"Debe haber una cabaña cerca"

Y así es como acabaron ahí. La cabaña no estaba tan dentro del bosque, por suerte.

Jimin conocía muy bien la zona, según él, pertenecía a amigos de los guardabosques, antes iba junto a sus amistades a acampar allí.

-Esto está lleno de polvo-Yoongi agitó un poco la mano, cubriéndose la nariz y dejando caer las mochilas en la zona donde el castaño limpió-Es horrible.

-Tenemos suerte de habernos abastecido justo antes de entrar-Comenzando a sacudir todo lo que pudiera, con las ventanas abiertas aprovechando la luz del sol, Jimin quería tener la mayor comodidad posible-Tendriamos más si tan solo me hubieras hecho caso-

-¡Tú debiste decirme desde un inicio por qué esa cosa te asustaba tanto!

Jimin mordió el interior de su mejilla con molestia, pero le dió la razón, y asintió-Me equivoqué.

Yoongi se tuvo que tragar el gruñido, por alguna razón pensó que iba a echarle la contraria y entonces los dos iban a descargar sus frustraciones en una discusión. Pero Jimin era tan dulce y él tan inadaptado a la socialización, todo por haberse empeñado durante años a no convivir.

No quería dejar que por una idiotez discutieran, sería la epítome de su gran estupidez.

Se acercó a él con ojitos de arrepentimiento. El encuentro con esa cosa lo había dejado más desequilibrado de lo normal, y las uñas de sus pies destrozadas doliendo cada que deba un paso no ayudaba-Sí, bueno... Yo tuve que escucharte cuando dijiste que teníamos que rodear el edificio. Lo siento.

Jimin le dió una palmadita en el hombro acompañado de sonrisas suaves. Así que, fue tranquilo donde las mochilas.

Acarició al pobre Holly, disculpándose en silencio por sí lo había lastimado al cargarlo. Comenzó a sacar algunas provisiones para sacar un poco de inventario.

Su tranquilidad se fue por la borda tan pronto como buscó en sus propias pertenencias.

El álbum, ¿donde estaba su álbum?.

Y la comida.

La comida.

Mierda, debió caersele mientras corrían, recordaba perfectamente haberlos puesto en el bolsillo de tamaño mediano.

Cuando metió la mano ahí, se dio cuenta de que se había roto, justo en esa zona. Todo, todo se perdió en el camino.

¿Cómo iban a sobrevivir solo con la diminuta bolsa de arroz que Jimin guardó?, se supone que le había encargado a él cuidar todos los animales, y no pudo siquiera con eso.

Ni hablar del álbum, esa mierda era muy importante, no estaba seguro de si Jimin lo veía como lo hacía Yoongi, fue un regalo pensado únicamente para él, algo que podían compartir para guardar recuerdos estúpidos.

¿Tan fácil se escapó todo de sus manos?

Buscó y buscó de nuevo, incluso entre las pertenencias de Jimin, pero ahí solo estaban las cámaras, algunas frutas y semillas. Por supuesto, después de todo, habían acordado que sería Yoongi quien cargará con lo demás, el castaño confío ciegamente en que iba a cuidarlo bien.

Con nerviosismo, en encontró a sí mismo mordiéndose la yema de los dedos. Lo peor de todo es que una tormenta se acercaba.

¡Se iba a arruinar!.

-Mira, aquí hay un sótano. Será seguro dormir aquí.

-Eh...-Yoongi tenía la boca abierta mirando hacia la ventana, el atardecer ocurría tan rápido que sentía su garganta cerrándose-Oh, sí... sí.

No quería perder la comida, ni el álbum. ¿Cómo saldrían saludables de ese bosque si siquiera tenían nada para recuperar la energía?.

-¡No te quedes ahí, ayúdame!

El pálido se peinó sus cabellos que le caían en el rostro y hizo una mueca, viendo los ojos lindos de Jimin asomándose escaleras abajo, en el sótano.

Estuvieron allí, toda la tarde hasta que la noche llegó. El lugar quedó tan impecable, que a la hora de encender las luces casi le pareció hogareño.

Se permitieron iluminar todo lo que quieran, después de todo, estando en el sótano se sentían mucho más seguros de que nadie ni nada los vería.

-¿Crees que... se regeneran comiendo personas?-En cuanto se atrevió a susurrar eso, notó que los gestos de Jimin cambiaban totalmente, incluso el color se perdía de su rostro-¿Crees que por eso lo hacen?.

-Yo...-Lo vió cubrirse el rostro, frotando y finalmente apretar los dedos contra sus gruesos labios-No quiero pensar en eso.

Aun así, no debía ser muy funcional para ellos, acababan pudriéndose...

Yoongi detuvo sus pensamientos cuando escuchó a Jimin levantándose bruscamente y corriendo escaleras arriba. También lo hizo por reflejo y fue detrás suyo, asegurándose que nada esté mal.

Sin embargo, el castaño se encerró en el baño y lo único que escuchó después, fueron arcadas y más arcadas.

Cuando intentó entrar a acompañarlo, notó que estaba cerrado con traba-¡Jimin! No hagas esto, necesito asegurarme de que estés bien.

No hubo respuesta, a duras penas lograba percibir las inhalaciones y arcadas del otro lado de la puerta.

Pasados los minutos acabó dándose cuenta que era inútil seguir ahí, se rindió y volvió al sótano, con un vaso de agua, pañuelos húmedos y la cena. Su cabeza no dejaba de dar vueltas en todo lo que quedó tirado en el camino.

La tormenta parecía que iba a tardar más de lo normal, el viento era fuerte y helado, pero todavía no llegaron las nubes.

De pronto volvió a oír pasos pesados bajando lentamente, era Jimin, que volvía. Su rostro tenia un color rojo intenso por el esfuerzo y gotas de sudor le corrían lentamente.

-Esta noche solo prepare arroz, si tienes el estómago delicado es mejor que comas liviano.

Excusas. Literalmente solo tenía eso.

-Gracias...-Cuando el chico se sentó a su lado, Yoongi se acercó con gran rapidez, encargándose de limpiarlo con el paño y darle el agua-Hoy... Quiero dormir temprano.

Así que, no charlas por la madrugada.

Yoongi asintió, sirviendo la comida y acomodando las mantas que se toparon en la habitación del lugar, por suerte las sacudieron antes de usarlas. Pero era seguro que para el día siguiente habría que limpiarlas.

Después de cenar, Jimin se encontró enredandose con las sábanas hasta la cabeza para cubrirse de las luces, aún así, él pálido se encargó de apagarlas todas tan pronto como se dispuso a descansar.

De verdad necesitaban todo lo que perdió de nuevo.No iban a sobrevivir sin eso.

Con un suspiro, comenzó a caminar escaleras arriba, admirando desde un pequeño hueco en las persianas por la ventana.

Veía la luna asomándose, era claro que pronto se iba a nublar y la idea de su álbum y alimentos destruido lo ponía más y más ansioso.

Se mordió el labio inferior, con los ojos inquietos dirigidos al sótano.

Tenía que conseguirlos de vuelta.

Y se murió