
10
Comenzaron a movilizarse muy temprano por la mañana.
Después de algunos días pensando y pensando, Yoongi se encontró cayendo en el sitio donde su cabeza estuvo dando vueltas sin parar desde que Jimin se lo propuso: Aceptar la pequeña aventura e ir en busca de alguna esperanza tonta.
La realidad es que ya se imaginaba a sí mismo aceptando, lo sabía, que iba a hacerlo eventualmente. Era difícil pensar en sí mismo rechazando la oferta, dando media vuelta y despidiéndose de ese chico, como hizo fríamente durante los primeros meses en los que el mundo se puso de cabeza.
Si, bueno, a excepción de algunos compañeros de escuela con los que se topó, comenzó a rechazar la presencia de cualquier persona, y las que llegó a encontrarse mucho después no le generaban ninguna conexión especial.
Jimin era distinto. Quería estar en su compañía y pasar los días, aunque sean algo desolados.
Tenerlo cerca fue como abrir los ojos y sentir que estuvo viéndolo todo de una manera bastante gris, y le gustaba divertirse.
Despejó los pensamientos admirando el amanecer, en esta ocasión se tintaba de un tono rosa y coral.
Escuchó un bajo "click", se volteó a admirar como Jimin tomó una foto del paisaje. Solo pudo dedicarle una sonrisa muy pequeña.
Siguió su camino directo al frente, era un pequeño pasillo entre edificios, a los cuales les crecían verdes enredaderas llenas de flores silvestres. Yoongi no podía dejar de pensar, en que nunca antes se fijo en esos detalles, que se veian ciertamente atrayentes.
Destructivo, pero hermoso.
Entonces, justo cuando ese diminuto pasillo se acabó, su vista se detuvo a su costado derecho y como un relámpago impactando en todos sus nervios y músculos, Yoongi se impulsó hacia atrás con un agudo grito que casi le destroza la garganta.
Jimin por reflejo lo sostuvo por detrás estirándolo con una dolorosa fuerza, la adrenalina picando sus venas, hormigueando tanto que apenas podía sentir sus dedos presionando sobre los labios ajenos.
Yoongi estaba temblando erraticamente, la mano izquierda del castaño se detuvo justo sobre su pecho, el castaño tambien lo sentía tan errático tratando de ocultarse tras los edificios, sea lo sea que haya visto.
Sea lo que sea aquel ser con el que se haya topado.
Se mantuvieron sin mover un músculo, ocultos de cualquier vista. El pálido se giró contra él, ambos acurrucándose sentados contra la pared. Podía sentir la hirviente respiración ajena muy cercana, de alguna forma Jimin se sentía acorralado en la esquina con Yoongi casi encima, era una sensación asfixiante y para lo único que servían sus extremidades, eran para rodearlo y esconderse en su pecho pálido.
Estaba muy asustado. Aunque intentara actuar con lógica y no dejarse llevar, solo deseaba soltar sus lágrimas de terror.
No se esperaba algo así, no la reacción de Yoongi, no en ese momento.
Lo arruinó, arruinó su momento de paz. Ese tipo de sucesos siempre acababan golpeándolo duro con la realidad, en un solo segundo pudo ocurrirle algo a Yoongi.
Lo abrazó con fuerza, apretando los párpados. No escuchar nada solo hacia crecer su inmente ansiedad, los dedos del chico se hundieron entre su cabello castaño para consolarlo.
Yoongi tenía los músculos tensos y una expresión paralizada, como si el susto fuera tanto que le era difícil reaccionar.
Minutos pasaron hasta que sintió cada extremidad débil por el pánico y la tensión. Yoongi se quiso alejar un poco y aunque trato de sujetarlo, no tenía las fuerzas suficientes. Aún así, él no se apartó, simplemente terminó acomodado para verlo al rostro-Hey... ¿Estás bien?-Le susurró, muy quedito, casi sin voz. Cuando los dedos pálidos le sujetaron las mejillas, Jimin se entregó inclinando el rostro para asentir-No hay movimiento. Creo que debería ver el perímetro, ¿Me dejas?.
Solo cuando lo jaló un poco por las muñecas cayó en cuenta de que sus dedos estaban casi clavados a su torso. Un poco avergonzado por su descontrol, suaviza el agarre pero no lo deja ir-Es demasiado...
-Esa cosa no se movió, no haré nada peligroso-Yoongi trató de darle una sonrisa tranquilizadora, porque podía entender perfectamente su estado delicado. Él, muchas veces se vió aterrado, oculto en sitios oscuros y soltando lágrimas en silencio del puro pánico, estando tan solo-Volveré en un segundo.
Jimin volvió a negar-Solo espera un poco más. Por favor...
Ah, mierda. No quería dejarlo ahí lidiando con su inquietud sin nadie más. Incluso Holly estaba acurrucado contra sus pies-Bien, no me iré. Respira.
Acabo acomodándose a su costado, sosteniendole la mano que se sentía helada y sudorosa al mismo tiempo. Yoongi le permitió recostar la sien contra su hombro, sin decir absolutamente nada más. Esperando, y esperando, pero para el alivio de ambos nada ocurrió.
-Quédate aquí-A duras penas, el pálido se obligó a levantar su pesado trasero del suelo, aunque sintió un pequeño tirón inseguro solo le guiño un poco el ojo para robarle una sonrisa.
En realidad sus piernas estaban como gelatina, con un nudo en la garganta y una sensación de pesadez en los brazos. Pero al menos alguien tenía que fingir ser valiente y salir.
A pesar de todo, Yoongi lo sintió detrás suyo. Se aseguró de dar pasos pequeños y casi de puntitas, acercándose cada vez más y más al final del pasillo.
Cuando asomó un ojo, casi sale su corazón nuevamente, pero pudo procesarlo con mejor razonamiento y se mantuvo quieto.
Era una cabeza esquelética gigante, pero estaba agrietada, y restos de su cuerpo esparcidos por el suelo. Cubierto totalmente de enredaderas y algunas flores azuladas.
-Esta cosa no está viva-Aunque esas eran sus palabras, Yoongi encontró divertido lo mucho que se empeñó en hablar con susurros hacia Jimin, que automáticamente lució iluminado de alivio.
-Dios, nunca vi la cara de uno tan de cerca-El castaño se acercó, pisando las formas esqueléticas, específicamente las que parecían haber sido dedos en su momento-Los militares ya debieron limpiar este lugar hace años.
Yoongi estaba de acuerdo. Se acercó un poco más, sintiendo una sensación de terror e inquietud al fijarse en aquellos huecos oscuros y los dientes rotos, manchados con cosas que prefería no saber. Tenía una grieta gigante que iba desde su mandíbula hasta el centro de la cabeza, sus extremidades esparcidas como si hubiera sido bombardeado.
Decidió que el contraste entre ese monstruo y la vida que creció sobre él era interesante. Así que sacó la cámara y apuntó directamente para tomar una foto.
Luego, siguieron su camino (con más cuidado que antes), con Yoongi sujetando débilmente la muñeca de Jimin durante todo el rato.
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