34| Segundo círculo del infierno
Cuando salí del baño luego de haberme dado una ducha rapida y colocado ropa para dormir, encontré a Jimin mirando por la venta de mi habitación que daba hacia la calle —Por fin Minsoo se quedó dormido, hyung. Había olvidado lo difícil que era lograr eso —murmuró divertido.
Yo sonreí y me acerqué a su cuerpo por detrás, colé mis manos por debajo de su remera para sentir la piel suave de su torso. Descansé mi mejilla sobre su cabeza y me permití disfrutar de su olor dulce —Al menos ya está contigo otra vez y no en un hospital.
—Eso es verdad —bajé mis labios hasta su cuello, dejando un beso en aquel lugar, Jimin rio divertido y se giró, dejándome ver sus mejillas sonrojadas y el color ceniza de sus ojos, una combinación hermosa, casi divina.
Subió sus brazos hasta mi cuello y acercó sus labios, la fricción que creaba su cuerpo junto al mío me hacía entrar en calor demasiado rápido, sentía la piel de mis manos ardiendo bajo el tacto de su cintura. Necesitaba un poco más de lo que el podía darme, y sé que el se dio cuenta y que incluso comenzó a sentir lo mismo que yo.
Bajé su pantalón de pijama, sintiendo de inmediato la erección contra la cual estaba luchando —Hyung... —susurró afligido cerca de mi oído —Yo nunca...
Lo separé de mi cuerpo para observar su rostro —Sí te pregunto si eres virgen sé lo que me dirás —le respondí también en sususrros, sin quitar mis manos de su cadera —Que es una construcción social.
—Lo es.
Sujeté su mano y lo llevé hasta la cama, hice que se recostara boca arriba mientras le quitaba la remera que traía puesta, dejando su cuerpo a mi completa disposición. Ya lo había visto infinitas veces, tenía millones de imágenes suyas guardadas en mi computador, pero jamás imaginé estar viviendo este momento, tocarlo con lujuria era un límite que no me había atrevido a sobrepasar hasta ahora.
—Entonces déjame tomar tu construcción social —comencé bajando mi boca por toda la extensión de su torso, dejando besos humedos y deleitándome con la suavidad que ofrecía. Empecé a oír los suaves y quedos gemidos que dejaba escapar, incluso eso era una melodía perfecta. Separé sus piernas y me acomodé entre ellas, todo en Jimin era simplemente arte, no entendía como podía existir un ser humano así.
Besé y mordí el interior de sus muslos mientras con una mano subía y bajaba por toda la extensión de su pene, me costaba coordinar algunos movimientos, porque en lo que respecta a dar placer a otro hombre, yo también era un novato, sin embargo, de cierta forma estábamos aprendiendo juntos.
—Hay lubricante... —un gemido se atravesó en su camino y le cortó la respiración —En el bolso negro.
Entendí de inmediato a que se refería. Me bajé de la cama y rebusqué en el bolso que me dijo, sonreí divertido al darme cuenta de que el lubricante estaba nuevo, él sabía que esto terminaría sucediendo tarde o temprano.
Volví a la cama e hice que se girara, coloqué una almohada debajo de su pelvis para dejar su trasero semi levantado. Hunté dos de mis dedos con lubricante y los acerqué a su entrada. Comencé haciendo círculos, sin entrar, viendo cuanto aguantaba.
—Puede tomar mi construcción social —gruñó por lo bajo al sentir el primer dedo ingresar como un intruso —Siempre y cuando...después no se arrepienta de haberlo hecho con un hombre.
Me incliné sobre su cuerpo y besé cada célula de su espalda mientras entraban y salían ambos dedos, dilatándolo despacio para algo más. En ese momento descubrí que sus gemidos quedos eran una adicción para mis oídos —Me enamoré de ti, Park Jimin, jamás me arrepentiré de algo.
Pasé mi otra mano por debajo de su cuerpo y dejé que la mordiera. Bajé mis pantalones para acomodarme sobre él sin aplastarlo, alineé mi pene en su entrada y comencé a empujar despacio, abriéndome paso y dándole tiempo para que se acostumbrara. Sentía la presión que ejercían sus dientes sobre mi mano, sin embargo, no llegaba a lastimarme. Aquello solamente me produjo más excitación.
Empujé un poco más mientras con la otra mano afirmaba su cadera —Si necesitas que pare, solo dímelo —su cavidad estaba demasiado estrecha, pero aún así mi miembro pudo entrar por completo. Besé su cuello mientras iniciaba un lento vaivén, saliendo solo un poco y volviendo a entrar.
—Un poco más...~ —pidió bajito. Yo solamente sonreí e hice lo que me pedía, aumenté el ritmo del vaivén, sintiendo como poco a poco dejaba de estar tenso para dar lugar a unos suaves temblores, los cuales suponía, se debían a que estaba tocando su punto de exitación —Hyung...no se detenga, justo ahí~
Sostuve su cadera con ambas manos y aumenté un poco más el ritmo, viendo impresionando como su trasero engullia mi pene por completo y luego me dejaba sacarlo para repetir la acción.
—¡Ah~! —me volví a inclinar y tapé su boca con una de mis manos, me preocupaba que Minsoo escuchara algo, a pesar de que su habitación quedara en el otro extremo. Mantuve el mismo movimiento de estocadas hasta que comencé a sentir el movimiento errático de su cuerpo.
—Me encantas —susurré contra su oído —Me volví adicto a ti —guió mi otra mano hasta su pene y me indicó que subiera y bajara. Al cabos de unos segundos siguiendo ese ritmo, la espalda de Jimin se arqueó contra mi torso y su pene tuvo leves espasmos, estaba teniendo un orgasmo sobre mi mano y era simplemente increíble, explícito y real.
Lo dejé terminar sin salir de su interior, sintiendo el ligero temblor debajo de mi cuerpo, disfrutando el calor de su piel y lo fascinante que era estar de esta forma con él —¿Necesita ayuda para correrse? —me preguntó casi arrastrando las palabras.
—No... —recorrí con la palma de mi mano toda la extensión de su cintura y parte de su muslo interno manchado con semen. Retomé las embestidas suaves, y oírlo gemir nuevamente fue suficiente para acabar en su interior, luego de que él alcanzara el orgasmo, era extremadamente sencillo hacerlo yo —Solo quería que disfrutaras, que tu primera vez se sintiera bien.
Salí de su interior con cuidado de no lastimarlo, tendría que ir al baño a limpiarme, pero primero necesitaba asegurarme de que él estuviera bien. Me tendí junto a Jimin en la cama y observé su rostro avergonzado. Juntó nuestros labios y los movió con tranquilidad, deseo e infinito amor, ambos estábamos con el corazón latiendo a mil por hora, empapados en sudor y fluidos íntimos, pero la sensación había sido tan gratificante, que todo lo demás pasaba a segundo plano.
—Todo está bien —interrumpió el beso y me observó —Estuvo increíble. Pensé que sería...un poco más traumante la verdad.
Aquello me hizo reír —Hasta hace un tiempo yo creía que me iría al infierno si alguna vez llegaba a hacer esto.
Eso nos hizo reír a ambos. —Entonces nos vemos en el segundo círculo del infierno, hyung —dijo haciendo referencia a la descripción del inframundo que presentaba Dante su obra la divina comedia.
—Entonces...¿no estuvo tan mal? —pregunté para asegurarme, y a cambio recibí una sonrisa traviesa.
—Nada mal la verdad —apoyó su mano sobre uno de mis pectorales y volvió a acercar sus labios, tenerlo cerca era como jugar con una lámpara de fuego, no te percatabas el momento en que te hacia entrar en calor y necesitar más de su calidez —Incluso...podríamos repetirlo, dicen por ahí que la práctica hace al maestro.
—¿Y por qué no?
Lo besaría una y mil veces, de aquí hasta mi último aliento. Incluso, lo buscaría en cada uno de los círculos del infierno hasta dar con él otra vez, porque Jimin era mi pase directo al pecado y a la lujuria. Él era un trocito del Hades que me hacía sentir vivo.
⭐️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro