Capítulo 2
"El cuarto de juegos"
Jeon JungKook tragó saliva al oír eso.
--¿Cua... cuarto de juegos?
--Así es. --susurró el alfa y Jeon volvió a tragar saliva con dificultad. Su corazón se aceleró.
No era estúpido. Estaba en casa ajena. Un puto penthouse desde el cual podía ver su diminuto complejo de apartamentos aún más diminuto. Sus feromonas se dispararon en respuesta y su mente divagó a esa estúpida película que por error vió a sus diecinueve años en donde Christian Grey le mostraba un cuarto rojo a una tímida Anastasia Steele. La película, según su apreciación, fue una mierda, pero jamás olvidó las imágenes, incluso pudo verse a sí mismo desnudo y a ese alfa alto y guapo azotándole el culo con un látigo de cuero. No, no, no. Demasiada cerveza por esa noche.
Dejó su lata a un lado y miró al alfa. Este parecía tranquilo, con sus manos en los bolsillos y su camisa arremangada. Tan guapo que le ardieron los ojos.
--¿Y... si no me gusta?
--Estaré decepcionado, pero lo entenderé. No todos tenemos los mismos gustos. --respondió simplemente.
--Bien. En ese caso, llévame al famoso cuarto de juegos.
El alfa sonrió gustoso. --Vamos. --indicó, tomando la mano de su nuevo acompañante.
Se dirigieron a una segunda planta desde la cual se veía la sala y llegaron a un pasillo. Sacó unas llaves de sus bolsillos y tomó una de ellas en color negro que contrastaba totalmente con las del resto del manojo.
--Si te desagrada, si algo te incomoda, solo dilo, lo entenderé. --anunció el dueño de casa.
--Está bien. --respondió con la voz extraña. Sus manos temblaron un poco y volvieron a humedecerse de los nervios.
--Bien, aquí vamos. --el alfa ingresó la llave y la giró. La cerradura hizo un click y la puerta se abrió.
Lo primero que notó JungKook fue una luz roja que provenía de la habitación. Su corazón palpitó con más fuerza. Suspiró sonoramente y para su sorpresa el alfa también lo hizo. Ambos rieron nerviosos y el castaño finalmente abrió de par en par la puerta.
JungKook parpadeó un poco hasta que logró apreciar el lugar con mayor detalle.
Era un verdadero cuarto de juegos. Pero en serio, era un cuarto de juegos, con una mesa de billar, una mesa de Sky Hockey, un par de televisores, consolas de videojuegos, sillas gamer y escritorios con un par de computadoras. También habían unos juegos arcade y unas cuántas máquinas tragamonedas. A un costado un par de repisas llenas de figuritas coleccionables. En otra habían peluches de Pokémon y en otra de Mario Bros.
¡UN VERDADERO CUARTO DE JUEGOS!
Jeon quiso golpearse por mal pensar. Ya se había imaginado atado a una cama mientras era azotado por el alfa. Qué vergüenza.
--¿Y? ¿Qué piensas? --inquirió el alfa con expectación.
--Este lugar es... ¡INCREÍBLE! Es maravilloso, el sueño de cualquier soltero. Cuando grande quiero ser como tú, lo juro. Esto es perfecto y ¡mira! Un Snorlax de pisapapeles. Esto es espectacular, lo mejor de-
Ni siquiera notó en qué momento el alfa se había acercado tanto hasta el punto de besarlo. Un beso sencillo, uno de menos de un segundo, que lo hizo parpadear, pero electrocutarse al mismo tiempo.
--Lo-lo siento, lo siento, lo siento. Es que te veías tan bonito hablando de mi cuarto de juegos que yo-
JungKook se puso en puntitas y lo besó de vuelta, pero esta vez el alfa atrapó su cintura y lo mantuvo ahí por unos segundos más hasta que se apartaron, suspirando.
--Nos besamos... --susurró JungKook.
--Juro que no te traje aquí para eso. Sí, estoy medio borracho, pero sigo consciente.
--¿Sabes lo que haces?
--Lo hago.
--Entonces, bésame otra vez, hyung, que yo creí que este cuarto de juegos era uno de cosas BDSM y toda esa mierda.
--¿Eres sadomasoquista? O como sea que se llame.
--¡No! Pero me lo imaginé, tal vez se deba al alcohol.
--¿Qué te imaginaste exactamente? --preguntó bromeando el alfa y se cruzó de brazos.
JungKook resopló, pero aún así se atrevió a mirar al hombre precioso frente a él y con sus manos rodeó su cuello. Nerviosamente el alfa atrapó su pequeña cintura.
--Yo me ví desnudo, recostado sobre tus muslos mientras me azotabas el culo con un látigo de cuero. --contestó y una vez que lo vocalizó enrojeció con furia.
El alfa se sorprendió y extrañamente sintió una corriente subirle por el cuerpo.
--No sé hacer esas cosas, pero si me lo pides, podría hacerlo. No tengo ningún látigo, pero podría usar mis manos. --sugirió, sintiendo sus orejas arder.
--Solo bésame, hyung. --pidió el menor y se acercó. El alfa acortó aún más la distancia y se besaron. Esta vez con más pasión. Sus lenguas se encontraron y Jeon gimió bajito en la boca del castaño.
Se encaminaron a tropezones a un sofá y se recostaron ahí para seguir besándose.
--¿Vamos... a hacerlo? --preguntó el alfa en un momento, a la vez que el omega mordía su oreja.
--Creo que sí. ¿Tienes condones?
--No lo recuerdo. Po-podría buscar en mi habitación, creo que me han regalado algunos cuando voy de viaje.
--¿Nunca compras? ¿A cuántos omegas has traído aquí además de mi?
--Eres el primero que pisa este lugar en los cinco años que llevo viviendo aquí.
--¡¿En serio?! No te creo.
--Lo juro.
--Pero, ¿por qué? Eres jodidamente guapo y sensual y tu aroma a café y a makgeolli de uvas es atrayente.
--Porque soy aburrido. Eso dijo mi última novia hace seis años antes de dejarme. Ni siquiera recuerdo como se siente tener sexo.
--Yo... perdí mi virginidad y al día siguiente descubrí la traición de mi ex y mi hermana. Al parecer somos dos almas patéticas que se encontraron.
--No eres patético, eres adorable.
--¿Lo soy?
--Lo eres y amo tu olor a azucena y durazno. --dijo con una sonrisa dulce.
JungKook le devolvió la sonrisa, aún algo mareado.
--Busca esos condones, vamos a hacer esta mierda.
--Bien. --el alfa tomó la mano del intrépido chico y lo sacó del cuarto de juegos.
Por el mismo pasillo, al fondo había una habitación a la vista. No tenía puerta, el lugar era abierto y espacioso y una cama gigante con un cobertor gris se ubicaba justo en el centro. A un costado había un habitación que al parecer era el closet y por el frente estaba el baño, el cual tenía una ducha que era transparente, todo de vidrio templado.
Se acercó un poco a inspeccionar y notó que la ducha lanzaba chorros de agua por todas partes y en su mente aseguró que ahí se le limpiaría hasta de los pensamientos más impuros.
JungKook sintió algo extraño recorrerle el cuerpo y sin pensarlo tanto comenzó a desnudarse, tirando sus prendas de ropa por el lugar, justo cuando el alfa había ido a buscar los famosos preservativos.
El castaño llegó hasta la cama y recién ahí notó que el omega estaba dándose una ducha y quedó aturdido con la vista. Ya había olvidado lo que era presenciar de cerca un cuerpo desnudo y ese azabache era perfecto.
Se acercó a pasos pequeños y golpeó la puerta transparente.
--¿Puedo... entrar? --casi rogó y a JungKook le causó gracia que el dueño de casa le pidiera permiso a él, aunque luego entendió que claro, el hombre era dueño del lugar, mas no de su cuerpo. Así que asintió y antes de que el castaño comenzara a desnudarse, abrió la puerta y lo tomó de la corbata para besarlo.
El alfa probó el agua, el chapstick de cereza y el durazno en la boca del omega. Sorbió un poco, embriagándose aún más que con el alcohol que había consumido esa noche y se desprendió con algo de dificultad de sus ropas que por acción del agua se le habían pegado al cuerpo. Depositó en una repisita los preservativos de empaque anaranjado y continuó desnudándose hasta quedar como la Luna lo había traído al mundo.
La pareja se separó un poco, aún agitados por el beso. Ambos sintiendo la excitación subir hasta cubrir cada rincón de su cuerpo.
--Estoy usando lentillas... me arderán los ojos si sigo aquí dentro. --dijo el castaño parpadeando.
--Entonces, vamos a la cama. Hagamos un desastre en ella. Trae los condones.
El omega fue el primero en salir, meneando un poquito el trasero y recostándose sobre su estómago en el cobertor gris de la gran cama.
El alfa tomó la cajita y casi corrió e incluso se resbaló un poco al intentar salir. Llegó hasta donde el omega y subió sobre él, recostado su pecho en la espalda del menor y su miembro descansó entre los glúteos del azabache.
--Estás... mojado.
--Pues, sí. Acabo de... salir de la ducha.
--No. Estás mojado como... una chica.
Jeon al principio no entendió y al final tampoco.
--¿A qué te refieres?
--Es la... primera vez que haré esto con un hombre, no creí que sería tan...
--¿Traumante? --preguntó decepcionado.
--Excitante. Lo siento incluso mejor. Eres tan hermoso y tu piel es muy suave, ¿puedo tocarte? Quiero tocarte, déjame to-
--¡Ya hazlo! Por favor.
--¿Cómo lo hago?
--Usa... usa tus dedos... Tienes que... Eso... Justamente eso...
No era tan difícil, el alfa introdujo un tímido dedo índice ayudado por aquel lubricante incoloro que derramaba el joven omega entre sus nalgas.
JungKook abrió sus piernas y el alfa mordió un poco su hombro y lamió la parte trasera de su cuello, a la vez que se restregaba en su torneada y perfecta anatomía.
El alfa usó otro de sus dedos y comenzó a escuchar un chapoteo. Se sentía apretado y resbaladizo.
Ninguno de los dos se habría imaginado nunca que ese día acabaría así. Los dos algo borrachos, pero a punto de tener sexo luego de tanto tiempo.
El omega se arrodilló y se apoyó en sus manos sobre la cama quedando dispuesto ante el alfa y este tomó uno de los preservativos con algo dificultad y lo deslizó por su miembro palpitante.
--Así no. Gírate, déjame verte, quiero ver tus ojos. --dijo el alfa y el azabache obedeció, se volteó y sonrió contagiándolo. El castaño dio una última mirada al bonito cuerpo frente a él, pasó las yemas de sus dedos por su torso e ingresó lentamente en él.
--Oh, joder, duele... --JungKook cerró los ojos y apretó sus dientes. Hizo un puño con las sábanas debajo de él.
El alfa se apoyó en sus antebrazos y se acercó a los labios del azabache para lamerlos y chuparlos. Liberó sus feromonas para calmar el dolor del azabache quien respiraba agitado.
--¿Ya la metiste?
--Vo-voy en la mitad.
--Jodido alfa... en serio la tienes grande.
--Lo siento. Me saldría, pero ya casi entró toda.
--No, sigue, sigue... Libera feromonas, eso ayuda mucho.
El alfa acató y liberó aún más de sus feromonas, JungKook se sintió dopado. No pudo evitar sonreír y hasta solto una risita.
El castaño se acomodó un poco más entre las piernas del omega y se movió lentamente sobre él. Sintió que cada centímetro de piel se le erizaba ante la sensación. No recordaba el sexo así tan... placentero, tan jodidamente delicioso. Ese omega lo apretaba bien. Olisqueó su glándula y se deleitó con el aroma de la azuzena y el durazno. Lamió esta y probó su sudor. Era miel, literalmente era miel. Hasta la olió definitivamente olió la miel.
--Hueles a miel... --soltó de repente.
--¿Puedes... oler mi tercer aroma?
--Hasta lo siento en mi paladar. --aseguró.
El omega lo miró embobado mientras era dulcemente embestido por él. Lo tomó por la nuca para acercarlo y olfatear su glándula. La lamió y percibió el leve picor de la menta.
--Menta. Eres café, makgeolli y menta.
Los ojos del alfa brillaron y se tornaron celestes. Embistió con fuerza y gruñó.
--¡Ah! Detente... ¡duele! ¡Oh! Jodido alfa... No pares o te... mato... --amenazó finalmente Jeon. Estaba siendo empalado de manera bestial por ese hijo de su madre, sin embargo su punto de placer estaba siendo deliciosamente presionado. Así que así se sentía... era maravilloso, su miembro palpitó en señal de apoyo.
El alfa arrugó la nariz y la frente y sudor recorría por sus sienes. Por la Luna, el alfa era soñado, ¿cómo pudieron dejarlo? Jeon jamás sería así de estúpido, ¿o sí?
De repente, el castaño tomó el abandonado, pero erguido pene del omega y comenzó a bombearlo. JungKook se estremeció un poco y cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación exquisita de ser tocado por otras manos que no fueran las suyas propias. Esta vez disfrutaba del doloroso placer.
--Alfa... me voy... me voy a correr... ¡Joder! Sí, sí... Ay, que rico... Aaaaah... --violentamente, el azabache se fue derramando sobre su propio vientre, el alfa restregó su mano sobre el abdomen fornido de su amante y lamió su palma, saboreándolo con lujuria.
¿En serio ese omega sabía a miel? Definitivamente había bebido demasiado.
--Omega, tu... cuello. --Demandó.
--N-no. Alfa, no... espera, no lo hagas...
El alfa gruñó molesto por no poder marcar a ese bonito y deliciosamente apretado omega, pero sería paciente.
Se formó el nudo. Un nudo que ni él sabía que podía formar. Hasta llegó a creer que era defectuoso, así que se sintió feliz. De a poco fue ingresando en el omega quien se quejó un poco con esta nueva intromisión y cuando entró completamente se corrió dentro del condón y el omega volvió a sentir ese hormigueo y posterior orgasmo.
Fue explosivo. Y casi cósmico. Y para no morder al omega, decidió besarlo, porque además él lloraba por el dolor.
Fue suave y muy íntimo, como si se conocieran de siempre. Como si llevaran varias vidas juntos.
El alfa lamió sus lágrimas y besó su rostro con ternura.
--¿Estás bien, bonito?
--¿Que si estoy bien? ¡Me partiste el culo! --el alfa lo miró con preocupación. --¡Por supuesto que estoy bien! Me corrí dos veces... Aah. Estuvo increíble.
El alfa no pudo evitar carcajearse.
--Me asustaste, creí que te había hecho daño.
--Y probablemente lo hiciste, pero ¿acaso hay algo mejor que no poder caminar luego de tener sexo? Al menos mis amigos dicen que no. Ahora será mi turno. --respondió contento. --¿Cuánto tiempo toma que baje el nudo? Quiero hacer pipí.
--Ya está bajando... --Efectivamente, el nudo ya se había deshinchado y el castaño salió del chico.
Se puso de pie, tomó otro preservativo y lo ayudó a bajar de la cama. El omega cojeó un poco, pero realmente parecía contento. Ambos fueron al baño y mientras el omega orinaba casi tarareando una canción, el alfa se quitaba el preservativo y se ponía otro.
El azabache tiró de la cadena y se giró para ser nuevamente atacado por el alfa. Esta vez en la ducha.
Luego fue en la cama, después en la cocina y finalmente en el jamás usado jacuzzi.
Después de eso volvieron a la cama, la cual efectivamente estaba hecha un desastre, la acomodaron un poco y durmieron abrazados, como si llevaran años de casados.
Y, al amanecer, el omega se paniqueó al despertar entrelazado con un desconocido. Como pudo, se removió, se puso en pie, se vistió adolorido, tomó sus pertenencias y salió del lugar sin poder creer lo que había ocurrido durante la noche.
*Hasta la próxima semana, sweeties 😘
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