Capítulo 32.
-Llegó el día...-Un murmullo se produjo a espaldas de cierto peliblanco.
-Sí... hoy pondré fin a esto-El albino respondió sin voltear hacia la emisaria de lo anterior.
Una bufanda fue tomada del borde de la cama. Una bufanda roja y percudida.
-De haber sabido que ayer no entrenarías, María pudo haberla lavado...-Declaró una bella chica peliplateada cuando notó la suciedad en dicha prenda.
El joven solo se limitó a sacudir el polvo encima de la tela con suma delicadeza, como si de una pieza de alto costo se tratase, antes de sujetarla con ambas manos y rodearla en su cuello.
"Mamá... protégeme como lo has hecho desde siempre..." Pensó tras hacerlo.
-No la he lavado desde que me fue regalada. No lo sé pero... siento que eso me arrebataría el aroma de mi madre-Contestó a lo anterior luego de su breve pausa.
Él volteó a su dirección.
Un conjunto de armadura se posaba firmemente sobre aquella chaqueta color mostaza que ha acompañado al conejo desde que comenzó su viaje, pareciendo que a pesar de los millones de valis que ha ganado, no recuerda comprar nuevas prendas para vestir.
Humildad o descuido, denle el nombre que deseen.
-¿Estás listo?-Interrogó Airmid.
Una figura imponente, con la espalda completamente extendida, repleta de decisión, seriedad y emanando una fuerza inigualable recibió los golpes de los rayos de sol que se filtraban por los ventanales dentro de la habitación de la sanadora, quien recibía el título de "Reina del harem" de aquel fuerte conejo.
La expresión de Bell era... vacía. No había ninguna emoción o sentir en ese pálido rostro y escarlatas ojos faltos de brillo.
-No estoy orgulloso de lo que haré. Respondiendo a tu pregunta, sí, estoy preparado, de no ser ese el caso, el entrenamiento con Riveria, Alicia, Asfi, Tiona y Aiz hubiese sido en vano-Contestó, dando un par de pasos a adelante, al costado de la base de la cama donde se apoyaban los mangos de sus espadas.
"Además... tengo promesas que cumplir... le prometí a mi madre que ganaría este juego de guerra y que no permitiría que ningún ser querido mío vuelva a ser herido. Y es hora de reafirmar mis palabras mediante actos" Se dijo a sí mismo, agarrando ambas armas.
Esa actitud seria y cautelosa era cuanto menos extraña. Incomodaba a la peliplateada, quien hasta hace unos días escuchaba a su amado alardeando que el juego de guerra no representaría ninguna clase de reto y que terminaría todo antes de que se salieran de control, pidiendo así que la familia Apolo se disolviera y tomando sus recursos en reparo por la destrucción del orfanato y los daños a los infantes, al igual que a la cuidadora del sitio.
Además, no olvidemos agregar que cuenta con el apoyo de tres niveles dos que podrían mantener a raya a varios de los miembros de bajo nivel de la familia de ese Dios pervertido.
Entonces...
-¿Por qué estás preocupado?-Interrogó Airmid justo cuando el chico enfundó sus espadas en la espalda.
Un escalofrío le recorrió la médula, produciendo involuntariamente un salto casi imperceptible en él.
-Siempre hay que esperar el peor escenario posible y no subestimar a nuestros contrincantes. Tomaré este combate como si mi vida dependiera de ello...-atrás la breve pausa que el albino aprovechó para organizar sus pensamientos, le respondió seco y sin hacer contacto visual.
La sorpresa de la curandera era mayúscula. La disparidad entre el Bell Cranel al retar a Apolo y el que se postraba a escasos centímetros de su nariz era mucha.
"Esperar el peor escenario posible... no negaré que es un consejo sabio, pero... ¿Por qué Asfi lucía tan inquieta al dármelo? ¿Sospechas de que algo puede salir mal y que representaría un riesgo mayor al estimado?" Se cuestionó mentalmente. Las memorias de los últimos encuentros que tuvo con aquella bella capitana de la familia Hermes abordaban su cabeza y no lo abandonaban, pensando día y noche lo que ella le dijo con sumo tacto y seriedad.
Sujetó su barbilla y presionó los dientes.
Durante el entrenamiento en conjunto con Daphne y Asfi, al finalizar este y descansar, esas palabras fueron comunicadas para el par de aventureros. No lucía como algo dicho al azar o solo para compartir tal conocimiento. No... la intención de aquello nacía del miedo de la peliceleste a que sus estudiantes no fuesen capaces de manejar un peligro inimaginable.
"Eso explicaría el entrenamiento tan severo al que nos vimos sometidos. Nadie se esforzaría tanto en preparar a tres aventureros de nivel dos y yo que, según sus estimaciones, rondo el cuatro, para pelear contra una familia que solo tienen niveles uno, dos y un nivel tres" Su diálogo interno continuaba y las teorías no paraban de surgir. Relacionaba cada acto de la hija del dios Hermes con el futuro próximo.
Rápidamente sacudió su cabeza para eliminar todo rastro de esa idea.
"El juego de guerra es en unas horas. Dudas y preguntas quedan de lado cuando la batalla está por venir" Declaró en su cabeza, dejando de sobrepensar la situación y centrándose en lo que se especializa...
¡Enamorar chicas!
Digo, pelear. Sí, se especializa en pelear.
Airmid, todavía inquieta, solo respiró hondo.
-Es hora querido. Vamos-Dijo, sujetándolo del brazo al entrelazar ambos.
No comprendía como carburaba la cabeza de su tan amada pareja. No obstante, no requería hacerlo, ella lo apoyaría y amaría sea cual sea la ocasión.
No obstante... una inquietud en el pecho la molestaba, le incomodaba a tal punto que aumentó la fuerza de agarre y se pegó más a aquel albino.
-¿Sucede algo, Airmid?-Preguntó este último.
Ella temblaba, sin entender a qué se debía ese estado.
-P-Perdón... no es nada-Negó, retirándose ligeramente y dándole un poco de espacio.
"¿Por qué...?" Dudó, posando la palma en su pecho y sintiendo su ritmo cardiaco acelerándose a la par con su respiración.
Y de ese modo, la habitación fue abandonada por el par, saliendo a los pasillos.
Por algún motivo, el bullicio a los alrededores se convirtió en un silencio frío y sepulcral. Las miradas que antes los ignoraban se centraron con suma atención en el par cuando notaron sus presencias.
Murmullos no se hicieron esperar. La epopeya del héroe estaba siendo escrita si no es que desde el minotauro comenzó.
Un guerrero que se enfrentaba a la santidad, a esos seres divinos que han representado señal de adoración desde que descendieron a genkai. Una deidad que hirió a los seres queridos de ese mortal. Él se enfrentaría a cientos de aventureros solo siendo acompañado por tres aventureras de nivel 2.
¿En números? Eran rebasados.
¿En fuerza? En el papel, también se veían superados.
Pero... ¿En deseos de ganar? Buena suerte encontrando a alguien más fiero y reacio a la hora de luchar por sus objetivos.
Los pasos que impactaban al suelo uno a uno hacían eco en la silenciosa sala.
Pacientes, visitantes, trabajadoras, enfermeras, médicos, no había ningún tipo de persona que apartara la vista.
-El héroe de Babel peleará en contra de ese maldito dios...-Musitó un extraño desde su habitación, presionando los puños y frunciendo el ceño.
-Esos malditos arrogantes que siempre se creen más de lo que son-Otro concordó, coincidiendo su lenguaje corporal con el anterior.
-¿Podrá lograrlo?-.
-¿Bromeas? Son cientos contra cuatro. Tendrán suerte si salen vivos-.
-¡Él los derrotará! ¡Las esperanzas de los aventureros comunes están sobre sus hombros! ¡Ese joven no nos decepcionará!-.
-Solo tuvo suerte en Babel. El resto de aventureros en la zona debilitaron al minotauro y por eso lo derrotó, tomando todo el crédito-.
-¡No es verdad! ¡¿Cómo explicas su batalla contra el Barbarian?!-.
-Ankusha se encargó de ellos seguramente. No me trago el cuento de que un mocoso sin falna derrotó a esa bestia teniendo a la capitana de la policía de la ciudad a su lado-.
El intercambio entre las personas variaba tanto en opiniones como en intensidad.
Unos creían firmemente en la capacidad de este chico encaminado a convertirse en héroe.
Otros, en cambio, dudaban de la veracidad de sus proezas sin siquiera considerarlo como posible, negando rotundamente que exista la mínima posibilidad de que saliese victorioso en contra de la familia Apolo. Tal parece que no estaban al tanto del ataque que Bell Cranel realizó a la mansión del sol la semana pasada para obligar al Dios patrón de la familia a un juego de guerra.
De haber presenciado en carne propia el terror que se presentaba en los llorosos ojos de la deidad que rige la luz, no estarían diciendo disparates hacia ese "Héroe novato".
A pesar de que todo llegaba a los oídos del conejo, este no le prestó ni pizca de atención.
Su mente estaba enfocada en el juego de guerra, nada externo a ello lo distraería.
En la primera semana dentro de Orario se acostumbró a ser criticado, a las palabras despectivas y a la duda respecto a su capacidad. No les presto atención cuando no era nadie, mucho menos ahora que sus actos hablar por sí mismos.
Y, tan rápido como aparecieron al público, desaparecieron, emprendiendo el camino a la sala de estar de la sede de la familia Dian Cecht, donde Maria, Rye, Roux y Fina los esperaban.
Cuando ellos cuatro percibieron la presencia del albino, rápidamente se levantaron de sus asientos.
-¡Bell-Nii!-Gritaron los tres infantes, corriendo a las prisas hacia él.
-¡E-Esperen por favor! Este no es un lugar en el que no deben correr-Con una voz severa y regañándolos mientras estriaba la mano para alcanzarlos, la solicitud de la cuidadora del orfanato sobre evitar correr en los pasillos de un hospital, dado que resultaría peligroso teniendo en cuenta las labores que se realizan ahí mismo, fue ignorada.
-¡Chicos!-Saludó Bell, cambiando su expresión fría por una amplia sonrisa y recuperando la amabilidad y actitud enérgica que tanto lo caracterizaba.
Rápidamente se agachó para recibir a los tres miembros de su nueva familia. Aquellos que consideraba hermanitos. Aunque debido a la reciente relación junto a Maria, probablemente ese papel sea remplazado por el de "Hijos".
Ellos rápidamente lo envolvieron en sus delgados y cortos brazos, abrazándolo fuertemente. Bell los recibió y los rodeó con los suyos.
-Es un gusto verlos aquí chicos. ¿Cómo se sienten? ¿Sus heridas mejoraron completamente?-Preguntó, separándose del abrazo e inspeccionándolos de pies a cabeza.
-¡Estamos bien! Airmid nos dijo que nos dará la alta médica cuando regreses del juego de guerra-Respondió Roux, inflando su pecho y posando las manos sobre su cintura como jarrón.
-Luces fuerte y sano, Roux. O... ¿Sana?-Él sostuvo su barbilla, dudando si empleó bien el adjetivo.
"Sigo sin saber si eres niño o niña... y la duda me carcome" Declaró mentalmente.
-¿Sano o sana? Pero si soy...-Roux estaba a punto de ponerle fin a la mayor incógnita del mundo de DanMachi. Sin embargo... no podía ser tan sencillo.
-¡Sí! Mi colita ya no duele, mira-Fina, interrumpiendo a su compañero... ¿O compañera? se puso de espaldas y sacudió su esponjosa cola dorada, ondeándola como una bandera sin signos de dolor o incomodidad.
"¡Estuvo demasiado cerca!" Se lamentó el conejo.
-P-Puedo notarlo-Soltando una risita, el peliblanco dio su impresión, revolviéndole el cabello a la Chienthrope.
-¡Yo puedo escuchar perfectamente! Mis oídos mejoraron desde que desperté, pero ahora siento que agudizó mucho mi sentido de la audición y me duele la cabeza porque escucho todo lo que sucede aquí...-La emoción del castaño, de nombre Rye, disminuyo progresivamente, recordando las fuertes migrañas que le producía el atareado estilo de vida de las trabajadoras de este hospital y lo ruidoso, al igual que estresante, que puede llegar a ser, aunado a los gritos de los pacientes y las súplicas de este.
"Necesitaré terapia al irnos de aquí..." Pensó, agachando la cabeza y los brazos con claro desdén.
-¿E-Estás bien?-Preguntó el albino.
-Sí... supongo que para ser un héroe yo también requiero de mis propios traumas de la niñez-Sonrió, rascándose el brazo y desviando la mirada mientras una gota de sudor le bajaba de la frente.
Bell cerró los ojos y posó su palma en el hombro del chico.
-Te entiendo...-En una burbuja de recuerdo apareció Alfia de forma aterradora mientras temblaba de miedo.
-Los traumas hacen al héroe, Rye-Le dedicó unas palabras luego de tragar saliva para que, seguido de ello, le dé un par de palmadas de apoyo.
"En serio ¿Qué clase de infancia aterradora tuviste, Bell?" Se preguntaron tanto Airmid como Maria, ladeando la cabeza con millones de signos de interrogación imaginarios rodeándoles.
La escena se mantuvo por varios segundos hasta que... el inevitable silencio se presentó, trayendo consigo incomodidad.
Roux lucía un tanto inquieto/a pero con claras intenciones de comunicar algo.
Fina en cambio, meneaba su esponjosa cola de un lado a otro, siendo clara señal de nerviosismo por parte suya.
Y respecto a Rye... este permanecía estático, como si eligiera cuidadosamente lo que estuviese a punto de decir.
-¿Qué sucede chicos?-Preguntó el conejo, notando el cambio repentino de actitud.
-Bell-Nii...-El/La elfo dio un paso al frente, evitaba el contacto visual y jugaba con sus dedos.
-¿Si?-De manera atenta y permisiva, Bell le dio la indicación de que prosiguiera.
Presionó sus párpados fuertemente y...
-¡P-Por favor! ¡Derrota a esos monstruos!-Pidió, elevando la voz y juntando sus puños a los costados.
-¿Monstruos?-El adjetivo empleado confundía al albino.
-¡Sí! ¡Los monstruos de la familia Apolo!-Reveló Roux.
Los ojos de destinatario de aquel pedido se abrieron en demasía.
-Hicieron llorar a Fina y Rye. Hirieron a Maria... casi matan a Cassandra-Nee y Daphne-Nee... ¡Ellos no merecen ser llamados de otra forma!-El rencor era apreciable palabra a palabra. Las pequeñas lágrimas se formaban y caían por sus delgadas y pálidas mejillas.
El deseo de venganza... lo/a abordó.
Bell no supo qué responder a esto.
"Nunca me cuestioné las heridas emocionales que el ataque de Apolo les dejó... solo me preocupé por el daño físico..." Se percató de ello nuestro conejo protagonista.
Esa rabia y odio que se emanaba del delgado cuerpo de Roux no se podía ignorar.
-R-Roux. Yo...-Quiso responder pero las palabras se ahogaron. Su garganta se cerró, como si le impidiera terminar la oración.
"¿Qué le diré? ¿Que no mataré a quienes casi les arrebatan la vida por mis principios? ¿Cómo lo tomará?" Se cuestionó, sintiendo repulsión con tan solo imaginarse el escenario.
-Bell-Nii...-Fina se dio cuenta del estado de su hermano mayor.
-Roux, comprendo cómo te sientes. No obstante... es imposible que Bell los mate a pesar de que los odie-Rye tomó la palabra, despertando las miradas de los presentes.
Airmid y Maria permanecían atentas a lo que sucedería. No interrumpirían debido a que este conversación era ajena a ellas. Sin embargo, esto último dibujó sorpresa en sus rostros.
El cuerpo del/de la elfo tembló.
-¿P-Por qué...? ¡Ellos casi te matan Rye!-Gritó. La voz se le cortaba.
-Lo sé... es solo que... un héroe no debe mancharse por deseos tan repulsivos como la venganza-El castaño respondió calmo y sin contagiarse del estado eufórico de su compañero/a.
De repente volteó hacia el albino.
-Nos diste un hogar, una familia, comida en nuestra mesa y ropa en nuestros cuerpos. Te estamos agradecidos por todo, esa es la razón por la que... lo único que podemos hacer es darte las gracias y ayudarte a cumplir tus propios sueños, Bell-Nii. Porque gracias a ti tenemos esperanza de un mañana y gracias a eso nuestros propios sueños. Así que, no quiero que pierdas tu camino, tu meta, por la venganza... aunque yo también los quiera muertos, jamás te lo pediría si eso significara ir en contra de lo que quieres representar y lo que anhelas, Bell-Nii-Como si de un anciano erudito que despilfarraba conocimiento se tratara, Rye externo las razones por las cuales el modo en el que el/la elfo pensaba era incorrecto y perjudicaba a ese héroe al que tanto admiran. ¡Su hermano mayor!
-Rye...-Bell lo nombró, pasmado.
-Es por eso que, Bell-Nii, por favor... ¡Derrótalos sin perder tu propio camino!-Finalizó el infante.
Una temblorosa sonrisa se dibujó en los labios del conejo. Una repleta de orgullo hacia el chico delante suyo.
"Rye... sin dudas eres asombroso".
Posó la mano en el cabello de su hermanito y lo revolvió cariñosamente, igual que hizo con Fina minutos antes.
"En mi mente, a lo largo de estos días, a pesar de que Aiz logró sacarme de ese oscuro camino al ser presa de mi propia debilidad, permaneció presente la intención de asesinar a Jacinto y Apolo por el daño que les causaron" Bell reveló que la llama de la venganza en su interior jamás desapareció por completo.
"Pero si Rye me ordena no perder mi camino y fungo como ejemplo para él, mi deber como su hermano mayor es cumplir con las expectativas que me fueron encomendadas y ser un excelente modelo a seguir a la hora que decida tomar el mismo camino que yo" Adicionó a su hilo de pensamiento.
Seguido de ello, detuvo las caricias y se puso de pie.
Expectantes por la respuesta del albino, vieron cómo este levantaba su puño hacia su pecho. El dedo pulgar de este se extendió y... ¿Se señaló?
-Yo ganaré. Es mi deber como el más fuerte-Declaró de forma arrogante y confiada, inspirado y determinado.
La ilusión en los niños se retomó. Las lágrimas de Roux dejaron de caer, comprendiendo que pedirle venganza iba en contra de lo que él representaba.
-Me mantendré en el camino del héroe, así que... ¡Obsérvenme!-Vociferó, concluyendo.
No había nadie en la sede que no vanagloriara al aspirante a héroe.
Aunque una presencia extraña difería con el resto, sin que se le tomase importancia.
-¡Así se habla, Bell-Nii!-Gritaron eufóricamente los infantes.
Mientras esto sucedía, sin interrumpir la celebración de sus "hijos", María se aproximó al conejo y jaló delicadamente su manga.
-Bell-Sama, por favor cuídese-Externó su pedido nacido de la preocupación. A pesar de que él dijo directamente que ganaría, no se le podía culpar a la mujer por no convencerle del todo. Más teniendo en cuenta que comprendía el por qué lo decía.
-Puede actuar rudo e imponente con ellos. Conmigo eso no funcionará-Le susurró al oído.
Una gota de sudor le bajó al albino de la frente y rió nerviosamente.
-Regresaré con vida, Maria. Te lo prometo. Hay quienes me esperan, por lo que no puedo permitirme fallar-Respondió.
La cuidadora del orfanato sonrió, devolviéndole un gesto amable. No quería dudar de él, por lo que decidió darle ese voto de confianza.
-Lamento si interrumpo. Es hora de que te retires, Bell. Hermes-Sama y Eina te esperan en las puertas de Orario. El viaje no es corto-Informó Airmid, acercándose al par y frenando el lindo momento que vivían.
-Lo sé, lo sé. No quiero hacerlos esperar-Respondió Bell.
Él giró hacia la enfermera y posó la palma en la mejilla de esta.
Ante esto pegó un salto al no esperárselo.
-Estás tensa... sé a qué se debe. Tranquila, no importa la dificultad del desafío, regresaré a tu lado, al de todos ustedes-Externó el muchacho, esas palabras fueron emitidas con la intención de apaciguar el miedo en el frágil corazón de la sanadora, quien temía perder a quien le dio significado nuevamente a su vida.
Airmid posó su mano sobre la de él para sentir cercano el contacto piel con piel y el calor que emanaba. Cerró los ojos y sonrió, disfrutándolo.
"En un juego cualquier cosa puede ocurrir. Aunque... si me dices eso... me es imposible no creerte..." Pensó, con la mirada de una doncella enamorada. Oh, aguarden... ¡Es exactamente lo que es!.
Abrió nuevamente los ojos, brillantes e ilusionados y lo vio fijamente.
-Ademas...-De pronto el chico se inclinó adelante y su boca quedó a la altura del oído de la peliplateada.
-Me prometiste que terminando el juego de guerra subiríamos de escalón en la relación. Han sido días muy difíciles donde solo me provocas, es por eso que... ¡Por supuesto que no moriré!-Murmuró la mayoría, recordándole a su novia la promesa que hicieron en las noches que durmieron juntos y restregándole en la cara el sufrimiento por el que nuestro conejo protagonista pasó al poder ver la comida y no comerla, hasta que lo último de plano prácticamente lo gritó.
Las mejillas, orejas, ¡Todo el rostro de Airmid! Se sonrojó en demasía, a tal punto que el calor que éste emanaba era muy altos
-¡N-No grites eso estando en público!-Vociferó, empujándolo con fiereza, enojo y vergüenza.
Procedió a darle docenas de golpes en el pecho que no surtían efecto debido al peto y a la falta de fuerza en estos a consecuencia del entumecimiento en su cuerpo al verse en una situación incómoda, gracias a esto último no hubo daño en el novio, quien se reía con júbilo por la reacción de su amada.
-¡Eres adorable Airmid!-Exclamó, abrazándola fuertemente.
-¡¿Fueh?!-Externó la enfermera.
-Siempre pides que te dé muestras de afecto ¿Dónde quedó la matriarca del harem?-Se mofó el joven.
Airmid infló su mejilla y frunció el ceño al ser objeto de burla de su amado.
Bell se separó y limpió las lágrimas producidas por reírse.
-Perdón, perdón. Ya paso a retirarme-Dijo, decidiendo irse y evitando que su novia se enojara más.
Esta última, lejos de calmarse, continuó molesta haciendo un puchero.
Maria, Rye, Roux y Fina ladearon la cabeza. No comprendían lo que sucedió al estar en sus propios mundos.
Bell respiró hondo, llenando de aire sus pulmones y les dio la espalda.
Caminó hacia la puerta de salida lentamente.
Airmid bajó la mirada y notó un tic en el dedo índice derecho de su pareja. Este subía y bajaba sin cesar.
Antes de que el albino saliera, se detuvo y giró a un lado la cabeza.
-Confíen en mi... ¿Si?-Dijo a un volumen casi inaudible para quienes iba dirigido.
La sanadora, quien vio el movimiento de los labios, preguntó.
-¿Qué es lo que...?-.
Sin darle tiempo para terminar, Bell salió.
"Asfi... espero que te equivoques y solo estés siendo paranoica. Les pedí que no se preocuparan" Pensó al cruzar el marco de la puerta, abandonando a las consternadas mujeres y emprendiendo el viaje a las puertas de Orario.
-Airmid-Sama...-Maria llamó a la peliplateada, quien observaba fijamente el sitio en el que hace segundos su novio estaba.
Las actividades en la sede de la familia Dian Cecht reanudaron. El objeto de chisme se retiró, por lo que no había nada que los mantuviese ahí.
-Estás asustada... ¿Cierto?-Preguntó Airmid.
La cuidadora asintió.
-No eres la única...-Reveló.
-El modo en que actuaba y hablaba... era diferente-Opinó Maria.
Airmid concordó.
-¡No teman! ¡Bell-Nii derrotará a los malos!-Fina interrumpió. Ambas bajaron la cabeza y le prestaron atención.
Sonrieron y estuvieron de acuerdo.
-Airmid-Sama, por cierto. Se me olvidó preguntarle a Bell-Sama... ¿Dónde están Cassandra-Sama y Daphne-Sama?-Interrogó la castaña.
La sanadora arrugó las cejas.
-¿No se fueron antes? También me extrañó no verlas aquí. Supuse que se retiraron gracias a eso-Respondió.
-Airmid-Sama. Nosotros estamos aquí desde hace una hora y no las vimos irse...-Confesó Maria.
-Esto es imposible, crucé por su habitación y estaba vacía...-Inquieta, avisó la peliplateada.
-¿Uh? ¿Bell-Nii no les dijo?-Rye interrumpió.
Las dos lo miraron.
-Ellas no participarán. Se desmayaron en la madrugada de ayer durante el entrenamiento en la mansión crepúsculo y todavía están ahí-Explicó el castaño.
El cerebro de las chicas tardó en procesar la noticia.
-¡¿CÓMO QUE NO PARTICIPARÁN?!-Interrogaron a viva voz.
A la distancia, escondida entre la multitud para no despertar sospechas, uña elfo de cabello plateado, ojos morados y una capucha que cubría parcialmente su rostro, escuchaba atentamente sin perderse ningún detalle.
-¿Solo pelearán esa sangre impura y el estúpido conejo contra la familia Apolo?supongo que las cosas no hicieron otra cosa que facilitarse, Dionysus-Sama-Opinó.
Metió la mano en uno de sus bolsillos y de ahí sacó un orbe color jade, semejante a los que Bell empleaba para comunicarse con Fels y Urano.
-Se lo informaré. Probablemente le alegre-Finalizó.
Cambio de escenario. Puertas de Orario, previo a la llegada de Bell.
-Ya le dije que tendré cuidado, Riveria-Sama. Deje de insistir...-Expresó una hermosa semi elfo de cabellera café amarrada sutilmente con una liga, formando una cola corta debido a la longitud del cabello.
En su rostro se notaba cierto cansancio, producto del constante acoso de la antes mencionada.
-Ya sé. No dudo de tu habilidad, es más, eras de las más prometedoras aventureras en tu tiempo. P-Pero si de verdad no te sientes convencida de pelear...-La alta elfo con sus mechones color jade posándose en su blanca piel comenzó su diálogo con calma hasta que llegó la hora de reafirmar la determinación de su sobrina.
-¡Waaaaa! ¡Esto dejó de parecerme lindo, Riveria-Sama! ¡Ahora solo lo siento molesto!-Desesperada, Eina le reclamó, impidiéndole finalizar su oración y levantando los brazos en señal de molestia.
-¡D-Debes entender que si te sucede algo en el juego de guerra por culpa de tu poca seguridad, tu madre te matará y luego a mí por permitirte luchar! ¡Nuestras vidas penden de un hilo por ti!-Le recordó Riveria a la semi elfo que su madre, Aina, probablemente se entere de lo que sucederá en Orario a pesar de no recibir en la ciudad.
-Tu madre me encargo protegerte y después de... "eso" siento que he estado en deuda con ella. Por favor, no te metas en una situación donde no estés segura de salir ilesa-Adicionó. Sus largas orejas decayeron, representando tristeza y miedo.
¿Después de "Eso"? ¿Qué era aquello a lo que se refería? ¿Cuál fue el motivo por el que la ahora asesora abandonó la labor de aventurera?
Esas preguntas permanecían frescas en la memoria de los miembros de la familia Loki que desconocían la historia de la castaña.
Un ligero temblor se produjo en la mano de la antes mencionada. Tragó saliva y cerró el puño, tratando de evitar que las memorias del pasado la atormentaran.
Suspiró.
-¿Ves? Todavía no...-Riveria quiso echarle en cara su falta de decisión. Sin embargo...
-Soy una adulta, Riveria-Oba-San. Como una, he de tomar mis propias decisiones y responsabilizarme de ellas, tengan consecuencias o no. Además, no puedo seguir permitiendo que ese trauma me defina-Serena y calma. Esa fue la forma en la que Eina respondió.
Los párpados de la pelijade se abrieron, al igual que su boca.
Ella, quien conocía el dolor que su sobrina sufrió, estaba sorprendida por lo poco dubitativa que lucía ante una inminente lucha ante la familia Apolo a pesar de que han transcurrido años desde que peleó en serio contra algún contrincante.
-Entiendo... a veces olvido que ya no eres esa niña que Aina me presentó la última vez que visitó Orario-Musitó la alta elfo, sonriendo nostálgicamente.
-Riveria-Oba-San...-Eina la nombró.
-¡P-Pero si no estás segura de...!-.
-¡RIVERIA-OBA-SAN!-.
La discusión se retomó luego de ese breve instante donde las emociones salieron a flote.
Las voces de ambas mujeres con un fuerte carácter resonaban en la ciudad. Gracias a los dioses estaban tan apartadas del centro de la misma que no era posible despertar a cada alma residente en Orario ya que, no lo olvidemos, todavía es primera hora del día. Y el sol aún no se asoma por completo para recibir a los habitantes con un nuevo amanecer.
A la distancia, cruzada de brazos, cierta amazona, acompañada de varias mujeres más, observaban la escena.
-¿Cuántas veces van? ¿Siete?-Interrogó la morena de pechos poco prominentes, por no decir nulos, dando un estimado de las veces en que esas dos elfos han tenido esa conversación en menos de una hora.
-Aproximadamente. Entiendo la preocupación de Riveria y sus esfuerzos por convencerla de no participar, pero no parece notar que estos son inútiles. Eina tomó la decisión y dudo que cambie de opinión. Hace muchos años que no la veo tan decidida-Respondió Finn, emanando cierto orgullo dirigido a la semi elfo. Él, al igual que la pelijade, conocía la historia de la semi elfo, no por nada lleva casi los mismos años en la familia Loki que Riveria, siendo el miembro fundador de la misma.
"No como aquel día que viniste a pedirme abandonar la familia..." Adicionó mentalmente, sin quitar ni un gramo de atención a la susodicha y bajando la cabeza. La imagen de esa fecha no lo abandonaba.
-No dormí bien...-Comentó una joven de cabellera rubia, tambaleándose de un lado a otro con los ojos entreabiertos y un hilo de saliva deslizándose de su boca de manera cómica. En su mano sostenía una croqueta de papa intacta, siendo extraño para ella quien se acostumbraba a devorarlos a penas los tenía en su posesión.
Gracias a ese estado, la servilleta impregnada de aceite se resbaló del alimento, dejándolo caer.
Aiz rápidamente reaccionó y antes de que tocara el suelo, lo atrapó.
Ella suspiró aliviada, abrazando el Jagamarukun.
-Estuvo cerca...-Musitó, habiéndose despertado completamente por ese breve susto.
A su lado, uña elfo de de cabello castaño aún más claro que el de Eina, la vigilaba con incredulidad.
-Es increíble que se haya mantenido consciente por comer eso. De no ser porque el puesto de Jagamarukun parece seguirla, no se despertaba de su cama-Opinó Alicia mientras un carrito de comida a sus espaldas se retiraba, murmurando algo de que gracias a La princesa de la espada su hija podría estudiar en el distrito escolar.
"¿Por qué no se lo ha comido? ¿Quiere romper su propio récord de duración de un Jagamarukun en sus manos?" Se cuestionó.
Al lado contrario, una elfo de cabello naranja las acompañaba.
"¡La señorita Aiz luce muy hermosa recién despierta!" Fue el punto de vista de Lefiya, sonrojándose.
El trío de hermosas chicas no eran las únicas que aparecían en la escena.
-¿Loki no quiso venir? Mínimo para desearle suerte a su hija-Preguntó Finn.
-En lo absoluto. Anoche se embruteció con alcohol en "La señora de la abundancia" y tuve que ir a por ella antes de que Mama Mia la regresará a tenkai. Ah... qué hermosa mujer eres, Mia-Respondió Gareth, sonriendo instintivamente al recordar el rostro enojado de la dueña del bar luego de explicar la ausencia de la diosa pelirroja.
"El amor es ciego... Mama Mia podría apalearte sin pestañear y tú le pedirías más..." Dijo mentalmente el hobbit a su compañero y amigo.
-Sí. Recuerdo que al entrar a la mansión gritaba "¡Esas camareras también hablaban de ese conejo! ¡No hay lugar en el que no enamore a las chicas!"o algo así-Declaró, sosteniendo su barbilla.
De pronto un par de masas enormes y prominentes extremadamente suaves se posaron sobre su cabeza y dos brazos lo rodearon desde atrás.
Él enderezó la espalda ante la sorpresa.
-Capitán~ ¿Cuando tendremos otra cita~?-Con voz elocuente y suave, la amazona perdidamente enamorada del líder de la familia preguntó.
-T-Tione... por favor debes contenerte un poco. Es vergonzoso que hagas esto-Regañó el susodicho a la morena.
-¡Mooou! ¡Es mi forma de demostrar mi amor, capitán!-Ella se inclinó adelante para embarrarle aún más sus pechos.
"Parece que no eres el único con problemas de carácter romántico, Bell Cranel" Pensó, con una gota de sudor bajándole de la frente de forma caricaturesca.
A unos cuantos metros, cerca de los caballos que tirarían el carruaje, un Dios y la capitana de su familia conversaban.
-¿Lo lograste? ¿Qué opinas?-Interrogó el primero de ellos.
-Lo preparé para un combate exigente en el que tendrá poco margen de error. Personalmente opino que su resultado fue aprobatorio, por lo que, al menos que el contrincante sea un primera clase, debería ser capaz de mantener a raya a los de segunda clase. Sin embargo, hay muchos factores a considerar en las batallas en equipo, como el desempeño del resto de los miembros. Si hay una situación en la que él deba elegir entre su propia vida o la de sus compañeras, temo que escogerá la segunda sin titubear-Contestó Asfi, una hermosa mujer pelicesleste que se acomodaba las gafas conforme sus palabras salían.
-¿Por qué decidió lanzarlo a ese juego de guerra aún sabiendo que Apolo conspiró a la par con Evilus? Conociendo esa información será sencillo cancelarlo y encarcelarlo-Recriminó la peliceleste, frunciendo el ceño con claro disgusto por la elección de seguir con el plan aún al tanto de los riesgos.
Hermes sonrió.
-Pequeña Asfi, pequeña Asfi. Después de los años que hemos compartido juntos ¿Todavía no comprendes mi forma de pensar? Claramente esta es la mejor forma de demostrarle al mundo el poderío que el futuro héroe de Orario posee. Cuando los planes de Evilus sean arruinados por Bell, imponiéndose a la adversidad, se la pensarán dos veces antes de hacer un movimiento en su contra, ya que quedará expuesto ante el público la intención de acabarlo, dando entender así que lo catalogan como un riesgo en sus planes. Aunque... no negaré que también me motivó la curiosidad ¿Cuáles son tus límites? ¿Acaso los posees?-Reveló la deidad viajera. Todo era parte de un plan a futuro.
Asfi cerró los puños, enojada, y presionó los dientes en claro desacuerdo.
-Poner en riesgo su vida y la del resto por... ¿Por algo tan banal como eso? ¿Qué tal si se equivoca?-Recriminó y criticó.
-No me equivocaré, al fin y al cabo tú lo entrenaste aunado a que lo aprobaste. ¿Acaso no confías en tu estudiante, pequeña Asfi?-Replicó Hermes, acomodándose el sombrero y mirándola de forma retadora.
-¡Tch! ¡Esa no es justificación! ¡Si él fallece será culpa mía!-Asfi lo agarró del cuello de la camisa y lo jaló, roja de la furia, tras chasquear la lengua.
Los miembros de la familia Loki, quienes iban a voltear hacia los responsables del escándalo, fueron interrumpidos cuando la enérgica y animada voz de una de sus miembros gritó un nombre, provocando que se centraran en la dirección de la que el susodicho llegaba.
-¡Beeeeeeeeeeeell!-.
A una velocidad alarmante, digno un tal Allen Fromel que ostenta el título del aventurero más rápido, Alicia recorrió varios metros y esquivó al resto de su familia para alcanzar a cierto conejo que corría a las prisas al punto de reunión.
"¿Cómo es que Alicia se dio cuenta antes que nosotros?" Todos tuvieron la misma duda.
Asfi soltó a Hermes.
-Esto no ha terminado-Amenazó.
La deidad tragó saliva y se sostuvo el cuello.
"Comienzo a creer que haberte enamorado de él me perjudica más de lo que me beneficia" Pensó, asustado.
-¡¿EHHH?!-.
Bell, quien frenó en seco cuando el sonriente y sonrojado rostro de Alicia se posó a escasos centímetros del suyo, gritó, impresionado ya que no vio venir a la elfo.
-¡Bell! ¡Bell! ¡¿Cómo estas?! ¡¿Te sientes listo?! ¡¿Necesitas algo?! ¡¿Pociones, comida o bebidas?! ¡Si requieres alguna clase de apoyo antes del juego de guerra gustosamente de la daré! ¡Quiero serte de utilidad!-El bombardeo de preguntas propinado por la bella castaña no se detenía. El acoso era constante y no le daba la oportunidad de hablar al conejo, quien inclinaba la espalda hacia atrás conforme Alicia se acercaba más a él.
-E-Eto...-Musitó.
-Alicia, lo abrumas. Por favor dale espacio para respirar-Irrumpió Riveria. Reprendiendo a su estudiante por la intensidad con la que se dirigía al albino.
-¡Entendido!-Sin rechistar, Alicia hizo caso y se dio la vuelta, abriéndole paso a la pelijade para que ella pasara tiempo con su novio. No sin antes...
-Estaré esperando mi compensación, fufufu-Recordarle la recompensa que acordaron por entrenar a Cassandra y también guiñarle el ojo de forma pícara, posando el dedo índice en su labio inferior.
Bell se ruborizó por la actitud coqueta de la elfo y el modo tan sexy en el que dijo aquello.
"Sí... sin dudas le gusto... la pregunta aquí es... ¡¿DESDE CUÁNDO?! ¡EN MELEN ME GOLPEÓ, REGAÑÓ E INSULTÓ! ¡LAS MUJERES SON DIFÍCILES DE ENTENDER!" Vociferó internamente, sumamente confundido. La disparidad entre la Alicia coqueta y romántica a la odiosa y grosera era gigantesca.
-Bell...-Riveria lo llamó, sacándolo del trance.
-¡Hai!-Respondió.
-Casi llegas tarde, querido. Supongo que fue difícil separarte de Airmid y Maria-Comentó la alta elfo, con ciertos celos.
Bell se rascó la nuca, nervioso. Eso decía más que mil palabras.
"La verdad es que Airmid no quiso separarse de mí en la cama. Toda la noche me abrazo fuerte e insistió en que le contara a dónde fui ayer. No obstante, de ninguna manera diría eso con Riveria y Tiona presentes, ellas exigirían hacer lo mismo y mi lívido se mantiene a raya a duras penas al solo tratar con Airmid. ¡Incluso estuve a punto de cruzar los límites con Shakti antier!" Los pensamientos dentro de la mente del conejo sin un enigma. Aunque hemos de admitir que respeta en demasía la posición de cada novia y la intención de la peliplateada en ser la primera en probar la zanahoria suprema.
Mientras divagaba, el olor de un alimento que conocía perfectamente llegó a su nariz.
A centímetros de su nariz, una croqueta de papa humeante se acercaba a su boca.
-Bell... compré esto para ti... no puedes pelear con el estómago vacío, así que d-decidí regalarte e-este Jagamarukun...-Aiz, quien se le adelantó a la alta elfo, le ofreció su comida, aunque por su modo de actuar, le costaba mucho entregarlo.
"Oh... Entonces ese era el motivo por el que no se lo comió..." Pensó Alicia, uniendo los puntos para llegar a dicha conclusión.
Bell miró el Jagamarukun, luego a Aiz, de quien caía un hilo de saliva desde su boca.
-Gracias, supongo-Dijo, extrañado y aceptándolo, estirando la mano y agarrando la croqueta de papa humeante que desprendía un aroma en extremo delicioso.
Cuando sus dedos contactaron con la servilleta, jaló. Pero...
-¿Eh?-Aiz no lo soltó.
Bell nuevamente jaló, pero el resultado fue idéntico al anterior. Nada se movió ni cambio de posición.
Tiró hacia él un par de veces sin éxito.
-Aiz. No puedo comerlo si no me lo das-Avisó.
La rubia mordía su labio, dubitativa, a punto de llorar. Dentro suyo se desenvolvía el debate sobre qué amaba mas, al conejo o el Jagamarukun.
-P-Perdón... es que... yo no he...-Se excusaba, hasta que...
*Grrrr*
Su estómago gruñó, indicando la falta de alimento de la que sufría a esta hora, justificando así la poca intención de deshacerse de la croqueta de papa y su saliveo.
Gradualmente el color de su cara cambió a un rojo intenso como consecuencia de la pena que le causaba el haber producido ese ruido enfrente del hombre que le gusta.
Vapor salió de su nuca y agachó la cabeza.
"Claramente no quiere regalármelo, pero agradezco el gesto" Pensó, soltando una breve risita que avergonzó más a la princesa de la espada.
Actuando rápido, tomó la decisión de...
*¡Ñam!*
Darle una única mordida.
-¿A-Are?-Confundida, Aiz dijo.
Bell masticaba vehementemente, disfrutando cada mordisco como si fuese la comida más deliciosa del mundo. Al menos lo era para la bella chica.
-¡Hmmm! ¡Eshtá deliciosho! ¡Eshtoy sheguro que con eshte trocito ganaré el juego de guerra! ¡Recuperé toda mi energía!-Sobreactuó para no deprimirla. Era poco o nulo el valor nutricional que el Jagamarukun puede aportar.
Los ojos dorados de la rubia brillaron.
El albino tragó.
-Puedes conservar el resto, Aiz. Para mí, eso fue suficiente. Otro día, con gusto te acompañaré a comerlos-Finalizó, sonriéndole y dejando al aire su propuesta.
Aiz asintió. Sus mejillas se pigmentaron de rojo y el corazón le latió intensamente.
Bajó la mirada y se concentró en donde la boca del peliblanco dio la mordida.
"S-Si lo como... sería u-un..." Su mente divagó.
Humo salió de su cabeza y acercó el Jagamarukun a su pecho, presionándolo delicadamente sin que se le salga el relleno.
"U-Un besó indirecto... ¡Ese humano hizo eso para tener un beso indirecto con la señorita Aiz!" Asqueada y celosa, Lefiya complementó el hilo de pensamiento que se formulaba en la rubia.
-¡Argonauta-Kun!-Tiona, acentuando el "Kun", corrió hacia el conejo y le abrazó el brazo.
-¡Ya es hora de partir! ¡Si no te apresuras llegarán tarde!-Avisó la amazona con su clásica actitud enérgica.
"Jeje... no me canso de esto" Rió de forma tonta, frotándose en él.
-¡O-Oye! ¡Yo lo llevaré!-Riveria se dirigió al brazo libre y se aferró a este, compitiendo con la joven morena.
Ambas chocaron miradas de forma retadora. Chispas salían de este enfrentamiento.
Finn y Gareth se rieron. Tione le echaba ánimos a su hermana.
-Esa anciana comportándose así... ¡Jamás me aburriré de eso"! ¡JAJAJAJAJA!-Gareth se reía airadamente con la mano sobre la barriga.
-¡Shhh!-Finn lo siseó.
-¡LAS OREJAS LARGAS NO SON DE ADORNO!-Gritó la alta elfo de manera amenazante, volteando hacia el enano con ira indomable, consumida por la irritación de las constantes burlas de ese viejo amigo. Incluso Bell quien recibía cariño de ella tembló y sintió muchas ganas de disculparse a pesar de no haber hecho absolutamente nada malo.
No hubo ser a kilómetros a la redonda que no temblara.
-Idiota...-El Hobbit se frotó los párpados. Si bien le divertía la situación, era consciente de que Riveria tarde o temprano alcanzaría un límite y eso acabaría con ellos congelados o incendiados.
-Nunca te burles del amor de una mujer-Tione, quien todavía abrazaba a su capitán, sin evitar restregarle sus melones, dedicó esas palabras a Gareth.
Todos miraron al conejo alejándose y siendo escoltado hasta el carruaje.
"Buena suerte, Bell Cranel" Le desearon éxito a quien consideran un amigo cercano.
-Riveria, Tiona ¿De casualidad saben dónde se metió Shakti? Fui a la sede de Ganesha-Sama y no la encontré, de hecho nadie de la familia Ganesha se hallaba ahí-Preguntó Bell. Él quería despedirse de la peliazul antes de partir al juego de guerra sin coincidir con ella por desgracia.
-¡Oh! ¡Yo sé!-Tiona alzó la mano.
-Estará a cargo de la seguridad de la gente de Orario en el gremio. El juego de guerra será transmitido a toda la ciudad gracias a Urano-Sama. Sinceramente desconozco el modo en el que planean hacerlo, pero eso fue lo que nos comentó anoche antes de que la llevaras a su hogar tras partir de la reunión en la mansión crepúsculo posterior a tu llegada-Informó la pelijade, sin permitirle hablar a la amazona, quien infló su mejilla, enojada.
-Entiendo... agradezco que el pánico escénico no sea algo que me preocupe-Bell suspiró aliviado posterior a sus palabras.
-¡Además te manda saludos y te desea éxito! ¡También me pidió que te diera un beso en su lugar!-La morena aprovechó la situación y agarró ambos costados del rostro de su novio con esa excusa poco creíble.
Rápidamente se puso de puntillas, cerró los ojos y acercó los labios para besarlo.
No obstante, ese intento nació destinado a fallar.
-¿Mmm?-Abrió los ojos y sintió una superficie suave pero que difería con la de los labios del albino.
-No dijo eso...-Riveria, quien tenía la mano entre los labios del conejo y de la amazona, arruinando así los planes de esta última, declaró aquello.
-¡Tch!-Tiona chasqueó la lengua.
-Y-Ya veo... en ese caso recibiré sus buenos deseos. Agradezco que me hayan dado el mensaje, chicas-Ignorando la escenita entre sus dos novias, Bell habló.
"Gracias por interrumpir el beso, Riveria. Sin embargo, aún no siendo ese el caso, no habría permitido que Tiona me besara. Es de mal augurio darle un beso a tu pareja antes de ir a una pelea. Aunque en mi caso es más difícil teniendo en cuenta que tengo cinco novias aquí en Orario. Si no contamos a Bache, de quien sigo cuestionándome si es correcto contarla como tal" Pensó, agradecido de que el beso no se hubiese consumado. Podrá parecer supersticioso, no obstante, mejor prevenir que curar.
Caminando unos cuantos metros, llegaron al carruaje, donde Eina, Asfi y Hermes aguardaban por el albino.
-Hasta que apareces-Regañó la semi elfo.
-Lamento la tardanza. No soy muy bueno con los horarios-Bell se excusó, juntando ambas manos como si estuviese rezando.
-No molestes al muchacho, Eina. Tiene varias novias a las que ver antes de arriesgar su vida en el juego de guerra. Es comprensible su retraso-Hermes puso la mano en el hombro de la castaña y defendió al albino.
Riveria y Tiona asintieron, desvergonzadas.
Bell inclinó a un lado la cabeza, viendo a la belleza refinada de cabellera celeste detrás de la semi elfo y el dios.
-¡Asfi-Sensei! ¡Buenos días!-Saludó alegremente y mostrándole respeto.
La susodicha saltó desde su posición.
-B-Buenos días... recuerda que te pedí que me dejaras de llamar así-Devolvió el gesto, no sin antes ruborizarse sutilmente a la vez que acomodaba sus anteojos, cosa que últimamente hace en presencia del conejo, como si de un tic se tratase.
-¡Hai, Asfi-Senpai!-Bell cambió el modo de referirse a ella.
-E-Eso es incluso peor...-Una vena se le saltó a la capitana de la familia Hermes.
"¿Lo hace a propósito?" Interrogó.
Tiona y Riveria intercambiaron miradas, asintiendo.
"Si... definitivamente no falta mucho para que también caiga" Llegaron a un consenso.
-Por cierto, Asfi ¿Pudiste conseguir lo que te pedí? ¡Prometo que te lo pagaré tan pronto termine el juego de guerra!-Preguntó Bell.
-¿Lo que le pediste?-Musitaron las tres chicas presentes a excepción de la que era objeto de la pregunta.
Ignorando las voces, Asfi habló.
-Por supuesto. Todo lo que me encargaste en la lista está dentro del carruaje. Sinceramente me alegra que hayas tomado con tanta seriedad mis palabras, tanto así que decidiste emplear mis consejos-Una casi imperceptible sonrisa de felicidad se dibujó en sus labios.
Sentirse valorada, escuchada y que tu opinión le importa a alguien más produce una emoción de orgullo indescriptible.
-A parte. No es necesario que me des una compensación por ello. C-Con la pieza de oricalco que me regalaste es más que suficiente...-Finalizó, agarrándose el brazo al cruzarlo, con cierta pena de admitir aquello.
"Oh, eso explica lo feliz que estaba después de casi matarme" Asoció Hermes el estado de ánimo de su hija posterior a la "cita" que tuvo con el conejo.
Este último rápidamente fue objeto de miradas, en específico, las de sus novias y ahí colada la de Eina.
-¿Le regalaste Oricalco?-Cuestionaron.
Los celos no se hicieron esperar. Para quienes solo han recibido flores de su ser amado, enterarse que este le entregó un regalo probablemente tasado en miles de valis a una mujer ajena al harem despertaba la envida en su interior.
Eso no significaba que las flores fueran despreciadas, solamente les molestaba la disparidad en los tratos dados.
-Sí... ¿Por qué?-Signos de interrogación aparecieron sobre la cabeza del muchacho.
-Bell...-Lo nombraron la amazona y la alta elfo.
-¡Es hora de partir! ¡Todos a bordo!-Hermes tomó el control de la conversación, dando aquel aviso para salvar al conejo de una explicación que solamente retrasaría el viaje.
Las dos soltaron a su novio.
-Es hora de que me vaya. Las veré cuando volvamos-Dijo el chico, dándose la vuelta y abriendo la puerta del carruaje para que la semi elfo entrara.
Riveria dio un paso al frente mientras Eina subía el escalón.
-Cuídala mucho ¿si? No quiero que les suceda nada, sobretodo a ella porque de ti ya es normal verte cercano a la muerte después de una aventura. No obstante, aunque sea inútil recordártelo, ¡No tomes muchos riesgos! Hoy no seas tan tú-Dijo la pelijade.
-Jeje...-Bell rió.
-Protege a mi sobrina-Riveria señaló a la asesora.
Repleto de decisión y sin pizca de duda, Bell respondió.
-La protegeré con mi vida, te lo juro-.
Las mejillas de Eina se ruborizaron ante esto, anonadada por la promesa.
-¡Derroten a la familia Apolo!-Tiona también les echó ánimos, saltando con los brazos abiertos.
-Por favor recuerden sus entrenamientos-Asfi habló.
-Así será, Tiona, Asfi-Dijeron ambos aventureros al unísono y seguido de esto, entraron al vehículo.
El trío de féminas permaneció al pise del carruaje, aguardando a que ese comenzara su andar.
Habían muchas emociones mezcladas.
Sin embargo, la curiosidad de la bella amazona se presentó.
-¿Are? ¿Dónde están Daphne y Cassandra? No las vi aquí-Interrogó.
-¿Uh? Ahora que lo mencionas tienes razón...-Murmuró Riveria.
-Pero yo no vi que entraran al carruaje...-Comentó Asfi.
Antes de siquiera plantear la ausencia de las dos ex miembros de la familia Apolo, un azote se escuchó.
Se trataba de Hermes, quien golpeó a los caballos para que estos avanzaran, abandonando la zona y cruzando las enormes puertas para retirarse poco a poco de la ciudad de Orario, dejando en ellas la duda sobre el paradero de ambas.
Horas después. En la mansión del sol, sede de Apolo.
Una enorme multitud de dioses entraban uno a uno a la mansión del sol, donde presenciarían la tan esperada guerra de facciones.
El hype de este evento fue alimentado conforme los días transcurrieron desde que Bell a Cranel lanzó el reto, tanto así que se convirtió en un evento que se pasó de boca en boca hasta llegar al gremio y prácticamente mostrarlo en vivo gracias a una extraña magia de Urano, con la cual pantallas a lo largo de la ciudad transmitirían el combate.
Como era de esperarse de un Dios tan arrogante como Apolo, este invitó a todas las deidades dentro de la ciudad para presenciar su victoria.
-¡Bienvenidos! ¡Les guardé los mejores lugares para presenciar la caída de ese héroe de papel al que tanto han vanagloriado injustamente!-Vestido de traje blanco elegante, levantó los brazos y les dio la bienvenida. Escupiendo odio al nombre del aventurero del momento.
Estaba repleto de júbilo, tanto así que incomodaba a los presentes.
-¿Héroe de papel? ¿No apaleó a tu familia dos veces?-Cuestionó un Dios de cabellera negra y kimono, dudando de la veracidad en las palabras del pelirrojo.
-¡Eso fue antes, Take! ¡Hoy será diferente! ¡Ese maldito mocoso perderá todo por lo que ha luchado!-Hirviendo en furia, replicó.
-Sí, como digas-Hefesto, detrás de la deidad antes mencionada, habló, rizando al costado de ambos.
-¡Grrr!-Apolo frunció el ceño y gruñó.
Tanto Takemikazuchi como Hefesto se saludaron amistosamente. Llevan mucho tiempo de conocerse y tienen una armoniosa relación de compañeros junto a...
-¡Oh! ¡Miach!-Take, emocionado de ver a un amigo, fue hasta donde él se hallaba.
La diosa pelirroja lo siguió.
-Es un gusto verlos. Tomen asiento-Ofreció el peliazul de forma calma y amable, propio de él.
El par aceptó la oferta.
-Estoy ansioso de ver con mis propios ojos la fuerza de Bell Cranel. He oídos de sus proezas y logros. Me emociona presenciarlo-Comentó Miach.
-Mis hijos no dejan de hablar de él. Desde que fueron a esa expedición a Rivira están ansiosos de reunirse nuevamente e ir de aventuras. Solo que Bell ha estado ocupado-Comunicó Take.
-Sí, Welf también menciona mucho su nombre-Hefesto dio su historia.
Ella cruzó los brazos, sonriendo.
"Hera, Zeus... ¿Qué clase de héroe crearon? Los rumores son muchos pero estos tienden a ser exagerados y no plasmar la realidad de las cosas" Pensó, recordando a ambas deidades griegas con las que compartió amistad.
Era consciente del pasado del chico. No por nada la misma Hera en persona le pidió construir las Armas que el albino emplearía en esta batalla.
El intercambio entre amigos y conocidos se vio interrumpido, siendo reemplazado por un silencio abrumador.
-¿Qué sucede?-Preguntó Takemikazuchi.
Cuando todos dirigieron la mirada a la entrada de la sala, quedaron boquiabiertos, cautivando tanto a hombres como mujeres.
-Freya...-La pelirroja reconoció a la belleza de cabellera plateada a pie de la puerta.
-¡Vaya, vaya! ¡La reina ha decidido abandonar su torre!-Un comentario sarcástico provino de la primera fila, donde Loki se hallaba sentada.
-También es un gusto verte, Loki-Respondió la diosa de la belleza.
-Es sorpresivo tenerte aquí, Freya. ¿Acaso estás interesada en ver el triunfo de mi familia? Si te interesa alguno no tendría problema en hacer un intercambio...-Apolo la recibió, ofreciéndole la mano y creyendo que la visita de la diosa peliplateada se debía a un asunto referente a él o a sus allegados.
Con una sonrisa falsa en el rostro que ocultaba una ira incontrolable, ella negó.
-En lo absoluto. Te honro con mi presencia porque deseo estar en primera fila cuando tu familia sea derrotada. Las expresiones de furia y resignación que pondrás son francamente divertidas-Contestó. Sin demostrar emoción alguna.
Los ojos del pelirrojo se abrieron en demasía, quedando sin habla.
En una breve apertura, el purpura de los de Freya brilló intensamente.
-Tomaré asiento-Freya rompió el hielo, aproximándose al sitio donde Loki yacía sentada.
-¿Eh? ¿Planeas robarte al conejo? ¡Suerte! ¡Yo lo intenté y fui rechazada!-Con los brazos en la espalda, la diosa de las mentiras retó a su compañera.
-No somos iguales, Loki~-De forma armoniosa, casi cantada, Freya se mofó de la pelirroja y se sentó.
De pie y estático, Apolo tragó saliva. Cada fibra de su cuerpo recibió la furia de Freya sin comprender completamente a qué se debía y cuestionándose qué hizo para enojarla.
"No importa... nosotros ganaremos este juego de guerra y mataremos al mocoso. Evilus está de mi lado..." Pensó.
Un Dios rubio en la última fila de las gradas fue observado. Él miraba atentamente a la pantalla ubicada en el centro del cuarto.
No obstante... no eran los únicos infiltrados.
En el centro de la ciudad, a cercanías del gremio, dos mujeres completamente cubiertas por capuchas y ropa holgada se asomaban desde los callejones más oscuros para pasar desapercibidas.
Mechones rojos pálidos se asomaban desde la primera y negros desde la segunda.
-Aquí fue donde mocoso invocó esas campanadas... nunca nadie me puso los pelos de punta hasta ese día... si no acabamos con él ahora, se convertirá en una amenaza aún mayor-Opinó la primera, recargando la espalda en la pared y vigilando la parte de Babel que seguía en reconstrucción luego del ataque del minotauro irregular.
-Sí... todo sea por cumplir los deseos de Enyo-Sama...-La segunda también habló.
Entre las voces de la multitud, una se alzó.
-¡YO SOY GANESHA!-Se traba del dios elefante, quien llamó la atención de cada persona a los alrededores con su estruendosa voz.
-¡EL JUEGO DE GUERRA ESTÁ A PUNTO DE DAR INICIO! ¡EN ÉL SE DECIDIRÁ EL DESTINO DE UNA DE LAS DOS FAMILIAS PARTICIPANTES!-Como si de un vocero o narrador se tratase, Ganesha dio la introducción.
-¡LAS REGLAS SON SENCILLAS! ¡SI EL CAPITÁN DE ALGUNA DE LAS FAMILIAS ES DERROTADO! ¡SE TERMINA! ¡LA FAMILIA APOLO, AL SER LA RETADA, TIENE DERECHO A FUNGIR COMO CUSTODIOS DEL CASTILLO! ¡SI NO LO LOGRAN, LOS RETADORES GANARÁN!-.
-Ese Dios tiene los pulmones muy grandes. A pesar de gritar así no luce agotado-Opinó un random en el público.
-Respecto a los retadores que se encargarán de asaltar el castillo, tenemos a... ¡LA FAMILIA CRANEL!-.
Se presentó a la primera familia en este juego de guerra.
Los aplausos no se hicieron esperar. Las palabras de ánimo tampoco. Gritos de las fans del conejo resonaban en las calles. Algo así como "¡Hazme un hijo, Bell!" O cosas por ese estilo que irritaban a cierta domadora al lado de Ganesha.
La pantalla enfocó a los miembros de la familia Cranel.
-¡La familia Cranel es una facción recién creada! Está compuesta por... ¡Bell Cranel! ¡El aventurero del momento!-.
De repente el rostro del albino apareció en todas las pantallas. El apoyo de las fans retornó.
-¡Acompañándolo, la primera miembro de su familia! ¡La bella asesora que nadie recordaba que se desempeñaba como aventurera hace varios ayeres...! ¡EINA TULLE!-.
Ahora fue la semi elfo el centro de atención.
Ella posaba la mano en el mango de su espada enfundada mientras temblaba, denotando nerviosismo.
"Suerte Eina" Pensó Shakti.
-¡Y qué vueltas da la vida! ¡Antes pertenecían a la familia Apolo y ahora luchan en su contra! ¡Por su libertad y principios! Denles un aplauso a.... ¡DAPHNE LAUROS Y CASSANDRA ILION!-.
La imagen buscó en los alrededores de la escena y se enfocó en... ¿La nada?
-¿Eh?-El dios elefante lucía confundido.
-¿Dónde están?-Preguntó el público.
Los susurros se propagaron.
-¿Qué pasó? ¿Y esas chicas? ¿No se supone que pelearían junto a Bell?-Preguntó Ganesha a su hija. Ella estaba del mismo modo que el resto con desconocimiento total del paradero de ambas.
En la mansión del Sol Apolo sonrió.
-Parece que se acobardaron... aún así no tendré piedad con ustedes-Susurró.
-¿Are? ¡¿De qué sirvió que entrenaran en mi sede si a la hora de la hora renunciarían?!-Se quejó Loki.
Freya, bajando los párpados y cruzada de piernas, no emitió opinión alguna.
Hefesto, inquieta, dijo lo que todos pensaban.
-¿Pelearán solo ellos dos?-.
-¡Ujum! ¡En fin! ¡El juego de guerra empezará en cinco...!-La cuenta regresiva comenzó luego de que Ganesha aclarara la garganta.
No había alma en orario que no presenciara el espectáculo.
"La señora de la abundancia" estaba a reventar de gente. Las camareras de este establecimiento no atendían a los clientes por presenciar el juego de guerra.
Sus corazones se unieron en un único deseo.
"Gana, Bell".
Una hermosa hada.
Dos preciosas chicas gato.
Una bella humana de cabellera plateada y otra castaña rogaron por la victoria del albino.
-¡CUATRO...!-.
-¿Por qué no están?-Riveria, desde la mansión crepúsculo, preguntó.
No fue la única. Las expresiones repletas de confusión y miedo provenientes de Asfi, Alicia, Lefiya, Tiona, Tione, Aiz, Finn, Gareth y la misma Riveria estaban a la orden del día.
-¡TRES...!-.
-¡Me niego a creerlo! ¡¿Por qué los abandonarían?!-En la sede de la familia Dian Cecht, Airmid se tiraba del cabello, frustrada y al borde de las lágrimas.
-Daphne-Sama... Cassandra-Sama...-La voz de Maria se entrecortaba.
-No... no es posible...-Fina lloraba.
-Ellos no...-Roux no estaba diferente, se negaba a aceptarlo.
Sin embargo, Rye se mantuvo sereno y estoico.
-Éxito, Bell-Nii...-Le deseó.
-¡DOS...!-.
En el campo de batalla, en las murallas del castigo, aguardando por la señal para que el combate diese inicio, ellos y jumamos apuntaron bastones y arcos a donde ambos aventureros que pelearían en solitario se hallaban.
No lucían asustados o confundidos por la ausencia de las hijas de Apolo.
Bell volteó hacia Eina.
-¿Estás lista?-Interrogó.
-¿Eh?-La castaña salió de su trance.
Tragó saliva y cerró los ojos...
Gritos y sangre en sus manos aparecieron en sus recuerdos.
Ella decidió suprimirlos.
"No sucederá otra vez... no lo permitiré..." Tensando cada músculo en su cuerpo y abandonando el miedo, agarró firmemente el mango de su estoque.
Frunció el ceño. Alzó la vista y, determinada, observó a sus contrincantes.
-Lo estoy...-Respondió a secas.
-¡UNO...!-.
El tiempo se agotaba.
Elfos, humanos, enanos, Hobbit, hombres bestia, un cóctel de razas que conformaban a la familia Apolo estaban preparados para atacarlos.
Bell levantó el brazo a media altura y, apuntando a los arqueros y magos, abrió la palma.
-¿Eh? ¿Qué es lo que hace?-Se cuestionaron las deidades desde la sede de Apolo.
Riveria también ladeó la cabeza sin comprenderlo. No obstante, rápidamente teorizó el significado de esto.
-N-No me digas que... ¿Acaso puedes usar...?-.
-¡QUE COMIENCE EL JUEGO DE GUERRA!-.
De la boca del joven aventurero, en la fracción de segundo previa a que los cánticos iniciaran y las flechas estiraran las cuerdas del arco, una única palabra salió.
-¡FIREBOOOOOOOOOOOOLT!-.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOM!*
Una fuerte explosión que recubrió con llamas las murallas les siguió, interrumpiendo a los atacantes a distancia.
La alta elfo, anonadada, terminó su oración.
-¿Acaso puedes usar magia...?-.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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Si desean leer más de mis fic pueden entrar a mi perfil y ahí encontrarán desde...
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre la historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en poco tiempo
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina. ¿Su amor podrá superar el consejo que le dan a las asesoras sobre no enamorarse de los aventureros a su cargo? ¡Averigüémoslo!
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¡Una aventura de un héroe sin Falna le espera a nuestro protagonista! ¿Qué pruebas y dificultades habrán en su camino sin la bendición de un dios? ¡Descubrámoslo!
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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