20#: Jorge Greenwirk
Holas chicas y chicoss :33 espero que les guste este capítulo. Este gif lo hice yo♥♥ es una chotada lo sé, pero algo es algo (???) las primeras partes son un beso de Julben (?? JulesxBen, y las otras dos de Jorge, la actual (que nunca puse una) y la de cuando tenía 16 años (:
En este capítulo contaré mucho de su vida.
B e n j a m i n
—¡¿Q-qué haces aquí?!—La figura esbelta de mi padre me sacó de todos mis comienzos al principio. ¿Desde cuándo puede usar un arma y apuntar bien?. La verdad es que intente disparar un arma cuando el hombre matón vino hacia mi-robé su arma-y disparé, pero me caí y la bala fue hacia el cielo, aparte de todo eso... ¿ desde cuando sabe que estamos aquí?, la verdad no estoy enojado ni nada, sólo que... ¡¿POR QUÉ NUNCA ME LO HA DICHO?!
Damos vuelta en unas dos esquinas teniendo a Jules y a mi padre de guías. Tiene puesta una camisa bordo, un chaleco antibalas y unos zapatos de viejos. Su barba creció un poco desde que lo vi por última vez.
—Ben, ya te lo he dicho... te contaré cuando estemos a salvo.—Suspiró, bueno, esta es la tercera vez que le hago la misma pregunta, pero aún no me canso. Me da curiosidad que Jules está más tranquilo-como si supiera todo desde un maldito principio- y no le hace ninguna pregunta a mi padre. Sólo sostiene su arma (la que mi padre le ha dado) y actúa como si fuera el más musculoso del grupo. Bueno, eso es verdad... pero aún así él lo tiene que presumir todo, idiota.
Todavía no me quedó clara la idea de que este puede ser nuestra última conversación debido a todo. Espero que reconozcan cuando sabes que todo se va a echar a perder en cualquier momento, pero algo sorprendente viene, no cambia la situación pero como que te deja en shock. Un ejemplo es cuando estás haciendo un examen del que no estudiaste. Sabes que vas a reprobar y luego viene una chica o un chico que nunca en tu vida te habló y te guiña el ojo. Aún vas a reprobar el examen, pero como que te quedas preguntando una y otra vez ¿Por qué hizo eso?.
A medida que caminamos paso por paso Elisabeth y Sebastián están como dos enamorados. Se agarran de la mano, se la sueltan cuando tienen sudor debido al miedo y se dan miraditas rápidas, que luego desaparecen debido al extremo rubor de aquellos dos.
—¿Cuánto falta?—Pregunto. Soy el único que hace preguntas aquí y se nota demasiado mi entusiasmo, no sé porque lo debo tener. Debe ser debido a la adrenalina. Jules gira su cabeza directo hacia mi-pareciendo el maldito exorcista-y me dedica una mirada pícara. Se encoge de hombros y sigue mirando hacia delante. En el pasillo que nos encontramos es angosto. Sólo dos personas pueden estar una al lado de la otra sin que se toquen los hombros (solo dejando unos centímetros de distancia). La fila en la que estamos se convierte en algo extraño, me siento como si fuera algún famoso rodeado de sus escudos. Adelante mío están Jules y mi padre y detrás Elisabeth y Sebastián, y yo... en el centro de ellos.
—Por aquí—Mi padre hace señas a un lado derecho. Nuestros pasos se hacen más rápidos haciendo eco en el suelo de hormigón alisado.—Jules, quédate a mi lado en todo momento. Aunque eres el único que dispara, podemos crear algo así como un escudo para ellos—Nos señala. Jules me observa y asiente. Sé lo que piensa. "No dejaré que mueras". Me hace acordar a una conversación que tuvimos luego de hacer "eso".
—Te amo.—Me había dicho.
—Oh, ¿enserio?—Pregunté. Él asintió sonriendo como si fuera la pregunta más estúpida del mundo, pero me tenía paciencia debido a que me ama.—Entonces... si yo me muero, ¿tú mueres conmigo?
—No. Nunca.—Recuerdo que su respuesta inmediata me había dejado un dolor en el pecho. En ese momento intenté calmarme haciendo como si no me importara.
—¿No dijiste que me amabas?—Le hice otra pregunta.
Él asiente.
—Exacto. Yo nunca moriría contigo, porque yo nunca te dejaría morir, aunque valga mi propia vida—Susurró esas palabras tan tiernas haciendo que me sonrojara allí en su cama y aquí mismo en mis recuerdos.
Debo estar rojo como tomate... Si no fuera por las circunstancias lo abrazaría y no lo dejaría ir nunca. Hasta moriría haciéndolo.
Entramos en una sala de unos cuatro metros por seis, un pequeño cuarto con una lámpara colgando en el techo. Allí yacen una mesa y una silla, hay manchas en el suelo—una sala de interrogación—siempre que vi películas policiales aparecían esos cuartos, dónde golpeaban a las personas hasta que diga todo, como me hacían a mi...
Mis manos comienzan a temblar al recordar todo aquello. Golpes... manoseos, violación. Aún no le he dicho a nadie que me han hecho realmente, sólo que no quiero recordar nada. Es mejor así. Jules sólo me lo ha preguntado una vez, sólo le dije lo de los golpes, no sé si no me volvio a preguntar nuevamente porque confía o porque sabe el dolor que obtuve, no lo sé realmente. Mi padre cierra la puerta de madera de la cuál entramos y la bloquea con una silla. Estamos hace unos treinta minutos aquí girando en este laberinto. Todos se relajan.
—¿Estás bien?—Jules colocó la mano en mi hombro. Aún observo la mancha—de sangre—haciéndome dar escalofríos por la columna vertebral. Mis manos siguen temblando.
—Sí, no te preocupes, sólo estoy un poco... mareado—Lo único que se me ocurrió, mareado. Soy un idiota. Él asiente débilmente, su mejilla tiene un color rojo dando toques al morado. Un gran golpe. Yo diciéndo que me siento mareado cuando a él lo maltrataron una y otra vez hace una hora.
Me siento en una esquina seguido de Jules. Estamos todos sentados menos mi padre.
—Vamos a descansar unos minutos para hacer algún plan.—¿Plan?, ¿aún no lo tenía?. Suspiro.
—¿Estamos a salvo?—Pregunta Elisabeth. Está al lado del pelirrojo anteriormente homosexual y mira fijamente a mi padre, como observándolo.
—Sólo algunos minutos...—niega con la cabeza—no lo sé realmente, cuando averigüé, Jack estaba yendo hacia la casa de un negociante fu-turista.
Es mi oportunidad.
—¿Qué haces aquí?—Pregunto por no se... ¿decimacuarta vez?. Mi padre sonríe.
—Te dije que...
—Cuando estemos a salvo. Lo estamos ahora. Tal vez puede ser nuestros últimos minutos con vida, y no quiero morir no sabiendo anda del que es mi padre, bah, sí lo eres realmente...—Lo miro con las cejas levantadas, mi rostro es pura interrogación, la sala ayuda, sólo que sin los golpes, claro.
Mi padre se rinde y se sienta en el suelo, cansado.
—¿Qué quieres que te cuente?—Preguntó. Cerré los ojos.
—Todo.—Él se masajea la sien como pensando.
—Cuando tenía...—Todos lo observamos como niños pequeños escuchando un cuento de maravilla. Sólo que esta vez, no es realmente de maravilla—unos diez años...—Niega con la cabeza.—Desde el principio. Nací huérfano.—¿Huérfano?, pero si yo tenía hasta abuelos, tíos... hasta primos segundos. Mi padre sabe mi cara de interrogación nuevamente e interrumpe—Ya llegaré a esa parte, déjame contar todo sin interrupciones. ¿OK?
—Está bien...
—Bien, como decía, nací huérfano. Mi madre murió por el parto y mi padre falleció en una misión, él era policia. Pero no cualquiera, era como lo que ustedes lo llaman "agentes". Fui criado por amigos de mi padre, todos agentes. A la edad de nueve años, ya sabía todos los nombres de las armas, y dispararlas. Aunque sabía todo, desde las balas hasta como correr según el viento, necesitaba hacer una misión que diga que estoy listo para ser uno de ellos. Yo simplemente era... un nacido agente. Desde que tenía memoria me hacían correr, apuntar, saber de memorias los pesos. No tuve infancia, lo sé. Pero estoy agradecido por todo el entrenamiento.—Sonrió—La misión en la cuál yo tenía nueve años era hacerme amigo del hijo de uno de los asesinos seriales más grandes del mundo. El niño se llamaba Jack Stawson.—Todos nos sobresaltamos al oír el nombre del padre de Jules—como pueden ver, cumplí mi misión. Arrestamos al padre de Jack por agresión sexual, robos y asesinatos. La madre no estaba incluída en nada, por lo que dejamos a ella con su pequeño. Pasaron varios años, y yo seguía siendo el mejor amigo de Jack, no por la misión, si no porque me agradaba, aparte de todo esto, era mi único amigo aparte de las armas. Ya a los dieciseis años de edad, seguíamos juntos como mejores amigos, hasta los dos nos graduamos juntos. Él siempre odio a su padre, por eso también siempre me daba las gracias de sacarlo de su miseria de golpes. Cuando tuvimos dieciséis años, fuimos a una biblioteca. Jack odiaba leer, pero le encantaba observar. Un día de esos, observó a una niña de cabellos oscuros y ojos negros perlados. Ella estaba intentando agarrar un libro de cocina.—Mi madre...—Él sólo observaba como ella hacía fuerza con las puntas de los dedos del pie para alcanzar aquel libro tan grueso... Como yo estaba a dos pasos de ella y era más alto, tomé el libro y se lo di. Ella me respondió con un "Gracias". Y de allí, nos vimos todos los días en la biblioteca. Ella me hablaba de sus sueños, vida y todo. Yo también, le conté que era un agente ya graduado, al principio no me creyó, pero una noche, mientras salíamos de unas de nuestras citas, un hombre armado nos apuntó. Yo sólo le saqué el arma y llamé a la policia local, y allí me creyó. Tres años después ya eramos como una persona—Hice cara de asco al saber que significa eso, no hacía falta que diga que lo hicieron... Mi papá ignoró mi cara y siguió—Por eso, nos casamos. Pero no me retiré de la agencia. Debido a ello... me llamaron para una misión de la cuál era suicida, ella me dijo que no vaya, que puede ser riesgoso, pero como yo amaba lo riesgoso, fui. Esa fue mi última misión, ya que me dispararon en el hueso, haciendo tener esta cojera.
—Espera... ¿no tienes cáncer?—Pregunté. Todo el maldito trabajo... ¿y él no tenía cáncer?. Mi padre negó con la cabeza.
—Déjame seguir. Fue mi ultima misión porque tu madre me pidió eso, si iba a otra, ella me pediría el separamiento. A pasar muchos años, luego del casamiento, Jack desapareció. Nunca más lo vi, hasta que se casó con otra mujer, era muy bonita, pero él la despreciaba, un día fui a hablar con él porque vi un moretón en el brazo de ella. Él estaba borracho. Me dijo que esto era mi culpa por sacarle a la única mujer de la que se enamoró en la biblioteca, y una semana después, se fue a Paris. Y con respecto a tu trabajo de medio tiempo, hice que trabajaras para que estés listo cuando yo no esté más.
Asentí. No me importaba realmente el trabajo, no era mi sueño ahora mismo.
—Jack estaba enamorado de tu madre—se dirigió a mi—por eso, cuando ella murió, te culpó a ti, y a mi... Por eso te tiene tanto rencor.
Jules se mastica el interior de su cachete. ¿Acaso no escuchó nada?.
—Tú... ¿lo sabías, verdad?—Le pregunté. Jules me miró confundido y luego asintió. Suspiré.
—Sólo quiero irme de aquí. ¿Nos podremos ir?—me levanté. Mi padre asintió y todos nos levantamos. Sacó la silla y abrió la puerta.
—Espera—Mi padre me tomó del hombro.—La casa... Jack sabía donde me alojaba y cuando te secuestró, sus hombres vinieron por mi.—Asentí, bueno, no lo lograron, eso está claro.—Logré escapar del incendio, pero no pude salvar nada de allí, lo siento.
—¿I-incendio?—Pregunté. Él asintió.
—Nuestra casa... ya no existe, Ben.—Dirigí la mirada a Jules. Él estaba hablando con Sebastián de quien sabe que.
—Está bien, no es un gran problema ahora...—Respondí. Él sonrío y seguimos nuestro camino.
Fuimos por varios pasillos diferentes, hasta que llegamos hacia las escaleras. ¡Lo habíamos logrado!
—Esperen un momento.—Mi padre nos paró mientras caminábamos hacia las escaleras.—Ellos no nos hubiera esto tan fácil.—Dijo. ¿De qué hablaba?, ya habíamos llegado hasta el final.
Mi papá se quedó pensando por unos minutos y luego obtiene tipo una idea. Va hacia las paredes y las golpea. Escuchamos unos ruidos y luego se aleja. Saca unos aparatos de sus bolsillos y los pega a la pared. Luego va hacia la otra y pega otro dispositivo.
—Suban—Nos ordenó. Nosotros seguimos sus órdenes, claro, lindos y jugueteros soldados.
Lo observé durante unos momentos y me di cuenta que en su mano tenía una especie de control-aparato.
—¿Colocaste bombas?—Le pregunté, él se río y asintió.
—Definitivamente en inteligencia saliste a mi.—Me guiñó el ojo. Padres.
Mi padre abrió la puerta completamente. Pero algo lo detuvo. Dio un paso hacia atrás como todos nosotros y pudimos observar que era lo que observaba.
Allí, en la cima de la escalera, Jack apuntaba a mi padre con una pistola.
—¡Papá!—Grité como tono de advertencia, lo cuál fue estúpido, ya que él sabía lo que pasaba. Mi padre hizo una mueca.
—Vaya, vaya—Habló Jack—Mira a quién tenemos aquí.
—¿Que tal Jack?—Mi padre preguntó.
—Pues nada bien, unas personas están en donde guardo la mercancía y ahora estoy apuntando al chupa pollas que más odio.
—Oh, creo que me odias debido a que te convertiste igual a tu padre—Jack se alarmó. Mi padre, a veces, sabe como dar en el punto débil de alguien.
Mientras Jack avanzaba, nosotros retrocedíamos. Jules apuntaba a su padre y él al mío. Ninguno tenía oportunidad sin obtener una bala en la cabeza. Hasta que entraron los matones...
Nos sujetaron sin atarnos. Y estuvimos así varios minutos. Jack mirando a mi padre y mi padre dándole en el punto débil.
—Siento haber sido mejor persona que tu.—Dijo mi padre.
—Robarse a una mujer no te hace mejor.
—Matar a alguien tampoco, Jack—Como amo mi padre. A el padre de Jules se le salía el humo por las orejas.
No sé a lo que debía esta conversación, así que dirigí mi mirada hacia las paredes.
Las bombas seguían allí. Así que eso era. Mi padre estaba haciendo tiempo, quería que las bombas se terminaran de instalar, de aquí podría ver que faltaban unos quince segundos. Mi padre había tocado el botón en el momento que vio a Jack en la cima de las escaleras.
—Como si tu no tuvieras sangre de otra persona en tus manos.—Jack dio la contra.
Diez segundos.
—Sí, pero no las de un inocente que era tu mejor amigo.
Cinco segundos.
—Los mejores amigos nunca roban el amor de otra persona.
¡BUM!
Las paredes comenzaron a desmoronarse, los matones nos habían soltado por la sorpresa. Golpee lo más fuerte que pude en la mandíbula y se balanceo hacia atrás, cayendo. Se volvió a levantar, pero luego un pedazo del techo cayó hacia él.
—¡CORRAN!—Gritó mi padre. Vi para todos lados, Sebastián, Jules y Elisabeth estaban libres y corriendo hacia la escalera. Jules me miraba como si con su mente podría atraerme. Corrí hacia él.
—Espera, mi papá...—Volví hacia él y estaba peleando con Jack a dientes y uñas. Jules tomó mi mano y me arrastró. Me contuve varios segundos.
—¡Vamos!—Jules me gritó. Estábamos a dos escalones de la escalera. Negué con la cabeza. No iba a dejar a mi padre aquí. Jules me tomó de los brazos.—¡MIRA, ESCÚCHAME!—Lágrimas salían de mis ojos. No lo iba a dejar, era lo último que me quedaba—¡SI NO SALIMOS DE AQUÍ, MORIMOS. ¿ME ESCUCHAS?—Asentí con la vista nublada de lágrimas. Jules me tomó entre sus brazos y me levantó. Subimos las escaleras y pasamos la puerta ya abierta. Di una última mirada, Jack estaba sobre el suelo mientras mi padre encendía un cigarrillo. Todavía hay tiempo yo puedo ir a buscarlo...
—¡PAPÁ!—Grité. Él me vio. Llevó su mano derecha hacia los labios y luego hacia la frente. Negué con la cabeza, no, no y no. Corrí hacia la puerta.
—¡ESPERA, BEN!—Jules me tomó del pecho y me contuvo en sus brazos. Todo se desvanecía. Las pareces se desprendían y tapaban la entrada del sótano.
—No...—Susurré.—Aún podía salvarlo...—Mi garganta se achicaba.—Yo...
Jules me abrazó. Y rompí en llanto.
Y lo perdí. Mi voz, mi padre, mi madre, mi casa... Todo. Lo único que me quedaba era él, Jules... Tomé mis brazos alrededor de su cuello y lo abracé aún más fuerte. Nunca lo dejaría ir. Nunca.
Porque es lo único que me queda.
Hola, los amo, gracias por leer y no me maten :ccccccccccccccccccccccccc
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro