Sentí la puerta de la entrada de la casa abrirse, y luego escuché la voz cantarina de Jimin —¿Yoongi hyung? ¿Minsoo? ¿Dónde están? —lo sentí caminar por el pasillo hasta llegar al living, había seguido los pétalos de rosas que dejé en el suelo —¿Qué...es todo esto?

El pasillo de rosas terminaba justo en el centro del living, donde estaba yo con las manos en la espalda, observé a Minsoo, quien estaba en una esquina con mi cámara grabando todo el momento, él me hizo una seña de asentimiento con la cabeza, me estaba concediendo el permiso para lo que planeaba hacer.

—Park Jimin —me acerqué a él, le quité los lentes de sol que estaban sobre sus ojos grises para poder verlos con claridad. Su cabello ahora era castaño, había decidido dejarlo descansar del tinte hace bastante tiempo —Eres el amor de mi vida.

Él me miraba sin entender nada, sus ojos expresaban confusión, venía recien llegando de una sesión fotográfica de la empresa para la cual comenzó a trabajar luego de graduarse, y lo que menos esperas al llegar a casa es encontrarte con un camino de rosas en el suelo. Aquello era muy de película romántica, pero yo tan solo era un hombre enamorado.

Coloqué una de mis rodillas en el suelo y abrí la caja azul que tenía entre mis manos, el anillo era plateado, con un hermoso diamante justo en el centro, un anillo de promesa digno de él —¿Te gustaría ser mi esposo? Prometo cuidarte, respetarte...

Él no me dejo terminar, se agachó a mi altura, dejando caer sus bolsos y juntó nuestros labios en una hermosa sincronía, lo sentí sonreir contra mi rostro, estaba feliz —¡Hyung...por supuesto que sí! —gritó. Me tomó el rostro y pude observar el tinte rojo que se apoderó de sus hermosos ojos ceniza, nada en él era distinto, seguía teniendo la misma transparencia y la misma energía —Usted también es el amor de mi vida. ¡Por supuesto que quiero ser su esposo!

Reí únicamente por los nervios, saqué el anillo de la caja y se lo calcé en su dedo anular con cuidado, la argolla encajó perfecto, la idea de Minsoo de hacerlo a medida había funcionado bastante bien.

—Es precioso... —dejó caer las primeras lágrimas, pero se las enjugó rápidamente —Está muy lindo —volvió a abrazarme y me llenó el rostro de pequeños besos, pasarían los años y este recuerdo quedaría guardado en mi cámara, grabado por alguien que no es mi hijo biológico pero que aprendí a amar y cuidar como tal.

—¡Yo quiero ser el padrino! —gritó Minsoo con emoción. Era el más feliz cuando le conté que le propondría matrimonio a su tío.

Ambos reímos con alegría —Yo prefiero que estés conmigo sosteniendo los anillos —le dije mientras ayudaba a Jimin a levantarse del suelo. Lo atraje hacia mi cuerpo, vivíamos juntos hacia muchísimo tiempo, pero este era un paso más en nuestra relación.

—Mm...tampoco es mala idea —Minsoo se acercó a nosotros y también nos abrazó.

—¿Todo esto lo planearon ustedes? —preguntó Jimin. Acarició los cabellos de Minsoo y dejó un beso en ellos. Adoraba a su sobrino.

—Sí, pero Yoongi hyung estaba que se moría de los nervios —el mocoso río y yo negué con la cabeza. —Yo pensé que en cualquier momento se iba a desmayar.

—No seas exagerado.

Jimin me observó, divertido —Viniendo de usted lo creo posible, hyung.

—Suficiente de hacerme bullying por hoy —dije disolviendo el abrazo —¿Qué cenaremos para celebrar que Jimin me dijo que sí?

Minsoo fue hasta la cámara y paró la grabación, había aprendido bastante bien a como usar una grabadora profesional, lo mejor de todo es que el interés había nacido de él, expresaba un gusto genuino por la fotografía, y yo estaba feliz de enseñarle todo lo que sabía. —Yo opino que podríamos ir a un restaurante mañana a la hora de almuerzo.

Jimin recogió los bolsos que dejó caer y los colocó sobre un sillón —Eso lo dices solo para saltarte las clases, pero no funciona conmigo, niño.

Minsoo gruñó por lo bajo. Yo me consideraba una persona astuta, pero él demostró ser mil veces más inteligente que yo —Podríamos ir mañana en la noche —dije —Con Minsoo pasamos a recogerte de tu trabajo en el auto y luego vemos un restaurante. Podemos decirle a Haewon también.

Jimin asintió —Me gusta el plan. Ella estará feliz por la noticia.

Nuestra familia era un tanto distinta a las demás, Minsoo no era nuestro hijo, Haewon era su madre pero no vivía con él. Habíamos sido solo nosotros tres durante muchísimo tiempo desde que llegamos a USA, hasta que ella pudo salir de la cárcel e integrarse de a poco en nuestras vidas. Minsoo la adoraba por el simple hecho de ser su madre, pero aún así nos veía a nosotros como sus cuidadores principales.

Cada corazón roto que ha tenido nos lo ha dicho a nosotros, si algo le duele, corrimos a una clínica con él arriba del auto, sea la hora que sea, si necesita algún material para el instituto, Jimin o yo se lo compramos. Haewon está bien con eso, entiende que no se ganará la confianza de su hijo de la noche a la mañana, pero aún así no deja de hacer el intento, y Minsoo jamás se ha cerrado a tener una relación de madre e hijo con ella. Jimin siempre le explicó como fueron las cosas, desde que era un retoño y quedó a su cuidado.

Luego de que Minsoo desarmara el trípode y fuera a guardarlo a la habitación que usábamos como oficina cada vez que necesitábamos hacer algo, yo me acerqué a Jimin y lo abracé por detrás, dejando un beso en su cuello —¿Tienes alguna idea de lo que te gustaría para nuestra luna de miel? —le pregunté. A diferencia de cuando estábamos en Corea, el dinero ya no era un problema, tanto Jimin como yo ganábamos bastante bien, ahora que él comenzó a trabajar como modelo, ganaba incluso más que yo.

—Mm...me gustaría ir a una cabaña —sostuvo mis manos a la altura de su vientre y descansó su cabeza en mi mejilla —Algún lugar donde podamos relajarnos, lejos de la ciudad.

—¿Que te parece Suiza? —pregunté, he visto que tiene pasajes hermosos, llenos de montañas y naturaleza.

El sonrió —Es una buena opción —se giró solo un poco y me besó la mejilla —Cualquier lugar donde vayamos juntos estará bien, hyung.

Nuestra casa tenía tres habitaciones y dos baños, una gran cocina y un living espacioso, pero Jimin tenía razón, cualquier lugar estaría bien siempre y cuando estuvieramos juntos.

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