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Epítulo 1.1: ¡La Posada de los Aventureros!


ERTUM RELM: LIBRO AZUL

ENSAYO SOBRE LA JUSTICIA

PRIMER TESIS


—Y por último —sigue diciendo Bondund—, si los pueblos del Reino Calandri detrás de las montañas se nos unen, entonces los reinos del pantano y los valles del norte también se nos unirán para luchar contra el sistema separatista.

Bondund terminaba de explicar el plan a sus dos compañeros de especie Biller – bajitos, cubiertos por una manta gris en su mayor parte, grandes ojos verdes nocturnos, y una barba blanca hasta el suelo– que lo acompañaban en este viaje lejos de casa, solo interrumpido por una fogata bajo las estrellas en medio del oscuro bosque.

Uno de los biller dejó su cena a un costado y se recostó en el césped del claro a mirar el cielo violeta estrellado, relajándose de a poco y perdiendo la batalla contra el cansancio de haber caminado un día entero por la maleza y espesura del bosque. El sonido de las brasas y el calor de la fogata parecían invitarlo a un dulce sueño.

Bondund, que también era un biller, detuvo suhabla susurrante en seco. Un ruido más allá de los arbustos oscuros lo alertó.

Los biller, de naturaleza escurridiza y temerosa, dejaron atrás toda posibilidad de relajarse, apagaron la fogata con tierra, levantaron con alboroto sus mantas y ollas, y bajo la oscura noche violeta salieron del claro a esconderse en mitad del bosque profundo.

Sus equipajes rechinaban metales en el abismo y los arbustos chillaban al rosarlos. El silencio no se volvió amigo de los billers en la huida, pero se escondieron detrás de un gran árbol sin pronunciar ni una palabra, tratando de escuchar sonidos o pasos que los guíen a escapar de estos. El ambiente se volvió más tenso y pesado, y en los biller pesaba más el miedo que el equipaje que llevaban, tratando de no hacer ruido a pesar de que sus manos temblaban y por lo tanto sus ollas también.

Ladrones, saqueadores, bestias hambrientas o vasallos de un rey corrupto. Cualquier cosa puede habitar en la oscuridad de la noche en medio de la nada. El terror que controla a los billers crea imágenes terribles en sus mentes, y sin tratar de perder la cordura uno de ellos voltea a mirar en dirección al claro.

Ni un alma parecía moverse entre tanta oscuridad, y sin embargo los árboles mudos gritaban el peligro en lo profundo del abismal bosque. Sombrío y terrorífico en medio de los nervios y el terror.

—¿Así que se unirán para luchar, eh?

El biller que miraba en dirección al claro escucha una voz desconocida que viene detrás suyo. Da vuelta rápido su cabeza y junto a sus otros dos compañeros ve a un Anfeli(*) acompañado de otros dos. Dos hombres anfeliem y una mujer, y el que habló de voz gruesa y siniestra en el medio apuntando con un arma parecida a un revolver más grande de lo normal con un cañón todavía más ancho.


NOTA: Un Anfeli es un Humano, pero la palabra Humano no existe. El plural para Anfeli es "Anfeliem".


Paralizados y con laspiernas a punto de quebrarse del terror, los biller no podían hacer otra cosaque mirar el cañón del arma que apuntaba directo a la cabeza de uno de ellos.

El aroma a humedad del rocío y las estrellasbrillantes en el hermoso cielo fueron también testigos del proyectil que saliódisparado del ancho cañón. En un segundo, la cabeza del biller se destrozó enmil pedazos, chorreando a sus compañeros de sangre y sesos. El proyectiltraspasó el tronco del árbol y desparramó partes de la cabeza en el césped. Elsonido del disparo aturdió a los biller que no pudieron reaccionar. Seguían sinreaccionar, mientras el cuerpo de su compañero caía sin cabeza al suelo, empapándoseen un charco de su propia sangre.

Una lágrima cayó por el rostro ensangrentado de uno de los biller, los grandes ojos verdes desorbitados por la inerte desesperación, y el anfeliem recargó su arma.


*  *  *


—¡Mac!

Le gritó una joven anfeli a Mac, que dormía apoyado sobre el tronco de un árbol solitario encima de una pequeña colina. Las sombras de las hojas pintaban paz en su rostro.

—¡Mac! ¡Despierta!

—Mmm... —el joven abre lentamente sus ojos— ¿Noe?

—Ya está la comida.

—¿Cuánto... cuánto dormí?

—Casi dos horas, ¿no dormiste bien anoche?

Mac se queda pensativo unos instantes, y mira a Noe casi respondiéndole con la mirada. Ella se da cuenta al instante de lo ocurrido.

—Es que... —contesta luego demirarla.

—¿Otra vez?

—Sí.

Noe, con calma, se sienta a su lado apoyándose en el tronco, disfrutando de la sombra y la cálida brisa del día. Aunque la colina no era alta, podía verse al bosque que rodeaba el claro como un mar verde que se perdía en el pronto horizonte.

—¿Y esta vez con qué soñaste?

—Con lo mismo de siempre. Solo que a veces... hay más cosas.

—¿Extrañas nuestro hogar?

—No sé si nuestro hogar, tal vez las cosas que hacía allí.

La larga cabellera castaña de Noe ondea con la brisa, perdida en un lejano lugar, mirando más allá del bosque. Mac la ve con sus ojos recién despiertos.

—¿Y vos? —le pregunta.

—Hmm...

Noe no termina de contestar cuando se oye ungrito que viene colina abajo.

—¡Oigan! ¡Ya está la comida!

—¡Ya bajamos! —le contesta Noe al muchacho, también un anfeli— Vamos, Mac, que Ron desde ayer quería cocinarnos su guiso especial.

Mac y Noe se levantan y bajan la pequeña colina hacia donde se encontraba Ron, cerca de un camino de tierra que cruzaba el claro, con una fogata y una olla encima con un aroma que endulzaba todo el bosque.

Probando su sopa especial, Ron, que parecía ser un poco más pequeño en edad que Mac y Noe, se deleitaba con el sabor y empezaba a servir la sopa con un cucharon a unos cuencos de madera. Mac y Noe llegaban con él justo en el momento en que terminaba de servir.

—¡Como viajeros antiguos! —dice Ron emocionado— Comiendo al lado de los caminos en cuencos de madera.

—Espero que esos cuencos no tengan hongos, ¡estuvieron guardados mucho tiempo!

—Tranquila, los limpié en el río que pasamos.

—¡Huele delicioso! —exclama Mac.

—¡Y espera a probarla!

—¿La sopa?

—Claro.

—¡Quema! —se queja Noe con el cuenco en la mano.

—Soplen antes de...bueno, ya saben.

El almuerzo de los jóvenes anfeliem sedisfrutaba bajo el sol de la tarde casi veraniega. El olor que emanaba elcaldero se esparcía por todo el aire bajo el cielo blanco, la sopa se enfriabaen la olla mientras los jóvenes descansaban antes de continuar su viaje.

—¿Irá a llover? –pregunta Mac acostado en el césped y agarrándose su panza llena mientras mira el cielo.

—¿Por qué lo dices? —le dice Ron.

—Porque no puedo distinguir si está nublado o no. Hace días que no puedo distinguir una nube del cielo.

—La gente que vive aquí en Nudarien ya debe estar acostumbrada, pero a nosotros todavía nos es difícil. Y puede ser que llueva. Hay olor a humedad.

—Cielos blancos, noches violetas, atardeceres verdes... nunca imaginé ver tanta variedad de colores en el cielo.

—Es increíble —exclama Noe, también mirando el cielo—, ¿por qué será?

—¿A caso no se los expliqué cuando llegamos aNudarien? —trata de recordar Ron.

—Creo que sí. Pero no te presté mucha atención —dice Mac entre risas.

—Es gracias a los cristales que vemos en el césped, como ese de allá —señala un pequeño cristal celeste entre la hierba—, o ese otro, o aquel, o el de allá. Son de varios colores claros, pero todos cumplen la misma función: expulsar moléculas de cristal al cielo, lo que produce el Ciclo de Cristal, acoplándose a gases del aire y usándolos como medio de reproducción. Al haber tantas moléculas pareciera que el color del cielo cambia, pero es solo un efecto óptico.

—Qué interesante —responde Mac con un tono sarcástico.

—¡Yo sí quiero saber!

—¡Ay, Mac! La ciencia es más interesante de lo que crees.

—¡Así es! —acompaña Noe—, aunque a muchos noscueste más que a otros.

Por el camino, saliendo del bosque, se acerca una persona de especie Lern, humanoide alto, en su mayoría de color celeste; de flacas piernas y estirados brazos hasta las rodillas; y una cabeza ovalada y alargada. Los jóvenes lo ven pero no le prestan atención, hasta que el lern se acerca a ellos.

—Buenas tardes, anfeliem —habla con voz profunda y aguda, típico de su especie. Llegaba a medir hasta casi cuatro metros—, ¿por casualidad tienen un poco de Hierbas de Helim?

—Claro, le doy lo que me sobró de la comida —le responde Ron.

—Muchas gracias. Perdón por entrometerme, pero nopude evitar oler las hierbas cocinadas desde ya varios metros.

Ron estira su mano en el aire y en su palma comienza a aparecer un dispositivo de color gris con forma ovalada y plana. El dispositivo cae en su mano y Ron teclea la pantalla táctil, apuntando dicha pantalla hacia su otra mano. Del dispositivo sale un haz de luz rojo que proyecta hacia su otra mano, donde comienza a aparecer un pequeño saco atado con una soga. Acto seguido, le da el saco al lern.

—Ahí tiene.

—De verdad, muchas gracias otra vez. En el pueblo no conseguí tantas, y necesito para mi largo viaje.

—¿Cuánto falta para el próximo pueblo señor? —pregunta Noe.

—A un día a paso medio.

—Pensé que estábamos más lejos —exclama Mac—. Hay mucha maleza en este bosque y ningún rastro de farolas en el camino.

—Oh, las farolascomienzan a unos cuantos metros cerca de aquí, así que pronto saldrán de lazona peligrosa del bosque.

—Que el camino esté iluminado no lo hace menospeligroso —comenta Noe. 

—Es verdad, joven anfeli, y hay que tener mucho más cuidado por estas regiones. El Pueblo Gaumel está viviendo situaciones muy extrañas en los últimos días. Tal vez se han enterado de las noticias que corren por estos lugares.

—Algo escuchamos.

—Viajen de día ybusquen un lugar seguro de noche donde descansar. Es solo un consejo. Quetengan buen viaje, jóvenes.

El lern se despide y retoma su caminata lentapor el camino, en dirección contraria donde los jóvenes anfeliem deben seguir.

—¿Hierbas de helim? —pregunta Mac.

—Las especies húmedas, como el lern, necesitan hierbas de helim o una poción de la misma si van a estar mucho tiempo bajo el sol o lugares secos –responde Ron.

—¿Y una crema humectante no es lo mismo? —comenta Noe con inocencia.

—Hay especies que son bastante tradicionales conrespecto de lo que consumen, y los productos más afectados por esta razón sonlos químicos industriales.

Esa tarde los jóvenes descansaron y siguieron su viaje por el sendero que los llevaría hacia el Pueblo Gaumel, internándose otra vez en el espeso bosque.

Como había dicho el lern viajero, las farolas al lado del camino comenzaron a aparecer. Altas y negras, adornaban la zona de bosque con su imponente y olvidada decoración.

El cielo se fue tornando de un verde claro al atardecer, y mientras este verde se hacía cada vez más intenso y oscuro en el horizonte, el bosque comenzaba a mostrar su cara más sombría y temible, solo apaciguada por las farolas que se prendían despacio e iluminaban el sendero de tierra y los árboles cercanos.

Cuando finalmente la noche violeta se hizo presente y el delgado horizonte verde desapareció de a poco, el sendero solitario y nocturno permitió prender la imaginación de los jóvenes apuntada a la oscuridad del profundo bosque con entidades que tal vez los observaban, los seguían, y pronto los cazarían, alimentando los rumores de lo peligroso que se había vuelto la región para viajeros.

Un rato más tarde una leve neblina apareció provocando una leve baja de la visión del sendero.

Precavidos, avanzaron lentamente sin perder el camino iluminado entre medio de la niebla, con los árboles a los costados que parecían querer arrastrarlos con sus ramas como garras hacia la oscuridad abismal.

—Esto ya no me está gustando nada –dice Noe con temor mirando a sus alrededores.

—¿Y qué podemos hacer?, hay que seguir caminando —comenta Mac—. No nos vamos a quedar en medio de la niebla para que nos ataquen.

—A la tarde me habíafijado en mi Sinnar que había una posadapor este camino —habla Ron—. Voy a volver afijarme.

El joven estira su mano y el dispositivo Sinnaraparece en su palma como un ovalo gris y plano que se va haciendo cada vez másgrande hasta alcanzar el tamaño de un teléfono. Luego comienza a fijarse laubicación de la supuesta posada.

Noe se detiene en seco, Mac se da vuelta y la mira.

—¿A caso no sienten eso? —comenta la joven, abrazándose a sí misma y espantada— ¿No sienten esa Energía Negra haciéndose cada vez más fuerte?

Mac comienza a concentrarse para sentir la presencia de dicha energía. Luego mira a Noe con firmeza.

—Sí. Y está cada vez más cerca.

—¡Ahí está! —grita Ron exaltado, que no sentía la Energía Negra debido a que estaba concentrado con su Sinnar— Solo unos metros más y podremos verla. Bueno, eso dice aquí, pero con niebla tal vez sean más.

—Hay que apurarnos, ¡pero ya!

Noe acelera el paso.


*  *  *


En medio de la niebla, el sendero iluminadodejaba paso a un pequeño claro de tierra donde había una gran cabaña de maderade dos pisos ubicada al borde junto al bosque. Muy bien iluminada y con variasventanas, se podía escuchar en su interior gritos, risas y un ambiente casifestivo. Una alta puerta rectangular, con detalles en metal decorando laventana de la misma, hace de entrada. Antes de subir unos peldaños de maderafigura un cartel con la leyenda: PosadaHogar del Anciano Tionkel.

Los jóvenes anfeliem subieron la pequeñaescalera en la entrada y abrieron la puerta que pesaba bastante. En el interiorsolo unos pocos interesados se dieron vuelta a mirar la entrada, el restosiguió bebiendo y gritando. Muchas y variadas especies, grandes, medianas ypequeñas, creaban un ambiente cálido y típico de una posada llena de viajeros,cazadores, algunos ladrones de caminos, aventureros y magos. Las mesas rústicasde madera, la barra al fondo del salón, las lámparas iluminando, las cortinasde las ventanas algunas rotas y otras manchadas, y las copas de cervezachocando entre risas, le daban alegría y cierta tranquilidad al ambiente, acomparación del bosque oscuro de afuera. 

Algunas especies grandes y robustas, como un Damnar –un cocodrilo de casi tresmetros, bípedo, con cara de pocos amigos, con una jarra en su mano, unacuchilla en la otra, y un cinturón ancho que le cruzaba el pecho con variaspistolas y munición– que miraba con desprecio a los jóvenes anfeliem, muchosmás pequeños que él, pasar hacia la barra. Otro grandulón, de especie Harox –una barriga negra gigante con unapequeña cabeza gorda, dos brazos bien anchos y largos, y dos pequeñas perogruesas piernas bien musculosas que soportan el peso del harox– esquivó a losjóvenes haciendo una mueca de molestia al verlos. Al parecer Noe era a la únicaque le incomodaba el ambiente, molesta por la actitud de ciertas especies quelos veían pasar.

Al llegar a la barra hablaron con el cantinero y administrador del lugar, un pequeño Garhal: robusto, de color rojo, con dos cuernos en su cabeza, ancha boca y una mirada furiosa.

—Buenas noches, una habitación por favor —habla Mac.

—Claro jóvenes, son 300 Galdots.

—¿¡300 Gots!?

—Espere un minuto —le dice Ron.

—No hay prisa, jóvenes, decidan si quieren dormir en una confortable habitación o aquí con estos ladrones borrachos.

Los jóvenes se miran y comienzan a hablar en suidioma natal exclusivo de la especie anfeli: el Haundeano.

—¿Qué hacemos? ¡300 Gots es mucho por una noche! —exclama Mac.

—Cuando lleguemos a la ciudad retiramos el dinero que nos da el gobierno —le recuerda Ron—, así que por mí no creo que haya problema.

—Es un estafador —comenta Noe—. Pero prefiero pagarle antes que dormir en esta sala.

—Se aprovecha de los rumores de la zona. Extorsionador.

—Es verdad, pero lo mejor es descansar tranquilos —dice Ron, y Mac y Noe asienten con la cabeza.

Vuelven a hablar con el pequeño garhal, esta vez en el idioma común de casi todas las especies: el Elvorei.

—Denos una habitación,amable y noble señor —le dice Mac.

—Muy bien. En el piso de arriba están las habitaciones, aquí las llaves.(*)


NOTA: Es muy raro que los anfeliem no utilicen su idioma Haundeano para hablar entre ellos. Para comunicarse con todas las otras especies, el idioma Elvorei, la lengua común, es la pronunciada.


La habitación no era nada especial, pero para Noe podría haber sido peor. Toda de madera y bien iluminada, una gran cama circular en el centro, un ventanal con cortinas blancas, alfombra, y una mesita con un cajón para guardar.

—¡Como las posadas antiguas! ¡Esto parece un viaje en el tiempo! —exclama Ron alegre.

—Creo que es la cuarta vez en el día que comparas algo con la antigüedad —le reprocha Mac.

—Es que estas regionesson muy tradicionales. Al tener tanta historia respetan mucho las costumbres. Ymás afuera de las ciudades modernas. Y todavía más las especies conservadoras.

Sin prestar mucha atención a la conversación,Noe se acerca a la ventana y mira la extensa niebla en el bosque oscuro. Elcontraste con la oscuridad de afuera con la iluminación de adentro erainquietante. Pero más inquietante era saber que esa energía que había sentidoantes no desapareció del todo.

—Creo que voy a bajar por un trago —dice Mac mientras abre la puerta para salir– ¡Nos vemos al rato!

Ron se acerca a Noe y comienza a sentir esa Energía Negra que se encuentra en alguna parte en el bosque. Mira por la ventana la eterna oscuridad, y sin despegar los ojos del abismo le dice a Noe.

—Voy a recorrer la posada, por ahí hay alguna antigüedad interesante.

—Sí. En un momento los acompañaré. Solo quiero fijarme si veo algo.

Ron sale de la habitación dejando a Noe mirandopor el ventanal.

De vuelta en el salón principal, donde varios ya estaban borrachos, seguían gritando, jugando y haciendo apuestas, y los charcos y copas de cervezas se hacen presentes a cada paso, Mac se acerca a la barra a pedirle al cantinero un trago. Habían tantas botellas en un estante que no sabía que elegir. Tampoco sabía cuánto valía cada trago, pero no parecía haber una lista. Al lado del joven hay un pequeño Shorini bebiendo de una jarra que chorreaba un líquido de varios colores. Mac mira intrigado al pequeño humanoide marrón con orejas largas y grandes ojos, una barba fina azul que le llegaba a rodear el cuerpo, sentado sobre la barra debido a que no era más alto que un taburete.

Decidido, Mac pide lo mismo que está bebiendo el shorini.

—Tenga cuidado joven anfeli, ese trago es muy fuerte —le advierte el garhal.

—¡Ja! Ese trago no me conoce.

El cantinero agarra varias botellas y le preparael trago en una jarra. Con su bebida en mano y habiéndole echado varios sorbos,Mac comienza a escuchar las anécdotas de un grupo de cazadores cerca. 

—¡Miren esta preciosura! —el damnar que había mirado antes con desprecio a los anfeliem saca una piedra preciosa atada a un collar— ¡Es un auténtico Monroc! ¡La piedra más valiosa del Reino Calandri!

—¡¿Cómo la conseguiste?! —pregunta otro cazador sentado en la mesa.

—¡Cerca de un pueblo subterráneo en las profundidades de la Cordillera de Isun! En las más bajas cuevas de las montañas, donde moran las bestias más temidas para las sombras mismas, y las cavernas se convierten en horribles y pegajosas mazmorras que esconden tesoros de antaño, ¡lleno de criaturas que vigilan minas antiguas! Allí he cazado con mis grandiosas habilidades, ¡y he conseguido esta preciosura!

—¡Increíble!

—¡Un auténtico tesoro del oeste!

—¡Magnífico!

—¿Ah sí? ¡Pues mi anécdota es más sorprendente! —grita otro aventurero de especie Lexin: verde, con torso y brazos ambos delgados y largos, una cabeza parecida a un pulpo, y arrastrándose con varios tentáculos pegajosos— ¡He cruzado la frontera y me adentré en el Pantano de Enore, donde yace el Dragón Anfibio Elimare, ¡dueño de los ríos del sur y temido por los mejores marineros!

Todos se sorprenden al escuchar el nombre del dragón Elimare. La muchedumbre pregunta.

—¡¿Lo viste?!

—¡¿Lo encontraste?!

—¡¿Has visto su sombra en el agua?!

—No solo lo he visto,¡también lo he tocado!

—¡¡Ohh!! —exclaman todos.

—Pff, ¡yo luché contra un dragón en un río! —todos en la mesa voltean hacía la joven voz de Mac, parado y desafiando a las anécdotas de los aventureros. Toma el último sorbo de su trago y sigue hablando— Bueno, en realidad no era un dragón del todo, era más bien como una serpiente marina.

Deja caer la jarra vacía al piso. Luego del sonido metálico, una pausa se cultiva donde todos se quedan mudos por el atrevimiento del frágil y joven anfeli. Al segundo, las carcajadas comienzan a surgir.

—¡Pequeño anfeli! —dice entre llantos de risa el damnar— ¡Eres muy chistoso! Cualquier aventurero que se precie luchó contra un dragón, ¡al menos contra los más débiles! Así que todo aquel que ha luchado contra uno y no ha ganado, bueno, pues no debe llamarse aventurero ya que está en un lugar mejor.

—¡Así es! En un hospital de quemados.

—¡Oh, sí! Atienden muy bien ahí.

—Una vez me quemé con una olla y me dieron una golosina. Nunca pagué la primera cuota por atención y me fugué.

—¡Vuelve cuando tengas anécdotas interesantes, pequeño anfeli! —le reprocha el damnar, volteándose.

—¡Pero! —replica Mac— ¡Yo también soy unaventurero como ustedes!

—¿Ah sí? —lo cuestiona el lexin, acercándose con sus pegajosos tentáculos— Dime, ¿cuántas veces te has escapado de la EPS?

—¿De la EPS?, bueno, no cometí ningún delito como para que me persiguieran, así que...

—¡Entonces nada! No eres un aventurero ni mucho menos.

—¡Pero no hace faltaser un criminal repugnante para ser un aventurero!

Al terminar la frase todos los que estabanalrededor de Mac se voltean en silencio y clavan sus molestas miradas en él.Mac se da cuenta de lo que acaba de decir y tapa su boca con asombro.

—Más respeto, anfeli —le dice el damnar levantándose de su asiento, logrando imponer presencia con su robusta figura y una voz seria—. Algunos no tuvimos tanta suerte como otros. Y tu suerte se acaba cuando tenga ganas de cortarte en pedacitos con mi machete.

—No creo que el respeto se gane con suerte —le contesta Mac, desafiando al cocodrilo de casi tres metros.

—Joven, tienes razón, pero hablas desde una posición que no puedes entender porque no has vivido lo que todas las personas aquí han pasado para ganarse el respeto que se merecen. El respeto es una lucha constante, y no todos comienzan con las mismas armas para vencer.

—Respetar no escompetir. Es más importante el cómo se usa que con cuánto se empieza, ¿o no,delincuente?

La mirada del damnar enfureció, pero el ambientetenso fue cortado por el lexin que se abalanzó sobre Mac.

—¡Se acabó! —gritó— ¡Hay que sacarle las tripas y poner un nuevo menú en esta posada! ¡Tal vez así tu especie deje de ser un peligro para todos en esta región!

—¿Un peligro? —pregunta Mac confundido.

—¡Ja! Es normal que los de tu especie se comploten entre ustedes, ¡pero todos bien saben que los atentados y asesinatos en toda esta región y hasta las montañas del oeste lo provocaron anfeliem como tú!

Mac se queda callado unos instantes.

—Son rumores, no tenés pruebas.

—Por ahí si te arrancamos la cabeza ahora a ti y a los de tu especie salvaremos a toda esta región. ¡Miren todos! ¡Los criminales que no merecen respeto salvando a los inocentes! Y cuando dejen de reproducirse, estaremos todos en paz.

—¿Me habla de reproducción alguien que no puede diferenciar un tentáculo suyo con su pene? ¡Oh! Espera, tal vez sí, el tentáculo más pequeño es el miembro. Anotar.

Mac sonríe con arrogancia y varias carcajadasborrachas se escuchan de fondo. El lexin, de verde a rojo de furia, estira suslargos brazos para pegarle a Mac y este se prepara para luchar. De inmediato,el damnar grita:

—¡¡A cercar!!

Todos alrededor se alejan y corren las mesas y sillas, armando un espacio para que Mac y el lexin peleen, mientras los borrachos y apostadores comienzan a jugar y a gritar.

—¡Le apuesto 10 al flacucho!

—¿A cuál de los dos?

—¡Al mocoso!

—¿A cuál de los dos?

—¡Al que no es tan feo!

—¡¿Pero a cuál de los dos?!

—¡Apuestas! ¡Haga sus apuestas! ¡20 al lexin!

—¡15 al anfeli!

—¡Tráiganme una cerveza!

—¡Dense de puñetazos maldita sea!

Justo en ese momento, entre la euforia delpúblico y el salón convertido en un ring, Ron baja las escaleras y ve elespectáculo a punto de comenzar, con Mac en posición de pelea y el lexinarrastrándose con sus tentáculos, ambos caminando en círculo, mientras aumentala tensión antes del primer golpe.

—Ay no, ¿por qué lo dejé solo? —dice Ron arrepentido y agarrándose la cabeza.

—¡Ahora veras maldito anfeli! —habla con furia el lexin.

Éste se acerca para asentarle un puñetazo a Mac, pero lo esquiva y le pega una patada al lexin en su fino torso haciendo que se tambalee hacia atrás. El lexin estira sus tentáculos delanteros y agarra a Mac de la pierna haciendo que se caiga. Arrastra con sus tentáculos a Mac hasta debajo de su cuerpo, se endereza, y con sus largos brazos agarra el cuello del anfeli mientras este, debajo de todos esos tentáculos, intenta zafarse de esas extremidades gelatinosas que hacen presión junto a todo el cuerpo del lexin.

Por la escalera, y detrás de Ron, aparece Noesorprendida por todo el ruido que hay en la sala. 

—¿Pero que hay un torneo de ver quién no me dejadescansar o algo así? —dice y luego gira su cabeza hacia la pelea.

Su rostro se transforma y se agarra de la baranda de la escalera, casi como a punto de tirarse. Desesperada, salta los escalones hasta llegar al suelo y se abre paso entre todo el público.

Noe entra rápidamente a la escena envistiendo al lexin logrando que salga de encima de Mac, pero aun varios tentáculos lo tienen agarrado de las piernas y los brazos, por lo que el lexin, al alejarse por la envestida de Noe con todo su cuerpo, también arrastró un poco a Mac por el suelo.

—¡Criatura horrible! ¡Soltálo! —le grita Noe furiosa y preparada para cargar contra el lexin otra vez.

—¡Ja! ¿Así que dos contra uno, eh? ¡Vamos a ver si pueden venc...!

Ellexin chilla tan fuerte con un sonido agudo interrumpiéndose a sí mismo debidoa que Mac acaba de morderle uno de sus pegajosos y gelatinosos tentáculos. Lacriatura salta y se agarra su tentáculo mordido sollozando, y Mac aprovechapara escapar y ponerse de espaldas a Noe, ambos en posición de pelea.

—¡Esto se puso interesante! —grita Mac con alegría pero con la mayoría del cuerpo gelatinoso.

—¡Cuando terminemos haceme acordar que te pegue bien fuerte por idiota! —lo reta Noe.

—¿Ah sí? ¡Hace la fila, que acá hay varios antes!

—¡Cambio mi apuesta! ¡Doy 20 por los anfeliem!

—¿Valemos solo 20 Gots? —se queja Noe— ¡Tacaños!

—¡Yo también!

—¡No, no, no! ¡Cambios de apuesta con recarga de 10 y una pinta!

—¡Dense de puñetazooos! ¡Agh! —le agarran arcadas y vomita.

—¡Ahora sí, anfeliem!¡Me hicieron enojar!

El lexin se abalanza, listo para luchar contraMac y Noe. Todos se detienen y callan al escuchar el golpeo de un bastón sobrela madera repitiéndose una y otra vez como si estuviera dentro de las mentes delos presentes en el salón. El sonido no provenía de ningún lugar pero a la vezde todos, y pronto una voz de anciano habló.

—Cállense todos. Silencio.

Sin dudar, toda alma en la sala volteó a mirar hacia un rincón. En aquella esquina, solitario y sentado en un banquito de madera, había un anciano de especie Emer, un humanoide tapado por ropajes de mago, grandes y finas orejas caídas, una pequeña trompa arrugada inclinada hacia abajo, ojeras y una mirada triste y de antaño, inundada de recuerdos terribles y felices. Por supuesto, sostenía un bastón de madera con sus escuálidas garras con guantes, haciendo gran esfuerzo por concentrarse.

Frágil y senil, el anciano volvió a repetir.

—Silencio. Ya viene otra vez.

—Señor Tionkel —se acerca el garhal cantinero al mago—, ¿otra vez?

El anciano no respondió, y todos se preguntaron qué estaba sucediendo. En un instante, una presencia oscura se pudo sentir con mucha más fuerza.

—¿Sienten eso? —dice alguien entre la multitud.

—Sí.

Todos tratan de concentrarse para sentir.

—¡Noe! —la llama Ron, bajandola escalera— ¡Es esa misma Energía Negra de hace rato!

—Lo sé. Y se está acercando. 

En un segundo todos en el salón notaron como la luz de las lámparas comenzó a perder fuerza y el aire se oscureció poco a poco. Cuando la oscuridad fue total, los murmullos y el pánico comenzaron a generarse entre los cazadores y aventureros. La luz de las lámparas cambió a un azul oscuro, y afuera había tanta oscuridad como adentro del salón.

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