Capítulo 34.
"¡Eina! ¡Vamos a una aventura!" Una voz enérgica resonó en su cabeza.
Y al cerrar los ojos... regresó a su época de aventurera.
Los gritos desesperados del albino que la sostenía en sus brazos solamente resonaban en sus oídos sin ser capaz de oír lo que decía. Ella sabía que él hablaba, lo sentía y previamente vio sus labios moviéndose, pero... simple y sencillamente no lo escuchaba.
La oscuridad que le otorgó el bajar los párpados fue tal que la aterraba.
Lo sumergida que se hallaba dentro suyo provocaba que lo único que oyera fuese el retumbar de los latidos de su corazón que segundo a segundo aumentaba la frecuencia, a tal punto que sentía que en cualquier momento esté saldría de su pecho.
Un hilo frío y húmedo se le deslizaba por las mejillas sin aparente fin.
Sin embargo... no había forma de escapar de su mente.
¿Cómo huyes de tu subconsciente? Es imposible...
De repente... sonidos de pasos reemplazaron todo sonido.
Se vio en un mundo anterior al tiempo en el que se hallaban.
Una existencia previa a todo lo que se desarrollaba en ese mismo instante.
No había un "Jacinto" al cual enfrentar. Ni un "Bell Cranel" a quien apoyar.
Solamente era una aventurera llamada "Eina Tulle" quien corría por las calles de Orario con júbilo y emoción, tal y como era antes de convertirse en asesora.
Una pequeña niña de no más de diez años que avanzaba con prisa hacia el calabozo en busca de una aventura.
Era como si en la mente de su yo adulta se reprodujera esta película, la cual abordaban una época feliz de su vida.
En un breve instante se detuvo al pie de la Fuente a las periferias del calabozo, justo enfrente del gremio de aventureros.
Y lo que antes presenciaba como alguien ajeno a todo, un tercero, cambió. Ahora había tomado la posición de su yo joven.
Sus ojos se abrieron de par en par a su vez que miraba la fuente antes mencionada con confusión.
Un fuerte dolor en la cabeza le azotaba, a tal punto que frotó sus párpados con las yemas de los dedos en busca de alivio.
Miles de preguntas emergieron de su mente sin ser capaz de oírlas por la simultaneidad de estas.
No fue hasta que una voz femenina, la misma que la sometió a esta situación, habló que pudo recuperar la consciencia.
-¡Einaaaaaaa! ¡Holaaaaaaa!-La responsable de aquel llamado tan insistente se posó enfrente de la castaña. Era una figura alta en comparación a ella, por lo que tuvo que levantar la cabeza para dar con su rostro. El sol golpeaba con sus ojos, lastimándole la vista momentáneamente e impidiéndole identificar a la antes mencionada mujer
Eina levantó la mano y se protegió de la luminosidad del sol. Lo que antes veía como una silueta oscura, fue tomando una forma conocida.
Era una joven de unos 15 años que posaba ambas manos en la cintura y la miraba desde abajo. Poseía un largo cabello azul amarrado por una liga y en su rostro se denotaba una expresión de curiosidad.
La piel de la semi elfo se erizó como si la de una gallina se tratase.
"¿P-Por qué me siento tan baja?" Se cuestionó. La emoción de ser superada era tal que se comparaba con una hormiga enfrente de una mantis.
-¿Qué sucede, Eina? Te vi corriendo y vine a pedirte que me acompañes al calabozo, pero simplemente te detuviste y no respondiste. Pareciera que viste un fantasma, estas totalmente pálida-Preguntó la peliazul, pasando su palma a escasos centímetros del rostro de la chica en un intento de sacarla del shock. Pero... eso solo provocó dentro suyo un miedo mayor.
Bajo la cabeza para comprobar algo. Levantó las manos ligeramente para inspeccionarlas, dando con la sorpresa de que eran delgadas y cortas, difiriendo en demasía con las de su yo de hace unos segundos.
-¿Q-Qué es lo que sucede?-Fue su cuestionamiento, sintiendo una fría brisa cruzando por su cuerpo y causándole temblor. No obstante, no fue lo único que notó al abrir la boca, también la tonalidad aguda de su voz. Era semejante a la de un infante, contraria a la que poseía llegada a sus 19 años, edad que se supone que alcanzó hace tan solo unos cuantos meses.
La respiración se comenzó a alterar. Inhalaba y exhalaba a un ritmo impropio de una persona normal e, ignorando la presencia de la humana quien lucía genuinamente preocupada por ella, la evadió, rodeándola y dirigiéndose a la fuente que se hallaba detrás suyo para, de ese modo, corroborar sus sospechas.
Solamente deseaba mirarse en una superficie mínimamente reflejante. Visualizar el aspecto que poseía.
-¡¿Fueh?! ¡Eina! ¡No seas mala conmigo! ¡No me ignores!-Reclamó la joven de cabellera azul, siguiéndola.
La castaña continuó ignorando los reclamos de la humana, quien no dejaba de insistirle en que le presten atención. No es que ella quisiese hacerla a un lado, es que en ese precioso instante su mente no estaba enfocada en lo que sucedía a su alrededor.
Posó las manos encima de los bordes de la Fuente, inclinándose hacia adelante para que la porción superior de su cuerpo se ponga enfrente de la cristalina y transparente agua que esta construcción poseía. El agua se movía irregularmente. No estaba en pausa por lo que era difícil identificar algo que se refleje en ella, pero, en un pequeña fracción de segundo, tan pequeña que pocos en el mundo serían capaces de observar, logró su cometido.
Ahí estaba ella, o quien se suponía que era ella.
Su rostro era pequeño y lucía en extremo joven. El cabello café que antes alcanzaba sus hombros era largo y lacio, incluso asomándose debajo de sus codos. Encima de su diminuta nariz no estaban sus muy características gafas y, si no fuese suficiente, el atuendo que vestía distaba mucho del uniforme usado por las trabajadoras del gremio. Era idéntico al que... al que usaba cuando era aventurera de la familia Loki hace más de diez años.
Antes de siquiera poder sumergirse en la confusión y desesperación, su hombro fue picada por el dedo índice de la peliazul, quien nuevamente le llamó la atención.
-¿Te sientes bien, Eina? ¿Por qué actúas tan raro? Me preocupas, estás aún más pálida que antes y tiemblas mucho-Ella posó la mano en la espalda de la joven, frotándola delicadamente y expresando su genuino interés en su estado de salud.
Eina lentamente se dio la vuelta para encararla. Antes escucho su voz, pero no quiso atender a su llamado. Ahora no tenía opción.
Sus labios se sacudían. Un nudo en su garganta se desataba para emitir una sola palabra, un único nombre.
Ella estaba enfrente suyo. No había manera de no conocerla. Todas las características que esa extraña poseía eran idénticas a quien fue la mejor amiga de la semi elfo.
Reuniendo el valor, quiso asegurarse de que se tratara de quien pensaba.
Levantó lentamente la mano derecha y uno de sus dedos se elevó más que los demás.
-¿M-Maris...?-Interrogó, señalándola con la punta del dedo índice.
-Sí, ese es mi nombre. ¿Ya vas a contarme por qué actúas tan extraño?-Despreocupada y restándole importancia a su nombre, contestó.
Segundos después de procesar que efectivamente se trataba de la antes mencionada, la mente de Eina se rebobinó. Cada recuerdo posterior a la edad en la que se encontraba fue borrado, dejándola solamente con lo que conocía hasta ese punto.
-P-Perdón, Maris. Estuve divagando un poco y la cabeza está doliéndome-Se disculpó la joven semi elfo, dándole una pequeña reverencia en muestra de arrepentimiento.
Era como si... aceptara pertenecer a esa realidad.
-Si tú lo dices...-Respondió Maris, no tan convencida de la justificación aunque no tenía ni la más mínima intención de ponerse a discutir con ella.
-Como sea ¡Vamos al calabozo, Eina! ¡Necesito valis, no he comido nada desde la mañana!-La enérgica peliazul retomó la oferta e ignoró lo anterior.
-¿Eh? Pero si recién amaneció. De ser así eso significa que comiste hace unos cuantos minutos-Contestó la castaña, confundida.
-Hehe... es que me quedé con hambre...-Expresó Maris, rascándose la nuca mientras una gota de sudor le bajaba de la frente d e manera cómica.
-Eres todo un caso-Eina negó con la cabeza, como si le decepcionara la infantil actitud de su amiga cuando la diferencia de edad era de casi siete años. Era como si esperara una mayor seriedad por su parte, siendo consciente de que se encontraba en otra etapa de la vida y llevaba un mayor tiempo ejerciendo la profesión de aventurero.
Sonrió.
-¿Qué harías sin mí? ¡Vamos al calabozo!-Respondió, arrogantemente.
-Fufufu ¡Eres adorable, Eina-Chan!-Gritó la humana, abrazándola y frotando su mejilla con la de ella.
-¡O-Oye! ¡No hagas eso!-Se quejaba la víctima de tan repentina muestra de afecto.
-¡Es que eres muy tierna! ¡Si fueses un animalito de la calle te adoptaría sin pensarlo!-Se excusó Maris.
-¡No me trates como a una niña! O peor aún... ¡Como una mascota!-La molestia de la semi elfo era palpable. Se retorcía para liberarse de la prisión del abrazo de su amiga, quien no tenía intención de soltarla pronto.
-¡Eres una niña! A mis ojos lo eres, no me interesa que seas una aventurera de la familia Loki !Es imposible que te considere de otro modo!-Replicó la peliazul, cediendo un poco y reduciendo la fuerza del abrazo hasta que este se rompió, soltándola.
Eina bajó la cabeza, cerrando los puños y apretando los dientes.
-¡Solo son siete años de diferencia!-Reclamó.
-Soy perfectamente consciente de eso. El detalle es que no es lo mismo si la diferencia es entre alguien de 8 y una chica de 15 a que la compares con una chica de 15 y otra de 22. Lo lamento, pero sin dudas eres una niña según mi percepción. Es por eso que... ¡No permitiré que vayas sola al calabozo! ¡Debo protegerte!-Explicó la humana, revelando que ese era el motivo por el cual ambas iban juntos al calabozo desde que se conocieron. No era diferente a la relación que una hermana mayor tendría con su hermana menor.
Las mejillas de Eina, no, todo su rostro se sonrojó. Era como un tomate relleno si también considerábamos que sus cachetes se inflaban, haciendo un puchero.
-¡No es necesario! Soy capaz de cuidarme sola. Es más, no me falta mucho para llegar a nivel dos-Se cruzó de brazos, presumiendo.
-No mientas por convivir-Maris no le creyó.
-¡N-No lo hago! Riveria-Oba-San es la mejor maga de la ciudad. Su fuerza es reconocida por todo Orario y yo, como su sobrina, obviamente poseo un gran potencial al igual que ella. ¡Así que te sugiero que no me subestimes o podrías lamentar en un futuro cercano!-Mencionó su parentesco con la vicecapitana de la familia Loki, orgullosa de ello.
-Es por eso que Riveria-Oba-San y Loki-Sama me permiten ir al calabozo desde que cumplí siete años. Si bien son muy restrictivas con las zonas a las que he de alcanzar, prohibiéndome cruzar más abajo del piso ocho, eso solo demuestra la confianza que tienen en mí y en mi fuerza-Adicionó, agregando los detalles respecto a sus inicios como aventurera hacía poco más de un año y la aprobación de su diosa y tía.
Desvió la mirada y se cruzó de brazos una vez concluido su discurso.
-Perdóname, pero eso suena sumamente irresponsable. Rudra-Sama nos ha dicho que hay tiempos para todos y no hay prisa para ser fuertes. Él jamás hubiese permitido que me adentrara al calabozo si me unía a su familia a tu edad-Opinó la peliazul, identificando cierta negligencia por parte de su dios y tutora.
-Esto sólo demuestra la diferencia entre nosotras dos. Obviamente yo soy alguien en quien se puede confiar-Eina infló su pecho, mostrándose arrogante y enderezando la espalda para elevar su ego.
Maris sostuvo su barbilla y una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios.
-Hehe... no importa cuánto aparentes. Tú eres una elfo, por genética jamás lograrás tener los pechos tan grandes como yo, así que deja de tratar de presumir-Se mofó, posando las manos en su nada despreciables atributos, enseñándoselos a la infante.
-¡NO LO NECESITO!-Replicó Eina tan pronto la escuchó. Una vena se marcó en su frente y cerró los puños con fiereza.
-¡Los pechos grandes son perjudiciales para las aventureras! Las armaduras son más caras, impiden un libre movimiento y...-Antes de que prosiguiera enumerando las miles de razones por las cuales el pecho plano era el mejor para una aventurera, fue interrumpida por su compañera de aventuras, a quien no le interesaba esa conversación y que estaba convencida de que eran solo eran patas de ahogado. El comentario definitivamente la ofendió y tocó una fibra sensible.
-Como sea. Me divierte tu actitud ante algo que según no te importa, pero creo que va siendo hora de ir al calabozo, si no, nos quedaremos aquí hasta el anochecer. ¿Cómo puedes hablar tanto?-Maris se levantó de hombros y bostezó, silenciándola.
Comenzó su andar y Eina la siguió detrás.
-Pero en serio, los pechos grandes pesan y son perjudiciales. Imagina si tienes que esquivar una flecha y...-La niña no abandonaba ese tema y aún buscaba desventajas de dicha característica física. Maris solo se limitaba a reírse en silencio para no enojara de nuevo. Fue así hasta que por fin entraron al calabozo, concentrándose en la labor de un aventurero... ¡Matar monstruos y obtener dinero para comer delicioso! O al menos ese era el objetivo de la humana.
Las horas pasaron con naturalidad. Los monstruos dejaron de generarse al mismo ritmo que al entrar y, luego de dividir las ganancias y unas breves conversaciones en las que Eina siempre salía enojada, se separaron y cada quien se dirigió a su sede, finalizando de ese modo otro día de aventuras entre esas amigas que distaban mucho de parecerlo.
La joven Eina Tulle se encontraba en la oficina de su tía, Riveria Ljos Alf. Estaba sentada de frente a la pelijade, quien, como de costumbre, al concluir con su jornada en el calabozo, iba para entregarle un reporte de sus resultados y las observaciones que hizo en los pisos que cubrió (Del primero al quinto, como antes había explicado).
-¿Cómo te fue hoy?-Preguntó la bella elfo de cabellera color jade.
-¡La misión fue cumplida con éxito! ¡No se reportó ningún extraño avistamiento ni alguna actitud sospechosa!-Eina se puso en posición de firmes y dio su respuesta.
-¿Algo más? ¿Alguna actividad irregular en la generación de monstruos? La familia Astrea comentó que últimamente han habido minotauros en pisos superiores al décimo-Riveria prosiguió con las interrogantes siguiendo la información proporcionada por la familia antes mencionada.
-¿Uh? Creo que no, o al menos no me percaté de algo parecido. Solo estuvieron los monstruos de siempre. Kobolds, Goblins y Dungeon Lizzard-La castaña posó el dedo incide en la superficie más baja de su labio inferior, curiosa por lo dicho anteriormente.
-Comprendo, comprendo-Musitó la tía, sosteniendo su barbilla.
-¿Qué tal te sientes al luchar?-Preguntó.
-Hmmm-Eina alzó la mirada, analizando profundamente.
-No quisiera sonar arrogante, pero desde hace un par de meses no siento que los monstruos sean un verdadero reto. Ni siquiera he tenido que emplear magia para vencerlos-Contestó.
-Fufufufu, en lo absoluto es arrogante. Que tengas esa impresión me deja en claro lo mucho que avanzas. Si bien tu madre me prohibió que te lleváramos a los pisos intermedios hasta que subas de nivel, entorpeciendo así la potenciación de tu fuerza en pisos más allá del rango que te asignamos, no dudo que, de verte obligada a ir a los siguientes, puedas manejarlo. Eres muy diligente y responsable, es por eso que se te tiene tanta confianza-La maga sonrió, alabando a su sobrina con sinceridad. En el casi año que lleva como aventurera después de casi obligar a su madre a permitirlo, no ha hecho otra cosa que mejorar e ir para adelante. Era un orgullo para ella como su tía.
Las mejillas de la chica se sonrojaron y también se dibujó una sonrisa en ella.
-E-Es que he tenido muy buenos instructores. Finn-Sama y Gareth-Sama son muy buenos maestros. Usted me ha apoyado también en el uso correcto de la magia y en ser más analítica a la hora de enfrentarme a los peligros del calabozo. Las personas que me han rodeado desde que llegué... no han hecho otra cosa que ser un soporte en mi camino-Expresó con alegría, posando ambas manos sobre su pecho.
Los ojos de Riveria se abrieron. Le parecía increíble lo mucho que avanzaba tanto como aventurera como por su madurez mental.
-Hablando de quienes te rodean. Dime... ¿Cómo va tu relación con aquella chica de la familia Rudra? He escuchado que jamás se despegan a la hora de ir al calabozo desde que se amistaron y que ayudan a los aventureros novatos-Otro cuestionamiento se originó en la elfo a raíz del último comentario de su sobrina.
-¡Ugh!-Una vena se infló en la frente de la semi elfo al ser mencionada aquella molesta chica, según sus propias palabras.
-¿Are?-Esto extrañó a Riveria.
-Maris es una irresponsable. Siempre se mete en problemas, provoca que los aventureros se metan en riesgos al restarle importancia a los peligros que pueden conllevar los monstruos a pesar de considerárseles los más débiles del calabozo. Es molesta, fastidiosa, no me respeta ni me trata como una igual a pesar de que siempre termino asesinando mas monstruos que ella...-La queja fue larga y tendida, externando todo el cólera que la joven semi elfo tenía acumulado en lo más profundo de su ser.
Cualquiera que lo escuchara tendría la impresión de que la odiaba genuinamente y no toleraba su presencia.
"Wow... nunca la había oído hablar tanto. Actúa como una adulta quejándose de las nuevas generaciones. ¿Qué clase de educación le diste, Aina? Además, ¿Cuántas veces ya dijo que esa pobre chica es una "Molestia"?" Expresó mentalmente, sin dejar de escucharla. El color en la piel de la chica se volvía rojo y de a ratos pausaba su discurso para inhalara aire, posteriormente prosiguiendo hasta que nuevamente el aire en sus pulmones se vaciara y requiriera recargarlo.
"Aunque..." Agudizó la mirada.
"Por algún motivo... siento que esa no es la verdad completa" Adicionó a su hilo de pensamiento.
-¡Me molesta, me molesta, me molesta!-Gritó Eina tal y como lo que era, una niña pequeña haciendo su gran berrinche.
Suspiró, regulando su respiración para relajarse.
-A-Aun así... a pesar de eso... de lo mucho que me estresa...-Comenzaba a sincerarse.
-D-Debo admitir que... es agradable tenerla como amiga...-Agregó.
-Ha de pensar que estoy loca...-Se inclinó hacia adelante, cansada y derrotada. Una gota de sudor bajaba de su frente.
-No, no pienso eso-Riveria contestó inmediatamente, negando esa posibilidad.
-¿Eh?-Eina levantó la cabeza ante esto. No se esperaba la negativa tan rápido.
La alta elfo se puso de pie y caminó hacia el costado de su sobrina.
-He pensado lo mismo de Finn y Gareth. Incluso ahora hay momentos en que lo pienso. Muchas veces es necesario un poco de caos en tu vida, caos que personas como ellos te proporcionan. Hace más interesante y llevadera la existencia. Si bien nuestras personalidades chocarán, siempre es bueno que, aún con eso, sean capaces de confiar el uno en el otro. Ser diferentes es lo que nos hace únicos-Guiñó el ojo, revolviéndole el cabello de forma familiar y amable, como se esperaba de la sobrina consentida, y la única, de mamá Riveria.
Los ojos de la castaña se iluminaron.
-Riveria-Sama, sin duda será una excelente madre-Comentó.
-No abuses de mi amabilidad. No está dentro de mis planes ser madre ni nada que se le asemeje. Cosas como el amor no van conmigo-Replicó la susodicha, cambiando abruptamente de expresión, como si le molestara el solo imaginárselo.
-Jeje...-Musitó Eina.
La pelijade se separó, retornando a su escritorio y tomando asiento nuevamente.
-Bueno, de este modo concluye tu semana número 49 como aventurera. Si me permites, debo escribir lo que me dijiste para mandárselo a tu madre-Comunicó, bañando en tinta su pluma y tomando una hoja de papel en blanco.
-¿Le manda mis avances a mi madre todos los días?-Cuestionó la joven.
-No, lo hago semanalmente. Es insistente y si me retraso en la fecha de envío, recibo sus quejas. Es por eso que no he ido a visitarla. Presentarme en su hogar sería recibir una explosión de furia acumulada a lo largo de casi un año-Riveria tembló al visualizar mentalmente ese escenario.
-L-Lamento someterla a tantos problemas, Riveria-Sama. Por mi egoísmo y sueño la relación amorosa que tenía con mi madre se vio truncada-Las orejas de la pequeña semi elfo se bajaron, denotando tristeza y arrepentimiento.
Riveria negó con la cabeza.
-No es molestia en lo absoluto. Si bien fue difícil convencer a Aina, cuando se dio cuenta de lo mucho que anhelabas convertirte en una aventureras, ella misma aceptó a regañadientes. Soy la encargada de tu bienestar no solamente porque me lo hayan pedido, si no porque te quiero y no deseo que te suceda algo malo. Por lo tanto, continúa con tu decisión y determinación. Vas en el camino correcto, pronto alcanzarás horizontes que considerabas lejanos-Respondió, regalándole un gesto amable a su sobrina.
-Riveria-Sama...-Eina la nombró. No obstante, antes de siquiera sentirse inspirada por las palabras de su tía, algo las interrumpió.
*¡PAM!*
Un fuerte y sólido golpe las alertó, volteando instintivamente a donde este provino. Se trataba de la puerta de la habitación, la cual fue pateada con violencia para que de este modo se abriera.
-¡RIVERIA!-Un aventurero de la raza de los Hobbit fue quien gritó com vehemencia el nombre de la alta elfo.
-¿Finn? ¿Qué sucede?-Cuestionó la siempre calma Riveria, notando lo agitado que se hallaba el capitán de la familia Loki.
-¡Se trata de Evilus! ¡Atacaron la refinería de piedras mágicas!-Sin detenerse a dar explicaciones, reveló el motivo de su preocupación.
Los ojos de la maga se abrieron en demasía. A las prisas tomó su báculo al costado de la habitación.
-¡Vamos!-Declaró, yendo detrás el rubio.
-Regresaremos pronto. Aguarda aquí-Le indicó a la castaña.
-¿Evilus? ¡¿Son los hombres malos que me pediste buscar en los pisos 1 al 5?! ¡Hay que derrotarlos juntos, Riveria-Sama! ¡Debo de ir!-Exigió la semi elfo, poniéndose de pie de su asiento y caminando con determinación hacia la puerta. Pero...
-No, tu deber no es detenerlos... todavía. Son gente muy peligrosa y, a pesar de que estás a punto de subir a nivel dos, precipitarte a una aventura que la supera sería riesgoso-Riveria interpuso su báculo en la trayectoria de la joven, impidiéndole abandonar el área.
-¡Riveria-Sama! ¡P-Pero...!-Ella quiso replicar y tratar de convencerla de que estaba preparada para ese reto. Sin embargo...
-No está sujeto a discusión. Quédate aquí-La alta elfo no aceptaría ni una respuesta que fuese en contra de su decisión, dándose la vuelta y saliendo junto al Hobbit.
La puerta se cerraba lentamente mientras Eina se mostraba molesta por su exclusión.
-La asesina de novatos atacó de nuevo en el calabozo mientras la refinería era comprometida...-Los labios de Finn emitieron ese mensaje que fue claramente audible para la joven aventurera de la familia Loki antes de que la puerta se cerrara por completo.
-¿Asesina de novatos?-Aquel apodo abordó su mente.
Bajó la cabeza y posó la mano en el mango de su estoque. Su atención había sido captada.
Sus dedos temblaban. Las dudas surgían.
"Estoy a punto de ir en contra de las órdenes de Riveria-Sama..." Pensó.
Cerró los ojos y se preguntó...
"¿Qué haría Maris?".
En ese instante supo la respuesta.
Rápidamente desenvainó su espada, frunció el ceño y arrugó las cejas.
-Si derroto a ese enemigo... subiré a nivel dos y salvaré a los aventureros-Dijo, acumulando su determinación.
Reconocía el apodo. No era la primera vez que salía de la boca de los altos mandos de la familia Loki.
Se trataba de un miembro de la malvada organización de Evilus que era un terror dentro de los aventureros novatos que se aventuraban a bajar más de lo debido en el calabozo.
Era implacable. No dejaba víctimas vivas cuando su labor era cumplida. Las escenas eran descritas como algo grotesco e inhumano que ni siquiera un monstruo sería capaz de igualar.
Las consecuencias que eso traía a la ciudad eran grandes. Si los nuevos aventureros, la fuerza bélica de Orario, moría antes de alcanzar su máximo potencial, el poder se vería mermado. Todos los mas fuertes aventureros han comenzado desde cero. Si interrumpes ese proceso, si los matas antes de madurar, jamás rebasarán sus límites.
Por lo que, en resumen, la asesina de novatos era una fuerza a la cual temerle. Lo único que se conocía de ella era que, como su nombre indica, era mujer.
Ante tan reducida información, las formas de neutralizarla o los planes para contenerla eran escasos. ¿Cómo previenes algo que no sabes cómo actúa?
Esa era la razón por la cual su familia le dio la orden de custodiar los primeros pisos y de ese modo alertarle a los nuevos sobre los riesgos que podrían afrontar, conteniéndolos y marcándoles límites hasta que mejoraran. Por ahora el trabajo había sido cumplido al pie de la letra y los ataques se redujeron. Pero ahora...
"Shakti-Sama ha cuidado los pisos intermedios. Sin embargo, este ataque a la refinería debió obligarla a abandonar su posición. Es mi deber como aventurera hacer algo. No debí quedarme aquí mientras compañeros aventureros pierden la vida" Pensó, reafirmando su decisión.
Sin nadie que la detuviera, ni su propio sentido de la rectitud, enfundó su espada y escapó por la ventana, yendo en contra de las indicaciones de su tía, y sin despertar la sospecha de nadie.
"Riveria-Sama, lo lamento. Usted misma me lo dijo, desde que la familia Zeus y Hera fueron derrotadas por el dragón negro, las cosas cambiaron drásticamente en la ciudad y, aunque se ha mantenido bajo el escepticismo para no preocupar a los civiles, esto ha originado que las fuerzas del mal se estén levantando y, teniendo en cuenta eso ¡Es nuestra responsabilidad mantener el orden! ¡Los fuertes protegeremos a los débiles!" A pesar de su edad, su sentido de la justicia era alto, tan alto, como el de cierta chica pelirroja a la que Astrea recién adoptó bajo su ala. Pero eso era ajeno a lo que se desarrollaba ahora...
Por las calles de la ciudad, que poco a poco se llenaban por la curiosidad de los civiles al ver una enorme nube de humo negro emergiendo del noreste de la ciudad, justo donde se ubicaba la refinería de piedras mágicas, la semi elfo corría, evitando cualquier persona que se interpusiera en su camino.
"Riveria-Oba-San debe estar ahí..." Pensó, mirando a dicha posición al frenarse un par de segundos después de continuar.
Dio un salto para elevarse encima de las cabezas de los presentes, llegando hasta el techo de uno de los edificios.
Ese era el modo más rápido de llegar al calabozo.
Si bien se veía tentada a ir a la refinería, comprendió que sería contraproducente y lo único que podría manejar era el supuesto ataque de la asesina de novatos.
"Por favor... que Maris no haya regresado..." Rogaba. Su corazón latía fuertemente, temerosa de que una de las víctimas sea su mejor amiga.
No era la primera vez que sufría dicho malestar. Cada que un reporte de ataque era comunicado en la familia Loki, temía que entre las bajas se encontrara Maris. Sin embargo, hasta ahora, ella siempre se ha mantenido a salvo en su sede, a los días posteriores de los ataques se encuentran, aliviando a la castaña, y sumergiéndose al calabozo para continuar con su rutina diaria.
Si bien la humana era más fuerte que ella por muy poco, contrario a su caso, a la peliazul si se le permitirá descender más allá del piso cinco.
A pesar de que siempre chocan, las cosas son tal y como Riveria dijo.
"Es bueno tener en quien confiar..." Repitió mentalmente.
Aceleró el paso, evitando al conglomeración. Saltaba de edificio en edificio hasta que por fin visualizó su destino.
Bajó de gran altura, planeando como una delicada flor siendo empujada por la suave brisa de la noche aproximándose.
Justo al instante que sus pies tocaron el suelo, se impulsó y fue directamente a la entrada del calabozo.
El sitio se hallaba rodeado de hombres armados con gran desesperación por entrar. Eran aventureros enojados por ser evacuados del calabozo o a los que se les prohibieron la entrada al mismo.
Una asesora del gremio daba aviso de que no se le permitiría cruzar a nadie, dando excusas baratas sin estar asociadas a la verdadera razón...
-¡Hay una generación irregular de monstruos de pisos intermedios en los pisos superiores! ¡No se les dejará entrar! ¡Es riesgoso incluso para aventureros de nivel dos!-Una mujer de cabellera roja y orejas fue quien lo comunicó.
Eina atravesaba a la multitud, recibiendo empujones y quejas.
-¡HEY, MOCOSA!-Gritó fuertemente uno de ellos.
La semi elfo volteó a su dirección, amenazándolo con la mirada.
El extraño dio un paso atrás, asustado.
Seguido de esto, continuó hasta llegar adelante.
-Rose, necesito entrar-Eina declaró, reconociendo a la asesora.
-Eina... ¿Qué rayos haces aquí? No te permitiré entrar. Tú mejor que nadie conoce los riesgos que eso implicaría-La pelirroja se negó.
-Es una emergencia. Eres mi asesora, debes conocer lo fuerte que soy-Contestó la castaña.
-Aunque digas eso...-Rose quiso reafirmar la negativa.
La joven enseñó su emblema de la familia Loki.
-Estoy aquí bajo órdenes de mi familia. Me mandaron a inspeccionar la actividad de la asesina de novatos-Mintió para obtener lo que buscaba.
-¡No digas ese nombre en voz alta!-Le reclamó la asesora entre siseos, tomándola del brazo y jalándola.
-Eres muy joven. Sé de tu fuerza y no la niego, pero...-Adicionó, tratando de que desista.
El ceño de la semi elfo se frunció al igual que sus cejas.
-¿Planeas ir en contra de los deseos de mi familia?-La encaró.
Rose blanqueó los ojos, cruzándose de brazos.
-¡Tch!-Chasqueó la lengua.
La jaló nuevamente sin que nadie la viese y la empujó detrás suyo para introducirla al calabozo.
-No me haré responsable de lo que suceda allá adentro. No obstante, si quieres un consejo de una mujer mayor que tú... no pongas tu vida en riesgo para tratar de probarle algo al resto. Al morir no complacerás a nadie, solo les traerás dolor-Dándole la espalda, declaró aquello.
La castaña se mantuvo estática en su posición. Todo apuntaba a que su asesora dio en el clavo.
-Huye si te la encuentras. Corre lo más fuerte que puedas. Nadie te juzgará. Atraparla es importante, pero siempre valdrá más tu propia vida-Finalizó la pelirroja.
De repente comenzó a escuchar pasos lentos haciendo eco en los pisos del calabozo para después aumentar el ritmo y perderse a la distancia.
-Esa mujer es aterradora. Y esa mocosa muy necia. Creo que no volveré a tomar a mi cargo a un aventurero-Concluyó.
Mientras se mantenía sumergida en sus pensamientos, recordando las escenas de las muertes previas a este ataque, un extraño se posó enfrente suyo y el ruido que lucía interminable, cesó.
Instintivamente volteó y a sus narices se hallaba un rostro conocido y sumamente aterrador.
-He sido mandado a inspeccionar-Breve y conciso, informó.
Se trataba de un encapuchado que cubría la mayoría de su cuerpo. En su mano había un báculo con un extremo semejante a la hoja de una espada.
-Muchas emociones por hoy. Adelante-Rose le permitió el paso sin ponerle trabas, contrario al caso de Eina segundos antes.
-Por favor...-Antes de que él cruzara, la mujer lobo lo tomó del brazo.
-Protégela-Pidió.
La confusión del susodicho era claro. Se retiró a paso lento y sin responder a la solicitud.
"Es una molestia tratar con los demás..." Pensó, perdiéndose en la oscuridad del calabozo.
Del lado de Eina... las cosas estaban extrañamente silenciosas y tranquilas.
No había monstruos generándose. Ningún rastro de piedras mágicas ni de muerte que le diera un indicio de la presencia de esa mujer.
Sin confiarse, afinó sus sentidos. De recibir un ataque sorpresa, podría comprometerse su bienestar.
Está en la boca del león, buscando enfrentar a un adversario del que solo conoce su apodo.
-Nada en los primeros cinco pisos, como de costumbre...-Murmuró, a un par de pasos de adentrarse al piso seis, el único que en un año siendo aventurera no ha estado ni remotamente cerca de cruzar.
Dudaba.
Conocía las bestias que se generaban a partir de ahí. Rose fue diligente en enseñarle sobre ello aunado a las clases extra cortesía de Riveria.
En teoría, conocía cada detalle de lo que le esperaba si ignoraba sus dudas y se adentraba.
Quiso considerar qué tan producente era hasta que...
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-Un gritó desgarrador y ahogado en terror emergió desde adelante.
La piel de la semi elfo se erizó. Sus músculos se tensaron.
Tras ese breve momento de quietud, corrió a esa dirección, ignorando lo que la lógica le indicaba.
Entre menor era la distancia de donde aquello se originó, más baja era la voz. Poco a poco el aire en quien fuese el responsable se agotaba.
Un fuerte olor a hierro le golpeó la nariz, provocando que cubriera su nariz con la palma de su mano menos hábil.
Las paredes se teñían de un rojo vino muy fuerte, siendo sangre, la responsable del olor.
Paso a paso las manchas se convertían en charcos de ese líquido vital.
Habían armas regadas en el suelo al igual que piedras mágicas y pedazos de ropa. Incluso... ¿Partes de cuerpos?
Este descubrimiento dejó en estado catatónico a la joven.
Saber de la existencia de la muerte es una cosa... presenciarla es otra. Al fin y al cabo... sigue siendo una niña de no más de 8 años. Era normal que la carnicería bajo sus narices le resulte aterrador.
Tragó saliva. Sus extremidades temblaban.
Los charcos de sangre manchaban sus botas y hacían ruido al dar un paso.
-Ugh...-Un ahogado quejido la sacó de ese estado de shock.
Se sentía mareada y aún con eso buscó entre los cadáveres encimados al que mostraba señales de vida.
El mundo le daba vueltas y caminaba guiándose de su audición.
El sonido de una respiración irregular fue recibido.
-¿Q-Quién eres...?-Un adulto joven hacia tirado con un agujero en el pecho, justo donde el corazón se hallaba.
Su rostro tenía una enorme cicatriz de la que se deslizaban sangre.
-¿L-La viste?-Cuestionó la semi elfo, revelando el miedo en su interior y manifestándolo como tartamudeos en su pregunta.
-S-Solo huye... eres una niña... busca ayuda... ganarle es... imposible... si no fuese porque... tengo el corazón en el centro p-por una malformación de nacimiento... yo estaría muerto... aunque... no falta mucho para que lo esté... mi pulmón... se llena de líquido...-Entre pausas para tomar aire por la dificultad al respirar, la víctima de la asesina de novatos declaró la razón por la cual se salvó de su mano.
El volumen en su voz y los latidos de su corazón disminuían drásticamente.
-No arriesgues tu vida... n-no vale la pena...-Le sugirió.
-Los niños... no merecen morir así...-Finalizó. La vista se le nublaba y su pecho dejaba de distenderse.
Segundos antes de ir a la luz, el sonido de un corcho siendo retirado de un tubo fue escuchado.
Un líquido cayó encima suyo y fue ahí que su cuerpo comenzó a sentir mucho calor.
Las heridas cerraban poco a poco, aunque las más profundas no sufrían ese efecto.
-Yo derrotaré a la asesina de aventureros...-Declaró, ofreciéndole la mano.
El extraño estaba totalmente impresionado por el valor de la joven.
Se puso de pie y quiso decirle que no fuese, pero la semi elfo emprendió su viaje hacia donde seguramente encontraría a la mujer.
Aunque... frenó tras dar un par de pasos.
-De casualidad... ¿No viste a una joven de cabello azul entre las víctimas?-Preguntó, preocupada por Maris.
-N-No lo creo...-Eso fue lo único que Eina necesitó antes de irse a las prisas.
-M-Maldición...-Se sentía impotente. Ver a una niña ir hacia una inminente muerte sin poder hacer algo para evitarlo le pesaba.
-M-Mord...-Uno de sus compañeros de familia al costado de su pie lo llamó.
-¡Scott!-Lo nombró, levantándolo.
-Jeje... n-no alcanzó a darme...-Presumió el moribundo amigo del recién rescatado, enseñando un agujero del tamaño de un puño por encima de su clavícula. Fue salvado porque el ataque contacto en un punto alejado por menos de cinco centímetros de distancia con relación al corazón.
Mord le ofreció el hombro, ayudándolo a caminar.
-Debemos ir a la superficie-Dijo el antes mencionado.
Aunque todavía se sentía preocupado, así que volteó hacia su espalda.
-Suerte, niña. Y... gracias-Musitó.
Antes de dar el primer paso, un Aura pesada abundó en los alrededores.
Los pasos del sujeto de antes le llamaron la atención.
Era alguien imponente y de temer tan solo con sentirlo cerca.
Ignorando esto, Mord habló.
-¡P-Por favor apresúrate? ¡No sé quién seas, pero una niña fue a enfrentar a esos sujetos!-Pidió vehementemente.
-¿Una niña...?-Esa información consternó al sujeto.
Mord apresuró el paso, jalando a su amigo.
-¡Sí! ¡Dijo que pelearía contra la asesina de novatos!-Confirmó el hombre, cruzando a su lado.
-De acuerdo. Lleva a tu compañero, yo me encargaré del resto a partir de ahora-Respondió el susodicho.
Mord logró visualizar un brillo en los ojos de este intrigante aventurero. Un brillo rojo.
No solo eso... también se asomaban mechones rubios de su capucha.
Desconocía su identidad, no obstante, estaba seguro de que se trataba de alguien extremadamente fuerte.
"Lo dejó en tus manos... no permitas que muera" Pensó, cerrando los ojos y confiando en él.
Lo escuchó alejándose.
"Freya-Sama, no solo me mandó a matar a esa escoria en mi día libre, si no que ahora debo cuidar a una niña con aires de grandeza que pretende superar sus límites, ignorando el riesgo y poniendo su vida en juego. Sin dudas estas nuevas generaciones son ideales para usarlas como carne de cañón" Declaró en su subconsciente, irritándose mientras una vena se le marcaba en la frente. Si algo odiaba, era a quienes no reconocían sus debilidades.
Se acomodó los lentes y aceleró su andar.
"Esto apesta a criatura. Sin dudas la responsable dejó de ser humana hace mucho tiempo" Fue su conclusión.
Mientras tanto...
-Nada...-Murmuraba la semi elfo, sin detenerse ni un segundo ante la masacre que se desarrolló a su alrededor.
Era el mismo caso que el piso anterior. No, era incluso peor.
Afinaba su audición y vista en caso de que se topara a otro sobreviviente para que, de ese modo, ofrecerle auxilio. A su vez buscaba entre los cuerpos a alguien que sea remotamente semejante a Maris, descartando de ese modo que ella fuese víctima del ataque.
Se sentía aliviada al no toparse a nadie parecido.
El color carmesí de las paredes iba siendo menos fuerte. El olor a hierro disminuía a su vez que se aproximaba al séptimo piso.
Confusa por el final del escenario, se centró en lo ubicado enfrente de sus narices.
-Escapó...-Declaró, rabiando y frenando su andar progresivamente.
No fue hasta que un sonido originó un escalofrío en su espalda, que se percató de que no estaba sola ahí.
-¡Agh!-Un quejido provino a su costado derecho. Volteó lentamente con dificultad.
Fue ahí donde dio con lo que sucedía.
Se trataba de un quejido de dolor. Este fue emitido por un hombre que forcejeaba con una silueta oscura y femenina que lo tomaba del cuello, apretándolo. El crujir del mismo era fácilmente reconocible.
El aventurero manoteaba con desesperación sin que su rival se inmutara. Sus movimientos erráticos disminuían, se suspendían.
Aquella mujer levantó su brazo libre, apuntando al pecho de la futura víctima.
Eina reaccionó rápidamente. El sonido de una espada siendo desenfundada delató su posición. Aunque... eso no era algo que le importara.
-¡DETENTE, ASESINA DE NOVATOS!-Gritó la semi elfo, cargando a gran velocidad en contra de la susodicha.
*¡SLASH!*
Un tajo descendente se dirigió a la zona media del brazo que ahorcaba a su víctima.
Ella rápidamente lo soltó, dejándolo caer al suelo y dando un salto de espaldas para evitar se contactara.
El corte fue tan fuerte que la espada terminó incrustada en el suelo. Había rabia y violencia en el ataque.
En menos de una fracción de segundo, Eina recuperó la posición y con su mano libre impidió que el aventurero cayera al suelo ante la falta de aire, sosteniéndolo y bajándolo con cuidado, acostándolo en el suelo.
Seguido de esto... encaró a su contrincante.
-¡Tus crimines se detendrán aquí! ¡No permitiré que dañes a nadie más!-Vociferó, levantando el brazo y señalándola con la punta de su estoque.
Quien se ubicaba de frente lucía confusa.
-¿Q-Qué haces aquí...?-Interrogó, confirmando esa sospecha
Sin embargo, antes de que pudiese cuestionarse aquello, la joven castaña nuevamente se lanzó al ataque.
*¡SLASH!*
Otro tajo descendente se dirigió a su cabeza. La mujer se inclinó hacia atrás para esquivarlo.
*¡SLASH!*
A pesar de ser esquivada dos veces, Eina no cesó.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Lanzó dos cortes horizontales en busca de contactarla. Estos fueron evadidos con suma rapidez, impresionando a la muchacha.
"Es muy rápida..." Pensó. Frunció el ceño y aumentó la fuerza en el mango de la espada.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Tres cortes casi seguidos apuntaron a la cabeza.
*¡SLASH!*
Después una única puñalada al centro.
-¡Tch!-La mujer esquivó cada uno de ellos con dificultad, chasqueando la lengua.
*¡CLANK!*
La puñalada fue bloqueada por una espada. La oscuridad impidió que Eina se percatara de que estaba armada.
-¡UGHHAHHHH!-La criatura la empujó.
*¡SLASH!*
*¡CLANK!*
La brutal fuerza de esa mujer hizo que su espada chocara con el metal del arma de la semi elfo.
-¡Ugh!-Ella sintió que el impacto se propagó por la hoja de su arma hasta alcanzar el mango y su brazo.
Retrocedió un par de pasos para tomar distancia.
*¡ZOOOOM!*
Sin analizar ni descansar, otra vez fue al ataque.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Atacaba constantemente en busca de una apertura. Pero...
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
Todos los ataques eran bloqueados sin impactar.
*¡SLASH!*
La asesina contraatacó, pero...
*¡CLANK!*
Eina lo bloqueó.
-¡AHHHHH!-Liberó fuerza al gritar, bajando con ambas manos su espada y por consecuente la de su contrincante, dejando al descubierto su cabeza.
*¡SLASH!*
A una vertiginosa velocidad, posó a media altura su estoque, sin darle tiempo de reaccionar y rebanando parte de la túnica. Los pedazos de esta cayeron antes de que la víctima del daño saltara de espaldas para retomar la distancia al verse superada en se ultimó movimiento.
-¿Cómo pudo...?-La mano pálida de la chica se elevó, tocando alguna parte de su rostro de donde sentía que sangre caía. Confirmó sus sospechas cuando vio aquel líquido rojo manchando sus dedos. Una nivel uno la dañó...
-¡Han perturbado la paz de los habitantes! ¡Han dañado a buenas personas que solo buscan una oportunidad de vivir dignamente!-El discurso de la castaña interrumpió la sorpresa de la asesina.
-¡Tales actos no permanecerán impunes! ¡Las vidas inocentes no se recuperarán, pero se vengarán! ¡Ustedes merecen ser asesinados!-La furia y vehemencia con la que una simple niña de ocho años gritaba eso era impropio de su edad.
Contrajo ligeramente los músculos de las piernas...
-Muere...-Musitó. Y...
*¡PUM!*
Saltó hacia ella, dejando grietas en el suelo al impulsarse.
Antes de que el filo de su espada la alcanzara... sintió que algo estaba terriblemente mal.
Por el rabillo del ojo vio un puño apuntando a su rostro desde su costado.
Estando en el aire... no lo esquivaría.
Otro miembro de Evilus estaba inmiscuido en la masacre. Uno que recién apareció en escena.
-¡ESPERA!-Gritó la mujer.
La espada de la semi elfo se incrustó en el brazo de la susodicha aunque su mano llegó hasta su muñeca, jalándola como una muñeca de trapo y tomando su lugar.
*¡PUUUUUUUUUUM!*
El puñetazo fue dado a la criatura, siendo mandada a volar e incrustándose en una de las paredes, produciendo un enorme agujero en ella.
El cuerpo de Eina rodó por la fuerza con la que se le proyectó. Se puso de pie al instante y presenció la escena.
El puño del responsable seguía extendido. La nube de polvo y escombros cubría el área.
-M-Mi estoque...-Buscó desesperadamente su arma hasta dar con esta en el suelo, a un par de metros de donde ella cayó.
Corrió y lo sujetó, apuntando nuevamente. Aunque en esta ocasión su agarre temblaba. Estuvo tan cercana a la muerte que el solo pensarlo le congela la piel.
De ser impactada por ese golpe...
-H-Hubiese muerto...-Susurró. Su voz se rompía. El valor de antes se convirtió en miedo.
Un hombre alto, delgado y canoso bajó el puño, alineándolo con su otro brazo. Él fue el responsable.
-¿Qué demonios crees que haces, mocosa?-Interrogó, sin apartar la mirada de su víctima.
Las piedras caían una a una desde el agujero.
-O-Olivas... no la lastimes...-Respondieron desde ahí.
La mujer se levanto con dificultad. La túnica había sido despedazada y su cuerpo estaba repleto de heridas.
La tenue luz de una piedra mágica ubicada en su pecho era la única fuente de luz a los alrededores.
Y, tal como decían los rumores, era una mujer.
Una mujer joven, hermosa y... de cabellera azul.
Los ojos color esmeralda de la semi elfo se abrieron en su totalidad.
Si su agarre a la espada era débil, ahora simplemente no existía. El estoque cayó al suelo.
*¡CLANK!*
-M-Maris...-Si... se trataba de la humana y mejor amiga de Eina. Pero lucía diferente. El rasgo más llamativo era la piedra mágica en su pecho.
Ambos miembros de Evilus dirigieron su atención a ella.
-¿Q-Qué haces aquí...? ¿Q-Qué es eso...?-Cuestionó la joven, temblando peor que antes. Ahora el detonante no era el miedo... era un fuerte sentimiento de confusión.
Maris bajó la cabeza.
-¡¿QUÉ ES LO QUE PASA?!-Lagrimas caían de las enrojecidas mejillas de la niña mientras gritaba eso.
-¿Acaso conoces a esta mocosa, Maris? ¿Has estado jugando con ella como si realmente fueses una humana normal?-El anciano Interrogó, completamente serio.
-Guarda silencio, después te explicaré. Pero... no la dañes. No te atrevas a tocarla-La peliazul levantó la mano.
-Maris... tú eres...-El breve diálogo entre el par fue interrumpido por los balbuceos de la castaña, quien no salía de su impresión.
La susodicha bajó la cabeza.
-¿Ustedes son cercanas? Qué cómico. La asesina de novatos siendo amiga de una. La ironía no es un recurso que falte en los hipócritas ¿Cierto?-Se mofó Olivas, cruzado de brazos y dibujando una sonrisa burlona en su boca, confirmando de ese modo la suposición de Eina.
-¡¿POR QUÉ LO HICISTE?! ¡MARIS! ¡¿POR QUÉ ERES LA ASESINA?!-Ante la falta de réplica por parte de la peliazul a la confesión del canoso, la chica entendió que era verdad y comenzó a preguntarle las razones de ello.
-¿Cómo es posible que tú... fueses la asesina?-Adicionó, sintiéndose herida.
Maris no levantaba la cabeza. No era capaz de mirar a los ojos a esa niña con la que convivió en el último año.
"Rudra-Sama... si se supone que hacemos lo correcto... ¿Por qué me siento tan culpable?" Interrogó mentalmente.
Aunque... no era la única con algo en mente.
"-Si bien nuestras personalidades chocarán, siempre es bueno que, aún con eso, sean capaces de confiar el uno en el otro-".
Las palabras de Riveria resonaron en la cabeza de la muchacha.
-C-Confiar el único en el otro...-Repitió, posando la mano en el pecho.
-¿Eh?-Maris por fin la miró.
La respiración en Eina se alteró.
-Y-Yo confié en ti... eras mi mejor amiga... daría mi vida si la tuya estuviese en riesgo... es por eso que... no lo puedo creer... ¿Por qué te aliaste con ellos? ¿Por qué eres una maldita, vil y cruel asesina?-Dijo.
Maris mordió su labio. Una vena se marchas en su frente. Estaba enojada por las filosas palabras de su amiga.
-Tú no sabes nada...-Replicó, apretando sus puños e incrustando sus uñas en la palma de la mano, haciendo que sangren.
Infló el pecho, sacando a relucir la piedra mágica en el centro del mismo.
-Yo ya no puedo vivir una vida normal. Esa posibilidad la perdí desde que me convertí en esto-Declaró.
Su piel gris y marchita rodeaba esa joya color escarlata intenso, la cual brillaba, simulando a una piedra mágica.
Eina todavía se mantenía catatónica e incrédula.
-¡No puedo hacer nada! ¡Jamás iría en contra de los deseos de Rudra-Sama! ¡Él fue quien me salvó de morir! ¡Le debo mi vida! ¡Y si perder mi humanidad es el precio a pagar, lo pagaré!-Vociferó la peliazul.
-¿P-Por qué...?-Murmuraba Eina.
-¡ERES UNA MALDITA MOCOSA IGNORANTE! ¡DESCONOCES EL MUNDO Y A LAS PERSONAS! ¡NO ERES CAPAZ DE DIMENSIONAR LO QUE LA DESESPERACIÓN TE ORILLA A HACER! ¡LOS EXTREMOS A LOS QUE LLEGARÍAMOS CON TAL DE SOBREVIVIR!-La furia que se liberaba palabra a palabra espantaba a la niña.
Maris tenía un punto. A tan corta edad no conocía la maldad y la desesperación.
-Fue grato pasar estos últimos meses contigo, fingir que era una humana y que podría vivir una vida normal. Sin embargo, tengo que ayudar a quienes me salvaron y continuar con esta mentira-Cerró los puños, desenfundando la espada de antes.
-Así que debo matarte...-Adicionó.
-¡JAJAJAJAJA! ¡QUÉ MARAVILLOSO GIRO DE ACONTECIMIENTOS!-Olivas reía y se deleitaba por el conflicto.
Maris atacó. Cargo contra ella con la misma fuerza que usaba para matar a los monstruos.
La semi elfo no se movía. Permanecía con la cabeza agachada.
Antes de recibir el ataque...
*¡CLANK!*
-¿Que fue eso...?-.
Rodó por el suelo, esquivándola y recuperando su espada.
Maris estaba sorprendida. Esa velocidad de reacción no era algo que esperara de ella.
El cabello largo y castaño de la chica cubría parte de su rostro, imposibilitando leer su expresión.
-Está aterrada. Ya no tiene sentido alargar esto. Mátala de una vez-Ordenó el canoso, dándose la vuelta. Sabía que las cosas terminarían con un golpe, por lo que no se preocupó en presenciar el resultado.
-Perdón, Eina. Pero eres tú o yo-Expresó la peliazul con cierto arrepentimiento.
*¡PUM!*
Se impulsó, atacándola.
-Maris...-Eina la nombró. Su corazón latía fuertemente.
Los labios de la antes mencionada se movían sin emitir sonido.
-No importa cuánto pelees. Conozco todo sobre ti, puedo derrotarte sin mirarte. Así que... no lo hagas difícil-Maris apuntaba su arma al corazón de la niña.
-Lamento que termine así. De no haberte metido en lo que no debías, seguiríamos siendo amigas. La arrogancia será la que te mate, yo solo el medio por el que suceda-Finalizó.
Desgraciadamente, el discurso no fue escuchado.
Sus sentidos se apagaron.
Vista, audición, tacto, nada servía.
Era como si entrara en modo automático.
O así fue hasta que, en un breve periodo de lucidez, recuperó el control de sí.
Estaba sosteniendo en alto su estoque. Un remolino de viento rosado de donde pétalos de este mismo color revoloteaban la rodeaba y poco a poco se concentraba en su espada.
No podía hacer nada. Era una mera espectadora atrapada en su propio cuerpo.
Cerró los ojos un segundo y... la escena cambió.
Escombros y polvo caía de la cueva.
El viento soplaba fuertemente, sacudiéndolo el cabello.
-¿Q-Qué fue lo que hiciste?-Preguntó Olivas, quien regresó al oír una explosión múltiple.
Eina seguía viendo al suelo, inexpresiva. No obstante, ahora había alguien debajo suyo.
Su estoque estaba incrustado en la piedra de Maris, que se agrietaba.
Su mente daba vueltas. Sentía que en cualquier momento se desmayaría.
Los labios de Maris se movieron aún en ese estado.
Sonreía...
Pero Eina no era capaz de oírla.
Las lágrimas se deslizaron por las mejillas de la semi elfo, cayendo al rostro de su mejor amiga.
-Perdón...-Le dijo.
El cuerpo de la joven se hizo polvo, se desvaneció.
Maris había muerto... Eina la había asesinado.
Sin todavía asimilarlo, se mantuvo estática.
-¡NO PUEDO PERMITIR QUE ALGUIEN COMO TÚ SIGA VIVA!-Olivas se lanzó al ataque. Ya no la veía como una simple mocosa. Ahora reconocía lo peligroso que era.
Cuando se aproximó a ella, quien no mostraba resistencia, un brillo azul llamó su atención y...
-¡CAELUS HILDR!-.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Una ráfaga de rayos impactó al miembro restante de Evilus, mandándolo a volar encendido en llamas.
-¿La familia Loki manda a niños a pelear contra miembros de Evilus?-Cuestionó el mago que invocó aquellos truenos, serio y estoico como de costumbre.
La castaña notó a su salvador. Era un elfo de cabellera rubia, lentes y ojos rojos.
-H-Hildrsleif...-Olivas, quien regeneraba sus heridas, lo reconoció. Era Hedin Selland, aventurero de la familia Freya.
-Te encargaste de uno de ellos. Impresionante-Hedin ignoró al sujeto, reconociendo la labor de la niña, la cual cerraba sus ojos.
-Mind cero...-La mente de ella se desvaneció, desmayándose.
Hedin le sostuvo la cabeza y la recostó con cuidado.
Lo último que Eina recuerda de ese evento fue una explosión de rayos y gritos rogando piedad. No eran necesarios más detalles para saber lo que sucedió ahí...
Lo que sucedió después fue confuso.
Amaneció en una cama. Su tía Riveria cuidaba de ella y rápidamente la abrazó cuando despertó.
Sus oídos zumbaban. Veía a la pelijade hablar pero no la escuchaba.
Era abrazada y el llanto de su familiar empapaba su pecho.
Ante esto... también lloró.
Permanecieron abrazadas un tiempo.
Los oídos de la semi elfo se destaparon.
-Me preocupé mucho por ti...-Dijo la vicecapitana de la familia Loki.
Relataba lo sucedido. La manera en la que, a medianoche, Hedin Selland aparecía con ella en brazos, entregándola a los guardias para que la cuidaran sin decir ni una palabra.
-No vuelvas a cometer una imprudencia como esa...-Riveria pidió.
-Yo... no quiero regresar al calabozo...-Musitó Eina, totalmente apática. Sus brazos se aferraron a la ropa de su tía.
-M-Maris... e-ella... y-yo...-Su voz se rompía, le costaba articular una oración.
-Yo...-Sus ojos se volvían cristalinos. Las lágrimas se desbordaban.
La imagen de Maris tirada en el suelo con su estoque incrustado en la piedra mágica apareció en la mente de la semi elfo.
Riveria la abrazó, acariciándole la espalda.
Los gritos y el llanto de Eina explotaron.
Una cosa era segura. Si bien no recordaba cómo sucedió, ella fue quien acabó con la vida de Maris... su mejor amiga y la única que había tenido... y jamás se perdonaría por eso, dejándole un profundo trauma que fue suprimiendo conforme los años transcurrían.
De regreso a la actualidad. En el juego de guerra.
-Maris...-Mencionó la consternada castaña. Sus ojos yacían cerrados pero de ellos se filtraban las lágrimas de su llanto al rememorar esos recuerdos que enterró para evitar el dolor y ahorrarse el trauma, trauma que regresó cuando Jacinto apareció en esa forma.
-¡Reacciona, Eina! ¡Vamos!-Bell la sacudía con vehemencia. La cargaba en sus brazos y la movía, no obstante, no reaccionaba.
Jacinto, que sanó sus heridas mientras esto se desarrollaba, abrió la boca.
-Fufufufu. Parece que ha perdido su voluntad antes de siquiera enfrentarse a todo lo que soy-Se mofó. Le divertía el sufrimiento de la semi elfo.
-¡TCH!-Bell chasqueó la lengua.
-Aunque, permite que la corrija. Yo no soy una asquerosa criatura, un humano modificado que conserva su consciencia a cuesta de poder y una enorme piedra mágica-El pelirrojo negó con la cabeza, posando ambas manos en la cintura.
-Soy, efectivamente, un Demi espíritu que se apoderó de este cuerpo. El Jacinto que conocieron murió para que lo use como títere-Agregó.
Reía de forma burlona, aclarando la diferencia entre ambos seres.
Bell todavía sostenía a Eina en sus brazos. No deseaba soltarla ni abandonarla por el estado tan sensible en el que se encontraba, pero no había mucho que pudiese hacer por ella. Si no reaccionaba, sería imposible pelear contra Jacinto y cuidarla.
-Asfi-Sensei, en serio que eres brutalmente precavida, pero no me entrenaste para afrontar una situación como esta-Comentó. Una gota de sudor le bajaba de la frente, pensando fríamente en cuál sería su siguiente movimiento.
Bell se puso de pie, cargándola.
Completamente serio, encaró al Demi espíritu.
-Debo terminar contigo de manera rápida. Los juegos se han terminado-Declaró el albino, señalando a Jacinto.
-¿Perdón? Parece que escuché mal ¿Planeas derrotarme? ¿No lo notaste? Con esa carga en tus brazos solo hace falta un descuido para asesinarla ¿Tomarás ese riesgo?-Jacinto respondió, totalmente confiado de que el conejo no abandonaría a la castaña, lo cual limitaría su capacidad de combatir.
Una espada fue desenfundada de la cadera del joven. Con un solo brazo cargó a la asesora y con el otro apuntó al monstruo.
-Demostré que puedo derrotarte si me empleo al Máximo. No te daré tiempo de tocarla. Todo lo que viste hasta ahora de mi fue una simple medición de fuerzas. Ya conozco tus límites y... ¡NO ME CONTENDRÉ!-Vociferó, con el mismo grado de confianza que el humano modificado.
-¡Tch!-Jacinto chasqueó la lengua y se le infló una vena en la frente.
Bell contrajo los músculos de las piernas y...
*¡PUM!*
Cargo contra el Demi espíritu.
Un enorme cráter quedó en el suelo. Se empleaba a fondo.
Su cuerpo se iluminó de color blanco en tan solo una milésima de segundo. El control que poseía en su habilidad argonauta era tal que no necesitaba concentrarse mucho tiempo para manifestarla.
La distancia se reducía paulatinamente. Jacinto no parecía reaccionar ante la hostilidad de su contrincante.
Este último se limitó a levantar una mano y...
-Es hora...-Declaró.
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!*
Miles de plantas emergieron desde las profundidades del rocoso suelo, despedazando todo a su paso.
-¡¿Qué demonios?!-Bell bajó las piernas, derrapando con las suelas de sus botas para frenar antes de chocar con algunas de ellas.
-¡GRRREAAHHHHHHHHHHHHHHHH!-Esas raíces verdes poseían bocas repletas de colmillos.
En un par de segundos ellas se posaron como una barrera que impedía el paso entre él y Jacinto.
Eran miles de monstruos semejantes a plantas que cuestionaban al Demi espíritu.
Varias de las raíces comienzan a enrollarse en las piernas del albino. Antes de que lo sostuvieran firmemente, él...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Las cortó, dando un salto de espaldas para tomar distancia y observar todo el panorama.
El interior del castillo estaba infestado de esas cosas.
No había ningún extremo del mismo que no fuese rodeado por ellas.
El conejo frunció el ceño, apretó los dientes y pensó.
"Esto acaba de complicarse aún más...".
-¿Sabes? Me pesa admitirlo porque me consideran un ser orgullos, pero tienes razón. Si fuese una batalla entre nosotros dos sin nada que interviniera, sin dudas me derrotarías en tiempo récord. Sin embargo...-El discurso del villano emergió detrás de la vegetación. Los monstruos le abrían pasado para mostrar su imponente figura. O al menos ese era el modo en el que lo interpretaba.
Elevó los brazos, provocando que su ejército se inclinara hacia adelante, preparándose para atacar.
-Violas...-Bell las nombró. Las conoció en el primer contacto con Evilus cuando atacaron en Rivira y provocaron que el Goliath negro naciera.
-Sostente fuerte, Eina. Tu sueño está a punto de sufrir mucha turbulencia-Declaró, abrazando con más fuerza a la castaña.
Brillo intensamente. Cerró los ojos para que el tiempo de uso de su habilidad sea mayor y la recarga no se tenga que realizar pronto.
-Sin embargo... ¡YO NO ESTOY SOLO!-Vociferó el pelirrojo, casi escupiendo.
*¡ZOOOOOM!*
El ejército de violas atacó a donde el conejo se hallaba.
Bell abrió los ojos.
*¡PUM!*
Él rápidamente se puso en movimiento.
Las plantas emergieron y se proyectaron a su posición.
Era semejante a una ola de tsunami atacando a un hombre a un par de metros de distancia.
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
Varias comenzaron a incrustarse en el suelo al intentar perforar el cuerpo del conejo con las raíces gruesas y filosas que poseían.
*¡ZOOOOOOM!*
Bell se movía a gran velocidad, esquivando cada una de ellas.
El albino corría para evitar recibir daño. Se aseguraba de que nada lo agarrara. De ser controlado o sujetado de las piernas, las posibilidades de huir se reducirían drásticamente.
-¡ATAQUEN! ¡TODAS ATAQUEN! ¡MATEN A ESE MALDITO MOCOSO CON DELIRIOS DE HÉROE!-Gritaba el pelirrojo, salvaguardándose desde la distancia. A pesar de actuar tan arrogante al inicio de la batalla, se escondía de su contrincante.
"Si fuese solo yo quien estuviese en esta situación, sin dudas las enfrentaría. No... es idiota pensarlo. Ni tratándose de mí sería capaz de derrotar a tal número de monstruos. Es un ejército muy grande y sería abrumado antes de siquiera alcanzar mi límite. Lo mejor en esta situación es huir. El detalle es ¿A dónde?" Se decía a sí mismo, apretando los dientes y analizando cuidadosamente las posibilidades de salir vivos de este conflicto.
Bajó la mirada para ver a Eina. Ella seguía en un sueño profundo. O mejor dicho, un terror profundo.
"No puedo contar con ella en este estado" Concluyó.
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
*¡PUM!*
Las violas no dejaban de atacar. Cada vez se acercaban más a atinarle.
Solo esquivaba con exactitud y rapidez. Era difícil mantener el ritmo sin matarlas. Acabando con ellas al menos reduciría el número, lo cual mejoraría la probabilidad de salir victorioso y reduciría el número de monstruos siguiéndolo.
"No duraré mucho así. En algún punto deberé pelear. Llegaré a Mind cero si activo y desactivo argonauta sin parar o me agotaré de tanto correr. Piensa, Bell, piensa" Continuaba su diálogo interno, arrugando las cejas y evitando cada ataque.
Se sentía como un conejo huyendo de una manda de lobos hambrientos que lo cazarían en el primer momento que demostrara cansancio y dejara de huir.
*¡ZOOOOOOOOOM!*
Justo a sus narices emergieron docenas de esas violas.
*¡PUM!*
Se detuvo en seco.
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
*¡CRASH!*
Tres paredes más de vegetales lo rodearon, sin permitiré la posibilidad de huir.
Estaba acorralado.
"Eina me matará si se entera que la traté como un saco de patatas" Pensó y... ¡¿LANZÓ A EINA POR LOS AIRES?!
Apuntó ambas manos a dos direcciones contrarias.
-¡FIREBOOOOOOOOOOLT!-.
*¡BOOOOOOOOOOM!*
*¡BOOOOOOOOOOM!*
Las bombas de fuego fueron lanzadas a las violas a las tres y nueve. La explosión y el fuego residual consumieron las raíces y tallos de las mismas, reduciéndolas y abriendo espacio para huir.
Atrapó a Eina en uno de sus brazos y empleó su espada con el que se hallaba libre.
*¡ZOOOOOOOOOOM!*
Sin pensarlo, arrojó la espada, la cual estaba imbuida en energía blanca y rayos que brotaban de la misma.
*¡SLASH!*
*¡BOOOOOOOOOOM!*
El montículo de plantas quemadas más cercano fue rebanado, dejando un enorme agujero en medio. La habilidad "Thowing Weapon" proporcionada por el héroe David fue empleada.
-¡Vamos!-Gritó el joven, corriendo a esa dirección antes de que el resto de los monstruos fuesen y lo interceptaran.
-¡NO HUYAS! ¡NO HAY LUGAR EN EL QUE PUEDAS ESCONDERTE DE MÍ!-Gritó con cólera Jacinto.
-¡TODOS ATAQUENLO! ¡HÁGANLO PEDAZOS!-Ordenó, señalándolo.
El ejército de violas se reunió en uno solo y volvió a buscarlo.
Siguiendo con la comparación anterior. Ahora parecía una hormiga huyendo de un tsunami.
La respiración de Bell se agitaba y las piernas comenzaban a perder el brillo blanco que el potenciado de su habilidad le proporcionaba. Pronto, los 20 segundos que cargó "Argonauta" terminarían y su velocidad se vería reducida.
"Espero que esto funcione. No tienen ojos, por lo que se deben de estar guiando por el resto de sus sentidos" Tuvo la hipótesis.
-¡SEPARÉMONOS!-Gritó, yéndose al lado derecho y apresurándose lo más posible para alejarse.
Por alguna razón, dos montículos de monstruos cambiaron de trayectoria, dividiéndose entres mini grupos.
-¿Qué es lo que...?-Jacinto no comprendía lo que sucedía.
El albino freno de repente, dándose la vuelta y encarando a las violas.
-¡AHORA!-Gritó.
Desenfundó su segunda espada, recostando a Eina en el suelo y...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Un mar de cortes se lanzaron hacia esos monstruos.
Bell cerraba los ojos por poco tiempo para que su habilidad se activara y de ese modo superar con creces la fuerza de las bestias, derrotándolos con menos dificultad.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Los que fueron en contra suya se reducían dramáticamente.
Su plan era disminuirlos. Irlos derrotando poco a poco. O al menos era parte crucial de lo que tenía en mente.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Las raíces caían. Un líquido verde y viscoso se derramaba de ellas y teñían el suelo.
-¡TODAS VAYAN A DONDE ESTÁ ÉL! ¡¿QUÉ DEMONIOS HACEN?!-Reclamó, enojado por el repentino cambio de actitud en las violas.
Esta orden fue acatada.
Los monstruos nuevamente cambiaron de dirección, ahora apuntando al albino. Ese comportamiento fue cuánto menos extraño
-¡Maldita sea!-Se lamentó el joven. Quería deshacerse del grupo que lo siguió, pero eso deberá esperar.
Cargó de nuevo a Eina y esperó hasta el último segundo en el que esas cosas se le acercaran para comenzar a correr.
De ese modo había comprado 10 segundos más de su habilidad y podría continuar su huida.
"Al menos reduje la cantidad de varios miles a varios miles menos 10" Una gota de sudor se bajó de su frente. No fue capaz de derrotar a muchas debido al tiempo.
El panorama era complicado. No tenía la libertad de luchar. De haberse unido un mayor número de aventureros a su improvisada familia, sería capaz de controlarla. Como ese no era el caso, no tenía sentido pensar en esa posibilidad.
Las violas comenzaban a reducir la distancia. Los tres grupos estaban a punto de unirse nuevamente para formar uno solo.
El conejo transfirió el potenciador a sus brazos, girando de un salto luego de soltar a Eina.
Bell entonces posó las manos en el mango de sus dos espadas y...
*¡ZOOOOOOOOM!*
*¡ZOOOOOOOOM!*
Fueron lanzadas al mismo tiempo, no sin antes imbuirles la energía d Elva segunda habilidad.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Fueron rebanadas en fila. Caían una a una. De ese modo serían menos las que lo seguirían.
-Perfecto-Declaró después del ataque. Atrapó a Eina por segunda ocasión y retomó su camino.
Corría con menor velocidad que antes. Cerró los ojos y reunió energía mientras estaba en movimiento.
-¿En qué momento recuperó ambas espadas? ¿No perdió una cuando huyó la primera vez...?-Esto impresionó a Jacinto, que corría a la misma velocidad que su ejército.
Vio a escasos centímetros las armas , desviándose para atraparlas. Pero... algo extraño sucedió.
Estas rápidamente se desprendieron del suelo y se fueron volando a donde Bell huía, regresando a sus fundas.
Sus ojos se abrieron en demasía.
Las pantallas en las que el combate era observado por los espectadores se centraron en ello.
-¡Oye Hefesto! ¡¿Por qué tu arma regresa a su dueño?!-Gritó Loki, señalando a la herrera.
Los Dioses voltearon hacia donde la pelirroja se hallaba, curiosos.
En la sala de la familia Apolo, donde el dios lucía preocupado porque Bell todavía no era derrotado, el centro de atención era Hefesto.
-Yo hice sus armas, en efecto. Solo hay un detalle... yo no cree ninguna espada que pudiese volver a su portador...-Reveló la mujer.
-¡¿Qué quieres decir con eso?!-Cuestionó la diosa de las mentiras.
-Que estoy igual de sorprendida que el resto-Respondió Hefesto, regresando la mirada a la pantalla. De esta provino un grito.
-¡FIREBOOOOOOLT!-.
*¡BOOOOOOOOOOOOO!*
La magia del aventurero otra vez fue invocada.
Las violas se quemaban y chamuscaban.
Bell otra vez atrapó la semi elfo en el aire para atacar.
-Estoy no puede continuar así...-Murmuró.
Extendió ambas manos y...
-¡FIREBOOOOOOOOOOOOOOOOLT-.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
Múltiples explosiones en distintos puntos lo rodearon, encendiendo un círculo de llamas en una gran circunferencia.
Las violas se detuvieron antes de cruzar las paredes de fuego, temiendo ser quemadas.
Eso le compraba tiempo.
Se arrodilló, acostando a Eina en el suelo.
-Por favor reacciona. No puedo hacer esto sin ti. Recuerda que tu magia es clave para terminar esto-Bell la sacudía ligeramente, tratando de hacerla entrar en razón.
La semi elfo seguia llorando.
-M-Maris... perdón... perdón...-Se abrazaba a sí misma. Su piel estaba muy fría a pesar del círculo de fuego que los rodeaba.
-No sé quién es Maris. Desconozco lo mucho que te duela lo que sea que hayas recordado al ver a Jacinto, sin embargo, nos matarán a ambos si no actuamos ¡Despierta, Eina!-Vociferó el albino.
Su mano sujetaba la de la castaña. Sus dedos se entrelazaron a los suyos. Ella presionaba fuerte.
-No quiero pelear... no puedo...-Al fin respondía a las plegarias del conejo. El detalle recaía en que... estaba totalmente derrotada. Su trauma le impedía siquiera intentarlo.
Su voluntad estaba hecha pedazos.
-Maris... yo maté a Maris... maté a mi mejor amiga...-Lloraba ante tal confesión. Esa era la realidad.
-Eina, si no me lo cuentas, no puedo ayudarte. Por favor, despierta. No te rindas aquí-Pidió, rodeando su mano con las suyas.
-Salgamos de aquí y estaré para ti. Te oiré, escucharé, entenderé y limpiaré tus lágrimas. Solo no te rindas...-Fueron las palabras de apoyo que Bell le dio.
-No hay nada que decir... esa es la cruda realidad... maté a mi mejor amiga...-Respondió, sumergida en su dolor.
El muchacho agachó la cabeza y suspiró pesadamente.
-D-Demonios...-Se lamentó.
Si ella se mantenía así, tarde o temprano los matarían.
-Parece que tendremos que darlo todo-Expresó, poniéndose de pie y desenfundando ambas espadas.
-¡LLEV...!-Antes de dar la orden...
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!*
Desde debajo del suelo que pisaban, las violas atacaron, evitando las paredes de fuego.
-¡EINA!-Nombró el albino, viendo que ésta abría los ojos lentamente y era arrastrada por las raíces de los monstruos. Quiso lanzarse pero también fue rodeado por esas cosas.
-¡Suéltenme! ¡MALDITA SEA SUÉLTENME!-Bell peleaba con fiereza, cortando una a una las que se le cruzaran.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Las rebanaba para alcanzar a la semi elfo.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
La distancia en vez de reducirse aumentaba. La cantidad de bestias que se interponían en su camino era mayor a la de antes.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Cortaba, despedazaba, apuñalaba lo que estuviese a su paso.
Debido a que el lugar en el que el fuego estaba fue destruido, el ejército que los rodeaba también comenzó a acercarse.
"No puedo tirar Firebolt. Si lo hago no solo quemaré a las violas" Pensó, mordiéndose el labio con frustración mientras continuaba blandiendo sus espadas en un pobre intento de derrotar a todos los monstruos para rescatar a la castaña, quien se perdió de su vista hace unos segundos.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Sus articulaciones ardían. No importaba cuánto peleara, el número parecía sin fin.
-No me rendiré... ¡PROMETÍ QUE LA PROTEGERÍA! ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-Bell gritó, liberando su fuerza interior.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
El número se reducía y creó un agujero, un pequeño resquicio, por donde la chica se veía.
-¡SUÉLTENLA!-Ordenó efusivamente, lanzando sus dos espadas.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Fueron cayendo en filas hasta cortar las que sostenían las extremidades de la semi elfo.
Su respiración se alteraba, estaba totalmente desarmado ahora.
-¡EINA! !EINA REACCIONA!-A pesar de ser liberada... la castaña no luchó ni escapó, provocando que fuese atrapada por segunda ocasión.
Una se posó en su cuello, rodeándolo.
-¡Agh!-Ese sitio fue presionado.
Muñecas y tobillos también fueron inmovilizados.
Sin armas... ¿Qué haría Bell Cranel?
-¡FIREBOOOOOOOOOOOLT!-.
*¡BOOOOOOOOM!*
Las llamas consumieron las plantas que lo rodeaban. Su ropa comenzó a chamuscarse por la poca distancia que lo separaba de la explosión.
*¡PUUUUUUM!*
Golpeó a un par de monstruos enfrente suyo, empujándolos pero no rompiéndolos.
Corría, saltaba, esquivaba a las violas. Sin embargo, nada servía. Cada vez se alejaba más de Eina.
Era sometido poco a poco. Sus brazos fueron aprisionados por miles de esas cosas.
Luchaba con fiereza para librarse de ellas, pero era inútil.
-Parece ser que no estás concentrado-Declaró Jacinto, cruzando a un lado suyo mientras esas cosas le abrían el paso hacia la semi elfo.
-¡NO TE ATREVAS A DAÑARLA! ¡SI NO...!-Amenazó el conejo.
-¿Qué harás? Estás atrapado, te supero en número y pronto sufrirás el mismo destino... dime...-El pelirrojo se acercaba a Eina.
Los lentes de la chica cayeron.
Su respiración se dificultaba.
El aire no subía a la cabeza porque el ahorcamiento de la villa se lo impedía.
-¿A qué le debería tener miedo...? ¿A una amenaza vacía?-Se mofó el Demi espíritu, desenfundando su espada.
Los ojos esmeralda de la asesora hicieron contacto visual con los de Bell. Estos eran pálidos y sin vida. A pesar de que todavía latía su corazón... su voluntad se perdió.
-Quiero matarte primero. Después estas cosas pueden desmembrarte y hacer lo que quieran contigo-Expresó Jacinto, sonriendo maliciosamente.
-¡DESPIERTA, EINA!-Gritó el conejo, en un último intento de sacarla de su trance.
-E-Esta bien...-Respondió la antes mencionada, casi de inmediato.
Con sus extremidades siendo jaladas para separarse de su torso, su cuello cerrándose poco a poco y a punto de ser apuñalada en el corazón por Jacinto, no lucía preocupada. Es más... lo deseaba.
-¿Q-Qué es lo que estás diciendo...?-Cuestionó el joven, pasmado. No daba crédito a esas palabras. La forma en la que cedía tan fácilmente a la muerte le parecía increíble.
-Yo maté a mi mejor amiga... Bell... acabé con su vida a sangre fría... y ni siquiera puedo recordar sus últimas palabras...-Murmuró.
-Me mentía tratando de suprimir esa verdad. Todos me dijeron que hice lo correcto, pero... jamás lo sentí así...-Lloraba, confesando su dolor.
Su cuerpo temblaba.
-Enterré ese recuerdo pensando que podría retomar mi vida, empezar de cero y ser feliz. Sin embargo... no soy capaz de perdonarme...-Sus lágrimas se deslizaban por sus enrojecidas mejillas. El color de su piel cambiaba de rojo a azul. La falta de aire estaba a punto de matarla.
El muchacho bajó la cabeza.
-I-Intenté continuar siendo una aventurera luego de eso... tratar de ayudar a mucha gente... p-pero simplemente no pude hacerlo... al sostener la espada... usar el uniforme... me daba asco... no soy más ¡Agh! Q-Que una... a... se... si... na...-.
-L-Lo que creía que era mi convicción... resultaron ser... excusas...-.
-Yo... no puedo perdonarme a mi misma...-Concluyó Eina, usando el poco aire y fuerzas que le quedaban.
Jacinto bajó su estoque.
-No tiene sentido matar a alguien que no le teme a la muerte-Declaró, viéndola como una simple escoria. Pelear contra ella ya no le causaba ninguna satisfacción.
Le dio la espalda.
-Sentir pena por una criatura que mató a varios de los tuyos. En serio mereces morir-Agregó, alejándose.
-Firebolt...-Una palabra salió de los labios de Bell.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Una potente explosión hizo temblar el suelo y hacer cenizas a las violas.
-¡Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!-Un gruñidos de dolor provino de todas las demás, como si estuviesen conectadas.
-¡Ah!-Eina pudo respirar nuevamente porque el agarre vaciló.
-¿Qué fue eso? ¿El idiota usó su magia sobre sí mismo?-Se cuestionó el pelirrojo.
De entre las llamas, con su cuerpo cubierto de quemaduras sanándose, emergió el albino.
Se agachó un instante, agarrando su bufanda que se desprendió de su cuello por la explosión y la puso en su lugar.
-¿B-Bell...?-La castaña lo nombró.
El conejo posó las manos en los mangos de sus espadas.
"Las recuperó nuevamente..." Jacinto frunció el ceño.
-Eina... todos los que somos aventureros entendemos los que ligeros que la profesión conlleva ¿No es así?-Habló el chico, desenfundándolas.
-¿Eh?-Esto captó la atención de Eina.
-Si continuamos con vida y nuestros corazones latan... las personas a las que queremos jamás nos abandonarán ni morirán-Adicionó.
Miró con cariño su bufanda.
Él comprendía el dolor de la pérdida.
-No se trata de pecados o ser perdonado-Dio pasos adelante.
Eina escuchaba atentamente sus palabras.
-A veces es una falta de respeto hacia los muertos tratar de encontrarle significado a sus muertes...-Continuó.
Levantó su mano derecha, señalando a su compañera.
-Así que dime, Eina... si tú mueres... ¿Quién llorará la muerte de Maris? ¿Quién la recordará? La Maris que tú conociste, a la que tanto estimas, la mantienes viva al no olvidarla. Tú y solo tú-Declaró.
Los ojos esmeralda de la semi elfo recuperaron su brillo, perdiendo la opacidad.
-Recuerda lo que dejaron en ti... usa como motor lo que te confiaron... tenlos presentes cada día de tu vida-.
Las violas atacaron a Bell.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Fueron asesinadas con suma facilidad.
-Desconozco lo ocurrido. Cuando estés lista escucharé la historia. No obstante, estoy segura de algo... nuestro es deber continuar. Alcanza tus sueños y busca tu objetivo en esta vida...-Concluyó.
Una sonrisa apareció en él. Dentro suyo también se originó un recuerdo. Se trataba de su familia en ese octavo cumpleaños.
"Yo sigo buscando el mío..." Finalizó mentalmente.
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUM!*
El chico saltó, impulsándose en la roca del suelo que quedó hecha pedazos por la fuerza que él empleó.
-¡ATAQUEN! ¡NO LE PERMITAN LLEGAR HACIA MI!-Temeroso y cobarde. Esos dos adjetivos calzaban perfectamente con la actitud que Jacinto adoptó al dar esa orden.
*¡ZOOOOOOOOOOOM!*
Todas las violas, a excepción de las que sostenían a Eina, atacaron al albino.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Este último las rebanó con suma facilidad. Su cuerpo brillaba intensamente a pesar de que no cargó su habilidad.
¿O quizás si...?
"Su velocidad, es mayor que antes..." Pensó Jacinto. Notó una breve y casi imperceptible tensión en los músculos del albino cada que avanzaba. Era una forma en la que su organismo manifestaba su concentración para activar "Argonauta".
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
El líquido color esmeralda caía de las plantas rebanadas. Parte de esa sustancia ni siquiera tocaba el suelo y más de las violas eran despedazadas en una pequeña fracción de segundo.
A pesar del poco tiempo entre cargas, el brillo blanco no desaparecía. Era como si comenzara a adaptarse al ritmo que la batalla le exigía.
"¿Cómo es posible que se adapte tan rápido? ¡Debo alejarme de él!" El miedo se originó en el interior del demi espíritu.
Los miles de monstruos que lo custodiaban disminuían dramáticamente.
El conejo no mostraba signos de cansancio. Su mirada estaba fija en su objetivo... derrotar a ese maldito.
Ya no había razón para contenerse. Ya no luchaba en contra de un humano como para regularse.
Era un monstruo... y lo trataría de ese modo.
*¡SLASH!*
El mango de la espada en el brazo derecho fue sujetada firmemente y la hoja dio un tajo horizontal con tanta fuerza que incluso el viento siendo cortado emitió sonido antes de que siquiera alcanzara a las bestias.
Esas cosas cayeron partidas a la mitad.
-¡FIREBOLT!-Gritó con su mano izquierda extendida.
*¡BOOOOOOOOM!*
La explosión no tardó en manifestarse. Las llamas consumían una parte de las violas, que poco a poco eran convertidas en cenizas.
Aún estando totalmente decidido a terminar con esto de una vez por todas... no fue capaz de ignorar el estado de la semi elfo, que todavía no reaccionaba. Ella definitivamente recibió el mensaje, pero se mantenía en silencio, sometida por los monstruos planta.
"Vamos Eina. Sé que puedes imponerte y seguir adelante. Es por eso que... confío en que no es necesario que vaya a rescatarte" Pensó, viéndola de reojo para después proseguir con su combate.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Trozos de vegetal se proyectaron por el aire.
La travesía de la castaña daba inicio.
Su misión se trazaba.
Hallar su resolución era un trabajo que solo ella era capaz de cumplir, sin que nadie más interviniera.
Los ojos escarlata del muchacho se movían en todas direcciones, analizando cada ángulo, resquicio, punto, en el que podría ser atacado. Cuando preveía la trayectoria de las raíces, simplemente las evitaba, contraatacando con fiereza.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Su respiración se agitaba. Cada que despedazaba a las violas, pequeños resquicios le permitían ver a quien se escondía cobardemente detrás del ejército.
Bell y Jacinto hicieron contacto visual. Este último frunció el ceño, mordiendo su labio y arrugando las cejas con visible cólera. Estaba totalmente enojado, pero, sobretodo, aterrado.
"Es un monstruo..." Fue la mejor forma que encontró para describir a su contrincante.
Un monstruo llamándolo así era sorprendente.
"¡¿De donde obtiene tanta fuerza?! ¡Es un humano! ¡Los humanos tienen límites en qué tan poderosos pueden llegar a ser!" La frustración era clara.
Los labios del susodicho se movieron. El tiempo pareció congelarse para Jacinto. Antes de que las redes de raíces cubrieran el resquicio por el que se observaban, le leyó los labios.
-Iré por ti...-Bell lo señaló y...
*¡SLASH!*
La espada se desprendió de su mano, siendo lanzada a su dirección. Sin ser capaz de reaccionar, vio como la punta del arma se acercaba a gran velocidad. Él cerró los ojos y cuando los volvió abrir...
-¿Q-Que fue eso...?-Preguntó, tocando la joya feto de su frente, temiendo que haya sido quebrada. Sintió alivio cuando ese no fue el caso.
Sin embargo, había un detalle.
-¿Por qué solo levanté uno de mis brazos?-Bajó la cabeza y se percató de la ausencia de la segunda extremidad superior.
Volteó hacia atrás y la espada que le lanzaran estaba incrustada en el brazo.
Antes de siquiera ser capaz de sentir miedo...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Bell Cranel había logrado traspasar la barrera de violas, posándose enfrente suyo.
Jacinto vio de reojo el rostro del conejo.
Este era cubierto de la nariz para abajo con la bufanda de piel de goliath mientras su segunda espada regresaba a su mano.
*¡SLASH!*
*¡CLANK!*
Cuando se dispuso a apuñalarlo, el pelirrojo bloqueó la trayectoria del corte con su espada.
Las chispas se levantaron al impactar metal y metal.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Dos golpes certeros fueron la respuesta del demi espíritu.
*¡SLASH!*
Un tajo ascendente rozó la punta de su nariz ante esto.
*¡SLASH!*
-¡UGH!-Él sintió un fuerte dolor en el costado de la cabeza.
La espada que segundos antes le rebanó el brazo estaba incrustada en su oído.
*¡PUM!*
-¡PUAH!-Jacinto vomitó saliva luego de que Bell le dio una potente patada en la boca del estómago, mandándolo a volar.
"Eina... encuentra tu respuesta..." Pensó el chico.
*¡PUM!*
Sin darle descanso al monstruo, cargo en contra suya.
-¡M-Maldita sea! ¡Ataquen! ¡TODAS ATAQUEN!-Ordenó Jacinto, tomándose el abdomen. A pesar de su enorme capacidad de curación, no era inmune al dolor. Cada golpe o corte le dolía como si un primera clase fuese el responsable.
-¡AHHHHHHHHHHH!-Bell soltó un grito con fiereza.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Los monstruos planta no tuvieron ninguna oportunidad.
Restos de ellos cayeron al suelo antes de convertirse en polvo.
*¡CLANK!*
Sin ser un problema para el albino, rápidamente redujo la distancia con su contrincante.
Él bloqueó las dos espadas con la suya.
-¡ALÉJATE!-El pelirrojo lo empujó.
*¡SLASH!*
*¡CLANK!*
No obstante, el chico nuevamente lo atacó.
*¡SLASH!*
Uno de sus ataques dio en el blanco.
Una línea se dibujó en la superficie de la joya feto.
-¡TCH!-Jacinto inclinó el cuerpo hacia atrás, evitando que diese de lleno.
*¡SLASH!*
Lanzó una puñalada. Un corte recto al corazón del conejo.
*¡CLANK!*
Él lo bloqueó con la espada en su mano izquierda, para luego contraatacar.
*¡SLASH!*
El abdomen fue cortado.
-¡Ugh!-Un quejido de dolor provino del pelirrojo. La sangre brotaba y los intestinos se asomaban en la herida, la cual cerraba rápidamente.
*¡PUM!*
Sin reaccionar, un potente puñetazo le despedazó los huesos del lado derecho del rostro.
La respiración del albino se alteraba cada vez más. Su sangre fluía a un ritmo alarmante. Cualquier corte que recibiera podría desembocar en una fuerte hemorragia si no se curaba rápidamente. El forzar a esos límites su organismo traía como consecuencia un bombeo de sangre incontrolable.
Sus ojos ardían. La concentración que debía usar para mantener el ritmo de la batalla sin desactivar argonauta comenzaba a pasarle factura.
"N-No puedo alargarlo más tiempo..." Concluyó, sintiendo el latido frenético de su corazón.
Miró a la semi elfo.
Apretó los dientes y...
-¡¿QUÉ FUE LO QUE MARIS TE CONFIÓ, EINA?!-Bell gritó.
*¡PUM!*
Corrió a máxima velocidad para no permitir que Jacinto descanse. Cada segundo en el que no le hacía daño, las heridas de ese monstruo se regeneraban, haciendo inútiles sus esfuerzos para someterlo.
La castaña miraba fijamente al suelo. No alcanzaba su respuesta.
Alzó ligeramente la cabeza y vio de forma borrosa a una mancha blanca dirigiéndose a una roja.
Escuchaba los choques entre las espadas.
Los cortes que ambos recibían...
Los gritos...
Y... las palabras que Bell le dirigió. Esa pregunta hacía eco en su cabeza.
-¿Q-Qué fue lo que me confió?-Musitó.
Cerró sus ojos.
Una imagen difusa apareció en su mente.
"-Eina ¿Cuál es la razón por la que te has convertido en aventurera?-".
Una lejana conversación que la peliazul y la infante sostuvieron apareció.
La voz de Maris era armoniosa
"-Hmmm, seguir los pasos de Riveria-Oba-San, supongo-".
Fue la respuesta que la hoy asesora dio.
"-No suenas convencida-".
Replicó Maris, mirándola fijamente.
Eina sujeto su barbilla.
"-Quizás ser muy fuerte-".
La pequeña semi elfo dio otra respuesta.
"-Lo creería de otros, menos de ti-".
La peliazul desechó esa razón casi de inmediato.
"-Entonces creo que jamás me lo he cuestionado...-".
Contestó Eina, resignándose.
"-Fufufufu. No tiene de malo no conocer el motivo de tus actos. El momento en el que por fin lo encuentres, será en el que verdaderamente lo necesites. Y se convertirá en el motor que te haga seguir adelante. Así que, no des respuestas ahora, dímela cuando por fin des con ella-".
La humana le dio aquel consejo.
La escena cambió de repente...
Estaba ahí...
Su estoque incrustado en la piedra mágica de Maris y la destrucción dentro del calabozo.
Era el día en que asesinó a su mejor amiga.
"-Salvar a quienes amo...-".
La voz de Eina, en un recuerdo donde según su memoria permaneció en silencio, dio ese mensaje.
Una sonrisa se dibujó en los labios de la peliazul. Abrió su boca.
Eina esperaba no poder oírla, como en sus sueños posteriores a ese día.
Pero, para su sorpresa...
"-Te dije que tarde o temprano la encontrarías.... Así que... salva a quienes amas, Eina...-".
Los ojos de la semi elfo se abrieron.
"-Gracias... por ponerle fin a mi sufrimiento...-".
Las últimas palabras de su amiga resonaron en su mente.
El mensaje que tantos años fue bloqueado, por fin fue entendido.
Su subconsciente no aceptaba esa realidad. Se sumergió en el odio propio por sus actos, sin darse cuenta de que, muchas veces hacemos lo que debemos hacer y no lo que queremos.
Su trauma la privó de esa respuesta.
Aún así... Maris jamás la odió. Incluso en sus últimos segundos de vida, se alegró del crecimiento de su amiga.
-Salvaré a quienes amo...-Murmuró.
*¡SLASH!*
Su muñeca fue liberada de las raíces de las violas.
Una fuerza misteriosa, tan pronto alcanzó su resolución, la ayudó.
Desenfundó su espada al costado de la cintura y...
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Cortó las que sostenían su otro brazo, pierna su cuello, liberándose.
"Lo siento, Maris...".
Se disculpó antes de que sus pies tocaran el suelo.
Una sonrisa se dibujó en sus labios.
"Estaba a punto de tomar el camino fácil, usando mi culpa para escapar...".
Declaró.
Sus botas entraban en contacto con la baba verde que brotaba de las violas.
"De aquí en adelante...".
La imagen de ambas apareció en su mente.
"También sufriré en tu lugar...".
Levantó el estoque, apuntando al frente.
"Y... cumpliré tu ultimo pedido...".
La presión a su alrededor aumentó.
Esto fue sentido por Bell y Jacinto, quienes voltearon a su posición.
-¿C-Cómo es que no te mataron...?-Balbuceaba el pelirrojo, regenerando las heridas que el conejo le produjo.
La inefectividad de las plantas a la hora de asesinarla lo tenía en estado de shock.
Por alguna razón, las que la sostenían perdieron fuerza e incluso movimiento.
*¡PUM!*
-¡PUAH!-El joven golpeó el rostro del monstruo. Su cabeza giró 180 grados, quedando del lado contrario del que debería después de mandarlo a volar varios metros.
-Bell... apártate...-Ordenó la semi elfo, apuntando a la posición del demi espíritu.
Si ponerle peros, rápidamente se quitó de en medio, corriendo a donde ella estaba.
*¡CRACK!*¿
Jacinto se reacomodó el cuello.
-¿Qué planean...?-Se cuestionó, viéndolos varios metros lejos de él.
La asesora respiró hondo, cerrando sus ojos.
Una última vez... vio al pasado.
"Esta vez... sé que lo usaré contra alguien que lo merece..." Pensó.
Su boca se abrió.
-Mis palabras florecen, transformándose en rosa veloz-.
En ese instante, un cántico dio inicio.
Los ojos del demi espíritu se abrieron a su máxima capacidad.
El aire se volvió pesado.
No... era como si el aire era absorbido por la espada de Eina.
-Con el viento como cómplice, aliado leal, que vuele, que embista, con fuerza sin igual-.
Un remolino de viento aumentaba de tamaño en la punta del estoque.
Flechas de energía color rosado teñían el remolino de dicho color.
Esto le daba muy mala espina.
Alzó su palma.
-Mi nombre es amor, precioso hijo de la luz. Ofrezco mi cuerpo a mi sol. Mi nombre es pecado, celos del viento-.
Un disco de energía aparecía encima de ella.
Era la magia del cuerpo que controlaba...
-Llamo una ráfaga de viento a mi cuerpo. Anillo de fuego liberado - ven, viento del oeste-.
Ambos cánticos eran dichos al mismo tiempo.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
*¡ZOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Debido a la menor cantidad de palabras a recitar, la magia del pelirrojo fue la primera en lanzarse.
Un disco de energía fue lanzado. La magia era potenciada por el estado alterado del demi espíritu con relación a la fuerza que el usuario anterior poseía.
Este apuntaba directamente a la semi elfo.
Bell rápidamente dio un paso al frente, interponiéndose en la trayectoria.
Eina estaba totalmente concentrada en su magia. Sabía que si la interrumpía, el ataque se dispararía a todas partes.
Su deber ahora era reducir las distracciones y permitirle terminar.
La distancia se reducía. La hoja del disco de magia destruía todo a su paso.
"Asfi me habló de esto. Esa magia se dirigía a su objetivo y no se de tendría hasta impactar" Comentó el albino para sí mismo.
Levantó la mano y apuntó.
-¡FIREBOLT!-.
*¡BOOM!*
La explosión impactó en los bordes del disco, sin frenarlo.
"Parece ser que se me agotan las opciones..." Sudor bajaba de la frente del joven.
-De jardines mágicos, en esplendor se elevará-.
El torbellino aumentaba en tamaño. Incluso el viento comenzaba a rodear a la propia Eina.
Las violas restantes emergieron del subsuelo, poniéndose como barrera entre ellos y Jacinto.
Bell suspiró, resignándose.
-Esto puede salir o muy bien o muy mal...-Declaró, desenfundando ambas espadas.
Sujetó el borde de su bufanda, cubriendo la mayor parte posible de su rostro.
Formó una equis con las espadas. Infundió toda su fuerza en las extremidades.
-¡¿NO PLANEA QUITARSE?!-Esto consternó al demi espíritu.
La distancia se reducía a un par de metros.
Los bordes de la magia entraban en contacto con las espadas.
-Si... esto va doler...-Concluyó. Y...
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
*¡CRASHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!*
Una potente explosión mandó a volar el cuerpo del albino, quien salió disparado por al potencia. Trató de resistirlo pero fue inútil.
-Ugh...-Un quejido de dolor fue el único sonido que emitió.
-¡MALDITO IDIOTA! ¡¿ESTÁS LOCO?!-Gritó Jacinto.
-Dispara el encanto, con rapidez sin par por el vínculo inmortal, entre cerezo y hechizo-.
El cántico de la chica llegaba a su fin.
Un escalofrío recorrió la espalda del contrincante.
Eina abrió los ojos, encarándolo con total confianza.
-Mi nombre es Alf...-.
La potencia de la magia se acrecentó dramáticamente con esas cuatro palabras.
-¡PROTÉJANME!-Ordenó el pelirrojo.
-¡MIL PÉTALOS!-.
Vociferó con vehemencia.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
Miles de ráfagas de energía salieron disparadas como si de una lluvia de flechas se tratara. Cada que una de ellas entraba en contacto con algo sólido, explotaban, despedazando todo a su paso.
Las violas que cubrían a Jacinto caían a gran velocidad. La magia era lo suficientemente potente como para hacerlas añicos a pesar de que la usuaria fuese una aventurera de nivel dos.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
Ese era el poder acumulado durante casi diez años de una magia.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
Las explosiones no cesaban.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
Todo era arrasado a su paso.
Nada se salvaba.
Era mucho más fuerte que... que cuando lo usó contra Maris...
Los pétalos rosa de energía que rodeaban su cuerpo se iban a la punta de. Su estoque aora ser disparados. Cuando estos se agotaran, el ataque cesaría.
El polvo se elevaba y los escombros volaban.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
El castillo a espaldas de Jacinto se hizo trizas. Toda la estructura fue destruida cuando la magia lo alcanzó.
Incluso las múralas estaban siendo reducidas a meros trozos de piedras irregulares.
Su corazón latía muy fuerte.
Su mente se perdía.
Estaba cercana al Mind cero, lo que significaba que pronto su magia terminaría.
"Maris... protegeré a los que amo y continuaré viviendo...".
Prometió.
"Es tiempo de que supere el pasado y camine al futuro".
Finalizó.
Todos los pétalos se concentraron en uno solo de mayor tamaño.
-Sakura...-.
Era un último potenciador.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
La enorme esfera de energía estalló.
La onda expansiva empujó a la ya muy débil semi elfo, cayendo de espaldas y rodando por el suelo.
Nada ni nadie que estuviera en el rango de alcance de esa magia sobreviviría...
El sonido de rocas cayendo.
El crujir de las estructuras derrumbándose.
Nada de eso era de importancia para la castaña.
-B-Bell...-Ella se arrastró con la poca fuerza que le quedaba, intentando alcanzar al muchacho, quien todavía no regresaba.
Quizás las heridas fueron demasiado profundas, dejándolo en K.O. Y, debido a esto, no se pudo regenerar.
Eina no tenía tiempo para formular suposiciones. Su meta ahora era llegar a él y asegurarse de que estuviera bien.
Le dio la espalda a la destrucción que provocó.
Grave error...
*¡SLASH!*
La nube de polvo que se elevó fue cortada de un solo tajo
*¡ZOOOOOOM!*
El viento fue empujado. Un cuerpo se movió a gran velocidad hacia la semi elfo, quien al oírlo, solo pudo voltear lentamente detrás suyo.
Ahí estaba Jacinto...
Su cuerpo estaba hecho pedazos, pero se regeneraba poco a poco.
Justo en medio de sus cejas, la punta de la espada estaba a punto de incrustarse.
El miedo se reflejó en la expresión de Eina, quien solo pudo esperar a recibirlo.
No obstante...
*¡CLANK!*
Una espada había bloqueado la trayectoria.
Se trataba de Bell...
*¡PUUUUUUUUM!*
-¡PUAAAAAAAAAAAAAAAH!-Gritó Jacinto de dolor, siendo mandando a volar por millonésima ocasión.
Frenó su caída al enterrar su espada en el suelo.
-B-Bell...-Eina lo nombró.
-¡AHORA PUEDO PELEAR SIN CONTENERME!-Gritó el albino. Su cuerpo brillaba intensamente.
Las heridas del conejo se cerraban rápidamente. Las quemaduras desaparecían y sus huesos volvían a su posición.
-¡TCH! ¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE SIGAS VIVO?!-Gritó el pelirrojo, irritado.
-¡JAJAJAJAJA! ¡ES HORA DE PELEAR POR LA VICTORIA!-El éxtasis en el conejo era claramente palpable.
*¡PUM!*
De un solo salto acortó la distancia entre ambos.
*¡BOOM!*
Dio un potente golpe en el sólido piso.
Estuvo a pocos centímetros de atinarle a Jacinto.
-¡LARGO!-Gritó el Demi espíritu, yendo a matar. Pero...
*¡SLASH!*
Su brazo fue removido en un parpadeo.
"¡NO PUDE VERLO!" Gritó internamente.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
*¡BOOM!*
Lanzó su magia con su mano libre a quemarropa.
Ambos salieron volando.
Jacinto regeneró su brazo con rapidez mientras corría para alejarse del conejo.
-¡NO HUIRÁS!-Bell, sin ninguna herida, fue detrás de él.
-¡ALÉJATE DE MI!-Gritaba el aterrado monstruo.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
Invocó múltiples veces su magia.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
El campo de batalla era minado por los discos de magia que apuntaban a Bell. Todos seguían al muchacho sin forma de ser evadidos.
-¡MUERE!-Vociferó.
Ninguno podía ser evadido, como confirmó antes. La única forma de que no diesen en su blanco era que algo más se interpusiera en la trayectoria.
Aunque...
Una sonrisa se dibujó en el rostro del muchacho.
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
-¿C-Cortó en dos uno de ellos...?-Jacinto estaba atónito.
La explosión sí ocurrió, de hecho fueron dos, sin embargo, la fuerza con la que el cuerpo del objetivo la cortó fue tal que no sufrió ninguna clase de empuje y provocó que éstas fuesen a los lados al dividirse.
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
Bell se empleaba a fondo. Deslizaba sus espadas con exactitud a la trayectoria de los discos para hacerlos explotar antes de que lo alcanzaran de lleno.
-¡HE DESCUBIERTO LA DEBILIDAD DE TU MAGIA!-Expresó, moviéndose a gran velocidad y acercándose cada vez más al demi espíritu.
-¡NO TE ACERQUES! ¡VETE!-.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
-¡ALO ZEPHIROS!-.
Gritaba con desesperación, invocando docenas de veces su magia para matarlo.
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
*¡SLASH!*
*¡BOOM!*
Las explosiones hacían eco en todo el sitio.
Las llamas consumían el campo de batalla, tiñéndolo de naranja y rojo.
"¡Todo fue planeado! ¡ÉL SABÍA QUE EN ALGÚN MOMENTO RECURRIRÍA A ESTO Y PREFIRIÓ RECIBIRLO PARA CARGAR SU HABILIDAD! ¡¿CUÁNTO TIEMPO FUE?! ¡¿TREINTA SEGUNDOS?! ¡¿UN MINUTO?!" Se preguntaba con inquietud el monstruo, tratando de calcular cuánto tiempo debería resistir hasta que los efectos pasaran.
Mientras tanto...
-¡TODA MI CONCENTRACIÓN ESTA ENFOCADA EN MATARTE!-Vociferó el albino, corriendo a su poción.
-¡LÁRGATE DE AQUÍ! ¡VIOLAS, ATAQUEN! ¡LAS QUE QUEDEN! ¡NO PERMITAN QUE SE ME ACERQUE!-Ordenó con vehemencia.
Del subsuelo emergieron las últimas violas que Evilus había implantado.
Eran mucho menos que al inicio.
Tal vez unas docenas, no más que eso.
Todas atacaron al muchacho mientras el capitán de la familia Apolo huía despavorido.
Estaba aterrado.
La actitud arrogante al inicio de la batalla desapareció cuando dimensiono la diferencia de poderes entre ambos.
No había comparación.
Ni en mil vidas lo igualaría.
Solo quería huir.
No quería morir.
No quería que su existencia terminara ahí y ahora.
Sin embargo, desde atrás, una única palabra fue emitida.
-¡FIREBOOOOOOOLT!-.
*¡BOOOOOOOOOOOOOM!*
Las llamas consumieron al poco ejército que le quedaba.
Él volteó, temeroso.
*¡SLASH!*
Todas fueran partidas a la mirada.
*¡PUM!*
Bell saltó desde en medio, cruzando como un Kamikaze entre los restos de las plantas.
Se elevó por los cielos con la mitad del rostro cubierto por la bufanda y mirando desde arriba a su rival.
Los ojos rojos del chico brillaban intensamente. Habían marcado a su rival.
*¡PUM!*
El chico cayó justo enfrente de él y...
*¡SLASH!*
Cortó verticalmente su cuerpo, abriéndolo.
-¡TCH!-Jacinto chasqueó la lengua.
No podía escapar ahora. Solo le quedaba pelear.
"¡UN MINUTO! ¡DEBO RESISTIR UN MINUTO!" Gritaba internamente, mientras retrocedía para contenerlo.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡CLANK!*
La ráfaga de tajos por parte del conejo era por todas direcciones.
Las heridas se abrían y cerraban a gran velocidad.
La sangre que se derramaba teñía su paso.
Dedos, carne, huesos. Todo volaba por los cielos cuando el albino lo cortaba. Los chorros de sangre pintaban su ropa y piel. Para desgracia de Jacinto... no era su propia sangre, si no la suya.
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡SLASH!*
Jacinto bloqueaba lo más rápido que podía. El ritmo de la batalla lo superaba con creces.
De no ser por su regeneración, habría muerto más de diez veces en los últimos segundos.
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
El metal chocaba, encendiendo al fuego vivo su espada que solamente recibía los ataques. Incluso pedazos de metal se desprendían de la misma.
*¡CLANK!*
*¡SLASH!*
La sangre escurría.
Las chispas brincaban.
El suelo temblaba.
Cada zona en la que se presentaban a pelear sufría de un pequeño terremoto por el choque de fuerzas.
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-¡UGHAHAHHHHH!-Dolor, ese sentir abrumaba a Jacinto.
Sus dedos habían sido regenerados tantas veces que ya no recordaba.
Su abdomen se había abierto incontables ocasiones que poco a poco comenzaban a salirse sus intestinos.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Su brazo era cercenado y él lo sujetaba con el que le quedaba para que éste se uniera nuevamente a su cuerpo.
*¡CLANK!*
Contraatacaba pero no causaba más que rasguños en las manos del conejo.
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
Las chispas quemaba sus pieles.
*¡SLASH!*
Un corte de Jacinto fue dado.
El ojo de Bell había sido cortado verticalmente.
-¡UGH!-Él se quejó por el dolor. La herida no se regeneraba.
Su curación no fue activada. La suprimió.
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡SLASH!*
*¡CLANK!*
Bell arremetió con varios ataques para empujarlo.
"Si pelea y se cura al mismo tiempo, caerá en Mind cero. No importa qué tan fuerte seas... ¡TÚ TAMBIÉN TIENES UN LÍMITE!" Jacinto vio una oportunidad.
*¡CLANK!*
*¡CLANK!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Dejó de bloquear. Ahora recibía todo daño que el muchacho le hiciera.
¿La razón? Simple. Ya no le importaba ser despedazado. Mientras lo dañara, él ganaría.
Si se curaba agotaría su mente y no pelearía.
Si no lo hacía, tarde o temprano las heridas y la pérdida de sangre lo someterían.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Bell cortó en dos la cara de Jacinto, pero la mitad superior cayó en donde estaba y se unió.
Jacinto en cambio, incrustó su espada en el costado del chico, abriéndose paso hacia fuera para sacara.
Un mar de sangre salía.
Bell tosía este mismo líquido.
Era simple y sencillamente una carnicería sin precedentes.
El chico apretaba los dientes y resistía el dolor.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Hizo trizas los brazos del pelirrojo.
Estos fueron regenerados.
La respiración del muchacho comenzaba alterarse y volverse irregular.
Estaba cansándose.
El minuto estaba a punto de cumplirse.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!-Ignoró cualquier estado negativo y atacó.
*¡SLASH!*
Abrió la caja torácica del monstruo.
*¡SLASH!*
Apuñaló varios órganos y deslizó sus espadas en el interior de este.
-¡PUAH!-Vomitó sangre.
Como dichas Armas estaban dentro suyo, la herida que exponía todo su interior no cerraban completamente.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Bell luchaba todo lo que estuviese a su paso.
*¡SLASH!*
Jacinto bajó su espada con la intención de cortarle los brazos al conejo, quien por reflejo soltó las espadas, dejándolo desarmado.
-¡MI REGENERACIÓN NO TIENE LÍMITES! ¡TÚ YA ALCANZASTE EL TUYO!-Gritó Jacinto, elevando la espada por encima de su cabeza para partirlo a la mitad.
Mientras esta descendía... algo captó su atención...
"Sus heridas... cerraron...".
El ojo había sido curado.
La herida al costado de su abdomen también.
*¡SLASH!*
-¡AHG!-Gritó.
Bell aprovechó ese instante de distracción para recuperar sus espadas.
*¡SLASH!*
Cortó la muñeca del pelirrojo.
La espada caía.
Antes de que la extremidad se recuperara, Bell...
*¡PUM!*
Golpeó la espada, mandándola a volar.
Los papeles se invirtieron.
Ahora él estaba desarmado.
*¡SLASH!*
Bell cortó el brazo desde la base.
*¡SLASH!*
Cortó la mandíbula.
*¡SLASH!*
Dirigió su tajo al cuello, pero...
*¡SLASH!*
Jacinto incrustó su puño en el hombro del joven, quien frunció el ceño en señal de dolor.
*¡SLASH!*
El albino cortó el puño y se curó.
*¡PUM!*
Un sólido puñetazo lo alejó.
"¿Cómo es posible que se esté regenerando? Hace unos segundos lucía agotado..." Se cuestionó, pasmado.
El brillo verde en sus heridas las cerraba.
Fue en ese instante que...
*¡PUM!*
El cuerpo de una mujer cayó al suelo, rodando.
Era Cassandra...
Frascos y agujas cayeron a su alrededor, al igual que un casco color azabache y en las sandalias que usaba habían un par de alas en cada una.
"¿La curandera...?" Verla ahí dejó pasmado al demi espíritu. La recordaba, era una de las anteriores miembros de la familia Apolo , quien se alió al conejo en el juego de guerra.
Se suponía que no se presentó...
Fijándose a detalle, notó lo que sucedía.
-Mind cero...-Lo identificó rápidamente.
La chica agotó su mente.
Pero... ¿Cómo...?
"¡ELLA ERA QUIEN CURABA LAS HERIDAS! ¡ÉL JAMÁS USÓ SU PROPIA REGENERACIÓN!" Dio con la respuesta.
"Las agujas... veneno... eso explica que varios de los miembros cayeran fuera de combate sin recibir daño. Y los frascos... ¡JAMÁS TUVO MAGIA!" Concluyó.
*¡SLASH!*
-¡GAH!-.
Antes de siquiera enojarse por ser engañado, sus ojos fueron rebañados en un corte horizontal.
-Gracias, a Cassandra. Yo me encargaré del resto...-La amable voz del joven emitió ese agradecimiento. En los labios de la peliazul se dibujó una sonrisa.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
-¡NUNCA USASTE MAGIA! ¡ERAN MALDITAS GRANADAS!-Reclamó con enojo el Demi espíritu.
*¡SLASH!*
Su boca fue cortada.
-¡TODO ES GRACIAS A ASFI-SENSEI!-Declaró con orgullo el albino.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
Las granadas de Obia FLare que Asfi usaba fueron empleadas por el conejo. Esa información que recibió el día que salió de compras con la peliceleste no fue ignorada.
El casco azabache también era un invento de Perseus. El caso de Hades, que volvía invisible a quien lo portara.
Las sandalias, al igual que el casco, fue hecho por ella. Se la,matan Talarías, y le permitían al usuario volar a gran velocidad.
Las agujas estaban recubiertas con veneno de Ala de Purple Moth, lo que explicaba la sensación de entumecimiento en los soldados de Apolo.
Absolutamente todo fue... ¿Planeado desde el principio?
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
El cuerpo de Jacinto era hecho trizas. Sin Armas, ya no era capaz de mantener a raya al conejo.
Poco a poco se acercaba a la Joya feto.
Si esa joya era rota, todo se acabaría.
"¡TENGO QUE HUIR!".
Gritó mentalmente.
-¡ALO ZEPHIROS!-Gritó, invocando su magia.
-¡TCH!-Bell rápidamente se cubrió con las espadas.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOM!*
La explosión lo empujó lo suficiente como para que Jacinto comenzara a correr a máxima velocidad.
Bell sufría el dolor de las quemaduras. Sin Cassandra para que lo cure, ahora el dolor no era tolerable.
-¡UGH!-La piel le ardía.
-¡VOLVERÉ POR TI! ¡ESTO NO ACABARÁ AQUÍ!-Vociferaba Jacinto, dándole la espalda al chico.
*¡ZOOM!*
*¡SLASH!*
De repente una de las espadas fue lanzada, explotando su pierna.
-¡ESTO TERMINA AQUÍ Y AHORA, JACINTO!-Respondió el conejo, lanzando la siguiente.
*¡ZOOM!*
*¡SLASH!*
Ambas piernas fueron destruidas.
-¡MALDITO!-.
Jacinto se arrastraba con los brazos mientras estas crecían nuevamente.
-¡NO PUEDO MORIR AQUÍ!-.
Puso su energía en su curación, abriendo su defensa.
-¡AHOOOORAAAAAA!-Bell dio esa orden.
El pelirrojo miró al frente... y ahí estaba Eina.
"¡ELLA CAYÓ EN MIND CERO! ¡¿CÓMO PUEDE SIQUIERA MANTENERSE DE PIE?!".
*¡ZOOOOOOOOOOOOOOM!*
Los pétalos mágicos fueron lanzados nuevamente.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
Pedazos del cuerpo del demi espíritu volaban.
La ocasión anterior a duras penas sobrevivió, hecho trizas, pero debido a que la mayoría de su cuerpo permaneció unido, pudo resistirlo.
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
*¡BOOM!*
Usó la energía que sobraba para regenerar al instante su cabeza y torso.
-¡NO MORIRÉ! ¡NO MORIRÉ! ¡NO MORIRÉ! ¡NO MORIRÉ!-Repetía.
Eina cayó al suelo por segunda ocasión.
La ráfaga cesó.
-¡Es mi oportunidad!-Las piernas se regeneraron lentamente, poniéndose de pie. No obstante, tan pronto se levantó...
-Perdiste...-Una voz le habló.
Un casco voló por el aire, revelando la identidad de su asesina...
Era Daphne...
"¡ELLA TAMBIÉN ESTABA ESCONDIDA AL IGUAL QUE ESA ESTÚPIDA CURANDERA! ¡DEBÍ SUPONERLO!" Se lamentó, aterrorizado por la cercanía que la pelirroja mostraba y la decisión de acabar con su vida.
La espada de Daphne lanzó un corte horizontal a la base del cuello del monstruo.
-¡NO LO HARÁS!-Quiso golpearla antes de que lo decapitara, pero... su brazo no estaba.
"¡LA MAGIA DE LA ELFO!".
Al concentrarse en regenerar sus piernas, no curó el daño que Eina le produjo.
Sus ojos se abrieron en demasía, tanto que parecía que se saldrían de sus cuencas.
Sintió la hoja atravesando su piel, cortando el músculo, partiendo el hueso.
*¡SLASH!*
Su cabeza fue desprendida del resto de su torso.
Esta saltó por los cielos, cayendo precipitadamente al suelo.
Veía todo al revés.
La sangre brotaba y caía en su rostro, tiñiendo todo de rojo...
Bell lo miraba a la distancia.
No podía oír nada...
Ya no sentía dolor...
Era muy calmo para él.
Daphne sujetó la cabeza desde el cabello antes de que ésta cayera al suelo.
*¡SLASH!*
*¡CRACK!*
Perforó la joya feto.
Esta se agrietó.
*¡CRACK!*
Las grietas aumentaron de tamaño. Pequeños cristales saltaban de ella.
*¡CRACK!*
"Parece ser que... yo he perdido...".
Jacinto aceptó la derrota y...
*¡CRASH!
La joya feto se rompió acabando con su existencia.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre la historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en poco tiempo
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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