHHHHHH! ¡DUELE! ¡DUELE MALDITA SEA!-Otra lanza le atravesó el hombro contrario. Pudo oír a su omóplato siendo partido.

-¡¿POR QUÉ ME HACEN ESTO?! ¡SÉ QUE NO MATÉ AL MUCHACHO PERO PROMETO QUE LO HARÉ! ¡NO ME MATEN!-Suplicaba, consciente de quien le propinaba esta tortura.

El dolor era intenso.

La sangre sufrirá por todas partes. Los vasos sanguíneos rotos chorreaban ese líquido en varias direcciones.

Las zonas de las heridas le ardían como si pusieran fuego directamente.

Su cabeza daba vueltas. Estaba a punto de entrar en estado de shock y desmayarse.

-Por favor... por favor...-Sus ojos se blanqueaban.

De repente... una silueta emergió de las sombras. Pasos semejantes a los que tacones darían se escucharon perfectamente.

Era un ser encapuchado, lo cual impedía identificarlo.

-No me mates... Enyo... Thanatos...-Su voz se apagaba. Abogaba por piedad.

Las manos del extraño se posaron en el mango de ambas lanzas.

-¿Q-Qué es lo que...?-.

*¡SLASH!*

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡AHHHHHHH!-.

Las lanzas fueron sacadas rápidamente, desgarrando piel y músculo como si una pieza de carne de animal se tratase.

Pataleos y lloriqueos provenían del desgraciado. No era capaz de mover las extremidades superiores, los huesos sus brazos se separaron de su torso al ser despedazado el omóplato. Los nervios y tejidos conectivos fueron hechos trizas.

Ignorando los lamentos, tiró las armas a un costado.

-Cúralo antes de que muera o se desmaye...-Una voz femenina ordenó. Ésta produjo un fuerte escalofrío en la víctima.

Una respuesta provino detrás de este.

-Como ordene... Freya-Sama...-.

La mirada del moribundo se enfocó en el rostro de la bella diosa. O al menos en esos ojos violeta tan característicos de ella.

-Hola... Apolo...-Ella lo nombró, viéndole desde arriba como una simple cucaracha.

Al Dios se le formó un agujero en el estómago al verla ahí...

Pasmado, no emitió palabra alguna.

Una luz esmeralda cubrió sus hombros. Estos comenzaban a regenerarse poco a poco a excepción de los husos. Escombros de estos mismos se quedaron dentro.

El dolor de antes se convirtió en calidez.

Pudo mover sus dedos. Si bien le incomodaba manipular el brazo completo, al menos la parte más alejada de este no sufría malestar.

-F-Freya...-Nombró a la diosa.

*¡SLASH!*

Otro corte vino desde un costado, despedazando su quijada y dejándola colgando y moviéndose de un lado a otro.

-¡AHHHHHHHHHHHHH!-Gritó. Su lengua se movía a duras penas.

La sangre escurría de su boca casi partida en dos.

Vomito comenzó a salir de su faringe y nariz, manchándose a sí mismo.

Un líquido viscoso color amarillo se combinaba con el rojo vino de la sangre.

-Quien debería vomitar soy yo, no tú. Me da asco verte, escoria-Declaró la peliplateada, agarrando el borde de la quijada y acomodándola en su lugar.

El dios quiso cuestionarle por qué le hacía todo eso.

Si fuese Evilus lo entendía.

Pero ¿Por qué ella?

Aunque un factor lo tenía preocupado.

"¿Por qué no puedo volver a Tenkai...?" Se cuestionó.

Los ojos de la diosa brillaron. La cabeza del pelirrojo dolió.

El encanto de Freya le impedía tomar esa decisión...

Antes de llegar a esa conclusión...

*¡SLASH!*

Sus piernas fueron rebanadas desde debajo de la rodilla.

Estas cayeron a los lados.

Quiso gritar pero no podía. Su garganta estaba hecha añicos.

Su consciencia se desvanecía. Era su cuerpo cediéndole el regalo del desmayo por tal shock.

No obstante... sus verdugos tenían otros planes.

Un líquido frío se vertió encima suyo y la curación de la mujer de antes provocó que se quijada se uniera de nuevo. No obstante... en sus piernas se formaron muñones, evitando el sangrado y la posibilidad de unirlas al resto.

-Freya.. ¿Por qué...?-Pálido y con una pérdida de sangre considerable, preguntó Apolo.

La luz se encendió. Una única lámpara encima de su cabeza iluminó unos cuantos metros alrededor.

De pie enfrente suyo se hallaba... ¿Una camarera?

-¿Q-Qué significa esto...?-Cuestionó el moribundo dios, recuperándose.

-Quien se vengará de ti soy yo. No la diosa Freya-Declaró la mujer con uniforme de "La señora de la abundancia" manchado de sangre.

Sus ojos brillaron intensamente de color violeta con una sonrisa tétrica.

-¿Eres Freya...?-Dubitativo, quiso confirmarlo.

*¡SLASH!*

Su garganta fue cortada.

Las arterias brotaron chorros de sangre de un lado a otro, manchando el blanco y fino rostro de la humana.

Antes de ahogarse en su propia sangre, la herida cerró otra vez.

-¿Acaso debo repetirlo? No soy Freya. No recuerdes lo que te haré como obra de la diosa-Lo agarró del mentón, apretándolo. A pesar de que sus manos se manchaban de varios líquidos, esto no le importó.

-¡¿QUÉ ES LO QUE QUIERES DE MI, FREYA?!-Apolo escupió esa interrogante, ignorando lo dicho por la chica.

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

*¡SLASH!*

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-.

Varias dagas se incrustaron en su abdomen. No lo suficientemente cerca como para dar con los pulmones o el corazón.

El ácido estomacal se derramó. La silla en la que yacía sentado se deshacía por este mismo líquido.

Sus intestinos fueron perforados. Perdió el control de los esfínteres. Incluso comenzó a defecarse encima.

-No quiero nada de ti, Apolo-La chica retiró una de las dagas.

-¡UGH!-El tembloroso cuerpo del pelirrojo sufrió un espasmo ante esto.

-Es lo contrario, de hecho. Yo soy quien te está ofreciendo mi valioso tiempo-Dijo la peligris.

-¡A-AHH!-.

Una segunda daga fue quitada.

-¿Sabes por qué hago esto?-Preguntó la fémina.

-¡Ihhhh!-.

La tercera salió.

Las lágrimas brotaban al igual que la sangre y el contenido estomacal del torturado.

Ya no era capaz de soportar el dolor ni de gritar.

La cuarta daga fue empujada más al fondo.

-¡A-Ahh!-Ya no le quedaba voz.

-Estoy preguntándote algo, responde-Exigió la chica.

-No lo sé... p-por favor... déjame ir...-.

-¿Para qué? Si lo hago, Evilus será quien mande a alguien para matarte. No gracias, prefiero que nadie me arrebate ese placer-Respondió la camarera.

La última arma abandonó la zona donde perforó.

-Y... tú sabes perfectamente el por qué te estoy haciendo esto...-Adicionó.

La mente de Apolo divagaba.

Los golpes al suelo que Freya le dio ante la mirada de todos en su propia mansión cuando pensó que Bell moriría.

-Bell Cranel...-Susurró aquel nombre.

Syr sujeto su barbilla, pensativa.

-Hmmm. Casi, pero no-Contestó.

Las heridas del dios se cerraron.

-¿Q-Qué...? ¡No mientas! Claramente se trata de él... también lo deseas...-Argumentó el dios del sol.

-En efecto. Bell Cranel es mi amado Odr-La camarera no lo negó. Sus mejillas se sonrojaron aunque por las manchas de sangre en ropa y cara no era visible.

El ceño de Apolo se frunció. Cada desgracia que ha sufrido es culpa de ese maldito conejo.

-¿Me haces esto por él...? ¡¿QUÉ TANTA IMPORTANCIA TIENE ESE MORTAL?! ¡¿QUÉ LO HACE TAN ESPECIAL?!-Replicó.

*¡SLASH!*

Una de las dagas que recién abandonó su torso fue clavada en su muslo.

Él se retorció ante esto.

-No tiene caso decírtelo. No vivirás lo suficiente como para comprender lo único que es-Explicó la peligris.

Syr lo miró como un artista a su obra.

