No sabía como había llegado a esto, no sabía, que es lo que pasó por su mente, pero no se arrepentía, no ahora, no cuando al fin podía mostrar sus sentimientos.

Un jadeo lo hizo volver en sí, se separó de los labios del moreno y ambos se miraron, Bankotsu estaba con los ojos brillantes, labios hinchados y un tierno sonrojó en sus mejillas, Sesshomaru encontró la imagen adorable, lo volvió a besar, pero esta vez fue más lento, disfrutando cada rincón de su boca, no había apuros.

Una de sus manos fue hasta el final de la playera del moreno, la subió y comenzó a tocar su pecho, su estómago y después bajo para llenarlo de besos, Bankotsu estaba sumido en el placer, todo en lo que podía pensar era en las expertas manos de Sesshomaru sobre su cuerpo.

–¡Espera!– gritó cuando Taisho quizo meter su mano en los pantalones– eso no.

–¿Por qué?– su voz era grave, quizá por la excitacion del momento, quizá por el tiempo conteniendose, o simplemente por que al fin lo tenía como soñó– ¿no te gusta? Por que tu cuerpo no miente.

–¡No quiero que solo sea sexo y después te largues!– reclamó con los ojos cerrados– no quiero que me trates como a los demás.

Eso le dolió, era bien sabida su vida de mujeriego, se acostaba tanto con hombres como mujeres, pero nada serio jamás, nadie le había hecho desear una relación formal, pero él, él era distinto, con su actitud tan salvaje, desafiante y reclamándole hasta lo más mínimo sin importarle quien era, lo hacía desear querer estar con él.

–No eres como ellos– le robó un corto beso, seguido de más y más– no te quiero solo para el momento.

Bankotsu se dejó hacer, le permitió levantarlo, quitarle la playera y los pantalones, así como Sesshomaru se los había quitado, ahora lo tenía recostado, jugando por sobre su bóxer, Bankotsu no se quedó atrás, comenzó a tocar su cuerpo, sintiendo y disfrutando la calidez que transmitía.

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Entrada la noche, Bankotsu se removió en la cama, se sentía extrañamente complacido, chocó contra algo, o alguien más bien, abrió sus ojos y se encontró de frente a Sesshomaru, quien aún dormía, se quedó mirándolo, detallando su fino rostro.

–Me siento acosado por como me miras– el moreno se sobresaltó, lo miró enojado.

–¡Me asustaste idiota!– reclamó volteando para que no viera el sonrojó– y no te estaba mirando, es que apenas había despertado.

–Que pésimo mentiroso– se burló Sesshomaru besando su hombro– ¿tienes hambre?

Se levantó sin importarle mucho el estar desnudo, se vistió y le dio ropa más cómoda al moreno, quien agradeció y cuando estuvo listo, bajaron a cocinar.

Sesshomaru preparó salteado de verduras y carne, Bankotsu hizo té negro con toques de canela y preparó la mesa, cuando estuvo listo, se sentaron uno junto al otro.

Pusieron las noticias, donde se informaba un nuevo homicidio contra un hombre, todo por ser gay, Bankotsu se removió inquieto, prefirió cambiar y poner una película.

–¿Crees que sea bueno seguir?– Taisho se detuvo, lo miró esperando que se diera a entender– si se llegan a enterar de lo que somos, seremos repudiados e incluso asesinados.

–¿De lo que somos?– preguntó enojado– ¿y qué somos? Yo solo veo dos hombres enamorados, no le hacemos mal a nadie– limpió la comisura de su boca, lo tomó con una mano de la mejilla y lo besó– así se oponga el maldito mundo, no me iré, no ahora que por fin te puedo tener.

–Sesshomaru...– se dejó besar nuevamente, por que aún que tratara de decirse a sí mismo que estaba mal, no podía ni quería dejarlo, deseaba continuar ese amor, que apenas y florecía– ¿Que hacemos entonces?

Sesshomaru se quedó pensando, su familia lo apoyaría, después de todo, incluso Inuyasha había comenzado una relación con su amigo, pero ellos habían decidido irse lejos, muy lejos de Tokio.

Al final, respondió que lo pensaría, encontraría una manera de estar con su moreno, así tuviera que irse y olvidar al resto de sus amigos y a la sociedad.

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Dos meses habían pasado, cuando deseaban estar juntos, iban a la casa de Bankotsu, allí tenían privacidad, habían hablado con Toga e Irazue, quienes lo tomaron muy bien y les dieron su apoyo en todo, Toga, quien deseaba ver feliz a su primogénito, le dio la misma idea que a Inuyasha, debían irse, por que no deseaba encender la televisión y que fuera él el siguiente.

Había un pequeño pueblo a las afueras de Canadá, donde su hermano había encontrado hogar y la gente no los miraba con asco por andar de la mano con su amado, con aquella noticia, fue hasta la casa de su novio, quien escucho atento cada palabra y decidió que irían, viajarían en tres días.

–Allí seremos felices– dijo sonreído Bankotsu mientras tomaba la mano de Sesshomaru– hasta adoptaremos un minino.

–¿Sabes que soy alérgico a los gatos?– alzó una ceja.

–Si, lo adoptare para cuando se te ocurra llevarme la contraria– le dijo como si nada.

–Eres peor que una mujer en aquellos días– antes que se volteara a golpearlo, lo abrazó por la espalda y besó su cuello– pero así me gusta.

Los días pasaron, tenían todo empacado y las pocas pertenencias que no podían llevar, las vendieron para cambiar el dinero y tener un pequeño ahorro.

En cuanto llegaron a su destino, bajaron del avión y vieron a Inuyasha junto a Miroku, tras ellos estaban Sango y Kagome, también saludandolos.

–A de ser una casa enorme para que quepan todos– dijo Bankotsu tomando su maleta– ¿si vamos a vivir solos verdad?

–Te prometo, que en dos meses estaremos en nuestra casa– caminaron hasta quedar frente a los demás– pero sin gatos.

–Cuando papá llamó, no creí que fuera verdad– dijo burlón Inuyasha recibiendo una mirada asesina– así que dime cuñado ¿como lo atrapaste?

–La verdad ni yo lo sé– miró a su novio, sonriendole– pero estoy feliz.

Las tres parejas se dirigieron a la casa, harían una pequeña bienvenida y después los llevarían a conocer un poco.

Sesshomaru se veía feliz, estaba por fin con quien amaba y se habían alejado de una sociedad homofobica, podrían caminar libres sin ser juzgados.

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Espero les guste, es la primera vez que escribo un chico×chico.