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20

El viento que pegaba en su cara era tan estúpidamente helado, que por un segundo consideró desistir.

Al apenas salir por la puerta, la sensación de estar desprotegido lo tomó tan pronto que la piel se le erizó totalmente.

Inhaló, lento y profundo, armándose de valor  y sabiendo perfectamente el camino.

Solo tenía que caminar recto por esa senda marcada en el suelo, en dirección opuesta a la luna.

Y al volver seria tan simple como seguirla de vuelta, ¿No? Tampoco iba a tardarse tanto.

Cuando llegaron ahí fue en cuestión de minutos, claro que fue debido a la adrenalina del momento, pero aún así tampoco tardaría mucho.

Se llenó de coraje para dar inicio, muy lentamente lejos de la cabaña, pero mientras más la veía hacerse pequeña, más rápido iba, deseando poder regresar pronto.

Cuando se dió cuenta que ya estaba lo suficientemente alejado, hasta le dieron escalofríos. Analizando el cielo que se nublaba, Yoongi concluyó que debía ser más rápido.

Con la poca luz de la noche, comenzó a caminar observando el suelo detenidamente para conseguir ese condenado álbum y alimentos.

¿Desde cuándo le jodidos interesaba tanto algo material que no sea arroz y fideos? Por supuesto que la comida era crucial, pero le dolía inevitablemente perder sus recuerdos.

Tonto Jimin y sus tontos coqueteos que lo tenían confundido todo el día. Lo culpaba a él.

Por supuesto que no fue decisión propia, era  Jimin quien le guardaba tanto cariño a las fotos, no él. Para nada, solo era la culpa de perderlo consumiendolo lentamente.

Pero estaba bien, al encontrarlo solo tenía que seguir la tonta luna (que de hecho, según recuerda estaba detrás suyo) de vuelta a la cabaña... Y nada habría ocurrido.

Todos contentos.

De pronto, sintió  sus zapatos golpeando ligeramente un objeto en el suelo, y reconoció el sonido al instante. Yoongi casi pega el grito al cielo de alivio, claro, eso haría si no estuviera en medio de un bosque, a oscuras, en un mundo donde existían monstruos que querían comérselo.

Lo tomó, sintiéndose aliviado al instante. Estaba intacto, le cayó algo de polvo pero seguía bien, los paquetes de comida estaban sellados y a unos metros más estaba el álbum.

Se giró por detrás para retomar hacia la cabaña con una sonrisa bastante orgullosa, la cual decayó en un instante.

Juraba que era detrás de mí. Eso pensó, tan confundido al toparse con un cielo oscuro, ¡Solo habían pasado unos minutos! ¿Tan desorientado era por la noche? Por eso, incluso si era la mejor opción, Yoongi prefería no salir mucho por las noches.

Dios, de verdad era un idiota. Se sentía tan confundido, la luna era su mayor punto de referencia.

Se giró hacia todos lados, hasta que al fin vió aquella esfera algo amarillenta, a su costado izquierdo.

El viento helado le hizo sufrir otro escalofrío de los fuertes, se abrazó a sí mismo sintiéndose muy inseguro y con un cosquilleo extraño en el estómago, cuando comenzó a caminar tras la luz.

Sin embargo, tan solo dió unos pequeños pasos cuando pisó una rama, el lugar era tan silencioso que casi le hizo eco, y Yoongi quedó quieto con una mueca. Al ir no se sintió tan desprotegido como lo estaba en ese momento.

Presentía que estaba tomando la decisión equivocada, sus ojos felinos volvieron a dirigirse hacia la luna, y el viento ululó contra su oído fuertemente, cuando lo vió.

La luz se movió un poco.

Casi se le detiene el corazón, con los orbes dirigiéndose hacia el cielo oscuro un segundo y descubriendo que no había ninguna estrella, estaba totalmente nublado.

No había ninguna luna, eso no era la luna.

Retrocedió lo más lento que pudo, pero incluso con eso, ya había hecho ruido. Mucho ruido.

Casi se le va el aire cuando notó que aquella esfera parecía hacerse más y más grande, se estaba acercando.

Lo que sea que cargue esa luz, lo descubrió.

No era momento de seguir siendo sigiloso, Yoongi retrocedió bruscamente, sujetándose con mucha fuerza a todos sus objetos para no dejarlos caer de nuevo.

Casi a tropezones, Yoongi no dudó en correr directo a donde siempre creyó que era el camino correcto.

Definitivamente debía ser demasiado idiota...

Yoongi sentía que le corrían las lágrimas, ni siquiera oía los pasos detrás suyo, el corazón le iba a salir por la boca, iba a vomitarlo de ser eso posible.

Si moría realmente no iba a valer la pena todo esto, ¿Verdad?.

Sus pies dolían, aun tenia las uñas rotas por esa mañana, como si miles de clavos picaran su carne constantemente cada que daba pasos fuertes impulsandose al frente.

Otra vez las ramas rasgaban su cara y debía protegerse de ellos abriéndose camino bruscamente, reconociendo por donde debía cruzar casi por instinto.

Justo cuando llegó, volteó para atrás rápidamente y agradeció que esa cosa dejó de seguirlo hace ya mucho tiempo.

No había rastro de ninguna luz.

Lo que sea que lo haya estado siguiendo no pudñ verlo, aun cuando debía ser gigante, y sus pasos no se oían.

No dudó un segundo en meterse dentro, casi estrellando la puerta, lo que si acabó estrellándose fue su espalda sobre la madera cuando se deslizó hasta caer el suelo.

Su respiración parecía fallar incluso si seguía inhalando escandalosamente.

-¿Y-yoongi...?-Esa voz casi hace que se le detenga el constante bombeo de su corazón, Yoongi se sujetó con fuerza al álbum, admirando entre la oscuridad los ojos de Jimin, lo único que brillaba en él eran sus lágrimas fluyendo sin parar, estaba empapado-¡Yoongi!

De pronto lo tenía encima, apretandolo en un fuertisimo abrazo y sollozando sin parar en su cuello.

Si antes no podía respirar, ahora menos. Aunque incluso así, Yoongi se permitió por fin sentirse cálido y seguro, cerrar los ojos, solo relajarse hasta ser incapaz de mover un músculo por el cansancio.

-¡¿Dónde carajos estabas?!-Jimin le aplastó sus mejillas con las palmas, en pánico total mientras él apenas acababa de procesar todo lo que pasó en esa noche-¡Dime! ¿C-cómo... Se te ocurre desaparecer así? E-estás loco.

Yoongi le dedicó una mirada perdida y confundida, apretando el álbum contra su pecho y dejando la comida a los costados-Yo... Se perdió.

Casi no volvió con él, justo así como se lo imaginaba Jimin.

-¡¿Crees que esto vale lo suficiente?! ¡D-debiste decirme maldito desquiciado!-El castaño le palmeó el pecho con suavidad a pesar de la impotencia que reflejaban sus ojos rojizos e inflamados, sorbiendo la nariz-No t-tienes idea de cómo me sentí, al despertar y no encontrarte... C-creí-Creí que no iba a verte de nuevo nunca más.

-Se suponía que no ibas a enterarte...-La realidad es que Yoongi todavía se sentía en shock. Por eso, sus ojos lucían perdidos y tenía una expresión extrañamente neutra-Realmente te afectó.

Pero Jimin no podía entenderlo, verlo así de calmado solo generó más impotencia.

-¿Puedes dejar de asumir que soy fuerte?-El cuello de su camisa estaba siendo apretado, el pálido sintió a Jimin sujetar con mucha fuerza mientras se inclinaba contra él-No lo soy. Tengo mucho miedo, y tú nunca ayudas...

Yoongi inhalo lentamente cuando se alejó, tenía la pupilas dilatadas por la oscuridad y al fin, el castaño pareció comprender lo que le ocurría cuando descubrió sus temblorosas manos aferrándose al álbum, a pesar de esa expresión que daba la ilusión de vacío-¿Qué viste ahí?

No fue indiferente de cómo esa pálida piel se erizó totalmente.

-Nada-La voz le salió milagrosamente, bastante cansada y ronca, casi como un susurro-Quiero... Dormir.

Jimin decidió que ya tuvieron suficiente, se limpio las lágrimas y movió la cabeza en un sí, apartandole los cabellos negros de su rostro-Bien.

Aunque intento ponerlo de pie, las piernas de Yoongi no respondían, así que lo subió a su espalda, consciente de cómo apoyaba la mejilla contra su nuca-Vamonos de aquí, mañana.

-Eso haremos-Aseguró, quitándole el álbum de las manos que le colgaban a los costados.

-No quiero seguir aquí...

Jimin se asegura de acostarlo delicadamente, sintiéndolo aferrarse a él casi automáticamente.

-Pedazo de idiota... Se supone que deberías ser tú quien me consuele por desaparecerte-Murmuró, con la boca fruncida.

Yoongi se le oculta en el pecho, detrás de la espalda tiene el álbum como si fuera un tesoro invaluable.

Jimin se encarga de acariciar lentamente sus omóplatos tensos durante toda la noche, sintiendo el insomnio ajeno hasta casi la salida del alba.

Se mantuvo despierto, oyendo sus pesadillas extrañas.

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