Capítulo 26.
En el Orfanato de María, después de los sucesos ocurridos en el capítulo anterior.
-M-Muchas gracias-Agradeció Cassandra, aceptando una taza de té caliente que le fue entregada por la encargada del lugar, mientras era cubierta totalmente por una manta que le brindaba de calidez en esta fría noche.
La hermana María, quien se encargaba de repartir la bebida, solamente asintió al gesto de la peliazul, regalándole una sonrisa y dirigiéndose a la siguiente visitante.
-Le estoy agradecida. Aunque creo que es un poco extremo-Expresó Daphne, asintiendo y aceptando la cordialidad mientras sudor le bajaba de la frente.
-En lo absoluto. Los invitados de Bell-Sama merecen el mayor respeto que nos sea posible ofrecerles-Respondió la dueña del orfanato, negando con la cabeza y volteando a ver al conejo peliblanco, el cual reía nerviosamente ante las dulces palabras de la humana.
A la pelirroja también se le proporcionó una manta.
"María, eres una santa" Pensó, soltando algunas lágrimas al sentirse conmovido por el actuar de la mujer. La opinión sobre ella se reforzaba día a día al convivir bajo el mismo techo.
Desde el marco de la puerta se asomaban los tres niños de siempre, espiando a su "Hermano mayor". Pareciera que no hay más niños en ese orfanato.
-Trajo a más chicas...-Susurró Fina.
-Y muy hermosas por cierto-Continuó Roux.
-A este punto ya no me sorprende, jeje-Rye soltó una risita nerviosa, rascándose el costado de la cabeza. Claramente la adición de nuevas chicas para el harem de su hermano mayor ya era cosa de todos los días.
A lo infantes ya no les sorprendía la cantidad de mujeres que el peliblanco conquista. Ya solo hacen apuestas para ver cuantas serán al final en caso de que haya un número limitado en el harem de Bell.
-¿Quién será la siguiente novia? ¿La temblorosa o la que tiene cara de enojada?-Cuestionó Roux, riéndose burlonamente y dejando dicha duda en el aire.
-Doy 10 valis a que será ella-Apostó Fina, apuntando a Cassandra, quien continuaba escuchando a Maria hablando.
-Juega-Roux estrechó la mano de la Chienthrope, sellando la apuesta.
"Jejeje... niños ¿Sí saben que los escucho?" Bell miró de reojo a las tres presencias que espiaban.
-Bueno. Supongo que deberemos darle hospedaje esta noche. Iré a preparar algunos futones-Declaró María, poniéndose de pie tras la breve conversación con la peliazul.
-¿Eh? ¡N-No quisiéramos molestarlos!-Ella se negó, sacudiendo las manos de vehementemente.
-Sí. Ha de ser inesperada nuestra llegada aquí y pasar la noche aquí cuando no se nos esperaba es pedir demasiado-Daphne concordó con su mejor amiga, quitándose la cobija de la espalda y poniéndose de pie.
-Pasaremos a retirarnos-Adicionó, sosteniendo la mano de Cassandra y levantándola abruptamente mientras se inclinaba hacia adelante ligeramente, haciendo una reverencia por la hospitalidad recibida.
-E-Esperen... ¿A dónde irán? No creo que puedan regresar a su mansión con Apolo-Preguntó Bell, deteniéndolas.
-Somos conscientes, pero... por mi culpa te viste envuelto en este embrollo y temo que Apolo-Sama tome represalias en tu contra-La peliazul dijo, cabizbaja. Ella era consciente de lo peligroso que era dicho dios cuando su orgullo es vulnerado y su furia toma control de él. No por nada posee cicatrices en todo su cuerpo que confirman aquello.
Su frágil y delicado cuerpo tembló al recordar los castigos.
Bell notó esto y, decidido, se interpuso en el camino del par.
-Lo dije ¿No es así? Que no permitiré que nadie las toque ni hiera. Tampoco que decidan qué camino elegir y mucho menos lo que desean hacer-Declaró, repleto de confianza.
Las dos féminas lo miraban fijamente, asombradas por la decisión en sus palabras y la confianza que estas les inspiraba.
-Así que... quédense aquí, haré mi mayor esfuerzo para protegerlas-Concluyó, levantando el pulgar y sonriendo ampliamente.
Las mejillas de ambas se sonrojaron ante este gesto tan menor. Incluso la seria y gruñona Daphne sintió que su corazón saltó.
-Entonces les pido que no se consideren una molestia ya que no lo son en lo absoluto. Vi que necesitaban ayuda y no puedo ignorar a dos bellas chicas en peligro. Mi abuelo me mataría de ser ese el caso-Agregó cuando el silencio fue lo suficientemente grande como para que su oración fuese escuchada por los presentes.
La hermana María posó su palma en la mejilla, sonriendo con los ojos cerrados y susurrando "Ara" varias veces. Claramente se sentía encantada por ver la escena.
-¡O-Oye! ¡Coquetear con ella es una cosa, pero no me metas en esto!-Recriminó la pelirroja, señalando a Cassandra, quien se sostenía la cara totalmente roja mientras evitaba el contacto visual debido a la vergüenza de ser halagada nuevamente por el conejo de sus profecías.
-¡D-Daphne-Chan!-Gritó la chica, apenada porque su mejor amiga revelaba su sentir sin miramientos.
"Jeje... tsundere..." Pensó el peliblanco, rememorando el sobrenombre que su abuelo le daba a las chicas que eran poco sinceras con sus sentimientos. Claramente ese adjetivo permaneció en su mente. Según si abuelo era muy mala idea decirle así a una mujer directamente.
-Perdón, perdón-Bell se disculpó, rascándose la nuca ante la actitud negativa de una de las mujeres.
-Aunque... no dije nada que no pensara. Ustedes son realmente bellas-Adicionó.
*puff*
Vapor salió de las orejas del par.
-¡En fin! Pueden dormir en la habitación de las chicas del orfanato. Fina ¿Puedes llevarlas?-Él cambió de tema en un instante, llamando a la pequeña Chienthrope de cabellera dorada, la cual saltó cuando su posición fue revelada.
Ella, sin opción y sabiendo que sería regañada por María, quien no supo que todavía no se acostaba, salió. Por alguna razón sus acompañantes habían huido, dejándola atrás.
Pobre cosita tierna.
-Ara~Ara. Hace horas debiste irte a dormir-Dijo la cuidadora del orfanato, mirándola fijamente aunque sus párpados cubrieran casi en su totalidad sus ojos.
-¡Hiiii!-Los pelos de la dorada cola de la niña se erizaron del miedo.
-S-Síganme por aquí...-Susurró, dirigiéndose a las visitantes y posiblemente nueva familia.
Tanto Daphne como Cassandra vieron a María y sintieron un escalofrío recorrerles la espalda. A pesar de que minutos atrás se comportó tan amable y dulce, a tal grado que no se imaginaban que ella tuviese dicha ahora, le temían.
Estando solos en la sala del orfanato, Bell se tiró en el sillón, acostándose. La fatiga azotó su cuerpo. Tampoco ayudaba que hace un par de horas Riveria lo haya atacado cuando le dijo "Mamá".
-Ha sido un día cansado, Bell-Sama-Comentó la cuidadora, sentándose a su lado.
-Sí... parece que me meto en más y más problemas...-Murmuró, respondiéndole. El volumen de su voz no fue lo suficientemente bajo como para no ser escuchado.
-Sí... sin embargo, es parte de su encanto, Bell-Sama-Expresó la mujer, volteándolo a ver y regalándole una pequeña y cálida sonrisa.
-¿E-Es así?-Preguntó el joven, titubeando.
Ella se limitó a asentir.
-Sé que suena egoísta... pero de no ser por haberse metido en problemas, ni yo ni los niños lo hubiésemos conocido. Yo... me alegro de que las cosas hayan sucedido como sucedieron-Opinó María, mirando sus manos mientras se sonrojaba tenuemente ante la mirada del conejo, quien tragó saliva, nervioso.
La cuidadora se sintió observada y volteó a donde dicha atención se dirigía a su persona.
Él agachó la cabeza, apenado.
-S-Supongo que tiene razón. Desde que llegué a Orario me he metido en muchos problemas, batallas ajenos a mi. No obstante... volvería a seguir mis pasos siempre. Porque eso me trajo aquí... a mi nueva familia...-Al contestar y cederle la razón a su acompañante, pensó en todas las personas que ha conocido hasta este punto.
"¿María era así de hermosa?" Se cuestionó al verla de reojo, sintiéndose un tonto al nunca percatarse de lo bella que siempre ha sido la antes mencionada.
-No puedo hablar por todos. Pero por lo menos a mi y a los niños nos alegra ser su familia, Bell-Sama-Confesó ella.
El ritmo cardíaco del muchacho se asemejó al del animal que tanto le dicen que se parece por su cabello blanco y ojos rojos.
-M-Me es grato saberlo...-Fue su respuesta.
De repente se puso de pie.
-¡Ahhhh! ¡Ha sido un largo día! Creo que es hora de dormir. Mañana iré con Cassandra y Daphne al gremio. Hay una asesora ahí que podría ayudarme con los problemas que vendrán ahora que estoy en problemas con Apolo-Dijo, estirándose y bostezando. El cansancio no era fingido. Atender a cuatro novias era realmente agotador.
-Tenga linda noche, Bell-Sama. Lo esperaré a primera hora con el desayuno-María también se levantó.
-En serio te agradezco ¿Qué haría sin ti?-Externó el chico, agradeciéndole y reconociendo la labor de la cuidadora.
Él se despidió, dándole la espalda y dirigiéndose a su habitación. Sin embargo...
-B-Bell-Sama...-Ella lo detuvo, sujetándolo de la manga de su camisa.
-¿S-Sí?-Esto sorprendió a nuestro conejo protagonista.
-¿Usted cree... que soy hermosa?-Interrogó.
El sonido de un grillo fue el único que resonó en la habitación.
-¿Eh?-Salió de la boca del objeto de la pregunta.
-Mencionó que... no podría abandonar a bellas chicas en peligro...-Musitaba María, jugando con los mechones de su cabello.
Lentamente levantó la cabeza y lo vio fijamente.
-Yo... ¿Califico como una bella chica? Aunque... supongo que mi edad no es la apropiada para ser catalogada como "Chica"-Insistió con la pregunta y poco a poco perdía la confianza que tanto le costó reunir.
Ella presionó sus párpados a sus ojos, esperando que Bell hablara.
-Sí-Respondió.
-¿A-Ah?-Abrió los ojos nuevamente.
-Eres increíblemente hermosa. Supongo que al haberte tenido presente casi todos los días desde que llegué a Orario provocó que no me percatara de ello al acostumbrarme a verte. Pero en definitiva eres una bella mujer. T-Tanto que ahora mismo estoy muy nervioso al sentir tu cuerpo abrazando mi brazo...-Agregó a la respuesta, desviando la atención del par de "Atributos" de María, los cuales aplastaban el antebrazo del muchacho.
La cuidadora, al darse cuenta de ello, se separó de él rápidamente, soltándolo.
-¡P-Perdóneme, Bell-Sama!-Se fue corriendo de la sala del orfanato, alejándose del objeto de su vergüenza.
Bell estiró la mano, queriendo detenerla, sin éxito alguno.
Suspiró pesadamente, tirándose al suelo y sentándose ahí.
-Justo cuando creí que podría tener a una amiga/confidente sin que necesariamente haya interés romántico de por medio...-Susurró.
Su pecho le apretaba y el corazón le latía en demasía.
-Y vengo a enamorarme de ella... seguro le incomodaron mis palabras...-Finalizó, abandonando el sitio y dirigiéndose a la habitación compartida con el resto de los niños del orfanato.
Mientras tanto, pegada en la pared, habiendo escuchando todo al esconderse y no huir, se hallaba María, la cual posó su puño izquierdo encima de donde su corazón latía desenfrenadamente.
-¿Enamorarse de mi...?-Repitió las palabras escuchadas por su salvador. El suyo y el de los niños que tanto quiere.
Sus labios temblaban de emoción, dibujando una larga y linda sonrisa repleta de alegría.
-Ara~Ara~ Supongo que... no es muy tarde para mi...-Murmuró, repleta de confianza.
Hay muchas mujeres detrás de él... ¡Pero eso no significaba que ella no pudiese buscar un espacio en tan codiciado corazón!
-Le cocinaré el mejor desayuno del mundo-Cerró ambos puños y se retiró a su cuarto. Debe dormir temprano y despertarse a primera hora para cumplir su objetivo.
Una mujer enamorada y decidida en ser correspondida es increíblemente tenaz.
"Haré que no le quede otra opción que convertirme en su novia, Bell-Sama" Fue el pensamiento de la mujer mientras recorría los pasillos oscuros.
Sin que se percatara de que... ciertos intrusos la observaban.
-Wow... también María...-Susurraron Rye y Roux, boquiabiertos.
-Que todos los dioses bendigan a Bell-Nii-El o la elfo juntó sus manos, implorándole a las deidades que su hermano sobreviva.
-Con el carácter que posee... Bell-Nii eres genial...-Rye lo admiró un poco más ese día.
Tras esto se fueron corriendo a sus habitaciones. Roux, quien normalmente duerme con las niñas, esta vez se dirigió a la habitación de los hombres.
Rye ladeó la cabeza y muchos signos de interrogación aparecieron en su cabeza.
Ni él que lleva años viviendo junto a él/ella sabe su sexo. Y por alguna razón, cada que lo revelará algo interrumpe y la incertidumbre prevalece.
Con Bell, Rye y Roux.
-Bell-Nii...-Los dos infantes llamaron al unísono al joven.
-¿Hmm?-Bell, quien se hallaba recostado en su futón, tratando de conciliar el sueño, expresó ese sonido.
-¿Sus novias saben que invitó a dos nuevas chicas a su hogar?-Le cuestionaron.
De repente los ojos del conejo se abrieron en su totalidad.
-S-Sabía que olvidaba algo...-Susurró, temblando en demasía.
Los niños se miraron una vez y regresaron la atención al aterrado conejo.
-No lo saben... ¿Verdad?-Quisieron confirmarlo.
-R-Rye... Roux... d-debo hacer una visita nocturna...-Bell se quitó las sábanas y fue por su ropa.
-¿Eh? ¿A dónde irás? Ya es más de medianoche-Le cuestionaron los infantes.
-Dejé los frijoles en la estufa, ya regreso-Contestó.
-¿Eh? Pero si María es quien cocina...-.
*¡PAM!*
La puerta fue cerrada y varios pasos avanzando rápidamente se escucharon seguido de esto.
-¿Hay pociones?-Preguntó Rye.
-Sí, ¿Por qué?-Respondió Roux.
-Bell-Nii las va necesitar al regresar-Contestó el castaño, temiendo lo peor.
Sede de la familia Dian Cecht. 1 am.
-Ya nos reunimos todas, Bell. Espero que entiendas que muchas de nosotras tenemos compromisos a primera hora del día...-Dijo Airmid, bostezando.
-Nosotras tenemos una expedición...-Comentó Riveria, mientras Tiona abrazaba su almohada y pegaba su cabeza en el hombro de la elfo, mojándoselo con saliva. La pelijade, quien a duras penas abría sus ojos, se frotaba los párpados para verlo fijamente.
-Ganesha-Sama me despertó con sus gritos. "¡YO SOY GANESHA, BELL CRANEL A VENIDO POR TI, SHAKTI!". Con ese escándalo creo que ya todo Orario sabe que soy tu novia, por si quedaban dudas de ello-Las ojeras en Shakti resaltaban en su normalmente blanco y hermoso rostro repleto de energía debido a la vitalidad que ella siempre demostraba día a día.
-En serio lamento haber interrumpido sus noches de sueños...-.
-Jeje... Argonauta-Kun...-Tiona interrumpió las disculpas del peliblanco.
-Bueno, al menos parece que incluso irrumpo dentro de ellos...-Dijo en tono de broma el muchacho.
-Al grano. El hospital debe de abrir en 5 horas...-La peliplateada lo apresuró, recostándose en su hombro y abrazándole el brazo.
-La primera en todo...-Balbuceó. Tal parece que incluso semi dormida trata de reafirmar su dominio como la matriarca del harem.
-V-Verán... es gracioso si lo piensan...-Esta introducción borró el cansancio en las presentes, quienes le prestaron absolutamente toda su atención. Nada bueno podría venir de esas primeras palabras.
-Habla...-Las cuatro féminas hablaron al unísono, emanando un aura oscura que aplastaba el delgado cuerpo del conejo y esos ojos vacíos, al igual que muertos, penetraban en lo más profundo de su alma, como si lo juzgaran.
Él tragó saliva y respiró profundamente.
-¡CUANDO ME DESPEDÍ DE USTEDES EN NUESTRAS CITAS ME TOPÉ CON UNA CHICA A LA CUAL SE LE CAYERON LAS BOLSAS QUE LLEVABA A SU SEDE. ASÍ QUE LA AYUDÉ A RECOGERLAS Y LA ACOMPAÑÉ! ¡RESULTÓ SER PARTE DE LA FAMILIA APOLO Y EL DIOS DE ESTA SALIÓ A RECIBIRLA, EN ESE MOMENTO ÉL QUISO CASTIGARLA POR UN ERROR QUE ELLA NO COMETIÓ ASÍ QUE GOLPEÉ AL CAPITÁN DE LA FAMILIA ANTES DE QUE ÉL LA HIRIERA NUEVAMENTE, DESTRUÍ LA ENTRADA DE LA MANSIÓN Y ME ROBÉ A DOS DE SUS HIJAS QUE AHORA MISMO DEBEN ESTAR DURMIENDO EN EL ORFANATO DE MARIA! ¡COMO TODO PASÓ DEMASIADO RÁPIDO ME OLVIDÉ DE COMENTÁRSELOS PERO SI SE ENTERABAN QUE DORMÍ BAJO EL MISMO TECHO CON DOS HERMOSAS CHICAS ME REGAÑARÍAN MUCHO Y PREFERÍ DECÍRSELOS A ESTA HORA ANTES DE QUE FUESE AL AMANECER! ¡PERDÓN! ¡PERDÓN!-Confesó, expulsando cada gramo de oxígeno dentro de sus pulmones y hablando a un ritmo y volumen alarmante, impropio de un humano. Es más, parecía que en cualquier momento quedaría morado por la falta de oxígeno y los ojos se le saldrían por el esfuerzo infundido en vociferar todas esas palabras.
Bell jadeó, tratando de recuperar el aire y calmando su corazón agitado.
El terrorífico silencio azotó.
-¿Que hiciste qué...?-Airmid, quien tenía la mitad superior del rostro cubierta por su hermoso y platinado cabello, fue quien rompió el hielo.
-Otra vez actuaste imprudentemente... ¿Por una chica?-Riveria apretó el reposabrazos del sillón donde yacía sentada, agrietándolo.
-F-Fueron dos, de hecho...-Respondió el conejo.
-Argonauta-Kun, aquí es donde te callas y no revelas más detalles-Tiona, con la ceja temblorosa, posó el dedo índice encima de sus propios labios, dándole la señal de que guarde silencio antes de que este hospital sea el sitio donde muera.
-¡Entendido!-Bell se tiró al suelo en posición de dogeza, enterrando la frente al piso de mármol.
-Eso no lo hace menos grave, al contrario. Que sean dos nos dan más motivos para asesinarte...-Airmid apretaba sus puños, preparándose para golpearlo.
-Las llamas se liberarán pronto. Guerra progresiva, destrucción inevitable...-La alta elfo dio inicio a su cántico, sosteniendo su bastón.
-¡¿Fueeeh?! ¡O-Oigan!-Tiona saltó y se interpuso.
-¡Hey! ¡Deténganse!-Shakti acompañó a la amazona en apaciguar los humos de la humana y elfo celosas.
-¿Acaso no lo entienden? Ahora mismo deberíamos apoyarlo. Él pudo mantener esto en secreto sin que nos enteráramos. Pero prefirió ser sincero con nosotras antes de que surgieran malentendidos-Explicó la peliazul, tomando el papel de líder cuando la verdadera jefa perdió el control.
-¡Sí, eso!-Tiona concordó.
Tanto Airmid como Riveria no pudieron ir en contra de tan bien estructurado argumento.
Bajaron tanto los puños como el bastón, avergonzadas.
-Gracias por confiar en nosotras, Bell. Corresponderé a esa confianza al no actuar de forma equivocada-Dijo, dándose la vuelta para mirar directamente a su pareja, quien ya se había preparado para ser apaleado.
-Shakti... ¡Auch! ¡Auch!-Bell la miraba con admiración hasta que su hombro fue pellizcado.
-Créeme, estoy conteniéndome en demasía...-La peliazul, quien es la más madura y tolerante en situaciones de este tipo, no pudo ocultar su enojo totalmente.
-Jeje... supongo que un castigo de este grado puedo soportarlo...-Contestó el joven, permitiendo que se le apretara y soportando el dolor.
-Un momento... dijiste familia Apolo ¿Verdad?-La pelijade, recuperando el control tomando anteriormente por su enojo, pudo asociar el nombre de tal Dios y frunció el ceño.
-Familia Apolo... oh no...-La peliplateada también abrió los ojos y sostuvo su barbilla.
-Argonauta-Kun... ¿Que haz hecho? Los atacaste sin ninguna declaración de guerra o previo asedio...-También Tiona, quien no se caracteriza por ser la más lista, se preocupó.
-Eso significa que tienen todo el derecho de devolverte la hostilidad...-Shakti complementó la idea formulada en conjunto.
-No solo eso. Ellos pueden tomar como secuestro la pérdida de sus dos miembros-Adicionó.
Algo les olía mal. Tenían un terrible presentimiento de lo que se avecinaba.
-P-Pero ellas dos quisieron irse conmigo. Yo no las obligué...-Explicó Bell.
-¿Y cómo daría fe el gremio de eso? Primero se tendría que hacer una declaración de ello para justificar la separación de ambas chicas. Sin embargo, todavía sigue la cuestión de los daños a Jacinto y a la sede-Shakti le dio la espalda a su novio y se frotó los párpados.
-¿Qué podemos hacer? ¡Apolo es muy cruel con los novatos! Sé que argonauta-kun es muy fuerte, no obstante... incluso los fuertes pueden verse rebasados por los números-Expresó la amazona.
-Tendré que ir a primera hora al gremio a explicarles la situación de Cassandra y Daphne-Susurró Bell, mordiéndose el labio.
-Ese es el menor de tus problemas, Bell. En el peor de los casos, ellos ya debieron...-Antes de que Airmid complementara su oración, una nube de humo acompañada de un deslumbrante color rojo se asomó por los ventanales del hospital.
El chico dirigió su mirada a donde las enormes llamas se asomaban, a lo lejos.
Él sabía perfectamente que se hallaba en esa dirección.
-La calle dédalo...-Dijo, sudando frío.
Las demás chicas, pasmadas, quisieron decir algo.
-¡B-Bell...!-Lo nombraron. Pero para eso... él ya había desaparecido.
Las puertas del hospital se cerraron de golpe, dejando únicamente la corriente de viento como señal de que por ahí cruzó el muchacho.
-¡Hay que seguirlo! ¡Airmid, Tiona, Riveria-Sama! ¡Vamos!-Gritó Shakti, yendo detrás de Bell y el resto de ellas los siguieron a pesar de estar en pijamas.
Bell corría a todo lo que sus piernas daban, su respiración agitada de sobraba cuan preocupado estaba.
Los niños del orfanato corrían peligro.
María, Daphne, Cassandra, Rye, Roux, Fina ¡TODOS!.
Miró al cielo y humo se desprendía de la dirección de su sede.
Esto causó que el miedo lo comenzara a consumir poco a poco.
La garganta se le secaba.
Sentía un agujero en el estómago.
La vista se le nublaba.
Su respiración se volvía más y más irregular, a tal punto que los pulmones le dolían.
"¡CORRE! ¡CORRE! ¡DEBO SALVARLOS! ¡POR MI CULPA ESTÁN EN PELIGRO!" Se gritaba, dándose ánimos para aumentar su velocidad.
El terror lo consumía poco a poco.
Desde lo alto de un edificio aledaño al orfanato, un Dios observaba el fuego consumiendo la estructura de roca y madera.
Los gritos y llantos de los niños deleitaban sus oídos, provocando que sonriera tétricamente.
-Jacinto... ¿Te aseguraste de que nadie saliera?-Preguntó Apolo al capitán de su familia.
-Sí, Apolo-Sama solo tuvimos problemas con uno de los niños que se resistía, pero nos encargamos de él fácilmente. Solo balbuceaba que quería ser un héroe y no permitirá que tocáramos a la Chienthrope, maldito idiota. Estoy seguro de que no habrá problemas con el gremio. Son solamente niños a los que nadie les importa...-Respondió Jacinto, sonriendo del mismo modo que su dios.
-Te lo dije, Bell Cranel. Te dije que te arrepentirías por haberte metido conmigo. Ahora sufre las consecuencias... carga con el peso de ver morir a quienes quieres y no poder hacer absolutamente nada...-Declaró el dios del sol.
No obstante...
-¡Apolo-Sama!-Gritaron los hombres al ras del piso.
Él miró a dicho sitio y...
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-Un grito repleto de furia resonó en los oídos de todos.
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!*
Luan, el hobbit de la familia Apolo, salió disparado por una luz blanca, estrellándose en el edificio donde el dios patrón observaba, causando que la estructura temblara.
-Apolo-Sama... mire...-La temblorosa voz de su hijo infundió miedo en él.
Buscó lo que Jacinto señalaba y lo vio.
-La Princesa de los elfos... la amazona... ambas hijas de Loki...-Reconoció a ambas féminas.
Y no era todo...
Detrás de ellas corrían...
-Ankusha... la capitana de la familia Ganesha...-.
-Y Dea Saint...-.
-Creí que eran solamente rumores, Apolo-Sama...-Declaró el capitán de la familia.
-¿A qué te refieres?-Preguntó.
-Ha habido mucho movimiento sobre historias que asocian a ese mocoso como interés romántico de Riveria Ljos Alf, Shakti Varma, Airmid Teasanare y recientemente de Tiona Hiryute...-Reveló.
Un frío azotó el cuerpo de la deidad.
-Él... relacionado con tres de las familias más importantes de todo Orario... no lo creo... es imposible. Eso significa que...-.
-¡APOLO!-Un grito repleto de enojo e ira hizo temblar los corazones y piernas de los presentes, quienes se limitaron a ver la presencia que emanaba luz blanca mientras su ceño se arrugaba y sus brazos se cerraban, enterrando sus uñas en la palma y provocando sangrado.
Esos ojos rojos carmesí brillaban repletos de una furia incontrolable que se centraba en un único individuo.
El dios volteó a donde su hijo, Luan, yacía incrustado. Sus ojos perdieron su brillo y varios de los huesos de sus extremidades estaban fuera de la posición que les corresponde habitualmente.
-Siempre hay que temerle a la ira de un hombre amable...-Recordó una frase que Zeus tiempo atrás dijo, a la cual no le dio importancia.
-¡Bell! ¡Hay que salvar a los niños!-Gritó Airmid, haciendo que el muchacho recuperara el control y el odio se desvaneciera.
Él giró y corrió al interior del orfanato, rogando para que no fuese demasiado tarde.
-¡R-Retirada! ¡Ya está hecho!-Ordenó la deidad, dándole la espalda al incendio.
No obstante...
-¡Gah!-Una flecha se incrustó en la rodilla de Jacinto.
-¡AHHHHHHHG!-Gritó de dolor.
Al ubicar al responsable se toparon a una elfo con la misma expresión que el muchacho de antes.
Se trataba de Alicia Foreslight, miembro de la familia Loki de nivel 4.
-C-Cuántas personas están con él...-Se cuestionó el dios.
-No escaparán...-Aiz también se interpuso en el camino de los hijos de Apolo.
Al verse acorralados, retrocedieron.
-¿De dónde salieron...?-Se cuestionó, pero no hacia falta preguntarlo. Claramente vinieron porque estaban, de algún modo, relacionadas con el conejo.
En el suelo, en el campo de batalla donde se libraba una verdadera paliza unilateral por parte de una nivel 6, quien apagaba las llamas con su magia de hielo, una nivel 6 y una nivel 5, quienes inmovilizaban al sequito del dios para que estos no huyeran. Y una sanadora nivel 2, quien hacía uso de su magia directamente al orfanato, curando lo que el fuego hería sin ser capaz de ver a quien le daba su magia. La sinergia entre las cuatro féminas era realmente increíble. También aparecieron los civiles para presenciar el acontecimiento.
Perspectiva de Bell.
-¡Ah!-Pateó los tablones que le impedían avanzar.
Las llamas consumían todo a su paso.
El humo entraba a sus pulmones y provocaba que tosiera.
Poco a poco su cuerpo se quemaba y sanaba debido a su habilidad pasiva, lo cual sometió su físico a un estrés muy marcado.
En su espalda cargaba a varios niños desmayados.
-Uno más... debo salvarlos a todos...-Se decía, dándose ánimos.
-No perderé a mi familia de nuevo...-Las lágrimas brotaban de sus ojos mientras atravesaba cada habitación.
No se iría de ahí hasta que cada habitante de este lugar fuese salvado.
-Rye... Maria... Daphne... Cassandra... Fina... Roux... ¿Dónde están?-Preguntó, sintiendo que su cuerpo ardía.
Una pila de escombros temblaba.
En un pequeño resquicio se asomaba, aplastada, una cola de pelaje dorado.
Bell, ni corto ni perezoso, corrió a dicha dirección.
Comenzó a retirar todas las rocas rápidamente. De no ser porque, afuera, Airmid estaba curando las heridas de él y los niños, se habría desmayado hace rato.
Una nube de vapor reemplazaba el fuego, dando la pauta de que el incendio se apagaba.
"Gracias... Riveria..." Le agradeció a la elfo por la ventisca gélida.
Mientras las gigantescas rocas se retiraban y continuaba escarbando, pudo vislumbrar dos cuerpos.
Se trataba de Rye, quien se hallaba encima de Fina, cubriéndola de los escombros, y la Chienthrope, con casi ninguna herida más que la rotura de su cola.
-¡Rye! ¡Fina!-Los nombró, levantándolos de ahí.
Fina abrió momentáneamente los ojos y sonrió, para después caer desmayada nuevamente.
Rye, por su parte, pudo hablar a pesar de las heridas que cubrían todo su cuerpo.
-Bell-Nii... protegí a la chica...-Declaró, feliz y realizado por su logro, antes de cerrar lentamente sus ojos.
Esto provocó que la ira de Bell aumentara más y más...
No obstante, no había tiempo de pensar en venganza.
Todavía habían cuatro personas a salvar.
Corrió con todos los niños en su espalda. Era como si cargara con la vida de sus seres queridos.
Él no morirá ahí, ellos tampoco.
A lo lejos se topó a Cassandra, quien abrazaba fuertemente a Roux mientras lo cubría con la bufanda que le pertenecía a Bell.
La chica de cabellera azul tenía incrustada una lanza que atravesaba su abdomen y, a pesar de ello, protegía al pequeño elfo con su vida.
-Protegeré lo que el conejo ama...-Susurró, derramando lágrimas de sus ojos. Esas palabras que su visión comunicó cobraban sentido.
Esta es su prueba...
Y si debía dar su vida para cumplirla, gustosamente lo haría...
Justo cuando infundió más fuerza en el agarre, su cuerpo fue levantado junto al de Roux.
Al abrir nuevamente los ojos vio la cabellera blanca del joven de su profecía.
-¿Dónde... están... Daphne y María...?-Preguntó, claramente agotado.
Los huesos le dolían.
Los músculos le ardían.
Pero no se rendiría...
El dolor de perder a quienes amas es mayor a cualquier herida física. Él era perfectamente consciente de ello.
-Viniste...-Llorando, Cassandra se alegró.
-Prometí... protegerlas... y fallé... no volverá a suceder...-Su voz se escuchaba cansada y ahogada.
-¡Sí! Muchas gracias...-Agradeció la peliazul.
-Están... en la cocina...-Respondió, dándole la información sobre el paradero de las dos ultimas mujeres.
Lentamente perdió la consciencia en el transcurso de sus palabras.
Bell apresuró el paso y justo donde se le indicó estuvieron Daphne y María.
Daphne estaba llena de cortes y moretones, señal de que los miembros de la familia Apolo fueron más severos con ella y Cassandra.
Su pecho se movía, reflejando que todavía respiraba.
Pegada a ella se encontraba María.
Ambas seguían con vida.
El peliblanco las subió a su espalda.
La cálida mano de María sostuvo la suya cuando quiso alzarla.
-Bell-Sama... eres mi héroe... de nuevo...-Declaró.
-No... no soy un héroe... por ser impulsivo provoqué esto...-Respondió, con la voz entrecortada y lágrimas derramándose de sus pómulos.
María negó mientras se aferraba a él para no caerse.
-Eres un héroe... que sigas aquí esforzándote por salvarnos es la mayor prueba de ello... el hombre del que me enamoré... es un grandioso y genial héroe...-Finalizó, agotando sus últimas fuerzas.
-No me considero... quien dices que soy... pero... ¡CUMPLIRÉ TUS EXPECTATIVAS, MARÍA!-Gritó, corriendo a máxima velocidad con más de 10 cuerpos encima suyo.
Estrellaba la cabeza con todo lo que se interpusiera.
Pateaba los escombros en el camino.
Poco a poco visualizaba la salida.
Las llamas se apagaron.
Y desde la puerta la voz de Airmid lo guiaba.
Su mente se apagaba.
Su cuerpo se debilitaba.
Pero nunca perdió de vista la victoria.
Su victoria.
La cual era salir con todos ellos con vida.
Corrió más...
Y más...
Hasta que por fin cruzó y cayó boca abajo al suelo rocoso.
-¡Bell! ¡Te sanaré!-Airmid rápidamente activó su magia.
-¡Gotas curativas, lágrimas de luz, santuario eterno. Compón un himno medicinal: trescientos sesenta y cinco. La melodía del almanaque del sanador salva todas las cosas. Ven, destrucción del mal. El entierro de las heridas, entierro de la enfermedad. Las maldiciones se habrán ido ante la luz de la vitalidad. En nombre de todo lo que es sagrado - Yo te curó!-.
Un enrome círculo mágico rodeó un área de 5 metros, curando a todos. Gracias a que alcanzaba a los cuerpos de quienes deseaba curar, la magia surtiría mejor efecto.
-¡DIA FRATEL!-
Quemaduras y cortes se cerraban.
Bell y el resto continuaban desmayados por el cansancio.
Airmid se percató de que la lanza incrustada en el abdomen de Cassandra sería un impedimento para la magia.
Ella rompió el arma y retiró ambos pedazos.
-¡DIA FRATEL!-
Aumentó la intensidad de su magia, salvando el tejido que fue perforado. Debido a la zona no se tocaron órganos vitales, de ser ese el caso... la vida de la peliazul hubiese acabado en un santiamén.
-No es posible... ¿Cómo es que...?-A lejos Apolo observaba al conejo con una sonrisa en su rostro y todos los huérfanos a salvo.
Frunció el ceño.
-¡¿CÓMO DEMONIOS LOS SALVASTE A TODOS?!-Gritó, emanando ira y un poco de su arcanum se salía de su cuerpo.
-No cometas estupideces, Apolo-La imponente presencia de un Dios se hizo presente.
-Hermes...-Lo nombró.
El dios viajero también activó su arcanum, amenazado al dios del sol.
-Haz cometido muchas tonterías en tu vida... esta es en definitiva la peor de ellas-Expresó el caso siempre poco serio y burlón Hermes.
La familia Ganesha, o el resto mejor dicho, no tardó en hacerse presente.
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En "La señora de la abundancia".
-¿Qué a ese fuego-nya?-Preguntó Anya.
-No lo sé-nya. Pero huele realmente mal-nya-Contestó Chloe.
-Deberíamos regresar. Es peligroso estar inhalando los humos de un incendio-Sugirió Ryuu.
Syr, pensativa, analizaba la situación junto a Mama Mia.
-Este lugar no es...-Susurró, hasta que...
-¡EL ORFANATO DE LA CALLE DÉDALO FUE ATACADO POR LA FAMILIA APOLO! ¡REPITO! ¡EL ORFANATO DE LA CALLE DÉDALO FUE ATACADO POR LA FAMILIA APOLO!-Ilta, la amazona de la familia Ganesha, informó al escuadrón que la seguía.
A las camareras, sobre todo cuatro de ellas, les recorrió un escalofrío en cada fibra del cuerpo. A las dos chicas gato se les erizó la cola.
-Bell...-Dijeron al unísono, incluso a Anya y a Chloe se les olvidó el "Nya".
Rápidamente las dos antes mencionadas, junto a Ryuu, corrieron hacia allá.
La enana dueña del establecimiento, contrario a lo que uno se imaginaria, no les impidió hacerlo.
No obstante, Syr apretaba sus puños y caminaba lentamente a la calle dédalo.
Sus ojos grises emanaron una tenue luz violeta.
Su flequillo cubría parcialmente su rostro.
Sus dientes se apretaron.
-Haz cometido el peor error de tu vida... maldito imbécil...-Declaró.
Ella no sabía a qué se debía.
Tampoco le importaba el motivo por el cual lo hizo.
¿Por Bell?
Si es de ese modo, solo aumentaba su ira.
Pero algo era verdadero.
La raíz de su enojo no provenía únicamente de eso.
-Nadie hiere a mis seres queridos... idiota...-Concluyendo con eso, refiriéndose a los habitantes del orfanato, aceleró el paso y corrió.
En los techos de las casas y edificios de Orario, un hombre gato la acompañaba, surcando los cielos con gran gracia. Y ella era perfectamente consciente de eso.
-Nunca creí verla preocupada por alguien que no fuera miembro de su familia... tal vez... por fin llegó el momento de que crezcas...-Comentó la enana, cruzada de brazos.
"Freya..." La nombró mentalmente, dado que Lunoire y May todavía estaban en el bar.
Le dio la espalda a la escena y regresó al interior del restaurante/bar.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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"Objetivo frustrado por un amor inesperado"
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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