-Por primera vez siento un profundo odio hacia alguien. Ya no se trata solo de indiferencia-Declaró.

-Y...-Posó la mano sobre su pecho.

-No es motivado por mi egoísmo...-Sonrió maliciosamente.

La expresión en la cara de Apolo lo reflejaba su confusión.

-Entonces... ¿Por qué...?-Buscaba la respuesta.

-Es sencillo. Heriste a quienes quería, idiota. Y eso no lo puedo perdonar...-Los ojos grises de la chica volvieron a encenderse de color violeta.

-¿Herir...? Yo no he...-Antes de responder...

*¡PUUUUUUM!*

Un potente golpe le impactó en el costado, mandándolo a volar junto a la silla que se despedazó al impactar con la pared.

Apolo estaba aturdido.

*¡SLASH!*

-¡AHHHHHHHHHHH!-Una tercera lanza le impactó en su coxis, desgarrándole el recto.

Con dificultad, miró la herida.

La punta estaba incrustada en la roca. Si se movía lo partiría.

Perplejo y como si de una revelación divina se tratase, asocio esta situación con otra pasada.

-La Chienthrope...-La escena en la que Fina luchaba por retirar la espada de su cola en el ataque del orfanato fue lo que apareció en su mente.

-¿Ya lo recordaste?-Preguntó Syr, agarrándolo del cabello para levantarle la cabeza.

-¿Qué... qué tienes que ver tú con esos niños?-Cuestionó.

-Más de lo que imaginas. De no ser así, no estaríamos aquí-Respondió calma y sonriente la bella muchacha.

Los párpados del pelirrojo caían.

-¿Cómo es que tú... sobre todas las personas... sentiste pena por ellos...?-Musitó.

*¡PLAZ!*

Su cara fue aplastada en el suelo.

-No te atrevas a insultar mis sentimientos. Para mí, ellos son como mis hijos, o protegidos, como desees decirles. Lo he visto crecer en la precariedad y el dolor que la edad oscura trajo a sus vidas. Desde el primer momento en el que los conocí, me he dedicado a cuidarlos y ayudarlos porque es lo correcto. Al pasar tanto tiempo a su lado comencé a quererlos como mi propia sangre-Reveló la fémina la importancia que los habitantes del orfanato tenían en su corazón.

-Te odio por querer matar a mi Odr. Sin embargo, ahora mismo mis actos son motivados por el dolor que le causaste a mis niños-Agregó.

Lo soltó y le dio la espalda.

-Se los encargaré. Mama Mía me matará si me ausento otra noche-Dijo la chica, alejándose de él.

Lo miró de reojo antes de continuar.

-No dejen que muera pronto. Tortúrenlo hasta que Heith caiga en Mind Cero y las pociones se agoten-Dio la orden.

-Sí, Syr-Sama-Respondieron varias voces al unísono.

La camarera se alejó.

Apolo estiraba el brazo en sí dirección.

-Mátame... por favor...-Rogaba.

-Má...-

*¡SLASH!*

Fue empalado como una brocheta.

La puerta se cerró lentamente, dejándolo al interior del cuarto, presa de esas bestias que lo harían añicos hasta que las condiciones que ella dijo se cumplieran...

Las horas pasaron y una enorme torre dorada alumbró las afueras de Orario en la completa oscuridad de la madrugada.

El destino de Apolo fue sellado.

El sol... se apagó...

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

Como pueden ver, de esta manera finaliza el arco de la familia Apolo que dio inicio desde el capítulo 25 hasta el de ahora (35). Ha sido un largo recorrido y espero haber cumplido las expectativas, jamás había escrito un arco tan largo en mis fics y me alegra que en este haya sido el primero.

Todavía planeo crear una SS para cerrarlo definitivamente y daré unos capítulos de calma para nuestro conejo y sus novias. Recuerden que Airmid tiene una promesa que cumplir y Bell muchas citas que darles a quienes lo entrenaron o ayudaron.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

_________________________________________________

Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...

_________________________________________________

Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
_________________________________________________

Otro One Shot sobre la historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en poco tiempo
_________________________________________________

La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
_________________________________________________

La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
_________________________________________________

Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
_________________________________________________

Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!

_________________________________________________

¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
_________________________________________________

Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
_________________________________________________
Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro