Capítulo 14.
En el capítulo anterior.
-Hola de nuevo, Bell Cranel-Se dijo a escasos metros de su posición.
-Aquí me tienes, como prometí y gracias nuevamente.-Él no se dejó intimidar por el aura misteriosa del extraño.
El hombre encapuchado se dio la vuelta.
-No tiene nada que agradecer, esas fueron mis indicaciones. Mi nombre es Fels, por favor sígueme, Urano-Sama te espera-Ordenó.
-¿Urano-Sama...?-Repitió el nombre de aquel Dios.
"Tengo el presentimiento de que la casi nula tranquilidad que le restaba a mi vida está apunto de consumirse" Pensó, yendo detrás de Fels.
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En el capítulo actual.
Bell caminaba detrás de aquella presencia extraña que tenía como nombre "Fels".
Un presentimiento dentro suyo le decía que él no era un humano, no obstante, aquello no le importaba demasiado debido a que le proporcionó ayuda cuando más la requirió. No lo consideraba una mala persona o amenaza, muy al contrario.
Mientras avanzaban a un sitio recóndito a los adentros de alguna extraña zona desconocida para el joven peliblanco, el silencio incómodo no se hizo esperar.
-Disculpe señor Fels... ¿Por qué Urano-Sama querría verme?-Preguntó con curiosidad. No se le puede culpar, aquel dios es el de mayor importancia en Orario por lo que ha de ser extraño que este mismo te cite personalmente.
El ser de larga túnica, sin dejar de ver hacia adelante, le contestó.
-Eres más importante y especial de lo que piensas. Eso es algo que él tiene bien sabido-
-Ya veo...-Bell percibió unas limitadas intenciones de indagar en el tema por su parte así que no insistió.
Los minutos pasaron hasta que Fels frenó ante una puerta de gran tamaño iluminada con un par de antorchas a los lados.
-Hemos llegado-Avisó, extendiendo su mano a la superficie de la entrada y empujándola.
Por un breve instante el joven consiguió observar dicha extremidad... Eran puros huesos.
Ni una pizca de piel, músculo o tejido nervioso, simple y sencillamente huesos.
Esto causó que se congelara de pie por un breve periodo de tiempo y tragar saliva.
"Soy consciente de que no es un humano pero no preveía algo como esto" Se dijo a sí mismo.
"Está hasta los huesos jeje" Realizó una broma infantil y tonta en su mente.
Fels volteó, encarándolo.
Bell se asustó, creyó que sus pensamientos fueron leídos por él.
-Mi camino termina aquí. Continúa adelante, Urano-Sama te está esperando-Comunicó, cruzando a su costado y regresando por donde fueron.
Él asintió y cruzó las puertas, adentrándose a una nueva habitación.
El tamaño del lugar era increíblemente grande.
El techo no parecía tener fin por lo alto de las paredes.
El camino, al igual que el principio, se alumbraba por la tenue luz de antorchas. Algo extraño si tenemos en cuenta que la existencia de las lámparas de piedras mágicas las han reemplazado.
Cada paso que daba hacía eco y el sonido originado rebotaba en las paredes, prolongándose por mucho.
A la distancia visualizó un enorme trono. Justo a un par de metros delante suyo.
La imponente figura de un hombre reposaba sentado en él.
No se debía ser un genio para saber de quién se trataba.
Su andar cesó cuando por fin estuvo frente a la deidad.
-Es un gusto conocerte por fin, Bell Cranel-El dios fue el primero en hablar.
-¡E-El gusto es mío, Urano-Sama!-Bell devolvió el gesto con una pequeña reverencia.
De pronto abrió los ojos tras recordar detenidamente lo dicho con anterioridad.
-Espere... ¿Cómo que por fin conocerme?-Cuestionó.
El rostro serio de la deidad cambió, dibujando una sonrisa.
-Eres idéntico a como Hera me platicó. Aunque claro, tampoco tuvimos el suficiente tiempo para conversas en demasía sobre ti-Contestó.
-¿Hera...? Usted se refiere a...-El peliblanco, con la mano temblando, lo apuntó.
-Sí, a tu abuela-Confirmó las sospechas del joven.
-Antes de que Zeus y tus tíos huyeran de Orario junto contigo, ella vino personalmente a relatarme lo transcurrido ese día con respecto a tu nacimiento. He de admitir que los sucesos ocurridos después de ese día fueron cuando menos... Peligrosos-Expresó, frotando sus ojos con cierto estrés de rememorar aquello.
En la cabeza del chico, una frase resonó, o mejor dicho, una memoria.
"-Si no vuelve a Tenkai al menos uno de nosotros en este enfrentamiento, nos cazarán hasta encontrarnos y posiblemente a Bell junto con nosotros-"
-Abuela Hera...-Sí, eso fue lo que la diosa dijo antes de que él despertara de la visión que Argo le enseñó días atrás.
Suspiró con pesadez.
-Lamento si soy grosero pero... ¿Qué es lo que desea de mi, Urano-Sama?-Cuestionó Bell con la voz quebradiza. Recordar a Hera era revivir lo ocurrido con su madre y... esa herida todavía no cerraba y... Tal vez nunca lo haría completamente.
El dios cerró sus ojos antes de responder.
-Mientras Zeus, Alfia, Zard y tú huían de Orario, tu abuela permaneció aquí fungiendo como carnada... Siendo llevada a Tenkai por Freya...-La introducción de la historia fue comunicada.
-¿Cómo...? ¿La abuela Hera fue asesinada por Freya...?-Alcanzó a decir el muchacho.
-No. Los dioses no podemos ser asesinados o no por métodos convencionales. Para simplificar las cosas te lo pondré de esta forma. Cuando uno de nosotros está cercano a un peligro que represente la muerte física de cualquier ser mortal, automáticamente regresamos a Tenkai, el mundo donde los dioses residimos y los hemos estado observando desde el principio de los tiempos. Eso fue lo que ocurrió con tu abuela, Freya deseaba acabar con ella de forma simbólica, deslizando una daga en su cuello pero antes de que ésta entrara en contacto con el mismo... Se fue-Explicó Urano, relatando lo mejor posible el suceso.
-Sigo sin entender por qué Freya hizo eso-Expresó el peliblanco.
-Por lo de siempre... Codicia... Envidia... Poder...-La deidad resolvió la duda de su invitado.
El ánimo de Bell decayó.
-De no ser por ti... Ella no hubiese sido la única en perder la vida-Reveló.
-La sed de sangre no pararía hasta llegar a Zeus y por consiguiente a ti-
Él levantó la mirada ante eso.
-Como mencioné, Hera fue la carnada. Todo con tal de que vivieras... Y así cumplir la última voluntad de tu madre-Continuó.
-La razón de que te haya traído hasta mí es porque quiero honrar el deseo de mi nieta-Agregó.
-¿Tu nieta?-Bell ladeó la cabeza.
-Sí, Hera es mi nieta, eso significa que en cierta forma tú eres mi tataranieto-Contestó.
-¿Y cuál fue el deseo de la abuela Hera?-Preguntó el peliblanco.
-El mismo que Zeus... Que te conviertas en la luz que ilumine y guíe al mundo a un futuro esperanzador-Respondió.
-La antorcha... Que encamine a las nuevas generaciones-Complementó.
-Y yo te ayudaré en eso-
De pronto, un elfo un poco subido de peso y con los años encima salió desde una puerta trasera.
-Estoy aquí, Urano-Sama-Saludó el elfo.
-Royman, entrégale lo que te pedí-Ordenó el dios.
Él se dirigió a Bell quien lo veía extrañado.
Extendió ambas manos, esperando el objeto que le darían.
Grande fue su sorpresa cuando un pedazo de papel fue lo que tocó la superficie de sus palmas.
Un cuadro de papel cortado a la perfección. En él, con tinta, se dibujaba un extraño emblema.
-Con esto podrás cobrar un favor que Hefesto me debe-Comentó el dios.
-Ve con ella, entrégale eso y te dará el arma que Hera me pidió que le encargara. Es un regalo-Explicó.
-¿Un arma?-Bell se sorprendió y, como si de un niño se tratara, sus ojos se iluminaron llenos de emoción.
-"Un héroe necesita un arma ¿No es así?" Eso fue lo que ella me dijo como justificación tras pedírmelo-Urano se rió ligeramente.
El peliblanco también sonrió. No conoció a su abuela pero, debido a las historias que su abuelo, su tía/madrastra y tío le contaron respecto a ella, no tiene duda de que fue una persona maravillosa.
Una persona maravillosa... Que por culpa de Freya ya no está...
Su ceño se frunció.
-Percibo enojo en ti-Opinó el dios.
-Freya...-Susurró el muchacho con furia, apretando sus dientes.
-¿Buscarás venganza?-Preguntó Urano.
-No lo sé...-Contestó.
-¿La venganza es algo que se relacione con un héroe...?-Lo interrogó.
-¿Eh?-Bell salió de su burbuja.
-No manches tu alma por esa clase de pensamientos. Un héroe no es quien vence a todos los enemigos. Tampoco el que diezma el mal. Solo se le puede llamar héroe a quien lucha por lo que es correcto y se mantiene fiel a sus deseos e ideales...-Comentó la deidad, sonando casi idéntico a Zeus.
Aquellas palabras... No era la primera vez que las oía...
"Si lo haces...".
-Si lo hago...-Murmuró Bell.
"Eso te convertirá en el héroe más genial...".
-Eso me convertirá en el héroe más genial...-
-Así que dime, Bell Cranel... ¿Qué clase de héroe quieres ser?-El Dios externó su pregunta.
-Quiero ser el héroe que el mundo necesite...-Levantando el pecho y posando su puño encima del mismo, respondió.
-Aún si no es el que quiere que sea-
Con una sonrisa llena de confianza y fe en sí mismo, miró arriba.
De forma simbólica...
Jurando al cielo... Jurándole a sus abuelos... A su madrastra... A su tío... A su madre... Que se esforzaría por enorgullecerlos.
"Se vienen tiempos de luz en Orario..." Pensó la deidad.
"Pero... con la luz... viene la oscuridad" Agregó a su hilo de pensamiento.
"Aunque... Mientras haya un rayo de esperanza... El mundo no sucumbirá... Eso es lo que representas, Bell... Eso es lo que significas para la humanidad".
Al ver a su tataranieto, una visión fugaz cruzó por su mente.
Se trataba de Bell, con el cuerpo adoptando un brillo blanco resplandeciente, plantándole cara al dragón negro de un solo ojo.
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Minutos después.
La media noche cayó en Orario, la ciudad llena de vida con la que se topó al salir del calabozo desapareció. En las calles únicamente transitaban algunos aventureros y civiles que cerraban sus negocios.
Bell caminaba con el regalo de Urano en la mano, sin quitarle la vista de encima. Detrás del emblema yacían escritas unas palabras que no podía leer.
¿Idioma de dioses? Probablemente.
-No importa lo emocionado que esté por ver el arma que me entregarán, mi deber es comunicarle a los niños y a Airmid que volví sano después de mi travesía de dos días en el calabozo-Se dijo a sí mismo, bajando sus humos.
Dos días sin noticias tras lo que se supone que debió ser una exploración sencilla dentro del calabozo. Como pudimos ver, la palabra "Sencilla" no podía ser usada como adjetivo para describir lo vivido en los adentros de aquel sitio.
La lucha contra los monstruos en los pisos intermedios.
La furia del calabozo.
El goliath negro.
Las violas.
No le alcanzarían los dedos de las manos si tuviese que contar las ocasiones en las que su vida se vio en peligro en menos de 48 horas.
Se dirigió a la calle dédalo con destino al orfanato de la hermana Maria. Su hogar en las últimas semanas.
En dicha zona abundaba un silencio aterrador como consecuencia de la hora.
A trote lento vislumbró una lámpara encendida arriba de la puerta de una vieja iglesia.
Sí, efectivamente, era el orfanato.
"Hogar, dulce hogar".
Aceleró el paso. Hace mucho que no tenía un lugar al cual llamar hogar por lo que se presentaron sentimientos encontrados.
Ya a las cercanías, la puerta se abrió.
-Lo siento señorita Airmid, tampoco hoy ha llegado-Dijo la hermana Maria saliendo junto con la mujer antes mencionada.
-No se preocupe hermana María. Ese tonto de seguro se metió en problemas nuevamente-Un rostro con inquietud se dibujó en el fino y suave rostro de la médico ¿Y cómo no tenerlo? Van dos días sin saber de su amado. Para una mujer como ella que ha visto innumerables casos de pacientes regresar a la superficie solo para morir es algo que le infundía un fuerte temor.
No deseaba que él sufriera ese mismo destino.
María la consoló un momento hasta que levantó la cabeza y se topó con la silueta del susodicho.
Bell posó su dedo indicie encima de sus labios como señal de que guardase silencio.
Ella mantuvo la calma y sonrió. Entendiendo las intenciones de su huésped.
-Verás que volverá, probablemente esté más cerca de lo que pienses-Dijo a la peliplateada, dando media vuelta y regresando a la iglesia, dejando sola a la chica.
-Por favor... Dime que no moriste... Tú no...-Susurró Airmid con la voz entrecortada mientras lágrimas se deslizaban de sus enrojecidas mejillas y sus puños eran apretados con fuerza.
-Si lo pides de esa forma... Es imposible que muera-La peliplateada recibió una respuesta detrás suyo.
Ella volteó rápidamente, ondeando su fino cabello en el proceso.
-Bell...-Lo nombró, con incredulidad.
-Ese soy yo-Contestó el peliblanco, con una sonrisa que transmitía tranquilidad.
La sanadora se acercó lentamente a él.
Extendió su mano, intentando tocarlo. Su intención era corroborar que no era una ilusión.
Sus dedos conectaron con la bufanda de piel de Goliath que cubría el cuello de Bell y se extendía hasta unos cuantos centímetros debajo del mismo.
Su palma entró en contacto directo con el pecho del muchacho, pudiendo sentir sus latidos.
Bell posó su mano encima de la de Airmid, acercándola más.
-Estoy en casa, Airmid-Expresó, usando su mano libre para acariciarle la mejilla y limpiar la humedad que residía en ellas.
-Bell... ¡Bell!-La peliplateada gritó su nombre, lanzándose como de un jugador de fútbol americano se tratase.
*¡PAM!*
El joven cayó de espaldas, golpeando toda su espalda en el suelo.
-¡Ugh! Eso dolió...-Se quejó.
Con los brazos envueltos y su cara pegada al pecho de su amado, la sanadora lo abrazó.
-Volviste... En verdad volviste... Me alegro... Me alegro mucho...-Decía con dificultad. Las palabras no conseguían salir con claridad debido a la cercanía entre su boca y el cuerpo de Bell.
El peliblanco correspondió al abrazo, cubriéndola con sus extremidades superiores.
La tela de su camisa se empapaba por el brotar de las lágrimas de Airmid.
-Perdón por preocuparte... Te contaré absolutamente todo-Le dijo al oído.
Ambos permanecieron en el suelo un poco más.
-Bell-Nii se consiguió una novia muy hermosa-Dijo Fina con brillos en los ojos.
-No es de sorprenderse, un héroe debe tener consigo a las mujeres más hermosas del mundo-Rye infló su pecho, orgulloso de su "Hermano mayor".
-Eso en otra época ameritaría ser funado-Dijo Roux con una risa nerviosa.
-¿Qué es eso?-Preguntaron la Chienthrope y el humano, ladeando la cabeza.
Le trio de infantes, los cuales miraban a Bell desde una ventana, conversaba hasta que...
-Dejen de meterse en la vida de los demás y váyanse a dormir-Les ordenó María.
-¡P-Pero hermana María!-Rye intentó discutirle pero fue jalado del brazo.
-¡Cinco minutos! ¡Solo cinco!-Fina tampoco tuvo éxito.
Roux no puso peros y caminó a su cuarto. Él sabía perfectamente que, a pesar de ser una persona bondadosa, María es estricta cuando se le requiere.
-Deberíamos pararnos, Airmid-Sugirió Bell.
-Quiero quedarme así un momento-Pidió la peliplateada. Parecía cómoda y feliz por escuchar los latidos de su pareja.
El deleite no desaparecía de su rostro.
-Dime ¿Qué fue lo que sucedió?-Preguntó.
-¿Quieres que te cuente aquí?-Le respondió el peliblanco.
-Sí-Contestó ella.
-Pero estamos en medio de la calle-Le recordó el chico.
-No importa... Estoy contigo-La mujer no le prestó interés.
"Me sorprende la dualidad en su personalidad. Fría y serena por fuera pero tierna y dulce por dentro" Pensó el joven mientras sudor bajaba por su frente.
Él la tomó de la cinturita y la levantó ligeramente.
-¿Eh? ¡¿D-Dónde crees que estás tocando?!-Le reclamaba la médico totalmente ruborizada pero no le hicieron caso.
-Listo-Dijo Bell.
-¿Are?-Airmid ladeó la cabeza.
-Si te lo contaré sería bueno que estemos sentados sin una roca enterrada en mi espalda-Con cara de póker, el aventurero apuntó a una piedra de gran tamaño justo a unos centímetros de donde se acostó.
-¡P-Perdón! ¡No me di cuenta!-La curandera se disculpó.
-Jeje... No hay problema, en peores superficies me he acostado-Respondió despreocupadamente.
-Me da miedo preguntar cómo es eso posible-Airmid se asustó por la declaración anterior.
-En resumen...-Dijo el muchacho.
-¿Madrastra?-Interrumpió la joven.
-Sí, madrastra. Sus entrenamientos eran brutales, me da escalofríos recordarlo-Expresó Bell mientras temblaba.
-Tiene sentido-Opinó la chica.
-Ahora cuéntame...-Ella se acercó a él y posó la cabeza en su hombro.
-¿Qué sucedió en tu aventura?-Lanzó la interrogante, acurrucándose a su lado.
Bell miró al cielo.
-¿Por dónde empezar...?-Esa duda se perdió en el sonido de la noche.
Y así dio inicio el relato.
Platicó desde el principio, sobre cómo, mientras luchaba al lado de su party en los pisos superiores e intermedios, los monstruos iban directamente a él sin prestarle atención al resto y que, tras el pasar de las horas, el calabozo se compró más y más hostil con ellos.
No profundizó en detalles sobre el grito que provocó un temblor en los suelos, únicamente mencionó que eso trajo como consecuencia el emerger de un Goliath.
Palabra a palabra, cada parte que contaba afianzaba el miedo dentro de la peliplateada. Las pausas que el peliblanco tomaba con la intención de recordar los detalles solo fungían como descansos mentales para Airmid.
-Finn, Gareth y Riveria pidieron reunirse conmigo. Su meta era clara... Comprender la razón de estos sucesos ya que el terremoto lo sintieron a pesar de estar pisos abajo de nosotros. El transcurrir de la historia originó una hipótesis que después confirmamos-El joven frotó sus ojos, exhalando el aire de sus pulmones.
-El calabozo no haría todo este esfuerzo sin un motivo de peso-Habló la sanadora.
-Definitivamente estás en lo correcto-Opinó Bell.
-Represento una amenaza al calabozo. Me toma como un invasor no deseado en su "Cuerpo". Por lo que buscará eliminarme a la mínima oportunidad que tenga si causo mucho revuelo dentro suyo-Comentó, rascando el costado de su cabeza.
-Sin embargo... Eso no fue ni cerca lo más peligroso de esta aventura-Agregó.
-¿Cómo...?-Airmid abrió los ojos de sobremanera. Lo que acababa de escuchar sería suficiente para mojar los pantalones de un aventurero normal. Aunque claro, su pareja no entra en la categoría de "Normal".
-Gracias a mi familia poseo un vago conocimiento sobre ellos pero no esperaba que siguieran existiendo. A mi entender, Evilus dejó de existir cuando la edad oscura en Orario finalizó pero mi lucha contra el minotauro a la par del ataque a la refinería de piedras mágicas me dejó claro que no era así-Explicó.
-¿Tu familia sabía sobre Evilus?-Las dudas incrementaban con una simple conversación entre los dos.
-No un extenso conocimiento pero sí. Una organización compuesta por dioses y seguidores que desean ver el mundo hundido en la miseria. Para alguien que desea ser un héroe conocerlos es indispensable ya que quien no conoce su historia está destinado a repetirla. Me niego a permitir que una edad oscura ocurra nuevamente-Él apretó sus puños con fuerza. Su ceño fruncido reflejaba una molestia mayúscula.
-Rye... Fina... Roux... Ellos perdieron a sus padres por culpa de Evilus... No quiero que pasen por lo mismo... Merecen ser felices al igual que cada ciudadano en Orario y fuera de aquí-Él era consciente de la causa de que aquellos niños fuesen huérfanos. María, una noche en la que el insomnio no permitía conciliar el sueño, le contó entre lágrimas porque ella fue amiga cercana de los padres del trío de infantes.
-Por voluntad divina los afectados por el ataque no fueron demasiados, sin embargo, no es el caso si nos referimos a Rivira. Me sorprende que el calabozo no hubiese mandado a otro monstruo a causa de ello-Expresó.
-Ya luego comprendí por qué eso no ocurrió-Adicionó.
Apartando el misterio, él continuó.
El ataque de las violas.
La batalla contra el séquito de Evilus.
El nacimiento de un Goliath irregular que arrasó con lo que tuviese enfrente.
Destrucción.
Fuego.
Cenizas.
Heridas.
Pero la esperanza de ganar nunca se perdió.
Dentro de los corazones de cada uno nunca hubo duda de su victoria.
-Salvé a Riveria a costa de mi brazo-Él levantó su extremidad superior derecha.
En ella varias cicatrices se dibujaban.
-Me comentó que la magia de curación no era su especialidad aunque creo que hizo un buen trabajo-Opinó el muchacho.
Airmid sonrió.
-Riveria-Sama es la mejor maga de Orario, pero al menos en esto yo le gano. Permite que me encargue-Dijo mientras posaba ambas manos encima del brazo.
Cerró sus ojos, concentrándose en demasía.
-A pesar de no tener mi báculo puedo usar mi magia. No tendrá un efecto tan potente, no obstante, debería ser suficiente-Complementó.
Y así dio inicio a su cántico.
-Gotas curativas, lágrimas de luz, santuario eterno-
-Compón un himno medicinal: trescientos sesenta y cinco-
-La melodía del almanaque del sanador salva todas las cosas-
Un brillo color esmeralda nació de sus manos.
-Ven, destrucción del mal-
-El entierro de las heridas, entierro de la enfermedad-
La zona donde se concentró se calentó, como si los rayos tenues sol dieran directamente en la piel.
-Eres genial, Airmid...-Dijo Bell, sintiendo admiración por la capacidad de la mejor sanadora de Orario.
-Las maldiciones se habrán ido ante la luz de la vitalidad-
-En nombre de todo lo que es sagrado-
-Yo te curó-
Finalizó su última oración y las cicatrices se desvanecieron hasta no dejar rastro de su existencia.
El peliblanco, maravillado, la volteó a ver.
-Al menos puedo hacer esto por ti-Ella le guiñó el ojo.
"¿Eh? ¿Acaso poseo una habilidad llamada "Suerte"? Es la única explicación que encuentro para tener tan hermosa mujer conmigo" Las mejillas sonrojadas de Bell demostraban la intensidad con la que su corazón latía. De conejo no tiene solamente la apariencia.
-Me hace feliz que no pasara a mayores. Por favor, prométeme que tendrás cuidado con tus aventuras y pedirás ayuda cuando la necesites. No estás solo. Desde el momento en el que decidimos unir nuestras vidas dejaste de estarlo-Airmid lo abrazó.
Sus rostros quedaron a escasos centímetros de tocarse. Mismo caso con sus labios.
-En serio te amo, Airmid-Es lo único que el chico enamorado pudo decir porque prefirió que sus actos hablaran por él.
Mua
-¿Mmm?-Un ligero quejido, que rápidamente fue silenciado, salió de la peliplateada.
La besó tiernamente. En esta ocasión tomó la iniciativa, contrario a las dos veces anteriores en las que ella lo besó.
Ella se sorprendió por lo repentino del beso pero no se alejó.
Cerró sus ojos, sintiendo como sus labios se unían con los de su amado.
La suavidad que percibía y la dulzura de ellos causó un sentimiento de calma en su corazón, como si besara una suave nube.
La sanadora posó su brazos encima de los hombros de Bell, acortando la poca distancia que quedaba entre ambos.
A la distancia, unos insistentes y entrometidos niños los observaban atentamente.
-¡Se besaron!-Fina saltaba llena de emoción, intentando hacer el menor ruido posible.
-Bell-Nii es genial-Roux levantó los pulgares.
Rye, en silencio, miró de reojo a Fina y se ruborizó.
La Chienthrope lo volteó a ver y le sonrió.
El sacudió su cabeza en reiteradas ocasiones, deshaciéndose de las ideas que se formulaban.
-Hay que irnos. María nos regañará-Cambió de tema.
-Tienes razón-El/La elfo concordó.
-¡Buuu! ¡Aguafiestas!-Fina infló sus mejillas y cruzó los brazos, siguiéndolos muy a regañadientes.
Y de esa forma desaparecieron de escena. Ni a sus peores enemigos le deseaban un segundo regaño de María.
Mientras tanto ambos enamorados se separaron del beso después de unos cuantos segundos.
-E-Eres demasiado atrevido-Airmid rompió el hielo.
-Lo dice quien me robó dos besos en menos de dos días-Bell se burló de la actitud que la sanadora adoptó.
-Eso y esto no se parecen-Ella desvío la mirada.
"Nunca le discutas a una chica. Página 8 del manual del abuelo" Recordó el peliblanco.
-P-Pero... No me quejo-Una sonrisita se dibujó en las comisuras de sus labios.
-¿Eh?-Él no la escuchó con claridad.
-Nada...-Le respondió, dando un paso atrás.
-La luna está hermosa-Declaró de la nada.
-Sí. La luna está hermosa-Bell entendió la referencia.
-Me gustaría quedarme un poco más pero debo regresar a mi sede, mañana trabajo y debo estar en condiciones para ello-Airmid cambió abruptamente de tema.
-Entiendo. No hay problema, pasaré a verte. Dudo mucho aventurarme de nuevo, me tomaré unos días-Informó el peliblanco.
-Lo esperaré con ansias-Dijo la peliplateada.
-Vamos, te acompaño a tu sede-Bell la sujetó de la mano.
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Un tiempo después, de regreso en el orfanato.
Si ya era tarde cuando Bell regresó a la superficie, ahora esa palabra quedaba entorpecida.
Ni una luz encendida a varios kilómetros a la redonda.
Entró al orfanato haciendo el menor ruido posible porque podría despertar a los infantes.
Avanzó por el pasillo hasta la habitación que compartía con Rye. Giró lentamente la perilla y se introdujo en el cuarto.
Se quitó la bufanda de piel de Goliath y la asentó en el suelo. También se deshizo de su armadura (O lo que quedaba de ella). Tiró a un costado su mochila vacía al ya no contener sus libros (Los cuales regaló a Aiz y Tiona).
Ya en ropa interior, se metió en el futón.
No quiso decírselo a Airmid pero se sentía realmente cansado. Le dolía el cuerpo con tan solo moverse. Tampoco ayudó que una roca el golpeara la espalda al ser tacleado por ella.
La sensación de su piel entrando en contacto con la suavidad de las sábanas no podía compararse.
Caía en un sueño profundos mientras sus pesados párpados le cerraban los ojos hasta que...
-Bell-Nii...-Rye habló.
Instintivamente se despertó.
-¿Rye?-Lo nombró.
-Sí. Perdón por despertarte-El niño de disculpó.
-N-No te preocupes-Le contestó.
-¿Qué ocurre? ¿No logras conciliar el sueño?-Preguntó.
El joven humano negó.
-Quería pedirte algo-Respondió.
-¿Pedirme algo? Claro, dime-El peliblanco aceptó amablemente.
-Quiero... Quiero ser fuerte ¿Me entrenarías? Deseo convertirme en un aventurero tan genial como tú-La decisión en sus palabras y rostro se reflejó en el niño.
-¿Are? ¿E-Entrenarte?-Bell se puso nervioso.
-¡Sí!-Rye se acercó a él.
"¿Cómo le digo que mi entrenamiento consistió en lanzarme a los golpes con cualquier monstruo que vea? No realicé nada en especial" Sudor bajaba por al frente del conejo al tener ese hilo de pensamiento.
La ilusión en los ojos color marrón del pequeño fue recibida por el muchacho.
"No le fallaré" Suspiró al decirse eso a sí mismo.
-Entendido. Te entrenaré. Lo haría a primera hora mañana pero hay algunas cosas de las que me debo encargar ¿Está bien?-Le Contestó.
-¡¿En serio?! ¡Muchas gracias, Bell-Nii!-Rye saltó con una sonrisa de oreja a oreja.
-No es nada. Ahora sí, durmamos. María no querrá vernos despiertos a altas horas de la noche-Bell volvió a acomodarse en el futón, cerrando sus ojos y bostezando.
Rye asintió y se tapó con su cobija.
"Seré un héroe para enamorar a una chica..." Su corazón latió muy rápido con vergüenza ya que su objetivo era distinto al de su "Maestro". (Si supieras ).
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A la mañana siguiente, en las calles de Orario.
Un trío de chicas caminaba con varias bolsas de papel en sus brazos. En ellas habían dos chicas gato y una elfo de cabello corto y verde.
Traían puesto un uniforme color césped con delantal. No era necesario ser un genio para saber de quienes se trataban y en donde laboran.
-Te digo-nya. Bell-nya es el trasero de Orario-nya. Tiene mi-nya sello de aprobación-Dijo Chloe a sus compañeras al recordar la textura de las nalgas de susodicho.
Con sus manos fingió que lo sostenía.
-No entiendo-nya porque nos dices esto-nya-Contestó Anya con cara de póker.
-Ignórala. Es lo que hago cada vez que habla de cosas como esa-Le aconsejó Ryuu, viéndose tentada a comer una de las manzanas de la bolsa que sostenía.
-¡Son crueles-nya! ¡Les platico-nya de mis intereses-nya y me desprecian-nya!-Se quejó la chica gato de cabello negro.
-Agradecemos la confianza. No nos cuentes de nuevo-Le respondió la elfo con desinterés.
-Si no fueran-nya extraños sería diferente-nya-Opinó la segunda chica gato.
Chloe hizo un puchero.
-Debemos apurarnos. Mama Mía nos espera-Avisó Ryuu, acelerando su andar.
La conversación entre ellas continuó hasta que Anya tuvo ganas de tocar un tema de su interés.
-Oigan-nya... ¿Qué piensan de-nya Bell?-Preguntó, rascando su nuca y con su cola moviéndose de un lado a otro.
Se cuestionarán ¿Por qué la camarera de "La señora de la abundancia" curioseaba con eso? La respuesta es simple... Ha soñado con él cada noche desde que lo conoció.
Sin entender al 100% la razón de ello, el que estuviese presente mitigaba sus miedos y pesadillas. Tranquilizaba mente y alma.
-¡Yo opino-nya...!-Chloe iba ser la primera en dar su punto de vista.
-¡Nada de traseros-nya!-Le gritó la chica gato de cabello castaño.
-Me la pones difícil-nya...-La otra Demi humana sujetó su barbilla, pensando detenidamente.
-No lo conozco lo suficientemente como para dar una opinión subjetiva sobre él... No obstante... Me inspira confianza. No aparenta ser una mala persona, al contrario, es una compañía agradable-Respondió Ryuu. Se le percibía un tanto nostálgica al dar su parecer.
"Es idéntico a Ardi" Se dijo a sí misma, rememorando a su antigua amiga.
-¡Eso-nya! Si no se me permite-nya mencionar su trasero-nya concordaré con Ryuu-nya-Dijo Chloe, apuntando a su compañera.
-Y dinos Anya ¿A qué se debe el indagar en nuestros parecer respecto a Cranel-San?-La elfo externó su duda.
-¿A qué se debe-nya?-Ella permaneció en silencio, pensando seriamente si decirles o no.
"¿Les cuento-nya? Sería vergonzoso-nya. No es que-nya me guste Bell-nya... ¿O tal vez sí-nya? No, lo dudo-nya" Cientos de interrogantes formulándose en el pobre cerebro de la tonta gata.
-Otra vez se perdió-nya en lo que sea que haya dentro de ahí-nya-Murmuró la chica gato de cabello negro.
Se quedaron en medio del camino, esperando a que su compañera despertara de su transe.
-Está tardando más que de costumbre-Expresó la elfo peliverde.
Durante su oración, de reojo, percibió una presencia conocida.
Giró hacia ella.
-¿Uh? ¿Ese no es Cranel-San?-Dijo Ryuu, apuntando a unos cuantos metros adelante.
-¿Nya? ¿Bell-nya?-Anya volteó a todos lados en busca del antes mencionado.
-Sí es él-nya. Ese trasero me llama-nya-Chloe se relamió los labios.
-Estás trastornada-Le reclamó la peliverde.
La castaña dio con él.
Cabello blanco. Ojos rojos. Estatura superior al promedio y un rostro inocente. No cabía duda, era el conejo.
-¿Por qué se ve nervioso-nya?-Se cuestionó la pelinegra al ver la intranquilidad en el peliblanco.
Él miraba a sus alrededores como si no quisiese ser reconocido.
-Extraño...-Ryuu agudizó su mirada.
-Parece ocupado, no deberíamos interrumpirlo...-Antes de terminar su oración, Anya alzó la voz.
-¡Bell-nya!-Ella lo saludó eufóricamente.
Él velozmente dirigió su atención a donde el llamado provino.
Abrió sus ojos en su totalidad.
Su boca se esforzó en comunicar un saludo de vuelta pero se le imposibilitó.
-Y ahí se fue nuestra oportunidad de llegar temprano. Nos regañará Mama Mía-La elfo negó con la cabeza, resignándose a la furia de la enana.
La chica gato corrió hacia el muchacho, detrás de ella la seguían sus compañeras.
-S-Señorita Anya, Chloe y Lion. Es un gusto verlas-En sus palabras no se reflejaba su verdadero sentir.
-Puede llamarme Ryuu, Cranel-San-Esta última le dio la opción de utilizar su nombre.
-De acuerdo, Ryuu-Corrigió su saludo.
-Dinos Bell-nya ¿Qué haces aquí solo-nya?-Preguntó Chloe.
-Señorita Chloe, mi cara está aquí. No atrás de mi-Bell le avisó al sentir la mirada penetrante de ella en su retaguardia.
-Yo creo mis-nya propias opciones-nya-Poco o nada le importó lo dicho por él joven.
-¿Por qué luce inquieto, Cranel-San?-Preguntó la elfo.
-¡P-Por nada! Es solo que...-El negó con las manos y vió a otra parte con el objetivo de evitar el contacto visual porque se sentía interrogado.
-¿Una librería-nya?-Anya leyó el cartel del edificio frente al que se hallaban.
Sudor bajó por la frente del conejo.
-S-Sí... Estoy aquí porque, al dirigirme a la sede de la familia Hefesto, me topé con este sitio. Quería saber si tienen... Cuentos de héroes...-Respondió con sinceridad. No ganaba nada mintiéndoles aunado a la presencia de Ryuu quien tenía la capacidad de detectar sus mentiras con el lenguaje corporal.
-¿Cuentos de héroes-nya?-Anya ladeó la cabeza.
-Sé que suena infantil pero... Yo amo esa clase de historias-Expresó Bell, con gesto tierno que sacaba a relucir su inocencia.
Ryuu sintió una especie de aumento en su ritmo cardiaco al ver la pureza del muchacho.
-Cranel-San ¿Podrías contarme sobre los cuentos?-Pidió la elfo.
El par de amigas la vieron con sorpresa.
-¿Uh?-Bell se sorprendió por aquello.
-Quisiera saber sobre los cuentos de héroes-Insistió.
-¡C-Claro! ¡Déjamelo a mi! ¿Con cuál quieres que empiece? Podría ser "Oratoria del calabozo" que es uno muy famoso o "Leyenda sagrada del calabozo" aunque este último no es un título tan reconocido. Me los sé de memoria así que no es necesario comprarlos en la librería-Le respondió mientras se perdía en sus pensamientos y se inclinaba hacia adelante como un conejo emocionado.
Ni parecía que olvidó el objetivo principal por el cual salió del Orfanato.
Paf
De pronto la mano de Ryuu, al igual que la de Chloe y Anya, fueron sujetadas por Bell.
-¡Síganme! ¡Vayamos a donde podamos hablar!-Rebosante de energía y lleno de vida, la percepción del trío con respecto a él cambió radicalmente.
"Está tocando mi mano y... No me siento molesta" La bella hada tuvo ese impresión.
"Su mano es-nya cálida" Anya también tuvo su propia opinión.
"No es su trasero-nya pero no me quejo" Chloe como siempre, con su complejo de shotacona, se dejó llevar.
Los cuatro caminaron unos cuantos metros hasta llegar a unas bancas cercanas a la plaza del amor.
Se sentaron y Bell, asegurándose de que se sientan cómodas, comenzó con su habladuría sin una pizca de nerviosismo o tartamudeo.
Casi parecía estar leyendo el material original de los cuentos debido a la exactitud con la que recreaba los diálogos.
El brillo de sus ojos rojos se asemejaban al de una piedra preciosa. Un rubí para ser exactos.
Las tres se sentían envueltas mientras una sensación de tranquilidad se apoderaba de ellas.
A pesar de no ser a fines a esa clase de relatos, él les contagiaba la emoción y curiosidad por ellos.
Era dulce... Tierno... Agradable... Escucharlo hablar.
Los segundos se transformaron en minutos y los minutos en horas.
Sin importarles nada más que ese momento en específico.
Ryuu, quien solo cruzó palabra con él un par de ocasiones, por alguna extraña razón se sintió en paz.
"Esos ojos encantadores, brillantes como las numerosas historias de las que habla... Me encantan" Dijo en su subconsciente.
"Ver esta cara de él-nya... Me gusta-nya..." La chica gato castaña lo miraba sonrientemente.
"Lindo-nya... Simple y sencillamente lindo-nya..." A los ojos de Chloe, Bell resplandecía como el sol en verano. Por primera vez desde que lo conoce lo ve a él y no al redondo trasero detrás suyo.
-Y pues yo poseía ambos. Tanto "El héroe mercenario" como "El Argonauta" pero... Ahora están en buenas manos-Él no estaba ni cerca de acabar.
Levantó la cabeza antes de continuar y se dio cuenta de que el sol se ocultaba.
Un frío recorrió su espalda.
-¡LA FAMILIA HEFESTO! ¡LO OLVIDÉ!-Rememoró el asunto del arma que su abuela le dejó años atrás.
Las demás acompañantes también salieron de su burbuja.
-Está oscureciendo-Nya...-El color en los ojos de ambas chicas gato se perdió.
-Mama Mia no nos regañará... Será un destino peor...-La esperanza abandonó a la elfo.
-¡P-Perdón por haberlas retrasado! Es mi culpa por no detenerme-Se disculpó Bell con una reverencia. Su ánimo hasta los cielos decayó en menos de un segundo.
-No sé ustedes-nya pero después de escuchar sobre cuentos-nya el castigo no me preocupa-nya-Comentó Anya.
-Correcto-nya. Esta experiencia es irreemplazable-nya-Chloe estuvo de acuerdo con su amiga.
-¿No están molestas?-Como un perro regañado, las vio desde abajo.
-En lo absoluto, Cranel-San. Afianzar nuestra relación contigo hace que valiera la pena el tiempo invertido. Muchas gracias por relatarnos sus gustos-Ryuu, con una sonrisa pura, le dijo esa oración.
El arrepentimiento desapareció.
-Pero si yo te cuento-nya de los míos dices que me calle-nya-Chloe cruzó los brazos.
-Dudó que sea igual-nya-Anya se burló.
-¡E-Entiendo! Si quieren continuar en otra ocasión gustosamente continuaré ¡Adiós!-Les contestó con una sonrisa llena de vida y alegría.
Ambas chicas gato y la elfo se sonrojaron. Las colas de las primeras se erizó mientras que las orejas de Ryuu se pigmentaron de un color escarlata intenso.
Él, ignorando lo anterior, dio media vuelta y se fue, dejándolas ahí.
-¡V-Vámonos!-Ryuu tomó la iniciativa y fue a "La señora de la Abundancia" trotando con prisa.
-¡Te seguimos-nya!-Respondieron Anya y Chloe.
Y fue así como el encuentro entre las camareras y el conejo finalizó.
Uno que nadie se esperaba pero que definitivamente no olvidarán.
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Con Hefesto.
-Entiendo. Así que por fin sé por qué Urano me pidió esto hace 14 años-La diosa de cabellos rojos tenía en su mano aquel papel entregado a Bell por el dios antes mencionado la noche pasada.
-S-Sí... Él dijo que se lo diera y en cambio usted me proporcionará un arma-Explicó el peliblanco.
-Fufufu. ¿Emocionado? Debes estarlo. Te entregaré la mejor arma jamás creada por mi. Probablemente los fondos de tu abuela Hera se volvieron ceros por esto-Hefesto se adentró a un cuatro detrás suyo.
-¿En serio? Jajaja... Espera... ¿Como lo sabe...?-La declaración de la diosa impresionó a Bell.
Ella sabía sobre el parentesco de Hera con él.
-Porque las especificaciones me las proporcionó en persona-Contestó mientras asentaba el arma envuelta en una manta color beige.
*¡PAM!*
El sonido del metal contactando con el vidrio del mostrador fue... ¿Poco escandaloso?.
Al ver el tamaño supo de antemano que no se trataba de una espada.
Hefesto retiró la tela, dejando a simple vista la... No... Las Armas.
Nota del autor: Son Kanshou y Bakuya, las Armas de Archer en la saga de Fate. No tendrán las mismas propiedades que en ese universo, sólo las utilicé como referencia.
-¿Dagas dobles...?-Bell quiso sujetarlas.
-Están hechas de Oricalco y poseen la propiedad Durandal. Son prácticamente indestructibles. También utilicé Mithril para proporcionarle una alta conductividad mágica-La diosa se hallaba satisfecha con su trabajo.
-Deben valer aproximadamente... 300 millones de valis-Reveló el precio.
Bell casi tose de la impresión.
-¿T-Trescientos...?-
-Sí. 300 millones cada una-Como si fuese poco, respondió sin interés.
-¡¿Cada una?! ¡Con eso puedo fundar otra ciudad!-Gritó Bell con miedo de tocarlas.
-Exageras. Tómalas, son tuyas-Hefesto las agarró y entregó al conejo.
Él las sostuvo y el Mithril en ellas comenzó a brillar.
Una luz blanca envolvió las zonas donde el material se empleó.
-Interesante mas no inesperado. Te aceptaron como su amo. Esa Hera...-La diosa pelirroja rió mientras negaba con la cabeza.
-¿Su amo...?-Preguntó el muchacho.
-Sí. Están vivas, entre mayor sea tu fuerza, mejores serán así que... Esfuérzate-
Una nueva etapa en su vida como aventurero empezó.
-¡Se lo agradezco! ¡Con esto podré ser el héroe que deseo!-Reverenció a la deidad en múltiples ocasiones.
-¡T-Tranquilo! No hay razón para agradecerme, al fin y al cabo cobré por ellas, no fue un favor-Hefesto intentó calmarlo.
-De todas maneras merece reconocimiento. En fin, me retiro-El peliblanco quería probar sus nuevos "Juguetes".
-Por cierto...-Antes de que él se fuera, Hefesto lo sujetó de la chaqueta.
-¿Uh?-Él frenó.
-M-Muchas gracias por salvar a Welf... Me contó que tuvieron problemas en Rivira y los pisos intermedios-La pelirroja expresó su gratitud.
"Esos ojos... Son como los de Airmid cuando me ve... Oh... Amor..." Bell se percató de ello.
-No fue nada. Él es mi amigo. Prometo que su amado no saldrá lastimado mientras esté conmigo-Él lanzó aquellas palabras, inflando su pecho.
-Es un alivio que... ¿Que? ¿Amado?-Se ruborizó la deidad.
-¡Me retiro! ¡Gracias de nuevo!-Tan rápido como llegó se fue.
-¡E-Espera! ¡Te equivocas! ¡W-Welf no es mi...!-Ella salió de la tienda intentando perseguirlo pero él ya había tomado una distancia considerable y no era capaz de alcanzarlo.
Los miembros de su familia la miraron y, completamente avergonzada, regresó lentamente a su habitación.
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Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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"Objetivo frustrado por un amor inesperado"
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Un One Shot en el que se nos relata lo que hubiera sucedido si Bell era cuidado por Alfia, Zald y Zeus ¿Será un futuro feliz? ¿Bell se convertirá en el último héroe como se lo prometió a su madre? ¡Averigüémoslo!
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Otro One Shot sobre una bella historia de amor entre una diosa y un mortal, que toma como punto de partida la película de "Danmachi: la flecha de Orión". Veamos la aventura en la que se embarca nuestro carismático protagonista después de haber perdido a esa diosa que tocó su corazón en muy poco tiempo, de la cual, se tuvo que despedir prematuramente.
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La hermosa Lefiya nos acompañará en este One Shot junto al conejo en una aventura que tendrá de todo. Amor, drama, todo lo que engloba a esta pareja tan dispareja.
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La historia de amor entra una hermosa hada y un conejo con dudas nacientes en su corazón tras un suceso inesperado.
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Un fic con un cuarteto amoroso muy raro, BellxTionaxFreyaxHelun.
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Una hermosa historia de amor entre una asesora y el aventurero a su cargo, BellxEina.
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¡Una aventura sin Falna nos espera a nosotros y a nuestro protagonista!.
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Y mi primer y ya finalizado Fic, que va de la pareja de BellxSyr o Freya, el cual parte desde el rechazo de esta misma en el volumen 16 de la novela original, aunque claro... en este fic sabremos lo que hubiera pasado si Bell no la rechazaba, como el título indica.
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Sin más que agregar, yo me despido, espero que se echen una pasada a mi perfil y les agraden las demás historias en caso de no haberlas leído, eso es todo, hasta la próxima mis lectores.
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