24| Por favor, prométamelo
—Entonces, volviendo al inicio— rodé los ojos, esta ya era como la tercera vez que me hacía repetía la misma historia —el señor Jungkook llegó ebrio al departamento y se colocó violento con...el señor Park Jimin ¿no? Y usted intentó separarlos y luego comenzó la discusión ¿correcto?
Asentí, distraído, intentaba buscar a Jimin con la mirada pero no lo encontraba por ninguna parte, luego de que nos sacaran del departamento, cada uno fue llevado con un oficial distinto para ser interrogado fuera del edificio, la persona que me llevó a mi se presentó como el oficial a cargo de la operación Kim Hwan. Estábamos al costado de algo que parecía ser una van policial bastante grande, no entendía porqué tanta parafernalia para tres personas que nisiquera tenían un arma en las manos.
Por más que intentara colaborar y enfocarme en respodner las preguntas que me hacían para esclarecer la verdad, el dolor en mi costado no hacía más que empeorar con cada movimiento que yo efectuaba, y después de unos minutos no pude mantenerme en pie, sentía mis piernas débiles y la falta de aliento estaba haciendo estragos en mis pulmones —Necesito sentarme —murmuré entre dientes, desesperado por conseguir algún lugar, pero incluso la van estaba cerrada.
—¿Se siente bien? —me preguntó el oficial, dejando su cuaderno con el que tomaba notas de lado y sujetándome de los hombros al ver que yo me sostenía el costado y respiraba de forma errática.
—No. Cuando me empujó, la punta del sillón se enterró en mis costillas, y ahora me duele —me afirmé de la van e intenté respirar con normalidad, si me concentraba lo suficiente, el dolor se disipaba un poco, pero no lo necesario. Observé como el oficial Hwan se llevaba la radio a los labios y pedía una ambulancia de forma urgente. No queria ir a parar a un hospital, pero sabia que necesitaba hacerlo —No se mueva de aquí, iré a buscar algunas cosas.
Tampoco es que pudiera hacer mucho en mi situación, no podía caminar bien, ni respirar sin sentir que me apuñalaban el costado con pequeñas pero gruesas agujas. Mucho menos pensaría en huir si habían oficiales caminando y vigilando por todas partes, casi como si hubiese sido una escena del crimen.
Las personas curiosas eran otro problema, se amotinaban alrededor de la cinta perimetral que colocaron los policías, solo para poder ver más de cerca qué es lo que ocurría, sin embargo, yo no encontraba a Jimin por ninguna parte, me seguía cuestionando quien habrá llamado a la policía, lo más probable es que hayan sido los mismos vecinos al escuchar todo el alboroto que causamos.
Al cabo de un rato, pude ver como Jungkook se rehusaba a entrar a la patrulla, se intentó escapar con las esposas en las manos y tuvieron que reducirlo entre dos oficiales para inmovilizarlo y obligarlo a subir en la parte trasera del auto policial. Incluso desde afuera podía escuchar sus gritos, donde decía que él no hizo nada, pero todo aquello es mentira, por su impulsividad y poco control con el alcohol es que estamos metidos en este lío.
—¡Yoongi hyung! —me giré como pude hacia donde venía la voz y vi a Jimin correr hacia mi desde la otra esquina de la calle, mi corazón por fin se pudo tranquilizar al saber que él estaba bien —Estaba preocupado por usted—. Me rodeó en un abrazo un tanto fuerte y yo siseé de dolor al sentir que su brazo pasaba justo por mi costado.
—Lo siento mucho, no quise lastimarlo —retiró sus manos con cuidado y se las llevó a los labios, aquello me partió el alma, Jimin jamás podría lastimarme, esperaba alguna vez poder hacérselo saber.
—Está bien, tranquilo —mi cuerpo adquirió un leve temblor, sabía perfectamente que nada estaba bien conmigo, pero no podía preocuparlo más de la cuenta. —¿Cómo estas tú? ¿A dónde se llevaron a Jungkook?
Pero él ignoró todas mis preguntas, otra cosa parecia importarle más —Hyung, por favor, no cierre los ojos, ellos dijeron que la ambulancia ya viene en camino —observé que sus ojos se cristalizaban. Llevó sus manos hasta mis mejillas y sentí el contraste de temperatura, ahí entendí que mi presión estaba demasiado baja, no es posible que estuviéramos en verano y yo tuviera tanto frío al punto de llegar a temblar. Jimin se había dado cuenta de eso primero que yo, quizás que aspecto tenía.
—Jimin...—mi vista empezó a colocarse un poco borrosa y el aire comenzaba a escasear en mis vías aereas —Eres hermoso.
Él soltó una leve risa, pero se vio más como un llanto ahogado de preocupación —No diga esas tonterías ahora, hyung.
—No son tonterías, es la verdad —murmuré intentando sonreír.
El oficial Hwan volvió y traía consigo una manta térmica en las manos. Abrió la van, me ayudó a sentarme dentro y me cubrió con la manta de la mejor manera que podía sin llegar a lastimarme más de lo que ya estaba, yo solo escuché que le dijo a Jimin algo de que esperarían cinco minutos más, o me llevarían ellos.
El dolor cada vez iba cada vez más en aumento y el escalofrío de mi cuerpo no cesaba, ni siquiera con la manta sobre mis hombros. Sentía la mano de Jimin sujetando las mías y dejando leves caricias en ella, él estaba inquieto —No te preocupes, estaré bien —le susurré para intentar tranquilizarlo, Jimin acercó su frente a la mía y dejó un beso en mis labios. Un poco de sangre que había en mi pómulo se quedó impregnada en la punta de sus cabellos rosas.
—Por favor, prométamelo —no podía ver el gris de sus ojos debido a la oscuridad, sin embargo, su rostro seguía siendo igual de hermoso, intenté responderle, intenté decirle que se lo prometía, que todo iba a estar bien, pero tenía demasiado sueño y frío, y la van proporcionaba un ambiente cálido, ideal para cerrar los ojos y dejar de pensar en el mundo exterior.
Aún así, intenté luchar contra mi propio cuerpo para mantenerme despierto, pero fue en vano, y lo último que escuché antes de quedarme dormido, fueron las sirenas de la ambulancia que se acercaba.
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